Ezequiel  40 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 49 versitos |
1 El año veinticinco de nuestro cautiverio, al comienzo del año, el diez del mes, el año catorce de la toma de la ciudad, aquel día mismo fue sobre mí la mano de Yahvé, que me condujo,
2 en visión divina, a la tierra de Israel y me puso sobre un montón altísimo, sobre el cual había al mediodía como una edificación de ciudad.
3 Llevóme allá, y un varón de aspecto como de bronce bruñido, que tenía en su mano una cuerda de lino y una caña de medir, estaba en pie a la puerta.
4 Díjome aquel varón: Hijo de hombre, mira con tus ojos y atiende con tus oídos, y pon tu atención a lo que yo te vaya mostrando, pues para que te lo haga ver has sido traído, y para que se lo cuentes todo a la casa de Israel.
5 Mira, pues, ahí la muralla exterior que rodea la casa por todas partes. La caña de medir que aquel varón tenía en la mano era de seis codos de un codo y un palmo. Midió con ella el espesor del muro, y era de una caña, y su altura era de una caña.
6 Vino luego a la puerta que mira hacia el oriente, subió sus siete gradas y midió su umbral, de una caña de ancho.
7 Las cámaras tenían cada una caña de largo y una caña de ancho, y había entre cámara y cámara cinco codos,
8 y el umbral de la puerta por dentro, junto al vestíbulo, de una caña.
9 Midió el vestíbulo de la puerta, de ocho codos, y sus pilastras, de dos codos; el vestíbulo de la puerta estaba de la parte de dentro."
10 Tenía la puerta oriental tres cámaras de un lado y tres del otro, todas de la misma medida, y de una misma medida también, a una y otra parte, las pilastras.
11 Midió la anchura del vano de la puerta, de diez codos, y la longitud del portal, de trece codos.
12 Había delante de las cámaras una barrera, de un lado y de otro, de un codo, y cada cámara tenía seis codos de un lado y seis del otro.
13 Midió la puerta desde el techo de una cámara hasta el techo de la de enfrente, veinticinco codos de anchura, puerta contra puerta.
14 E hizo las pilastras de sesenta codos, y en las pilastras comenzaba el atrio que rodeaba la puerta todo alrededor.
15 Y desde la delantera de la puerta de entrada hasta la puerta interior, cincuenta codos.
16 La puerta tenía todo en derredor ventanas aspilleradas, que hacia el exterior se estrechaban, y estaban en las cámaras y en sus pilastras, y lo mismo había también ventanas que daban al interior del atrio en derredor, y en cada una de las pilastras había palmas.
17 Llevóme luego al atrio exterior, en el cual había cámaras y estaba solado todo en derredor, treinta cámaras había en derredor del atrio.
18 El solado a los lados de las puertas correspondía a la anchura de ellas mismas, el solado inferior.
19 Midió la anchura entre la puerta de la fachada inferior hasta el frontispicio del atrio interior por fuera, cien codos hacia oriente y norte.
20 Midió el ancho y el largo de la puerta que está al norte, al atrio exterior;"
21 sus cámaras, tres a un lado, tres al otro; las pilastras y el vestíbulo eran de las mismas dimensiones que las de la puerta primera, cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho."
22 Sus ventanas, su vestíbulo, sus palmas, tenían las mismas dimensiones que las de la puerta que da al oriente. Se subía a ella por siete gradas, y delante de ella estaba el atrio.
23 Frente por frente de este pórtico septentrional había en el atrio interior una puerta como la oriental. Midió la distancia entre puerta y puerta: cien codos.
24 Llevóme después al lado del mediodía, donde estaba la puerta que da al mediodía, y, medidas las pilastras y el vestíbulo, tuvieron las mismas dimensiones que las otras.
25 Había en torno de ella y del vestíbulo ventanas iguales a las otras, cincuenta codos de largo y veinticinco codos de ancho.
26 Las gradas de subida a la puerta eran siete, y delante de ellas estaba el vestíbulo. Había a cada lado palmas en las pilastras.
27 Había también puerta hacia el mediodía en el atrio interior, y entre puerta y puerta midió cien codos.
28 Llevóme por la puerta del mediodía al atrio interior, y midió la puerta del mediodía, y tenía las mismas dimensiones;"
29 sus cámaras, sus pilastras y el vestíbulo, de las mismas dimensiones. La puerta y su vestíbulo tenían ventanas en derredor y cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho.
30 (TEXTO OMITIDO)
31 El vestíbulo daba al atrio exterior; en sus pilastras había palmas, y las gradas de subida eran ocho."
32 Llevóme luego al atrio interior por el camino de oriente, y midió la puerta, de las acostumbradas dimensiones.
33 Las cámaras, las pilastras y el vestíbulo, de las mismas dimensiones, con ventanas en ellas, y en el vestíbulo, cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho.
34 Su vestíbulo daba al atrio exterior; en las pilastras, a uno y otro lado, había palmas, y las gradas de subida eran ocho."
35 Llevóme luego a la puerta del septentrión, y midió, hallando las dimensiones de las otras
36 para cámaras, pilastras y vestíbulos, y en torno las ventanas, cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho.
37 Sus vestíbulos daban al atrio exterior, y había en ellos pilastras con palmas, a uno y otro lado, y las gradas de subida eran ocho.
38 Había también allí una cámara que se abría hacia las pilastras de las puertas; era donde habían de lavarse los holocaustos."
39 En el vestíbulo de la puerta había a cada lado dos mesas, en las que se había de degollar el holocausto para el sacrificio por el pecado y por el delito.
40 En el lado exterior, al norte de quien subía por la entrada de la puerta, había otras dos mesas, y otras dos al otro lado, cerca del vestíbulo de la puerta.
41 Había, pues, a cada lado de la puerta cuatro mesas de una parte y cuatro de otra, ocho mesas, en las que se hacía la inmolación.
42 Había, además, otras cuatro mesas para los holocaustos, de piedra tallada, codo y medio de largas, codo y medio de anchas y un codo de altas, sobre las cuales se ponían los instrumentos con que se inmolaban los holocaustos y los otros sacrificios.
43 Tenían las mesas en derredor un reborde alto de un palmo, y sobre ellas se ponía la carne de las víctimas.
44 Fuera de la puerta interior, en el atrio interior, había dos cámaras, una al lado de la puerta del norte, y que se abría hacia el mediodía; otra al lado de la puerta del mediodía, que se abría hacia el norte."
45 Y me dijo: Esta cámara que se abre hacia el mediodía es para los sacerdotes que hacen la guardia del templo,
46 y la que mira al norte es la de los sacerdotes que hacen la guardia del altar. Son los hijos de Sadoc, que entre los hijos de Leví se acercan a Yahvé para servirle.
47 Midió el atrio, cien codos de ancho y cien codos de largo, cuadrado, y en él, delante de la casa, estaba el altar.
48 Llevóme al vestíbulo de la casa, midió cada una de las pilastras, cinco codos el de una parte, cinco codos el de la otra. La puerta tenía catorce codos de ancha, y los lados de la puerta eran tres codos de un lado y tres de otro.
49 Tenía el vestíbulo veinte codos de largo y doce codos de ancho, y se subía a él por diez gradas. Había junto a las pilastras columnas, una a un lado y otra al otro.

