Ezequiel  20 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 44 versitos |
1 El año séptimo, el quinto mes, el día diez del mes, vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Yahvé y se sentaron delante de mí,
2 y me fue dirigida la palabra de Yahvé, diciendo:
3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: Así dice el Señor, Yahvé: Vosotros venís a consultarme. Por mi vida que yo os responderé, dice el Señor, Yahvé.
4 ¿Quieres juzgar a éstos, hijo de hombre? ¿Quieres juzgarlos? Hazles saber las abominaciones de sus padres.
5 Diles: Así habla el Señor, Yahvé: El día en que yo elegí a Israel, y alcé mi mano jurando a la posteridad de Jacob, y me mostré a ellos en la tierra de Egipto, y alcé mi mano, diciendo: Yo, Yahvé, soy vuestro Dios,
6 aquel día alcé mi mano jurando sacarlos de la tierra de Egipto y llevarlos a la tierra que yo les había destinado, que mana leche y miel y es la más hermosa de las tierras.
7 Y os dije: Quite cada uno de sus ojos los ídolos y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo, Yahvé, soy vuestro Dios.
8 Pero ellos se rebelaron contra mí y no quisieron darme oídos, ni quitaron de sus ojos las abominaciones, ni abandonaron los ídolos de Egipto, y dije que derramaría sobre ellos mi ira y desfogaría mi enojo sobre ellos en la tierra de Egipto.
9 Mas por la gloria de mi nombre, para que no fuese infamado a los ojos de las gentes en medio de las cuales estaba, a cuya vista me había dado a conocer como quien los había de sacar de la tierra de Egipto,
10 los saqué de la tierra de Egipto y los conduje por el desierto,
11 les di mis mandamientos y mis derechos, y les hice saber que son la vida para quien los cumple.
12 Diles también mis sábados, para que fuesen señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Yahvé, que los santificó.
13 Pero rebelóse contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis preceptos y rechazaron mis derechos, que son la vida para quien los cumple, y profanaron mis sábados. Entonces dije que volcaría sobre ellos mi furor y, en mi ira, los exterminaría en el desierto."
14 Pero retraje mi mano por el honor de mi nombre, para que no fuese profanado a los ojos de las gentes a cuya vista les había sacado.
15 Alcé mi mano en el desierto, jurándoles no llevarlos a la tierra que les había dado, que mana leche y miel, la más hermosa entre todas las tierras,
16 porque habían despreciado mis derechos, y no habían seguido mis decretos, y habían profanado mis sábados, yéndose su corazón tras los ídolos.
17 Con todo, mis ojos los miraron piadosamente para no destruirlos, y no los exterminé en el desierto.
18 Pero dije en el desierto a sus hijos: No sigáis las costumbres de vuestros padres, no sigáis sus caminos ni os contaminéis con sus ídolos;"
19 yo soy Yahvé, vuestro Dios; andad en mis ordenaciones, guardad mis derechos y ponedlos por obra,"
20 santificad mis sábados y sean señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Yahvé, vuestro Dios.
21 Pero los hijos se rebelaron contra mí, no anduvieron en mis ordenaciones ni guardaron mis derechos, poniéndolos por obra, los que son la vida para el que los cumple; profanaron mis sábados, y dije entonces que derramaría sobre ellos mi ira para satisfacer en ellos mi enojo en el desierto."
22 Mas retraje mi mano por el honor de mi nombre, para que no se infamase a los ojos de las gentes a cuya vista los saqué.
23 También alcé mi mano en el desierto, jurándoles que los esparciría entre las gentes y los aventaría por las tierras,
24 porque no pusieron por obra mis derechos y desecharon mis ordenaciones, y profanaron mis sábados, y se les fueron los ojos tras los ídolos de sus padres.
25 Por eso les di yo también a ellos ordenaciones no buenas y decretos que no son de vida,
26 y los contaminé en sus ofrendas cuando pasaban a sus hijos por el fuego, a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Yahvé.
27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel y diles: Así habla el Señor, Yahvé: Hasta esta injuria me hicieron vuestros padres, entre las infidelidades que cometieron contra mí.
28 Yo los conduje a la tierra que, alzando mi mano, había jurado darles, y ellos, mirando a todo alto collado y a todo árbol frondoso, sacrificaron allí sus víctimas y presentaron sus irritantes ofrendas, y pusieron suaves aromas, y derramaron sus libaciones.
29 Yo les dije: ¿Qué es ese alto, el “Bamah, adonde vosotros vais? Y “Bamah” se llama hasta hoy.
30 Di, pues, a la casa de Israel: Así habla el Señor, Yahvé: ¡Qué! Os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, fornicáis con sus ídolos,
31 y, ofreciendo vuestras ofrendas y pasando a vuestros hijos por el fuego, os contamináis con vuestros ídolos hasta el día de hoy, y ¿me voy a dejar consultar por vosotros, casa de Israel? Por mi vida, dice Yahvé, que no me dejaré consultar por vosotros.
32 Y no será lo que vosotros pensáis, porque vosotros os decís: Seremos como las gentes, como las naciones de la tierra, sirviendo al leño y a la piedra.
33 ¡Por mi vida, dice el Señor, Yahvé, que con puño fuerte, con brazo tendido y en efusión de ira he de reinar sobre vosotros!
34 Os he de sacar de en medio de las gentes y os recogeré de en medio de las tierras a que con puño fuerte, con brazo tendido y en efusión de ira os desparramé,
35 y os llevaré al desierto de los pueblos, y allí, cara a cara, litigaré con vosotros;"
36 como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice el Señor, Yahvé.
37 Y os haré pasar bajo el cayado y os conduciré con los ligamentos de la alianza. Separaré de vosotros a los rebeldes, a los que se apartaron de mí, y los sacaré de la tierra en que moran, y no entrarán en la tierra de Israel, y sabréis que yo soy Yahvé.
38 (TEXTO OMITIDO)
39 Y vosotros, los de la casa de Israel — así dice el Señor, Yahvé — , andad cada uno tras sus ídolos y servidles. Pero, ¡ah! ya me daréis oídos luego, y dejaréis de profanar mi santo nombre con vuestras ofrendas y vuestros ídolos.
40 Pues en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice el Señor, Yahvé, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra, y allí me complaceré en ellos y demandaré vuestras ofrendas y las primicias de vuestros dones con todo lo que me consagréis.
41 Me agradaré de vosotros como de un suave aroma cuando os saque de en medio de las gentes y os reúna de las tierras a que fuisteis dispersados, y me santificaré en vosotros a los ojos de las gentes
42 y sabréis que yo soy Yahvé cuando os conduzca a la tierra de Israel, a la tierra que, alzando la mano, juré dar a vuestros padres.
43 Allí os vendrán a la memoria vuestras obras y todos los pecados con que os contaminasteis, y sentiréis vergüenza de vosotros mismos por las maldades que cometisteis.
44 Entonces sabréis que yo soy Yahvé, cuando haga con vosotros conforme al honor de mi nombre, no según vuestros malos caminos ni según vuestras perversas obras, casa de Israel, dice el Señor, Yahvé.

