Ezequiel  34 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 31 versitos |
1 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo:
2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel. Profetiza diciéndoles: Así habla el Señor, Yahvé: Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! Los pastores ¿no son para apacentar el rebaño?
3 Pero vosotros coméis la leche, os vestís de su lana, matáis las cebadas, no apacentáis a las ovejas.
4 No confortasteis a las flacas, curasteis a las enfermas, no vendasteis a las heridas, no redujisteis a las descarriadas, no buscasteis a las perdidas, sino que las dominabais con violencia y con dureza.
5 Y así andan perdidas mis ovejas por falta de pastor, siendo presa de todas las fieras del campo.
6 Andan errantes por montes y collados, derramadas por toda la haz de la tierra, sin que haya quien las busque y las congregue.
7 Oíd, pues, pastores de Israel, la palabra de Yahvé:
8 Por mi vida, dice Yahvé, que, pues mi rebaño ha sido depredado y han sido presa mis ovejas de todas las fieras del campo por falta de pastor, pues no iban mis pastores en pos de mi rebaño, sino que lo abandonaron, apacentándose a sí mismos, no a mi grey;"
9 oíd, por tanto, ¡oh pastores! la palabra de Yahvé:
10 Así habla el Señor, Yahvé: Heme aquí contra los pastores para requerir de su mano mis ovejas. No les dejaré ya rebaño que apacienten, no serán más pastores que a sí mismos se apacienten. Les arrancaré de su boca mis ovejas, no serán ya más pasto suyo.
11 Porque así dice el Señor, Yahvé: Yo mismo iré a buscar a mis ovejas y las reuniré.
12 Como recuenta el pastor a sus ovejas el día en que la tormenta dispersa la grey, así recontaré yo mis ovejas, y las pondré en salvo en todos los lugares en que fueron dispersadas el día del nublado y de la tiniebla,
13 y las retraeré de en medio de las gentes, y las reuniré en todas las tierras, y las llevaré a su tierra, y las apacentaré sobre los montes de Israel, en los valles y en todas las regiones del país.
14 Las apacentaré en pastos pingües y tendrán su ovil en las altas cimas de Israel. Allí tendrán cómoda majada y pingües pastos en los montes de Israel.
15 Yo mismo apacentaré a mis ovejas y yo mismo las llevaré a la majada, dice el Señor, Yahvé.
16 Buscaré la oveja perdida, traeré la extraviada, vendaré la perniquebrada y curaré la enferma, y guardaré las gordas y robustas, apacentaré con justicia.
17 Y tú, rebaño mío, así dice el Señor, Yahvé: Yo mismo juzgaré entre oveja y oveja y entre carneros y machos cabríos.
18 ¿No os bastaba a vosotros apacentaros en lo mejor de los pastos, que pisoteabais además con vuestras pezuñas el resto del pasto? ¿Beber el agua clara y no enturbiar con vuestras pisadas la que queda?
19 ¿Mis ovejas van a tener que comer lo que vosotros hollasteis con los pies, y beber lo que con ellos enturbiasteis?
20 Por eso así dice el Señor, Yahvé: Yo juzgaré entre la oveja gorda y la flaca.
21 Y como empujáis con el flanco y las espaldas y acorneáis con los cuernos a las débiles, hasta que las echáis y las hacéis descarriar,
22 yo protegeré a mis ovejas para que no se descarríen, y yo juzgaré entre oveja y oveja.
23 Suscitaré para ellas un pastor único, que las apacentará. Mi siervo David, él las apacentará, él será su pastor.
24 Yo, Yahvé, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas. Yo, Yahvé, lo he dicho.
25 Haré con ellas alianza de paz, haré desaparecer de la tierra las fieras, y andarán tranquilas por el desierto y se reposarán en la selva.
26 Haré de ellas y de los alrededores de mi collado una bendición. Mandaré a su tiempo las lluvias, lluvias de bendición.
27 Darán sus frutos los árboles del campo, y la tierra los suyos. Habitarán en su tierra en seguridad, y sabrán que yo soy Yahvé cuando rompa las coyundas de su yugo y las arranque de las manos de los que las esclavizaron.
28 No serán ya más presa de las gentes, las devorarán las fieras del campo, sino que habitarán en seguridad, sin que nadie las espante.
29 Les suscitaré una prole de renombre; no los consumirá ya más el hambre ni serán más el escarnio de las gentes."
30 Conocerán entonces que yo, Yahvé, soy su Dios, y que ellos, la casa de Israel, son mi pueblo, dice el Señor, Yahvé.
31 Rebaño mío, vosotros sois las ovejas de mi grey, y yo soy vuestro Dios, dice el Señor, Yahvé.

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Introducción a Ezequiel 

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Ezequiel.
Introducción.

Vida del profeta.
Ezequiel (en hebreo Yejezque'el: Dios conforta) era de la clase sacerdotal , y fue llevado a Babilonia como cautivo en 598 a.C., juntamente con el rey Jeconías y parte de la aristocracia judaica. Según el mismo nos dice, moraba en una localidad llamada Tell-Abib, junto al río Kebar (o Naru Kabaru, de las inscripciones cuneiformes), al sur de Babilonia. Allí vivía con su esposa, participando de las penas de los exilados. En el año quinto de su cautividad (593), mientras se hallaba a orillas de dicho río, fue llamado misteriosamente al ministerio profético 2, que ejerció durante veintidós años. Su último escrito datado es del 572 a.C. (año 27 de su traslado a Babilonia). No sabemos cómo ni cuándo murió. Según una tradición antigua judaica, fue muerto por un juez1 del pueblo que había sido reprendido por el profeta 3.