Patrocinio

 
 

Introducción a Ezequiel 

Times New Roman ;;;;

Ezequiel.
Introducción.

Vida del profeta.
Ezequiel (en hebreo Yejezque'el: Dios conforta) era de la clase sacerdotal , y fue llevado a Babilonia como cautivo en 598 a.C., juntamente con el rey Jeconías y parte de la aristocracia judaica. Según el mismo nos dice, moraba en una localidad llamada Tell-Abib, junto al río Kebar (o Naru Kabaru, de las inscripciones cuneiformes), al sur de Babilonia. Allí vivía con su esposa, participando de las penas de los exilados. En el año quinto de su cautividad (593), mientras se hallaba a orillas de dicho río, fue llamado misteriosamente al ministerio profético 2, que ejerció durante veintidós años. Su último escrito datado es del 572 a.C. (año 27 de su traslado a Babilonia). No sabemos cómo ni cuándo murió. Según una tradición antigua judaica, fue muerto por un juez1 del pueblo que había sido reprendido por el profeta 3.

Misión del profeta.
Como Jeremías tenía por misión predicar a los judíos de Palestina los caminos del Señor, anunciándoles los castigos y recriminándoles su pésima conducta de abandono de las vías del Señor, Ezequiel fue el hombre providencial que se ocupó de mantener viva la fe yahvista en el destierro de Babilonia. La situación era sumamente delicada, ya que los exilados, lejos de comprender el sentido de su destino en los planes de Dios - como castigo de sus pecados - , continuaban con su propensión a la idolatría. Acusaban a Yahvé de ser injusto con ellos al hacerles cargar con culpas de sus antepasados 4. Por otra parte, estaban seguros de que su exilio duraría muy poco tiempo, y, sobre todo, que Dios no permitiría la destrucción de Jerusalén y de su templo por los caldeos5. Ezequiel debía hacer frente a estas falsas concepciones, fustigar sus vicios, como la propensión a la idolatría, a los adulterios, perjurios y pecados contra la justicia social.
Sobre todo, como Jeremías en Jerusalén, predicaba contra la falsa confianza fetichista en el templo de Jerusalén como garantía de permanencia de la nación judaica. En la misión de Ezequiel tenemos que distinguir dos momentos o etapas: la anterior a la destrucción de la Ciudad Santa por los babilonios (587 a.C.), durante la cual tuvo que hacer frente a las falsas esperanzas de repatriación de los exilados, anunciándoles reiteradamente el colapso de la Ciudad Santa, y la etapa que siguió a la toma de Jerusalén por los caldeos. Se han cumplido sus profecías exterminadoras, y, ante la depresión colectiva nacional, empezó a predicar la resurrección de la nación, en una nueva teocracia ideal, en la que se cumplirían las íntimas aspiraciones individuales y colectivas de los descendientes de Abraham 6.
Basándose en numerosas alteraciones textuales, algunos autores han propuesto la tesis de que la predicación de Ezequiel, anterior a la destrucción de Jerusalén, tuvo por escenario Palestina, de forma que el profeta se dirigía, como Jeremías, a sus compatriotas que no habían sido llevados en la primera cautividad 7. Esta hipótesis, al principio deslumbradora e insinuante como solución a complejos problemas textuales del libro de Ezequiel, no parece en realidad que tenga muchos visos de objetividad histórica, ya que crea mayores problemas en relación a la vida y actividad literario-profética de Ezequiel, como veremos al tratar de la composición y datación de sus oráculos.

