Lamentaciones  3 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 66 versitos |
1 Alef. — Yo soy el varón que ha visto la miseria bajo el látigo de su furor.
2 Alef. — Llevóme y me metió en tinieblas sin luz alguna.
3 Alef. — Todo el día vuelve y revuelve su mano contra mí.
4 Bet. — Ha consumido mi carne y mi piel, ha quebrantado mis huesos.
5 Bet. — Ha levantado contra mí un muro, me ha cercado de veneno y de dolor.
6 Bet. — Me hace habitar en tinieblas, como los ya de mucho tiempo muertos.
7 Guímel. — Me cercó por todos los lados, sin dejarme salida; me puso pesadas cadenas."
8 Guímel. — Y aunque clamo y voceo, no se hace accesible a mi oración.
9 Guímel. — Cerró mis caminos con sillares de piedra, torció todos mis senderos.
10 Dálet. — Fue para mí como oso en acecho, como león en escondrijo.
11 Dálet. — Me ha complicado mis caminos y me despedazó, me ha asolado por completo.
12 Dálet. — Tendió su arco y me puso por blanco de sus saetas.
13 He. — Clavó en mis lomos las flechas de su aljaba.
14 He. — Soy el escarnio de los pueblos todos, su cantinela de todo el día.
15 He. — Me hartó de amarguras, me embriagó de ajenjo.
16 Wau. — Rompióme los dientes con un casquijo, cubrióme de ceniza.
17 Wau. — Fue privada mi alma de paz, ya no gozo de bien alguno.
18 Wau. — Y me he dicho: se acabó mi porvenir, y mi esperanza de parte de Yahvé.
19 Zain. — El recuerdo de mi miseria y abandono es ajenjo y veneno.
20 Zain. — Cuando me acuerdo, se abate mi alma dentro de mí.
21 Zain. — Quiero traer a la memoria lo que pueda darme esperanza.
22 Jet. — No se ha agotado la misericordia de Yahvé, no ha llegado al límite su compasión.
23 Jet. — Se renuevan todas las mañanas. Grande es tu fidelidad.
24 Jet. — Mi porción es Yahvé, dice mi alma; por eso quiero esperar en El."
25 Tet. — Bueno es Yahvé para los que en El esperan, para el alma que le busca.
26 Tet. — Bueno es esperar callando el socorro de Yahvé.
27 Tet. — Bueno es al hombre soportar el yugo desde su mocedad.
28 Yod. — Sentarse en soledad y en silencio, porque es Yahvé quien lo dispone.
29 Yod. — Poner su boca en el polvo y no perder toda esperanza.
30 Yod. — Dar la mejilla al que le hiere, hartarse de oprobios.
31 Kaf. — Porque el Señor no desecha para siempre.
32 Kaf. — Sino que, después de afligir, se compadece según su gran misericordia.
33 Kaf. — Porque no aflige por gusto, ni de grado acongoja a los hijos de los hombres.
34 Lamed. — Aplastar con los pies a los cautivos todos de la tierra.
35 Lamed. — Violar la justicia de un hombre a los ojos del Altísimo.
36 Lamed. — Hacer entuerto a uno en su pleito, ¿no ha de verlo el Señor?
37 Mem. — ¿Quién podrá decir una cosa sin que la disponga el Señor?
38 Mem. — ¿No proceden de la boca del Altísimo los males y los bienes?
39 Mem. — ¿Por qué, pues, ha de lamentarse el viviente, el hombre, de su pecado?
40 Nun. — Escudriñemos nuestros caminos y examinémoslos, y convirtámonos a Yahvé.
41 Nun. — Alcemos nuestro corazón y nuestras manos a Dios, que está en los cielos.
42 Nun. — Hemos pecado, hemos sido rebeldes, y no nos perdonaste.
43 Sámec. — Desencadenaste tu ira y nos perseguiste, mataste sin piedad.
44 Sámec. — Te has cubierto de una nube para que no llegue a ti la plegaria.
45 Sámec. — Y nos hiciste oprobio y escarnio en medio de los pueblos.
46 Ayin. — Abren contra nosotros su boca todos cuantos nos odian.
47 Ayin. — Nuestra parte es el terror y la fosa, el exterminio y la ruina.
48 Ayin. — Corren de mis ojos ríos de agua por la ruina de la hija de mi pueblo.
49 Pe. — Mis ojos derraman lágrimas sin descanso y sin cesar,
50 Pe. — hasta que Yahvé mire y vea desde lo alto de los cielos.
51 Pe. — Mis ojos contristan mi alma por todas las hijas de mi ciudad.
52 Sade. — Me dieron caza como a un ave los que sin causa me aborrecen.
53 Sade. — Han hundido mi vida en una fosa, arrojando piedras sobre mí.
54 Sade. — Subieron las aguas por encima de mi cabeza, y me dije: “Muerto soy.”
55 Qof. — Invoqué tu nombre, ¡oh Yahvé! desde lo hondo de la fosa,
56 Qof. — y oíste mi voz: “No cierres tus oídos a mis suspiros.”
57 Qof. — Cuando te invoqué, te acercaste y dijiste: “No temas.”
58 Res. — Tú, Señor, defendiste la causa de mi alma, has rescatado mi vida.
59 Res. — Tú ves, Yahvé, mi opresión; ¡hazme justicia!"
60 Res. — Tú ves todos sus rencores, todas sus maquinaciones contra mí.
61 Sin. — Tú, ¡oh Yahvé! has oído sus ultrajes, todas sus tramas contra mí,
62 Sin. — las palabras de mis enemigos y los proyectos que para mí trazan todo el día.
63 Sin. — Tú ves cuándo se sientan, cuándo se levantan y cómo soy objeto de su satírica cantinela.
64 Tau. — Tú les darás, ¡oh Yahvé! su merecido según las obras de sus manos.
65 Tau. — Tú les darás la ceguera de corazón, tu maldición contra ellos.
66 Tau. — Tú los perseguirás en tu ira y los exterminarás de debajo de los cielos, ¡oh Yahvé!