Misión del profeta.
Como Jeremías tenía por misión predicar a los judíos de Palestina los caminos del Señor, anunciándoles los castigos y recriminándoles su pésima conducta de abandono de las vías del Señor, Ezequiel fue el hombre providencial que se ocupó de mantener viva la fe yahvista en el destierro de Babilonia. La situación era sumamente delicada, ya que los exilados, lejos de comprender el sentido de su destino en los planes de Dios - como castigo de sus pecados - , continuaban con su propensión a la idolatría. Acusaban a Yahvé de ser injusto con ellos al hacerles cargar con culpas de sus antepasados 4. Por otra parte, estaban seguros de que su exilio duraría muy poco tiempo, y, sobre todo, que Dios no permitiría la destrucción de Jerusalén y de su templo por los caldeos5. Ezequiel debía hacer frente a estas falsas concepciones, fustigar sus vicios, como la propensión a la idolatría, a los adulterios, perjurios y pecados contra la justicia social.
Sobre todo, como Jeremías en Jerusalén, predicaba contra la falsa confianza fetichista en el templo de Jerusalén como garantía de permanencia de la nación judaica. En la misión de Ezequiel tenemos que distinguir dos momentos o etapas: la anterior a la destrucción de la Ciudad Santa por los babilonios (587 a.C.), durante la cual tuvo que hacer frente a las falsas esperanzas de repatriación de los exilados, anunciándoles reiteradamente el colapso de la Ciudad Santa, y la etapa que siguió a la toma de Jerusalén por los caldeos. Se han cumplido sus profecías exterminadoras, y, ante la depresión colectiva nacional, empezó a predicar la resurrección de la nación, en una nueva teocracia ideal, en la que se cumplirían las íntimas aspiraciones individuales y colectivas de los descendientes de Abraham 6.
Basándose en numerosas alteraciones textuales, algunos autores han propuesto la tesis de que la predicación de Ezequiel, anterior a la destrucción de Jerusalén, tuvo por escenario Palestina, de forma que el profeta se dirigía, como Jeremías, a sus compatriotas que no habían sido llevados en la primera cautividad 7. Esta hipótesis, al principio deslumbradora e insinuante como solución a complejos problemas textuales del libro de Ezequiel, no parece en realidad que tenga muchos visos de objetividad histórica, ya que crea mayores problemas en relación a la vida y actividad literario-profética de Ezequiel, como veremos al tratar de la composición y datación de sus oráculos.

Ambiente histórico.
La situación política internacional de la época de Ezequiel es similar a la que hemos descrito en la introducción al libro de Jeremías. Después del colapso del imperio asirio en 612, en que tiene lugar la conquista de Nínive por Nabopolasar (625-605), caudillo babilonio, auxiliado por los medos, Egipto quiere conquistar la zona de influencia en las antiguas provincias conquistadas por Asiría; por ello, Necao II, en 609, sube, a través de Palestina y Siria, al encuentro de los ejércitos medo-babilónicos. Al pasar por Megiddo, junto al Carmelo, le sale al paso el rey Josías de Judá, que muere en el combate (609 a.C.); le sucedió su hijo Joacaz, pero éste fue depuesto por Necao II, que había establecido su cuartel general en Ribla, sobre el Orontes (Alta Siria). En su lugar colocó en el trono de Jerusalén al hijo de Josías, Eliaquim, al que cambió el nombre en Joaquim (609-598). Poco después el faraón fue vencido en Carquemis (606 a.C.) por las tropas acaudilladas por Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar.
En 605 muere Nabopolasar, y su hijo le sucede en la dirección del nuevo imperio. Después de derrotar a los egipcios, Nabucodonosor hizo una incursión por Palestina (606-5). En el 603, el rey de Judá, Joaquim, confiado en Egipto, se insurreccionó contra el monarca caldeo, y éste se limitó de momento a enviar partidas de soldados que devastasen Judá. En 598 puso sitio formal a Jerusalén, durante cuyo asedio murió el rey Joaquim, y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual se rindió a los tres meses de reinado, siendo deportado con la aristocracia del país a Babilonia, y entre los cautivos estaba el propio Ezequiel. Las tropas caldeas saquearon el templo, llevándose los vasos sagrados.
El vencedor puso de rey en Jerusalén a Matanías, hijo de Josías, cambiándole el nombre en Sedecías (598-586). Al principio éste se mantuvo sumiso a Babilonia, pero por instigación del faraón Hofra se unió a una liga anticaldea organizada por Amón y Tiro. Las tropas de Nabucodonosor volvieron al asedio y tomaron la ciudad en julio-agosto de 586. La ciudad fue totalmente arrasada con su templo, y las fuerzas vivas de la población fueron deportadas, quedando sólo en el país los labriegos y peonaje. Sedecías, capturado por los babilonios, fue llevado a Ribla, donde delante de Nabucodonosor le sacaron los ojos después de asistir al asesinato de sus hijos. Después fue deportado. Con ello la catástrofe nacional del pueblo judío llegó a su colmo, y la crisis de la conciencia nacional fue el problema con que tuvieron que enfrentarse los profetas Jeremías en Palestina y Ezequiel en el exilio.

Contenido y estructura del libro.
Podemos dividirlo en tres partes bien netas. Después de una introducción en la que se relatan las circunstancias de la vocación profética del profeta (1:1-3:21), encontramos: a) una serie de oráculos contra Jerusalén y Judá (3:22-24:27); b) oráculos contra las naciones paganas (c.25-32), y c) promesas de restauración (c.33-48). Esta sistematización clara, lógica y aun cronológica de los escritos de Ezequiel ha llamado siempre la atención de los comentaristas, aunque recientemente los críticos han negado esta armoniosa estructura, ya que sorprenden muchas intercalaciones y desplazamientos que interrumpen el contexto 8. Con todo, la estructura lógica general y aun cronológica se mantiene, como se ve en el esquema siguiente:

Difisión del libro:
I. Oráculos anteriores a la destrucción de Jerusalén (58-6).
A) Introducción: Vocación del profeta (1:1-3:21).
B) Conminaciones contra Juda (3:22-24:27).
1.Anuncio del castigo sobre la Ciudad Santa (acciones simbólicas y oráculos: 3:22-7:27).
2.Visión de la idolatría en el templo. La gloria de Yahvé abandona la ciudad (8:1-11:25).
3.Vaticinios sobre la cautividad del rey y el pueblo. Juicio contra los falsos profetas, cortesanos y pecadores en general (12:1-23:40).
4.Epílogo: principio del cerco de Jerusalén.
C) Conminaciones contra las naciones paganas (25:1-32:32): Contra Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto.