Ambiente histórico.
La situación política internacional de la época de Ezequiel es similar a la que hemos descrito en la introducción al libro de Jeremías. Después del colapso del imperio asirio en 612, en que tiene lugar la conquista de Nínive por Nabopolasar (625-605), caudillo babilonio, auxiliado por los medos, Egipto quiere conquistar la zona de influencia en las antiguas provincias conquistadas por Asiría; por ello, Necao II, en 609, sube, a través de Palestina y Siria, al encuentro de los ejércitos medo-babilónicos. Al pasar por Megiddo, junto al Carmelo, le sale al paso el rey Josías de Judá, que muere en el combate (609 a.C.); le sucedió su hijo Joacaz, pero éste fue depuesto por Necao II, que había establecido su cuartel general en Ribla, sobre el Orontes (Alta Siria). En su lugar colocó en el trono de Jerusalén al hijo de Josías, Eliaquim, al que cambió el nombre en Joaquim (609-598). Poco después el faraón fue vencido en Carquemis (606 a.C.) por las tropas acaudilladas por Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar.
En 605 muere Nabopolasar, y su hijo le sucede en la dirección del nuevo imperio. Después de derrotar a los egipcios, Nabucodonosor hizo una incursión por Palestina (606-5). En el 603, el rey de Judá, Joaquim, confiado en Egipto, se insurreccionó contra el monarca caldeo, y éste se limitó de momento a enviar partidas de soldados que devastasen Judá. En 598 puso sitio formal a Jerusalén, durante cuyo asedio murió el rey Joaquim, y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual se rindió a los tres meses de reinado, siendo deportado con la aristocracia del país a Babilonia, y entre los cautivos estaba el propio Ezequiel. Las tropas caldeas saquearon el templo, llevándose los vasos sagrados.
El vencedor puso de rey en Jerusalén a Matanías, hijo de Josías, cambiándole el nombre en Sedecías (598-586). Al principio éste se mantuvo sumiso a Babilonia, pero por instigación del faraón Hofra se unió a una liga anticaldea organizada por Amón y Tiro. Las tropas de Nabucodonosor volvieron al asedio y tomaron la ciudad en julio-agosto de 586. La ciudad fue totalmente arrasada con su templo, y las fuerzas vivas de la población fueron deportadas, quedando sólo en el país los labriegos y peonaje. Sedecías, capturado por los babilonios, fue llevado a Ribla, donde delante de Nabucodonosor le sacaron los ojos después de asistir al asesinato de sus hijos. Después fue deportado. Con ello la catástrofe nacional del pueblo judío llegó a su colmo, y la crisis de la conciencia nacional fue el problema con que tuvieron que enfrentarse los profetas Jeremías en Palestina y Ezequiel en el exilio.

Contenido y estructura del libro.
Podemos dividirlo en tres partes bien netas. Después de una introducción en la que se relatan las circunstancias de la vocación profética del profeta (1:1-3:21), encontramos: a) una serie de oráculos contra Jerusalén y Judá (3:22-24:27); b) oráculos contra las naciones paganas (c.25-32), y c) promesas de restauración (c.33-48). Esta sistematización clara, lógica y aun cronológica de los escritos de Ezequiel ha llamado siempre la atención de los comentaristas, aunque recientemente los críticos han negado esta armoniosa estructura, ya que sorprenden muchas intercalaciones y desplazamientos que interrumpen el contexto 8. Con todo, la estructura lógica general y aun cronológica se mantiene, como se ve en el esquema siguiente:

Difisión del libro:
I. Oráculos anteriores a la destrucción de Jerusalén (58-6).
A) Introducción: Vocación del profeta (1:1-3:21).
B) Conminaciones contra Juda (3:22-24:27).
1.Anuncio del castigo sobre la Ciudad Santa (acciones simbólicas y oráculos: 3:22-7:27).
2.Visión de la idolatría en el templo. La gloria de Yahvé abandona la ciudad (8:1-11:25).
3.Vaticinios sobre la cautividad del rey y el pueblo. Juicio contra los falsos profetas, cortesanos y pecadores en general (12:1-23:40).
4.Epílogo: principio del cerco de Jerusalén.
C) Conminaciones contra las naciones paganas (25:1-32:32): Contra Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto.