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Introducción a Lamentaciones 

Times New Roman ;;;;
Lamentaciones.
Introducción.

1. Título y lugar en el canon.
En la versión de la Vulgata, al libro de Jeremías siguen estas Lamentaciones con el título de Threni, id est, Lamentationes lere-miae prophetae. Threni es la transcripción latina del èñÞíïé de los LXX, en el sentido de canto fúnebre o lamentación por la ruina de Jerusalén. En el Talmud se llama a estas composiciones fúnebres Qinot, palabra que no aparece en los manuscritos hebreos. En la Biblia hebrea se designa a estas composiciones poéticas fúnebres con el nombre de tekah que literalmente significa ¿Cómo? que es la primera palabra que abre la serie de las Lamentaciones, y que caracteriza el género elegiaco.
En el TM, las Lamentaciones están incluidas entre los Hagiógrafos o Megillót (lit. rollos), mientras que en las versiones de los LXX, Vg y Siríaca van a continuación de los escritos pro/éticos de Jeremías. Flavio Josefo las consideraba también como formando parte de los escritos de Jeremías 1. En las sinagogas se solían leer en el aniversario de la toma de Jerusalén por los babilonios (en el 9 de Ab: jul.-ag.), formando parte del duelo general que con ayunos se practicaba desde tiempos muy remotos por los judíos 2. Así, por razones de tipo litúrgico, las Lamentaciones fueron separadas del libro de Jeremías para unirlas a los Hagiógrafos, como Rut, Cantar de los Cantares, Eclesiastés y Ester, los cuales se leían, respectivamente, los días de Pentecostés, Pascua, Tabernáculos y Purim.

2. Contenido.
Este precioso libro poético-elegíaco consta de cinco cánticos, en los que se hace duelo por la destrucción del reino de Judá y, sobre todo, de la ciudad de Jerusalén por el ejército de Nabucodonosor en 586 a.C. 3 Sin pretender dar una exposición narrativa de hechos que da por conocidos, el autor de estos admirables cantos elegiacos desahoga su dolor a la vista de las ruinas humeantes de lo que era más querido a su alma de israelita fiel a la tradición. En sus efusiones íntimas alude a detalles que reflejan la situación triste del país y de la Ciudad Santa. Y, sobre todo, da un sentido teológico profundo a la catástrofe al decir que todo lo acontecido es en castigo de las transgresiones de Judá y de sus infidelidades para con Yahvé. Pero confía en la misericordia divina, y espera confiadamente que, después que pase la hora de la justicia, llegue la hora de la restauración; por eso en sus descripciones entremezcla constantemente súplicas ardientes por su pueblo, arruinado y disperso. De ahí que, más que un nexo lógico, existe un nexo psicológico en el desarrollo de las ideas, que suelen sucederse por asociación de escenas e imágenes que han impresionado particularmente al profeta. Son meditaciones dolorosas en las que predomina el sentimiento y el desahogo espontáneo, de forma que, mezcladas con súplicas por su pueblo, van imprecaciones para los enemigos que han causado tanta ruina y se alegran de la catástrofe.
Pudiéramos sintetizar el contenido ideológico de los cinco cánticos del modo siguiente:
1.Profundo dolor por la desolación total de la ciudad destruida (1:1 -22).
2.El verdadero autor de la catástrofe es Dios, porque en definitiva todo ha sido efecto de la intervención punitiva y vengadora de su justicia (2:1-22).
3.Con carácter más personal describe las tribulaciones y angustias de los justos (3:1-66).
4.El poeta detalla la triste suerte de las diversas categorías sociales, cargando la responsabilidad de la catástrofe a los dirigentes políticos del pueblo (4:1-22).
5.Con todo patetismo se describen las consecuencias de la toma de la ciudad, y, finalmente, se implora de la misericordia divina que acelere su restauración (5:1-22).

