Jeremías  50 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 46 versitos |
1 Palabras que dirigió Yahvé a Jeremías, profeta, acerca de Babilonia y de la tierra de los caldeos:
2 Anunciadlo a las gentes, pregonadlo, alzad bandera, publicadlo, no lo calléis, decid: “Babilonia ha sido tornada, avergonzado Bel, vencido está Marduk, confundidos sus ídolos, abatidos sus dioses,
3 Pues del septentrión avanza contra ella un pueblo que hará de su tierra soledad, en que no habitará nadie; hombres y ganados huyeron, desaparecieron."
4 Entonces, en aquellos días, vendrán los hijos de Israel, y con ellos los hijos de Judá. Seguirán su camino llorando y buscarán a Yahvé, su Dios.
5 Preguntarán por el camino de Sión, vuelto hacia ella su rostro: “¡Venid y liguémonos con Yahvé con pacto eterno, que no se olvide jamás!”
6 Rebaño descarriado ha venido a ser mi pueblo. Sus pastores le extraviaron y le hicieron vagar por los montes. Anduvieron de monte en collado, se olvidaron del aprisco.
7 Cuantos los hallaron los devoraban, y se decían sus enemigos: “No hay delito en ello, porque han pecado contra Yahvé, sede de la justicia y esperanza de sus padres, Yahvé.”
8 Huid de en medio de Babilonia, de la tierra de los caldeos salid. Sed como machos cabríos a la cabeza del ganado,
9 porque he aquí que voy a suscitar y lanzar contra Babel un conglomerado de grandes naciones procedentes del norte, que se aprestarán contra ella, y desde allí será conquistada. Sus saetas, como de guerreros adiestrados, no volverán de vacío.
10 Y será dada Caldea al pillaje, y se hartarán todos sus despojadores, oráculo de Yahvé.
11 Aunque os alegréis y os regocijéis,' despojadores de mi heredad; aunque saltéis como novilla sobre la hierba y relinchéis como sementales,"
12 grande será la confusión de vuestra madre, la vergüenza de la que os engendró. Será la última de las naciones, desierto, aridez y estepa.
13 La ira de Yahvé la dejará deshabitada, la convertirá en soledad; cuantos pasen por Babel se espantarán, y silbarán por todas las magullaciones."
14 Aprestaos contra Babel en sus contornos cuantos tendéis el arco. Combatidla, no escatiméis las saetas, porque pecó contra Yahvé.
15 Lanzad gritos contra ella alrededor; entrega su mano, caen sus pilares, han sido arrasados sus muros. Es la venganza de Yahvé. Véngaos de ella, haced con ella como ella hizo."
16 Exterminad de Babel al sembrador, al que empuña la hoz en tiempo de siega: Ante la espada devastadora, cada uno se volverá a su pueblo, cada uno huirá a su tierra.
17 Israel es una oveja dispersa; leones la dispersaron. Primero la devoró el rey de Asiría; luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le quebró los huesos."
18 Por eso así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que castigaré al rey de Babel y a su tierra, como castigué al rey de Asiría.
19 Y haré volver a Israel a sus pastizales, y se apacentará en el Carmelo y en Basan, se saciará en el monte de Efraím y de Galaad.
20 Entonces, en aquellos días — oráculo de Yahvé — ”e buscará la iniquidad de Israel, y no se hallará; los pecados de Judá, y no se encontrarán, porque yo seré propicio a los que queden."
21 Sube contra la tierra de Meratáyini y contra los habitantes de Pecod. ¡Mata a espada y extermínalos, oráculo de Yahvé, y haz cuanto yo te he mandado!
22 Estruendo de guerra en la tierra, inmensa ruina.
23 ¿Cómo ha sido roto en pedazos el martillo de toda la tierra? ¿Cómo ha venido a ser Babel horror entre las gentes?
24 Soy yo quien te ha tendido la red, y has quedado presa, ¡oh Babel! sin que te dieses cuenta. Estás tomada, has sido apresada, porque provocaste a Yahvé.
25 Yahvé abrió sus arsenales, ha sacado las armas de su cólera, porque tenía un quehacer el Señor, Yahvé de los ejércitos, en la tierra de los caldeos.
26 Venid desde los últimos confines contra ella, abrid sus graneros, (haced de ella montones como de gavillas y destruid, que no quede nada.
27 Matad todos sus toros, que vayan al matadero. ¡Ay de ellos! les llegó su día, el tiempo de su castigo.
28 Rumor de tumulto de los fugitivos, de los que escapan de la tierra de Babel, anunciando en Sión la venganza de Yahvé, nuestro Dios; la venganza de su templo."
29 Convocad contra Babel a los arqueros, a cuantos entesan el arco; cercadla, que no escape nadie; retribuidla según sus obras, haced con ella como ella hizo, pues se irguió contra Yahvé, contra el Santo de Israel."
30 Por eso caerán sus jóvenes en sus plazas, y todos sus hombres de guerra perecerán aquel día.
31 Heme aquí contra ti, insolente, oráculo del Señor, Dios de los ejércitos. Ha llegado tu día, el día de tu castigo.
32 Vacila la insolente, caerá, y nadie podrá levantarla. Yo pegaré fuego a sus ciudades, que consumirá todos sus alrededores.
33 Así dice Yahvé de los ejércitos: Los hijos de Israel viven en la opresión, y con ellos los hijos de Judá. Cuantos los hicieron esclavos, los retienen, y rehusan soltarlos.
34 Pero su redentor es fuerte; su nombre es Yahvé de los ejércitos. El sabrá defender su causa, para dar reposo a la tierra y confusión a los habitantes de Babilonia."
35 ¡Espada contra los caldeos — oráculo de Yahvé — y contra los moradores de Babel, contra sus grandes y contra sus sabios!
36 ¡Espada contra sus mentirosos adivinos, que serán tenidos por necios! ¡Espada contra sus hombres de guerra, que se llenarán de pavor!
37 ¡Espada contra sus caballos, y contra sus carros, y contra todas sus tropas auxiliares, que están en medio de ella, que se harán como mujeres! ¡Espada contra sus tesoros, que serán saqueados!
38 ¡Espada contra sus aguas, que se secarán! Porque es tierra de ídolos y se glorían por sus espantajos.
39 Por eso se convertirá en cubil de fieras y chacales, en morada de avestruces. Y no será más habitada, ni poblada por siglos.
40 Como destruyó Yahvé a Sodoma, a Gomorra y a las ciudades vecinas, no habitará hombre en ella, ni morará en ella hijo de hombre.
41 Ya viene del norte un pueblo, una nación grande; muchos reyes se alzan de los confines de la tierra."
42 Empuñan el arco y el venablo, son crueles y sin piedad. Su estrépito es como el mugido del mar; montan caballos, vienen con todos los pertrechos de guerra contra ti, hija de Babel."
43 El rey de Babel ha recibido la noticia, se le han caído los brazos, es presa de la angustia y de dolores, como de mujer en parto.
44 Vedlos, se lanzan como leones que suben de los boscajes del Jordán a los pastos siempre verdes. En un momento los hago partir y establezco allí a quien me place. ¿Pues quién como yo? ¿Quién me pedirá cuentas? ¿Quién es el pastor que podrá oponérseme?
45 Oíd, pues, los designios de Yahvé contra Babel, sus planes contra Caldea. Irán conducidos por lo más ruin del rebaño, y a su vista los pastizales se asombrarán.
46 Al rumor de la conquista de Babel temblará la tierra; sus ecos repercutirán en las naciones."

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Introducción a Jeremías 

Times New Roman ;;;;
Jeremías.

Introducción.

Vida del Profeta.
Jeremías (en heb. Yirmeyahu: Yahvé exalta?) aparece en la introducción histórica a sus oráculos como hijo de Releías, del linaje de los sacerdotes que habitaban en Anatot, 1 la actual Anata, a unos cuatro kilómetros al nordeste de Jerusalén, camino del desierto, que era también la patria del sumo sacerdote Abiatar, 2 a cuya familia sacerdotal podía pertenecer el profeta. Cuando era aún muy joven, en el año 13 del reinado de Josías (627 a.C.), fue llamado al ministerio profético, 3 que ejerció durante los reinados de este rey y de sus sucesores Joacaz (609), Joaquim (609-598), Joaquín o Jeconías (598) y Sedecías (598-586); y aún sobrevivió a la catástrofe nacional del 586 a.C. Su vida fue muy agitada, ya que tuvo que sufrir en los vaivenes de la política después de la muerte del piadoso rey Josías (609). Durante el reinado de éste, colaboró extraordinariamente en la reforma religiosa emprendida en 622-621, cuando fue hallado el libro de la Ley en los cimientos del templo. Su vida, en este sentido, es paralela a la de Isaías, que un siglo antes había prestado auxilio moral en la reforma religiosa emprendida por el también piadoso rey Ezequías (727-698).
Bajo el rey Joaquim (609-598), el profeta de Anatot tuvo que sufrir mucho, en primer lugar de sus propios conciudadanos de Anatot 4; y en Jerusalén, por recriminar la impía conducta del pueblo, fue encarcelado 5; y por anunciar la ruina de la ciudad, los sacerdotes quisieron atentar contra su vida, siendo librado de la muerte por algunos príncipes que recordaron la profecía de Miqueas sobre la destrucción de Jerusalén.6 En el año 604 (año cuarto del reinado de Joaquim) dictó sus oráculos a su amanuense Baruc, y los leyó al año siguiente públicamente en el templo. Por orden del rey Joaquim - indignado porque Jeremías le echaba en cara su impiedad y tiranía - fueron quemados7; pero Jeremías los volvió a dictar a Baruc. 8 Más tarde fue encarcelado, como traidor, por orden del rey Sedecías (597-587). 9 Fue libertado después de la toma de Jerusalén por los babilonios (586), quedando por algún tiempo dedicado a la consolación de los vencidos y a la reconstrucción religiosa y nacional del país en colaboración con el gobernador Godolías, nombrado por Nabucodonosor. Pero la facción ultranacionalista asesinó al gobernador, huyendo a Egipto, llevándose por la fuerza al profeta, el cual continuó allí su obra de exhortación a la penitencia. 10 Según la tradición judaica, Jeremías fue lapidado en Egipto por sus compatriotas, a los que recriminaba su pésima conducta . Según una tradición menos fundada, Jeremías fue llevado por Nabucodonosor a Babilonia después de haber conquistado Egipto en el 566 a.C. 12