II. Oráculos después de la destrucción de Jerusalén (586).
A) Preparación para la restauración (33:1-33). Invitación a la penitencia. La ruina, castigo por los pecados.
B) Vaticinios de restauración teocrática (34:1-39:29). Reunión de los dispersos israelitas. Devastación de Edom, renovación de la tierra de Israel. Repatriación del pueblo exilado. Desaparición de los enemigos de Israel.
C) Descripción del nuevo reino de Israel (40,1-48:35). El nuevo templo y su consagración. El nuevo culto, la nueva tierra de Canaán, su fertilidad y división 9.

Composición del libro y autenticidad.
El contenido literario de Ezequiel difiere bien de los libros de Amos, Oseas, Miqueas, Isaías y Jeremías. En éstos, lo esencial es el oráculo, o manifestación oral del profeta, puesta por escrito con todo su vigor e independencia. En el libro de Ezequiel, en cambio, parece que nos encontramos con un escritor que con estilo difuso y diluido va llenando páginas a base de descripciones de visiones y acciones simbólicas. Se le ha llamado profeta de gabinete, porque en sus escritos no está el oráculo conciso y nervioso de los antiguos profetas10, predominando la prosa deslavazada. Pero Ezequiel, más que escritor, es ante todo un predicador que dialoga con su auditorio y que realiza acciones simbólicas ante ellos 11. Bajo esta forma, es el más vivo, el más concreto de todos los profetas12. Pero debemos descubrir también al escritor que redacta sus oráculos para sus contemporáneos. Habla siempre en primera persona, y de hecho hay unidad sustancial de estilo en todos los escritos que se le atribuyen.
La tradición judaico-cristiana ha sostenido siempre la autenticidad de sus escritos, como obra del profeta del exilio, que trabajó en la formación del alma judía después de la catástrofe napional. Sin embargo, esto no quiere decir que el libro suyo, tal como hoy ha llegado a nosotros, sea obra redaccional definitiva del profeta. A pesar de un orden lógico general, hay, como hemos indicado, trastrueques y desajustes en el texto, y estas anomalías han dado lugar a teorías excéntricas respecto del origen del libro de Ezequiel. Así, hay quien adjudica al profeta del exilio sólo las partes poéticas, mientras que la masa prosaica sería obra de un redactor del siglo í 13. Incluso se ha supuesto que la redacción final del libro es del siglo ni a.C., obra de un anónimo que habría presentado los hechos como ocurridos en el siglo VII a.C. 14
Autores más moderados, como Herntrich y Bertholet, suponen que el libro de Ezequiel es de la época inmediata anterior o posterior a la caída de Jerusalén (597-6). El primero distingue dos autores, uno de los 39 primeros capítulos, que sería un profeta que vivió en Jerusalén en los años críticos que precedieron a la destrucción de la ciudad. Los c.40-48 serían, pues, obra de un redactor posterior a la época del exilio 15. El segundo cree que es Ezequiel el autor de todo el libro, pero que lo concerniente a la predicación anterior a la caída de Jerusalén fue escrito por él cuando habitaba en Palestina, mientras que los oráculos y escritos de restauración que siguieron a la destrucción de la Ciudad Santa fueron escritos por él mismo en Babilonia 16. Supone que Ezequiel es el autor sustancial, en cuanto que dejó resúmenes esquemáticos de sus profecías que fueron amplificados y publicados con su nombre por redactores posteriores que pertenecían a su escuela profética. Esta opinión ha sido aceptada por muchos autores aun católicos 17; pero, pasada la primera impresión de novedad, las cosas van volviendo a la tesis tradicional, ya que, si la nueva teoría parece dar razón del sentido de algunos textos, que parecen intercalaciones redaccionales posteriores, por otra parte, aplicada como tesis general al libro, crea mayores problemas de composición. Por ello creemos que es preferible mantener la posición tradicional, que considera a Ezequiel como autor de todo el libro (con ligeras excepciones) que lleva su nombre, y también es mejor suponer que el profeta desarrolló su ministerio desde el principio entre los exilados de Babilonia, como se desprende de sus oráculos y escritos.

Texto y versiones.
El texto hebreo masorético es muy deficiente y en muchos casos inservible. La versión griega de los LXX es, en general, literalista y parece estar basada en un texto hebreo anterior al TM. Por ello resulta muy útil para la reconstrucción de ciertas lecturas. En general, parece superior el texto de los LXX; sin embargo, también en la versión de los LXX hay omisiones y traducciones ininteligibles. Los papiros Chester Beatty (Ez 11-17) Y Scheide (Ez 19-39) han contribuido al estudio de la versión griega, pues datan del siglo II, y son, por tanto, anteriores a la Hexaplar de Orígenes. Sobre todo los papiros Scheide han servido para reivindicar muchas lecciones del TM. La versión de la Vg sigue en general al TM, mientras que la siro-hexaplar acepta muchas variantes de los LXX.

