Lamentaciones  1 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 22 versitos |
1 Alef. — ¡Cómo se sienta en soledad la ciudad populosa, es como viuda la grande entre las naciones; la señora de provincias ha sido hecha tributaria!"
2 Beth. — Llora copiosamente en la noche y corre el llanto por sus mejillas; no tiene quien le consuele entre todos sus amantes; le fallaron todos sus amigos y se volvieron enemigos."
3 Guímel. — Emigró Judá a causa de la aflicción y de la gran servidumbre; está sentada entre las gentes sin hallar reposo; todos sus perseguidores le dieron alcance y la estrecharon."
4 Dálet. — Los caminos de Sión están en luto por haber quien venga a las solemnidades. Todas sus puertas están desoladas, sus sacerdotes gimiendo, sus vírgenes escuálidas, y ella llena de amargura.
5 He. — Prevalecieron sus enemigos y prosperaron los que la aborrecían, pues la afligió Yahvé por la muchedumbre de sus rebeldías; sus niños fueron a la cautividad delante del enemigo."
6 Wau. — Ha desaparecido de la hija de Sión toda su gloria; sus príncipes han venido a ser como ciervos que no hallan pastos, y huyeron sin fuerzas ante el perseguidor."
7 Zain. — Acordóse Jerusalén, en los días de su aflicción y de su vivir errante, de todos los bienes que de antiguo tuvo. Cuando cayó su pueblo en manos del enemigo, sin que nadie le ayudase, miráronla sus enemigos y se burlaron de su perdición.
8 Jet. — Muchos son los pecados de Jerusalén; por eso fue objeto de aversión; cuantos antes la honraron la desprecian viendo su desnudez, y ella misma suspira y vuelve su rostro."
9 Tet. — Su inmundicia manchaba sus vestiduras, y no se cuidaba de su fin, y cayó de modo sorprendente, sin que nadie la consolara. Mira, ¡oh Yahvé! mi aflicción, mira la arrogancia del enemigo.
10 Yod. — Echó mano el enemigo de todos sus tesoros, vio penetrar en su santuario a las gentes, a quienes prohibiste penetraran en tu congregación.
11 Kaf. — Todo su pueblo va suspirando en busca de pan; han dado cuanto tenían de precioso para mantener la vida. Mira, oh Yahvé! y contempla cuan abatida estoy."
12 Lamed. — ¡Oh vosotros cuantos pasáis por el camino! mirad y ved si hay dolor comparable a mi dolor, al dolor con que yo soy atormentada. Afligióme Yahvé el día de su ardiente cólera.
13 Mem. — Mandó desde lo alto un fuego que consume mis huesos, tendió a mis pies una red, y me hizo caer hacia atrás y me arrojó en la desolación, consumida todo el día.
14 Nun. — El yugo de mis iniquidades pesa sobre mí entretejidas por su mano. Su yugo es sobre mi cuello y ha quebrantado mis fuerzas. Me entregó Yahvé en sus manos, no puedo levantarme.
15 Sámec. — Rechazó a todos mis guerreros en medio de mí, convocó contra mí una asamblea para quebrantar a mis mancebos. Como en lagar ha pisado Yahvé a la virgen hija de Judá.
16 Ayin. — Por eso lloro, y manan lágrimas mis ojos, y se alejó de mí todo consuelo que aliviase mi alma; mis hijos están desolados al triunfar el enemigo."
17 Pe. — Tiende Sión sus manos, pero nadie la consuela. Dio Yahvé contra Jacob órdenes a los enemigos que la rodeaban, y Jerusalén fue para ellos objeto de abominación.
18 Sade. — Justo es Yahvé, pues yo fui rebelde a sus mandatos. Oíd, pueblos todos, y contemplad mi dolor: mis doncellas y mis mancebos han ido al cautiverio.
19 Qof. — Llamé a voces a mis amigos, pero me engañaron.Mis sacerdotes y mis ancianos perecieron en la ciudad,buscando comida con qué sostener sus vidas.
20 Res. — Mira, ¡oh Yahvé! mi angustia. Mis entrañas rugen, mi corazón se revuelve dentro de mí por haber sido muy rebelde. Fuera hizo estragos la espada, dentro la mortandad.
21 Sin. — Oyen mis gemidos, y nadie me consuela; todos mis enemigos han sabido mi desgracia, y se alegran de lo que has hecho. ¡Haz venir el anunciado día, y que sean como yo!"
22 Tau. — ¡Que se ponga a tus ojos toda su maldad, y trátalos como me has tratado por mis rebeldías, porque son muchos mis suspiros y está muy dolorido mi corazón!

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Introducción a Lamentaciones 

Times New Roman ;;;;
Lamentaciones.
Introducción.