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Introducción a Ezequiel 

Times New Roman ;;;;

Ezequiel.
Introducción.

Vida del profeta.
Ezequiel (en hebreo Yejezque'el: Dios conforta) era de la clase sacerdotal , y fue llevado a Babilonia como cautivo en 598 a.C., juntamente con el rey Jeconías y parte de la aristocracia judaica. Según el mismo nos dice, moraba en una localidad llamada Tell-Abib, junto al río Kebar (o Naru Kabaru, de las inscripciones cuneiformes), al sur de Babilonia. Allí vivía con su esposa, participando de las penas de los exilados. En el año quinto de su cautividad (593), mientras se hallaba a orillas de dicho río, fue llamado misteriosamente al ministerio profético 2, que ejerció durante veintidós años. Su último escrito datado es del 572 a.C. (año 27 de su traslado a Babilonia). No sabemos cómo ni cuándo murió. Según una tradición antigua judaica, fue muerto por un juez1 del pueblo que había sido reprendido por el profeta 3.

Misión del profeta.
Como Jeremías tenía por misión predicar a los judíos de Palestina los caminos del Señor, anunciándoles los castigos y recriminándoles su pésima conducta de abandono de las vías del Señor, Ezequiel fue el hombre providencial que se ocupó de mantener viva la fe yahvista en el destierro de Babilonia. La situación era sumamente delicada, ya que los exilados, lejos de comprender el sentido de su destino en los planes de Dios - como castigo de sus pecados - , continuaban con su propensión a la idolatría. Acusaban a Yahvé de ser injusto con ellos al hacerles cargar con culpas de sus antepasados 4. Por otra parte, estaban seguros de que su exilio duraría muy poco tiempo, y, sobre todo, que Dios no permitiría la destrucción de Jerusalén y de su templo por los caldeos5. Ezequiel debía hacer frente a estas falsas concepciones, fustigar sus vicios, como la propensión a la idolatría, a los adulterios, perjurios y pecados contra la justicia social.
Sobre todo, como Jeremías en Jerusalén, predicaba contra la falsa confianza fetichista en el templo de Jerusalén como garantía de permanencia de la nación judaica. En la misión de Ezequiel tenemos que distinguir dos momentos o etapas: la anterior a la destrucción de la Ciudad Santa por los babilonios (587 a.C.), durante la cual tuvo que hacer frente a las falsas esperanzas de repatriación de los exilados, anunciándoles reiteradamente el colapso de la Ciudad Santa, y la etapa que siguió a la toma de Jerusalén por los caldeos. Se han cumplido sus profecías exterminadoras, y, ante la depresión colectiva nacional, empezó a predicar la resurrección de la nación, en una nueva teocracia ideal, en la que se cumplirían las íntimas aspiraciones individuales y colectivas de los descendientes de Abraham 6.
Basándose en numerosas alteraciones textuales, algunos autores han propuesto la tesis de que la predicación de Ezequiel, anterior a la destrucción de Jerusalén, tuvo por escenario Palestina, de forma que el profeta se dirigía, como Jeremías, a sus compatriotas que no habían sido llevados en la primera cautividad 7. Esta hipótesis, al principio deslumbradora e insinuante como solución a complejos problemas textuales del libro de Ezequiel, no parece en realidad que tenga muchos visos de objetividad histórica, ya que crea mayores problemas en relación a la vida y actividad literario-profética de Ezequiel, como veremos al tratar de la composición y datación de sus oráculos.

Ambiente histórico.
La situación política internacional de la época de Ezequiel es similar a la que hemos descrito en la introducción al libro de Jeremías. Después del colapso del imperio asirio en 612, en que tiene lugar la conquista de Nínive por Nabopolasar (625-605), caudillo babilonio, auxiliado por los medos, Egipto quiere conquistar la zona de influencia en las antiguas provincias conquistadas por Asiría; por ello, Necao II, en 609, sube, a través de Palestina y Siria, al encuentro de los ejércitos medo-babilónicos. Al pasar por Megiddo, junto al Carmelo, le sale al paso el rey Josías de Judá, que muere en el combate (609 a.C.); le sucedió su hijo Joacaz, pero éste fue depuesto por Necao II, que había establecido su cuartel general en Ribla, sobre el Orontes (Alta Siria). En su lugar colocó en el trono de Jerusalén al hijo de Josías, Eliaquim, al que cambió el nombre en Joaquim (609-598). Poco después el faraón fue vencido en Carquemis (606 a.C.) por las tropas acaudilladas por Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar.
En 605 muere Nabopolasar, y su hijo le sucede en la dirección del nuevo imperio. Después de derrotar a los egipcios, Nabucodonosor hizo una incursión por Palestina (606-5). En el 603, el rey de Judá, Joaquim, confiado en Egipto, se insurreccionó contra el monarca caldeo, y éste se limitó de momento a enviar partidas de soldados que devastasen Judá. En 598 puso sitio formal a Jerusalén, durante cuyo asedio murió el rey Joaquim, y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual se rindió a los tres meses de reinado, siendo deportado con la aristocracia del país a Babilonia, y entre los cautivos estaba el propio Ezequiel. Las tropas caldeas saquearon el templo, llevándose los vasos sagrados.
El vencedor puso de rey en Jerusalén a Matanías, hijo de Josías, cambiándole el nombre en Sedecías (598-586). Al principio éste se mantuvo sumiso a Babilonia, pero por instigación del faraón Hofra se unió a una liga anticaldea organizada por Amón y Tiro. Las tropas de Nabucodonosor volvieron al asedio y tomaron la ciudad en julio-agosto de 586. La ciudad fue totalmente arrasada con su templo, y las fuerzas vivas de la población fueron deportadas, quedando sólo en el país los labriegos y peonaje. Sedecías, capturado por los babilonios, fue llevado a Ribla, donde delante de Nabucodonosor le sacaron los ojos después de asistir al asesinato de sus hijos. Después fue deportado. Con ello la catástrofe nacional del pueblo judío llegó a su colmo, y la crisis de la conciencia nacional fue el problema con que tuvieron que enfrentarse los profetas Jeremías en Palestina y Ezequiel en el exilio.

Contenido y estructura del libro.
Podemos dividirlo en tres partes bien netas. Después de una introducción en la que se relatan las circunstancias de la vocación profética del profeta (1:1-3:21), encontramos: a) una serie de oráculos contra Jerusalén y Judá (3:22-24:27); b) oráculos contra las naciones paganas (c.25-32), y c) promesas de restauración (c.33-48). Esta sistematización clara, lógica y aun cronológica de los escritos de Ezequiel ha llamado siempre la atención de los comentaristas, aunque recientemente los críticos han negado esta armoniosa estructura, ya que sorprenden muchas intercalaciones y desplazamientos que interrumpen el contexto 8. Con todo, la estructura lógica general y aun cronológica se mantiene, como se ve en el esquema siguiente:

Difisión del libro:
I. Oráculos anteriores a la destrucción de Jerusalén (58-6).
A) Introducción: Vocación del profeta (1:1-3:21).
B) Conminaciones contra Juda (3:22-24:27).
1.Anuncio del castigo sobre la Ciudad Santa (acciones simbólicas y oráculos: 3:22-7:27).
2.Visión de la idolatría en el templo. La gloria de Yahvé abandona la ciudad (8:1-11:25).
3.Vaticinios sobre la cautividad del rey y el pueblo. Juicio contra los falsos profetas, cortesanos y pecadores en general (12:1-23:40).
4.Epílogo: principio del cerco de Jerusalén.
C) Conminaciones contra las naciones paganas (25:1-32:32): Contra Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto.