Índole temperamental del profeta.
En el profeta Isaías hemos indicado como características de su temperamento la virilidad, serenidad y aplomo ante las situaciones críticas, como consecuencia de ser un hombre reflexivo y aun cerebral, con pocas concesiones a lo afectivo. Jeremías es, al contrario, un hombre de temperamento afectivo y aun tímido, el cual, sin embargo, tuvo que afrontar situaciones mucho más críticas que su antecesor Isaías. A pesar de su natural retraído y solitario, el profeta de Anatot, con la gracia divina, supo mantenerse firme y enérgico cuando llegaba la hora de la intransigencia. A pesar de tener un profundo amor hacia su pueblo, Jeremías tuvo que predicar el sometimiento a Babilonia, apareciendo como traidor a la causa nacional. Esta fue su gran tragedia; fue tan amarga su misión, que muchas veces, llevado de su natural, protesta ante Dios por haberle obligado a soportar una carga superior a sus fuerzas y que está en contra de sus sentimientos. 13 Quiso orar por la salud de su pueblo, y Yahvé se lo prohibió 14; quiso callar sus oráculos de exterminio sobre Jerusalén, pero no podía, porque le ardían como fuego en su interior. 15 Varias veces, en medio de esta lucha psicológica, se atrevió a quejarse de Yahvé. 16
Su misión era la de destruir, arrancar, arruinar y asolar, levantar, edificar y plantar17; debía ser el contrastador de la conducta de su pueblo, 18 el portavoz de la ira de Yahvé, anunciando la destrucción, 19 mientras que él, dulce y tranquilo por temperamento, hubiera deseado anunciar cosas agradables al pueblo oprimido 20. Fue durante su vida un signo de contradicción, 21 objeto de las burlas de sus contemporáneos. Hubiera querido huir al desierto para vivir tranquilo. 22 Dios es su seductor, por haberle obligado a aceptar una misión para la que no se siente con fuerzas. 23 Pero no puede menos de seguir los impulsos de su Dios: Tú me sedujiste, ¡oh Yahvé! y yo me dejé seducir. Tú eras el más fuerte, y fui vencido. Ahora soy todo el día la irrisión, la burla de todo el mundo. Siempre que les hablo tengo que gritar, tengo que clamar: ¡Ruina, devastación! Y todo el día la palabra de Yahvé es oprobio y vergüenza para mí. Y aunque me dije: 'No pensaré más en ello, no volveré a hablar en su nombre', es dentro de mí como fuego abrasador, que siento dentro de mis huesos, que no puedo contener y no puedo devorar. 24
Su misión es la de ser un signo constante de contradicción: Soy objeto de querella y de contienda para todos. A nadie presté, nadie me prestó, y, sin embargo, todos me maldicen. ¿Soy yo culpable? ¿En el tiempo del infortunio no te rogaba por el bien de los que me odian?25 No caben palabras más elocuentes para describir la tragedia íntima de Jeremías, la paradoja de una vida entregada a una misión que contrariaba a sus afectos más íntimos. Toda su vida fue un sufrimiento continuo por la incomprensión, el escepticismo, la ironía sangrienta. A pesar de todo, sentía que Yahvé, aunque su seductor, era también su refugio y su fortaleza, 26 Por eso, en medio de las contrariedades prosigue su tarea de profeta, de centinela de los intereses espirituales de su pueblo, anunciando el peligro, pero, al mismo tiempo, la era mesiánica, que será el gran contraste con las angustias e incomprensiones de sus compatriotas. 27
En ningún profeta aparece tan clara la vocación divina al ministerio profético como en Jeremías, ya que la labor que se impone en nombre de Dios está en total contradicción con su temperamento, retraído, afectivo y pacífico. Los Santos Padres presentan al profeta de Anatot como el tipo doliente de Cristo, que es incomprendido de sus compatriotas y sufre por la ceguera de su pueblo. Hasta su misma vida de celibato le asemeja al Maestro de Nazaret. Pero, naturalmente, el tipo difiere mucho del antitipo, porque en Cristo no se dan los desahogos airados de Jeremías, que llega en algunos momentos a desear el castigo de sus enemigos. 28 Es la diferencia del hombre puramente hombre y el Hombre-Dios.

Ambiente histórico.
A Jeremías le tocó asistir a la mayor tragedia de su pueblo, la catástrofe del 586, en que tuvo lugar el colapso nacional de Judá como consecuencia de una equivocada política nacionalista contra el invasor babilonio. Por ello, los últimos años de la vida del profeta no pudieron ser más agitados, ya que tuvo que hacer frente a la facción egiptófila, que postulaba una resistencia a ultranza contra el coloso caldeo. En 625 había muerto Asurbanipal (668-625), el monarca más grande de Asiría, que había logrado llegar con sus tropas hasta Tebas, en el Alto Egipto. Después de él, el general caldeo Nabopolasar logró liberar a Babilonia del yugo asirio, inaugurando así su reinado (625-605). Los viejos sueños de Merodacbaladán contra Senaquerib se van a cumplir ahora, cuando el imperio asirio, gastado, entra en su ocaso. Los medos, por su parte, caen sobre el nordeste del imperio asirio a las órdenes de Ciáxares, y, al no poder tomar la ciudad de Asur, se alian con el rebelde Nabopolasar de Babilonia en el sur. El pacto fue sellado por el matrimonio del hijo de Nabopolasar, llamado Nabucodonosor, con la hija del medo. Después de infructuosos ataques aislados contra Asur y Nínive, lograron por fin tomar esta ciudad en 612 a.C. El rey asirio Asuruballit se trasladó a Jarran con ánimo de organizar la resistencia, pero también esta ciudad cayó en poder de la coalición medo-babilonia. El faraón egipcio Necao II acudió en auxilio del rey asirio en 609, pero fue derrotado a las puertas de Jarran por Nabopolasar.
En el reino de Judá sucedían también cambios importantes durante este tiempo. En 640 moría el impío rey Manases, que se había dedicado sistemáticamente a deshacer la reforma religiosa que había emprendido su padre, el piadoso Ezequías, con la aprobación y auxilio moral de Isaías. Persiguió a los fieles yahvistas, introduciendo, como su abuelo Acaz, los cultos asirios en el templo. 29 Su hijo Amón seguía la misma conducta, pero fue asesinado en 640 a.C., subiendo al trono su hijo de ocho años, Josías (640-609), el cual, educado religiosamente bajo la égida de los sacerdotes, empezó de nuevo la reforma religiosa. En 621 tuvo lugar un acontecimiento notable: el hallazgo del libro de la Ley en los cimientos del templo, al parecer el Deuteronomio 30. Inmediatamente mandó poner por obra sus preceptos relativos a la centralización del culto y la supresión de todos los santuarios sincretistas que pululaban en el país. Incluso extendió su reforma religiosa al antiguo reino de Samaría, que desde el 721 era una provincia asiría. 31
El piadoso rey se consideraba dueño de aquellos territorios, y por eso en el 609 salió al paso del faraón Necao II, con el que trabó batalla desigual en Megiddo, cerca del monte Carmelo, y allí murió trágicamente (609 a.C.). 32 Con esta pérdida se comprometió toda su obra de reforma religiosa y se terminó el ciclo de paz relativa que desde hacía veinte años disfrutaba el reino de Judá. Su hijo Joacaz fue su sucesor, aclamado por el pueblo de la tierra, o clase humilde del país; pero Necao II le depuso, y entronizó en su lugar a su hermano Eliaquim, al que puso el nombre de Joaquim (609-598) en señal de dominio. 33 El nuevo rey era de carácter despótico y no favoreció el desarrollo de la vida religiosa en el país, cometiendo torpezas políticas que le llevaron a la ruina. 34 Es bajo su reinado cuando comenzó el calvario de Jeremías, el cual había sido muy bien considerado por el piadoso Josías. En 605, Nabucodonosor hizo una incursión por la tierra siro-fenicia-palestina después de haber derrotado al faraón Necao II en Carquemis, 35 persiguiéndolo hasta la frontera egipcia. El rey Joaquim le ofreció tributo, y así se liberó de la invasión caldea. Nabucodonosor se volvió a Babilonia para recoger las riendas del imperio al morir su padre en 605 a.C.
Poco tiempo después, el rey Joaquim de Judá se atrevió a rebelarse contra el babilonio,36 y al principio Nabucodonosor no tomó en serio esta actitud, enviando sólo unas partidas de soldados caldeos, árameos, moabitas y amonitas para que hostigaran el país de Judá. 37 Pero, una vez que se vio desembarazado de sus preocupaciones en Babilonia, Nabucodonosor emprendió una expedición punitiva contra Jerusalén en 598 a.C. 38 Joaquim murió durante el asedio (no está claro si de muerte natural o violentamente), 39 y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual capituló a los tres meses de subir al trono, siendo llevado en cautividad, con su familia y lo más selecto de la nación, a Babilonia. 40 Nabucodonosor puso en su lugar en el trono a su tío Matanías (hermano de Joaquim y de Joacaz), cambiándole el nombre en Sedecías (597-587). Al principio éste se mantuvo dócil al rey caldeo, mas en 594 entró en relaciones con los pueblos vecinos para insurreccionarse contra Babilonia; pero, por la intervención de Jeremías,41 la coalición antibabilónica no tuvo realización formal.
Egipto, por su parte, fomentaba la insurrección de los reyezuelos de Palestina contra el coloso babilonio. En el 589 subió al trono egipcio Hofra, el cual al punto orientó su política contra Nabucodonosor. Este decidió jugar la carta definitiva, y así se vino al occidente, estableciendo su cuartel general en Ribla, junto al Orontes (Alta Siria), seguramente para dirigir las operaciones contra Tiro, que continuaba resistiendo42. Contra Judá envió a uno de sus generales, Nabuzardán, el cual se apoderó de las pequeñas ciudades hasta lograr aislar a Jerusalén (589 a.C.). Ante el ataque del faraón Hofra, el ejército caldeo se vio obligado a levantar el sitio de Jerusalén para atacar al ejército egipcio, al que venció, llegando hasta las fronteras de Egipto. 43 Después el general babilonio se entretuvo en asediar a Laquis y Azeca antes de volver al asedio de Jerusalén. Esta tardanza hizo nacer el optimismo entre los jerosolimitanos, los cuales llegaron a apropiarse de nuevo los esclavos que habían manumitido. 44 Pero no tardó en comenzar de nuevo el asedio, y las condiciones de resistencia se hicieron imposibles. Jeremías predicaba la capitulación para evitar el desastre completo. Sedecías no supo imponerse a la facción nacionalista fanática, y en un momento de confusión huyó por una brecha, siendo alcanzado por los soldados caldeos en la llanura de Jericó, donde fue apresado y llevado a presencia de Nabucodonosor en Ribla. Más tarde fue llevado al exilio, sin que se sepan más noticias de él. Mientras tanto, Jerusalén caía en poder de los babilonios en julio del 586 a.C.; la parte cualificada de la población fue llevada en cautiverio hacia Babilonia, y Judá fue convertida en provincia babilónica. El vencedor nombró gobernador de dicha provincia arruinada al nativo Godolías, amigo de Jeremías. El nuevo gobernador procuró rehacer la vida política, económica y social de la nación; pero la facción ultranacionalista le asesinó, y los judíos, temiendo la represión, huyeron a Egipto, llevándose con ellos al profeta Jeremías, el cual se oponía a esta huida. Así terminó la vida de Judá como nación.
En este ambiente de inseguridad y de tragedia personal debemos estudiar los oráculos de Jeremías. No es fácil establecer una cronología de la mayor parte de sus oráculos, pero conocemos perfectamente el ambiente histórico en que se desarrolló su trágica vida, y esto nos sirve para comprender la actividad profética y literaria del profeta de Anatot, que merece el nombre de mártir.

