Jeremías  51 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 64 versitos |
1 Así dice Yahvé: He aquí que voy a suscitar contra Babel y contra los habitantes de Leb-Qamay un espíritu exterminador,
2 y mandaré contra Babel bieldadores que la bielden, que harán evacuar su tierra, y vendrán de todas partes contra ella el día de su desventura.
3 No deje, pues, el arquero su arco de la mano ni se desciña la malla. No perdonéis a su juventud, exterminad todo su ejército.
4 Que caigan muertos en la tierra de Caldea, traspasados en sus plazas.
5 No son ya Israel ni Judá viudas de su Dios, Yahvé de los ejércitos. Porque su tierra está llena de crímenes ante el Santo de Israel.
6 Huid de Babel; salve cada uno su vida, no perezcáis por su iniquidad. Es el tiempo de la venganza de Yahvé, va a darle según su merecido."
7 Era Babel como copa de oro en manos de Yahvé, sirvió para embriagar a toda la tierra. Las naciones bebieron de su vino; por eso enloquecieron."
8 De repente Babel ha caído y se ha roto; gemid por ella. Id en busca del bálsamo para su herida, a ver si sana."
9 Hemos querido curar a Babilonia, pero no se ha curado; dejémosla, vamonos cada uno a nuestra tierra, porque sube su maldad hasta los cielos y se eleva hasta las nubes."
10 Yahvé ha hecho justicia a nuestra causa; venid, anunciemos en Sión) la obra de Yahvé, nuestro Dios."
11 ¡Afilad las saetas, llenad las aljabas! Yahvé ha excitado el espíritu de los reyes de Media. Tiene contra Babel un proyecto: destruirla. Es la venganza de Yahvé, la venganza de su templo.
12 Alzad las banderas sobre los muros de Babel, esforzad la guardia, preparad emboscadas. Porque Yahvé hará, como lo pensó, todo cuanto ha dicho contra los habitantes de Babel.
13 Tú que moras junto a aguas abundantes, rica de tesoros, ha llegado tu fin, el término de tu destino.
14 Por sí mismo lo juró Yahvé de los ejércitos: te inundaré de hombres como de langostas, y lanzarán contra ti gritos de triunfo.
15 El con su poder ha hecho la tierra, con su sabiduría cimentó el orbe y con su inteligencia tendió los cielos.
16 A su voz se congregan las aguas en el cielo. El hace subir las nubes desde los confines de la tierra, hace brillar el rayo entre la lluvia y saca los vientos de sus escondrijos.
17 Embrutecióse el hombre sin conocimiento, los orífices se cubrieron de ignominia por sus ídolos, pues no funden sino vanidades, que no tienen vida.
18 Son cosa vana, ridicula; el día de la cuenta perecerán."
19 No es ésta la herencia de Jacob, que El es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad; su nombre es Yahvé de los ejércitos."
20 Tú me fuiste martillo y maza de guerra; contigo aplasté pueblos, contigo quebranté reinos,"
21 contigo derribé caballo y caballero, contigo aplasté al carro y al conductor,
22 contigo aplasté hombres y mujeres, contigo aplasté viejos y niños, contigo aplasté mozos y doncellas,
23 contigo aplasté al pastor y a su rebaño, contigo aplasté al labrador y a su yunta, contigo aplasté gobernantes y jueces.
24 Pero yo devolveré a Babel y a todos los habitantes de Caldea todo el mal que a vuestros ojos hicieron ellos a Sión, oráculo de Yahvé.
25 Heme aquí contra ti, ¡monte de destrucción — oráculo de Yahvé — que destruyó la tierra! Yo extenderé mi mano sobre ti y te haré rodar desde lo alto de las rocas, y haré de ti mi horno encendido.
26 No se sacará más de ti una piedra angular, ni una piedra de cimiento,Serás perpetua ruina, oráculo de Yahvé.
27 Alzad bandera en la tierra, tocad las trompetas en las naciones, santificad (para la guerra) contra ella las gentes, convocad contra ella los reinos de Ararat, de Minni y Askenaz. Instituid contra ella oficiales, lanzad contra ella los caballos 1 como langostas hirsutas.
28 Santificad (para la guerra) contra ella a las naciones, a los reyes de Media, a sus jefes, a todos sus sátrapas y a toda la tierra de su jusrisdicción.
29 La tierra tiembla y se estremece, porque va a cumplirse el designio de Yahvé contra Babel, para hacer de la tierra de Babel un desierto inhabitable.
30 Los guerreros de Babel han cesado de combatir, permanecen en las fortalezas. Han perdido su valor, se han vuelto mujeres.
31 Corren los correos uno al encuentro del otro, y unos mensajeros al encuentro de otros mensajeros, para anunciar al rey de Babel que su ciudad ha sido tomada del uno al otro extremo.
32 Los vados, ocupados; las defensas, ardiendo, y los hombres de guerra, abatidos."
33 Porque así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: La hija de Babel es como una era al tiempo de ser apisonada; bien pronto le llegará a ella el tiempo de la recolección."
34 El rey de Babilonia, Nabucodonosor, me devoró, me consumió, me dejó como vasija vacía, me tragó como dragón, y llenó su vientre de mis bocados más suculentos.
35 Sean sobre Babel mi violencia (sufrida) y mis carnes, dice la moradora de Sión, y mi sangre sobre los habitantes de Caldea, dice Jerusalén.
36 Por eso dice Yahvé: He aquí que yo tomaré por mi cuenta tu causa; yo te vengaré, yo secaré su mar y cegaré sus manantiales,"
37 y se convertirá Babel en un montón de ruinas, en guarida de chacales, objeto de horror y de sarcasmo, sin habitantes.
38 Todos a una rugen como leones, gruñen como cachorros de leona.
39 En su fiebre, yo les prepararé la bebida, los embriagaré para que se adormilen y duerman el sueño eterno, del que no despertarán, oráculo de Yahvé.
40 Yo los llevaré al degüello como corderos, como carneros y chivos.
41 ¿Cómo ha sido tomada “Sheshak”? ¿Cómo ha sido conquistada la gloria de toda la tierra? ¿Cómo ha venido a ser Babel objeto de horror entre las naciones?
42 Ha subido el mar contra Babel, la ha sumergido bajo el cúmulo de sus olas.
43 Sus ciudades se han convertido en desolación: tierra árida y desierta, que nadie habitará ni por la que pasará hijo de hombre.
44 Yo me ensañaré contra Bel en Babilonia, yo le haré vomitar por la boca cuanto engulló; ya no concurrirán más a él las gentes; caerán también las murallas de Babel."
45 Sal de ella, pueblo mío; salve cada cual su vida ante el furor de la cólera de Yahvé."
46 No se turbe vuestro corazón ni temáis por el rumor que se ha oído en la tierra, pues un año correrá un rumor, y el otro otro; habrá violencia en la tierra, un tirano contra otro tirano."
47 Por eso vienen días en que yo me ensañaré contra los ídolos de Babel, y toda su tierra se cubrirá de vergüenza, y todos sus muertos yacerán sobre ella.
48 Cielos y tierra y cuanto hay en ella se alegrarán por Babilonia, pues del norte vendrán contra ella los devastadores, oráculo de Yahvé.
49 Por los muertos de Israel caerá Babel, como por Babel cayeron los muertos de toda la tierra.
50 Los que hayáis escapado de la espada, partid, no os detengáis. Desde lejos acordaos de Yahvé, y que vuelva Jerusalén a vuestra memoria.
51 Estamos llenos de vergüenza, hemos sido ultrajados; ¡nuestro rostro se cubre de confusión, pues entraron extranjeros en el santuario de la casa de Yahvé."
52 Por eso vienen días — oráculo de Yahvé — en que yo visitaré a sus ídolos, y por toda ¿u tierra se oirá el gemir de los heridos.
53 Aunque se alzase Babel hasta el cielo e hiciera inaccesibles por los altos sus baluartes, vendrán contra ella devastadores de mi parte, oráculo de Yahvé.
54 Oynse los alaridos de Babel, ruina grande en la tierra de los caldeos.
55 Porque devasta Yahvé a Babel y pone fin a su gran jactancia, y braman sus olas como aguas desbordadas, retumban con estruendo,
56 porque ha venido contra Babel el devastador. Son apresados sus guerreros, rotos sus arcos, porque es Yahvé Dios de retribuciones y les da según su merecido.
57 Y emborracharé a sus grandes, a sus sabios, a sus jefes, a sus magistrados, a sus guerreros, y dormirán un sueño eterno, del que no despertarán, oráculo del Rey, cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos.
58 Así dice Yahvé de los ejércitos: La ancha muralla de Babel será enteramente arrasada; sus altas puertas, quemadas, Trabajaron en vano los pueblos, y las naciones para el fuego se han cansado."
59 Misión que encomendó Jeremías, profeta, a Saraya, hijo de Nerías, hijo de Masías, al ir éste a Babilonia con el rey Sedecías el cuarto año de su reinado. Saraya era entonces gran intendente.
60 Escribió Jeremías en un volumen todo el mal que había de venir contra Babilonia, cuanto había escrito sobre Babilonia.
61 Y dijo Jeremías a Saraya: Cuando llegues a Babilonia, lee en voz alta todo esto,
62 y dirás: Yahvé, tú has hablado de destruir este lugar, sin que haya ni hombre ni ganado que lo habite, hecho perpetua soledad.
63 Cuando hayas acabado de leerlo, le atarás una piedra y lo arrojarás en medio del Eufrates,
64 diciendo: Así se hundirá Babilonia, sin alzarse ya más del estrago y de la destrucción que yo traeré sobre ella. Hasta aquí las palabras de Jeremías.

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Introducción a Jeremías 

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Jeremías.

Introducción.

Vida del Profeta.
Jeremías (en heb. Yirmeyahu: Yahvé exalta?) aparece en la introducción histórica a sus oráculos como hijo de Releías, del linaje de los sacerdotes que habitaban en Anatot, 1 la actual Anata, a unos cuatro kilómetros al nordeste de Jerusalén, camino del desierto, que era también la patria del sumo sacerdote Abiatar, 2 a cuya familia sacerdotal podía pertenecer el profeta. Cuando era aún muy joven, en el año 13 del reinado de Josías (627 a.C.), fue llamado al ministerio profético, 3 que ejerció durante los reinados de este rey y de sus sucesores Joacaz (609), Joaquim (609-598), Joaquín o Jeconías (598) y Sedecías (598-586); y aún sobrevivió a la catástrofe nacional del 586 a.C. Su vida fue muy agitada, ya que tuvo que sufrir en los vaivenes de la política después de la muerte del piadoso rey Josías (609). Durante el reinado de éste, colaboró extraordinariamente en la reforma religiosa emprendida en 622-621, cuando fue hallado el libro de la Ley en los cimientos del templo. Su vida, en este sentido, es paralela a la de Isaías, que un siglo antes había prestado auxilio moral en la reforma religiosa emprendida por el también piadoso rey Ezequías (727-698).
Bajo el rey Joaquim (609-598), el profeta de Anatot tuvo que sufrir mucho, en primer lugar de sus propios conciudadanos de Anatot 4; y en Jerusalén, por recriminar la impía conducta del pueblo, fue encarcelado 5; y por anunciar la ruina de la ciudad, los sacerdotes quisieron atentar contra su vida, siendo librado de la muerte por algunos príncipes que recordaron la profecía de Miqueas sobre la destrucción de Jerusalén.6 En el año 604 (año cuarto del reinado de Joaquim) dictó sus oráculos a su amanuense Baruc, y los leyó al año siguiente públicamente en el templo. Por orden del rey Joaquim - indignado porque Jeremías le echaba en cara su impiedad y tiranía - fueron quemados7; pero Jeremías los volvió a dictar a Baruc. 8 Más tarde fue encarcelado, como traidor, por orden del rey Sedecías (597-587). 9 Fue libertado después de la toma de Jerusalén por los babilonios (586), quedando por algún tiempo dedicado a la consolación de los vencidos y a la reconstrucción religiosa y nacional del país en colaboración con el gobernador Godolías, nombrado por Nabucodonosor. Pero la facción ultranacionalista asesinó al gobernador, huyendo a Egipto, llevándose por la fuerza al profeta, el cual continuó allí su obra de exhortación a la penitencia. 10 Según la tradición judaica, Jeremías fue lapidado en Egipto por sus compatriotas, a los que recriminaba su pésima conducta . Según una tradición menos fundada, Jeremías fue llevado por Nabucodonosor a Babilonia después de haber conquistado Egipto en el 566 a.C. 12

