Ezequiel  28 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 26 versitos |
1 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo:
2 Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así habla el Señor, Yahvé: Por cuanto se ensoberbeció tu corazón y dijiste: “Soy un dios, habito en la morada de Dios, en el corazón de los mares,” y siendo tú un hombre, no un dios, igualaste tu corazón al corazón de Dios,
3 y creyéndote más sabio que Daniel; que ningún secreto se te ocultaba;"
4 que con tu sabiduría y tu prudencia creaste tu poderío y acumulaste el oro y la plata en tus tesoros,
5 y con tu gran sabiduría y tu comercio acrecentaste tu poder y en tu potencia se ensoberbeció tu corazón,
6 Por eso así dice el Señor, Yahvé: Pues que hiciste tu corazón igual al corazón de Dios,
7 yo traeré contra ti a extranjeros, a los más feroces de los pueblos, que desenvainarán la espada contra la belleza de tu sabiduría y profanarán tu esplendor.
8 Te harán bajar a la huesa, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares.
9 ¿Dirás ya ante tu matador: Yo soy un dios? Hombre eres, no eres dios en las manos de tu matador.
10 Morirás la muerte de los incircuncisos, a manos de extranjeros, porque he hablado yo, dice el Señor, Yahvé.
11 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo:
12 Hijo de hombre, canta una elegía al príncipe de Tiro y dile: Así habla el Señor, Yahvé: Eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado en belleza.
13 Habitabas en el Edén, en el jardín de Dios, vestido de todas las preciosidades:” el rubí, el topacio, el diamente, el crisólito, el ónice, el berilo, el zafiro, el carbunclo, la esmeralda y el oro te cubrían; llenaste tus tesoros y tus almacenes. El día en que fuiste creado,"
14 te pusiste junto al querube, colocado en el monte santo de Dios, y andabas en medio de piedras de fuego.
15 Fuiste perfecto en tus caminos desde que fuiste creado hasta el día en que fue hallada en ti la iniquidad.
16 Por la muchedumbre de tus contrataciones se llenaron tus estancias de rapiñas, y pecaste, y te arrojé del monte santo y te eché de en medio de las piedras de fuego, ¡oh querube protector!
17 Ensoberciese tu corazón de tu hermosura y se corrompió tu sabiduría por tu esplendor; por tierra te he derribado, ante los reyes te he colocado, y te entregué en espectáculo a los reyes"
18 por la muchedumbre de tus iniquidades; en la injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios, y yo haré salir de en medio de tí un fuego devorador y te reduciré a cenizas sobre la tierra a los ojos de cuantos te miran."
19 Todos cuantos de entre los pueblos te conocían se asombrarán de ti. Serás el espanto de todos y dejarás de existir para siempre.
20 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo:
21 Hijo de hombre, vuélvete de cara a Sidón y profetiza contra ella.
22 Di: Así habla el Señor, Yahvé: Heme aquí contra ti, Sidón. Yo seré glorificado en medio de ti, y sabrán que yo soy Yahvé 1 cuando la juzgue y yo me santifique en ella.
23 Mandaré contra ella la peste y sangre en sus calles, y yacerán heridos de muerte en medio de ella por la espada, que les rodeará por doquier, y sabrán que yo soy Yahvé.
24 Y no será ya para la casa de Israel un aguijón punzante, un espino desgarrador en medio de cuantos la rodean y la aborrecen, y sabrán que yo soy Yahvé.
25 Así dice el Señor, Yahvé: Cuando reúna yo a la casa de Israel de en medio de todos los pueblos en que se dispersó, yo me glorificaré ante las gentes, y habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob;"
26 habitarán en ella seguros, y construirán en ella casas y plantarán viñas; habitarán en seguridad cuando haga yo justicia en todos aquellos que en torno a ella le aborrecen, y sabrán que yo, Yahvé, soy su Dios."

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Introducción a Ezequiel 

Times New Roman ;;;;

Ezequiel.
Introducción.

Vida del profeta.
Ezequiel (en hebreo Yejezque'el: Dios conforta) era de la clase sacerdotal , y fue llevado a Babilonia como cautivo en 598 a.C., juntamente con el rey Jeconías y parte de la aristocracia judaica. Según el mismo nos dice, moraba en una localidad llamada Tell-Abib, junto al río Kebar (o Naru Kabaru, de las inscripciones cuneiformes), al sur de Babilonia. Allí vivía con su esposa, participando de las penas de los exilados. En el año quinto de su cautividad (593), mientras se hallaba a orillas de dicho río, fue llamado misteriosamente al ministerio profético 2, que ejerció durante veintidós años. Su último escrito datado es del 572 a.C. (año 27 de su traslado a Babilonia). No sabemos cómo ni cuándo murió. Según una tradición antigua judaica, fue muerto por un juez1 del pueblo que había sido reprendido por el profeta 3.