El libro de Jeremías.
Los escritos profético-históricos que han llegado a nosotros con el nombre de Jeremías son - como los de Isaías - una colección desordenada de oráculos y de datos históricos, recopilados sin orden cronológico por un redactor posterior al profeta. Como en el libro de Isaías, pudiéramos distribuir los oráculos jeremianos lógicamente, según los tres apartados siguientes: a) profecías contra Judá y Jerusalén; b) profecías contra las naciones paganas; c) profecías relativas a la restauración de Israel como nación. Pero esta distribución lógica no corresponde a la cronológica y, sobre todo, no coincide con la distribución de los oráculos en el actual libro de Jeremías. Para darnos una idea de la distribución anómala de los oráculos, presentamos el cuadro siguiente según las indicaciones cronológicas del libro actual:

a) Reinado de Josías (640-609):
1:2 (año 13 de Josías: 627 a.C.).
3:6 (en tiempo de Josías: 626-609).
b) Reinado de Joaquim (609-598):
26:1 (principio del reinado de Joaquim: 608).
25:1 (año 4 de Joaquim: 605).
36:1 (año 4 de Joaquim: 605).
45:1 (año 4 de Joaquim: 605).
35:1 (durante el reinado de Joaquim: 609-598).
7:1 (principio de Joaquim: 608).
c) Reinado de Sedecías (598-586):
24:1 (después de la deportación de 598).
29:1 (después de la deportación de 598).
27:1 (al principio del reinado de Sedecías: 598).
28:1 (al principio del reinado de Sedecías: 598).
49:34 (al principio del reinado de Sedecías: 598).
32:1 (año 10 del reinado de Sedecías: 588).
33:1 (al tiempo de la detención de Jeremías: 588).
34:1 (durante el asedio de Jerusalén: 588-587).
37:1-6 (durante el asedio de Jerusalén: 588-587).
39:1-15 (poco después de la toma de Jerusalén: 586).
40:1 (poco después de la toma de Jerusalén: 586).
44:1 (mientras el profeta estaba en Egipto: 5865).

De esta distribución cronológica se deduce que la compilación actual se ha hecho en diversas épocas y sin criterio uniforme. Sin embargo, en la distribución actual del libro de Jeremías podemos dividir los oráculos en tres partes:

Parte I: Vaticinios contra Judá (c.2-29).
1. Corrupción general (c.2-6).
2. Contra el fetichismo del templo y el formalismo religioso (c.7-10),
3. Dios no perdonará al pueblo que infringe el pacto (c.11-17).
4. Simbolismo de la vasija rota. Sufrimientos de Jeremías (c. 18-20).
5. Invectivas contra la corte y los jefes políticos y falsos profetas (c. 21 - 23). Simbolismo de los dos cestos de higos (c.24).
6. Predicción del exilio de setenta años y oráculos contra las naciones (c.25).
Discurso en el templo y peligro para Jeremías (c.26). Muerte del profeta Urías (c.26:20). Jeremías y los falsos profetas (c.27-28).
7. Carta a los deportados (c.29).

Parte
II: La Era Mesiánica (c.30-33)
1. Retorno de Israel renovado (c.30-31).
2. El nuevo pacto (31:315).
3. Compra simbólica del campo de Anatot (c.32). Israel en la paz mesiánica (c.33).

Parte III: Vaticinios Durante el Asedio de Jerusalén (c.34-40)
1 Contra la injusticia de tomar de nuevo a los esclavos (c.34).
2. Los recabitas (c.35).
3. El rollo quemado por Joaquim (c.36).
4. Encarcelamiento de Jeremías (c.37-38).
5. Toma de Jerusalén (c.39-40).

Parte
IV: Vaticinios después de la caída de Jerusalén (c.40-45).
1. Godolías, gobernador (c.40-41).
2. Huida a Egipto (c.42-43).
3. Jeremías predice la suerte de los refugiados y de Egipto (c.43-44).
4. Apéndice: Vaticinio sobre Baruc (c.45).

Parte V: Vaticinio contra las naciones (c.46-51)
Apéndice: Fin de Jerusalén. Liberación de Joaquín (c.52).

Distribución Lógico-Cronológica General de los Oráculos.
I. Introducción: Vocación de Jeremías (1:1-19).
II. Oráculos contra Judá: (c.2:1-45:5).
1. Oráculos en tiempo de Josías (2:1-6:30).
Iniquidad del pueblo e ingratitud (2:1-3:5).
Las dos hermanas Israel y Judá, perversas (3:6-6:30).
2. Oráculos en tiempo de Joaquim (7:1-29:32).
Contra la falsa confianza en el templo (7:1-10,25).
Castigo por el pacto quebrantado (11:1-13:27).
Reprobación de Judá (14:1-20).
La cautividad anunciada (25:1-38).
Jeremías es condenado y salvado (26:1-24).
La muerte de Urías profeta (26:20).
Jeremías y los falsos profetas (27:1-28:17).
Epístola de Jeremías a los exilados (20:1-32).
3 Vaticinios en tiempo de Sedecías (21:1-24:10).
Contra la casa real, la corte y los falsos profetas (21:1-23:4).
Símbolos relativos a la suerte de Judá (24:1-10).
4 Vaticinios de salvación mesiánica (30:1-33:26).
Restablecimiento de Israel (30:1-31:30).
Nueva alianza (31:31-40).
Compra del campo, símbolo de la restauración (32:1-44).
Enmienda del pueblo y restauración (33:1-26).
5. Últimos vaticinios y sufrimientos de Jeremías (34:1-36:32).
Contra Sedecías y el pueblo (34:1-22).
Fidelidad de los recabitas (35:1-19).
Joaquim manda quemar los escritos de Jeremías (36:1-32).
6. Sucesos durante el asedio de Jerusalén (37:1-40:6).
Jeremías encarcelado y salvado (37:1-38:13).
Coloquio de Jeremías con el rey (38:14-28).
Destrucción de Jerusalén (39:1-40:6).
7. Después de la destrucción de Jerusalén (40:7-54:5).
Godolías, gobernador de Judá (40:7-41:18).
Fuga de los judíos a Egipto (42:1-43:7).
Jeremías en Egipto (43:8-44:30).
Consolación de Baruc (45:1-5).

III. Oráculos contra las naciones paganas (46:1-51:64).
1. Contra Egipto (46:1-28).
2. Contra los filisteos (47:1-7).
3. Contra Moab (48:1-47).
4. Contra Amón (49:1-6).
5. Contra Idumea (49:7-22).
6. Contra Damasco (49:23-27).
7. Contra Arabia (49:28-33).
8. Contra Elam (49:34-39).
9. Contra Babilonia (50:1-51:64) 45.

Apéndice histórico:
Cautividad de Sedecías, liberación de Jeconías. Destrucción de Jerusalén (52:1-34).

Autenticidad.
A la vista de esta distribución, podemos decir que el actual libro de Jeremías es una colección de oráculos y de relatos de diferentes épocas de la vida y actividad del profeta, que han sido reunidos al azar en el transcurso del tiempo. En realidad, parece que antes de reunirse en esta colección general existieron antes con unidad independiente en colecciones particulares, como resultado de aportaciones de redactores diferentes. Se suelen reconocer tres estratos en la formación de la actual colección de escritos de Jeremías: 1) oráculos en primera persona (c.1-25); 2) oráculos en tercera persona (c.26-35); 3) biografía del profeta (en tercera persona), dispuesta según un orden cronológico (c.36-45). La primera sección podría en general considerarse como redacción personal del profeta46. En ella está la sección de las llamadas confesiones de Jeremías, porque el profeta refleja sus luchas y problemas personales por cumplir fielmente su ministerio profetice, impuesto por Yahvé. Ningún profeta nos ha revelado como Jeremías ese carácter íntimo del oficio profético. Con toda sinceridad expresa sus dificultades, ansiedades, pensamientos y deseos y los de su Dios. 47
La parte biográfica, en que se habla en tercera persona, y algunos oráculos pueden ser obra de Baruc, su secretario. De todos modos hay que reconocer el carácter fragmentario de cada una de estas secciones. En el texto actual se dice que el profeta dictó algunos de sus oráculos y hechos personales a Baruc.48 Algunos de ellos aparecen en primera persona,49 mientras que otros están redactados en tono narrativo, en tercera persona.50 Los relatos de los c.37-44 parecen ser obra de Baruc, el cual puede considerarse como el principal compilador-redactor de la actual colección. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya abundantes adiciones posteriores al mismo Baruc.51 De hecho, muchos textos tienen gran parecido con otros del libro de Ezequiel,52 lo que indica que las tradiciones oraculares de ambos profetas se interfieren mutuamente, y un redactor posterior, sin mayor preocupación crítica, los asignó a alguno de ellos para que se conservaran en la colección canónica.

Texto y versiones.
Es célebre en la historia de la exégesis la gran discrepancia en el libro de Jeremías de los textos hebreo, masorético y griego de los LXX. La Vg sigue el texto hebraico. 53 En el texto griego falta la octava parte (unas 2.700 palabras) del TM. Esta tendencia a abreviar se concreta en la supresión de epítetos de Dios, fórmulas accesorias que no afectan a la sustancia de los oráculos. Incluso faltan algunos versículos íntegros.54 Además, la disposición de muchos de los oráculos no es igual en el TM y en el texto griego, pues éste coloca los oráculos contra las naciones después de 25:13, mientras que en el TM ocupan los c.46-51. Todas estas diferencias pueden explicarse por la diversidad de criterio del recopilador hebreo y el traductor griego. Así, bien pudo éste tener un criterio abre viador, y por ello suprime cosas que le parecen redundancias. Muchos autores,\sin embargo, suponen que hubo en principio dos textos originales hebreos, uno más ceñido y breve, seguido por el traductor griego y otro más amplificado y redundante, que estaría extendido en Palestina.55
La Vetus Latina está traducida sobre el texto griego, mientras que la versión de San Jerónimo (actual texto de la Vulgata) está sobre el texto hebreo masorético.56 La versión siríaca llamada Peshitta es muy afín al TM, aunque parece que en su redacción actual tiene influencias de la versión de los LXX e incluso del Targum de Jonatán 57.