Índole temperamental del profeta.
En el profeta Isaías hemos indicado como características de su temperamento la virilidad, serenidad y aplomo ante las situaciones críticas, como consecuencia de ser un hombre reflexivo y aun cerebral, con pocas concesiones a lo afectivo. Jeremías es, al contrario, un hombre de temperamento afectivo y aun tímido, el cual, sin embargo, tuvo que afrontar situaciones mucho más críticas que su antecesor Isaías. A pesar de su natural retraído y solitario, el profeta de Anatot, con la gracia divina, supo mantenerse firme y enérgico cuando llegaba la hora de la intransigencia. A pesar de tener un profundo amor hacia su pueblo, Jeremías tuvo que predicar el sometimiento a Babilonia, apareciendo como traidor a la causa nacional. Esta fue su gran tragedia; fue tan amarga su misión, que muchas veces, llevado de su natural, protesta ante Dios por haberle obligado a soportar una carga superior a sus fuerzas y que está en contra de sus sentimientos. 13 Quiso orar por la salud de su pueblo, y Yahvé se lo prohibió 14; quiso callar sus oráculos de exterminio sobre Jerusalén, pero no podía, porque le ardían como fuego en su interior. 15 Varias veces, en medio de esta lucha psicológica, se atrevió a quejarse de Yahvé. 16
Su misión era la de destruir, arrancar, arruinar y asolar, levantar, edificar y plantar17; debía ser el contrastador de la conducta de su pueblo, 18 el portavoz de la ira de Yahvé, anunciando la destrucción, 19 mientras que él, dulce y tranquilo por temperamento, hubiera deseado anunciar cosas agradables al pueblo oprimido 20. Fue durante su vida un signo de contradicción, 21 objeto de las burlas de sus contemporáneos. Hubiera querido huir al desierto para vivir tranquilo. 22 Dios es su seductor, por haberle obligado a aceptar una misión para la que no se siente con fuerzas. 23 Pero no puede menos de seguir los impulsos de su Dios: Tú me sedujiste, ¡oh Yahvé! y yo me dejé seducir. Tú eras el más fuerte, y fui vencido. Ahora soy todo el día la irrisión, la burla de todo el mundo. Siempre que les hablo tengo que gritar, tengo que clamar: ¡Ruina, devastación! Y todo el día la palabra de Yahvé es oprobio y vergüenza para mí. Y aunque me dije: 'No pensaré más en ello, no volveré a hablar en su nombre', es dentro de mí como fuego abrasador, que siento dentro de mis huesos, que no puedo contener y no puedo devorar. 24
Su misión es la de ser un signo constante de contradicción: Soy objeto de querella y de contienda para todos. A nadie presté, nadie me prestó, y, sin embargo, todos me maldicen. ¿Soy yo culpable? ¿En el tiempo del infortunio no te rogaba por el bien de los que me odian?25 No caben palabras más elocuentes para describir la tragedia íntima de Jeremías, la paradoja de una vida entregada a una misión que contrariaba a sus afectos más íntimos. Toda su vida fue un sufrimiento continuo por la incomprensión, el escepticismo, la ironía sangrienta. A pesar de todo, sentía que Yahvé, aunque su seductor, era también su refugio y su fortaleza, 26 Por eso, en medio de las contrariedades prosigue su tarea de profeta, de centinela de los intereses espirituales de su pueblo, anunciando el peligro, pero, al mismo tiempo, la era mesiánica, que será el gran contraste con las angustias e incomprensiones de sus compatriotas. 27
En ningún profeta aparece tan clara la vocación divina al ministerio profético como en Jeremías, ya que la labor que se impone en nombre de Dios está en total contradicción con su temperamento, retraído, afectivo y pacífico. Los Santos Padres presentan al profeta de Anatot como el tipo doliente de Cristo, que es incomprendido de sus compatriotas y sufre por la ceguera de su pueblo. Hasta su misma vida de celibato le asemeja al Maestro de Nazaret. Pero, naturalmente, el tipo difiere mucho del antitipo, porque en Cristo no se dan los desahogos airados de Jeremías, que llega en algunos momentos a desear el castigo de sus enemigos. 28 Es la diferencia del hombre puramente hombre y el Hombre-Dios.

Ambiente histórico.
A Jeremías le tocó asistir a la mayor tragedia de su pueblo, la catástrofe del 586, en que tuvo lugar el colapso nacional de Judá como consecuencia de una equivocada política nacionalista contra el invasor babilonio. Por ello, los últimos años de la vida del profeta no pudieron ser más agitados, ya que tuvo que hacer frente a la facción egiptófila, que postulaba una resistencia a ultranza contra el coloso caldeo. En 625 había muerto Asurbanipal (668-625), el monarca más grande de Asiría, que había logrado llegar con sus tropas hasta Tebas, en el Alto Egipto. Después de él, el general caldeo Nabopolasar logró liberar a Babilonia del yugo asirio, inaugurando así su reinado (625-605). Los viejos sueños de Merodacbaladán contra Senaquerib se van a cumplir ahora, cuando el imperio asirio, gastado, entra en su ocaso. Los medos, por su parte, caen sobre el nordeste del imperio asirio a las órdenes de Ciáxares, y, al no poder tomar la ciudad de Asur, se alian con el rebelde Nabopolasar de Babilonia en el sur. El pacto fue sellado por el matrimonio del hijo de Nabopolasar, llamado Nabucodonosor, con la hija del medo. Después de infructuosos ataques aislados contra Asur y Nínive, lograron por fin tomar esta ciudad en 612 a.C. El rey asirio Asuruballit se trasladó a Jarran con ánimo de organizar la resistencia, pero también esta ciudad cayó en poder de la coalición medo-babilonia. El faraón egipcio Necao II acudió en auxilio del rey asirio en 609, pero fue derrotado a las puertas de Jarran por Nabopolasar.
En el reino de Judá sucedían también cambios importantes durante este tiempo. En 640 moría el impío rey Manases, que se había dedicado sistemáticamente a deshacer la reforma religiosa que había emprendido su padre, el piadoso Ezequías, con la aprobación y auxilio moral de Isaías. Persiguió a los fieles yahvistas, introduciendo, como su abuelo Acaz, los cultos asirios en el templo. 29 Su hijo Amón seguía la misma conducta, pero fue asesinado en 640 a.C., subiendo al trono su hijo de ocho años, Josías (640-609), el cual, educado religiosamente bajo la égida de los sacerdotes, empezó de nuevo la reforma religiosa. En 621 tuvo lugar un acontecimiento notable: el hallazgo del libro de la Ley en los cimientos del templo, al parecer el Deuteronomio 30. Inmediatamente mandó poner por obra sus preceptos relativos a la centralización del culto y la supresión de todos los santuarios sincretistas que pululaban en el país. Incluso extendió su reforma religiosa al antiguo reino de Samaría, que desde el 721 era una provincia asiría. 31
El piadoso rey se consideraba dueño de aquellos territorios, y por eso en el 609 salió al paso del faraón Necao II, con el que trabó batalla desigual en Megiddo, cerca del monte Carmelo, y allí murió trágicamente (609 a.C.). 32 Con esta pérdida se comprometió toda su obra de reforma religiosa y se terminó el ciclo de paz relativa que desde hacía veinte años disfrutaba el reino de Judá. Su hijo Joacaz fue su sucesor, aclamado por el pueblo de la tierra, o clase humilde del país; pero Necao II le depuso, y entronizó en su lugar a su hermano Eliaquim, al que puso el nombre de Joaquim (609-598) en señal de dominio. 33 El nuevo rey era de carácter despótico y no favoreció el desarrollo de la vida religiosa en el país, cometiendo torpezas políticas que le llevaron a la ruina. 34 Es bajo su reinado cuando comenzó el calvario de Jeremías, el cual había sido muy bien considerado por el piadoso Josías. En 605, Nabucodonosor hizo una incursión por la tierra siro-fenicia-palestina después de haber derrotado al faraón Necao II en Carquemis, 35 persiguiéndolo hasta la frontera egipcia. El rey Joaquim le ofreció tributo, y así se liberó de la invasión caldea. Nabucodonosor se volvió a Babilonia para recoger las riendas del imperio al morir su padre en 605 a.C.
Poco tiempo después, el rey Joaquim de Judá se atrevió a rebelarse contra el babilonio,36 y al principio Nabucodonosor no tomó en serio esta actitud, enviando sólo unas partidas de soldados caldeos, árameos, moabitas y amonitas para que hostigaran el país de Judá. 37 Pero, una vez que se vio desembarazado de sus preocupaciones en Babilonia, Nabucodonosor emprendió una expedición punitiva contra Jerusalén en 598 a.C. 38 Joaquim murió durante el asedio (no está claro si de muerte natural o violentamente), 39 y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual capituló a los tres meses de subir al trono, siendo llevado en cautividad, con su familia y lo más selecto de la nación, a Babilonia. 40 Nabucodonosor puso en su lugar en el trono a su tío Matanías (hermano de Joaquim y de Joacaz), cambiándole el nombre en Sedecías (597-587). Al principio éste se mantuvo dócil al rey caldeo, mas en 594 entró en relaciones con los pueblos vecinos para insurreccionarse contra Babilonia; pero, por la intervención de Jeremías,41 la coalición antibabilónica no tuvo realización formal.
Egipto, por su parte, fomentaba la insurrección de los reyezuelos de Palestina contra el coloso babilonio. En el 589 subió al trono egipcio Hofra, el cual al punto orientó su política contra Nabucodonosor. Este decidió jugar la carta definitiva, y así se vino al occidente, estableciendo su cuartel general en Ribla, junto al Orontes (Alta Siria), seguramente para dirigir las operaciones contra Tiro, que continuaba resistiendo42. Contra Judá envió a uno de sus generales, Nabuzardán, el cual se apoderó de las pequeñas ciudades hasta lograr aislar a Jerusalén (589 a.C.). Ante el ataque del faraón Hofra, el ejército caldeo se vio obligado a levantar el sitio de Jerusalén para atacar al ejército egipcio, al que venció, llegando hasta las fronteras de Egipto. 43 Después el general babilonio se entretuvo en asediar a Laquis y Azeca antes de volver al asedio de Jerusalén. Esta tardanza hizo nacer el optimismo entre los jerosolimitanos, los cuales llegaron a apropiarse de nuevo los esclavos que habían manumitido. 44 Pero no tardó en comenzar de nuevo el asedio, y las condiciones de resistencia se hicieron imposibles. Jeremías predicaba la capitulación para evitar el desastre completo. Sedecías no supo imponerse a la facción nacionalista fanática, y en un momento de confusión huyó por una brecha, siendo alcanzado por los soldados caldeos en la llanura de Jericó, donde fue apresado y llevado a presencia de Nabucodonosor en Ribla. Más tarde fue llevado al exilio, sin que se sepan más noticias de él. Mientras tanto, Jerusalén caía en poder de los babilonios en julio del 586 a.C.; la parte cualificada de la población fue llevada en cautiverio hacia Babilonia, y Judá fue convertida en provincia babilónica. El vencedor nombró gobernador de dicha provincia arruinada al nativo Godolías, amigo de Jeremías. El nuevo gobernador procuró rehacer la vida política, económica y social de la nación; pero la facción ultranacionalista le asesinó, y los judíos, temiendo la represión, huyeron a Egipto, llevándose con ellos al profeta Jeremías, el cual se oponía a esta huida. Así terminó la vida de Judá como nación.
En este ambiente de inseguridad y de tragedia personal debemos estudiar los oráculos de Jeremías. No es fácil establecer una cronología de la mayor parte de sus oráculos, pero conocemos perfectamente el ambiente histórico en que se desarrolló su trágica vida, y esto nos sirve para comprender la actividad profética y literaria del profeta de Anatot, que merece el nombre de mártir.