1. Título y lugar en el canon.
En la versión de la Vulgata, al libro de Jeremías siguen estas Lamentaciones con el título de Threni, id est, Lamentationes lere-miae prophetae. Threni es la transcripción latina del èñÞíïé de los LXX, en el sentido de canto fúnebre o lamentación por la ruina de Jerusalén. En el Talmud se llama a estas composiciones fúnebres Qinot, palabra que no aparece en los manuscritos hebreos. En la Biblia hebrea se designa a estas composiciones poéticas fúnebres con el nombre de tekah que literalmente significa ¿Cómo? que es la primera palabra que abre la serie de las Lamentaciones, y que caracteriza el género elegiaco.
En el TM, las Lamentaciones están incluidas entre los Hagiógrafos o Megillót (lit. rollos), mientras que en las versiones de los LXX, Vg y Siríaca van a continuación de los escritos pro/éticos de Jeremías. Flavio Josefo las consideraba también como formando parte de los escritos de Jeremías 1. En las sinagogas se solían leer en el aniversario de la toma de Jerusalén por los babilonios (en el 9 de Ab: jul.-ag.), formando parte del duelo general que con ayunos se practicaba desde tiempos muy remotos por los judíos 2. Así, por razones de tipo litúrgico, las Lamentaciones fueron separadas del libro de Jeremías para unirlas a los Hagiógrafos, como Rut, Cantar de los Cantares, Eclesiastés y Ester, los cuales se leían, respectivamente, los días de Pentecostés, Pascua, Tabernáculos y Purim.

2. Contenido.
Este precioso libro poético-elegíaco consta de cinco cánticos, en los que se hace duelo por la destrucción del reino de Judá y, sobre todo, de la ciudad de Jerusalén por el ejército de Nabucodonosor en 586 a.C. 3 Sin pretender dar una exposición narrativa de hechos que da por conocidos, el autor de estos admirables cantos elegiacos desahoga su dolor a la vista de las ruinas humeantes de lo que era más querido a su alma de israelita fiel a la tradición. En sus efusiones íntimas alude a detalles que reflejan la situación triste del país y de la Ciudad Santa. Y, sobre todo, da un sentido teológico profundo a la catástrofe al decir que todo lo acontecido es en castigo de las transgresiones de Judá y de sus infidelidades para con Yahvé. Pero confía en la misericordia divina, y espera confiadamente que, después que pase la hora de la justicia, llegue la hora de la restauración; por eso en sus descripciones entremezcla constantemente súplicas ardientes por su pueblo, arruinado y disperso. De ahí que, más que un nexo lógico, existe un nexo psicológico en el desarrollo de las ideas, que suelen sucederse por asociación de escenas e imágenes que han impresionado particularmente al profeta. Son meditaciones dolorosas en las que predomina el sentimiento y el desahogo espontáneo, de forma que, mezcladas con súplicas por su pueblo, van imprecaciones para los enemigos que han causado tanta ruina y se alegran de la catástrofe.
Pudiéramos sintetizar el contenido ideológico de los cinco cánticos del modo siguiente:
1.Profundo dolor por la desolación total de la ciudad destruida (1:1 -22).
2.El verdadero autor de la catástrofe es Dios, porque en definitiva todo ha sido efecto de la intervención punitiva y vengadora de su justicia (2:1-22).
3.Con carácter más personal describe las tribulaciones y angustias de los justos (3:1-66).
4.El poeta detalla la triste suerte de las diversas categorías sociales, cargando la responsabilidad de la catástrofe a los dirigentes políticos del pueblo (4:1-22).
5.Con todo patetismo se describen las consecuencias de la toma de la ciudad, y, finalmente, se implora de la misericordia divina que acelere su restauración (5:1-22).

3. Forma poética.
Estas composiciones poéticas han sido redactadas según el metro llamado qinah o elegiaco, que se caracteriza por el empleo de versos con dos cadencias, que los que el segundo es más breve que el primero. Este metro aparece ya en composiciones muy antiguas de la Biblia, como en el canto de Débora y en la elegía de David sobre Saúl y Jonatán 5. Otra característica literaria de las Lamentaciones es que los cuatro primeros cánticos están compuestos según el orden alfabético. Así, cada uno de éstos tiene veintidós secciones, según el número del alefato hebreo. Los tres primeros están dispuestos en estrofas de tres versos, mientras que el cuarto en estrofas de dos.
En los cánticos primero, segundo y cuarto, la palabra inicial de cada estrofa comienza en su respectiva letra del alefato, mientras que en el cántico tercero la letra del alefato varía en cada verso de la estrofa. No obstante, respecto del carácter acróstico o alfabético de la composición tenemos que notar la anomalía de que en los cánticos segundo, tercero y cuarto, la letra phe precede al 'ain, lo que hasta ahora parece inexplicable. El quinto cántico no es acróstico, sino que únicamente consta de veintidós versos, conforme ai número de letras del alefato, pero sin orden alfabético en las iniciales de versos o estrofas 6.
Seguramente que este sistema artificial alfabético obedece a razones sisociales para facilitar la transmisión del texto en la memoria de los lectores u oyentes. No es un signo de decadencia literaria, como algunos autores modernos han querido insinuar, sino un procedimiento poético que sirve para revelar la ingeniosidad del autor, como otros procedimientos metrológicos de la poesía occidental, ahora despreciados porque coartan la libertad de expresión del poeta y porque parecen demasiado férreos y artificiales.
Característica literaria de estas admirables Lamentaciones es el estilo confidencial. Dios es interpelado e invocado, usando el pronombre de segunda persona, estableciéndose un íntimo coloquio entre el afligido, o comunidad dolorida, y Dios, que constituye el único objeto de confianza y esperanza. Por eso se prefiere el uso frecuente del pronombre en primera persona, para acentuar el carácter trágico del dolor y de la miseria, y de ahí, para mover a Dios a la misericordia. Esto contribuye a dar colorido, vivacidad y dramatismo al cántico. Otras características son la representación con imágenes atrevidas, que indican horror y peligro, de los enemigos, de la miseria. No faltan pensamientos de venganza y de consuelo.7 No debe, pues, buscarse un desarrollo sistemático de ideas, ya que lo sentimental prevalece en ellas sobre lo ideológico.