Estilo literario.
La personalidad del profeta queda perfectamente retratada en su estilo, el cual, lejos de tener el vigor de expresión y la ironía de Isaías, se desliza ingenuamente, reflejando las ansias de paz de un alma atribulada. Se le ha querido comparar con el estilo virgiliano, 58 pero su situación psicológica es muy distinta de la del gran vate romano, y por eso sus expresiones tienen un contenido de tragedia, que, si no alcanzan el radicalismo del libro de Job, sin embargo, matizan sus pensamientos de inquietud y aun de desesperación. Jeremías es un alma nacida para la soledad, la tranquilidad del hogar, y, sin embargo, es lanzado por Dios a la vida agitada política de Judá en los momentos más críticos de su historia. Por otra parte, es un temperamento claramente afectivo, y en esto habría que compararlo con el profeta Oseas, pero no posee la riqueza de imaginación de éste. Pudiéramos caracterizar el estilo literario de Jeremías como carente de adorno. Con la mayor sencillez y sin pretensiones expresa sus profundas ideas, generalmente coloreadas con un aire de tristeza y amargura.
Por otra parte, en sus oráculos es propenso a la repetición de frases, imágenes y pensamientos.59 En su predicación suele depender mucho de la de los profetas anteriores y aun de la doctrina deutero-nomística, lo que es perfectamente explicable teniendo en cuenta que en su tiempo se encontró el libro de la Ley (probablemente el Deuteronomio), el cual le proporcionaba muchas expresiones e ideas estereotipadas para dar a entender sus propias ideas. Sin embargo, no se debe negar a Jeremías la elevada inspiración literaria y poética, ya que, aunque a veces su estilo es difuso y abunda en frases estereotipadas, con frecuencia es muy original en sus simbolismos e imágenes, algunas de belleza extraordinaria. Así, habla de Dios como fuente de agua viva,60 y a Israel lo compara a una camella o asno salvaje que anda alocado tras de los ídolos, 61 y en momentos de especial afección lo compara a una viña amorosamente cuidada por su Dios. 62
Tenía una especial predilección por la vida solitaria campestre, deseando habitar en una cabaña de viandantes en el desierto. 63 También siente nostalgia de la paz doméstica. La vida de celibato le ha sido impuesta por Dios.64 En las confesiones65 es donde mejor se revela el alma profunda del profeta. Su lucha interior entre sus afectos más queridos y su misión parece reflejada en una serie de expresiones sublimes, de una sinceridad desconcertante. En todas sus palabras hay un tono elegiaco y descorazonador, que sólo parece superado por el realismo y vigor de expresión del libro de Job. Algunos autores le han proclamado el poeta más grande entre los profetas de la Biblia.66 Esta afirmación parece basada en el aspecto puramente psicológico de la poesía jeremiana 67; pero, en conjunto, la elevación poética de Jeremías no se acerca a la de Isaías. Desde el punto de vista estilístico del lenguaje, el hebreo de Jeremías es muy inferior al de Isaías, pues aunque es clasicista, sin embargo, no es un estilo tan depurado y aticista como el de su gran antecesor. San Jerónimo dice que el estilo de Jeremías es sencillo y propio de uno que no está habituado a la elegancia ciudadana y literaria, como lo estaba Isaías.68 Los lingüistas encuentran en las expresiones de Jeremías influencias aramaicas en cuanto al vocabulario y a la sintaxis. 69
Aparte de la predicación oracular, Jeremías tiene especial preferencia por las acciones simbólicas para plasmar mejor sus ideas. 70 Este género de predicación era muy adaptado a la mentalidad poco evolucionada de muchos de sus oyentes. Como oriental, el profeta busca impresionar con sus acciones. Ezequiel seguirá esta pauta, y con él otros profetas.

Doctrina teológica.
En Jeremías encontramos las nociones teológicas comunes que ya hemos visto en Isaías, pues habían sido ya propuestas por Amos, Oseas y Miqueas. La gran tradición yahvista se continúa según las grandes ideas monoteístas en el sentido más estricto. Podemos distinguir en la predicación de Jeremías los siguientes apartados teológicos.
1. Dios. - Enfáticamente se dice que los ídolos son vanidades,71 y, por tanto, implícitamente se expresa la idea de la sola existencia del Dios de Judá e Israel, que es la fuente de la vida, 72 y, como Dios, escruta y penetra los más íntimos pensamientos de los hombres. 73 La trascendencia divina aparece en la clara afirmación sobre la creación y conservación de todas las cosas por Yahvé. 74 Como Señor de todo, domina los elementos de la naturaleza y siembra la vida.75 Es omnisciente, y todo lo ha creado y dispuesto con sabiduría.76 Es el Dios omnipotente,77 pero su fuerza no es ciega, sino que la atempera a las exigencias de su justicia.78 Como Juez justo, da a cada uno lo que es suyo. 79 Pero su justicia está contrarrestada con su misericordia. 80
2. Dios y la humanidad, - Supuesto que todo ha sido creado por Dios, se sigue que todas las naciones deben reconocerle como tal.81 Su influencia no se limita sólo a los destinos del reino de Judá e Israel, sino que dirige el curso de la historia de las naciones. Incluso se promete a los gentiles que le reconozcan por Dios el habitar prósperamente en medio del pueblo elegido. 82 Pero por sus pecados tendrán que apurar la copa de su ira, como lo ha tenido que hacer el propio Israel. 83 Dios es el que señala los confines de los pueblos, incluso de los paganos. 84 Y no sólo su justicia descargará sobre ellos, sino que también su misericordia les abraza a todos, y sus ciudadanos podrán disfrutar de los mismos derechos que los del pueblo elegido.
3. Dios e Israel. - Los vínculos que Dios tiene con la humanidad en general quedan reforzados cuando se trata de Israel, pues fue escogido por El con designios providenciales y le ha prodigado toda clase de protección a través de la historia. 85 El profeta compara el cuidado que Dios tiene de Judá al de un agricultor que cuidadosamente cultiva su viña.86 Como Oseas, compara las relaciones de Israel con Dios a las de dos esposos, que han hecho una alianza. 87 Las expresiones en este sentido son sumamente tiernas. 88 Dios e Israel se pertenecen mutuamente. 89 Por eso la apostasía de Israel, yéndose tras de los ídolos, reviste los caracteres de un verdadero adulterio. 90 Israel debía estar unido a Yahvé como el ceñidor a la cintura del que lo lleva, 91 único medio de preservarse intacto. La base de tales relaciones está en el pacto del Sinaí, 92 pero Judá ha roto el pacto, 93 y por eso Yahvé enviará el castigo y la ruina. Después del castigo purificador, Dios hará una alianza nueva, escrita en los corazones, de forma que no haya lugar a su quebrantamiento. 94 Israel volverá después del exilio a ser el hijo primogénito, 95 y Yahvé volverá a ser el pastor único de la grey. 96
Todas estas relaciones se refieren a Dios e Israel como colectividad nacional, pero con la prueba del exilio la responsabilidad individual adquiere más relieve: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron las agraces, y los hijos sufrimos la dentera, sino que cada uno morirá por su propia iniquidad; quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera. 97 En efecto, el profeta se plantea problemas puramente personales, sin conexión con la nación israelita como colectividad; así inquiere la razón de sus propias angustias y tragedias íntimas y se plantea el problema sobre la ecuación entre méritos y premios, pecados y castigos, siendo así un antecesor del libro de Job 98. El tono a veces se asemeja al de los Salmos, en los que con toda viveza se plantean las angustias personales de los justos perseguidos y despreciados.
4. El pecado. - En su primera fase de predicación, el profeta fustiga los pecados de Israel como nación, y por ello será castigado por Yahvé. El pecado nacional era la idolatría, el sincretismo religioso y el abandono sistemático de Yahvé como único rector de los destinos de Judá. En esto contrasta con la conducta de los pueblos paganos, que nunca abandonan a sus dioses. El profeta pone en boca de Yahvé esta queja lacerante: ¿Qué tacha hallaron en mí vuestros padres para apartarse de mí e irse en pos de la vanidad de los ídolos? 100 El pueblo ha abandonado totalmente la Ley y se ha entregado a toda clase de excesos: lujuria, violencia, atropellos sociales, falsedad, perjurios, 101 y esto no sólo en la clase humilde, sin formación, sino también en la clase directora 102. El profeta insiste en la malicia del corazón humano como fuente de pecados 103; por eso, en la nueva teocracia mesiánica suspira por un cambio de corazones, ya que no basta la Ley escrita, sino que era necesario grabarla en lo más íntimo de la personalidad humana 104. El profeta suspira por una unión más íntima del hombre con Dios como fuente de vida,105 como fruto de una reconciliación con El por el arrepentimiento y la penitencia. 106
5. Las observancias religiosas. - Como Isaías y los profetas que le precedieron, Jeremías detesta el mero formalismo religioso, al que considera como una hipocresía. Enérgicamente protestaba por la confianza fetichista en el templo de Jerusalén como medio de liberarse de la ira divina. 107 Ante todo predica Infidelidad a Yahvé como consecuencia de un conocimiento profundo de su Ley. Para él, la verdadera religión consiste en la práctica de la justicia con el prójimo 108 y la circuncisión del corazón,109 lo que implica obediencia a la Ley de Yahvé. 110 Los valores éticos deben prevalecer sobre los ritos formalistas de culto: ¿A mí qué el incienso de Sabá y las cañas aromáticas de tierras lejanas? Vuestros holocaustos no me son gratos, vuestros sacrificios no me deleitan. 111 Hasta el arca de la alianza será sustituida en el nuevo orden de cosas, donde prevalecerá la religión del corazón.112 Esa interioridad de la religión en Jeremías se refleja en su espíritu profundo de oración. En todos los momentos críticos de su vida ha acudido a la plegaria como solución a los grandes problemas; así ora por la nación. 113 Dios le prohibe que ore por el pueblo para no verse obligado a emplear su misericordia. 114 Enfáticamente afirma el profeta la eficacia de la oración confiada. 115 En este aspecto, la personalidad de Jeremías es paralela a la de muchos salmistas, que, movidos de una religiosidad profunda, acuden a Dios como único valedor de sus intereses. 116
6. Ideas mesianicas. - A pesar del espiritualismo tan elevado de los oráculos de Jeremías, apenas se encuentran en sus escritos promesas claras mesianicast como hemos visto, al menos en lo referente a la persona del Mesías, en Isaías. Naturalmente, el profeta tiene una profunda esperanza en los destinos mesianicos del pueblo israelita como tal. Así anuncia la restauración de la nación después del castigo del exilio, la cual será gobernada por jefes que, lejos de esquilmarla, como antes, la ayudarán a conseguir toda clase de felicidades. 117 Israel y Judá volverán a unirse para constituir una nación sola, como en el pasado. 118 El templo será nuevamente purificado de toda contaminación, y la ciudad, reedificada. El nombre del futuro rey - reencarnación de David (suscitaré a David, vástago de justicia) - será el símbolo de la nueva teocracia y llevará el nombre prometedor de Dios, nuestra justicia.119 Todos reconocerán al nuevo rey, vástago de David, como lugarteniente de Yahvé, 120 porque implantará un reinado de justicia y de equidad: Yo suscitaré a David, vástago de justicia, que como verdadero rey reinará prudentemente y hará derecho y justicia en la tierra. En sus días será salvado Judá, e Israel habitará en paz.121 Y toda esta situación de paz vendrá como consecuencia de una nueva alianza - grabada en los corazones - signada entre Yahvé y su pueblo. El pecado desaparecerá y no volverá a romperse lo pactado, como en días antiguos. 122

Jeremías y el Deuteronomio.
Durante la vida de Jeremías tuvo lugar un acontecimiento trascendental en la vida religiosa de Judá: el hallazgo del libro de la Ley en los cimientos del templo en 621 a.C. reinando Josías. 123 Generalmente se admite entre los críticos que el libro hallado - cuyo contenido consternó a los fieles yahvistas de la época por las amenazas que en él se consignan contra los transgresores de la Ley - es el Deuteronomio, al menos los capítulos 12-26 del mismo. Ahora bien, en los escritos de Jeremías no encontramos la más mínima alusión a este hecho. Según la Biblia, el profeta había iniciado su ministerio hacia el año 627 (decimotercer año del reinado de Josías). ¿Qué influencia tuvo el profeta en la reforma religiosa que siguió al hallazgo del libro de la Ley? Una de las cosas que más se urgieron en esta reforma fue la centralización del culto en el templo de Jerusalén, como base del retorno a Yahvé. Pero hemos visto que el profeta apenas da importancia a la religión ritualista externa, a los actos de culto formalísticos, sino a la religión del corazón. No obstante, no por esto debemos generalizar su actitud de oposición al culto externo. Como Isaías, ataca a los actos de culto externo cuando van desprovistos de la entrega del corazón a Dios, con lo que esto supone de reconocimiento de sus derechos, plasmados en la legislación positiva dada al pueblo elegido. Es verdad que Jeremías urge ante todo la circuncisión del corazón, 124 la rectitud de intención, 125 la sumisión a la voluntad divina 126 y la práctica de las virtudes sociales. 127 En esto no hace sino colocarse en la línea doctrinal de los antiguos profetas. Precisamente en el Deuteronomio se urgen el monoteísmo estricto, el amor a Dios con todo el corazón y las virtudes sociales como parte fundamental de la vida religiosa. En este sentido, Jeremías se halla dentro de la línea deu-teronomística. Por otra parte, los críticos han sorprendido muchas frases en los escritos de Jeremías que parecen depender del Deuteronomio. 128 El fomentar el culto externo era tarea de los sacerdotes como tales, y de seguro que por su propio interés no dejarían de inculcar la necesidad de que todos los israelitas fueran a Jerusalén a cumplir sus votos y sus sacrificios. Jeremías, como los profetas anteriores - Amos, Oseas e Isaías - , ante todo urgía el cumplimiento de los valores éticos y del espíritu. En esto no hace sino seguir la pauta de Isaías. También éste tenía que conocer los esfuerzos de reforma religiosa desplegados por el rey Ezequías - sobre todo la lucha contra los lugares de culto fuera del templo - , y, sin embargo, Isaías no se preocupa de predicar el cumplimiento de los actos meramente cultuales. Esta labor incumbía a los sacerdotes, los cuales, por otra parte, apenas se preocupaban de predicar el cumplimiento de las virtudes sociales y la entrega del corazón a Dios. Jeremías, pues, en esto no es sino un mero continuador de la antigua tradición profética.