II. Oráculos después de la destrucción de Jerusalén (586).
A) Preparación para la restauración (33:1-33). Invitación a la penitencia. La ruina, castigo por los pecados.
B) Vaticinios de restauración teocrática (34:1-39:29). Reunión de los dispersos israelitas. Devastación de Edom, renovación de la tierra de Israel. Repatriación del pueblo exilado. Desaparición de los enemigos de Israel.
C) Descripción del nuevo reino de Israel (40,1-48:35). El nuevo templo y su consagración. El nuevo culto, la nueva tierra de Canaán, su fertilidad y división 9.

Composición del libro y autenticidad.
El contenido literario de Ezequiel difiere bien de los libros de Amos, Oseas, Miqueas, Isaías y Jeremías. En éstos, lo esencial es el oráculo, o manifestación oral del profeta, puesta por escrito con todo su vigor e independencia. En el libro de Ezequiel, en cambio, parece que nos encontramos con un escritor que con estilo difuso y diluido va llenando páginas a base de descripciones de visiones y acciones simbólicas. Se le ha llamado profeta de gabinete, porque en sus escritos no está el oráculo conciso y nervioso de los antiguos profetas10, predominando la prosa deslavazada. Pero Ezequiel, más que escritor, es ante todo un predicador que dialoga con su auditorio y que realiza acciones simbólicas ante ellos 11. Bajo esta forma, es el más vivo, el más concreto de todos los profetas12. Pero debemos descubrir también al escritor que redacta sus oráculos para sus contemporáneos. Habla siempre en primera persona, y de hecho hay unidad sustancial de estilo en todos los escritos que se le atribuyen.
La tradición judaico-cristiana ha sostenido siempre la autenticidad de sus escritos, como obra del profeta del exilio, que trabajó en la formación del alma judía después de la catástrofe napional. Sin embargo, esto no quiere decir que el libro suyo, tal como hoy ha llegado a nosotros, sea obra redaccional definitiva del profeta. A pesar de un orden lógico general, hay, como hemos indicado, trastrueques y desajustes en el texto, y estas anomalías han dado lugar a teorías excéntricas respecto del origen del libro de Ezequiel. Así, hay quien adjudica al profeta del exilio sólo las partes poéticas, mientras que la masa prosaica sería obra de un redactor del siglo í 13. Incluso se ha supuesto que la redacción final del libro es del siglo ni a.C., obra de un anónimo que habría presentado los hechos como ocurridos en el siglo VII a.C. 14
Autores más moderados, como Herntrich y Bertholet, suponen que el libro de Ezequiel es de la época inmediata anterior o posterior a la caída de Jerusalén (597-6). El primero distingue dos autores, uno de los 39 primeros capítulos, que sería un profeta que vivió en Jerusalén en los años críticos que precedieron a la destrucción de la ciudad. Los c.40-48 serían, pues, obra de un redactor posterior a la época del exilio 15. El segundo cree que es Ezequiel el autor de todo el libro, pero que lo concerniente a la predicación anterior a la caída de Jerusalén fue escrito por él cuando habitaba en Palestina, mientras que los oráculos y escritos de restauración que siguieron a la destrucción de la Ciudad Santa fueron escritos por él mismo en Babilonia 16. Supone que Ezequiel es el autor sustancial, en cuanto que dejó resúmenes esquemáticos de sus profecías que fueron amplificados y publicados con su nombre por redactores posteriores que pertenecían a su escuela profética. Esta opinión ha sido aceptada por muchos autores aun católicos 17; pero, pasada la primera impresión de novedad, las cosas van volviendo a la tesis tradicional, ya que, si la nueva teoría parece dar razón del sentido de algunos textos, que parecen intercalaciones redaccionales posteriores, por otra parte, aplicada como tesis general al libro, crea mayores problemas de composición. Por ello creemos que es preferible mantener la posición tradicional, que considera a Ezequiel como autor de todo el libro (con ligeras excepciones) que lleva su nombre, y también es mejor suponer que el profeta desarrolló su ministerio desde el principio entre los exilados de Babilonia, como se desprende de sus oráculos y escritos.

Texto y versiones.
El texto hebreo masorético es muy deficiente y en muchos casos inservible. La versión griega de los LXX es, en general, literalista y parece estar basada en un texto hebreo anterior al TM. Por ello resulta muy útil para la reconstrucción de ciertas lecturas. En general, parece superior el texto de los LXX; sin embargo, también en la versión de los LXX hay omisiones y traducciones ininteligibles. Los papiros Chester Beatty (Ez 11-17) Y Scheide (Ez 19-39) han contribuido al estudio de la versión griega, pues datan del siglo II, y son, por tanto, anteriores a la Hexaplar de Orígenes. Sobre todo los papiros Scheide han servido para reivindicar muchas lecciones del TM. La versión de la Vg sigue en general al TM, mientras que la siro-hexaplar acepta muchas variantes de los LXX.