4. Autenticidad.
La tradición judía atribuye comúnmente las Lamentaciones al profeta Jeremías 8. En la versión de los LXX leemos el siguiente prólogo: Y sucedió después que Israel fue hecho cautivo, y Jerusalén devastada, que Jeremías se sentó a llorar y a lamentar con esta lamentación sobre Jerusalén, y dijo. En la Vg leemos un prólogo semejante 9. Por otra parte, sabemos que las Lamentaciones se ponían en el canon a continuación de los escritos de Jeremías 10. La tradición cristiana es unánime en este sentido, y sólo en el siglo XVIII se empezó a poner en duda la tesis jeremiana.
Los sostenedores de la autenticidad jeremiana de las Lamentaciones insisten en ciertas semejanzas de estilo entre éstas y los escritos de Jeremías. Así las expresiones virgen hija de Sión oprimida H, las lágrimas en las mejillas 12, cadena al cuello13, quejas contra los pecados de los sacerdotes y profetas 14, matanza de los propios hijos 15, pecados del pueblo 16, vana confianza en los aliados 17, tendencia a aludir al Deuteronomio 18. A esto se añade que parece necesario un testigo ocular de los hechos para describirlos con la viveza con que están las Lamentaciones, y nadie mejor que Jeremías para que, llevado de su profundo afecto a su pueblo, cantase la elegía sobre su ruina.
. En primer lugar se urge el hecho de por qué en la Biblia hebraica figuran entre los Hagiografos (o Ketubim), y 110 se insertaron en el libro de Jeremías, como formando una parte o apéndice del mismo. Por otra parte, extraña que no aparezca el nombre de Jeremías en el título de las Lamentaciones, lo que sería normal caso de que se reconociera su paternidad en los primeros tiempos que siguieron a su composición. Además, hay ciertas dificultades para atribuir a un mismo autor los cinco cánticos de las Lamentaciones. Así, en el primero, el orden de las letras que inician las estrofas es perfecto, mientras que en los cánticos segundo, tercero y cuarto, la phe viene antes del 'ain.
En 2:9 se dice de los profetas de Jerusalén que no han hallado visión de parte del Señor, lo que no es aplicable al propio Jeremías, que fue favorecido con tantas visiones y comunicaciones divinas. Y en 4:17 se dice de la esperada ayuda egipcia: se consumían nuestros ojos esperando vanamente el socorro, iban esperanzadas nuestras miradas hacia un pueblo que 110 pudo librarnos. Y sabemos que Jeremías fue siempre contrario a pedir ayuda a los egipcios 21. En 4:20 se alude al rey Sedecías: el que era nuestro aliento, el ungido de Yahvé, fue cogido en la trampa, aquel de quien decíamos: A su sombra viviremos entre las naciones. Y sabemos que Jeremías despreciaba a Sedecías por su ineptitud 22. Finalmente, los lexicólogos insisten en que la fraseología de Lam y Jer tiene más puntos de divergencia que de convergencia 23; y no faltan quienes ven coincidencias de lenguaje entre Lam y Ezequiel y otros escritos bíblicos 24. Por todas estas razones, hoy día muchos autores se inclinan por la tesis de que las Lamentaciones sólo en parte pueden atribuirse a Jeremías. Al menos los cánticos 1 y 5 parecen de época posterior al profeta 25.

5. Doctrina religiosa.
A través del lirismo de expresión y el sentimentalismo, característicos de estos bellísimos fragmentos poéticos, encontramos las grandes líneas teológicas proféticas. En los acontecimientos trágicos, el poeta sorprende los designios divinos sobre Judá pecador. Yahvé es el verdadero autor de la catástrofe, en cuanto que ha desencadenado su ira, largo tiempo contenida, sobre un pueblo que le ha sido infiel 26. La ruina de Jerusalén no es casual ni mera consecuencia de una mala política humana, sino que es la culminación de un proceso de alejamiento de la Ley divina. Yahvé es el que ha uiado a los enemigos de Judá para que sean instrumentos de su justicia, y ha descargado sobre una generación el castigo merecido por los pecados que se fueron acumulando a través de los siglos 27.
A pesar de la crisis terrible que esto representa para la nación judaica, el poeta tiene grandes esperanzas de restauración, y por ello ora confiadamente a su Dios 2S. Sabe que, si Yahvé es justo, es también misericordioso, y que, como llegó la hora del castigo, llegará la hora de la rehabilitación para Israel y del castigo para sus enemigos 29. El dolor es un medio de purificar a los individuos y a los pueblos 30; es la solución que encontramos en el libro de Job. Por ello, en estos admirables desahogos lírico-dramáticos hay un altísimo nivel espiritual, reflejo de un alma que vive de la fe y de la esperanza en Dios.