1 Jer 1:1. En 2 Re 22:8 se habla de un sacerdote llamado Helcías, que descubrió el libro de la Ley; pero puede ser otro personaje distinto del padre del profeta. - 2 1 Re 1:26. - 3 Jer 1:2-19; 25:3- - 4 Jer 11:18-12:6. - 5 Jer 19:1-20,6. - 6 Jer 26:1-19; 7:1-28. - 7 Jer 11:1-5.9-14; 22:13-19. - 8 Jer 36:1-32. - 9 Jer 27:12-15. - 10 Jer 43:1-44:30. - 11 Cf. A. Condamin, Jérémie, 0.269 XII; J. Gutmann, Jeremía-Apokriphon: Encyclo-pedia ludaica, VIII (1931) 1092-1094; Tertuliano: PL 2:137; San Jerónimo, Adv. Éïõ. 2:37: PL 23:335; San Isidoro: PL 83:142. - 12 Cf. Seder Olam Rabba 26. - 13 Jer 15:10-18; 20,7-9.14. - 14 Jer 14:11. 19 Jer 20:8. - 15 Jer 20:7-9. - 16 Jer 15:1. - 17 Jer 1:10. - 18 Jer 6:27. - 20 Jer_28:6. - 21 jer 15:10; 20:8. - 22 jer 20:8. - 23 Jer 20:7. - 24 Jer 20:7-9. - 25 Jer 15:10s. - 26 Jer 16:19. - 27 Jer 36:23; 11:18-21; 18:18-23; 26:8s, - 28 Jer 15:15-16; 20:12. - 29 Cf. 2 Re 21:16. 32 Cf. 2 Par 35:21. - 30 2 Re 22:8s. 33 Cf. 2 Re 23:33; Jer 22:10. - 31 Cf. 2 Re 23:15-20.. - 34 Cf. 2 Re 23:37; Jer 22:13-17 - 35 Cf. 2 Re 24:7. Véase también Flavio Josefo; Contra Appionem I 19:135-141; y Antiq, X 11:1:219-221. Véase Bi 8 (1927) p.401. - 36 Cf. 2 Re 24:1 - 37 2 Re 24:2. - 38 2 Re 24:3. - 39 Jer 22:19. - 40 Jer 52:318. - 41 Jer 27:1. - 42 Cf. Ez 29:175. - 43 Cf. Ez 30:20-25. - 44 Jer 34:8s. - 45 Cf. Hopfl-Miller-Metzinger, Introductio specialis in V. T. (Roma 1946) p.441. - 46 Es la tesis de E. Podechard, Le livre de Jérémie. Structure et formation: RB 37 (1928) 181-197. Nótscher la acepta en general; cf. su obra Das Buch Jeremías (Bonn 1934) 21-23 - 47 Cf. Jer 11:18s; 15:10-21; 17:14-17; 18:18-20; Jer_20:75. - 48 Jer 36:4.27.32; 45:1. - 49 Jer 1:1-6; 11:6.9. - 50 Jer 7:1; 11:1; 19:14; 20:3. - 51 Entre ellas se suelen citar por los críticos: Jer 10:1-16; 52:1-34; 17:19-27; Jer_50:1-51 :58. Cf. A. Condamin, Jérémie et la critique radicale en Allemagne: RScR 6(1916) 167-184; F. Nótscher, O.C., 21S. - 52 Compárese Jer 3:6-10 y Ez 16 y 23; Jer 7:16; 11:14, Y Ez 14:12-20. - 53 Cf. San Jerónimo, In ler.: PL 28:848. - 54 Por ejemplo: 8:10-12; Jer_10:6-8; 11:75; 17:35; 23:105; 29:16-20. - 55 Así J. Gotsberger, Giesebrecht, E. Tobac, Steuernagel. - 56 Cf. A. Condamin, Les caracteres de la traduction de la Bible par St. /eróme: RScR 2 (1911) 105-138; A. Penna, S. Gerolamo (Turín 1949) 371-377· - 57 Cf. A. Rahalfs, Beitrdge zu Textkritik der Peshitta: Zatw 9 (1899) 161-210; P. Churgin, Targum Jonathan to the Prophets (N. Haven 1907). - 58 Cf. A. Penna, o.c., p.17. - 59 Cf., por ejemplo, 2:28b y 11:133; 4:6 y 6:1b; 5:9 y 9:9; 7:16 y 11:14, etc. Véase una lista más completa en A. W. Streane, Jeremiah, 34. - 60 Jer2:13 - 61 2:23-24. - 62 2:21. - 63 Jer 9:1. - 64 Jer 16:35. - 65 Jer 11:18-23; 15:10.15-21; 17:14-18; 18:18-23; 20,7-17. - 66 Así P. Volz, Der Pmphet Jeremía (Lipsia 1922) p.xxxvi. - 67 Es la opinión de Ë. Ñåííá, o.c., 18. - 68 San Jerónimo: PL 28:903. - 69 Cf. C. Zimmer, Aramaismi lereminiani (Halle 1880). - 70 Las acciones simbólicas aparecen en 13,is; 18:2s; 18,is; 32:85. - 71 Jer 2:5; 8:19; 18:8. - 72 Jer 2:13. - 73 Jer 23:235. - 74 10:16; 27:5; 31:35-37- - 75 5:24; 10:13; 14:22; 31:35- - 76 32:18; 10:12. - 77 21:1; 32:19; 4:27- - 78 32:19; 3:12; 4:27; 5:18. - 79 31:3-11; 33:11. - 80 16:19. - 81 12,l6. - 82 25:15s. - 83 4:6; 19,3; 22:7; 43:10. - 84 12:l6. - 85 Jer 2:6; 11:4; 23:7; 32:20.21. - 86 Jer 2:21; 12:10; cf. Is 5:1. - 87 Jer 2:2. - 88 Jer 3:4. - 89 Jer 24:7- - 90 Jer 2:11. - 91 Je 13:11. - 92 Je 11:33; 14:21. - 93 Je 22:9. - 94 Je 31:31s. - 95 Je 31:9- - 96 Jer 23:35. - 97 Jer 31:29. - 98 Job 21:7; Sal 37:1s. - 99 Jer 20:13; cf. Sal_40:18; 70:6. - 100 Jer 2:5. - 101 Jer 5:8; 5:1s; 7:9. - 102 Jer 2:8.26; 5:5; 8:10. - 103 Jer 17:9. - 104 Jer31:31s. - 105 Jer 2:13. - 106 Jer 18:23. - 107 Jer 7:4; 3:134; 33:8. - 108 Jer 22:16. - 109 Jer 4:4. - 110 Jer 7:23. - 111 Jer 6:20; 7:21s; 14:12; 7:4; 11:15. - 112 Jer 12:2:11; 29:13. - 113 Jer7:16; 11:14; 24:6; 32:16. - 114 Jer 7:16; 11:14; 11:11. - 115 Jer 27:18; 37:3. - 116 Sobre la personalidad espiritualista profunda de Jeremías véanse los siguientes artículos del P. M. L. Dumeste, Le message du prophéte Jérémie: Vie Spirituelle, 55 (1938) 38-59; id., Jérémie et la religión de l'Esprit: ibid., 156-182; id., La religión personnelle de Jérémie: ibid., 56 (1938) 40-59. - 117 Jer 23:8; 31:2-6. - 118 Jer 23:6. - 119 Jer 23:6. - 120 Jer 30:9 - 121 Jer 23:3-7· - 122 Jer 31:Sal_31:33· - 123 Cf. 2 Re 23:1-3- - 124 Jer 4:4; 17:1. - 125 Jer_2:20; 17:16. - 126 Jer 3:17; 9:2-5; 22:16. - 127 jer 5:1:6; 9:1-5; 22:135. - 128 Jer 2:5; 8:19; 14:22; 16:19, y Dt 32:21; Jer 2:6 y Dt 32:10; Jer 7:24; 9:14, y Dt 29:19; Jer 4:4 Y Dt 10:16; Jer 5:15 Y Dt 28:49; Jer 7:18; 8:19; 25:7, Y Dt 4:25; 31:29; 32:16; Jer 7:33; 16:4 Y Dt 28:26; Jer 11:3 y Dt 11:265; Jer 11:4 y Dt 4:20; Jer 11:5 y Dt 7:13; Jer 15:4; 24:9 y Dt 28:25; Jer 23:17 y Dt 29:19.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Jeremías  50,1-46

50. Oráculo Contra Babilonia.
En estilo dramático y entrecortado, el profeta anuncia el castigo de la opresora Babilonia. Todos los pueblos son invitados a caer sobre ella en la medida que fueron oprimidos por su omnipotente fuerza. Los críticos creen que esta profecía contra Babilonia tiene un marcado carácter compilatorio. Se repiten los temas, lo que hace pensar en una serie de oráculos contra Babilonia ensamblados por un redactor posterior a Jeremías.

Anuncio de la caída de Babilonia (1-3).
1 Palabras que dirigió Yahvé a Jeremías, profeta, acerca de Babilonia y de la tierra de los caldeos: 2Anunciadlo a las gentes, pregonadlo, alzad bandera, publicadlo, no lo calléis, decid: Babilonia ha sido tornada, avergonzado Bel, vencido está Marduk, confundidos sus ídolos, abatidos sus dioses, 3 Pues del septentrión avanza contra ella un pueblo que hará de su tierra soledad, en que no habitará nadie; hombres y ganados huyeron, desaparecieron.