Misión del profeta.
Como Jeremías tenía por misión predicar a los judíos de Palestina los caminos del Señor, anunciándoles los castigos y recriminándoles su pésima conducta de abandono de las vías del Señor, Ezequiel fue el hombre providencial que se ocupó de mantener viva la fe yahvista en el destierro de Babilonia. La situación era sumamente delicada, ya que los exilados, lejos de comprender el sentido de su destino en los planes de Dios - como castigo de sus pecados - , continuaban con su propensión a la idolatría. Acusaban a Yahvé de ser injusto con ellos al hacerles cargar con culpas de sus antepasados 4. Por otra parte, estaban seguros de que su exilio duraría muy poco tiempo, y, sobre todo, que Dios no permitiría la destrucción de Jerusalén y de su templo por los caldeos5. Ezequiel debía hacer frente a estas falsas concepciones, fustigar sus vicios, como la propensión a la idolatría, a los adulterios, perjurios y pecados contra la justicia social.
Sobre todo, como Jeremías en Jerusalén, predicaba contra la falsa confianza fetichista en el templo de Jerusalén como garantía de permanencia de la nación judaica. En la misión de Ezequiel tenemos que distinguir dos momentos o etapas: la anterior a la destrucción de la Ciudad Santa por los babilonios (587 a.C.), durante la cual tuvo que hacer frente a las falsas esperanzas de repatriación de los exilados, anunciándoles reiteradamente el colapso de la Ciudad Santa, y la etapa que siguió a la toma de Jerusalén por los caldeos. Se han cumplido sus profecías exterminadoras, y, ante la depresión colectiva nacional, empezó a predicar la resurrección de la nación, en una nueva teocracia ideal, en la que se cumplirían las íntimas aspiraciones individuales y colectivas de los descendientes de Abraham 6.
Basándose en numerosas alteraciones textuales, algunos autores han propuesto la tesis de que la predicación de Ezequiel, anterior a la destrucción de Jerusalén, tuvo por escenario Palestina, de forma que el profeta se dirigía, como Jeremías, a sus compatriotas que no habían sido llevados en la primera cautividad 7. Esta hipótesis, al principio deslumbradora e insinuante como solución a complejos problemas textuales del libro de Ezequiel, no parece en realidad que tenga muchos visos de objetividad histórica, ya que crea mayores problemas en relación a la vida y actividad literario-profética de Ezequiel, como veremos al tratar de la composición y datación de sus oráculos.

Ambiente histórico.
La situación política internacional de la época de Ezequiel es similar a la que hemos descrito en la introducción al libro de Jeremías. Después del colapso del imperio asirio en 612, en que tiene lugar la conquista de Nínive por Nabopolasar (625-605), caudillo babilonio, auxiliado por los medos, Egipto quiere conquistar la zona de influencia en las antiguas provincias conquistadas por Asiría; por ello, Necao II, en 609, sube, a través de Palestina y Siria, al encuentro de los ejércitos medo-babilónicos. Al pasar por Megiddo, junto al Carmelo, le sale al paso el rey Josías de Judá, que muere en el combate (609 a.C.); le sucedió su hijo Joacaz, pero éste fue depuesto por Necao II, que había establecido su cuartel general en Ribla, sobre el Orontes (Alta Siria). En su lugar colocó en el trono de Jerusalén al hijo de Josías, Eliaquim, al que cambió el nombre en Joaquim (609-598). Poco después el faraón fue vencido en Carquemis (606 a.C.) por las tropas acaudilladas por Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar.
En 605 muere Nabopolasar, y su hijo le sucede en la dirección del nuevo imperio. Después de derrotar a los egipcios, Nabucodonosor hizo una incursión por Palestina (606-5). En el 603, el rey de Judá, Joaquim, confiado en Egipto, se insurreccionó contra el monarca caldeo, y éste se limitó de momento a enviar partidas de soldados que devastasen Judá. En 598 puso sitio formal a Jerusalén, durante cuyo asedio murió el rey Joaquim, y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual se rindió a los tres meses de reinado, siendo deportado con la aristocracia del país a Babilonia, y entre los cautivos estaba el propio Ezequiel. Las tropas caldeas saquearon el templo, llevándose los vasos sagrados.
El vencedor puso de rey en Jerusalén a Matanías, hijo de Josías, cambiándole el nombre en Sedecías (598-586). Al principio éste se mantuvo sumiso a Babilonia, pero por instigación del faraón Hofra se unió a una liga anticaldea organizada por Amón y Tiro. Las tropas de Nabucodonosor volvieron al asedio y tomaron la ciudad en julio-agosto de 586. La ciudad fue totalmente arrasada con su templo, y las fuerzas vivas de la población fueron deportadas, quedando sólo en el país los labriegos y peonaje. Sedecías, capturado por los babilonios, fue llevado a Ribla, donde delante de Nabucodonosor le sacaron los ojos después de asistir al asesinato de sus hijos. Después fue deportado. Con ello la catástrofe nacional del pueblo judío llegó a su colmo, y la crisis de la conciencia nacional fue el problema con que tuvieron que enfrentarse los profetas Jeremías en Palestina y Ezequiel en el exilio.

Contenido y estructura del libro.
Podemos dividirlo en tres partes bien netas. Después de una introducción en la que se relatan las circunstancias de la vocación profética del profeta (1:1-3:21), encontramos: a) una serie de oráculos contra Jerusalén y Judá (3:22-24:27); b) oráculos contra las naciones paganas (c.25-32), y c) promesas de restauración (c.33-48). Esta sistematización clara, lógica y aun cronológica de los escritos de Ezequiel ha llamado siempre la atención de los comentaristas, aunque recientemente los críticos han negado esta armoniosa estructura, ya que sorprenden muchas intercalaciones y desplazamientos que interrumpen el contexto 8. Con todo, la estructura lógica general y aun cronológica se mantiene, como se ve en el esquema siguiente:

Difisión del libro:
I. Oráculos anteriores a la destrucción de Jerusalén (58-6).
A) Introducción: Vocación del profeta (1:1-3:21).
B) Conminaciones contra Juda (3:22-24:27).
1.Anuncio del castigo sobre la Ciudad Santa (acciones simbólicas y oráculos: 3:22-7:27).
2.Visión de la idolatría en el templo. La gloria de Yahvé abandona la ciudad (8:1-11:25).
3.Vaticinios sobre la cautividad del rey y el pueblo. Juicio contra los falsos profetas, cortesanos y pecadores en general (12:1-23:40).
4.Epílogo: principio del cerco de Jerusalén.
C) Conminaciones contra las naciones paganas (25:1-32:32): Contra Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto.