1 Cf. Flavio Josefo, Contra Apion. I 40. - 2 Cf. Jer 52:12-16. - 3 Según Flavio Josefo, el Targum y el mismo San Jerónimo, estas Lamentaciones fueron compuestas por Jeremías con motivo de la muerte del rey Josías en 609. Cf. Flavio Josefo, Ant. 10:5,i; Targum, com. a 4:20; San Jerónimo, Comm. in Zach. 12:11: PL 25:1515. - 4 Cf. Jue 5:2s. - 5 Cf. 2 Sam 1:195. - 6 En la Biblia conocemos otras composiciones alfabéticas. Así Sal 9; 10; 25; 34; 371 III; 112; 119; 145; Prov. 31:10-31; Nah 1:2-8. En el Sal_10:7-8 se da la inversión del phe y 'ain. - 7A. Ñåííá, Geremia 375. - 8 Flavio Josefo, Antiq. X 5:1; Targum, Baba bathra 153. - 9 Et factum est, postquam in captivitatem redactus est Israel, et lerusalem deserta est, sedit Teremias flens, et plnnxit lamentationc hac in lerusalem, et amaro animo suspirans, et eiulans, dixit. - 10 Cf. Orígenes, en Euseb., H. E. VI 25; San Epifanfo, Adv. haer. 8,6: PG 41:213; San Hilario, Pro/, in P.s. n.15: PL c.241; San Jerónimo, Pro/. G ale alus: PL 28,551. - 11 Lam 1:15; 2:13, y Jer 8:21s; 14:17. - 12 Lam 1:16; 2:11.18; 3:485, y Jer 9:1.18 (Vg.); 13:17; 14:17. - 13 Lam 1:14, y Jer 27:2. - 14 Lam 2:14; 4:135, y Jer 2:8; 5:31. - 15 Lam 2:20; 4:10, y Jer 19:9. - 16 Lam 1:5.8, y Jer 14:7; 16:10s. - 17 Lam 1:2.19, y Jer 2:18. - 18 Lam 1:3, y Deu_28:65; Lam 1:5, y Dt 28:44. - 19 Entre ellos, Budcle, Lóhr, Driver, Konig, Sellin, Streane, Pfeiffer. - 20 Así Goetsberger, Dennefeld, Notschcr y Clamen - 21 Cf. Jer 37:5-10. - 22 Cf. Jer 24:8-10. - 23 Cf. M. Lóiir, Der Sprachgebrauch des Buches der Klagelieder: Zatw 14 (1894) 31-50. - 24 Cf. Lam 1:1, e Is 47:85; 54:4; Lam 3:20, e Is 53:6; Lam 2:4, y Ez 24:16; Lam 4:11, y Ez 5:13; Lam 3:6, y Sal 143:3; Lam 3:24, y Sal 119:57. - 25 Cf. A. Penna, o.c., p.377.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Lamentaciones  1,1-22

1. Primera Lamentación: Jerusalen, Desolada.
Podíamos resumir el contenido ideológico de las Lamentaciones en tres facetas: desolación de la Ciudad Santa, reconocimiento de la justicia divina y oración implorando misericordia al Señor. Estas ideas se repiten machaconamente, pero las expresiones son bellísimas y variadas. Por todo esto, las Lamentaciones pueden considerarse como una de las mejores composiciones de la Biblia desde el punto de vista lírico-afectivo. El metro poético suele ser el característico de las elegías o qinah, a base de tres dísticos cada letra del alefato. El carácter especial de las Lamentaciones excluye un desarrollo estrictamente lógico de ideas; por eso las consideraciones se repiten entrecortadas, como expresión de un alma lacerada que por encima de las leyes lógicas de la inteligencia tiene las del corazón.
Se suele dividir esta primera lamentación en dos partes: a) 1-11, en que habla el poeta (excepto en el v.8 y 11); b) 12-22: habla Sión (excepto el v.17).

1 Alef. - ¡Cómo se sienta en soledad la ciudad populosa, es como viuda la grande entre las naciones; la señora de provincias ha sido hecha tributaria!

El profeta contrapone dos situaciones de la Ciudad Santa, que es presentada como una dama o princesa que ha quedado viuda. En una medalla acuñada por Tito después de la toma de Jerusalén en el año 70 d.C. aparece una mujer llorando debajo de una palmera con esta inscripción: ludaea capta. Es el mejor comentario de estos primeros versos de las Lamentaciones. El autor 110 puede comprender el cambio de situación de la que era señora de provincias, y se ha convertido en viuda y tributaria. La primera palabra, ¡Cómo.! es característica del verso elegiaco llamado qinah l. Sión se sienta en soledad como madre que ha quedado sin hijos, como doncella que ha quedado sin amantes y como viuda que ha quedado sin marido, expuesta a la penuria sin sombra protectora2. La ciudad populosa y la señora de provincias son dos frases que han de entenderse en el horizonte relativo del hagiógrafo. Sión era la capital más poblada de Judá, y también, como capital, señora de provincias, no sólo de las tribus de Judá y de Simeón, que constituían el reino del sur, sino que en tiempos de Jeremías era aún señora de amplias zonas de TransJordania, como Edom y Moab. Pero ahora ha sido hecha tributaria, formando sólo parte de un distrito del inmenso imperio babilónico.