Índole literaria del libro de Ezequiel.
Característica del libro de Ezequiel es la abundancia de visiones: la cuadriga celeste de los querubes 18, los huesos secos 19, el nuevo templo 20, la fuente de aguas 21. Esto hace que su libro sea extremadamente misterioso y difícil de interpretar. Los autores no están concordes al calificar la objetividad de dichas visiones, pues mientras para unos esas fisiones son meras ficciones literarias en función de enseñanzas religiosas, para otros son fisiones reales representadas a su imaginación o a sus sentidos externos.
Otra característica del ministerio profético de Ezequiel es la de acciones simbólicas para representar plásticamente sus enseñanzas teológicas y sus oráculos conminatorios o de restauración. Así, por orden de Dios se encierra en su casa para significar el asedio de Jerusalén22, delinea el plano de la Ciudad Santa, acercando contra él planchas de hierro para simbolizar el próximo cerco por los babilonios 23; se corta los cabellos y los aventa para significar el destino de los exilados 24. También son frecuentes en los escritos de Ezequiel las parábolas o alegorías, como la de las dos hermanas meretrices25, la de la vid arrancada por el águila26, los dos cachorros 27, Oola y Ooliba 2S.
El estilo literario, en general, es prosaico e inferior al de Isaías y Jeremías. San Jerónimo lo define así: Sermo eius nec satis di-sertus nec admodum rusticus, sed ex utroque medie tempera-tus 29. Su propensión a lo visionario y alegórico hace que sea particularmente difícil su interpretación. Respecto de los c.40-49, en los que se habla de la estructura de la nueva teocracia, dice el mismo San Jerónimo: Scripturarum oceanum et mysteriorum Dei laby-rinthum 30. Llevado de la imaginación, el profeta traza idealmente los límites y organización del nuevo reino bajo la protección especial de Dios. Nos hallamos ya en el campo de la apocalíptica, donde lo nebuloso imaginario priva sobre lo racional concreto.
Esta propensión a lo visionario, simbólico y apocalíptico ha servido para que no pocos autores le hayan tachado de anormal y excéntrico, de forma que sus éxtasis y acciones extrañas provendrían de una naturaleza mórbida. Así, se le ha acusado de histérico, epiléptico, cataléptico y neurótico. En realidad, sus acciones simbólicas no son más extrañas que otras de los profetas anteriores, como Oseas, Jeremías y aun de Isaías 31. No debemos perder de vista que nos hallamos entre orientales, donde lo escénico tiene una importancia especial como medio de convencer. En concreto, Ezequiel nos dice de sí mismo que es un signo para la casa de Israel; de ahí que sus acciones simbólicas sean tan frecuentes, y desde luego tiene una mentalidad netamente simbolista. Por ello, a sus problemas familiares personales les da un sentido simbólico con proyección a la comunidad de exilados. Así, su mutismo32, la muerte de su esposa 33 y sus mismas enfermedades 34 tienen un mensaje para Israel. En este sentido podría comparársele a Oseas, cuya vida es una parábola en acción para sus compatriotas 35.