Índole literaria del libro de Ezequiel.
Característica del libro de Ezequiel es la abundancia de visiones: la cuadriga celeste de los querubes 18, los huesos secos 19, el nuevo templo 20, la fuente de aguas 21. Esto hace que su libro sea extremadamente misterioso y difícil de interpretar. Los autores no están concordes al calificar la objetividad de dichas visiones, pues mientras para unos esas fisiones son meras ficciones literarias en función de enseñanzas religiosas, para otros son fisiones reales representadas a su imaginación o a sus sentidos externos.
Otra característica del ministerio profético de Ezequiel es la de acciones simbólicas para representar plásticamente sus enseñanzas teológicas y sus oráculos conminatorios o de restauración. Así, por orden de Dios se encierra en su casa para significar el asedio de Jerusalén22, delinea el plano de la Ciudad Santa, acercando contra él planchas de hierro para simbolizar el próximo cerco por los babilonios 23; se corta los cabellos y los aventa para significar el destino de los exilados 24. También son frecuentes en los escritos de Ezequiel las parábolas o alegorías, como la de las dos hermanas meretrices25, la de la vid arrancada por el águila26, los dos cachorros 27, Oola y Ooliba 2S.
El estilo literario, en general, es prosaico e inferior al de Isaías y Jeremías. San Jerónimo lo define así: Sermo eius nec satis di-sertus nec admodum rusticus, sed ex utroque medie tempera-tus 29. Su propensión a lo visionario y alegórico hace que sea particularmente difícil su interpretación. Respecto de los c.40-49, en los que se habla de la estructura de la nueva teocracia, dice el mismo San Jerónimo: Scripturarum oceanum et mysteriorum Dei laby-rinthum 30. Llevado de la imaginación, el profeta traza idealmente los límites y organización del nuevo reino bajo la protección especial de Dios. Nos hallamos ya en el campo de la apocalíptica, donde lo nebuloso imaginario priva sobre lo racional concreto.
Esta propensión a lo visionario, simbólico y apocalíptico ha servido para que no pocos autores le hayan tachado de anormal y excéntrico, de forma que sus éxtasis y acciones extrañas provendrían de una naturaleza mórbida. Así, se le ha acusado de histérico, epiléptico, cataléptico y neurótico. En realidad, sus acciones simbólicas no son más extrañas que otras de los profetas anteriores, como Oseas, Jeremías y aun de Isaías 31. No debemos perder de vista que nos hallamos entre orientales, donde lo escénico tiene una importancia especial como medio de convencer. En concreto, Ezequiel nos dice de sí mismo que es un signo para la casa de Israel; de ahí que sus acciones simbólicas sean tan frecuentes, y desde luego tiene una mentalidad netamente simbolista. Por ello, a sus problemas familiares personales les da un sentido simbólico con proyección a la comunidad de exilados. Así, su mutismo32, la muerte de su esposa 33 y sus mismas enfermedades 34 tienen un mensaje para Israel. En este sentido podría comparársele a Oseas, cuya vida es una parábola en acción para sus compatriotas 35.

Doctrina teológica.
a) Atributos divinos. - La teología de Ezequiel sigue las líneas generales de sus predecesores, los profetas escritores, Amos, Isaías y Miqueas, pues destaca la universalidad, omnipotencia y justicia de Yahvé sobre todo. Su radio de acción no se limita a la tierra santa, sino que sigue a los deportados de Babilonia 36. Es el Señor único que está sobre todo poder. Los vivientes simbólicos que aparecen llevando el trono de su gloria son el símbolo del poder en los distintos reinos de la naturaleza: el león, el toro, el águila, en el reino animal, son los animales superiores, que en la mitología religiosa mesopotámica simbolizaban a determinadas divinidades. Ezequiel los pone a todos como escabel del Yahvé de los israelitas, que sigue amorosamente la suerte de sus exilados.
Es misericordioso y justo. Israel es su hijo predilecto 37, pero esta elección es totalmente gratuita, sin méritos por parte de aquél 38. Esto impone particulares deberes de gratitud y obediencia. Israel ha sido encontrada por Yahvé en el desierto como una expósita y ha sido elevada a la categoría de reina, esposa de Yahvé. En consecuencia, debía haber reconocido a su único Dios, pero ha pecado, separándose de Yahvé y yéndose tras los ídolos 39. Por eso, Yahvé, por su propia dignidad y santidad, debe castigarle, y el exilio es la pena merecida por las generaciones rebeldes que se han sucedido en Israel desde los tiempos de su instalación en Canaán 40.
b) Responsabilidad individual. - Una de las ideas nuevas en la teología de Ezequiel es la de la valoración del individuo como tal en sus relaciones para con Dios. Hasta entonces en la teología profética prevalecía la idea de la solidaridad, de forma que los componentes del pueblo israelita eran considerados más como ciudadanos de una colectividad que como individuos con derechos y deberes propios. Ante todo, los profetas consideran el destino de la nación como tal, porque la alianza del Sinaí ha sido hecha entre Dios y la nación41. En ese supuesto, las generaciones son solidarias en sus pecados y en sus méritos. Ciertamente que en el Deuteronomio se condena el castigo de los hijos por los pecados de sus padres, y viceversa42, y Jeremías se hizo eco de esta doctrina43, pero es Ezequiel el campeón y teorizante del individualismo44 en la tradición israelita. La catástrofe del 587 había tenido por efecto la pérdida de las ilusiones nacionales, y entonces la conciencia israelita se orientó más a los destinos e intereses del individuo como tal. Ezequiel se hace eco de este estado psicológico y formula el principio de la retribución individual estricta; los exilados se quejaban de que ellos estaban pagando por los pecados de sus antepasados. Esto parecía injusto, y es el profeta el que anuncia un nuevo estado de cosas: ¿Qué andáis repitiendo este proverbio. y decís: Los padres comieron las agraces y los hijos sufren la dentera? Por mi vida, dice Yahvé, que nunca más diréis este refrán. El alma que pecare, ésta morirá, y el hijo no llevará sobre sí la iniquidad del padre, ni el padre la del hijo; la justicia del justo será sobre él, y sobre él será la iniquidad del malvado45. Es sustancialmente la doctrina de Jeremías: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron agraces, y los hijos sufrimos la dentera. Sino que cada uno morirá por su propia iniquidad: quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera46.
Ezequiel insiste después en la justificación del pecador que se arrepiente de sus pecados y cambia de conducta: Todos los pecados que cometió no le serán recordados, y en la justicia que obró vivirá. ¿Quiero yo acaso la muerte del impío, dice Yahvé, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?47 Esta doctrina está muy por encima de la antigua, basada en la solidaridad. En el nuevo orden de cosas habrá ante todo justicia retributiva para cada individuo. Esta perspectiva, formulada así con toda valentía por Ezequiel, hará que se planteen en crudo la validez de las tesis tradicionales sobre la ecuación entre la virtud y el premio en esta vida.
Este examen del problema en la literatura sapiencial, sobre todo en Job, dará como fruto la formulación clara del principio de la retribución en ultratumba en el libro de la Sabiduría. Ezequiel no ha llegado a estas claridades, pero ha puesto las bases de la retribución individual en las relaciones de Dios con el hombre.
c) El mesianismo. - Sus ideas mesianicas adolecen de nacionalistas, ya que prevé la gloria de la nueva teocracia, vinculada a la restauración de Israel como nación. En sus idealizaciones sistemáticas y artificiales de la nueva era, piensa en Palestina como centro de la teocracia. Y en su falta de perspectiva histórica junta la próxima restauración después del destierro y la mesiánica definitiva. Al lado de estos anuncios mesiánicos colectivos, Ezequiel presenta vislumbres de un Mesías personal. En 17:22-24 habla de un retoño de un cedro (dinastía davídica) plantado en Sión, que se convertirá en un gran árbol bajo cuyas ramas se cobijarán los israelitas. En 34:23-31 se habla de un nuevo pastor, al que se identifica con David, el cual apacentará a su grey, que ha sido reunida por el propio Yahvé. Ese nuevo Pastor - como el rey David - será el lugarteniente de Yahvé: Yo seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas (las ovejas). El profeta, pues, en estos vaticinios se sitúa en la línea de las profecías isaianas sobre el Emmanuel, en las que se anuncia un príncipe que inaugurará un reinado de paz y tranquilidad para los descendientes de Jacob. No hay alusiones universalistas, pero tampoco se refleja la idea de un rey despótico intransigente.
d) Ezequiel y el judaismo. - Se ha acusado a Ezequiel de haber sido el creador del alma judaica en sentido peyorativo, como expresión del hermetismo y exclusivismo que encontramos en la secta de los fariseos. En realidad, el profeta no ha hecho sino resaltar la conciencia de elección entre los exilados, para animarlos al cumplimiento de la Ley, cuya transgresión había traído la catástrofe nacional. Sin duda que, para hacer frente a las influencias religiosas babilónicas, Ezequiel - mentalidad esencialmente sacerdotal - urgió el cumplimiento de ciertas leyes rituales que fueran como un vallado defensivo. Los críticos independientes han querido deducir de esta preocupación levítica de Ezequiel que es el verdadero autor de toda la complicada legislación del Levítico. Pero un examen serio del problema hace ver que el profeta no sólo no es el autor de la legislación levítica, sino que muchas veces, al proclamar los principios que han de regir la nueva teocracia, contradice a determinadas leyes levíticas 48.