II. Oráculos después de la destrucción de Jerusalén (586).
A) Preparación para la restauración (33:1-33). Invitación a la penitencia. La ruina, castigo por los pecados.
B) Vaticinios de restauración teocrática (34:1-39:29). Reunión de los dispersos israelitas. Devastación de Edom, renovación de la tierra de Israel. Repatriación del pueblo exilado. Desaparición de los enemigos de Israel.
C) Descripción del nuevo reino de Israel (40,1-48:35). El nuevo templo y su consagración. El nuevo culto, la nueva tierra de Canaán, su fertilidad y división 9.

Composición del libro y autenticidad.
El contenido literario de Ezequiel difiere bien de los libros de Amos, Oseas, Miqueas, Isaías y Jeremías. En éstos, lo esencial es el oráculo, o manifestación oral del profeta, puesta por escrito con todo su vigor e independencia. En el libro de Ezequiel, en cambio, parece que nos encontramos con un escritor que con estilo difuso y diluido va llenando páginas a base de descripciones de visiones y acciones simbólicas. Se le ha llamado profeta de gabinete, porque en sus escritos no está el oráculo conciso y nervioso de los antiguos profetas10, predominando la prosa deslavazada. Pero Ezequiel, más que escritor, es ante todo un predicador que dialoga con su auditorio y que realiza acciones simbólicas ante ellos 11. Bajo esta forma, es el más vivo, el más concreto de todos los profetas12. Pero debemos descubrir también al escritor que redacta sus oráculos para sus contemporáneos. Habla siempre en primera persona, y de hecho hay unidad sustancial de estilo en todos los escritos que se le atribuyen.
La tradición judaico-cristiana ha sostenido siempre la autenticidad de sus escritos, como obra del profeta del exilio, que trabajó en la formación del alma judía después de la catástrofe napional. Sin embargo, esto no quiere decir que el libro suyo, tal como hoy ha llegado a nosotros, sea obra redaccional definitiva del profeta. A pesar de un orden lógico general, hay, como hemos indicado, trastrueques y desajustes en el texto, y estas anomalías han dado lugar a teorías excéntricas respecto del origen del libro de Ezequiel. Así, hay quien adjudica al profeta del exilio sólo las partes poéticas, mientras que la masa prosaica sería obra de un redactor del siglo í 13. Incluso se ha supuesto que la redacción final del libro es del siglo ni a.C., obra de un anónimo que habría presentado los hechos como ocurridos en el siglo VII a.C. 14
Autores más moderados, como Herntrich y Bertholet, suponen que el libro de Ezequiel es de la época inmediata anterior o posterior a la caída de Jerusalén (597-6). El primero distingue dos autores, uno de los 39 primeros capítulos, que sería un profeta que vivió en Jerusalén en los años críticos que precedieron a la destrucción de la ciudad. Los c.40-48 serían, pues, obra de un redactor posterior a la época del exilio 15. El segundo cree que es Ezequiel el autor de todo el libro, pero que lo concerniente a la predicación anterior a la caída de Jerusalén fue escrito por él cuando habitaba en Palestina, mientras que los oráculos y escritos de restauración que siguieron a la destrucción de la Ciudad Santa fueron escritos por él mismo en Babilonia 16. Supone que Ezequiel es el autor sustancial, en cuanto que dejó resúmenes esquemáticos de sus profecías que fueron amplificados y publicados con su nombre por redactores posteriores que pertenecían a su escuela profética. Esta opinión ha sido aceptada por muchos autores aun católicos 17; pero, pasada la primera impresión de novedad, las cosas van volviendo a la tesis tradicional, ya que, si la nueva teoría parece dar razón del sentido de algunos textos, que parecen intercalaciones redaccionales posteriores, por otra parte, aplicada como tesis general al libro, crea mayores problemas de composición. Por ello creemos que es preferible mantener la posición tradicional, que considera a Ezequiel como autor de todo el libro (con ligeras excepciones) que lleva su nombre, y también es mejor suponer que el profeta desarrolló su ministerio desde el principio entre los exilados de Babilonia, como se desprende de sus oráculos y escritos.

Texto y versiones.
El texto hebreo masorético es muy deficiente y en muchos casos inservible. La versión griega de los LXX es, en general, literalista y parece estar basada en un texto hebreo anterior al TM. Por ello resulta muy útil para la reconstrucción de ciertas lecturas. En general, parece superior el texto de los LXX; sin embargo, también en la versión de los LXX hay omisiones y traducciones ininteligibles. Los papiros Chester Beatty (Ez 11-17) Y Scheide (Ez 19-39) han contribuido al estudio de la versión griega, pues datan del siglo II, y son, por tanto, anteriores a la Hexaplar de Orígenes. Sobre todo los papiros Scheide han servido para reivindicar muchas lecciones del TM. La versión de la Vg sigue en general al TM, mientras que la siro-hexaplar acepta muchas variantes de los LXX.