Doctrina teológica.
a) Atributos divinos. - La teología de Ezequiel sigue las líneas generales de sus predecesores, los profetas escritores, Amos, Isaías y Miqueas, pues destaca la universalidad, omnipotencia y justicia de Yahvé sobre todo. Su radio de acción no se limita a la tierra santa, sino que sigue a los deportados de Babilonia 36. Es el Señor único que está sobre todo poder. Los vivientes simbólicos que aparecen llevando el trono de su gloria son el símbolo del poder en los distintos reinos de la naturaleza: el león, el toro, el águila, en el reino animal, son los animales superiores, que en la mitología religiosa mesopotámica simbolizaban a determinadas divinidades. Ezequiel los pone a todos como escabel del Yahvé de los israelitas, que sigue amorosamente la suerte de sus exilados.
Es misericordioso y justo. Israel es su hijo predilecto 37, pero esta elección es totalmente gratuita, sin méritos por parte de aquél 38. Esto impone particulares deberes de gratitud y obediencia. Israel ha sido encontrada por Yahvé en el desierto como una expósita y ha sido elevada a la categoría de reina, esposa de Yahvé. En consecuencia, debía haber reconocido a su único Dios, pero ha pecado, separándose de Yahvé y yéndose tras los ídolos 39. Por eso, Yahvé, por su propia dignidad y santidad, debe castigarle, y el exilio es la pena merecida por las generaciones rebeldes que se han sucedido en Israel desde los tiempos de su instalación en Canaán 40.
b) Responsabilidad individual. - Una de las ideas nuevas en la teología de Ezequiel es la de la valoración del individuo como tal en sus relaciones para con Dios. Hasta entonces en la teología profética prevalecía la idea de la solidaridad, de forma que los componentes del pueblo israelita eran considerados más como ciudadanos de una colectividad que como individuos con derechos y deberes propios. Ante todo, los profetas consideran el destino de la nación como tal, porque la alianza del Sinaí ha sido hecha entre Dios y la nación41. En ese supuesto, las generaciones son solidarias en sus pecados y en sus méritos. Ciertamente que en el Deuteronomio se condena el castigo de los hijos por los pecados de sus padres, y viceversa42, y Jeremías se hizo eco de esta doctrina43, pero es Ezequiel el campeón y teorizante del individualismo44 en la tradición israelita. La catástrofe del 587 había tenido por efecto la pérdida de las ilusiones nacionales, y entonces la conciencia israelita se orientó más a los destinos e intereses del individuo como tal. Ezequiel se hace eco de este estado psicológico y formula el principio de la retribución individual estricta; los exilados se quejaban de que ellos estaban pagando por los pecados de sus antepasados. Esto parecía injusto, y es el profeta el que anuncia un nuevo estado de cosas: ¿Qué andáis repitiendo este proverbio. y decís: Los padres comieron las agraces y los hijos sufren la dentera? Por mi vida, dice Yahvé, que nunca más diréis este refrán. El alma que pecare, ésta morirá, y el hijo no llevará sobre sí la iniquidad del padre, ni el padre la del hijo; la justicia del justo será sobre él, y sobre él será la iniquidad del malvado45. Es sustancialmente la doctrina de Jeremías: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron agraces, y los hijos sufrimos la dentera. Sino que cada uno morirá por su propia iniquidad: quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera46.
Ezequiel insiste después en la justificación del pecador que se arrepiente de sus pecados y cambia de conducta: Todos los pecados que cometió no le serán recordados, y en la justicia que obró vivirá. ¿Quiero yo acaso la muerte del impío, dice Yahvé, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?47 Esta doctrina está muy por encima de la antigua, basada en la solidaridad. En el nuevo orden de cosas habrá ante todo justicia retributiva para cada individuo. Esta perspectiva, formulada así con toda valentía por Ezequiel, hará que se planteen en crudo la validez de las tesis tradicionales sobre la ecuación entre la virtud y el premio en esta vida.
Este examen del problema en la literatura sapiencial, sobre todo en Job, dará como fruto la formulación clara del principio de la retribución en ultratumba en el libro de la Sabiduría. Ezequiel no ha llegado a estas claridades, pero ha puesto las bases de la retribución individual en las relaciones de Dios con el hombre.
c) El mesianismo. - Sus ideas mesianicas adolecen de nacionalistas, ya que prevé la gloria de la nueva teocracia, vinculada a la restauración de Israel como nación. En sus idealizaciones sistemáticas y artificiales de la nueva era, piensa en Palestina como centro de la teocracia. Y en su falta de perspectiva histórica junta la próxima restauración después del destierro y la mesiánica definitiva. Al lado de estos anuncios mesiánicos colectivos, Ezequiel presenta vislumbres de un Mesías personal. En 17:22-24 habla de un retoño de un cedro (dinastía davídica) plantado en Sión, que se convertirá en un gran árbol bajo cuyas ramas se cobijarán los israelitas. En 34:23-31 se habla de un nuevo pastor, al que se identifica con David, el cual apacentará a su grey, que ha sido reunida por el propio Yahvé. Ese nuevo Pastor - como el rey David - será el lugarteniente de Yahvé: Yo seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas (las ovejas). El profeta, pues, en estos vaticinios se sitúa en la línea de las profecías isaianas sobre el Emmanuel, en las que se anuncia un príncipe que inaugurará un reinado de paz y tranquilidad para los descendientes de Jacob. No hay alusiones universalistas, pero tampoco se refleja la idea de un rey despótico intransigente.
d) Ezequiel y el judaismo. - Se ha acusado a Ezequiel de haber sido el creador del alma judaica en sentido peyorativo, como expresión del hermetismo y exclusivismo que encontramos en la secta de los fariseos. En realidad, el profeta no ha hecho sino resaltar la conciencia de elección entre los exilados, para animarlos al cumplimiento de la Ley, cuya transgresión había traído la catástrofe nacional. Sin duda que, para hacer frente a las influencias religiosas babilónicas, Ezequiel - mentalidad esencialmente sacerdotal - urgió el cumplimiento de ciertas leyes rituales que fueran como un vallado defensivo. Los críticos independientes han querido deducir de esta preocupación levítica de Ezequiel que es el verdadero autor de toda la complicada legislación del Levítico. Pero un examen serio del problema hace ver que el profeta no sólo no es el autor de la legislación levítica, sino que muchas veces, al proclamar los principios que han de regir la nueva teocracia, contradice a determinadas leyes levíticas 48.

Ganonicidad del libro.
Según testimonio de San Jerónimo, los judíos no permitían la lectura del libro de Ezequiel antes de haber cumplido los treinta años49. Precisamente por cierta oposición entre la legislación de Ezequiel y la del Levítico, algunos rabinos se permitieron dudar de la canonicidad del libro de Ezequiel50. Pero de hecho fue recibido en el canon judaico sin dificultad. En el Eclo 49:8 se alaba a Ezequiel después de citar a Jeremías, y antes de los doce profetas menores. En el Í. Ô., el libro de Ezequiel no es citado expresamente, pero parece que hay alusiones51. En la Iglesia cristiana primitiva no ha habido dificultades especiales en la admisión de Ezequiel en el canon.