2 Beth. - Llora copiosamente en la noche y corre el llanto por sus mejillas; no tiene quien le consuele entre todos sus amantes; le fallaron todos sus amigos y se volvieron enemigos.

En las horas nocturnas siente más su soledad e infortunio, porque nada le distrae de su dolor. El día con su luz trae siempre impresiones optimistas y alegres, pero en la noche, el ambiente de vacío, de soledad, pesa como una fría losa sobre el alma del desgraciado; por eso, en esas horas de intimidad y de sinceridad corre el llanto por sus mejillas. Sólo el desahogo de las lágrimas puede compensar algo la tremenda tragedia interior de la dama desolada. Por otra parte, en la hora trágica del infortunio, en la hora de la verdad, le fallaron todos sus amigos. Sión había confiado en Egipto y en la alianza de otros pueblos 3; pero, cuando la ciudad ha sido convertida en un montón de ruinas, no tiene quién la consuele. Es el patrimonio de todo el que ha sido visitado por el infortunio: los que antes creía sus amigos, se le volvieron enemigos.

3 Guímel. - Emigró Judá a causa de la aflicción y de la gran servidumbre; está sentada entre las gentes sin hallar reposo; todos sus perseguidores le dieron alcance y la estrecharon.

Asolada la ciudad, los habitantes que quedaron sin ser llevados al destierro emigraron voluntariamente a causa de la aflicción y de la gran servidumbre. El yugo babilónico era demasiado pesado 5. Pero Judá tampoco encontró reposo en el exilio, sentada entre las gentes. Sus enemigos siguieron persiguiéndola en desfiladeros estrechos, según dice el texto hebreo.

4 Dálet. - Los caminos de Sión están en luto por 110 haber quien venga a las solemnidades. Todas sus puertas están desoladas, sus sacerdotes gimiendo, sus vírgenes escuálidas, y ella llena de amargura.

El estado de la ciudad no puede ser más triste: los caminos que conducían a Sión, antes rebosantes de peregrinos, ahora están en luto, desiertos: no hay quien venga a las solemnidades. Por la mente del profeta pasa el gozoso recuerdo de los millares de peregrinos que avanzaban hacia la Ciudad Santa con cantos alegres de acción de gracias por las cosechas. Ya no hay solemnidades o fiestas litúrgicas tradicionales, hitos durante el año de la vida religiosa: las tradicionales fiestas de Pascua, de Pentecostés y de Tabernáculos, en las que se presentaban las primicias de los cereales y de los frutos impetrando protección para el próximo año agrícola. Ya no salen a recibir a los peregrinos los sacerdotes, que ahora están gimiendo. Las mismas vírgenes, que en alegres danzas amenizaban la presencia de los peregrinos en estas fiestas, están ahora escuálidas o encorvadas por el dolor 6. Y las puertas de la ciudad, en otro tiempo lugar de concentración de la vida social de la ciudad, están desoladas. Ya no están allí los ancianos para juzgar, ni los mercaderes para recibir las caravanas con las mercancías, ni los niños alegrando con sus juegos la vida de la ciudad 7. Todo es atmósfera de tristeza y amargura.

5 He. - Prevalecieron sus enemigos y prosperaron los que la aborrecían, pues la afligió Yahvé por la muchedumbre de sus rebeldías; sus niños fueron a la cautividad delante del enemigo.

En la lucha han vencido los enemigos de Judá. Pero, en realidad, todos los sufrimientos de Judá vienen enviados por el mismo Dios: pues la afligió Yahvé por la muchedumbre de sus rebeldías. La conducta pecadora de Judá es la causa de su desventura. Y ni siquiera sus pequeñuelos se ven libres de la deportación.

6 Wau. - Ha desaparecido de la hija de Sión toda su gloria; sus príncipes han venido a ser como ciervos que no hallan pastos, y huyeron sin fuerzas ante el perseguidor.

En la catástrofe ha perdido la hija de Sión, es decir, Jerusalén, toda su gloria, a saber, lo que constituía su orgullo: sus príncipes y su rey, como puntualiza a continuación 8. Sus príncipes, debilitados por el hambre y la miseria, andan vagando como ciervos que no hallan pastos 9. Y huyeron agotados ante el perseguidor. En efecto, el rey Sedecías, con sus magnates, se dio a la fuga, siendo vergonzosamente capturado 10.

7 Zain. - Acordóse Jerusalén, en los días de su aflicción y de su vivir errante, de todos los bienes que de antiguo tuvo. Cuando cayó su pueblo en manos del enemigo, sin que nadie le ayudase, miráronla sus enemigos y se burlaron de su perdición.