Ganonicidad del libro.
Según testimonio de San Jerónimo, los judíos no permitían la lectura del libro de Ezequiel antes de haber cumplido los treinta años49. Precisamente por cierta oposición entre la legislación de Ezequiel y la del Levítico, algunos rabinos se permitieron dudar de la canonicidad del libro de Ezequiel50. Pero de hecho fue recibido en el canon judaico sin dificultad. En el Eclo 49:8 se alaba a Ezequiel después de citar a Jeremías, y antes de los doce profetas menores. En el Í. Ô., el libro de Ezequiel no es citado expresamente, pero parece que hay alusiones51. En la Iglesia cristiana primitiva no ha habido dificultades especiales en la admisión de Ezequiel en el canon.

1 Ez 1:3. - 2 Ez 1:1-3:21. - 3 Así lo afirman el Pseudo-Epifanio, De vitis prophetarum g: PG 43:401, y San Isidoro De Sevilla, De ortu et obitu Patrum 39: PL 83:143; San Atanasio, Ór. de incarnatione Verbi 37: PG 25:160. - 4 Ez 18:2. 5 ez 24:21. - 6 Cf. Ez 37:1-28; 0.40-48. - 7 Esta tesis, propuesta primeramente por Herntrich y Bertholet, ha sido recientemente resucitada por P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19· - 8 He aquí algunos ejemplos de desplazamiento del texto: 3.16b-21 parece intercalado en el relato de la visión inaugural. Los versos del c.4 no siguen el orden debido. En los c.5.7 y 26 hay repeticiones y ampliaciones al texto original. Los v.8-17 del c.io son casi una repetición de 1:15-21, etc. Véase L. Dennefeld, o.c., p.462. - 9 Véase H. Hopfl-Miller-Meztinger, Introd. spec. in V. T. (Roma IQ4&) P·463 -465· - 10 P. Auvray, Ezechiel: La Sainte Bible de Jérusalem (París 1949) Ñ·9· - 11 Cf. Ez 12:9; 24:19; 33:10.17-20. - 12 id., ibid. - 13 Así G. Holscher, Der Dichter und das Buch: Bzatw 39 (1924)· - 14 C. Torrey, Pseudo-Ezekiel and the original prophecy (New Haven 1930). - 15 V. Herntrich, Ezekielprobleme: Bzatw 61 (1033). - 16 A. Bertholet, Hesekielprobleme: Mélanges F. Gumont (Bruselas 1936) p.517-523. - 17 Entre ellos el P. Dumeste: RB 46 (193?) 299, Y P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19. - 18 Ez 1:4-28; 10:1-22. - 19 Ez 37:1-28. - 20 Eze_40:1-43 :27. - 21 Ez 47:1-12. - 22 Ez 3:24-27. - 23 Ez4,is. - 24 Ez 5:4. - 25 Ez 16:1-63. - 26 Ez 17:1-24. - 27 Ez 19:1-9. - 28 Ez 23:1-49- - 29 San Jerónimo, Praef. in Ez.: PL 28:938 (995). - 30 id., Comm. in Ez., Prol. in librum 14: PL 25:448 (468). - 31 Cf. 1 Re 11:29-33; Is 20; Jer 13; 18; Os 0.1-3. - 32 Ez 3:26; 24:27; 33:22. - 33 Ez 24:15-24- - 34 Ez 4:4-17. - 35 Cf. Ose.i-3. - 36 Ez c.1-3. - 37 Ex 19:5; Ez 16:1-14. - 38 Ez 20,ss; Jer 2; 11:1-8. - 39 Ez 5:5-17; 16:15-34; 20. - 40 Ez 14:12-21; 17:1-21; cf. Jer 8:4-12; 16:10-17. - 41 Cf. Éxo_20:2. - 42 Cf. Dt 24:16; 2 Re 14:6. - 43 Jer 12:1; 31:29-30. - 44 P. Auvray, o.c., p.16. - 45 EZ 18:28. - 46 Jer 31:29-30. - 47 Ez 18:22-23.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Ezequiel  20,1-49
20. Infidelidad de Israel y fidelidad de Dios. Purificación Futura.
Los c.20-24 incluyen la última serie de vaticinios contra Jerusalén y Judá. Estos tuvieron lugar del 601 al 588, en que empezó el asedio de Jerusalén. Este capítulo 20 contiene dos partes: a) Ezequiel recuerda las infidelidades de Israel para con Yahvé, a pesar de las solicitudes divinas, a través de su azarosa historia (v.1-31); b) restauración de Israel en el futuro (v.32-44). Esta segunda parte es considerada por muchos autores como adición posterior a causa de su estilo. La primera parte, en cambio, parece compuesta antes de la destrucción de Jerusalén en el 586 a.C.

Consalta de los ancianos (1-4).
1 El año séptimo, el quinto mes, el día diez del mes, vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Yahvé y se sentaron delante de mí, 2 y me fue dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: Así dice el Señor, Yahvé: Vosotros venís a consultarme. Por mi vida que yo 110 os responderé, dice el Señor, Yahvé. 4 ¿Quieres juzgar a éstos, hijo de hombre? ¿Quieres juzgarlos? Hazles saber las abominaciones de sus padres.

Los ancianos de Israel se presentan al profeta para consultarle sobre los destinos de la nación. Aún tienen ilusiones sobre la suerte de Jerusalén l. La entrevista tuvo lugar en los meses de julio-agosto (quinto mes) del 591, ya que el año séptimo hay que computarlo a partir de la deportación de Jeconías (598), es decir, once meses después de la famosa visión inaugural a orillas del río Kebar 2. Antes de que expusieran su pensamiento, el profeta adivina sus intenciones y les habla en nombre de Dios. Ya antes les había hablado de los designios punitivos de Yahvé sobre Jerusalén por sus pecados 3, y al mismo tiempo les había anunciado la formación de un nuevo Israel, que saldría del núcleo de los exilados4. El profeta da a entender que no quiere responder a su consulta (v.4). Yahvé, por su parte, invita al profeta a que juzgue a esos ancianos, comisionados de los exilados. El juicio que debe pronunciar es de condenación, ya que les echa en cara la historia poco edificante de Israel, al recordarles las abominaciones de los padres. En esto el profeta acepta el principio de la solidaridad, ya que supone que los pecados de los antepasados tienen aún consecuencias punitivas para sus contemporáneos; pero, además, hace ver que también éstos son culpables en gran medida.