1 Ez 1:3. - 2 Ez 1:1-3:21. - 3 Así lo afirman el Pseudo-Epifanio, De vitis prophetarum g: PG 43:401, y San Isidoro De Sevilla, De ortu et obitu Patrum 39: PL 83:143; San Atanasio, Ór. de incarnatione Verbi 37: PG 25:160. - 4 Ez 18:2. 5 ez 24:21. - 6 Cf. Ez 37:1-28; 0.40-48. - 7 Esta tesis, propuesta primeramente por Herntrich y Bertholet, ha sido recientemente resucitada por P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19· - 8 He aquí algunos ejemplos de desplazamiento del texto: 3.16b-21 parece intercalado en el relato de la visión inaugural. Los versos del c.4 no siguen el orden debido. En los c.5.7 y 26 hay repeticiones y ampliaciones al texto original. Los v.8-17 del c.io son casi una repetición de 1:15-21, etc. Véase L. Dennefeld, o.c., p.462. - 9 Véase H. Hopfl-Miller-Meztinger, Introd. spec. in V. T. (Roma IQ4&) P·463 -465· - 10 P. Auvray, Ezechiel: La Sainte Bible de Jérusalem (París 1949) Ñ·9· - 11 Cf. Ez 12:9; 24:19; 33:10.17-20. - 12 id., ibid. - 13 Así G. Holscher, Der Dichter und das Buch: Bzatw 39 (1924)· - 14 C. Torrey, Pseudo-Ezekiel and the original prophecy (New Haven 1930). - 15 V. Herntrich, Ezekielprobleme: Bzatw 61 (1033). - 16 A. Bertholet, Hesekielprobleme: Mélanges F. Gumont (Bruselas 1936) p.517-523. - 17 Entre ellos el P. Dumeste: RB 46 (193?) 299, Y P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19. - 18 Ez 1:4-28; 10:1-22. - 19 Ez 37:1-28. - 20 Eze_40:1-43 :27. - 21 Ez 47:1-12. - 22 Ez 3:24-27. - 23 Ez4,is. - 24 Ez 5:4. - 25 Ez 16:1-63. - 26 Ez 17:1-24. - 27 Ez 19:1-9. - 28 Ez 23:1-49- - 29 San Jerónimo, Praef. in Ez.: PL 28:938 (995). - 30 id., Comm. in Ez., Prol. in librum 14: PL 25:448 (468). - 31 Cf. 1 Re 11:29-33; Is 20; Jer 13; 18; Os 0.1-3. - 32 Ez 3:26; 24:27; 33:22. - 33 Ez 24:15-24- - 34 Ez 4:4-17. - 35 Cf. Ose.i-3. - 36 Ez c.1-3. - 37 Ex 19:5; Ez 16:1-14. - 38 Ez 20,ss; Jer 2; 11:1-8. - 39 Ez 5:5-17; 16:15-34; 20. - 40 Ez 14:12-21; 17:1-21; cf. Jer 8:4-12; 16:10-17. - 41 Cf. Éxo_20:2. - 42 Cf. Dt 24:16; 2 Re 14:6. - 43 Jer 12:1; 31:29-30. - 44 P. Auvray, o.c., p.16. - 45 EZ 18:28. - 46 Jer 31:29-30. - 47 Ez 18:22-23.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Patrocinio

Notas

Ezequiel  40,1-49

40. El nuevo Templo de Jerusalén.
El capítulo puede dividirse en dos partes: a) el atrio exterior y sus puertas (1-27); b) el atrio interior y sus puertas (28-47). En la primera parte, después de una introducción sobre las circunstancias de la visión (1-4), se describen: el muro y puerta exterior oriental (5-16), el atrio exterior y sus cámaras (17-19), la puerta exterior septentrional y meridional (20-27), las puertas del atrio interior (28-37), los utensilios y disposición en la puerta oriental (38-43), las salas junto a la puerta septentrional y meridional (44-47) y el vestíbulo del templo (48-49).

Circunstancias de la visión (1-5).
1 El año veinticinco de nuestro cautiverio, al comienzo del año, el diez del mes, el año catorce de la toma de la ciudad, aquel día mismo fue sobre mí la mano de Yahvé, que me condujo, 2 en visión divina, a la tierra de Israel y me puso sobre un montón altísimo, sobre el cual había al mediodía como una edificación de ciudad. 3 Llevóme allá, y un varón de aspecto como de bronce bruñido, que tenía en su mano una cuerda de lino y una caña de medir, estaba en pie a la puerta. 4 Díjome aquel varón: Hijo de hombre, mira con tus ojos y atiende con tus oídos, y pon tu atención a lo que yo te vaya mostrando, pues para que te lo haga ver has sido traído, y para que se lo cuentes todo a la casa de Israel. 5 Mira, pues, ahí la muralla exterior que rodea la casa por todas partes.