En los días de la prueba comprendió Jerusalén los bienes que de antiguo tuvo. Pero ahora nada le queda de su antigua gloria y riqueza, y sus enemigos se alegran, burlones, ante su ruina.

8 Jet. - Muchos son los pecados de Jerusalén; por eso fue objeto de aversión; cuantos antes la honraron la desprecian viendo su desnudez, y ella misma suspira y vuelve su rostro.

Jerusalén es presentada ahora como una cortesana que por sus pecados es convertida en objeto de aversión 11, despreciada de los que antes le hacían el amor, porque vieron su desnudez 12. Jerusalén, humillada por su Dios, ha descubierto sus pecados, presentándose como una mujer pública que ha mostrado impudentemente sus atractivos sexuales 13. Y Jerusalén misma se avergüenza de su estado menstrual y vuelve el rostro.

9 Tet. - Su inmundicia manchaba sus vestiduras, y no se cuidaba de su fin, y cayó de modo sorprendente, sin que nadie la consolara. Mira, ¡oh Yahvé! mi aflicción, mira la arrogancia del enemigo.

Sigue la misma imagen. Jerusalén se halla como mujer pública en período menstrual, su inmundicia se nota en sus vestiduras 14. Aquí inmundicia tiene un sentido religioso. Sus pecados la hacen inmunda a los ojos de los demás pueblos, y son tantos, que no puede disimularlos. Y está tan ciega en sus extravíos, que no se cuida de su fin, es decir, del castigo que le espera 15. De repente, ante tanta perversidad, se escapa un grito de auxilio de Jerusalén: Mira mi aflicción. Ella es ciertamente pecadora ante los ojos de Yahvé, pero sus enemigos no lo son menos y se muestran insolentes con arrogancia insoportable 16.

10 Yod. - Echó mano el enemigo de todos sus tesoros, vio penetrar en su santuario a las gentes, a quienes prohibiste penetraran en tu congregación.

El pensamiento del profeta se vuelve a la depredación del templo de Jerusalén. Esto era el mayor crimen que debía Dios castigar, pues, aparte de la expoliación, penetraron en el santuario gentes a quienes estaba prohibido entrar en el sagrado recinto 17. En el templo construido por Herodes se puso una placa de bronce, que ahora está en el museo de Estambul, en la que se conminaba con la pena de muerte a todo gentil que osara pasar del atrio de los gentiles al de los israelitas 18. El allanamiento, pues, de la morada de Yahvé por los gentiles era para el profeta la mayor enormidad que pudiera cometerse.

11 Kaf. - Todo su pueblo va suspirando en busca de pan; han dado cuanto tenían de precioso para mantener la vida. Mira, oh Yahvé! y contempla cuan abatida estoy.

La ruina política de la ciudad ha traído la catástrofe económica. Es tal la carestía de alimentos, que los habitantes tienen que dar sus objetos más preciados para subvenir a las necesidades más elementales. Ante los ojos del profeta está el espectro del pueblo macilento en busca de pan.

12 Lamed. - ¡Oh vosotros cuantos pasáis por el camino! mirad y ved si hay dolor comparable a mi dolor, al dolor con que yo soy atormentada. Afligióme Yahvé el día de su ardiente cólera.

Sión pide comprensión para la tragedia de su pueblo, de su capital destruida, y por eso interpela a los viandantes que indiferentes contemplan las ruinas de la ciudad, sin preocuparse de su situación, siguiendo su marcha conforme a las exigencias comerciales. Cerca de la Ciudad Santa pasaba el camino hacia Egipto para unirse a la vía maris, o ruta caravanera comercial entre el país del Nilo y Mesopotamia 19. Podemos, pues, considerar la exclamación angustiada del profeta, puesta en boca de Jerusalén, como una llamada a la piedad de estos comerciantes despreocupados de su malhadada suerte. No hay dolor comparable al de la Ciudad Santa, arrasada y deshabitada. Sus ruinas son un recuerdo perenne del paso asolador de la ardiente cólera de Yahvé. La frase es un humilde reconocimiento de los pecados de Jerusalén, presa ahora de las exigencias de la justicia airada de Dios.

13 Mem. - Mandó desde lo alto un fuego que consume mis huesos 20, tendió a mis pies una red, y me hizo caer hacia atrás y me arrojó en la desolación, consumida todo el día.

La mano pesada de la justicia divina se hace sentir como un fuego que consume los huesos de Jerusalén. La metáfora puede aludir simplemente a un castigo enviado por Dios desde lo alto, el cielo donde Yahvé habita, o quizá aluda concretamente a una epidemia que siguió normalmente a la ruina política y económica de la nación, la cual se hace sentir de modo especial con manifestaciones de intensas fiebres. En este caso, la frase fuego que consume los huesos adquiere más realismo 21. Pero parece más lógico tomar fuego como instrumento de castigo en general 22. La imagen siguiente tiene también un sentido general: Jerusalén ha caído en la red que le ha tendido Yahvé. La Ciudad Santa era como una avecilla descarriada que andaba volando libremente separada de su Dios, pero Yahvé, en su amor, le ha tendido una red y ha caído en ella. Esa red que hará recapitular a Jerusalén sobre sus caminos es la desgracia y la ruina 23. Yahvé ha actuado como hábil cazador, buscando atraerla por la vía de la expiación: me arrojó en la desolación. Por todo ello se siente como consumida y agotada.