II. Oráculos después de la destrucción de Jerusalén (586).
A) Preparación para la restauración (33:1-33). Invitación a la penitencia. La ruina, castigo por los pecados.
B) Vaticinios de restauración teocrática (34:1-39:29). Reunión de los dispersos israelitas. Devastación de Edom, renovación de la tierra de Israel. Repatriación del pueblo exilado. Desaparición de los enemigos de Israel.
C) Descripción del nuevo reino de Israel (40,1-48:35). El nuevo templo y su consagración. El nuevo culto, la nueva tierra de Canaán, su fertilidad y división 9.

Composición del libro y autenticidad.
El contenido literario de Ezequiel difiere bien de los libros de Amos, Oseas, Miqueas, Isaías y Jeremías. En éstos, lo esencial es el oráculo, o manifestación oral del profeta, puesta por escrito con todo su vigor e independencia. En el libro de Ezequiel, en cambio, parece que nos encontramos con un escritor que con estilo difuso y diluido va llenando páginas a base de descripciones de visiones y acciones simbólicas. Se le ha llamado profeta de gabinete, porque en sus escritos no está el oráculo conciso y nervioso de los antiguos profetas10, predominando la prosa deslavazada. Pero Ezequiel, más que escritor, es ante todo un predicador que dialoga con su auditorio y que realiza acciones simbólicas ante ellos 11. Bajo esta forma, es el más vivo, el más concreto de todos los profetas12. Pero debemos descubrir también al escritor que redacta sus oráculos para sus contemporáneos. Habla siempre en primera persona, y de hecho hay unidad sustancial de estilo en todos los escritos que se le atribuyen.
La tradición judaico-cristiana ha sostenido siempre la autenticidad de sus escritos, como obra del profeta del exilio, que trabajó en la formación del alma judía después de la catástrofe napional. Sin embargo, esto no quiere decir que el libro suyo, tal como hoy ha llegado a nosotros, sea obra redaccional definitiva del profeta. A pesar de un orden lógico general, hay, como hemos indicado, trastrueques y desajustes en el texto, y estas anomalías han dado lugar a teorías excéntricas respecto del origen del libro de Ezequiel. Así, hay quien adjudica al profeta del exilio sólo las partes poéticas, mientras que la masa prosaica sería obra de un redactor del siglo í 13. Incluso se ha supuesto que la redacción final del libro es del siglo ni a.C., obra de un anónimo que habría presentado los hechos como ocurridos en el siglo VII a.C. 14
Autores más moderados, como Herntrich y Bertholet, suponen que el libro de Ezequiel es de la época inmediata anterior o posterior a la caída de Jerusalén (597-6). El primero distingue dos autores, uno de los 39 primeros capítulos, que sería un profeta que vivió en Jerusalén en los años críticos que precedieron a la destrucción de la ciudad. Los c.40-48 serían, pues, obra de un redactor posterior a la época del exilio 15. El segundo cree que es Ezequiel el autor de todo el libro, pero que lo concerniente a la predicación anterior a la caída de Jerusalén fue escrito por él cuando habitaba en Palestina, mientras que los oráculos y escritos de restauración que siguieron a la destrucción de la Ciudad Santa fueron escritos por él mismo en Babilonia 16. Supone que Ezequiel es el autor sustancial, en cuanto que dejó resúmenes esquemáticos de sus profecías que fueron amplificados y publicados con su nombre por redactores posteriores que pertenecían a su escuela profética. Esta opinión ha sido aceptada por muchos autores aun católicos 17; pero, pasada la primera impresión de novedad, las cosas van volviendo a la tesis tradicional, ya que, si la nueva teoría parece dar razón del sentido de algunos textos, que parecen intercalaciones redaccionales posteriores, por otra parte, aplicada como tesis general al libro, crea mayores problemas de composición. Por ello creemos que es preferible mantener la posición tradicional, que considera a Ezequiel como autor de todo el libro (con ligeras excepciones) que lleva su nombre, y también es mejor suponer que el profeta desarrolló su ministerio desde el principio entre los exilados de Babilonia, como se desprende de sus oráculos y escritos.

Texto y versiones.
El texto hebreo masorético es muy deficiente y en muchos casos inservible. La versión griega de los LXX es, en general, literalista y parece estar basada en un texto hebreo anterior al TM. Por ello resulta muy útil para la reconstrucción de ciertas lecturas. En general, parece superior el texto de los LXX; sin embargo, también en la versión de los LXX hay omisiones y traducciones ininteligibles. Los papiros Chester Beatty (Ez 11-17) Y Scheide (Ez 19-39) han contribuido al estudio de la versión griega, pues datan del siglo II, y son, por tanto, anteriores a la Hexaplar de Orígenes. Sobre todo los papiros Scheide han servido para reivindicar muchas lecciones del TM. La versión de la Vg sigue en general al TM, mientras que la siro-hexaplar acepta muchas variantes de los LXX.