Índole literaria del libro de Ezequiel.
Característica del libro de Ezequiel es la abundancia de visiones: la cuadriga celeste de los querubes 18, los huesos secos 19, el nuevo templo 20, la fuente de aguas 21. Esto hace que su libro sea extremadamente misterioso y difícil de interpretar. Los autores no están concordes al calificar la objetividad de dichas visiones, pues mientras para unos esas fisiones son meras ficciones literarias en función de enseñanzas religiosas, para otros son fisiones reales representadas a su imaginación o a sus sentidos externos.
Otra característica del ministerio profético de Ezequiel es la de acciones simbólicas para representar plásticamente sus enseñanzas teológicas y sus oráculos conminatorios o de restauración. Así, por orden de Dios se encierra en su casa para significar el asedio de Jerusalén22, delinea el plano de la Ciudad Santa, acercando contra él planchas de hierro para simbolizar el próximo cerco por los babilonios 23; se corta los cabellos y los aventa para significar el destino de los exilados 24. También son frecuentes en los escritos de Ezequiel las parábolas o alegorías, como la de las dos hermanas meretrices25, la de la vid arrancada por el águila26, los dos cachorros 27, Oola y Ooliba 2S.
El estilo literario, en general, es prosaico e inferior al de Isaías y Jeremías. San Jerónimo lo define así: Sermo eius nec satis di-sertus nec admodum rusticus, sed ex utroque medie tempera-tus 29. Su propensión a lo visionario y alegórico hace que sea particularmente difícil su interpretación. Respecto de los c.40-49, en los que se habla de la estructura de la nueva teocracia, dice el mismo San Jerónimo: Scripturarum oceanum et mysteriorum Dei laby-rinthum 30. Llevado de la imaginación, el profeta traza idealmente los límites y organización del nuevo reino bajo la protección especial de Dios. Nos hallamos ya en el campo de la apocalíptica, donde lo nebuloso imaginario priva sobre lo racional concreto.
Esta propensión a lo visionario, simbólico y apocalíptico ha servido para que no pocos autores le hayan tachado de anormal y excéntrico, de forma que sus éxtasis y acciones extrañas provendrían de una naturaleza mórbida. Así, se le ha acusado de histérico, epiléptico, cataléptico y neurótico. En realidad, sus acciones simbólicas no son más extrañas que otras de los profetas anteriores, como Oseas, Jeremías y aun de Isaías 31. No debemos perder de vista que nos hallamos entre orientales, donde lo escénico tiene una importancia especial como medio de convencer. En concreto, Ezequiel nos dice de sí mismo que es un signo para la casa de Israel; de ahí que sus acciones simbólicas sean tan frecuentes, y desde luego tiene una mentalidad netamente simbolista. Por ello, a sus problemas familiares personales les da un sentido simbólico con proyección a la comunidad de exilados. Así, su mutismo32, la muerte de su esposa 33 y sus mismas enfermedades 34 tienen un mensaje para Israel. En este sentido podría comparársele a Oseas, cuya vida es una parábola en acción para sus compatriotas 35.