14 Nun. - El yugo de mis iniquidades pesa sobre mí 24 entretejidas por su mano. Su yugo es sobre mi cuello y ha quebrantado mis fuerzas. Me entregó Yahvé en sus manos, no puedo levantarme.

Jerusalén reconoce, humillada, sus transgresiones, que pesan sobre ella como yugo insoportable. Los crímenes de la Ciudad Santa son como las partes diversas del yugo con sus cuerdas, que han sido entretejidas por el mismo Yahvé, obligado a enviarle un castigo purificador por exigencia de su justicia. Ante el castigo enviado por Dios, Jerusalén está impotente, presa de la justicia divina, y no puede levantarse. Es la imagen de la bestia con el yugo al cuello, sin poder levantar la cabeza.

15 Sámec. - Rechazó a todos mis guerreros en medio de mí, convocó contra mí una asamblea para quebrantar a mis mancebos. Como en lagar ha pisado Yahvé a la virgen hija de Judá.

Yahvé mismo ha convocado a los enemigos de Judá a una asamblea o concentración para que se abalancen contra sus guerreros, que iban a ser sacrificados 25. Los escritores bíblicos prescinden en sus descripciones de las causas segundas, y lo atribuyen todo directamente a Dios. En toda la tragedia de Judá ha estado la mano justiciera de Yahvé como causa total. El hagiógrafo tiene una visión teológica de la historia, y lo considera todo a través de las leyes de la justicia divina ultrajada: Como en lagar ha pisado Yahvé a la virgen hija de Judá. La metáfora es atrevida y muy expresiva; ninguna mejor para indicar el rigor de la inexorable justicia divina. La hija de Judá es Jerusalén, concebida como una virgen hermosa y atractiva que ha sido mancillada y despreciada. Algunos autores creen que aquí se alude a un banquete sacrificial: Yahvé ha convocado a los enemigos de Judá a una asamblea litúrgica en la que no falta el banquete de ritual ni el vino. Este vino aquí es la sangre de la virgen de Judá, exprimida como en un lagar 26. La metáfora es posible, pero quizá el contexto no exija tanto.

16 Ayin. - Por eso lloro, y manan lágrimas mis ojos, y se alejó de mí todo consuelo que aliviase mi alma; mis hijos están desolados al triunfar el enemigo.

De nuevo la tragedia se apodera de la desconsolada Judá. Ese triunfo de sus enemigos la ha sumido en la mayor amargura. No le queda sino derramar lagrimas; se siente sola: sus amigos la han abandonado, y Yahvé no le sirve sino para mostrarle sus transgresiones, haciendo pesar sobre ella su mano vengadora.

17 Pe. - Tiende Sión sus manos, pero nadie la consuela. Dio Yahvé contra Jacob órdenes a los enemigos que la rodeaban, y Jerusalén fue para ellos objeto de abominación.

Ahora habla el profeta para contar la tragedia íntima de Sión: su soledad en la hora de la prueba es total. Jerusalén tiende sus manos en busca de auxilio 27, pero en vano. Todo lo que pasa está decretado por Yahvé, que para castigar a su pueblo convoca a sus enemigos circunvecinos, de forma que sean testigos de la humillación de Judá. Para ellos, la Ciudad Santa se ha convertido en cosa inmunda 2S, objeto de abominación y desprecio, pues en su catástrofe parece llevar la maldición de su Dios.

18 Sade. - Justo es Yahvé, pues yo fui rebelde a sus mandatos. Oíd, pueblos todos, y contemplad mi dolor: mis doncellas y mis mancebos han ido al cautiverio.

La confesión de los pecados por parte de Jerusalén es sincera, y en ella se reconoce la justicia del castigo enviado por Yahvé. Pero, como antes se había dirigido a los viandantes para que contemplaran sus ruinas y su tragedia, ahora se dirige a los pueblos todos para que piensen en la mayor tragedia de una madre: mis doncellas y mancebos han ido al cautiverio. Lejos de imprecar a las naciones que sarcásticamente contemplan su ruina, les pide compasión, apelando a los elementales sentimientos de piedad y de conmiseración.

19 Qof. - Llamé a voces a mis amigos, pero me engañaron.Mis sacerdotes y mis ancianos perecieron en la ciudad,buscando comida con qué sostener sus vidas.

De nuevo el corazón lacerado de Jerusalén piensa en la traición de los que creía sus amigos, pero que le fallaron en la hora de la prueba. Todo esto le infunde profunda amargura. Por otra parte, no puede olvidar a sus sacerdotes y ancianos, antes la clase directora de la sociedad y ahora muertos de hambre y de necesidad. Los conceptos se repiten, pero tienen siempre un acento afectivo que impresiona al lector.
20 Res. - Mira, ¡oh Yahvé! mi angustia. Mis entrañas rugen, mi corazón se revuelve dentro de mí por haber sido muy rebelde. Fuera hizo estragos la espada, dentro la mortandad.