Babilonia era la gran opresora de todos los pueblos del Antiguo Oriente, digna sucesora de la insoportable Asiría. Por eso la caída de Babilonia suscita una alegría incontenible en todos los corazones oprimidos. Nabucodonosor había sido elegido como instrumento de la justicia de Yahvé, pero se había excedido en su cometido, y, sobre todo, se había considerado como omnipotente, sin consideración para con el Dios de Israel, que le había dado la victoria. Por eso la justicia divina exigía también el castigo del insolente babilonio. Ningún pueblo se substrae al poder de Yahvé. Todos han tenido que beber la copa de la cólera divina, y la gran opresora Babilonia no iba a quedar exceptuada.
El profeta anuncia, alborozado, la caída de la común opresora: alzad bandera. Todos los pueblos oprimidos deben alegrarse ante tan magna nueva. Es la hora de la liberación. Y, sobre todo, para los monoteístas israelitas era la hora de la derrota de los supuestos dioses babilonios. Los caldeos creían que, por el hecho de haber sometido a otros pueblos, sus dioses eran superiores, y se habían atrevido a ponerlos por encima del Dios de Israel, Señor de los mundos y de los reinos de la tierra. Pero ahora, con la derrota de Babilonia, ha quedado avergonzado Bel, vencido Marduk (v.2). Bel aquí es sinónimo de Marduk. El nombre de Bel, o señor, lo habían aplicado primero los semitas al dios sumerio Emlil, adorado en Nippur. Cuando Babilonia llegó a ser la capital de Mesopotamia, su dios principal, Marduk, fue llamado Bel, o señor por excelencia. El nombre de Bel equivale al Baal de los cananeos, con el mismo sentido sustancial. Con la caída de Babilonia, sus ídolos han demostrado su total impotencia para salvar a su pueblo de la ruina; por eso han sido confundidos y abatidos 1.
Yahvé hará que venga un pueblo procedente del septentrión que convertirá su tierra en soledad. Para los israelitas, los invasores siempre habían llegado del norte (asirios y babilonios) 2; por eso el nombre de septentrión tenía, para ellos algo de recuerdo fatídico. Pero también para Babilonia el septentrión significará el camino de la desolación y de la ruina, pues de las montañas septentrionales de Mesopotamia surgirán los nuevos invasores, los medo-persas, bajo la dirección del gran caudillo Ciro. La invasión del conquistador persa no fue en realidad a sangre y fuego, como solían ser las de los asirios y babilonios. Ciro mostró un gran talento diplomático con los pueblos vencidos, ahorrándose todas las posibles humillaciones y desgracias. Pero el profeta, al describir la invasión medo-persa, lo hace según los módulos tradicionales en las conquistas de los antiguos vencedores: desolación y muerte por doquier. Es una indicación más en favor de la autenticidad jeremiana del fragmento, ya que, si estuviera compuesto por un autor posterior a la toma de Babilonia por Ciro (538), habría evitado descripciones que no estuvieran en consonancia con los hechos reales. Ya hemos indicado en otras ocasiones cómo los profetas conocen la sustancia del hecho futuro revelado por Dios, pero generalmente no las circunstancias concretas de su cumplimiento. De ahí que en sus descripciones generalicen e idealicen las situaciones futuras conforme a concepciones tradicionales adaptables a la expectación del ambiente. No obstante, podemos decir que, según Herodoto, Babilonia fue desmantelada bajo Darío I y destruida bajo Jerjes, terminando por ser abandonada y reducida a un gran desierto.

Arrepentimiento de los israelitas (4-7).
4 Entonces, en aquellos días, vendrán los hijos de Israel, y con ellos los hijos de Judá. Seguirán su camino llorando y buscarán a Yahvé, su Dios. 5Preguntarán por el camino de Sión, vuelto hacia ella su rostro: ¡Venid y liguémonos con Yahvé con pacto eterno, que no se olvide jamás! 6Rebaño descarriado ha venido a ser mi pueblo. Sus pastores le extraviaron y le hicieron vagar por los montes. Anduvieron de monte en collado, se olvidaron del aprisco. 7 Cuantos los hallaron los devoraban, y se decían sus enemigos: No hay delito en ello, porque han pecado contra Yahvé, sede de la justicia y esperanza de sus padres, Yahvé.

La caída de Babilonia significará para los exilados israelitas la liberación. De nuevo las doce tribus, los hijos de Israel., los hijos de Judá (v.4), se unirán para constituir la nueva y única nación de Yahvé. El fragmento está inspirado en oráculos anteriores 3. Los repatriados seguirán su camino llorando con lágrimas de arrepentimiento por el pasado pecador de su pueblo, causa de la tragedia de la nación, y llenos de indecible alegría ante la perspectiva de la liberación y restauración nacional. Todas sus ilusiones se dirigirán a buscar a Yahvé, su Dios. Amos había anunciado que los que quedaran de la catástrofe andarían por los montes hambrientos de la palabra de Yahvé.4 Después de tantos desvarios reconocerán que su Dios debe ser el único centro de sus corazones. Los repatriados preguntarán por el camino de Sión (v.6). Los años del exilio les habían hecho sentir la nostalgia de Sión, la morada tradicional del Dios de sus antepasados. Por eso, cuando llega la hora del retorno, no tienen otra obsesión que volver a Jerusalén, centro de sus aspiraciones espirituales y nacionales. Desengañados con el pan amargo del destierro, se proponen emprender vida nueva, haciendo un nuevo pacto con Yahvé: Liguémonos con Yahvé con pacto eterno, que no se olvide jamás (v.6). El pacto del Sinaí había sido quebrantado por sus padres, y era hora de echar las bases de una nueva teocracia. En estas palabras animosas de los repatriados se echa de ver la ilusión de los tiempos mesiánicos, señuelo de sus corazones. Varios profetas anteriores habían hablado de un nuevo pacto entre el Israel rescatado y Yahvé 5. Según Jer_31:33, la nueva Ley sería escrita en los corazones, de modo que su obligatoriedad provendrá no de la coacción externa, sino del anhelo íntimo del nuevo ciudadano de Israel.
Esta actitud de conversión en el pueblo le hace recordar al profeta la tragedia de su pueblo, que ha sido como un rebaño descarriado. por sus falsos pastores (reyes, sacerdotes y falsos profetas)6, los cuales, en vez de urgir el cumplimiento de la Ley y de las obligaciones ético-religiosas para con su Dios, le hicieron vagar por los montes. (v.6), adorando a los ídolos en los lugares altos7 y olvidándose de su aprisco (v.6c), es decir, del templo de Jerusalén, síntesis de la verdad religiosa de Israel. Consecuencia de estos extravíos fue que el pueblo elegido se halló indefenso ante los ataques de sus enemigos, que impunemente le atacaron. Y el profeta pone en boca de ellos consideraciones teológicas que justifican el mal trato que dieron al pueblo israelita: no hay delito., han pecado contra Yahvé, sede de justicia y esperanza de sus padres (v.7). Ellos se consideraban así como instrumentos de la justicia divina de Yahvé, abandonado de sus fieles, cuando en realidad era la esperanza de sus padres, es decir, Yahvé les había hecho promesa de felicidad y prosperidad a condición de que le fueran fieles a la alianza sinaítica 8.

Inminencia de la destrucción de Babilonia (8-16).
8 Huid de en medio de Babilonia, de la tierra de los caldeos salid. Sed como machos cabríos a la cabeza del ganado, 9 porque he aquí que voy a suscitar y lanzar contra Babel un conglomerado de grandes naciones procedentes del norte, que se aprestarán contra ella, y desde allí será conquistada. Sus saetas, como de guerreros adiestrados, no volverán de vacío. 10 Y será dada Caldea al pillaje, y se hartarán todos sus despojadores, oráculo de Yahvé. 11Aunque os alegréis y os regocijéis,' despojadores de mi heredad; aunque saltéis como novilla sobre la hierba y relinchéis como sementales, 12grande será la confusión de vuestra madre, la vergüenza de la que os engendró. Será la última de las naciones, desierto, aridez y estepa. 13La ira de Yahvé la dejará deshabitada, la convertirá en soledad; cuantos pasen por Babel se espantarán, y silbarán por todas las magullaciones. 14 Aprestaos contra Babel en sus contornos cuantos tendéis el arco. Combatidla, no escatiméis las saetas, porque pecó contra Yahvé. 15 Lanzad gritos contra ella alrededor; entrega su mano, caen sus pilares, han sido arrasados sus muros. Es la venganza de Yahvé. Véngaos de ella, haced con ella como ella hizo. 16 Exterminad de Babel al sembrador, al que empuña la hoz en tiempo de siega: Ante la espada devastadora, cada uno se volverá a su pueblo, cada uno huirá a su tierra.

El profeta urge, en nombre de Yahvé, la salida a todos los que están deportados en Babilonia, porque se acercan los días de la invasión y destrucción de la gran metrópoli. Los israelitas, aleccionados por su Dios, deben dar el ejemplo y dejar inmediatamente la ciudad maldita, saliendo a la cabeza de los deportados de todas las naciones como los machos cabríos a la cabeza del ganado (v.8). El símil es expresivo y refleja bien la urgencia de partir. Los israelitas deben salir los primeros, porque han sido avisados antes que todos de la catástrofe que se aproxima. El ejército invasor está ya a la vista. Yahvé mismo escoge a los que han de castigar a la insolente Babilonia: voy a suscitar contra Babel un conglomerado de grandes naciones (v.9), el ejército combinado de Media y de Persia, acaudillado por Ciro, instrumento de la justicia divina, que cae de las montañas del norte (la cordillera que separa Persia de Mesopotamia) como una inundación, que todo lo anega y destruye. Sus arqueros son tan certeros que sus saetas no volverán de vacío, sin dar en el blanco (v.9c). Los conquistadores harán presa de Caldea, emporio de riquezas, apropiándose hasta la saciedad de un inmenso botín (v.10).
Sin embargo, los caldeos siguen, inconscientes del peligro, entregados a los placeres, disfrutando del despojo de los pueblos vencidos y, sobre todo, de la heredad de Yahvé, Israel (v.11). La opulencia los ha embrutecido y no piensan sino en gozar de sus riquezas como las mismas bestias: aunque saltéis como novilla sobre la hierba y relinchéis como sementales (v.11). Pero la suerte trágica sobre los babilonios está echada, y su nación será humillada y avergonzada: grande será la confusión de vuestra madre. (v.12). Toda su riqueza y opulencia se trocará en desierto, aridez, estepa 9, y todos los pueblos harán befa de ella al contemplar sus ruinas (v.13) 10. Después de anunciar la suerte trágica de los babilonios, Yahvé mismo exhorta a los invasores a cumplir bien su cometido de instrumentos punitivos de su justicia: Aprestaos contra Babel.*, cuantos tendéis el arco., no escatiméis las saetas (v.14): los futuros conquistadores de Babilonia deben ser celosos en el cumplimiento de su misión y no deben ahorrar esfuerzo en ello, porque Babilonia pecó contra Yahvé. Ha sido insolente en su orgullosa posición entre las naciones, sin pensar que en sus victorias no hacía sino cumplir los designios de Dios. Por eso ahora llega la venganza de Yahvé (v.15b).
Los ejércitos invasores son a los ojos de Dios como cruzados o cumplidores de un designio punitivo divino sobre la arrogante metrópoli mesopotámica. Los conquistadores deben ser implacables en la destrucción, matando todas las fuentes de riquezas nacionales, entre ellas la agricultura: Exterminad de Babel al sembrador, al que empuña la hoz. (v.16). La desolación del campo es la ruina de la capital. Las frases son radicales y duras para expresar la magnitud de la catástrofe babilónica. Las gentes extranjeras huirán despavoridas ante la espada devastadora . La señal del ataque es la ocasión de la desbandada general de todo el abigarrado de poblaciones que vivían en el emporio de Babilonia hacia sus respectivos países nativos: cada uno se volverá a su pueblo.
Después de entrar Ciro en Babilonia se dieron las máximas facilidades para que todas las colonias de extranjeros que estaban exilados por la fuerza se reintegraran a sus tierras respectivas, entre ellas la de los judíos, dispersos por Mesopotamia después de la expatriación forzosa impuesta por Teglatfalasar III y Salmanasar V al ocupar el reino de Samaría, y más tarde por Nabucodoaosor al destruir la ciudad de Jerusalén.