3. Forma poética.
Estas composiciones poéticas han sido redactadas según el metro llamado qinah o elegiaco, que se caracteriza por el empleo de versos con dos cadencias, que los que el segundo es más breve que el primero. Este metro aparece ya en composiciones muy antiguas de la Biblia, como en el canto de Débora y en la elegía de David sobre Saúl y Jonatán 5. Otra característica literaria de las Lamentaciones es que los cuatro primeros cánticos están compuestos según el orden alfabético. Así, cada uno de éstos tiene veintidós secciones, según el número del alefato hebreo. Los tres primeros están dispuestos en estrofas de tres versos, mientras que el cuarto en estrofas de dos.
En los cánticos primero, segundo y cuarto, la palabra inicial de cada estrofa comienza en su respectiva letra del alefato, mientras que en el cántico tercero la letra del alefato varía en cada verso de la estrofa. No obstante, respecto del carácter acróstico o alfabético de la composición tenemos que notar la anomalía de que en los cánticos segundo, tercero y cuarto, la letra phe precede al 'ain, lo que hasta ahora parece inexplicable. El quinto cántico no es acróstico, sino que únicamente consta de veintidós versos, conforme ai número de letras del alefato, pero sin orden alfabético en las iniciales de versos o estrofas 6.
Seguramente que este sistema artificial alfabético obedece a razones sisociales para facilitar la transmisión del texto en la memoria de los lectores u oyentes. No es un signo de decadencia literaria, como algunos autores modernos han querido insinuar, sino un procedimiento poético que sirve para revelar la ingeniosidad del autor, como otros procedimientos metrológicos de la poesía occidental, ahora despreciados porque coartan la libertad de expresión del poeta y porque parecen demasiado férreos y artificiales.
Característica literaria de estas admirables Lamentaciones es el estilo confidencial. Dios es interpelado e invocado, usando el pronombre de segunda persona, estableciéndose un íntimo coloquio entre el afligido, o comunidad dolorida, y Dios, que constituye el único objeto de confianza y esperanza. Por eso se prefiere el uso frecuente del pronombre en primera persona, para acentuar el carácter trágico del dolor y de la miseria, y de ahí, para mover a Dios a la misericordia. Esto contribuye a dar colorido, vivacidad y dramatismo al cántico. Otras características son la representación con imágenes atrevidas, que indican horror y peligro, de los enemigos, de la miseria. No faltan pensamientos de venganza y de consuelo.7 No debe, pues, buscarse un desarrollo sistemático de ideas, ya que lo sentimental prevalece en ellas sobre lo ideológico.

4. Autenticidad.
La tradición judía atribuye comúnmente las Lamentaciones al profeta Jeremías 8. En la versión de los LXX leemos el siguiente prólogo: Y sucedió después que Israel fue hecho cautivo, y Jerusalén devastada, que Jeremías se sentó a llorar y a lamentar con esta lamentación sobre Jerusalén, y dijo. En la Vg leemos un prólogo semejante 9. Por otra parte, sabemos que las Lamentaciones se ponían en el canon a continuación de los escritos de Jeremías 10. La tradición cristiana es unánime en este sentido, y sólo en el siglo XVIII se empezó a poner en duda la tesis jeremiana.
Los sostenedores de la autenticidad jeremiana de las Lamentaciones insisten en ciertas semejanzas de estilo entre éstas y los escritos de Jeremías. Así las expresiones virgen hija de Sión oprimida H, las lágrimas en las mejillas 12, cadena al cuello13, quejas contra los pecados de los sacerdotes y profetas 14, matanza de los propios hijos 15, pecados del pueblo 16, vana confianza en los aliados 17, tendencia a aludir al Deuteronomio 18. A esto se añade que parece necesario un testigo ocular de los hechos para describirlos con la viveza con que están las Lamentaciones, y nadie mejor que Jeremías para que, llevado de su profundo afecto a su pueblo, cantase la elegía sobre su ruina.
. En primer lugar se urge el hecho de por qué en la Biblia hebraica figuran entre los Hagiografos (o Ketubim), y 110 se insertaron en el libro de Jeremías, como formando una parte o apéndice del mismo. Por otra parte, extraña que no aparezca el nombre de Jeremías en el título de las Lamentaciones, lo que sería normal caso de que se reconociera su paternidad en los primeros tiempos que siguieron a su composición. Además, hay ciertas dificultades para atribuir a un mismo autor los cinco cánticos de las Lamentaciones. Así, en el primero, el orden de las letras que inician las estrofas es perfecto, mientras que en los cánticos segundo, tercero y cuarto, la phe viene antes del 'ain.
En 2:9 se dice de los profetas de Jerusalén que no han hallado visión de parte del Señor, lo que no es aplicable al propio Jeremías, que fue favorecido con tantas visiones y comunicaciones divinas. Y en 4:17 se dice de la esperada ayuda egipcia: se consumían nuestros ojos esperando vanamente el socorro, iban esperanzadas nuestras miradas hacia un pueblo que 110 pudo librarnos. Y sabemos que Jeremías fue siempre contrario a pedir ayuda a los egipcios 21. En 4:20 se alude al rey Sedecías: el que era nuestro aliento, el ungido de Yahvé, fue cogido en la trampa, aquel de quien decíamos: A su sombra viviremos entre las naciones. Y sabemos que Jeremías despreciaba a Sedecías por su ineptitud 22. Finalmente, los lexicólogos insisten en que la fraseología de Lam y Jer tiene más puntos de divergencia que de convergencia 23; y no faltan quienes ven coincidencias de lenguaje entre Lam y Ezequiel y otros escritos bíblicos 24. Por todas estas razones, hoy día muchos autores se inclinan por la tesis de que las Lamentaciones sólo en parte pueden atribuirse a Jeremías. Al menos los cánticos 1 y 5 parecen de época posterior al profeta 25.