Doctrina teológica.
a) Atributos divinos. - La teología de Ezequiel sigue las líneas generales de sus predecesores, los profetas escritores, Amos, Isaías y Miqueas, pues destaca la universalidad, omnipotencia y justicia de Yahvé sobre todo. Su radio de acción no se limita a la tierra santa, sino que sigue a los deportados de Babilonia 36. Es el Señor único que está sobre todo poder. Los vivientes simbólicos que aparecen llevando el trono de su gloria son el símbolo del poder en los distintos reinos de la naturaleza: el león, el toro, el águila, en el reino animal, son los animales superiores, que en la mitología religiosa mesopotámica simbolizaban a determinadas divinidades. Ezequiel los pone a todos como escabel del Yahvé de los israelitas, que sigue amorosamente la suerte de sus exilados.
Es misericordioso y justo. Israel es su hijo predilecto 37, pero esta elección es totalmente gratuita, sin méritos por parte de aquél 38. Esto impone particulares deberes de gratitud y obediencia. Israel ha sido encontrada por Yahvé en el desierto como una expósita y ha sido elevada a la categoría de reina, esposa de Yahvé. En consecuencia, debía haber reconocido a su único Dios, pero ha pecado, separándose de Yahvé y yéndose tras los ídolos 39. Por eso, Yahvé, por su propia dignidad y santidad, debe castigarle, y el exilio es la pena merecida por las generaciones rebeldes que se han sucedido en Israel desde los tiempos de su instalación en Canaán 40.
b) Responsabilidad individual. - Una de las ideas nuevas en la teología de Ezequiel es la de la valoración del individuo como tal en sus relaciones para con Dios. Hasta entonces en la teología profética prevalecía la idea de la solidaridad, de forma que los componentes del pueblo israelita eran considerados más como ciudadanos de una colectividad que como individuos con derechos y deberes propios. Ante todo, los profetas consideran el destino de la nación como tal, porque la alianza del Sinaí ha sido hecha entre Dios y la nación41. En ese supuesto, las generaciones son solidarias en sus pecados y en sus méritos. Ciertamente que en el Deuteronomio se condena el castigo de los hijos por los pecados de sus padres, y viceversa42, y Jeremías se hizo eco de esta doctrina43, pero es Ezequiel el campeón y teorizante del individualismo44 en la tradición israelita. La catástrofe del 587 había tenido por efecto la pérdida de las ilusiones nacionales, y entonces la conciencia israelita se orientó más a los destinos e intereses del individuo como tal. Ezequiel se hace eco de este estado psicológico y formula el principio de la retribución individual estricta; los exilados se quejaban de que ellos estaban pagando por los pecados de sus antepasados. Esto parecía injusto, y es el profeta el que anuncia un nuevo estado de cosas: ¿Qué andáis repitiendo este proverbio. y decís: Los padres comieron las agraces y los hijos sufren la dentera? Por mi vida, dice Yahvé, que nunca más diréis este refrán. El alma que pecare, ésta morirá, y el hijo no llevará sobre sí la iniquidad del padre, ni el padre la del hijo; la justicia del justo será sobre él, y sobre él será la iniquidad del malvado45. Es sustancialmente la doctrina de Jeremías: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron agraces, y los hijos sufrimos la dentera. Sino que cada uno morirá por su propia iniquidad: quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera46.
Ezequiel insiste después en la justificación del pecador que se arrepiente de sus pecados y cambia de conducta: Todos los pecados que cometió no le serán recordados, y en la justicia que obró vivirá. ¿Quiero yo acaso la muerte del impío, dice Yahvé, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?47 Esta doctrina está muy por encima de la antigua, basada en la solidaridad. En el nuevo orden de cosas habrá ante todo justicia retributiva para cada individuo. Esta perspectiva, formulada así con toda valentía por Ezequiel, hará que se planteen en crudo la validez de las tesis tradicionales sobre la ecuación entre la virtud y el premio en esta vida.
Este examen del problema en la literatura sapiencial, sobre todo en Job, dará como fruto la formulación clara del principio de la retribución en ultratumba en el libro de la Sabiduría. Ezequiel no ha llegado a estas claridades, pero ha puesto las bases de la retribución individual en las relaciones de Dios con el hombre.
c) El mesianismo. - Sus ideas mesianicas adolecen de nacionalistas, ya que prevé la gloria de la nueva teocracia, vinculada a la restauración de Israel como nación. En sus idealizaciones sistemáticas y artificiales de la nueva era, piensa en Palestina como centro de la teocracia. Y en su falta de perspectiva histórica junta la próxima restauración después del destierro y la mesiánica definitiva. Al lado de estos anuncios mesiánicos colectivos, Ezequiel presenta vislumbres de un Mesías personal. En 17:22-24 habla de un retoño de un cedro (dinastía davídica) plantado en Sión, que se convertirá en un gran árbol bajo cuyas ramas se cobijarán los israelitas. En 34:23-31 se habla de un nuevo pastor, al que se identifica con David, el cual apacentará a su grey, que ha sido reunida por el propio Yahvé. Ese nuevo Pastor - como el rey David - será el lugarteniente de Yahvé: Yo seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas (las ovejas). El profeta, pues, en estos vaticinios se sitúa en la línea de las profecías isaianas sobre el Emmanuel, en las que se anuncia un príncipe que inaugurará un reinado de paz y tranquilidad para los descendientes de Jacob. No hay alusiones universalistas, pero tampoco se refleja la idea de un rey despótico intransigente.
d) Ezequiel y el judaismo. - Se ha acusado a Ezequiel de haber sido el creador del alma judaica en sentido peyorativo, como expresión del hermetismo y exclusivismo que encontramos en la secta de los fariseos. En realidad, el profeta no ha hecho sino resaltar la conciencia de elección entre los exilados, para animarlos al cumplimiento de la Ley, cuya transgresión había traído la catástrofe nacional. Sin duda que, para hacer frente a las influencias religiosas babilónicas, Ezequiel - mentalidad esencialmente sacerdotal - urgió el cumplimiento de ciertas leyes rituales que fueran como un vallado defensivo. Los críticos independientes han querido deducir de esta preocupación levítica de Ezequiel que es el verdadero autor de toda la complicada legislación del Levítico. Pero un examen serio del problema hace ver que el profeta no sólo no es el autor de la legislación levítica, sino que muchas veces, al proclamar los principios que han de regir la nueva teocracia, contradice a determinadas leyes levíticas 48.

Ganonicidad del libro.
Según testimonio de San Jerónimo, los judíos no permitían la lectura del libro de Ezequiel antes de haber cumplido los treinta años49. Precisamente por cierta oposición entre la legislación de Ezequiel y la del Levítico, algunos rabinos se permitieron dudar de la canonicidad del libro de Ezequiel50. Pero de hecho fue recibido en el canon judaico sin dificultad. En el Eclo 49:8 se alaba a Ezequiel después de citar a Jeremías, y antes de los doce profetas menores. En el Í. Ô., el libro de Ezequiel no es citado expresamente, pero parece que hay alusiones51. En la Iglesia cristiana primitiva no ha habido dificultades especiales en la admisión de Ezequiel en el canon.