El libro de Jeremías.
Los escritos profético-históricos que han llegado a nosotros con el nombre de Jeremías son - como los de Isaías - una colección desordenada de oráculos y de datos históricos, recopilados sin orden cronológico por un redactor posterior al profeta. Como en el libro de Isaías, pudiéramos distribuir los oráculos jeremianos lógicamente, según los tres apartados siguientes: a) profecías contra Judá y Jerusalén; b) profecías contra las naciones paganas; c) profecías relativas a la restauración de Israel como nación. Pero esta distribución lógica no corresponde a la cronológica y, sobre todo, no coincide con la distribución de los oráculos en el actual libro de Jeremías. Para darnos una idea de la distribución anómala de los oráculos, presentamos el cuadro siguiente según las indicaciones cronológicas del libro actual:

a) Reinado de Josías (640-609):
1:2 (año 13 de Josías: 627 a.C.).
3:6 (en tiempo de Josías: 626-609).
b) Reinado de Joaquim (609-598):
26:1 (principio del reinado de Joaquim: 608).
25:1 (año 4 de Joaquim: 605).
36:1 (año 4 de Joaquim: 605).
45:1 (año 4 de Joaquim: 605).
35:1 (durante el reinado de Joaquim: 609-598).
7:1 (principio de Joaquim: 608).
c) Reinado de Sedecías (598-586):
24:1 (después de la deportación de 598).
29:1 (después de la deportación de 598).
27:1 (al principio del reinado de Sedecías: 598).
28:1 (al principio del reinado de Sedecías: 598).
49:34 (al principio del reinado de Sedecías: 598).
32:1 (año 10 del reinado de Sedecías: 588).
33:1 (al tiempo de la detención de Jeremías: 588).
34:1 (durante el asedio de Jerusalén: 588-587).
37:1-6 (durante el asedio de Jerusalén: 588-587).
39:1-15 (poco después de la toma de Jerusalén: 586).
40:1 (poco después de la toma de Jerusalén: 586).
44:1 (mientras el profeta estaba en Egipto: 5865).

De esta distribución cronológica se deduce que la compilación actual se ha hecho en diversas épocas y sin criterio uniforme. Sin embargo, en la distribución actual del libro de Jeremías podemos dividir los oráculos en tres partes:

Parte I: Vaticinios contra Judá (c.2-29).
1. Corrupción general (c.2-6).
2. Contra el fetichismo del templo y el formalismo religioso (c.7-10),
3. Dios no perdonará al pueblo que infringe el pacto (c.11-17).
4. Simbolismo de la vasija rota. Sufrimientos de Jeremías (c. 18-20).
5. Invectivas contra la corte y los jefes políticos y falsos profetas (c. 21 - 23). Simbolismo de los dos cestos de higos (c.24).
6. Predicción del exilio de setenta años y oráculos contra las naciones (c.25).
Discurso en el templo y peligro para Jeremías (c.26). Muerte del profeta Urías (c.26:20). Jeremías y los falsos profetas (c.27-28).
7. Carta a los deportados (c.29).

Parte
II: La Era Mesiánica (c.30-33)
1. Retorno de Israel renovado (c.30-31).
2. El nuevo pacto (31:315).
3. Compra simbólica del campo de Anatot (c.32). Israel en la paz mesiánica (c.33).

Parte III: Vaticinios Durante el Asedio de Jerusalén (c.34-40)
1 Contra la injusticia de tomar de nuevo a los esclavos (c.34).
2. Los recabitas (c.35).
3. El rollo quemado por Joaquim (c.36).
4. Encarcelamiento de Jeremías (c.37-38).
5. Toma de Jerusalén (c.39-40).

Parte
IV: Vaticinios después de la caída de Jerusalén (c.40-45).
1. Godolías, gobernador (c.40-41).
2. Huida a Egipto (c.42-43).
3. Jeremías predice la suerte de los refugiados y de Egipto (c.43-44).
4. Apéndice: Vaticinio sobre Baruc (c.45).

Parte V: Vaticinio contra las naciones (c.46-51)
Apéndice: Fin de Jerusalén. Liberación de Joaquín (c.52).

Distribución Lógico-Cronológica General de los Oráculos.
I. Introducción: Vocación de Jeremías (1:1-19).
II. Oráculos contra Judá: (c.2:1-45:5).
1. Oráculos en tiempo de Josías (2:1-6:30).
Iniquidad del pueblo e ingratitud (2:1-3:5).
Las dos hermanas Israel y Judá, perversas (3:6-6:30).
2. Oráculos en tiempo de Joaquim (7:1-29:32).
Contra la falsa confianza en el templo (7:1-10,25).
Castigo por el pacto quebrantado (11:1-13:27).
Reprobación de Judá (14:1-20).
La cautividad anunciada (25:1-38).
Jeremías es condenado y salvado (26:1-24).
La muerte de Urías profeta (26:20).
Jeremías y los falsos profetas (27:1-28:17).
Epístola de Jeremías a los exilados (20:1-32).
3 Vaticinios en tiempo de Sedecías (21:1-24:10).
Contra la casa real, la corte y los falsos profetas (21:1-23:4).
Símbolos relativos a la suerte de Judá (24:1-10).
4 Vaticinios de salvación mesiánica (30:1-33:26).
Restablecimiento de Israel (30:1-31:30).
Nueva alianza (31:31-40).
Compra del campo, símbolo de la restauración (32:1-44).
Enmienda del pueblo y restauración (33:1-26).
5. Últimos vaticinios y sufrimientos de Jeremías (34:1-36:32).
Contra Sedecías y el pueblo (34:1-22).
Fidelidad de los recabitas (35:1-19).
Joaquim manda quemar los escritos de Jeremías (36:1-32).
6. Sucesos durante el asedio de Jerusalén (37:1-40:6).
Jeremías encarcelado y salvado (37:1-38:13).
Coloquio de Jeremías con el rey (38:14-28).
Destrucción de Jerusalén (39:1-40:6).
7. Después de la destrucción de Jerusalén (40:7-54:5).
Godolías, gobernador de Judá (40:7-41:18).
Fuga de los judíos a Egipto (42:1-43:7).
Jeremías en Egipto (43:8-44:30).
Consolación de Baruc (45:1-5).

III. Oráculos contra las naciones paganas (46:1-51:64).
1. Contra Egipto (46:1-28).
2. Contra los filisteos (47:1-7).
3. Contra Moab (48:1-47).
4. Contra Amón (49:1-6).
5. Contra Idumea (49:7-22).
6. Contra Damasco (49:23-27).
7. Contra Arabia (49:28-33).
8. Contra Elam (49:34-39).
9. Contra Babilonia (50:1-51:64) 45.

Apéndice histórico:
Cautividad de Sedecías, liberación de Jeconías. Destrucción de Jerusalén (52:1-34).

Autenticidad.
A la vista de esta distribución, podemos decir que el actual libro de Jeremías es una colección de oráculos y de relatos de diferentes épocas de la vida y actividad del profeta, que han sido reunidos al azar en el transcurso del tiempo. En realidad, parece que antes de reunirse en esta colección general existieron antes con unidad independiente en colecciones particulares, como resultado de aportaciones de redactores diferentes. Se suelen reconocer tres estratos en la formación de la actual colección de escritos de Jeremías: 1) oráculos en primera persona (c.1-25); 2) oráculos en tercera persona (c.26-35); 3) biografía del profeta (en tercera persona), dispuesta según un orden cronológico (c.36-45). La primera sección podría en general considerarse como redacción personal del profeta46. En ella está la sección de las llamadas confesiones de Jeremías, porque el profeta refleja sus luchas y problemas personales por cumplir fielmente su ministerio profetice, impuesto por Yahvé. Ningún profeta nos ha revelado como Jeremías ese carácter íntimo del oficio profético. Con toda sinceridad expresa sus dificultades, ansiedades, pensamientos y deseos y los de su Dios. 47
La parte biográfica, en que se habla en tercera persona, y algunos oráculos pueden ser obra de Baruc, su secretario. De todos modos hay que reconocer el carácter fragmentario de cada una de estas secciones. En el texto actual se dice que el profeta dictó algunos de sus oráculos y hechos personales a Baruc.48 Algunos de ellos aparecen en primera persona,49 mientras que otros están redactados en tono narrativo, en tercera persona.50 Los relatos de los c.37-44 parecen ser obra de Baruc, el cual puede considerarse como el principal compilador-redactor de la actual colección. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya abundantes adiciones posteriores al mismo Baruc.51 De hecho, muchos textos tienen gran parecido con otros del libro de Ezequiel,52 lo que indica que las tradiciones oraculares de ambos profetas se interfieren mutuamente, y un redactor posterior, sin mayor preocupación crítica, los asignó a alguno de ellos para que se conservaran en la colección canónica.

Texto y versiones.
Es célebre en la historia de la exégesis la gran discrepancia en el libro de Jeremías de los textos hebreo, masorético y griego de los LXX. La Vg sigue el texto hebraico. 53 En el texto griego falta la octava parte (unas 2.700 palabras) del TM. Esta tendencia a abreviar se concreta en la supresión de epítetos de Dios, fórmulas accesorias que no afectan a la sustancia de los oráculos. Incluso faltan algunos versículos íntegros.54 Además, la disposición de muchos de los oráculos no es igual en el TM y en el texto griego, pues éste coloca los oráculos contra las naciones después de 25:13, mientras que en el TM ocupan los c.46-51. Todas estas diferencias pueden explicarse por la diversidad de criterio del recopilador hebreo y el traductor griego. Así, bien pudo éste tener un criterio abre viador, y por ello suprime cosas que le parecen redundancias. Muchos autores,\sin embargo, suponen que hubo en principio dos textos originales hebreos, uno más ceñido y breve, seguido por el traductor griego y otro más amplificado y redundante, que estaría extendido en Palestina.55
La Vetus Latina está traducida sobre el texto griego, mientras que la versión de San Jerónimo (actual texto de la Vulgata) está sobre el texto hebreo masorético.56 La versión siríaca llamada Peshitta es muy afín al TM, aunque parece que en su redacción actual tiene influencias de la versión de los LXX e incluso del Targum de Jonatán 57.