5. Doctrina religiosa.
A través del lirismo de expresión y el sentimentalismo, característicos de estos bellísimos fragmentos poéticos, encontramos las grandes líneas teológicas proféticas. En los acontecimientos trágicos, el poeta sorprende los designios divinos sobre Judá pecador. Yahvé es el verdadero autor de la catástrofe, en cuanto que ha desencadenado su ira, largo tiempo contenida, sobre un pueblo que le ha sido infiel 26. La ruina de Jerusalén no es casual ni mera consecuencia de una mala política humana, sino que es la culminación de un proceso de alejamiento de la Ley divina. Yahvé es el que ha uiado a los enemigos de Judá para que sean instrumentos de su justicia, y ha descargado sobre una generación el castigo merecido por los pecados que se fueron acumulando a través de los siglos 27.
A pesar de la crisis terrible que esto representa para la nación judaica, el poeta tiene grandes esperanzas de restauración, y por ello ora confiadamente a su Dios 2S. Sabe que, si Yahvé es justo, es también misericordioso, y que, como llegó la hora del castigo, llegará la hora de la rehabilitación para Israel y del castigo para sus enemigos 29. El dolor es un medio de purificar a los individuos y a los pueblos 30; es la solución que encontramos en el libro de Job. Por ello, en estos admirables desahogos lírico-dramáticos hay un altísimo nivel espiritual, reflejo de un alma que vive de la fe y de la esperanza en Dios.

1 Cf. Flavio Josefo, Contra Apion. I 40. - 2 Cf. Jer 52:12-16. - 3 Según Flavio Josefo, el Targum y el mismo San Jerónimo, estas Lamentaciones fueron compuestas por Jeremías con motivo de la muerte del rey Josías en 609. Cf. Flavio Josefo, Ant. 10:5,i; Targum, com. a 4:20; San Jerónimo, Comm. in Zach. 12:11: PL 25:1515. - 4 Cf. Jue 5:2s. - 5 Cf. 2 Sam 1:195. - 6 En la Biblia conocemos otras composiciones alfabéticas. Así Sal 9; 10; 25; 34; 371 III; 112; 119; 145; Prov. 31:10-31; Nah 1:2-8. En el Sal_10:7-8 se da la inversión del phe y 'ain. - 7A. Ñåííá, Geremia 375. - 8 Flavio Josefo, Antiq. X 5:1; Targum, Baba bathra 153. - 9 Et factum est, postquam in captivitatem redactus est Israel, et lerusalem deserta est, sedit Teremias flens, et plnnxit lamentationc hac in lerusalem, et amaro animo suspirans, et eiulans, dixit. - 10 Cf. Orígenes, en Euseb., H. E. VI 25; San Epifanfo, Adv. haer. 8,6: PG 41:213; San Hilario, Pro/, in P.s. n.15: PL c.241; San Jerónimo, Pro/. G ale alus: PL 28,551. - 11 Lam 1:15; 2:13, y Jer 8:21s; 14:17. - 12 Lam 1:16; 2:11.18; 3:485, y Jer 9:1.18 (Vg.); 13:17; 14:17. - 13 Lam 1:14, y Jer 27:2. - 14 Lam 2:14; 4:135, y Jer 2:8; 5:31. - 15 Lam 2:20; 4:10, y Jer 19:9. - 16 Lam 1:5.8, y Jer 14:7; 16:10s. - 17 Lam 1:2.19, y Jer 2:18. - 18 Lam 1:3, y Deu_28:65; Lam 1:5, y Dt 28:44. - 19 Entre ellos, Budcle, Lóhr, Driver, Konig, Sellin, Streane, Pfeiffer. - 20 Así Goetsberger, Dennefeld, Notschcr y Clamen - 21 Cf. Jer 37:5-10. - 22 Cf. Jer 24:8-10. - 23 Cf. M. Lóiir, Der Sprachgebrauch des Buches der Klagelieder: Zatw 14 (1894) 31-50. - 24 Cf. Lam 1:1, e Is 47:85; 54:4; Lam 3:20, e Is 53:6; Lam 2:4, y Ez 24:16; Lam 4:11, y Ez 5:13; Lam 3:6, y Sal 143:3; Lam 3:24, y Sal 119:57. - 25 Cf. A. Penna, o.c., p.377.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Lamentaciones  3,1-66