1 Ez 1:3. - 2 Ez 1:1-3:21. - 3 Así lo afirman el Pseudo-Epifanio, De vitis prophetarum g: PG 43:401, y San Isidoro De Sevilla, De ortu et obitu Patrum 39: PL 83:143; San Atanasio, Ór. de incarnatione Verbi 37: PG 25:160. - 4 Ez 18:2. 5 ez 24:21. - 6 Cf. Ez 37:1-28; 0.40-48. - 7 Esta tesis, propuesta primeramente por Herntrich y Bertholet, ha sido recientemente resucitada por P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19· - 8 He aquí algunos ejemplos de desplazamiento del texto: 3.16b-21 parece intercalado en el relato de la visión inaugural. Los versos del c.4 no siguen el orden debido. En los c.5.7 y 26 hay repeticiones y ampliaciones al texto original. Los v.8-17 del c.io son casi una repetición de 1:15-21, etc. Véase L. Dennefeld, o.c., p.462. - 9 Véase H. Hopfl-Miller-Meztinger, Introd. spec. in V. T. (Roma IQ4&) P·463 -465· - 10 P. Auvray, Ezechiel: La Sainte Bible de Jérusalem (París 1949) Ñ·9· - 11 Cf. Ez 12:9; 24:19; 33:10.17-20. - 12 id., ibid. - 13 Así G. Holscher, Der Dichter und das Buch: Bzatw 39 (1924)· - 14 C. Torrey, Pseudo-Ezekiel and the original prophecy (New Haven 1930). - 15 V. Herntrich, Ezekielprobleme: Bzatw 61 (1033). - 16 A. Bertholet, Hesekielprobleme: Mélanges F. Gumont (Bruselas 1936) p.517-523. - 17 Entre ellos el P. Dumeste: RB 46 (193?) 299, Y P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19. - 18 Ez 1:4-28; 10:1-22. - 19 Ez 37:1-28. - 20 Eze_40:1-43 :27. - 21 Ez 47:1-12. - 22 Ez 3:24-27. - 23 Ez4,is. - 24 Ez 5:4. - 25 Ez 16:1-63. - 26 Ez 17:1-24. - 27 Ez 19:1-9. - 28 Ez 23:1-49- - 29 San Jerónimo, Praef. in Ez.: PL 28:938 (995). - 30 id., Comm. in Ez., Prol. in librum 14: PL 25:448 (468). - 31 Cf. 1 Re 11:29-33; Is 20; Jer 13; 18; Os 0.1-3. - 32 Ez 3:26; 24:27; 33:22. - 33 Ez 24:15-24- - 34 Ez 4:4-17. - 35 Cf. Ose.i-3. - 36 Ez c.1-3. - 37 Ex 19:5; Ez 16:1-14. - 38 Ez 20,ss; Jer 2; 11:1-8. - 39 Ez 5:5-17; 16:15-34; 20. - 40 Ez 14:12-21; 17:1-21; cf. Jer 8:4-12; 16:10-17. - 41 Cf. Éxo_20:2. - 42 Cf. Dt 24:16; 2 Re 14:6. - 43 Jer 12:1; 31:29-30. - 44 P. Auvray, o.c., p.16. - 45 EZ 18:28. - 46 Jer 31:29-30. - 47 Ez 18:22-23.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Ezequiel  28,1-26

28. Oráculos contra el rey de Tiro y contra Sidón.
Continúan los trágicos anuncios contra la gran metrópoli fenicia, ahora dirigidos contra su rey, que se ha creído un dios en su opulencia comercial. Después de una dura invectiva contra el rey de Tiro (1-10), el profeta entona una elegía irónica sobre el mismo (11-19). A continuación el profeta se ocupa de la otra gran metrópoli fenicia, Sidon, cuya suerte no es mejor que la de su rival Tiro (20-24). Por fin, el capítulo se cierra con una promesa consoladora sobre la rehabilitación de Israel como pueblo (25-26).

Invectiva contra el rey de Tiro (1-10).
1 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así habla el Señor, Yahvé: Por cuanto se ensoberbeció tu corazón y dijiste: Soy un dios, habito en la morada de Dios, en el corazón de los mares, y siendo tú un hombre, no un dios, igualaste tu corazón al corazón de Dios, 3 y creyéndote más sabio que Daniel; que ningún secreto se te ocultaba; 4 que con tu sabiduría y tu prudencia creaste tu poderío y acumulaste el oro y la plata en tus tesoros, 5 y con tu gran sabiduría y tu comercio acrecentaste tu poder y en tu potencia se ensoberbeció tu corazón, 6 Por eso así dice el Señor, Yahvé: Pues que hiciste tu corazón igual al corazón de Dios, 7 yo traeré contra ti a extranjeros, a los más feroces de los pueblos, que desenvainarán la espada contra la belleza de tu sabiduría y profanarán tu esplendor. 8 Te harán bajar a la huesa, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares. 9 ¿Dirás ya ante tu matador: Yo soy un dios? Hombre eres, no eres dios en las manos de tu matador. 10 Morirás la muerte de los incircuncisos, a manos de extranjeros, porque he hablado yo, dice el Señor, Yahvé.

La principal acusación lanzada contra el rey de Tiro es su arrogancia e insolencia al presentarse como un dios porque ha logrado un grado de riqueza para su pueblo desorbitada, que él atribuye a su sagacidad y prudencia. Aquí no se alude, como en el capítulo anterior, a su actitud de burla por la ruina de Jerusalén. Aunque la invectiva va contra el rey, no se trata sino de una personificación de la misma opulenta ciudad de Tiro. En tiempos de Ezequiel reinaba en Tiro Itobaal III. Aquí es símbolo de la ciudad, que se consideraba fundada por el dios Melkart, y, según la mitología de la ciudad, Tiro había sido la morada de los dioses, y a eso parece aludir la frase habito en la morada de Dios (v.2). Es la mayor blasfemia para los oídos de un fiel israelita.
El rey de Tiro se consideraba superior al famoso sabio Daniel o Danel 1. Por eso el castigo divino no ha de tardar, ya que Yahvé enviará contra Tiro a los más feroces de los pueblos (v.7), e.d., a los invencibles babilonios, famosos por su crueldad 2. Ellos se encargarán de medir la belleza de su sabiduría, su sabiduría arrogante, apagando su ficticio esplendor. El rey de Tiro, con su magnificencia, bajará a la huesa (v.8), o gran hoya donde están los muertos, el seol, o región de sombras, lugar de cita para todos los que abandonan esta vida 3. El magnifícente rey sufrirá la suerte común de los asesinados violentamente. Cuando se vea ante su matador, perderá su pretensión antigua de considerarse como un dios. El sarcasmo del profeta no puede ser más sangriento: el antiguo dios se halla impotente ante su asesino (v.9). La muerte del rey de Tiro será igual a la de los incircuncisos (v.10). La expresión en boca de un israelita es equivalente al impío4, que no reconoce los derechos divinos, y al que, por tanto, no le queda sino una muerte prematura y violenta en castigo por sus pecados. Dios no puede permitir en la mentalidad antigua hebrea que prosperen indefinidamente los impíos, paganos e incircuncisos, porque su justicia está sobre todo.