Índole literaria del libro de Ezequiel.
Característica del libro de Ezequiel es la abundancia de visiones: la cuadriga celeste de los querubes 18, los huesos secos 19, el nuevo templo 20, la fuente de aguas 21. Esto hace que su libro sea extremadamente misterioso y difícil de interpretar. Los autores no están concordes al calificar la objetividad de dichas visiones, pues mientras para unos esas fisiones son meras ficciones literarias en función de enseñanzas religiosas, para otros son fisiones reales representadas a su imaginación o a sus sentidos externos.
Otra característica del ministerio profético de Ezequiel es la de acciones simbólicas para representar plásticamente sus enseñanzas teológicas y sus oráculos conminatorios o de restauración. Así, por orden de Dios se encierra en su casa para significar el asedio de Jerusalén22, delinea el plano de la Ciudad Santa, acercando contra él planchas de hierro para simbolizar el próximo cerco por los babilonios 23; se corta los cabellos y los aventa para significar el destino de los exilados 24. También son frecuentes en los escritos de Ezequiel las parábolas o alegorías, como la de las dos hermanas meretrices25, la de la vid arrancada por el águila26, los dos cachorros 27, Oola y Ooliba 2S.
El estilo literario, en general, es prosaico e inferior al de Isaías y Jeremías. San Jerónimo lo define así: Sermo eius nec satis di-sertus nec admodum rusticus, sed ex utroque medie tempera-tus 29. Su propensión a lo visionario y alegórico hace que sea particularmente difícil su interpretación. Respecto de los c.40-49, en los que se habla de la estructura de la nueva teocracia, dice el mismo San Jerónimo: Scripturarum oceanum et mysteriorum Dei laby-rinthum 30. Llevado de la imaginación, el profeta traza idealmente los límites y organización del nuevo reino bajo la protección especial de Dios. Nos hallamos ya en el campo de la apocalíptica, donde lo nebuloso imaginario priva sobre lo racional concreto.
Esta propensión a lo visionario, simbólico y apocalíptico ha servido para que no pocos autores le hayan tachado de anormal y excéntrico, de forma que sus éxtasis y acciones extrañas provendrían de una naturaleza mórbida. Así, se le ha acusado de histérico, epiléptico, cataléptico y neurótico. En realidad, sus acciones simbólicas no son más extrañas que otras de los profetas anteriores, como Oseas, Jeremías y aun de Isaías 31. No debemos perder de vista que nos hallamos entre orientales, donde lo escénico tiene una importancia especial como medio de convencer. En concreto, Ezequiel nos dice de sí mismo que es un signo para la casa de Israel; de ahí que sus acciones simbólicas sean tan frecuentes, y desde luego tiene una mentalidad netamente simbolista. Por ello, a sus problemas familiares personales les da un sentido simbólico con proyección a la comunidad de exilados. Así, su mutismo32, la muerte de su esposa 33 y sus mismas enfermedades 34 tienen un mensaje para Israel. En este sentido podría comparársele a Oseas, cuya vida es una parábola en acción para sus compatriotas 35.

Doctrina teológica.
a) Atributos divinos. - La teología de Ezequiel sigue las líneas generales de sus predecesores, los profetas escritores, Amos, Isaías y Miqueas, pues destaca la universalidad, omnipotencia y justicia de Yahvé sobre todo. Su radio de acción no se limita a la tierra santa, sino que sigue a los deportados de Babilonia 36. Es el Señor único que está sobre todo poder. Los vivientes simbólicos que aparecen llevando el trono de su gloria son el símbolo del poder en los distintos reinos de la naturaleza: el león, el toro, el águila, en el reino animal, son los animales superiores, que en la mitología religiosa mesopotámica simbolizaban a determinadas divinidades. Ezequiel los pone a todos como escabel del Yahvé de los israelitas, que sigue amorosamente la suerte de sus exilados.
Es misericordioso y justo. Israel es su hijo predilecto 37, pero esta elección es totalmente gratuita, sin méritos por parte de aquél 38. Esto impone particulares deberes de gratitud y obediencia. Israel ha sido encontrada por Yahvé en el desierto como una expósita y ha sido elevada a la categoría de reina, esposa de Yahvé. En consecuencia, debía haber reconocido a su único Dios, pero ha pecado, separándose de Yahvé y yéndose tras los ídolos 39. Por eso, Yahvé, por su propia dignidad y santidad, debe castigarle, y el exilio es la pena merecida por las generaciones rebeldes que se han sucedido en Israel desde los tiempos de su instalación en Canaán 40.
b) Responsabilidad individual. - Una de las ideas nuevas en la teología de Ezequiel es la de la valoración del individuo como tal en sus relaciones para con Dios. Hasta entonces en la teología profética prevalecía la idea de la solidaridad, de forma que los componentes del pueblo israelita eran considerados más como ciudadanos de una colectividad que como individuos con derechos y deberes propios. Ante todo, los profetas consideran el destino de la nación como tal, porque la alianza del Sinaí ha sido hecha entre Dios y la nación41. En ese supuesto, las generaciones son solidarias en sus pecados y en sus méritos. Ciertamente que en el Deuteronomio se condena el castigo de los hijos por los pecados de sus padres, y viceversa42, y Jeremías se hizo eco de esta doctrina43, pero es Ezequiel el campeón y teorizante del individualismo44 en la tradición israelita. La catástrofe del 587 había tenido por efecto la pérdida de las ilusiones nacionales, y entonces la conciencia israelita se orientó más a los destinos e intereses del individuo como tal. Ezequiel se hace eco de este estado psicológico y formula el principio de la retribución individual estricta; los exilados se quejaban de que ellos estaban pagando por los pecados de sus antepasados. Esto parecía injusto, y es el profeta el que anuncia un nuevo estado de cosas: ¿Qué andáis repitiendo este proverbio. y decís: Los padres comieron las agraces y los hijos sufren la dentera? Por mi vida, dice Yahvé, que nunca más diréis este refrán. El alma que pecare, ésta morirá, y el hijo no llevará sobre sí la iniquidad del padre, ni el padre la del hijo; la justicia del justo será sobre él, y sobre él será la iniquidad del malvado45. Es sustancialmente la doctrina de Jeremías: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron agraces, y los hijos sufrimos la dentera. Sino que cada uno morirá por su propia iniquidad: quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera46.
Ezequiel insiste después en la justificación del pecador que se arrepiente de sus pecados y cambia de conducta: Todos los pecados que cometió no le serán recordados, y en la justicia que obró vivirá. ¿Quiero yo acaso la muerte del impío, dice Yahvé, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?47 Esta doctrina está muy por encima de la antigua, basada en la solidaridad. En el nuevo orden de cosas habrá ante todo justicia retributiva para cada individuo. Esta perspectiva, formulada así con toda valentía por Ezequiel, hará que se planteen en crudo la validez de las tesis tradicionales sobre la ecuación entre la virtud y el premio en esta vida.
Este examen del problema en la literatura sapiencial, sobre todo en Job, dará como fruto la formulación clara del principio de la retribución en ultratumba en el libro de la Sabiduría. Ezequiel no ha llegado a estas claridades, pero ha puesto las bases de la retribución individual en las relaciones de Dios con el hombre.
c) El mesianismo. - Sus ideas mesianicas adolecen de nacionalistas, ya que prevé la gloria de la nueva teocracia, vinculada a la restauración de Israel como nación. En sus idealizaciones sistemáticas y artificiales de la nueva era, piensa en Palestina como centro de la teocracia. Y en su falta de perspectiva histórica junta la próxima restauración después del destierro y la mesiánica definitiva. Al lado de estos anuncios mesiánicos colectivos, Ezequiel presenta vislumbres de un Mesías personal. En 17:22-24 habla de un retoño de un cedro (dinastía davídica) plantado en Sión, que se convertirá en un gran árbol bajo cuyas ramas se cobijarán los israelitas. En 34:23-31 se habla de un nuevo pastor, al que se identifica con David, el cual apacentará a su grey, que ha sido reunida por el propio Yahvé. Ese nuevo Pastor - como el rey David - será el lugarteniente de Yahvé: Yo seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas (las ovejas). El profeta, pues, en estos vaticinios se sitúa en la línea de las profecías isaianas sobre el Emmanuel, en las que se anuncia un príncipe que inaugurará un reinado de paz y tranquilidad para los descendientes de Jacob. No hay alusiones universalistas, pero tampoco se refleja la idea de un rey despótico intransigente.
d) Ezequiel y el judaismo. - Se ha acusado a Ezequiel de haber sido el creador del alma judaica en sentido peyorativo, como expresión del hermetismo y exclusivismo que encontramos en la secta de los fariseos. En realidad, el profeta no ha hecho sino resaltar la conciencia de elección entre los exilados, para animarlos al cumplimiento de la Ley, cuya transgresión había traído la catástrofe nacional. Sin duda que, para hacer frente a las influencias religiosas babilónicas, Ezequiel - mentalidad esencialmente sacerdotal - urgió el cumplimiento de ciertas leyes rituales que fueran como un vallado defensivo. Los críticos independientes han querido deducir de esta preocupación levítica de Ezequiel que es el verdadero autor de toda la complicada legislación del Levítico. Pero un examen serio del problema hace ver que el profeta no sólo no es el autor de la legislación levítica, sino que muchas veces, al proclamar los principios que han de regir la nueva teocracia, contradice a determinadas leyes levíticas 48.