3. Tercera Lamentación: Jerusalen, Asolada.
Se suele dividir esta lamentación en tres partes: a) 1-24: de carácter personal, habla el profeta en primera persona; b) 25-39: de carácter gnómico o sentencioso, habla en tercera persona o impersonal; c) 40-47: de carácter colectivo. Característica de esta lamentación es que el sistema acróstico se acentúa, repitiéndose tres veces en cada verso la misma letra. Muchos autores han creído ver en este capítulo varias piezas independientes ensambladas por un redactor posterior, pero otros creen que se puede mantener la unidad sustancial. Los conceptos se repiten menos, pero las exigencias del alfabetismo, o disposición acróstica, repetida tres veces en cada verso, liga mucho la agilidad del pensamiento del poeta. No se menciona a Jerusalén ni tampoco el templo, sino que es un puro desahogo personal. De ahí que, para muchos críticos, este fragmento es una oración elegiaca individual de datación posterior, unida a las otras lamentaciones tradicionales por exigencias litúrgicas. En los v.1-24, el orante describe sus sufrimientos al estilo de muchos salmos, y no se vinculan esos sufrimientos personales a la catástrofe nacional. Es como un soliloquio con muchas semejanzas a fragmentos del libro de Job. Como la forma monologada no es ajena al estilo de Jeremías, muchos autores creen que es realmente del profeta de Anatot, y así lo ha mantenido la tradición judeo cristiana.

1 Alef. Yo soy el varón que ha visto la miseria bajo el látigo de su furor. 2 Alef. Llevóme y me metió en tinieblas sin luz alguna. 3 Alef. Todo el día vuelve y revuelve su mano contra mí.

El profeta Jeremías se nos presenta a veces como un varón de dolores, sin tener acceso alguno al banquete alegre de la vida ! Bien, pues, puede ser el autor de la tercera lamentación, en la que se nos presenta bajo el peso del infortunio y de la miseria. La descripción tiene mucho de paralelo con ciertos pasajes del libro de Job 2. En ambos se trata de la íntima tragedia de un ser inocente visitado por el látigo del furor de Yahvé. Las frases del desventurado varón de Hus son arrebatadoras y lacerantes:

Feliz era yo, y El me arruinó, me cogió por el cuello y me estrelló. Púsome por blanco de sus saetas, me cercaron sus arqueros, me traspasan los ríñones sin piedad. Me hace herida sobre herida y me acomete como fuerte guerrero.3 Ha cerrado mis caminos y no tengo salida, ha llenado de tinieblas mis senderos. 4

Esta lamentación, en vez de tener un carácter dramático, es un soliloquio con aire de explosión lírico-elegiaca: Dios es el que directamente envía el castigo, y trata al profeta como simple objeto de su ira5. El paciente se halla en una atmósfera de tinieblas por efecto del furor del Omnipotente.

4 Bet. Ha consumido mi carne y mi piel, ha quebrantado mis huesos. 5 Bet. Ha levantado contra mí un muro, me ha cercado de veneno y de dolor. 6 Bet. Me hace habitar en tinieblas, como los ya de mucho tiempo muertos.

El profeta detalla su miseria y, con ciertas imágenes convencionales, similares a las que encontramos en Job y los Salmos, expresa su máxima postración física y moral6. Apesadumbrado bajo el peso del dolor, se siente ya habitando en el seol, o morada tenebrosa de los muertos7. Yahvé parece perseguirle y acosarle con veneno y dolor, como si estuviera juramentado contra él y no tuviera compasión del paciente, cuya carne y piel están agotadas y sin vigor. Las metáforas son vigorosas y expresivas, según el característico realismo oriental. A nuestra sensibilidad resultan duras y casi blasfemas; pero no debemos olvidar la tendencia a las frases radicales y paradójicas en los escritores orientales.

7 Guímel. Me cercó por todos los lados, sin dejarme salida; me puso pesadas cadenas. 8 Guímel. Y aunque clamo y voceo, no se hace accesible a mi oración. 9 Guímel. Cerró mis caminos con sillares de piedra, torció todos mis senderos.

El profeta pasa ahora a otra metáfora: su situación es la de un encarcelado cargado de pesadas cadenas 8, sin que pueda disfrutar de la tan ansiada libertad. En su angustia ha buscado ayuda en Yahvé, pero se ha cerrado a admitir toda súplica. Es el tema de muchos salmos y del libro de Job 9. Todos los caminos le están cerrados, pues Dios se ha encargado de hacerle impracticables con sillares de piedra todos los senderos.

10 Dálet. Fue para mí como oso en acecho, como león en escondrijo. 11 Dálet. Me ha complicado mis caminos y me despedazó, me ha asolado por completo. 12 Dálet. Tendió su arco y me puso por blanco de sus saetas.

En la Biblia es corriente la metáfora del león en acecho para asaltar al desprevenido; la metáfora del oso con el mismo sentido está exigida por el alfabetismo, que requería una letra que comenzara por Dálet (dob: oso). Dios está al acecho del profeta, el cual, nervioso por miedo a caer en una emboscada, ha descarriado el camino. Durante los últimos años, Jerusalén ha querido seguir una política fuera de los planes de Yahvé, y por eso ha tanteado diversos caminos tortuosos, por miedo a caer en manos de Yahvé. Si el profeta simboliza aquí a la comunidad israelita, el sentido alegórico es claro. Al fin tuvo que rendirse a la realidad del castigo, ya que Yahvé tendió su arco y le puso por blanco de sus saetas 10. La mano vengadora de Dios cayó inexorablemente sobre la Ciudad Santa.