Infidelidad de Israel en Egipto (5-12).
5 Diles: Así habla el Señor, Yahvé: El día en que yo elegí a Israel, y alcé mi mano jurando a la posteridad de Jacob, y me mostré a ellos en la tierra de Egipto, y alcé mi mano, diciendo: Yo, Yahvé, soy vuestro Dios, 6 aquel día alcé mi mano jurando sacarlos de la tierra de Egipto y llevarlos a la tierra que yo les había destinado, que mana leche y miel y es la más hermosa de las tierras. 7 Y os dije: Quite cada uno de sus ojos los ídolos y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo, Yahvé, soy vuestro Dios. 8 Pero ellos se rebelaron contra mí y no quisieron darme oídos, ni quitaron de sus ojos las abominaciones, ni abandonaron los ídolos de Egipto, y dije que derramaría sobre ellos mi ira y desfogaría mi enojo sobre ellos en la tierra de Egipto. 9 Mas por la gloria de mi nombre, para que no fuese infamado a los ojos de las gentes en medio de las cuales estaba, a cuya vista me había dado a conocer como quien los había de sacar de la tierra de Egipto, 10 los saqué de la tierra de Egipto y los conduje por el desierto, 11les di mis mandamientos y mis derechos, y les hice saber que son la vida para quien los cumple. 12 Diles también mis sábados, para que fuesen señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Yahvé, que los santificó.

La requisitoria empieza echando en cara la mala conducta de Israel en Egipto. Dios había jurado con gesto solemne (alcé la mano) 5 defender y bendecir a la posteridad de Jacob (v.5). La garantía del juramento está en el mismo nombre de Dios: Yo, Yahvé, soy vuestro Dios. La expresión tierra que mana leche y miel es muy antigua en la literatura oriental para designar la extrema fertilidad 6. Palestina, en comparación de las estepas del Sinaí, resultaba un edén, al menos en la mentalidad hiperbólica oriental. La tierra de Canaán para los israelitas era la mas hermosa de las tierras 7, por ser el escenario de la elección de Israel como pueblo de Yahvé; en este sentido era la gloria de todas las tierras, según otra versión posible.
Pero la gran promesa de darles la tierra de Canaán estaba condicionada a su conducta. Yahvé, en su celo, les exigía que abandonaran sus ídolos de Egipto. (v.7). Israel en su historia se mostró siempre propenso a la idolatría. No sabemos qué divinidades adoraba en Egipto. En la época del desierto se hicieron un becerro de oro 8. Yahvé hubiera derramado sobre ellos su ira, como merecían; pero se abstuvo por la gloria de su nombre (v.9) y para que no fuese infamado a los ojos de las gentes. El honor de Yahvé exigía que interviniera en favor de su pueblo; de lo contrario, su inactividad sería atribuida a impotencia por parte de los gentiles. Si Israel hubiera sido exterminado, Yahvé, su Dios, caería en descrédito total ante los paganos 9. Ezequiel destaca constantemente esta susceptibilidad de Yahvé respecto de lo que pudieran pensar los gentiles de El. Por su honor, pues, Yahvé sacó a su pueblo de Egipto y lo organizó en pueblo, dándole mandamientos conforme a los derechos inalienables de El (v.11). La observancia de los mismos atraería las bendiciones, y entre ellas una larga vida 10.
Entre las nuevas instituciones, la principal era el sábado, o descanso semanal, que era como una señal entre Dios y su pueblo, en cuanto que era el reconocimiento solemne de su pertenencia a El. La observancia del sábado era como una profesión pública y solemne de que Israel era el pueblo de Yahvé , su único Dios: para que supiesen que yo soy Yahvé, que los santificó (v.12). Aquí la palabra santificar equivale a consagrar o separar del uso profano o común. Israel, como posesión peculiar de Yahvé, debía ser una cosa aparte de todos los pueblos, una cosa santa en el sentido de puro y trascendente 12.

Rebelión de Israel contra Yahvé en el desierto (13.-26)
13 Pero rebelóse contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis preceptos y rechazaron mis derechos, que son la vida para quien los cumple, y profanaron mis sábados. Entonces dije que volcaría sobre ellos mi furor y, en mi ira, los exterminaría en el desierto. 14 Pero retraje mi mano por el honor de mi nombre, para que no fuese profanado a los ojos de las gentes a cuya vista les había sacado. 15 Alcé mi mano en el desierto, jurándoles no llevarlos a la tierra que les había dado, que mana leche y miel, la más hermosa entre todas las tierras, 16 porque habían despreciado mis derechos, y no habían seguido mis decretos, y habían profanado mis sábados, yéndose su corazón tras los ídolos. 17 Con todo, mis ojos los miraron piadosamente para no destruirlos, y no los exterminé en el desierto. 18 Pero dije en el desierto a sus hijos: No sigáis las costumbres de vuestros padres, no sigáis sus caminos ni os contaminéis con sus ídolos; 19 yo soy Yahvé, vuestro Dios; andad en mis ordenaciones, guardad mis derechos y ponedlos por obra, 20 santificad mis sábados y sean señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Yahvé, vuestro Dios. 2l Pero los hijos se rebelaron contra mí, no anduvieron en mis ordenaciones ni guardaron mis derechos, poniéndolos por obra, los que son la vida para el que los cumple; profanaron mis sábados, y dije entonces que derramaría sobre ellos mi ira para satisfacer en ellos mi enojo en el desierto. 22 Mas retraje mi mano por el honor de mi nombre, para que no se infamase a los ojos de las gentes a cuya vista los saqué. 23 También alcé mi mano en el desierto, jurándoles que los esparciría entre las gentes y los aventaría por las tierras, 24 porque no pusieron por obra mis derechos y desecharon mis ordenaciones, y profanaron mis sábados, y se les fueron los ojos tras los ídolos de sus padres. 25 Por eso les di yo también a ellos ordenaciones no buenas y decretos que no son de vida, 26 y los contaminé en sus ofrendas cuando pasaban a sus hijos por el fuego, a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Yahvé.