Ganonicidad del libro.
Según testimonio de San Jerónimo, los judíos no permitían la lectura del libro de Ezequiel antes de haber cumplido los treinta años49. Precisamente por cierta oposición entre la legislación de Ezequiel y la del Levítico, algunos rabinos se permitieron dudar de la canonicidad del libro de Ezequiel50. Pero de hecho fue recibido en el canon judaico sin dificultad. En el Eclo 49:8 se alaba a Ezequiel después de citar a Jeremías, y antes de los doce profetas menores. En el Í. Ô., el libro de Ezequiel no es citado expresamente, pero parece que hay alusiones51. En la Iglesia cristiana primitiva no ha habido dificultades especiales en la admisión de Ezequiel en el canon.

1 Ez 1:3. - 2 Ez 1:1-3:21. - 3 Así lo afirman el Pseudo-Epifanio, De vitis prophetarum g: PG 43:401, y San Isidoro De Sevilla, De ortu et obitu Patrum 39: PL 83:143; San Atanasio, Ór. de incarnatione Verbi 37: PG 25:160. - 4 Ez 18:2. 5 ez 24:21. - 6 Cf. Ez 37:1-28; 0.40-48. - 7 Esta tesis, propuesta primeramente por Herntrich y Bertholet, ha sido recientemente resucitada por P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19· - 8 He aquí algunos ejemplos de desplazamiento del texto: 3.16b-21 parece intercalado en el relato de la visión inaugural. Los versos del c.4 no siguen el orden debido. En los c.5.7 y 26 hay repeticiones y ampliaciones al texto original. Los v.8-17 del c.io son casi una repetición de 1:15-21, etc. Véase L. Dennefeld, o.c., p.462. - 9 Véase H. Hopfl-Miller-Meztinger, Introd. spec. in V. T. (Roma IQ4&) P·463 -465· - 10 P. Auvray, Ezechiel: La Sainte Bible de Jérusalem (París 1949) Ñ·9· - 11 Cf. Ez 12:9; 24:19; 33:10.17-20. - 12 id., ibid. - 13 Así G. Holscher, Der Dichter und das Buch: Bzatw 39 (1924)· - 14 C. Torrey, Pseudo-Ezekiel and the original prophecy (New Haven 1930). - 15 V. Herntrich, Ezekielprobleme: Bzatw 61 (1033). - 16 A. Bertholet, Hesekielprobleme: Mélanges F. Gumont (Bruselas 1936) p.517-523. - 17 Entre ellos el P. Dumeste: RB 46 (193?) 299, Y P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19. - 18 Ez 1:4-28; 10:1-22. - 19 Ez 37:1-28. - 20 Eze_40:1-43 :27. - 21 Ez 47:1-12. - 22 Ez 3:24-27. - 23 Ez4,is. - 24 Ez 5:4. - 25 Ez 16:1-63. - 26 Ez 17:1-24. - 27 Ez 19:1-9. - 28 Ez 23:1-49- - 29 San Jerónimo, Praef. in Ez.: PL 28:938 (995). - 30 id., Comm. in Ez., Prol. in librum 14: PL 25:448 (468). - 31 Cf. 1 Re 11:29-33; Is 20; Jer 13; 18; Os 0.1-3. - 32 Ez 3:26; 24:27; 33:22. - 33 Ez 24:15-24- - 34 Ez 4:4-17. - 35 Cf. Ose.i-3. - 36 Ez c.1-3. - 37 Ex 19:5; Ez 16:1-14. - 38 Ez 20,ss; Jer 2; 11:1-8. - 39 Ez 5:5-17; 16:15-34; 20. - 40 Ez 14:12-21; 17:1-21; cf. Jer 8:4-12; 16:10-17. - 41 Cf. Éxo_20:2. - 42 Cf. Dt 24:16; 2 Re 14:6. - 43 Jer 12:1; 31:29-30. - 44 P. Auvray, o.c., p.16. - 45 EZ 18:28. - 46 Jer 31:29-30. - 47 Ez 18:22-23.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Ezequiel  34,1-31