En medio de tanta desolación y angustia no le queda a Jerusalén sino implorar a Yahvé el fin de tantos dolores. Las entrañas y el corazón - centro de las emociones - la desazonan sobremanera al contemplar en su vida tanta prevaricación y rebeldía. Sólo la misericordia divina puede llevar tranquilidad a su alma. Por otra parte, la tragedia ha sido inmensa y suficiente para calmar la justicia divina; todos sus hijos han desaparecido: los que estaban fuera de los muros, por la espada, y los que estaban asediados, por la epidemia y mortandad.

21 Sin. - Oyen mis gemidos, y nadie me consuela; todos mis enemigos han sabido mi desgracia, y se alegran de lo que has hecho. ¡Haz venir el anunciado día, y que sean como yo!

Jerusalén se vuelve a Yahvé implorando su justicia también para los que se alegran de su miseria y de su ruina y tienen una especial satisfacción en constatar que Yahvé, el Dios de que se gloriaba Judá como su protector, la ha castigado de esta manera. Esto hace despertar en la ciudad destruida un sentimiento de revancha y de venganza: Haz venir el anunciado día y sean como yo. Según las esperanzas populares, Dios se manifestaría un día (el día de Yahvé) sobre los enemigos de Israel, castigándolos por su conducta para con él. Contra esta esperanza se había levantado el profeta Amos, anunciando que el día de Yahvé sería de tinieblas, no de luz; es decir, de castigo y no de victoria para Israel, si ésta no cambiaba su mala conducta 29. Jerusalén, ahora humillada, clama a la omnipotencia divina para que descargue también su ira sobre los pueblos vecinos que hacen befa de ella.

22 Tau. - ¡Que se ponga a tus ojos toda su maldad, y trátalos como me has tratado por mis rebeldías, porque son muchos mis suspiros y está muy dolorido mi corazón!

Desarrolla los sentimientos del verso anterior: también sus enemigos deben tener una debida retribución 30. Aun reconociendo sus propios pecados, cree que ya es bastante lo que ha sufrido hasta ahora para aplacar las exigencias de la justicia divina. Es hora ya de que Yahvé la descargue sobre sus enemigos, tan culpables como ella 31.

1 Cf. Lam 2 y 4. - 2 Cf. Isa_47:8. - 3 Cf. Jer_4:30; Jer_30:14; 2Re_24:2; Sal I37:6s; Eze_26:3; Eze_29:6s; Jer_28:5. - 5 Cf. Jer_40:11; c.42-43. - 6 Cf. Exo_15:20; Jue_21:21; Sal_68:25; Jer 31:13- - 7 Cf. Pro_31:23; Jer_26:10; 1Re_22:10; 2Re_7:1; 2Cr_32:6; Job_29:7. - 8 Cf. Lam_2:1. - 9 Cf. Jer_32:7ss. - 10 Cf. Jer_39:48. - 11 Lit. el hebreo dice menstruo, considerado como de suma impureza legal (cf. Lev_15:19). - 12 Eufemismo por sus vergüenzas. - 13 Cf. Isa_47:3; Jer_13:26; Eze_16:37; Ose_2:5; Nah 3:5- - 14 Cf. Jer_2:34; Jer_13:22. - 15 Cf. Deu_32:29; Is 47:7- - 16 Cf. Jer_48:26.42. - 17 Cf. Jer_52:175; Eze_44:7. - 18 Cf. Hec_21:28-29. - 19 El TM dice No vosotros, que es ininteligible. Hemos seguido a los LXX, conforme al contexto. - 20 La Bible de Jérusalem: ha enviado fuego que ha hecho descender sobre mis huesos*. Streane: envió fuego a mis huesos y los dominó. - 21 Jeremías habla de un fuego que consume sus entrañas; es el fuego clei celo abrasador por la causa de Yahvé. Cf. Jer_20:9. - 22 Cf. Sal_18:17; Sal_102:20. - 23 Sobre esta imagen, cf. Ose_5:1; Ose_7:12; Eze_12:13; Eze_17:20; Jer_10:8; Sal_9:16; Sal_31:5. - 24 El verso es traducido de muy diversos modos: Cantera: Ha vigilado sobre mis peca- - dos, en su mano se han entretejido, gravitan sobre mi cuello. Streane: El yugo de mis transgresiones es atado por su mano. Están entretejidos sobre mi cerviz. - 25 Cf. Ose_1:7; Isa_13:3; Jer_46:10; Eze_39:17. - 26 Así Streane, o.c., 335; cf. Jer_46:10; Isa_34:6; Eze_39:175; Sof_1:7. - 27 Cf. Jer_2:3; Jer_2:4-31; Is 1:15- - 28 En hebreo, lit. menstruo. - 29 Cf. Amo_5:18; Sof_1:14. - 30 Cf. Jer_50:11-13. - 31 Cf. Deu_32:41s; Sal_58:7-12; Deu_137:7-9; Jer_18:21-23.