De nuevo se contrapone la situación psicológica en Yahvé, que por un lado quiere castigarlos derramando su ira implacablemente, y de otro le impide la gloria y el honor del nombre suyo, que exigía proteger a su pueblo, que había sacado milagrosamente de Egipto13. Israel siguió, por sus rebeliones contra su Dios 14, mereciendo mayores castigos, pero se salvó porque había sido providencialmente elegido. En el v.15 se alude al juramento de Yahvé de no permitir a ninguno de la generación salida de Egipto entrar en la tierra prometida 15 por sus prevaricaciones en el desierto 16. La idolatría era la constante tentación de los israelitas a través de su historia antes del exilio. Era el gran pecado que debían expiar en la cautividad. Ezequiel hace resaltar la responsabilidad de los antepasados israelitas para justificar ante los exilados el castigo inminente. Ya en tiempos antiguos, para castigar su infidelidad, Yahvé les dio ordenaciones no buenas y decretos que no son de vida (v.25). Por lo que dice a continuación, se trata de permisión de leyes y costumbres que encadenaron tristemente la vida cívica de Israel; en el v.26 se alude a las abominaciones de los cultos cananeos, que pasaban sus hijos por el fuego, dedicados a Moloc 17. Puesto que no habían querido seguir las leyes de Yahvé, que daban la vida y traían la bendición, Dios los entregó a sus instintos y depravaciones para que reconociesen lo que habían ganado apartándose de Yahvé. Las frases son radicales al modo semítico. De nuevo tenemos que decir que el autor no distingue entre voluntad permisiva y voluntad positiva. Los autores sagrados prescinden muchas veces en sus descripciones de las causas segundas, y atribuyen a Dios lo que en realidad fue obra de los hombres. Así, aquí debemos entender las frases di yo también ordenaciones no buenas. y los contaminé en sus ofrendas. (v.25-26) en sentido permisivo: esas abominaciones contra la naturaleza, como la de pasar a sus hijos por el fuego, fueron permitidas por Dios en castigo de su obstinación y rebeldía. De ese modo terminaría por reconocer a Yahvé como Dios: para hacerles saber que yo soy Yahvé (v.26) 18. En la Ley mosaica, y en general en la Biblia, siempre se condenan estas prácticas de sacrificios humanos 19.

Anuncio de castigo por las idolatrías de Israel (27.-38)
27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel y diles: Así habla el Señor, Yahvé: Hasta esta injuria me hicieron vuestros padres, entre las infidelidades que cometieron contra mí. 28 Yo los conduje a la tierra que, alzando mi mano, había jurado darles, y ellos, mirando a todo alto collado y a todo árbol frondoso, sacrificaron allí sus víctimas y presentaron sus irritantes ofrendas, y pusieron suaves aromas, y derramaron sus libaciones. 29 Yo les dije: ¿Qué es ese alto, el Bamah, adonde vosotros vais? Y Bamah se llama hasta hoy. 30Di, pues, a la casa de Israel: Así habla el Señor, Yahvé: ¡Qué! Os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, fornicáis con sus ídolos, 31 y, ofreciendo vuestras ofrendas y pasando a vuestros hijos por el fuego, os contamináis con vuestros ídolos hasta el día de hoy, y ¿me voy a dejar consultar por vosotros, casa de Israel? Por mi vida, dice Yahvé, que no me dejaré consultar por vosotros. 32 Y no será lo que vosotros pensáis, porque vosotros os decís: Seremos como las gentes, como las naciones de la tierra, sirviendo al leño y a la piedra. 33 ¡Por mi vida, dice el Señor, Yahvé, que con puño fuerte, con brazo tendido y en efusión de ira he de reinar sobre vosotros! 34 Os he de sacar de en medio de las gentes y os recogeré de en medio de las tierras a que con puño fuerte, con brazo tendido y en efusión de ira os desparramé, 35 y os llevaré al desierto de los pueblos, y allí, cara a cara, litigaré con vosotros; 36 como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice el Señor, Yahvé. 37 Y os haré pasar bajo el cayado y os conduciré con los ligamentos de la alianza 38. Separaré de vosotros a los rebeldes, a los que se apartaron de mí, y los sacaré de la tierra en que moran, y no entrarán en la tierra de Israel, y sabréis que yo soy Yahvé.

Después de haber hablado de las prácticas idolátricas de los israelitas en el desierto, ahora habla de sus cultos paganos y abominables en tierra de Canaán. Los profetas consideraban la vida sencilla del pueblo escogido bajo la protección especial de Yahvé como la etapa ideal desde el punto de vista religioso, pues la instalación en Canaán de los israelitas trajo consigo la decadencia moral y religiosa de los mismos21. Los cultos de los cananeos, sensuales, atraían al pueblo hebreo, sensual y materialista por temperamento. Una práctica cultual corriente entre los cananeos era reunirse en los altos collados, o bamot, y bajo los árboles frondosos (v.28), símbolo de la feracidad y de la vegetación 22. Sabemos que algunos reyes israelitas, como Acaz y Manases, hicieron quemar a sus hijos 23. Quizá en tiempo de Ezequiel se habían dado algunos casos de éstos.
Los exilados, despechados porque ven que Yahvé los ha abandonado, dicen claramente que quieren verse libres de los lazos de la religión yahvista y entregarse a los cultos paganos con toda libertad: seremos como las gentes, sirviendo al leño y a la piedra (v.32); alusión a las estelas de piedra y a los troncos de árbol, dedicados a Baal y Astarté, que constituían lo característico de los santuarios cananeos 24. Pero Yahvé va a mostrar su omnipotencia con ellos, y no los dejará caer en masa en la idolatría. Aunque quieran, no podrán desprenderse totalmente de los lazos de la religión yahvista, porque Yahvé va a intervenir con su poder para reinar sobre ellos: Por mi í ida que con puño fuerte, con brazo tendido y en efusión de ira he de reinar sobre vosotros! (v.3â). En Jer_2:27 se dice que los que llaman al leño mi padre, y dicen a la piedra: tú me diste la vida, cuando llegue la prueba se volverán a Yahvé, diciendo: ¡álzate y sálvanos! Yahvé, pues, creará una situación trágica pára los exilados, de forma que se vean obligados a volverse a su Dios, quien, por otra parte, desplegará su omnipotencia para atraerlos, del mismo modo que mostró su poder al dispersarlos 25.
El profeta describe la futura repatriación como una reproducción del antiguo éxodo. Como entonces Yahvé había reunido a su pueblo en el desierto del Sinaí para sincerarse con él y darle la alianza, también ahora los reunirá en el desierto de los pueblos (v.35), el desierto siró-arábigo, encrucijada de muchos pueblos (Babilonia, Siria, Palestina, Arabia y Asia Menor). Allí les pedirá cuenta cara a cara para medir sus responsabilidades (v.35). Como en el desierto de Egipto (Sinaí) castigó a la generación culpable, negándola la posibilidad de entrar en la tierra prometida, así ahora Yahvé va a someter a una selección a los exilados: litigaré con vosotros (v.36). Los israelitas indignos serán privados de la vuelta a la patria. Será un litigio de discriminación, pues Yahvé hará como el pastor que cuenta escrupulosamente sus ovejas haciéndolas pasar bajo su cayado (v.37), diciendo cuáles deben entrar en la patria y cuáles no. Y a los escogidos los conducirá con los ligamentos de la alianza. El nuevo Israel estará fundado en una renovación de la antigua alianza. Los apóstatas serán castigados por Yahvé, siendo sacados de su morada actual en el exilio, pero sin permitirles entrar en la tierra de promisión.
Por el decreto de Ciro del 538 a.C. les estaba permitido a todos los judíos retornar a su patria, pero los que se habían creado una fortuna no quisieron aventurarse al retorno. Las descripciones proféticas del futuro no deben tomarse al pie de la letra, pues suelen estar idealizadas en función de una doctrina. De hecho sabemos que retornó a Palestina un núcleo fervoroso, que constituyó la base de la restauración nacional predicha por los profetas como preludio de la gran restauración mesiánica.