Reintegración de Israel a su tierra (17-20).
17 Israel es una oveja dispersa; leones la dispersaron. Primero la devoró el rey de Asiría; luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le quebró los huesos. 18 Por eso así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que castigaré al rey de Babel y a su tierra, como castigué al rey de Asiría. 19 Y haré volver a Israel a sus pastizales, y se apacentará en el Carmelo y en Basan, se saciará en el monte de Efraím y de Galaad. 20 Entonces, en aquellos días oráculo de Yahvé e buscará la iniquidad de Israel, y no se hallará; los pecados de Judá, y no se encontrarán, porque yo seré propicio a los que queden.

La atención del profeta se dirige hacia su pueblo Israel, que ha sido tratado como una oveja dispersa (v.17), indefensa ante los leones que la dispersaron. Primero los insoportables monarcas asirios Teglatfalasar III, Salmanasar V y Sargón, destruyeron el reino del norte, ocupando a Samaría, su capital; y después Nabucodonosor 12 le quebró los huesos a Judá, deshaciendo su vida nacional. La toma de Jerusalén por los caldeos en 586 señala el fin de la vida de Israel como colectividad nacional. Pero Yahvé no puede dejar impunes a los expoliadores de su pueblo. El imperio asirio había desaparecido (en el 612 cayó Nínive), y a Babilonia le está reservada la misma suerte (v.18). Dios los había escogido como instrumento de la justicia purificadora para hacer volver al buen camino a su pueblo. Pasada la hora del castigo, vendrá la de la rehabilitación. Sobre Israel existen unas promesas de salvación, y Yahvé las cumplirá. Nunca en sus designios ha querido destruir totalmente a su pueblo; por eso ahora renueva la promesa de la restauración de Israel como pueblo: Haré volver a Israel a sus pastizales. (v.19). El pueblo elegido había corrido disperso fuera de la órbita de la protección divina en justo castigo por sus pecados, pero llega la hora de que la oveja descarriada vuelva a sus pastizales (v.18), a encontrarse en la tierra que desde antiguo les había dado Yahvé en heredad, desalojando a los cananeos. Bajo la égida protectora de Yahvé, Israel volverá a conocer días venturosos de prosperidad en los ricos pastizales del Carmelo y de Basan, territorios famosos por sus ricos pastos 13, y en las ricas regiones de Efraím (parte central de Palestina) y de Galaad, en TransJordania 14. La mención de todos estos lugares insinúa que Israel volverá a formar una nueva nación con todas sus tribus, desapareciendo la tradicional separación habida después de la muerte de Salomón. Y, sobre todo, ese nuevo Israel será muy distinto del histórico anterior al exilio. La prueba tremenda de la abandonado de su Dios, sintiera nostalgias de El.cautividad ha servido para que Israel, Por eso, en la nueva teocracia (en aquellos días. de la plena rehabilitación de Israel en los tiempos mesiánicos) se verá libre de las tradicionales lacras, en tal forma que se buscara la iniquidad en Israel y no se hallará (v.20). Es la realización plena de la nueva alianza con las leyes escritas en el corazón 15. La nueva comunidad israelita vivirá del conocimiento y del amor de su Dios. Por ello, Yahvé se manifestará en toda su magnanimidad: seré propicio a los que queden, es decir, el resto salvado de Israel16, núcleo de restauración en los tiempos mesiánicos. Para entrar en la nueva fase teocrática es preciso una amplia amnistía de los pecados del pueblo israelita 17. De nuevo nos encontramos ante entusiastas idealizaciones proféticas: la nueva comunidad será sin mancilla, viviendo íntegramente de la Ley de Dios. Históricamente, la realización de esto se da inicialmente en la Iglesia (Israel espiritual) y plenamente en la etapa definitiva mesiánica celeste, hacia la que converge este primer estadio histórico de la Iglesia militante.

Exhortación a los enemigos de Babilonia para. marchar contra ella (21-28)
21 Sube contra la tierra de Meratáyini y contra los habitantes de Pecod. ¡Mata a espada y extermínalos, oráculo de Yahvé, y haz cuanto yo te he mandado! 22 Estruendo de guerra en la tierra, inmensa ruina. 23 ¿Cómo ha sido roto en pedazos el martillo de toda la tierra? ¿Cómo ha venido a ser Babel horror entre las gentes? 24 Soy yo quien te ha tendido la red, y has quedado presa, ¡oh Babel! sin que te dieses cuenta. Estás tomada, has sido apresada, porque provocaste a Yahvé. 25 Yahvé abrió sus arsenales, ha sacado las armas de su cólera, porque tenía un quehacer el Señor, Yahvé de los ejércitos, en la tierra de los caldeos. 26Venid desde los últimos confines contra ella, abrid sus graneros, (haced de ella montones como de gavillas y destruid, que no quede nada. 27 Matad todos sus toros, que vayan al matadero. ¡Ay de ellos! les llegó su día, el tiempo de su castigo.2 Rumor de tumulto de los fugitivos, de los que escapan de la tierra de Babel, anunciando en Sión la venganza de Yahvé, nuestro Dios; la venganza de su templo.

De nuevo una urgente invitación a los invasores para que cumplan los designios punitivos de Yahvé 18. El profeta escoge dos nombres para designar Babilonia en consonancia con su pasado y su castigo: Meratayim se suele identificar con Nar Narratu (río amargo), la región pantanosa entre el delta formado por el Tigris y el Eufrates. Transcrito en hebreo, Meratayim significa doble rebelión, alusión a la insolencia de Babilonia contra Yahvé. El profeta ha escogido este nombre aplicado a Babilonia para establecer una paranomasia en consonancia con el pecado específico de Babilonia. Pecod es el Pukudu de los textos babilónicos, y designa una tribu aramea establecida en el extremo oriental de Babilonia. En hebreo, su nombre juega con la palabra paqad, que significa visitar con designios punitivos. Así, pues, se aludiría en este juego de palabras al castigo que le espera a Babilonia. Ha llegado la hora del exterminio contra la impía ciudad, y los conquistadores deben cumplir fielmente su cometido: haz cuanto te he mandado (v.21). El cumplimiento de la orden ya está en marcha: Estruendo de guerra en la tierra. (v.22); es el eco de los gritos de los vencedores, que siembran por doquier una inmensa ruina (v.22). De nuevo tenemos que hacer recalcar que estas descripciones proféticas son ideales, conforme al clisé tradicional de las invasiones, que solían llevar consigo la destrucción y la ruina por doquier. En realidad sabemos que las tropas de Ciro no sembraron la desolación al entrar en Babilonia, pero el hecho de la derrota total de la ciudad permanece a través de estas descripciones hiperbólicas y radicales.
También la tremenda frase puesta en boca de Yahvé, mata a espada y extermínalos (v.21), hay que entenderla en el contexto del profeta; es la justicia divina la que se va a manifestar en toda su magnitud; los conquistadores son meros ejecutores de dicha justicia de Yahvé, y conforme a las leyes de guerra de la época se predica el exterminio o jérem (anatema), es decir, la aniquilación de todo como consagración al Dios de los ejércitos, de forma que nada quede para el vencedor. Nuestra sensibilidad cristiana se horroriza ante estas tremendas leyes de exterminio, pero una vez más debemos recordar que la moral del A.T. es muy inferior a la del í. Ô., y que, por otra parte, los profetas, poseídos de la idea de la justicia vengadora de Yahvé, recargan los colores en sus descripciones para impresionar más en el auditorio, cómo lo hacen al encarecer la misericordia divina. Siempre nos encontramos con el radicalismo de expresión de los escritores orientales, que no tienen tintas medias, sino que lo que nosotros vemos como gris, ellos lo presentan como negro o blanco. Hablan para gentes de imaginación ardiente, que sistemáticamente recortan la mitad de la mitad del contenido ideológico expresado, y, por tanto, en este supuesto, es necesario recargar el cuadro en función de una idea que ciertamente ha de quedar en la práctica muy diluida.
El cumplimiento de la orden de destrucción le sugiere al profeta un canto elegiaco teñido de ironía sobre el vencido: ¿cómo ha sido roto en pedazos el martillo de toda la tierra? (v.23)19. Yahvé se había servido de Babilonia como de un martillo para abatir a otros pueblos pecadores, entre ellos Israel 20; pero ahora ese martillo, que parecía de hierro, ha sido roto en pedazos en manos de la justicia vengadora divina, que actúa también como un martillo sobre su anterior instrumento punitivo de los pueblos. Es la visión teológica de la historia en los profetas: Yahvé dirige el curso de la historia de todas las naciones y pide cuenta de sus acciones y desvarios. Babilonia se ha convertido en horror entre las gentes, pues todos los pueblos la considerarán como una ciudad maldita de Dios, que la destinó a la ruina 21. Babilonia, orgullosa en su opulencia, se creía a resguardo de todo peligro, y por eso no se daba cuenta que en su vida había gérmenes de destrucción y de muerte; de ahí que vivía totalmente despreocupada, sin darse cuenta que Yahvé le ha tendido la red (v.24), quedando presa como un animal cogido con lazos. Según Herodoto, cuando las tropas de Ciro habían tomado una parte de Babilonia, los de la otra parte, despreocupados, no se habían dado cuenta de ello 22. El profeta ve en todo esto los designios secretos de Yahvé, que, como un soberano equipado para la guerra, llegado el momento, abrió sus arsenales., sacando las armas de su cólera (v.26). Los instrumentos de Yahvé en esta gran cruzada contra el tirano babilónico son las naciones que, federadas bajo Ciro, caen sobre Babilonia 23, pues Yahvé tenia un quehacer en la tierra de los caldeos (v.25): manifestar su justicia vengadora sobre un pueblo insolente y opresor. Por eso, enfáticamente invita a sus instrumentos de justicia a hacer presa en las riquezas inmensas de la nación vencida, enriquecida contra toda justicia: Venid desde los confines de la tierra., abrid sus graneros, haced de ella montones de gavillas y destruid (v.26). Nada debe quedar para la antigua nación opresora. Es la ley del jérem, o de la consagración al exterminio, del Deu_13:10s. Y entre las víctimas de esta hecatombe no deben faltar los toros, probable alusión a los guerreros babilonios vencidos. Todos están destinados al matadero. Es su día, el tiempo de su castigo (v.2y). Cumplida la sentencia de exterminio, el profeta refleja nerviosamente la nueva de la catástrofe traída por los fugitivos, y entre ellos los israelitas, que anuncian en Sión la venganza de Yahvé (v.28) 24. Es el triunfo de la justicia divina sobre la nación opresora, y por eso el momento de la alegría para los rescatados de la esclavitud.