13 He. Clavó en mis lomos las flechas de su aljaba. 14 He. Soy el escarnio de los pueblos todos 11, su cantinela de todo el día. 15 He. Me hartó de amarguras, me embriagó de ajenjo.

Sigue la metáfora anterior: el paciente símbolo de la ciudad castigada por Yahvé ha sido el blanco certero de su ira. Con ello se ha convertido en escarnio de los pueblos, como ciudad maldita de su Dios 12. Todo el que ha sido castigado por Dios en la mentalidad primitiva antigua era culpable de secretos crímenes ante El13, y, por tanto, digno de ser despreciado de todos. La prueba enviada por Yahvé le ha embriagado de ajenjo, símbolo literario de la amargura 14. Todos los menosprecios fueron para el paciente como hierbas amargas.

16 Wau. Rompióme los dientes con un casquijo, cubrióme de ceniza. 17 Wau. Fue privada mi alma de paz, ya no gozo de bien alguno. 18 Wau. Y me he dicho: se acabó mi porvenir, y mi esperanza de parte de Yahvé.

Dios le ha tratado con dureza. La metáfora es muy gráfica: le rompió los dientes con un casquijo, dejándole revolcarse en la ceniza en desahogo de dolor. Como consecuencia ha desaparecido la paz y la ilusión en el paciente, el cual parece que ha perdido toda esperanza: se acabó mi porvenir, pues le falta Yahvé, que es quien pudiera ayudarle.

19 Zain. El recuerdo de mi miseria y abandono es ajenjo y veneno. 20 Zain. Cuando me acuerdo, se abate mi alma dentro de mí. 21 Zain. Quiero traer a la memoria lo que pueda darme esperanza.

No obstante, la impresión de desesperación que aparece en el verso anterior, aquí parece atenuarse con un rayo de esperanza. Pensando en su tragedia íntima, todo es ajenjo y veneno para el paciente; pero, con todo, levanta la mente hacia algo que pueda darle esperanza. Es el constante contraste de esperanza y desesperación que encontramos en el libro de Job y aun en Jeremías 15. Por encima de todas las tribulaciones, la fe en un Dios benigno le hacía sentir una íntima esperanza de salvación. Las expresiones, debidas a la imaginación ardiente poética, son muchas veces atrevidas e hiperbólicas; por eso no han de tomarse al pie de la letra.

22 Jet. No se ha agotado la misericordia de Yahvé, no ha llegado al límite su compasión. 23 Jet. Se renuevan todas las mañanas. Grande es tu fidelidad. 24 Jet. Mi porción es Yahvé, dice mi alma; por eso quiero esperar en El.

En medio de tanta desolación, el profeta siente una secreta e íntima confianza en Yahvé, porque sabe que su misericordia es infinita, y grande su fidelidad a, las promesas. Por otra parte, Yahvé es la porción o heredad del paciente. Estas frases tienen un aire claramente salmódico 16. Las expresiones son recargadas, para destacar lo profundo de la aflicción del profeta, sea que hable en nombre propio o de la comunidad desolada.

25 Tet. Bueno es Yahvé para los que en El esperan, para el alma que le busca. 26 Tet. Bueno es esperar callando el socorro de Yahvé. 27 Tet. Bueno es al hombre soportar el yugo desde su mocedad.

Estos tres versos tienen un carácter gnómico o proverbial, muy en consonancia con la literatura sapiencial. Se exalta la sumisión humilde a la voluntad divina. En el libro de Job se da la solución al problema del dolor del justo apelando a los misteriosos caminos de la Providencia. Por ellos ha de buscarse el abandono total a sus designios secretos, esperando callado el socorro de Yahvé (v.26). Por otra parte, es conveniente que el hombre se acostumbre al yugo de la Ley o del sufrimiento desde sus tiempos mozos.

28 Yod. Sentarse en soledad y en silencio, porque es Yahvé quien lo dispone. 29 Yod. Poner su boca en el polvo y no perder toda esperanza. 30 Yod. Dar la mejilla al que le hiere, hartarse de oprobios .

Como consecuencia de este confiar en los secretos caminos de Dios, lo mejor es mantener un espíritu de resignación ante la adversidad, humillándose con la boca en el polvo, manteniendo siempre^ la luz de la esperanza, y, por otra parte, conservar un completo espíritu de mansedumbre para con los demás, sin reacciones violentas ante la injuria. Este ideal parece ya del í. Ô. y refleja el profundo sentido religioso del justo en el A.T. En plena vigencia de la ley del talión, no faltan espíritus con especial sensibilidad religiosa que se acercan al ideal evangélico movidos por un secreto instinto divino.

51 Kaf. Porque el Señor no desecha para siempre. 32 Kaf. Sino que, después de afligir, se compadece según su gran misericordia. 33 Kaf. Porque no aflige por gusto, ni de grado acongoja a los hijos de los hombres.

Estos tres versos tienen un marcado carácter didáctico sapiencial al estilo del libro del Eclesiástico. En ellos se enseña la doctrina tradicional combatida en el libro de Job: el hombre sufre por sus pecados. Dios en sus acciones no se mueve arbitrariamente, sino que acomoda sus premios y castigos a la conducta humana 17.