34. Los malos Pastores y el buen Pastor.
En este capítulo se contraponen dos situaciones: la pasada del pueblo israelita bajo la égida de pastores depravados, que sólo se han preocupado de sí mismos, dejando el rebaño a la intemperie, expuesto a todos los peligros, por lo que Yahvé los ha de castigar severamente, y la situación futura, en la que el pueblo vivirá bajo la inmediata protección de Dios, con un nuevo buen pastor, representante suyo.
El capítulo puede dividirse en las siguientes secciones: a) pésima conducta de los antiguos pastores de Israel (1-10); b) Yahvé gobernará directamente la grey israelita, imponiendo un reinado de justicia y de equidad (11-22); c) el nuevo Pastor fiel (23-31) 1.

Los malos pastores de Israel (1-10).
1 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel. Profetiza diciéndoles: Así habla el Señor, Yahvé: Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! Los pastores ¿no son para apacentar el rebaño? 3 Pero vosotros coméis la leche 2, os vestís de su lana, matáis las cebadas, no apacentáis a las ovejas. 4 No confortasteis a las flacas, 110 curasteis a las enfermas, no vendasteis a las heridas, no redujisteis a las descarriadas, no buscasteis a las perdidas, sino que las dominabais con violencia y con dureza. 5 Y así andan perdidas mis ovejas por falta de pastor, siendo presa de todas las fieras del campo. 6 Andan errantes por montes y collados, derramadas por toda la haz de la tierra, sin que haya quien las busque y las congregue. 7 Oíd, pues, pastores de Israel, la palabra de Yahvé: 8 Por mi vida, dice Yahvé, que, pues mi rebaño ha sido depredado y han sido presa mis ovejas de todas las fieras del campo por falta de pastor, pues no iban mis pastores en pos de mi rebaño, sino que lo abandonaron, apacentándose a sí mismos, no a mi grey; 9 oíd, por tanto, ¡oh pastores! la palabra de Yahvé: 10 Así habla el Señor, Yahvé: Heme aquí contra los pastores para requerir de su mano mis ovejas. No les dejaré ya rebaño que apacienten, no serán más pastores que a sí mismos se apacienten. Les arrancaré de su boca mis ovejas, no serán ya más pasto suyo.

Los principales responsables de la catástrofe del pueblo judío fueron sus jefes o pastores. En vez de mirar por los intereses espirituales y materiales del pueblo, no se han preocupado sino de explotarlo y de aprovecharse, en interés propio, de sus bienes. La alegoría es bella y aparece reiteradamente en la Biblia 3. En Jer_23:1-4 encontramos un fragmento muy parecido a este de Ezequiel4. Aquí el profeta del exilio, antes de hablar del futuro radiante que espera a Israel, quiere hacer un recuento del triste pasado para, por contraste, presentar la figura luminosa del buen Pastor futuro, adornado de los principios de la más perfecta justicia y equidad. En paralelismo antitético nos presenta a los pastores pasados en contraposición al Pastor venidero. Los dirigentes del pueblo de Israel (sacerdotes, profetas y jefes políticos) debían guiar la vida nacional conforme a principios de justicia y de equidad y conforme a las exigencias de la ley de Yahvé 5. En vez de pastores, se han convertido en lobos rapaces 6. No han hecho sino buscar sus propias satisfacciones (se apacientan a sí mismos, v.2), sin preocuparse de su misión de mirar por los intereses del rebaño: los pastores, ¿no son para apacentar el rebaño?
El profeta enumera los distintos deberes de los pastores: fortalecer a los débiles prodigándoles la protección que necesitan de la autoridad; curar a los enfermos, buscar a los descarriados (v.4). Por no cumplir con su deber, las pobres ovejas andan descarriadas sin pastor por los montes y lugares inaccesibles, perdiendo los mejores pastos (v.6). Es la situación trágica de los deportados israelitas y de los que aún andaban por los lugares desiertos escapando de los soldados de Nabucodonosor. Sólo la intervención de Yahvé podrá arreglar la trágica situación de su pueblo arruinado. Exigirá cuenta estrecha de la mala conducta de los perversos pastores. Yahvé va a romper con el pasado y va a crear un nuevo orden de cosas. Los antiguos dirigentes de Israel se han convertido en lobos, que devoran lo mejor del rebaño, y Yahvé les arrancará de su boca las ovejas (v.10), que son en realidad propiedad exclusiva suya. Se creará un nuevo estado de cosas, de forma que el pueblo viva más directamente bajo la égida de Yahvé, como en los tiempos de la primitiva teocracia del Sinaí.