Anuncio de restauración (39-44).
39 Y vosotros, los de la casa de Israel así dice el Señor, Yahvé , andad cada uno tras sus ídolos y servidles. Pero, ¡ah! ya me daréis oídos luego, y dejaréis de profanar mi santo nombre con vuestras ofrendas y vuestros ídolos. 40 Pues en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice el Señor, Yahvé, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra, y allí me complaceré en ellos y demandaré vuestras ofrendas y las primicias de vuestros dones con todo lo que me consagréis. 41 Me agradaré de vosotros como de un suave aroma cuando os saque de en medio de las gentes y os reúna de las tierras a que fuisteis dispersados, y me santificaré en vosotros a los ojos de las gentes 42 y sabréis que yo soy Yahvé cuando os conduzca a la tierra de Israel, a la tierra que, alzando la mano, juré dar a vuestros padres. 43 Allí os vendrán a la memoria vuestras obras y todos los pecados con que os contaminasteis, y sentiréis vergüenza de vosotros mismos por las maldades que cometisteis. 44 Entonces sabréis que yo soy Yahvé, cuando haga con vosotros conforme al honor de mi nombre, no según vuestros malos caminos ni según vuestras perversas obras, casa de Israel, dice el Señor, Yahvé.

El profeta pone en boca de Yahvé una concesión irónica: andad cada uno tras sus ídolos y servidles. (v.39); en su locura deben saturarse de sus extravíos, pero se cansarán al fin viendo su vanidad, y terminarán por dar oídos a Yahvé, el único que puede salvarlos. Los israelitas, reconociendo sus aberraciones, dejarán de profanar el nombre de Dios, mezclándolo en los ritos y ofrendas a los ídolos. Los israelitas habían creado un culto sincretista a base de ritos yahvistas e idolátricos. Todo esto era una profanación a los ojos de Dios, que debía cesar en la época mesiánica, en que Jerusalén volverá a ser el santo monte (v.40), donde se concentrará toda la casa de Israel, y allí serán agradables sus ofrendas y primicias (v.40). Todo allí será santo, y Yahvé sentirá un especial placer al ver reunido a su pueblo: y me santificaré en vosotros a los ojos de las gentes (v.41); es decir, el milagroso retorno obrado por Dios será causa de que sea santificado o estimado especialmente ante las gentes. Todos reconocerán la gran obra de Yahvé, y así será honrado por todos los pueblos, ya que obró según el honor de su nombre (v.44). Por sus pecados y transgresiones no hubieran merecido que Yahvé se acordara de ellos, pero había empeñado su palabra de salvarlos, y la cumplió, como otra vez lo hizo al sacar a los israelitas de Egipto.

1 Cf. Ez8,i; Jer_14:1. 2 Cf. Eze_8:1. 3 Cf. Ez c.i5 y 16. 4 Cf. Eze_11:14-21; Eze_6:8; I7.22SS. 5 La misma expresión, con idéntico sentido, en Gen_14:22; Deu_32:405; Sal_106:26. 6 Cf. Exo_3:8; Exo_13:5; Exo_33:3; Lev_20:24; Num_13:27; Deu_6:3; Jer_11:5. Aparece una frase parecida en los textos de Ras Samra. Cf. R. Dussaud, Les découvertes de Ras Shamra (Ugarit) et l'Ancien Testament (París 1937) 795. 7 Cf. Jer 19; Dan_8:9; Dan_11:16.41. 8 Cf. Ex 32:1s. 9 Cf. Eze_36:19-20. 10 Cf. Eze_18:4; Deu_4:40; Deu_5:16. 11 Cf. Exo_31:13; Isa_56:2-4. Véase sobre el sábado F. X. Kortleiner, Commentattones Biblicae IV (1930), Babyíoniorum auctoritas. 595.98; id., Cananaeorum auctoritas. VI (1932) 30. 12 Cf. Lev_19:3.30; Isa_20:8; Isa_21:8; Exo_31:13. Véase DB, Suppl. 2 (1934) 343S. Como verá el lector, Ezequiel da suma importancia a la institución sabática, como símbolo de las relaciones de Israel con su Dios. En cambio, no alude para nada al rito de la circuncisión, que era el signo externo de vinculación al pueblo de Dios. La explicación habrá que buscarla en que el profeta, como perteneciente a la clase sacerdotal, urge de modo especial lo estrictamente cultual, como la observancia del sábado. 13 Cf. Exo_32:12; Num_14:1 is; Deu_9:27. 14 Cf. Exo_32:1-6; Num_14:1-4; Exo_16:27. 15 Cf. Num_14:20. 16 Cf. Exo_32:4; Lev_17:7; Num_14:22-23; Deu_1:35; Sal_95:11. 17 Cf. 2Sa_16:3; 2Cr_28:2; 2Sa_17:16; 2Cr_33:6; Jer_7:31; Jer_32:35; Eze_16:205; Eze_23:37s; Sal io6:37s. Véase Dict. Bib. Suppl. I (1926) 23-27; A. Lemonnyer, Le cuite des dieux étrangers en Israel Moloch: Rev. des Scien. Phil. et Théol., 7 (1913) 45os; A. ???, Kinderop-fer für Moloch oder für Jahwe?: Bi 18 (1937) 95-107. 18 Tomás dice que a estas ordenaciones no buenas son las leyes rituales, lat cuales se dicen no buenas en cuanto no conferían la gracia (ST I-II 98:1 ad 1). Pero esta interpretación no puede avalarse en el contexto, pues se habla en él de la importancia de la observancia del sábado para dar la vida. 19 Exo_13:2; Exo_22:28; Lev_18:21; Lev_18:20, Lev_18:2; Deu_12:31; Jer_7:31; Jer_19:5; Eze_16:20. 20 El texto griego traduce Ose_9:10 ; Ose_10:1; Ose_11:1s; Ose_13:55; Jer 2:1s. 22 Cf. Eze_6:13; Deu_32:19; 2Sa_23:8. Ezequiel aquí, en el v.29, parece que juega irónicamente con la palabra bamah (lugar alto), descomponiéndola en mah (¿qué es?), ba', entrar. Un bamah es a donde vais o entráis, aludiendo quizá a las prácticas licenciosas. 23 Cf. 2Re_16:3; 2Re_21:6. 24 Cf. Kortleitner, Cümmentaíiones biblicae I (1927) 21, De religione populan. 25 Cf. Eze_11:17; Eze_28:25; Eze_28:34.13; Eze_36:24.