Elegía irónica dedicada al rey de Tiro (11-19).
11 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 12 Hijo de hombre, canta una elegía al príncipe de Tiro y dile: Así habla el Señor, Yahvé: Eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado en belleza. 13 Habitabas en el Edén, en el jardín de Dios, vestido de todas las preciosidades: el rubí, el topacio, el diamente, el crisólito, el ónice, el berilo, el zafiro, el carbunclo, la esmeralda y el oro te cubrían; llenaste tus tesoros y tus almacenes. El día en que fuiste creado, 14te pusiste junto al querube, colocado en el monte santo de Dios, y andabas en medio de piedras de fuego 5. 15 Fuiste perfecto en tus caminos desde que fuiste creado hasta el día en que fue hallada en ti la iniquidad. 16 Por la muchedumbre de tus contrataciones se llenaron tus estancias de rapiñas, y pecaste, y te arrojé del monte santo y te eché de en medio de las piedras de fuego, ¡oh querube protector! 17 Ensoberciese tu corazón de tu hermosura y se corrompió tu sabiduría por tu esplendor; por tierra te he derribado, ante los reyes te he colocado, y te entregué en espectáculo a los reyes 18 por la muchedumbre de tus iniquidades; en la injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios, y yo haré salir de en medio de tí un fuego devorador y te reduciré a cenizas sobre la tierra a los ojos de cuantos te miran. 19 Todos cuantos de entre los pueblos te conocían se asombrarán de ti. Serás el espanto de todos y dejarás de existir para siempre.

La elegía, como otras de Ezequiel, tiene un carácter irónico: el rey de Tiro (personificación de la ciudad) se consideraba corno el dechado de perfección: eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado en belleza (v.12). Por sus riquezas podía considerarse habitando en el Edén, en el jardín de Dios (v.15). En el v.2 decía de sí mismo que habitaba en una morada de Dios. Sus palacios y vestidos estaban hechos con toda clase de piedras preciosas6. Ya desde el día en que fue creado estuvo en el monte santo de Dios. Según la mitología fenicia, los dioses tuvieron su morada en la isla de Tiro. El profeta juega en su descripción irónica con elementos mitológicos paganos y con datos bíblicos. Así, presenta al rey de Tiro en el jardín de Dios, Edén. Y después lo presenta, según la mitología tiria, habitando en el monte de Dios el día que fue creado.
La mención del Edén le trae a la memoria el querube que guardaba el jardín de Dios7, y así, por asociación de ideas, nos presenta al rey de Tiro junto al querube (v.14), en el monte santo de Dios. Y allí caminaba en medio de piedras de fuego (v.14). El fuego en el A.T. es símbolo de la santidad divina, en cuanto que es un aislante de todo lo profano, que a su contacto queda consumido. En la visión inaugural, Ezequiel ve a Dios en un carro rodeado de fuego por todas partes 8. Yahvé se apareció a Moisés en una zarza ardiendo 9. En el Apocalipsis de Henoc 10, éste, en su viaje por el cielo, ve una construcción de cristal, y dentro piedras de lenguas de fuego. Ezequiel, pues, idealiza la supuesta morada primitiva del rey de Tiro en la asamblea de los dioses.
Al principio el rey se portó con modestia; mientras Tiro se fue formando como ciudad, nada había reprochable: fuiste perfecto en tus caminos desde que fuiste creado. (v.15); pero con la afluencia de riquezas de todas partes se corrompió y fue hallada la iniquidad. Por sus rapiñas, Yahvé le va a castigar, y le arrojará del monte santo (v.16), es decir, de la ciudad de Tiro, en otro tiempo morada de los dioses Bel y Melkart. El rey de Tiro ha sido desposeído de sus palacios, de su Edén, de sus riquezas, y arrojado fuera. La frase ¡oh querube protector! es terriblemente irónica. El rey de Tiro había sido asociado al querube en su vida en el Edén; por tanto, asimilado en cierto modo a aquél; pero ahora es arrojado fuera. Por la soberbia de su corazón ha sido derribado de su poder, y se ha convertido en espectáculo de los reyes (v.17). La injusticia en sus transacciones comerciales ha hecho que fueran profanados sus santuarios (v.18), poniendo las riquezas de todos los pueblos mal adquiridas al servicio de sus divinidades. Pero esa injusticia será la causa de su ruina: haré salir de ti un fuego devorador, que reduzca todo a cenizas. Se convertirá así en objeto de espanto para todos los pueblos que antes admiraban a la gran ciudad fenicia.
La descripción ha sido desbordante y con colores apocalípticos. El profeta, después de haber presentado a Tiro como una majestuosa y rica nave que se va a los abismos, presenta al rey de Tiro en una condición privilegiada de origen, pero que por su soberbia ha sido castigado a perder su estado de privilegio 11.

Oráculo contra Sidón (20-24).
20 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 21 Hijo de hombre, vuélvete de cara a Sidón y profetiza contra ella. 22 Di: Así habla el Señor, Yahvé: Heme aquí contra ti, Sidón. Yo seré glorificado en medio de ti, y sabrán que yo soy Yahvé 1 cuando la juzgue y yo me santifique en ella. 23 Mandaré contra ella la peste y sangre en sus calles, y yacerán heridos de muerte en medio de ella por la espada, que les rodeará por doquier, y sabrán que yo soy Yahvé. 24 Y no será ya para la casa de Israel un aguijón punzante, un espino desgarrador en medio de cuantos la rodean y la aborrecen, y sabrán que yo soy Yahvé.