Estilo literario.
La personalidad del profeta queda perfectamente retratada en su estilo, el cual, lejos de tener el vigor de expresión y la ironía de Isaías, se desliza ingenuamente, reflejando las ansias de paz de un alma atribulada. Se le ha querido comparar con el estilo virgiliano, 58 pero su situación psicológica es muy distinta de la del gran vate romano, y por eso sus expresiones tienen un contenido de tragedia, que, si no alcanzan el radicalismo del libro de Job, sin embargo, matizan sus pensamientos de inquietud y aun de desesperación. Jeremías es un alma nacida para la soledad, la tranquilidad del hogar, y, sin embargo, es lanzado por Dios a la vida agitada política de Judá en los momentos más críticos de su historia. Por otra parte, es un temperamento claramente afectivo, y en esto habría que compararlo con el profeta Oseas, pero no posee la riqueza de imaginación de éste. Pudiéramos caracterizar el estilo literario de Jeremías como carente de adorno. Con la mayor sencillez y sin pretensiones expresa sus profundas ideas, generalmente coloreadas con un aire de tristeza y amargura.
Por otra parte, en sus oráculos es propenso a la repetición de frases, imágenes y pensamientos.59 En su predicación suele depender mucho de la de los profetas anteriores y aun de la doctrina deutero-nomística, lo que es perfectamente explicable teniendo en cuenta que en su tiempo se encontró el libro de la Ley (probablemente el Deuteronomio), el cual le proporcionaba muchas expresiones e ideas estereotipadas para dar a entender sus propias ideas. Sin embargo, no se debe negar a Jeremías la elevada inspiración literaria y poética, ya que, aunque a veces su estilo es difuso y abunda en frases estereotipadas, con frecuencia es muy original en sus simbolismos e imágenes, algunas de belleza extraordinaria. Así, habla de Dios como fuente de agua viva,60 y a Israel lo compara a una camella o asno salvaje que anda alocado tras de los ídolos, 61 y en momentos de especial afección lo compara a una viña amorosamente cuidada por su Dios. 62
Tenía una especial predilección por la vida solitaria campestre, deseando habitar en una cabaña de viandantes en el desierto. 63 También siente nostalgia de la paz doméstica. La vida de celibato le ha sido impuesta por Dios.64 En las confesiones65 es donde mejor se revela el alma profunda del profeta. Su lucha interior entre sus afectos más queridos y su misión parece reflejada en una serie de expresiones sublimes, de una sinceridad desconcertante. En todas sus palabras hay un tono elegiaco y descorazonador, que sólo parece superado por el realismo y vigor de expresión del libro de Job. Algunos autores le han proclamado el poeta más grande entre los profetas de la Biblia.66 Esta afirmación parece basada en el aspecto puramente psicológico de la poesía jeremiana 67; pero, en conjunto, la elevación poética de Jeremías no se acerca a la de Isaías. Desde el punto de vista estilístico del lenguaje, el hebreo de Jeremías es muy inferior al de Isaías, pues aunque es clasicista, sin embargo, no es un estilo tan depurado y aticista como el de su gran antecesor. San Jerónimo dice que el estilo de Jeremías es sencillo y propio de uno que no está habituado a la elegancia ciudadana y literaria, como lo estaba Isaías.68 Los lingüistas encuentran en las expresiones de Jeremías influencias aramaicas en cuanto al vocabulario y a la sintaxis. 69
Aparte de la predicación oracular, Jeremías tiene especial preferencia por las acciones simbólicas para plasmar mejor sus ideas. 70 Este género de predicación era muy adaptado a la mentalidad poco evolucionada de muchos de sus oyentes. Como oriental, el profeta busca impresionar con sus acciones. Ezequiel seguirá esta pauta, y con él otros profetas.

Doctrina teológica.
En Jeremías encontramos las nociones teológicas comunes que ya hemos visto en Isaías, pues habían sido ya propuestas por Amos, Oseas y Miqueas. La gran tradición yahvista se continúa según las grandes ideas monoteístas en el sentido más estricto. Podemos distinguir en la predicación de Jeremías los siguientes apartados teológicos.
1. Dios. - Enfáticamente se dice que los ídolos son vanidades,71 y, por tanto, implícitamente se expresa la idea de la sola existencia del Dios de Judá e Israel, que es la fuente de la vida, 72 y, como Dios, escruta y penetra los más íntimos pensamientos de los hombres. 73 La trascendencia divina aparece en la clara afirmación sobre la creación y conservación de todas las cosas por Yahvé. 74 Como Señor de todo, domina los elementos de la naturaleza y siembra la vida.75 Es omnisciente, y todo lo ha creado y dispuesto con sabiduría.76 Es el Dios omnipotente,77 pero su fuerza no es ciega, sino que la atempera a las exigencias de su justicia.78 Como Juez justo, da a cada uno lo que es suyo. 79 Pero su justicia está contrarrestada con su misericordia. 80
2. Dios y la humanidad, - Supuesto que todo ha sido creado por Dios, se sigue que todas las naciones deben reconocerle como tal.81 Su influencia no se limita sólo a los destinos del reino de Judá e Israel, sino que dirige el curso de la historia de las naciones. Incluso se promete a los gentiles que le reconozcan por Dios el habitar prósperamente en medio del pueblo elegido. 82 Pero por sus pecados tendrán que apurar la copa de su ira, como lo ha tenido que hacer el propio Israel. 83 Dios es el que señala los confines de los pueblos, incluso de los paganos. 84 Y no sólo su justicia descargará sobre ellos, sino que también su misericordia les abraza a todos, y sus ciudadanos podrán disfrutar de los mismos derechos que los del pueblo elegido.
3. Dios e Israel. - Los vínculos que Dios tiene con la humanidad en general quedan reforzados cuando se trata de Israel, pues fue escogido por El con designios providenciales y le ha prodigado toda clase de protección a través de la historia. 85 El profeta compara el cuidado que Dios tiene de Judá al de un agricultor que cuidadosamente cultiva su viña.86 Como Oseas, compara las relaciones de Israel con Dios a las de dos esposos, que han hecho una alianza. 87 Las expresiones en este sentido son sumamente tiernas. 88 Dios e Israel se pertenecen mutuamente. 89 Por eso la apostasía de Israel, yéndose tras de los ídolos, reviste los caracteres de un verdadero adulterio. 90 Israel debía estar unido a Yahvé como el ceñidor a la cintura del que lo lleva, 91 único medio de preservarse intacto. La base de tales relaciones está en el pacto del Sinaí, 92 pero Judá ha roto el pacto, 93 y por eso Yahvé enviará el castigo y la ruina. Después del castigo purificador, Dios hará una alianza nueva, escrita en los corazones, de forma que no haya lugar a su quebrantamiento. 94 Israel volverá después del exilio a ser el hijo primogénito, 95 y Yahvé volverá a ser el pastor único de la grey. 96
Todas estas relaciones se refieren a Dios e Israel como colectividad nacional, pero con la prueba del exilio la responsabilidad individual adquiere más relieve: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron las agraces, y los hijos sufrimos la dentera, sino que cada uno morirá por su propia iniquidad; quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera. 97 En efecto, el profeta se plantea problemas puramente personales, sin conexión con la nación israelita como colectividad; así inquiere la razón de sus propias angustias y tragedias íntimas y se plantea el problema sobre la ecuación entre méritos y premios, pecados y castigos, siendo así un antecesor del libro de Job 98. El tono a veces se asemeja al de los Salmos, en los que con toda viveza se plantean las angustias personales de los justos perseguidos y despreciados.
4. El pecado. - En su primera fase de predicación, el profeta fustiga los pecados de Israel como nación, y por ello será castigado por Yahvé. El pecado nacional era la idolatría, el sincretismo religioso y el abandono sistemático de Yahvé como único rector de los destinos de Judá. En esto contrasta con la conducta de los pueblos paganos, que nunca abandonan a sus dioses. El profeta pone en boca de Yahvé esta queja lacerante: ¿Qué tacha hallaron en mí vuestros padres para apartarse de mí e irse en pos de la vanidad de los ídolos? 100 El pueblo ha abandonado totalmente la Ley y se ha entregado a toda clase de excesos: lujuria, violencia, atropellos sociales, falsedad, perjurios, 101 y esto no sólo en la clase humilde, sin formación, sino también en la clase directora 102. El profeta insiste en la malicia del corazón humano como fuente de pecados 103; por eso, en la nueva teocracia mesiánica suspira por un cambio de corazones, ya que no basta la Ley escrita, sino que era necesario grabarla en lo más íntimo de la personalidad humana 104. El profeta suspira por una unión más íntima del hombre con Dios como fuente de vida,105 como fruto de una reconciliación con El por el arrepentimiento y la penitencia. 106
5. Las observancias religiosas. - Como Isaías y los profetas que le precedieron, Jeremías detesta el mero formalismo religioso, al que considera como una hipocresía. Enérgicamente protestaba por la confianza fetichista en el templo de Jerusalén como medio de liberarse de la ira divina. 107 Ante todo predica Infidelidad a Yahvé como consecuencia de un conocimiento profundo de su Ley. Para él, la verdadera religión consiste en la práctica de la justicia con el prójimo 108 y la circuncisión del corazón,109 lo que implica obediencia a la Ley de Yahvé. 110 Los valores éticos deben prevalecer sobre los ritos formalistas de culto: ¿A mí qué el incienso de Sabá y las cañas aromáticas de tierras lejanas? Vuestros holocaustos no me son gratos, vuestros sacrificios no me deleitan. 111 Hasta el arca de la alianza será sustituida en el nuevo orden de cosas, donde prevalecerá la religión del corazón.112 Esa interioridad de la religión en Jeremías se refleja en su espíritu profundo de oración. En todos los momentos críticos de su vida ha acudido a la plegaria como solución a los grandes problemas; así ora por la nación. 113 Dios le prohibe que ore por el pueblo para no verse obligado a emplear su misericordia. 114 Enfáticamente afirma el profeta la eficacia de la oración confiada. 115 En este aspecto, la personalidad de Jeremías es paralela a la de muchos salmistas, que, movidos de una religiosidad profunda, acuden a Dios como único valedor de sus intereses. 116
6. Ideas mesianicas. - A pesar del espiritualismo tan elevado de los oráculos de Jeremías, apenas se encuentran en sus escritos promesas claras mesianicast como hemos visto, al menos en lo referente a la persona del Mesías, en Isaías. Naturalmente, el profeta tiene una profunda esperanza en los destinos mesianicos del pueblo israelita como tal. Así anuncia la restauración de la nación después del castigo del exilio, la cual será gobernada por jefes que, lejos de esquilmarla, como antes, la ayudarán a conseguir toda clase de felicidades. 117 Israel y Judá volverán a unirse para constituir una nación sola, como en el pasado. 118 El templo será nuevamente purificado de toda contaminación, y la ciudad, reedificada. El nombre del futuro rey - reencarnación de David (suscitaré a David, vástago de justicia) - será el símbolo de la nueva teocracia y llevará el nombre prometedor de Dios, nuestra justicia.119 Todos reconocerán al nuevo rey, vástago de David, como lugarteniente de Yahvé, 120 porque implantará un reinado de justicia y de equidad: Yo suscitaré a David, vástago de justicia, que como verdadero rey reinará prudentemente y hará derecho y justicia en la tierra. En sus días será salvado Judá, e Israel habitará en paz.121 Y toda esta situación de paz vendrá como consecuencia de una nueva alianza - grabada en los corazones - signada entre Yahvé y su pueblo. El pecado desaparecerá y no volverá a romperse lo pactado, como en días antiguos. 122