34 Lamed. Aplastar con los pies a los cautivos todos de la tierra. 35 Lamed. Violar la justicia de un hombre a los ojos del Altísimo. 36 Lamed. Hacer entuerto a uno en su pleito, ¿no ha de verlo el Señor?

El hagiógrafo enumera varias violaciones del derecho natural que Dios no puede dejar impunes: la opresión de los pobres cautivos, la violación de la justicia social 18 y la irregularidad en los juicios con testimonios falsos. Todo esto clama justicia a Dios. Por eso no es de extrañar que de cuando en cuando castigue severamente, pues no en vano se acumulan los pecados ante El.

37 Mem. ¿Quién podrá decir una cosa sin que la disponga el Señor? 8 Mem. ¿No proceden de la boca del Altísimo los males y los bienes? 39 Mem. ¿Por qué, pues, ha de lamentarse el viviente, el hombre, de su pecado?

Existe una providencia divina sobre todo lo de este mundo, y nada pasa sin que lo haya dispuesto Dios 19. El hombre, por su parte, debe pensar en que los males que le sobrevienen es en castigo de sus pecados. En realidad, todo viene de Yahvé: bienes y males. El autor no especifica entre voluntad permisiva o positiva eficiente.

40 Nun. Escudriñemos nuestros caminos y examinémoslos, y convirtámonos a Yahvé. 41 Nun. Alcemos nuestro corazón y nuestras manos a Dios, que está en los cielos. 42 Nun. Hemos pecado, hemos sido rebeldes, y no nos perdonaste.

Ahora la lamentación tiene un carácter colectivo. El poeta ha pasado del campo individual al de la nación pecadora 20. Ante los secretos y justos caminos de la Providencia, no cabe sino hacer un claro examen de conciencia sobre las transgresiones pasadas para iniciar un retorno a Dios. Lo primero que se exige es una confesión de los pecados y el reconocimiento de que los desastres sobrevenidos a la nación fueron por estas transgresiones: no nos perdonaste.

43 Sámec. Desencadenaste tu ira y nos perseguiste, mataste sin piedad. 44 Sámec. Te has cubierto de una nube para que no llegue a ti la plegaria. 45 Sámec. Y nos hiciste oprobio y escarnio en medio de los pueblos.

Como consecuencia de los pecados de Israel, Yahvé ha desencadenado su ira, que se ha manifestado sin piedad. Por otra parte, en su justicia vengadora no ha querido escuchar las plegarias de su pueblo, ocultando su faz como tras de una nube. Por ello vino la ruina total, y el pueblo antes predilecto de Dios ha sido convertido en oprobio y escarnio en medio de todos los pueblos 21.

46 Ayin. Abren contra nosotros su boca todos cuantos nos odian. 47 Ayin. Nuestra parte es el terror y la fosa, el exterminio y la ruina. 48 Ayin. Corren de mis ojos ríos de agua por la ruina de la hija de mi pueblo.

Sigue la descripción de la tragedia de Judá: todos los enemigos les desprecian y amenazan, abriendo la boca como leones hambrientos dispuestos a saltar sobre la presa. Por todas partes no hay más que terror y fosa, es decir, peligro de muerte. La metáfora de la fosa, corriente en la Biblia 22, está tomada de la caza: a las bestias del campo se les cavan fosas para que caigan en ellas. Así el pueblo israelita se halla amenazado por doquier de muerte. Por eso, el profeta se deshace en lágrimas por la ruina de su pueblo.

49 Pe. Mis ojos derraman lágrimas sin descanso y sin cesar, 50 Pe. hasta que Yahvé mire y vea desde lo alto de los cielos. 51 Pe. Mis ojos contristan mi alma por todas las hijas de mi ciudad.

El profeta, ante tanto dolor, se constituye en un estado permanente de duelo en espera de que Yahvé, al fin, admita sus súplicas. La ruina de la Ciudad Santa le ha afectado en extremo y no puede pensar en otra cosa.

52 Sade. Me dieron caza como a un ave los que sin causa me aborrecen. 53 Sade. Han hundido mi vida en una fosa, arrojando piedras sobre mí. 54 Sade. Subieron las aguas por encima de mi cabeza, y me dije: Muerto soy.

Sigue la metáfora de la caza para expresar el estado de persecución del profeta. Ahora parece hablar en sentido personal, pero el profeta puede ser un símbolo o tipo de la colectividad judía destruida. Algunos autores creen ver en la frase Han hundido mi vida en una fosa, arrojando piedras sobre mí, una alusión a su reclusión en una cisterna 23. Pero parece explicarse mejor en sentido metafórico. La situación del profeta angustiado es como la del que ha sido encerrado en una fosa, apedreado de sus enemigos. Lo mismo parece significar el v.54: Subieron las aguas por encima de mi cabeza., muerto soy. Parece una continuación de la metáfora anterior: al ser entregado a una fosa o cisterna, ha sentido las aguas sobre él, y entonces se ha creído perdido. Es frecuente en la Biblia la metáfora de las aguas inundantes para indicar una gran angustia 24.