La nueva teocracia, bajo la dirección inmediata de. Yahvé (11-22)
11 Porque así dice el Señor, Yahvé: Yo mismo iré a buscar a mis ovejas y las reuniré. J2 Como recuenta el pastor a sus ovejas el día en que la tormenta dispersa la grey, así recontaré yo mis ovejas, y las pondré en salvo en todos los lugares en que fueron dispersadas el día del nublado y de la tiniebla, 13 y las retraeré de en medio de las gentes, y las reuniré en todas las tierras, y las llevaré a su tierra, y las apacentaré sobre los montes de Israel, en los valles y en todas las regiones del país. 14 Las apacentaré en pastos pingües y tendrán su ovil en las altas cimas de Israel. Allí tendrán cómoda majada y pingües pastos en los montes de Israel. 15 Yo mismo apacentaré a mis ovejas y yo mismo las llevaré a la majada, dice el Señor, Yahvé. 16 Buscaré la oveja perdida, traeré la extraviada, vendaré la perniquebrada y curaré la enferma, y guardaré 6 las gordas y robustas, apacentaré con justicia. 17 Y tú, rebaño mío, así dice el Señor, Yahvé: Yo mismo juzgaré entre oveja y oveja y entre carneros y machos cabríos. 18 ¿No os bastaba a vosotros apacentaros en lo mejor de los pastos, que pisoteabais además con vuestras pezuñas el resto del pasto? ¿Beber el agua clara y no enturbiar con vuestras pisadas la que queda? 19 ¿Mis ovejas van a tener que comer lo que vosotros hollasteis con los pies, y beber lo que con ellos enturbiasteis? 20Por eso así dice el Señor, Yahvé: Yo juzgaré entre la oveja gorda y la flaca. 21Y como empujáis con el flanco y las espaldas y acorneáis con los cuernos a las débiles, hasta que las echáis y las hacéis descarriar, 22yo protegeré a mis ovejas para que no se descarríen, y yo juzgaré entre oveja y oveja.

En adelante la grey de Israel estará bajo el gobierno directo de Yahvé. Han sido dispersadas en la tempestad, y, por tanto, como un buen pastor, las va a reunir y contar cuidadosamente (v.12), de modo que todas puedan ponerse a salvo. Los israelitas han sido dispersados entre las naciones, pero van a ser juntados de nuevo en su tierra, donde volverán a disfrutar de pastos pingües. en las altas cimas de Israel. (v.14). Allí estarán bajo la égida del buen Pastor, Yahvé, que se encargará de tratar a cada oveja según su situación: buscará la perdida, vendará la perniquebrada y curará la enferma (v.16), y pondrá a salvo las gordas y robustas para que no las asalten las fieras, que se van sobre las más apetitosas. Yahvé apacentará con justicia; la equidad será la característica del nuevo orden de cosas, en contraposición al estado injusto pasado. Desaparecerán las injusticias sociales, porque Yahvé conocerá las necesidades de cada una: yo juzgaré entre oveja y oveja. (v.17).
En el antiguo estado de cosas, los más fuertes y poderosos abusaban de su situación, pisoteando los derechos de los más débiles. No se contentaban con lo suyo, sino que procuraban hacer daño a los demás que no tenían defensa: ¿No os bastaba apacentaros de lo mejor., que pisoteabais con vuestras pezuñas el agua clara? (v. 18). El símil está tomado de lo que pasa en los rebaños. Las reses más robustas van desflorando los mejores pastos, pasando de unas hierbas a otras, dejando el resto para las que no han podido llegar a lo mejor de los pastos. Las más robustas empujan con el flanco y las espaldas, y acornean a las ovejas débiles hasta echarlas de los buenos pastos. Es justamente lo que hicieron los dirigentes de Israel (v.21). Se han cogido lo mejor, han apartado de su usufructo a los impotentes y débiles.
En el nuevo orden de cosas, Yahvé juzgará entre la oveja gorda y la flaca (v.20), es decir, dará a cada una lo que le corresponde y no permitirá que la más robusta oprima a la débil, dando, en caso contrario, el castigo merecido a la culpable.

La paz mesiánica y el buen Pastor (23-31).
23 Suscitaré para ellas un pastor único, que las apacentará. Mi siervo David, él las apacentará, él será su pastor. 24 Yo, Yahvé, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas. Yo, Yahvé, lo he dicho. 25 Haré con ellas alianza de paz, haré desaparecer de la tierra las fieras, y andarán tranquilas por el desierto y se reposarán en la selva. 26 Haré de ellas y de los alrededores de mi collado una bendición. Mandaré a su tiempo las lluvias, lluvias de bendición. 27 Darán sus frutos los árboles del campo, y la tierra los suyos. Habitarán en su tierra en seguridad, y sabrán que yo soy Yahvé cuando rompa las coyundas de su yugo y las arranque de las manos de los que las esclavizaron. 28 No serán ya más presa de las gentes, las devorarán las fieras del campo, sino que habitarán en seguridad, sin que nadie las espante. 29 Les suscitaré una prole de renombre; no los consumirá ya más el hambre ni serán más el escarnio de las gentes. 30 Conocerán entonces que yo, Yahvé, soy su Dios, y que ellos, la casa de Israel, son mi pueblo, dice el Señor, Yahvé. 31 Rebaño mío, vosotros sois las ovejas de mi grey, y yo soy vuestro Dios, dice el Señor, Yahvé.