Jeremías y el Deuteronomio.
Durante la vida de Jeremías tuvo lugar un acontecimiento trascendental en la vida religiosa de Judá: el hallazgo del libro de la Ley en los cimientos del templo en 621 a.C. reinando Josías. 123 Generalmente se admite entre los críticos que el libro hallado - cuyo contenido consternó a los fieles yahvistas de la época por las amenazas que en él se consignan contra los transgresores de la Ley - es el Deuteronomio, al menos los capítulos 12-26 del mismo. Ahora bien, en los escritos de Jeremías no encontramos la más mínima alusión a este hecho. Según la Biblia, el profeta había iniciado su ministerio hacia el año 627 (decimotercer año del reinado de Josías). ¿Qué influencia tuvo el profeta en la reforma religiosa que siguió al hallazgo del libro de la Ley? Una de las cosas que más se urgieron en esta reforma fue la centralización del culto en el templo de Jerusalén, como base del retorno a Yahvé. Pero hemos visto que el profeta apenas da importancia a la religión ritualista externa, a los actos de culto formalísticos, sino a la religión del corazón. No obstante, no por esto debemos generalizar su actitud de oposición al culto externo. Como Isaías, ataca a los actos de culto externo cuando van desprovistos de la entrega del corazón a Dios, con lo que esto supone de reconocimiento de sus derechos, plasmados en la legislación positiva dada al pueblo elegido. Es verdad que Jeremías urge ante todo la circuncisión del corazón, 124 la rectitud de intención, 125 la sumisión a la voluntad divina 126 y la práctica de las virtudes sociales. 127 En esto no hace sino colocarse en la línea doctrinal de los antiguos profetas. Precisamente en el Deuteronomio se urgen el monoteísmo estricto, el amor a Dios con todo el corazón y las virtudes sociales como parte fundamental de la vida religiosa. En este sentido, Jeremías se halla dentro de la línea deu-teronomística. Por otra parte, los críticos han sorprendido muchas frases en los escritos de Jeremías que parecen depender del Deuteronomio. 128 El fomentar el culto externo era tarea de los sacerdotes como tales, y de seguro que por su propio interés no dejarían de inculcar la necesidad de que todos los israelitas fueran a Jerusalén a cumplir sus votos y sus sacrificios. Jeremías, como los profetas anteriores - Amos, Oseas e Isaías - , ante todo urgía el cumplimiento de los valores éticos y del espíritu. En esto no hace sino seguir la pauta de Isaías. También éste tenía que conocer los esfuerzos de reforma religiosa desplegados por el rey Ezequías - sobre todo la lucha contra los lugares de culto fuera del templo - , y, sin embargo, Isaías no se preocupa de predicar el cumplimiento de los actos meramente cultuales. Esta labor incumbía a los sacerdotes, los cuales, por otra parte, apenas se preocupaban de predicar el cumplimiento de las virtudes sociales y la entrega del corazón a Dios. Jeremías, pues, en esto no es sino un mero continuador de la antigua tradición profética.

1 Jer 1:1. En 2 Re 22:8 se habla de un sacerdote llamado Helcías, que descubrió el libro de la Ley; pero puede ser otro personaje distinto del padre del profeta. - 2 1 Re 1:26. - 3 Jer 1:2-19; 25:3- - 4 Jer 11:18-12:6. - 5 Jer 19:1-20,6. - 6 Jer 26:1-19; 7:1-28. - 7 Jer 11:1-5.9-14; 22:13-19. - 8 Jer 36:1-32. - 9 Jer 27:12-15. - 10 Jer 43:1-44:30. - 11 Cf. A. Condamin, Jérémie, 0.269 XII; J. Gutmann, Jeremía-Apokriphon: Encyclo-pedia ludaica, VIII (1931) 1092-1094; Tertuliano: PL 2:137; San Jerónimo, Adv. Éïõ. 2:37: PL 23:335; San Isidoro: PL 83:142. - 12 Cf. Seder Olam Rabba 26. - 13 Jer 15:10-18; 20,7-9.14. - 14 Jer 14:11. 19 Jer 20:8. - 15 Jer 20:7-9. - 16 Jer 15:1. - 17 Jer 1:10. - 18 Jer 6:27. - 20 Jer_28:6. - 21 jer 15:10; 20:8. - 22 jer 20:8. - 23 Jer 20:7. - 24 Jer 20:7-9. - 25 Jer 15:10s. - 26 Jer 16:19. - 27 Jer 36:23; 11:18-21; 18:18-23; 26:8s, - 28 Jer 15:15-16; 20:12. - 29 Cf. 2 Re 21:16. 32 Cf. 2 Par 35:21. - 30 2 Re 22:8s. 33 Cf. 2 Re 23:33; Jer 22:10. - 31 Cf. 2 Re 23:15-20.. - 34 Cf. 2 Re 23:37; Jer 22:13-17 - 35 Cf. 2 Re 24:7. Véase también Flavio Josefo; Contra Appionem I 19:135-141; y Antiq, X 11:1:219-221. Véase Bi 8 (1927) p.401. - 36 Cf. 2 Re 24:1 - 37 2 Re 24:2. - 38 2 Re 24:3. - 39 Jer 22:19. - 40 Jer 52:318. - 41 Jer 27:1. - 42 Cf. Ez 29:175. - 43 Cf. Ez 30:20-25. - 44 Jer 34:8s. - 45 Cf. Hopfl-Miller-Metzinger, Introductio specialis in V. T. (Roma 1946) p.441. - 46 Es la tesis de E. Podechard, Le livre de Jérémie. Structure et formation: RB 37 (1928) 181-197. Nótscher la acepta en general; cf. su obra Das Buch Jeremías (Bonn 1934) 21-23 - 47 Cf. Jer 11:18s; 15:10-21; 17:14-17; 18:18-20; Jer_20:75. - 48 Jer 36:4.27.32; 45:1. - 49 Jer 1:1-6; 11:6.9. - 50 Jer 7:1; 11:1; 19:14; 20:3. - 51 Entre ellas se suelen citar por los críticos: Jer 10:1-16; 52:1-34; 17:19-27; Jer_50:1-51 :58. Cf. A. Condamin, Jérémie et la critique radicale en Allemagne: RScR 6(1916) 167-184; F. Nótscher, O.C., 21S. - 52 Compárese Jer 3:6-10 y Ez 16 y 23; Jer 7:16; 11:14, Y Ez 14:12-20. - 53 Cf. San Jerónimo, In ler.: PL 28:848. - 54 Por ejemplo: 8:10-12; Jer_10:6-8; 11:75; 17:35; 23:105; 29:16-20. - 55 Así J. Gotsberger, Giesebrecht, E. Tobac, Steuernagel. - 56 Cf. A. Condamin, Les caracteres de la traduction de la Bible par St. /eróme: RScR 2 (1911) 105-138; A. Penna, S. Gerolamo (Turín 1949) 371-377· - 57 Cf. A. Rahalfs, Beitrdge zu Textkritik der Peshitta: Zatw 9 (1899) 161-210; P. Churgin, Targum Jonathan to the Prophets (N. Haven 1907). - 58 Cf. A. Penna, o.c., p.17. - 59 Cf., por ejemplo, 2:28b y 11:133; 4:6 y 6:1b; 5:9 y 9:9; 7:16 y 11:14, etc. Véase una lista más completa en A. W. Streane, Jeremiah, 34. - 60 Jer2:13 - 61 2:23-24. - 62 2:21. - 63 Jer 9:1. - 64 Jer 16:35. - 65 Jer 11:18-23; 15:10.15-21; 17:14-18; 18:18-23; 20,7-17. - 66 Así P. Volz, Der Pmphet Jeremía (Lipsia 1922) p.xxxvi. - 67 Es la opinión de Ë. Ñåííá, o.c., 18. - 68 San Jerónimo: PL 28:903. - 69 Cf. C. Zimmer, Aramaismi lereminiani (Halle 1880). - 70 Las acciones simbólicas aparecen en 13,is; 18:2s; 18,is; 32:85. - 71 Jer 2:5; 8:19; 18:8. - 72 Jer 2:13. - 73 Jer 23:235. - 74 10:16; 27:5; 31:35-37- - 75 5:24; 10:13; 14:22; 31:35- - 76 32:18; 10:12. - 77 21:1; 32:19; 4:27- - 78 32:19; 3:12; 4:27; 5:18. - 79 31:3-11; 33:11. - 80 16:19. - 81 12,l6. - 82 25:15s. - 83 4:6; 19,3; 22:7; 43:10. - 84 12:l6. - 85 Jer 2:6; 11:4; 23:7; 32:20.21. - 86 Jer 2:21; 12:10; cf. Is 5:1. - 87 Jer 2:2. - 88 Jer 3:4. - 89 Jer 24:7- - 90 Jer 2:11. - 91 Je 13:11. - 92 Je 11:33; 14:21. - 93 Je 22:9. - 94 Je 31:31s. - 95 Je 31:9- - 96 Jer 23:35. - 97 Jer 31:29. - 98 Job 21:7; Sal 37:1s. - 99 Jer 20:13; cf. Sal_40:18; 70:6. - 100 Jer 2:5. - 101 Jer 5:8; 5:1s; 7:9. - 102 Jer 2:8.26; 5:5; 8:10. - 103 Jer 17:9. - 104 Jer31:31s. - 105 Jer 2:13. - 106 Jer 18:23. - 107 Jer 7:4; 3:134; 33:8. - 108 Jer 22:16. - 109 Jer 4:4. - 110 Jer 7:23. - 111 Jer 6:20; 7:21s; 14:12; 7:4; 11:15. - 112 Jer 12:2:11; 29:13. - 113 Jer7:16; 11:14; 24:6; 32:16. - 114 Jer 7:16; 11:14; 11:11. - 115 Jer 27:18; 37:3. - 116 Sobre la personalidad espiritualista profunda de Jeremías véanse los siguientes artículos del P. M. L. Dumeste, Le message du prophéte Jérémie: Vie Spirituelle, 55 (1938) 38-59; id., Jérémie et la religión de l'Esprit: ibid., 156-182; id., La religión personnelle de Jérémie: ibid., 56 (1938) 40-59. - 117 Jer 23:8; 31:2-6. - 118 Jer 23:6. - 119 Jer 23:6. - 120 Jer 30:9 - 121 Jer 23:3-7· - 122 Jer 31:Sal_31:33· - 123 Cf. 2 Re 23:1-3- - 124 Jer 4:4; 17:1. - 125 Jer_2:20; 17:16. - 126 Jer 3:17; 9:2-5; 22:16. - 127 jer 5:1:6; 9:1-5; 22:135. - 128 Jer 2:5; 8:19; 14:22; 16:19, y Dt 32:21; Jer 2:6 y Dt 32:10; Jer 7:24; 9:14, y Dt 29:19; Jer 4:4 Y Dt 10:16; Jer 5:15 Y Dt 28:49; Jer 7:18; 8:19; 25:7, Y Dt 4:25; 31:29; 32:16; Jer 7:33; 16:4 Y Dt 28:26; Jer 11:3 y Dt 11:265; Jer 11:4 y Dt 4:20; Jer 11:5 y Dt 7:13; Jer 15:4; 24:9 y Dt 28:25; Jer 23:17 y Dt 29:19.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Jeremías  51,1-64

51. Oráculo contra Babilonia.
Sigue la serie de profecías contra Babilonia. El estilo es muy similar al del capítulo anterior: exhortación al ataque contra la nación opresora. Yahvé la castiga por su insolencia y, sobre todo, por haber oprimido desmesuradamente al pueblo de Yahvé, Israel. La descripción de la toma de la ciudad es impresionante y dramática, siempre según el cuadro tradicional de las invasiones, sin que se requiera que sus detalles se hayan cumplido literalmente, por esa falta de perspectiva histórica que es común a los profetas, los cuales conocen sustancialmente el hecho futuro; pero, respecto a sus circunstancias, muchas veces se expresan conforme a su mentalidad e imaginación.