55 Qof. Invoqué tu nombre, ¡oh Yahvé! desde lo hondo de la fosa, 56 Qof. y oíste mi voz: No cierres tus oídos a mis suspiros. 57 Qof. Cuando te invoqué, te acercaste y dijiste: No temas.

Al fin la plegaria del profeta, en el colmo de la tribulación, es oída por Dios, recibiendo palabras de confortamiento: No temas. En medio de la casi total desesperación siempre hay un horizonte de esperanza en Yahvé, y, finalmente, Dios termina por oír a los que humildemente le buscan.

58 Res. Tú, Señor, defendiste la causa de mi alma, has rescatado mi vida. 59 Res. Tú ves, Yahvé, mi opresión; ¡hazme justicia! 60 Res. Tú ves todos sus rencores, todas sus maquinaciones contra mí.

Una vez pasado el peligro, el hagiógrafo reconoce la protección de Yahvé sobre su persona, que había estado en peligro de muerte: has rescatado mi alma (v.58). Y pide venganza para sus perseguidores 25. Las expresiones son similares a las de muchos salmos 26, pero se encuentran también en el libro de Jeremías 27. En medio de su tribulación sale un íntimo grito de su alma: hazme justicia.

61 Sin. Tú, ¡oh Yahvé! has oído sus ultrajes, todas sus tramas contra mí, 62 Sin. las palabras de mis enemigos y los proyectos que para mí trazan todo el día. 63 Sin. Tú ves cuándo se sientan, cuándo se levantan y cómo soy objeto de su satírica cantinela.

Ante Yahvé están todas las maquinaciones contra el profeta. Muchas frases tienen un aire salmódico y parecen inspirarse en la literatura sapiencial posterior. En todo caso, el vigor de expresión ha bajado de tono y las reflexiones tienen un carácter más discursivo y menos afectivo. Yahvé conoce la conducta de sus enemigos: cuando se sientan y cuando se levantan, y cómo el desventurado es objeto de la befa constante de ellos.

64 Tau. Tú les darás, ¡oh Yahvé! su merecido según las obras de sus manos. 65 Tau. Tú les darás la ceguera de corazón, tu maldición contra ellos. 66 Tau. Tú los perseguirás en tu ira y los exterminarás de debajo de los cielos, ¡oh Yahvé!

El profeta, doliente, reclama y espera la intervención de la justicia divina. Yahvé no puede pasar impune los ultrajes de sus enemigos, y el hagiógrafo está seguro de que un día la venganza divina impondrá sus fueros, dejando las cosas en su debido punto.

1 Cf. Jer_15:10; Jer_15:17; Jer_15:20, Jer_15:7. 2 Cf. Job_16:12; Job_16:19, Job_16:8.12; 30,23. 3 Cf. Job_16:12. 4 Job_19:8. 5 Cf. Sal_2:9. 6 Cf. Job_19:19; Job_30:16-18. 7 Cf. Sal_143:3; Job_10:21-22. El seol hebreo es similar al hades de los griegos y al arallu. babilónico: región de tinieblas y de tristeza, cuyos moradores llevan una vida lánguida, pero sin dolores. Cf. E. F. Sutcliffe, S.I., The Oíd Testament and the future Ufe p.36; Salman-ticensis (1954)- 8 Cf. Jer_20:2. 9 Cf. Job_19:7; Job_30:20; Sal_22:3; Sal_88:15. 10 Cf. Lam_4:12.13; Lam_2:4; Job_6:4; Job_16:125; Sal_38:3; Job_41:20. 11 Así según algunos manuscritos; el TM dice de mi pueblo. 12 Cf. Jer_20:7; Job_12:4. 13 Cf. Job_4:7; Job_9:4s. 14 Cf. Job_9:18; Jer_9:15. 15 Cf. Job_7:21; Jer_10:2.20; Job_16:20; Jer_15:15; Jer_18:20; Jer_20:11. 16 Cf. Sal_16:5; Sal_73:26; 119:57- 17 Cf. Deu_4:29-31; Jer_18:11; Eze_33:11; Sal_130:6.7; Miq_7:7; Pro_22:6; Eco_51:26; Job_2:13; Isa_3:26; Job_42:6; Isa_50:6; Sal_103:9. 18 Cf. Jer_7:55; Jer_22:133; Jer_22:34; Jer_22:115; Jer_51:28-30. 19 Cf. Sal_33:9; Isa_41:23; Isa_45:7; Sof_1:12. 20 Cf. Sal_25:1; Sal_86:3; Sal_143:8; ·Joe_2:12-13. 21 Cf. Sal_97:28; Isa_59:1.2. 22 Cf. Jer_48:43; Isa_24:17. 23 Cf. Jer_38:6-13. 24 Cf. Sal_42:8; Sal_69:2; Sal_88:12. 25 Cf. Jer_11:19-20; Jer_15:15; Sal_109:65. 26 Cf. Sal_3:2; Sal_18:40; Sal_28:4; Sal_59:2; Sal_138:2; Sal_139:2. 27 Cf. Jer_3:17; Jer_7:24; Jer_9:13