Nueva Invitación a atacar a Babilonia (29-40).
29 Convocad contra Babel a los arqueros, a cuantos entesan el arco; cercadla, que no escape nadie; retribuidla según sus obras, haced con ella como ella hizo, pues se irguió contra Yahvé, contra el Santo de Israel. 30 Por eso caerán sus jóvenes en sus plazas, y todos sus hombres de guerra perecerán aquel día. 31 Heme aquí contra ti, insolente, oráculo del Señor, Dios de los ejércitos. Ha llegado tu día, el día de tu castigo. 32 Vacila la insolente, caerá, y nadie podrá levantarla. Yo pegaré fuego a sus ciudades, que consumirá todos sus alrededores. 33 Así dice Yahvé de los ejércitos: Los hijos de Israel viven en la opresión, y con ellos los hijos de Judá. Cuantos los hicieron esclavos, los retienen, y rehusan soltarlos. 34 Pero su redentor es fuerte; su nombre es Yahvé de los ejércitos. El sabrá defender su causa, para dar reposo a la tierra y confusión a los habitantes de Babilonia. 35 ¡Espada contra los caldeos oráculo de Yahvé y contra los moradores de Babel, contra sus grandes y contra sus sabios! 36¡Espada contra sus mentirosos adivinos, que serán tenidos por necios! ¡Espada contra sus hombres de guerra, que se llenarán de pavor! 37¡Espada contra sus caballos, y contra sus carros, y contra todas sus tropas auxiliares25, que están en medio de ella, que se harán como mujeres! ¡Espada contra sus tesoros, que serán saqueados! 38 ¡Espada contra sus aguas, que se secarán! Porque es tierra de ídolos y se glorían por sus espantajos. 39Por eso se convertirá en cubil de fieras y chacales, en morada de avestruces. Y no será más habitada, ni poblada por siglos. 40Como destruyó Yahvé a Sodoma, a Gomorra y a las ciudades vecinas, no habitará hombre en ella, ni morará en ella hijo de hombre.

Babilonia es condenada por su arrogancia y opresión sobre otros pueblos. Yahvé convoca a los arqueros persas, dirigidos por Ciro, para que pongan cerco a la ciudad opresora e insolente. Babilonia no ha querido limitarse a ser instrumento de la justicia de Yahvé, y se ha atrevido a profanar el santuario de Yahvé, destruyendo totalmente al pueblo elegido: se irguió contra Yahvé (v.29). Por eso está decretada su destrucción, con la hecatombe de sus jóvenes y de sus guerreros (v.30) 26. Babilonia ha atentado contra el Santo de Israel, expresión rara en Jeremías y característica de Isaías. Yahvé, al ser santo, es inaccesible, trascendente a todo lo profano y pecaminoso y, por tanto, intransigente con toda transgresión e iniquidad. Por eso debe castigar la insolencia de Babilonia, que ha mancillado el templo santo de Jerusalén y ha querido exterminar al pueblo santo de Israel, sellado con la elección divina. Yahvé, como Santo, debe vengar los atropellos cometidos contra su soberanía y contra la santidad de su pueblo.
Por eso sale al paso de la arrogancia de Babilonia: Heme aquí, insolente.; ha llegado tu día (v.31). Sobre todas las iniquidades de Babilonia hay una que permanece continuamente ante los ojos de Yahvé; es la opresión de su pueblo. Esto está exigiendo venganza, ya que Babilonia se obstina en mantenerlos en la opresión. como esclavos (v.33). En Mesopotamia están aún cautivos los hijos de Israel (el reino del norte, cuyos habitantes fueron deportados por los asirios en el siglo VIII), y los hijos de Judá, o reino del sur, deportados por las tropas de Nabucodonosor. Pero el pueblo escogido tiene un precioso valedor o Redentor (v.34), que es fuerte, y garantía de su poder es su nombre único de Yahvé de los ejércitos. Israel era la heredad de Yahvé; por tanto, a Yahvé le correspondía defender los derechos de su pueblo como go'el o defensor familiar 27. Sobre todo, en la opresión de Israel estaba comprometido el honor y la majestad de su Dios. Nadie tenía verdadero poder sobre el pueblo israelita sino Yahvé, que lo había rescatado de Egipto y lo había formado como colectividad nacional. Yahvé, pues, celoso de sus derechos (el Santo de Israel), debe salir por los fueros de su pupilo y defender su causa para dar reposo a la tierra (v.34). La venganza sobre Babilonia debía traer como consecuencia la vindicación de los derechos del pueblo israelita, oprimido, y la liberación de los otros pueblos esclavizados. Con la desaparición de la nación opresora, las demás naciones de la tierra encontrarían reposo, pues no tendrán que temer el yugo opresor28. La derrota de Babilonia traerá el alivio a los demás pueblos, mientras que será ocasión de confusión para los habitantes de Babilonia (v.34b), orgullosos de su poderío sobre los demás pueblos.
Los v.35-38 constituyen el llamado canto de la espada. Con estilo dramático y entrecortado, el profeta anuncia la guerra contra la nación babilónica en todas sus manifestaciones sociales. Nadie ni nada podrá salvarse de la espada de Yahvé enviada para castigarla. En primer lugar caerán los más responsables: grandes y sabios (v.35), la clase alta de la sociedad, que se manifestaba más insolente con los pueblos vencidos. Entre ellos están los adivinos o astrólogos, tan numerosos en Babilonia. Toda la vida de los hombres y de la nación dependía, según ellos, del curso de los astros; pero de nada les valdrán sus cálculos, pues a la hora del castigo serán tenidos por necios (v.36). Incluso los famosos guerreros desfallecerán como mujeres, llenos de miedo. Y todo el aparato guerrero de caballos y carros, orgullo de la nación y espanto de los pueblos vencidos, no servirá para nada cuando llegue la hora de la espada de Yahvé.
Las mismas tropas mercenarias (v.37) temblarán como mujeres. De nada les servirá su veteranía en la profesión de las armas, porque vendrá otro ejército más aguerrido, manejado, como espada, por el mismo Yahvé. Y la guerra, en su plena manifestación, dará un golpe de gracia a toda la riqueza agraria babilónica, basada en las canalizaciones del Tigris y del Eufrates: espada contra sus aguas (v.38). Todas las obras de regadío desaparecerán bajo el golpe de la guerra, de la espada enviada por Yahvé 29. Con ello vendrá la sequía y la miseria de la nación. De hecho no sabemos que los persas, al entrar, se hayan ensañado contra las maravillosas obras de ingeniería de canalización de los mesopotámicos. Pero el profeta idealiza la situación conforme a los tradicionales cuadros de invasión, que trae como consecuencia la destrucción de las naciones vencidas con todas sus riquezas y recursos naturales.
Yahvé castiga a Babilonia por su arrogancia, pero también por su exagerada idolatría: porque es tierra de ídolos (v.38b). Para los israelitas, los simulacros de sus dioses son meros espantajos, y no comprenden que se gloríen de ellos. Por eso, Yahvé ha decretado su destrucción. Los v.39-40 imitan Isa_13:19-22, y el v.40 es idéntico a Jer_49:18. Todo esto nos hace pensar en el carácter redaccional artificial de varios pasajes de este capítulo, que tiene el aire de una compilación de pequeños poemas reunidos por un redactor posterior. Babilonia, según las imágenes tradicionales de los profetas, quedará convertida en ruinas, morada de los chacales y avestruces, siendo deshabitada por los siglos. La profecía se cumplió materialmente, ya que hoy día la antigua ciudad no es sino un montón informe de ruinas, con un puro valor arqueológico para los eruditos. Su destino ha sido, en este sentido, similar al de Sodoma y Gomorra (v.40), las dos ciudades tradicionalmente malditas en la historia bíblica: no morará en ellas hijo de hombre. La frase tiene un valor profético altísimo teniendo en cuenta que, cuando fue proferido el oráculo, Babilonia, con su millón de habitantes, era el emporio comercial del mundo conocido.

La invasión, inminente (41-46).
41 Ya viene del norte un pueblo, una nación grande; muchos reyes se alzan de los confines de la tierra. 42 Empuñan el arco y el venablo, son crueles y sin piedad. Su estrépito es como el mugido del mar; montan caballos, vienen con todos los pertrechos de guerra contra ti, hija de Babel. 43 El rey de Babel ha recibido la noticia, se le han caído los brazos, es presa de la angustia y de dolores, como de mujer en parto. 44 Vedlos, se lanzan como leones que suben de los boscajes del Jordán a los pastos siempre verdes. En un momento los hago partir y establezco allí a quien me place. ¿Pues quién como yo? ¿Quién me pedirá cuentas? ¿Quién es el pastor que podrá oponérseme? 45Oíd, pues, los designios de Yahvé contra Babel, sus planes contra Caldea. Irán conducidos por lo más ruin del rebaño, y a su vista los pastizales se asombrarán. 46 Al rumor de la conquista de Babel temblará la tierra; sus ecos repercutirán en las naciones.

Los v-41-43 son una reproducción Deu_6:22-24, aplicados al caso de Babilonia (véase el comentario a dicho lugar). Todo esto prueba el carácter antológico de esta sección. Igualmente, los v.44-46 son una reproducción del oráculo contra Edom (Deu_49:19-21), sustituyendo el nombre de esta nación por el de Babilonia. Véase el comentario en dicho pasaje relativo a Edom, ya que el sentido es el mismo, y sus símiles idénticos.

1 Cf. lo dicho para otros pueblos: Egipto,Deu_46:25; Moab, 48,7; Amón,Deu_49:4. 2 Cf. Jer_1:14. 3 Cf. 50,20; Jer_3:18. 4 Amó_8:18. 5 Cf. Ose_2:18; Isa_14:1. 6 Cf. Jer_2:8; Jer_23:1. 7 Cf. Jer_2:20; Jer_3:6.23. 8 Cf. Jer_14:8; 17:13- 9 Cf. Jera.ó; 51:43 10 Cf. Jer_49:17; Amó_19:8. 11 Algunos creen que esta última frase es adición posterior. Cf. Jer_25:38; Jer_46:16. 12 En el texto griego falta el nombre de Nabucodonosor. 13 Cf. Isa_33:9; Miq_7:14. 14 Cf. Amo_4:1; Nah_1:4; Num_32:1; Isa_35:2. 15 Cf. Jer_31:31-34- 16 Cf. Jer_31:7s; 44:14- 17 Cf. Jer_31:34; Isa_40:2; 59:1s. 18 Muchos autores consideran esta sección de los v.21-28 como un poema aparte. 19 Cf. el canto irónico de Isa_14:3. 20 Cf. Jer_51:20s. 21 Cf. lo mismo aplicado a Israel, Jer_25:18; Jer_25:20.18 22 Cf. Herod., I 191. 23 Cf. Isa_13:5. 24 La frase venganza de su templo falta en los LXX, y está tomada Deu_51:11. 25 Lit. la palabra hebrea usada aquí significa mezcla, aludiendo al conglomerado de tropas mercenarias de diversos pueblos. 26 Cf. Isa_1:4; Isa_5:19; Isa_10:5; Jer_51:5. 27 El go'el era el miembro de la familia que tenía que vengar los ultrajes cometidos contra alguno de la misma. Además tenía derecho y deber de rescatar una propiedad que había pasado a manos extrañas. Cf. Lev_25:25; Pro_23:11; Job_19:25; Isa_43:14; Isa_43:446 14· 41:14; 48:17; 54:5- 28 Cf. Is 14:7- 29 Algunos autores han querido cambiar jóreb (espada) en jórcb (sequía) para adaptar mejor la imagen al contexto, pues no comprenden que la espada se envíe contra las aguas. Pero, tomando la espada como sinónimo de guerra en general, no hay dificultad, teniendo e ç cuenta el carácter eminentemente poético del fragmento.