Exhortación a los conquistadores para combatir a Babilonia (1-10).
1 Así dice Yahvé: He aquí que voy a suscitar contra Babel y contra los habitantes de Leb-Qamay un espíritu exterminador, 2 y mandaré contra Babel bieldadores que la bielden, que harán evacuar su tierra, y vendrán de todas partes contra ella el día de su desventura. 3 No deje, pues, el arquero su arco de la mano ni se desciña la malla. No perdonéis a su juventud, exterminad todo su ejército. 4 Que caigan muertos en la tierra de Caldea, traspasados en sus plazas. 5No son ya Israel ni Judá viudas de su Dios, Yahvé de los ejércitos. Porque su tierra está llena de crímenes ante el Santo de Israel. 6Huid de Babel; salve cada uno su vida, no perezcáis por su iniquidad. Es el tiempo de la venganza de Yahvé, va a darle según su merecido. 7Era Babel como copa de oro en manos de Yahvé, sirvió para embriagar a toda la tierra. Las naciones bebieron de su vino; por eso enloquecieron. 8 De repente Babel ha caído y se ha roto; gemid por ella. Id en busca del bálsamo para su herida, a ver si sana. 9 Hemos querido curar a Babilonia, pero no se ha curado; dejémosla, vamonos cada uno a nuestra tierra, porque sube su maldad hasta los cielos y se eleva hasta las nubes. 10 Yahvé ha hecho justicia a nuestra causa; venid, anunciemos en Sión ) la obra de Yahvé, nuestro Dios.

Yahvé interviene con sus ejércitos vengadores para castigar a Babilonia la pecadora. Leb-Qamay es una cifra cabalística según el procedimiento de atbash, y equivale a Caldea, según lee el texto griego 2.
Yahvé va a enviar un espíritu exterminador 3 contra Babilonia; es el genio conquistador de Ciro, que va a acabar con la arrogancia del imperio mesopotámico. Sus tropas actuarán como bieldadores, que harán dispersar a los habitantes de la gran metrópoli (v.2) 4. Yahvé mismo exhorta a los atacantes a estar prestos para la lucha: no deje el arquero su arco de la mano ni desciña su malla (v.3). No deben, pues, darse por contentos con la primera victoria, sino que deben continuar el ataque hasta exterminar al enemigo (v.4). La hecatombe será general5. Y el pensamiento del profeta se vuelve, en medio de la lucha, a Israel, objeto de las predilecciones de Yahvé. La cautividad pudo dar a entender que Israel y Judá habían sido abandonados totalmente por su Dios, como viudas que se han quedado sin marido; pero no es así: No son ya Israel ni Judá viudas de su Dios (v.5). Yahvé había escogido al pueblo elegido como esposa de su juventud, y seguía amándolo; por eso nunca podrá abandonarlo totalmente 6. La frase su tierra está llena de crímenes ante el Santo de Israel (v.5b) hay que entenderla, por exigencias del contexto, como aplicada a Babilonia7. Está, pues, fuera de lugar y hay que ponerla antes del v.5a.
Después de afirmar que Yahvé no ha abandonado a Israel y a Judá en el momento de la ruina de Babilonia, invita a todos los exilados, principalmente a los israelitas, a salir de la ciudad para que salven su vida (v.6). La iniquidad de la nación caldea ha sido colmada, y ha llegado la hora de las reivindicaciones divinas. Babel ha sido un instrumento de la justicia divina, haciendo las veces de una copa de oro que ha de pasar de labio en labio de las otras naciones a las que había que castigar. Esa copa de oro en manos de Yahvé (v.7) está rebosante de la cólera divina sobre los pueblos. En 25:135, Yahvé la hace beber a todas las naciones para que se embriaguen de la ira divina: Babilonia, invadiendo y arrasando las naciones, es entonces el instrumento de su justicia. Pero ha llegado la hora a ella, que fue copa de oro en manos de Yahvé para embriagar a los otros pueblos. Se ha extralimitado en su oficio de castigar a las otras naciones, y por eso no puede quedar impune en su iniquidad: Sirvió para embriagar a toda la tierra. (v.7), pero de repente Babel ha caído y ha sido rota (v.8). Babilonia ha caído de su estado de magnificencia (copa de oro) a un estado total de postración.
El profeta invita irónicamente a que se le ponga un remedio a la situación ruinosa, al mismo tiempo que entona un canto fúnebre: gemid por ella, id en busca de balsamo para su herida (v.8b) 8. Los que asisten a la catástrofe 110 pueden creer en la ruina definitiva de la gran nación, y buscan un remedio desesperado, respondiendo a la invitación del profeta; pero han constatado que no hay solución: Hemos querido curar a Babilonia, pero no se ha curado (v.9). Todos los que estaban interesados en la prosperidad de la gran metrópoli (mercenarios, comerciantes, aliados, etc.) buscan dar una prolongación de vida a la situación, pero, en vista de que nada pueden hacer, deciden marcharse cada uno a su país para salvar su vida: dejémosla, vamonos cada uno a nuestra tierra (v.9b). Y en la ruina reconocen un castigo divino: sube su maldad hasta los cielos. La frase es hiperbólica, muy en consonancia con las arrogancias de estilo en los protocolos reales babilonios, según consta por las inscripciones halladas. En Isa_14:13 se pone en boca del rey de Babilonia esta frase pretenciosa: subiré hasta el cielo; frase análoga a la de los constructores de la famosa torre de Babel: hagamos una torre que llegue hasta el cielo 9.
En esta ruina de la nación opresora reconocen los israelitas la mano justiciera de su Dios: Yahvé ha hecho justicia a nuestra causa (v.10). Israel había sido culpable ante su Dios, pero Babilonia se había excedido en el castigo, oprimiéndolo excesivamente, destruyendo su santuario y pretendiendo prolongar indebidamente el tiempo de la cautividad. Pero, al castigar Yahvé a Babilonia, ha hecho justicia a la causa de su pueblo. Por eso de las gargantas de los libertados sale un canto de alabanza a su Dios: Anunciemos en Sión la obra de Yahvé (v.10b), que los ha salvado, manifestando así la fidelidad a sus promesas 10.

La ruina inminente de Babilonia (11-26).
11 ¡Afilad las saetas, llenad las aljabas! Yahvé ha excitado el espíritu de los reyes de Media. Tiene contra Babel un proyecto: destruirla. Es la venganza de Yahvé, la venganza de su templo. 12Alzad las banderas sobre los muros de Babel, esforzad la guardia, preparad emboscadas. Porque Yahvé hará, como lo pensó, todo cuanto ha dicho contra los habitantes de Babel. 13Tú que moras junto a aguas abundantes, rica de tesoros, ha llegado tu fin, el término de tu destino11. 14Por sí mismo lo juró Yahvé de los ejércitos: te inundaré de hombres como de langostas, y lanzarán contra ti gritos de triunfo. 15El con su poder ha hecho la tierra, con su sabiduría cimentó el orbe y con su inteligencia tendió los cielos. 16 A su voz se congregan las aguas en el cielo. El hace subir las nubes desde los confines de la tierra, hace brillar el rayo entre la lluvia y saca los vientos de sus escondrijos. 17Embrutecióse el hombre sin conocimiento, los orífices se cubrieron de ignominia por sus ídolos, pues no funden sino vanidades, que no tienen vida. 18Son cosa vana, ridicula; el día de la cuenta perecerán. 19 No es ésta la herencia de Jacob, que El es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad; su nombre es Yahvé de los ejércitos. 20 Tú me fuiste martillo y maza de guerra; contigo aplasté pueblos, contigo quebranté reinos, 21contigo derribé caballo y caballero, contigo aplasté al carro y al conductor, 22contigo aplasté hombres y mujeres, contigo aplasté viejos y niños, contigo aplasté mozos y doncellas, 23contigo aplasté al pastor y a su rebaño, contigo aplasté al labrador y a su yunta, contigo aplasté gobernantes y jueces. 24 Pero yo devolveré a Babel y a todos los habitantes de Caldea todo el mal que a vuestros ojos hicieron ellos a Sión, oráculo de Yahvé. 25Heme aquí contra ti, ¡monte de destrucción oráculo de Yahvé que destruyó la tierra! Yo extenderé mi mano sobre ti y te haré rodar desde lo alto de las rocas, y haré de ti mi horno encendido. 26 No se sacará más de ti una piedra angular, ni una piedra de cimiento,Serás perpetua ruina, oráculo de Yahvé.

El profeta supone al ejército persa invasor ya a las puertas de la ciudad maldita, y da militarmente órdenes entrecortadas para el avance: afilad las saetas., alzad las banderas, reforzad la guardia. (v.11). Es Yahvé quien dirige el ataque, encomendado a los reyes de Media, es decir, al conglomerado de tropas mandadas por Ciro, que era rey de Persia y de Media después de haber vencido a Astiages, rey de esta última. Los planes destructores de Yahvé se cumplirán inexorablemente: hará como lo pensó (v.12). Es la venganza de su templo, es decir, la hora de pedir cuentas por la profanación del templo de Jerusalén. De nada le vale a Babilonia su opulencia y su posición estratégica, situada a los dos lados del Eufrates, rodeada de numerosos canales: junto a aguas abundantes (v.13) 12, y, por otra parte, rica de tesoros, amontonados con su próspero comercio y sus depredaciones sobre los otros pueblos vencidos.
Pero, a pesar de todas sus riquezas, ha llegado su fin (v.13), porque así lo ha decretado Yahvé, dueño de los destinos de los pueblos. El decreto de destrucción de la ciudad es inexorable, ya que por sí mismo lo juró Yahvé (v.14) 13. El ejército invasor será incalculable: te inundaré de hombres como de langostas.
Los v.15-19 son idénticos a 10:12-16 (véase allí su comentario). Parecen romper con la ilación lógica del contexto, y, por tanto, podemos considerar el fragmento como adición posterior de un redactor, que ha creído cantar el poder de Yahvé como justificante de su dominio sobre Babilonia.
Los v.20-23 constituyen el llamado himno del martillo, como 50:355 constituían el himno de la espada. Parece que está aplicado a Babilonia, que ha sido instrumento de Yahvé en el castigo sobre los otros pueblos: tú fuiste mi martillo y maza de guerra (v.20). En el v.7 se compara a Babilonia a una copa de oro en manos de Yahvé, llena de la cólera divina para embriagar a las naciones. Ahora se la compara a un martillo en manos de Yahvé sembrando la destrucción por los pueblos. Babilonia ha abusado de su poder sobre los pueblos, sembrando la guerra por doquier contra todas las clases sociales: guerreros, mujeres, pastores, labradores, gobernantes, etc. (v.21-23). Y entre los oprimidos está sobre todo el pueblo israelita. Pero ahora ha llegado la hora para el martillo. Babilonia va a sentir el peso de la ira divina (v.24) 14. Se la compara a una montaña de destrucción (v.25), o destructora, por la masa imponente de su poder aplastante frente a todas las naciones. Está como en la cima de la montaña de su poder, pero Yahvé extenderá su mano y la hará rodar desde lo alto de las rocas (v.25). En este segundo símil se la presenta como un castillo roquero que es destruido y echado a rodar con sus materiales dispersos por la montaña abajo. Los profetas superponen a menudo imágenes rompiendo la ilación lógica estricta. Se convertirá en horno encendido, en cuanto que sus piedras serán calcinadas como en un horno 15, en tal forma que no se podrán utilizar para la edificación, ni como piedra angular ni como piedra de cimiento (v.26) para reconstruir de nuevo Babilonia. Será una perpetua ruina, la desolación total.