La alegoría del pastor y de la grey es muy repetida en el A. Ô. 7 Ezequiel, después de presentar la conducta de los malos pastores, declara que el nuevo pastor fiel en la nueva restauración nacional será el mismo David. Una providencia particular sobre su grey israelita hará que triunfe el principio de la justicia y de la equidad. Ahora anuncia que Yahvé establecerá sobre esa nueva sociedad teocrática a un lugarteniente personal suyo, el pastor único que las apacienta, al que se le llama mi siervo David (v.24), que gobernará la grey en calidad de príncipe.
El nuevo Pastor regirá a todas las tribus de Israel. Desaparecerá la tradicional división, iniciada con la escisión de Jeroboam a la muerte de Salomón (930 a.C.). En la etapa definitiva de Israel en los tiempos mesiánicos, Israel se verá de nuevo bajo la égida de un único Pastor, que será como una reencarnación del gran antepasado David. Se le llama al futuro Pastor mi siervo David, porque provendrá de su estirpe y emulará con creces las hazañas del añorado rey fundador de la dinastía bendecida por Yahvé con promesas de permanencia eterna. Como el antiguo David8, el nuevo Pastor será siervo de Yahvé de modo especialísimo, ya que en todo gobernará conforme a las directrices divinas.
La nueva era, presidida por el nuevo Pastor, estará caracterizada por una paz paradisíaca, en la que no habrá lugar para el temor (v.25). Las ovejas, los ciudadanos de la nueva teocracia, nada tendrán que temer de los asaltos de las fieras, que desaparecerán de la tierra. En la literatura profética tradicional se anuncia ya esta paz edénica con el cambio radical de los instintos hostiles de las fieras 9. La descripción de los nuevos tiempos mesiánicos es convencional e idealizada: habrá paz, lluvia abundante y frutos ubérrimos por doquier (v.27). Todo ello como consecuencia de una nueva alianza de paz (v.25). El centro de las bendiciones divinas de toda índole será el collado de Yahvé, la colina de Sión (v.26) 10.
La fertilidad de los campos en la era mesiánica era también un tópico en la literatura profética n. Los profetas coloreaban sus vaticinios mesiánicos conforme a las exigencias del ambiente. En todas las profecías hay un núcleo sustancial espiritual, que es el centro del vaticinio, y una corteza externa, en la que entra mucho la imaginación desbordada oriental. Sustancialmente las promesas se cumplen, si bien en lo accidental de un modo muy diverso a como lo presentaban los profetas del A.T. En realidad, éstos se han quedado cortos en sus descripciones ideales, ya que el mundo de la gracia síntesis de las íntimas relaciones de Dios con la humanidad supera con mucho a todo lo que pudieran entrever los grandes profetas del A.T. 12 No debemos perder de vista la perspectiva doctrinal del A.T. Los profetas son hombres excepcionales, pero de su tiempo, y del futuro sólo conocían lo que expresamente les revelaba Dios, y en estas revelaciones hay un núcleo sustancial espiritual; pero, al proponerlas al pueblo, ellos presentaban esa realidad sustancialmente espiritual de modo gráfico, con concepciones tomadas de su ambiente histórico.
Ezequiel, en este oráculo, describe a los exilados la restauración de Israel como nación, entrando en una nueva etapa libre de temores. Han sufrido tanto de los pueblos enemigos, que sólo la idea de paz centraba las ansias de todos. Les anuncia solemnemente que los enemigos tradicionales de Israel serán vencidos definitivamente, rompiendo las coyundas de su yugo (v.27), con la consecuente liberación de los oprimidos. Israel se volverá a constituir sin temor a invasiones de las gentes, creando un nuevo núcleo nacional, una prole de renombre (v.29); es decir, los descendientes de los exilados volverán a constituir una comunidad nacional renombrada entre las naciones, para no volver a ser más el escarnio de las gentes. La catástrofe nacional y la cautividad habían dado ocasión a que las naciones paganas se mofaran del pueblo israelita, interpretando su derrota como un signo de impotencia de Israel y de su Dios. Pero, en el futuro, la progenie de Jacob volverá a ser el rebaño de Yahvé (v.31), el pueblo elegido, dirigido bajo una providencia especialísima divina: yo soy vuestro Dios. La antigua propensión a la idolatría desaparecerá e Israel reconocerá a Yahvé como su único Señor.

1 Muchos cíe los conceptos de este capítulo aparecen en los últimos capítulos del libro. Así 1-16 es paralelo a 48:35; 23-24 es similar al contenido de los .45-48; los v.25-10 son muy parecidos a 47:1-12. 2 Hemos traducido leche según los LXX. El TM puntúa la misma palabra hebrea con sentido de grey. Creemos que en el contexto se adapta mejor nuestra versión, ya que se habla de leche, lana, productos todos del rebaño. 3 Zac_11:4-17; 2Sa_5:2; Sal 23; Mat_18:12-14; Lev_15:4-7, Y sobre todo la bellísima parábola del buen Pastor (Jua_10:1-18). 4 ¡Ay de los pastores que dispersan y destrozan el rebaño de mi pastizal! Por eso dice Yahvé de los que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mi grey, la habéis descarriado y no habéis cuidado de ella; yo me cuidaré de pediros cuenta de vuestra conducta. 5 Cf. Exo_19:5. 6 Cf. Eze_22:23-31. 6 Así según los LXX. El TM dice: destruiré. La confusión de una letra por otra parecida en el hebreo (resh por daleth) explica esta versión, que no parece encaje en el contexto. 7 Cf. 2Sa_5:2; 1Re_22:17; Sal 23; 1Re_74:1; 1Re_74:79.131 Ose_13:6; Miq_5:4; Miq_7:14! Isa_40:11; Jer_13:17; Jer_23:1; Isa_50:19; Zac_10:3; Zac_11:7. 8 Esta denominación de siervo aplicada a David aparece en 2Re_8:18; Sal_19:1; Sal_36:1; Sal_89:4 11. 9 Isa_11:6-9; Jer_23:5-6; Ose_2:2os; Miq_5:5. 10 Cf. Isa_2:2 Sal_2:6; Isa_110:2; Joe_2:32; Joe_3:17, 11 Cf. Amo_9:13; Ose_2:23; Is 0:3.6; Ose_11:6-9; Ose_32:1-5.15-18. 12 Sobre esta cuestión pueden verse los siguientes trabajos: B. Frey, Le conflit cnire le Messiahisme de Jesús et le Messianisme de son ternps: B1 14 (1933) 133-149.269-293; A. Meli, / beni ternporali nelle profezie messianiche: Bi 18 (1935) 307-329; M. García Cordero, Hipérbole, paradoja y realidad en las profecías mesiánicas: CT (1959) 353-82.