Sidón fue la gran rival comercial de Tiro 12; estuvo largo tiempo subordinada a Tiro, pero después del asedio de ésta logró crecer en su importancia comercial. El vaticinio de Ezequiel no tiene nada de particular, pues sólo se anuncia en general que será destruida 13. Quizá haya sido insertado este oráculo para completar el número septenario de los enemigos de Judá e Israel. Dios va a castigar a Sidón, sin especificar su culpabilidad, como en los otros oráculos. Y esa manifestación de la justicia divina redundará en honor de Dios: Seré glorificado en medio de ti (v.22). Al castigar a los pueblos paganos, Yahvé se glorifica, en cuanto muestra su omnipotencia y su justicia. En el castigo que envía reconocen todos los pueblos al Yahvé omnipotente e intransigente con la maldad. Al juzgar punitivamente a un pueblo, Yahvé se santifica, es decir, muestra su carácter de santo e intransigente (v.22). Por otra parte, castigando a Sidón, ya no será una constante amenaza contra los israelitas: No será ya para la casa de Israel un aguijón punzante, un espino desgarrador (v.24). No sabemos que Sidón haya tenido especiales rivalidades con Israel. El profeta aquí piensa en todos los enemigos que rodeaban al pueblo elegido. La frase está calcada en Num_33:55 y vale para todas las circunstancias históricas de peligro.

Rehabilitación de Israel (25-26).
25 Así dice el Señor, Yahvé: Cuando reúna yo a la casa de Israel de en medio de todos los pueblos en que se dispersó, yo me glorificaré ante las gentes, y habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob; 26 habitarán en ella seguros, y construirán en ella casas y plantarán viñas; habitarán en seguridad cuando haga yo justicia en todos aquellos que en torno a ella le aborrecen, y sabrán que yo, Yahvé, soy su Dios.

Después de anunciar el exterminio de todos los pueblos enemigos de Israel, el profeta entrevé una época de restauración nacional. Yahvé reunirá los dispersos y se glorificará ante las gentes (v.2æ) al manifestar su omnipotencia absoluta sobre los pueblos y, sobre todo, al reunir de modo milagroso a su pueblo languideciente en la diáspora. Aunque antes anunció el castigo de Israel, sin embargo, deja la ventana abierta a la esperanza, mientras que para las naciones enemigas paganas no queda sino la desaparición total y el exterminio. De nuevo los exilados volverán a su tierra para restaurar el hogar común de todos.
Yahvé habla con ternura de su siervo Jacob. En realidad, las promesas antiguas son la razón de la futura liberación 14. Una vez integrados a la patria, trabajarán por edificarla de nuevo (construirán casas.,, plantarán viñas, v.26), iniciando un período de seguridad, pues Yahvé habrá despejado el peligro, castigando a las naciones enemigas circunvecinas. Naturalmente, en todas estas frases hay mucho de convencional. Los profetas idealizan las situaciones. En realidad, sabemos que la seguridad de los repatriados fue muy relativa después del decreto de Ciro; pero, con todo, lograron crear de nuevo un hogar nacional15.

1 Sobre la identificación de este legendario sabio Daniel o Danel y el de los documentos de Ras Shamra véase el comentario a 14:14 de Ezequiel. 2 Sobre este calificativo aplicado a los babilonios cf. Eze_7:21; Eze_30:11. 3 Cf. Isa_51:14; Job_33:22.24.28. 4 Sobre la palabra incircuncisos cf. Eze_31:18; Eze_32:19; Eze_21:24-26. 5 Este verso y el siguiente están muy oscuros en el original hebreo. Hemos seguido la versión de los LXX. Bible de Jérusalem: el oro de que están hechos tus tambores y tus flauta fueron preparados el día de la creación. Con un querubín protector yo te había colocado; tú estabas sobre el monte santo de Dios, caminabas en medio de carbones encendidos. 6 La enumeración de las piedras preciosas está conforme a la descripción del pectoral de Aarón (Exo_28:1755; Exo_28:39, ioss). 7 Cf. Gen_21:5. 8 Cf. Ez c.1. 9 Exo_3:23. 10 Henoc 71:53. 11 En algunos manuales de teología se cita este texto para probar el pecado de los ángeles. Nada en el contexto avala esta opinión, pues el autor trata únicamente del encumbramiento de Tiro como ciudad soberana y de su caída estrepitosa. 12 Sidón es la actual Salda, al norte de Tiro. En Gen_10:15 se llama a Sidón primogénito de Ganaán. En la literatura cuneiforme se la llama Sidunu, y en egipcio Siduna. Cf. Abel, Géog. I 12; II 255-58. En la época de dominación persa, Sidón es la principal ciudad persa (Herodoto, VII 99.98; VIII 67). Fue destruida por Artajerjes III (348). 13 Algunos autores suponen que es adición posterior redaccional, en una época en que Sidón tenía cierta preeminencia en Fenicia. 14 La expresión mi siervo Jacob aparece, sobre todo, en la segunda parte de Isaías. La reunión de los dispersos de Israel aparece reiteradamente en Ezequiel (Gen_11:17; Gen_20:34; Gen_20:36-38). 15 Sobre estos dos capítulos relativos a Tiro pueden verse los trabajos siguientes: P. Che-Minant, Les prophéties d'Ez. centre Tyr (26-Gen_28:19) (París 1912) 1-129; P. Dhorme, Amarna: DBS I (1928) 211s; F. M. Abel, Arad: DBS I 597; Spadafora, o.c., p.209-223.