Caldea, entregada a sangre y fuego (27-40).
27 Alzad bandera en la tierra, tocad las trompetas en las naciones, santificad (para la guerra) contra ella las gentes, convocad contra ella los reinos de Ararat, de Minni y Askenaz. Instituid contra ella oficiales 16, lanzad contra ella los caballos 1 como langostas hirsutas. 28Santificad (para la guerra) contra ella a las naciones, a los reyes de Media, a sus jefes, a todos sus sátrapas y a toda la tierra de su jusrisdicción. 29La tierra tiembla y se estremece, porque va a cumplirse el designio de Yahvé contra Babel, para hacer de la tierra de Babel un desierto inhabitable. 30Los guerreros de Babel han cesado de combatir, permanecen en las fortalezas. Han perdido su valor, se han vuelto mujeres. 31 Corren los correos uno al encuentro del otro, y unos mensajeros al encuentro de otros mensajeros, para anunciar al rey de Babel que su ciudad ha sido tomada del uno al otro extremo. 32Los vados, ocupados; las defensas, ardiendo, y los hombres de guerra, abatidos. 33Porque así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: La hija de Babel es como una era al tiempo de ser apisonada; bien pronto le llegará a ella el tiempo de la recolección. 34 El rey de Babilonia, Nabucodonosor, me devoró, me consumió, me dejó como vasija vacía, me tragó como dragón, y llenó su vientre de mis bocados más suculentos17. 35Sean sobre Babel mi violencia (sufrida) y mis carnes, dice la moradora de Sión, y mi sangre sobre los habitantes de Caldea, dice Jerusalén. 36Por eso dice Yahvé: He aquí que yo tomaré por mi cuenta tu causa; yo te vengaré, yo secaré su mar y cegaré sus manantiales, 37 y se convertirá Babel en un montón de ruinas, en guarida de chacales, objeto de horror y de sarcasmo, sin habitantes. 38Todos a una rugen como leones, gruñen como cachorros de leona. 39 En su fiebre, yo les prepararé la bebida, los embriagaré para que se adormilen18 y duerman el sueño eterno, del que no despertarán, oráculo de Yahvé. 40Yo los llevaré al degüello como corderos, como carneros y chivos.

Yahvé invita a levantar una bandera para congregar a las naciones al ataque (v.27) 19. La guerra tiene en este caso un sentido sagrado, el de salir en defensa de la justicia de Yahvé; por eso los combatientes conquistadores son considerados corno consagrados para la guerra: santificad (para la guerra) contra ella las gentes (v.27b) 20. Es la hora de la rehabilitación de la justicia divina. Las naciones o gentes llamadas a la cruzada de Yahvé son el conglomerado de pueblos del norte que formaban parte del imperio medo, y entre ellos Ararat o Armenia, Minni y Askenaz, también regiones de esta parte de Armenia 21. Con su caballería deben presentarse como langostas hirsutas, es decir, con aspecto aterrador. La caballería de guerra es de importación indoeuropea (medopersa), y era el terror de los pueblos del Oriente Medio. Al frente de ella viene el rey de Media (v.28), designación genérica de los pueblos medo-persas, bajo la dirección de Ciro el Conquistador.
Ante ese espectáculo terrorífico de la caballería persa, los guerreros babilonios se repliegan y no quieren dar batalla en campo abierto, encerrándose en las fortalezas (v.30). De todas partes llegan los correos con las infaustas noticias: la ciudad ha sido tomada del uno al otro extremo (v.31). La descripción de los mensajeros al rey es patética: los vados, ocupados; las defensas, ardiendo, y los hombres de guerra, abatidos (v.32). La situación, pues, es totalmente desesperada 22. Babilonia es como una era al tiempo de apisonarla; bien pronto llegará el tiempo de la recolección v.33), e.d., está preparada cuidadosamente para el castigo, que es la recolección merecida. Cuando la era está ya limpia, apisonada y preparada, es que la recolección se acerca. Así, Babilonia, ya cercada por las tropas persas, está dispuesta para ser tomada, recibiendo así su merecido, la recolección de tanta iniquidad obrada impunemente hasta entonces.
El profeta, ante el castigo de Babilonia, piensa de nuevo en la tragedia de su pueblo a manos de la opresora Babilonia: Nabucodonosor me devoró, me trituró. (v.34). La Ciudad Santa fue expoliada, saqueada y vaciada de todo su valor: me dejó como vasija vacía. Todo fue a engrosar los tesoros de la implacable nación invasora: llenó su vientre de mis bocados mas suculentos. La vida de la nación desapareció, y las fuerzas vivas del país fueron llevadas en cautividad. Por eso, los habitantes cíe Jerusalén dicen amargados y con deseos de revancha: sean sobre Babel mi violencia, mis carnes, mi sangre. (v.35). Han sufrido tanto, que no pueden menos de desear el castigo de la nación opresora. Yahvé recoge estos desahogos de su pueblo y garantiza con su palabra que pedirá cuenta al opresor de sus violencias (v.36): secaré su mar.; alusión a la destrucción de la canalización del Eufrates y de sus afluentes artificiales, fuente de la riqueza de Mesopotamia. Con ello todo será un montón de ruinas (v.37)23.
Pero los moradores de Babilonia no conocen la proximidad de la tragedia y se entregan a gozar de sus riquezas y expoliaciones: rugen como leones. (v.38). Su inconsciencia será trágica, ya que, calentados por el vino en los festines, no les hará ver la gravedad de la situación: en su fiebre, yo les prepararé la bebida, los embriagaré para que se adormilen (v.39). El mejor comentario de esto es lo que nos narra el libro de Daniel sobre la cena de Baltasar. El mismo Herodoto se hace eco de una tradición según la cual, cuando los persas entraron en Babilonia, los magnates de ésta estaban entregados al desenfreno en continuos convites 24. Yahvé los va a hacer dormir el sueño eterno, del que no despertaran (v.39), pues la muerte está próxima, porque así lo ha decidido Yahvé: Yo los llevaré al degüello como corderos. (v.40). La frase es impresionante, pero es la que mejor refleja la suerte trágica de la gran metrópoli mesopotámica 25.

Elegía sobre Babilonia (41-45).
41¿Cómo ha sido tomada Sheshak? ¿Cómo ha sido conquistada la gloria de toda la tierra? ¿Cómo ha venido a ser Babel objeto de horror entre las naciones? 42Ha subido el mar contra Babel, la ha sumergido bajo el cúmulo de sus olas. 43 Sus ciudades se han convertido en desolación: tierra árida y desierta, que nadie habitará ni por la que pasará hijo de hombre. 44 Yo me ensañaré contra Bel en Babilonia, yo le haré vomitar por la boca cuanto engulló; ya no concurrirán más a él las gentes; caerán también las murallas de Babel. 45 Sal de ella, pueblo mío; salve cada cual su vida ante el furor de la cólera de Yahvé.

El canto elegiaco comienza con el característico ¿Cómo ha sido. ? El profeta asiste en espíritu a la realización de la ruina de Babilonia, llamada con el nombre cabalístico de Sheshak (v.41) según el procedimiento del atbash, que hemos visto en 25:26. Babilonia era considerada como la gloria de toda la tierra (v.41) por su magnificencia y riquezas, lo que constituía la admiración de todos los pueblos 26. Pero de pronto se ha convertido, por la derrota, en objeto de horror entre las naciones (v.41b). El ejército enemigo ha caído sobre Babilonia como el mar, sumergiéndola bajo el cúmulo de sus olas (v.42). No quedará más que desolación y ruinas (v.43) 27. Y todo ha sido efecto de la ira divina, que se ha ensañado con Bel, la principal divinidad babilónica: Bel-Marduk. Aquí el dios simboliza la ciudad, ya que, en la mentalidad antigua, el dios seguía la suerte de su nación. La desolación será total, y ya no concurrirán más a él las gentes (v.44). Babilonia era el centro de convergencia de millares de comerciantes que iban con sus mercancías a la gran metrópoli. Todo esto desaparecerá, y las mismas murallas de Babel, orgullo de los babilonios, caerán. De nuevo ante la inminencia de la catástrofe, el profeta piensa en la salvación de Israel exilado: sal de ella, pueblo mió; salve cada uno su vida (v.45). La expresión pueblo mió tiene un aire de ternura muy característico del espíritu afectuoso del profeta de Anatot. Para él, su vida ha estado siempre vinculada a la tragedia de su pueblo, y ahora piensa en su liberación ante el furor de la cólera de Yahvé (v.45); Israel ha sufrido ya demasiado y no debe exponerse a nuevos peligros.

La destrucción total de Babilonia (46-58).
46 No se turbe vuestro corazón ni temáis por el rumor que se ha oído en la tierra, pues un año correrá un rumor, y el otro otro; habrá violencia en la tierra, un tirano contra otro tirano. 47 Por eso vienen días en que yo me ensañaré contra los ídolos de Babel, y toda su tierra se cubrirá de vergüenza, y todos sus muertos yacerán sobre ella. 48 Cielos y tierra y cuanto hay en ella se alegrarán por Babilonia, pues del norte vendrán contra ella los devastadores, oráculo de Yahvé. 49 Por los muertos de Israel caerá Babel, como por Babel cayeron los muertos de toda la tierra. 50 Los que hayáis escapado de la espada, partid, no os detengáis. Desde lejos acordaos de Yahvé, y que vuelva Jerusalén a vuestra memoria. 51 Estamos llenos de vergüenza, hemos sido ultrajados; ¡nuestro rostro se cubre de confusión, pues entraron extranjeros en el santuario de la casa de Yahvé. 52 Por eso vienen días oráculo de Yahvé en que yo visitaré a sus ídolos, y por toda ¿u tierra se oirá el gemir de los heridos. 53 Aunque se alzase Babel hasta el cielo e hiciera inaccesibles por los altos sus baluartes, vendrán contra ella devastadores de mi parte, oráculo de Yahvé. 54 Oynse los alaridos de Babel, ruina grande en la tierra de los caldeos. 55 Porque devasta Yahvé a Babel y pone fin a su gran jactancia, y braman sus olas como aguas desbordadas, retumban con estruendo, 56 porque ha venido contra Babel el devastador. Son apresados sus guerreros, rotos sus arcos, porque es Yahvé Dios de retribuciones y les da según su merecido. 57 Y emborracharé a sus grandes, a sus sabios, a sus jefes, a sus magistrados, a sus guerreros, y dormirán un sueño eterno, del que no despertarán, oráculo del Rey, cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos. 58 Así dice Yahvé de los ejércitos: La ancha muralla de Babel será enteramente arrasada; sus altas puertas, quemadas, Trabajaron en vano los pueblos, y las naciones para el fuego se han cansado.

El v.46 está en prosa y tiene el aire de nota redaccional posterior. El autor parece querer salir al paso de rumores de disturbios que pudieran intranquilizar a la comunidad israelita exilada. Muchos autores creen ver en este verso una alusión a los disturbios que precedieron a la caída de Babilonia. Entre los años 550-540, Ciro fue apoderándose poco a poco de las provincias medo-persas, y se extendía hacia el imperio babilónico. Este, gastado, había entrado en una época de clara descomposición: el rey Nabónides había sido confinado al oasis de Tema, en el desierto siró-arábigo, gobernando el reino su inepto hijo Baltasar. La región de Gutium se había emancipado de los babilonios. Por todas partes había brotes de rebeldía. Quizá en este ambiente de inseguridad hay que entender las palabras confortadoras que invitan a la confianza en Yahvé, defensor de los intereses de su pueblo (v.46).
La hora del castigo de Yahvé se acerca: caerán los ídolos y vendrá la matanza general (v.47). Todos los pueblos, cielos y tierra (expresión hiperbólica) se alegraran por la caída de Babilonia 28. El vengador viene del norte: es el ejército medo-persa (v.48). La sangre de los muertos de Israel está clamando venganza contra Babilonia, y lo mismo reclaman los muertos de toda la tierra (v.49). La suerte de la nación opresora es inexorable. Sufrirá la suerte de las naciones antes expoliadas y oprimidas. Como en secciones anteriores, el profeta, a la hora de la catástrofe, piensa en sus conciudadanos y los invita a salir para que no caigan con los babilonios: Partid, no os detengáis (v.50). Por otra parte, el profeta quiere evitar que los israelitas, que se habían creado una vida próspera en Babilonia, se queden allí. Les exhorta por ello a acordarse desde lejos (Babilonia) de Yahvé, pensando siempre en Jerusalén, su única y verdadera patria (v.50). Los israelitas responden a la invitación del profeta con la mejor disposición. La tragedia de la madre patria la llevan muy en el corazón, y sienten un íntimo bochorno por lo acaecido a su país: Estamos llenos de vergüenza., pues entraron extranjeros en el santuario de Yahvé (v.51). La profanación del templo de Jerusalén es la mayor humillación para los deportados de Babilonia 29. Precisamente por este ultraje al pueblo santo y a su santuario va a intervenir la justicia divina: yo visitaré a sus ídolos (v.52). De nada servirán los baluartes inaccesibles (v.53) para salvar a Babilonia, pues está la mano omnipotente de Yahvé, que hace venir a devastadores para cumplir sus designios punitivos.
El efecto de la intervención divina no se deja esperar: óyense alaridos en Babel. (v.54). Es el griterío de los vencidos y heridos. El estado caótico de la ciudad es como el mar alborotado, cuyas olas braman como aguas desbordadas (v.55). Ha llegado la hora del castigo, porque Yahvé es Dios de retribuciones (v.5ó). Por encima de todo brillan sus atributos de justicia y de santidad. Sobre todo serán castigadas las clases directoras, responsables de las injustas opresiones de Babilonia: Emborracharé a sus grandes. (v.57). La muerte será su pago: dormirán un sueño eterno. Y como garantía del cumplimiento de esto está Dios, que tiene por nombre Yahvé de los ejércitos (v.57). Su omnipotencia, como Señor de los cielos y de la naturaleza y como Señor de las batallas, vencerá todos los obstáculos, y de nada servirán a Babilonia sus orgullosas defensas amuralladas: la ancha muralla de Babel sera arrasada (v.58). Las murallas de Babilonia, con sus puertas de bronce y sus altas torres, eran la maravilla de la antigüedad 30. Las excavaciones recientes han probado que las cifras de las dimensiones de las mismas no son tan exageradas como parecían. Babilonia estaba rodeada por una muralla doble de 18 kilómetros de largo en tiempos de Nabucodonosor. Tenía dos muros: uno externo, de ocho metros de ancho, y otro interno, de la misma anchura. Entre ambos, un espacio de 26 metros de ancho, y por fuera un foso de agua. Además, innumerables torres, entre las que destacaba la llamada de Istar, de 12 metros de altura 31. La obra era colosal, y parecía que la ciudad era inexpugnable; pero, llegada la hora de Dios, de nada sirvió el trabajo invertido en construirla. Durante generaciones, millones de esclavos habían trabajado en la erección de esta obra gigantesca: trabajaron en vano los pueblos (v.58c). Pero han trabajado para el fuego. Todo será pasto de las llamas. Como hemos dicho varias veces, no fue necesaria una lucha excepcional para que los soldados de Ciro entraran en la gran metrópoli, pues las disensiones internas habían facilitado la entrada. Por otra parte, Ciro no destruyó la ciudad. Más tarde, Darío daría cumplimiento a la profecía; hoy día sólo quedan inmensas masas informes de paredes de ladrillo, que nos dan una idea de la grandiosidad de las fortificaciones de la época del esplendor del imperio babilónico.

Profecía, acompañada de una acción simbólica,. contra Babilonia (59-64)
59 Misión que encomendó Jeremías, profeta, a Saraya, hijo de Nerías, hijo de Masías, al ir éste a Babilonia con el rey Sedecías el cuarto año de su reinado. Saraya era entonces gran intendente. 60 Escribió Jeremías en un volumen todo el mal que había de venir contra Babilonia, cuanto había escrito sobre Babilonia. 61 Y dijo Jeremías a Saraya: Cuando llegues a Babilonia, lee en voz alta todo esto, 62 y dirás: Yahvé, tú has hablado de destruir este lugar, sin que haya ni hombre ni ganado que lo habite, hecho perpetua soledad. 63 Cuando hayas acabado de leerlo, le atarás una piedra y lo arrojarás en medio del Eufrates, 64 diciendo: Así se hundirá Babilonia, sin alzarse ya más del estrago y de la destrucción que yo traeré sobre ella. Hasta aquí las palabras de Jeremías.

Esta sección está fuera de contexto, y su lugar natural sería después de los c.27-28. Según el v.59, esta profecía fue redactada en el año cuarto del reinado de Sedecías, es decir, en 594 a.C. Por lo que aquí se refiere, el rey Sedecías se fue personalmente a Babilonia a rendir pleitesía a Nabucodonosor para evitar que éste desconfiara de Judá. En realidad, el rey judío estaba tramando una alianza contra Babilonia, basándose en Egipto. Le acompañaba Saraya, que debía de ser pariente de Baruc, el secretario de Jeremías. Esto facilitó la transmisión del mensaje del profeta a los deportados del 598. Por orden suya, Saraya debía anunciar después la ruina de Babilonia, echando al río el mensaje en una acción simbólica, para indicar la ruina de la metrópoli mesopotámica. Es interesante notar que Jeremías en aquellos años en que predicaba la sumisión al coloso babilónico, porque Yahvé había decidido entregar la tierra de Judá a Nabucodonosor, enviase al mismo tiempo una profecía sobre la futura destrucción de Babilonia. Era consecuente en ello, ya que sabía que, si bien Babilonia era el instrumento de la justicia divina para castigar a Judá por sus pecados, sería ella a su vez castigada por Yahvé a causa de sus iniquidades y de su desobediencia. Siempre los profetas se mueven en el campo de la teología de la historia, persuadidos de que Yahvé dirige los hilos de los hechos humanos y que al fin impondrá sus designios.
No se da el contenido de la profecía de Jeremías al detalle, sino la idea general, que es confirmada por el acto simbólico de lanzar la profecía al agua. Su sentido es que del mismo modo que se hunde el escrito en el río, se hundirá Babilonia para no levantarse jamás (v.64). Se trata, pues, de una acción simbólica del estilo de las que hemos visto en 13:19. El colofón hasta aquí las palabras de Jeremías falta en los LXX, y parece una nota redaccional posterior.

1 Así según la versión siríaca, seguida por Condamin y Dennefeld; está conforme con la segunda parte del verso. El TM actual no hace sentido: contra el que tiende el arco, tienda el arquero su arco. 2 El procedimiento atbash consiste en sustituir la primera letra del alefato (A) por la última (T); la segunda (B), por la penúltima (Sh); de ahí el nombre de aíbash. En 25:26 se emplea en el nombre Shes/iak por Babel. Así, Leb-Qamay está por Kashdim (Caldea), y significa lit. corazón de mis adversarios. Es así un nombre simbólico apropiado para designar a la gran rebelde y enemiga Babilonia. 3 Los LXX y la Vulgata leen viento destructor, que puede adaptarse bien al sentido del contexto. 4 Cf. Jer_15:7; Jer_15:4, Jer_15:32-36; Mat_3:12. 5 Cf. Jer_49:26; Jer_50:30. 6 Cf. Jer_2:2; Jer_31:22.31; Ose_1:7; Isa_49:14; Isa_49:50, Isa_49:1; Isa_54:6. 7 Así Condamin, Nótscher, Gelin. 8 Cf. Jer_46:11. El profeta exhorta irónicamente a que se busque bálsamo para curar a Egipto. Cf. Isa_23:1; Isa_21:9; Rev_14:8; Rev_18:2. 9 Cf. Gen_11:4. 10 Cf. Isa_62:11-12; Jer_50:28. 11 La frase es elíptica. Bible de Jérusalem: el término de tus rapiñas. 12 Cf. Herodoto, 1:178.185; Jenofonte, Ciropedia VII 5:8. 13 Cf. Jer_22:5; Amo_6:8. 14 El verso está en prosa, y quizá sea glosa. 15 Cf. Isa_33:12. 16 En hebreo es Tifsar, relacionado con el asirio tupsharu (escriba); pero parece que aquí designa un oficial militar. Cf. Nah_3:17. 17 Lit. en hebreo: de mis delicias. Un ligero cambio de vocalización da la traducción arriba consignada. 18 Lit. el TM dice para que se alegren, que no parece adaptarse a lo trágico del contexto. La versión arriba expuesta sigue a los LXX, que supone una palabra hebrea muy similar. 19 Cf. Iss,25; Nah_13:2. 20 Cf. Jer_6:4; Jer_22:7; Isa_13:3. 21 Ararat es el Urartu de las inscripciones cuneiformes. Minni es el Mannai de las inscripciones asirías, al SE del lago Urmía. Askenaz (Gen_10:3) es probablemente el Ashguzai asirio. 22 Cf. Herodoto, I 186. Según éste, los persas desviaron al río para entrar. 23 Cf. Jer_9:1 1; Jer_10:22; Jer_18:16; Jer_49:33; Jer_50:13; 50.39 24 Cf. Herodoto, I 191. Véase Dan_5:13. 25 Cf. Jer_48:15; Jer_50:27; Isa_34:6s; Eze_39:18. 26 Cf. Jer_49:25; Herodoto, I 178. 27 Cf. Jer_2:6; Jer_48:9; Jer_49:18.33; Jer_50:12. 28 Cf. Isa_14:8; Jer_30:29; Isa_44:23. 29 Algunos autores quieren entender el verso en sentido de negativa: los exilados no querían pensar en Jerusalén por el recuerdo triste de su humillación. 30 Cf. Herodoto, I 172-182; Diodoro, II c.y-10; Estrabón, XVI i. 31 Cf. Herodoto, l.c.; Contenau, Manuel d'archéologie oriéntale III I353s; H. Gress-Mann, Alt. Or. Bild. u. Alt. T. fig.373.