En la datación se nos dan dos puntos de partida: el de la deportación (598) y el de la destrucción de la ciudad de Jerusalén (586). El año veinticinco de nuestro cautiverio y el año catorce de la toma de la ciudad (v.1) nos llevan al 573-572 a. G. El comienzo del año desde el exilio era en otoño (septiembre-octubre), el mes de Tishri (mes séptimo según el cómputo que parte de marzo-abril: Nisán) 1. No sabemos a punto fijo cuál es el cómputo que sigue Ezequiel. Si efectivamente supone el comienzo de año en otoño, tenemos que el i o del mes coincidía con la gran fiesta de la expiación 2. En esa fecha hacía trece años que Ezequiel había pronunciado sus últimos oráculos, relatados en su libro.
El profeta se siente en este otoño del 573 bajo una impresión especial de Dios: aquel día fue sobre mi la mano de Yahvé 3. En fisión fue trasladado a la tierra de Israel sobre un monte altísimo. Se trata de una visión imaginaria, la normal en los profetas 4. Llevado de la imaginación, el profeta aparece sobre un monte altísimo, idealización de la modesta colina de Sión. Ya Isaías había presentado a Jerusalén, centro de la teocracia judía, sobre el monte más alto, dominando a todos los montes 5. Para los profetas, Sión, en la nueva era mesiánica, debía ocupar un lugar privilegiado. Al mediodía, o sur del monte, estaba una edificación de ciudad (v.2), es decir, Jerusalén, y, sobre todo, el recinto sagrado del templo con sus múltiples y grandiosas construcciones. La localización de la ciudad está sobre la antigua, es decir, en la parte meridional del tradicional atrio del templo, mirando hacia el sur, en la falda de la gran colina.
Ezequiel está frente al lado oriental del muro exterior (v.6), y a la entrada de este lado está un varón de aspecto como de bronce bruñido (v.3), un ser resplandeciente como el bronce bruñido, lo que caracteriza a los seres celestiales6. Este varón deslumbrante tiene en sus manos los instrumentos de medir: una cuerda de lino, para las dimensiones más largas, y una caña, para las más pequeñas 7. El profeta es invitado a prestar especial atención, pues tiene que comunicarlo a la casa de Israel. Es su misión de profeta: transmitir mensajes divinos al pueblo en orden a sus intereses religiosos 8. El misterioso varón intérprete le invita a extender su mirada sobre la muralla exterior (v.5a), que separaba el sagrado recinto de lo profano. Era lo primero que aparecía a su vista, y simbolizaba la distinción entre lo santo y lo profano, que es la clave para entender esta enmarañada descripción arquitectónica que va a seguir.

Descripción del muro y de la puerta exterior oriental (5-16).
5b La caña de medir que aquel varón tenía en la mano era de seis codos de un codo y un palmo. Midió con ella el espesor del muro, y era de una caña, y su altura era de una caña. 6 Vino luego a la puerta que mira hacia el oriente, subió sus siete gradas y midió su umbral, de una caña de ancho. 7 Las cámaras tenían cada una caña de largo y una caña de ancho, y había entre cámara y cámara cinco codos, 8 y el umbral de la puerta por dentro, junto al vestíbulo, de una caña. 9 Midió el vestíbulo de la puerta, de ocho codos, y sus pilastras, de dos codos; el vestíbulo de la puerta estaba de la parte de dentro. 10 Tenía la puerta oriental tres cámaras de un lado y tres del otro, todas de la misma medida, y de una misma medida también, a una y otra parte, las pilastras. 11 Midió la anchura del vano de la puerta, de diez codos, y la longitud del portal, de trece codos. 12 Había delante de las cámaras una barrera, de un lado y de otro, de un codo, y cada cámara tenía seis codos de un lado y seis del otro. 13 Midió la puerta desde el techo de una cámara hasta el techo de la de enfrente, veinticinco codos de anchura, puerta contra puerta. 14 E hizo las pilastras de sesenta codos, y en las pilastras comenzaba el atrio que rodeaba la puerta todo alrededor. 15 Y desde la delantera de la puerta de entrada hasta la puerta interior, cincuenta codos. 16 La puerta tenía todo en derredor ventanas aspilleradas, que hacia el exterior se estrechaban, y estaban en las cámaras y en sus pilastras, y lo mismo había también ventanas que daban al interior del atrio en derredor, y en cada una de las pilastras había palmas.

El profeta, al empezar la descripción detallada, nos da la amplitud de la caña de medir, que era de seis codos, y cada codo era equivalente a un codo (ordinario) y un palmo (v.5b). Existían dos tipos de codos: el real o grande, que incluía siete palmos (el palmo eran cuatro dedos de la mano juntos) 9, y el codo ordinario, que equivalía a seis palmos 10. El profeta, pues, especifica que la caña que utilizaba el intérprete de Ezequiel era de seis codos grandes. Con ella midió el espesor del muro, que resultó ser de una caña, es decir, de unos tres metros largos. La altura era de la misma medida. Después pasó a medir la puerta oriental, que resultó ser de la misma anchura que el muro: tres metros largos. Antes de la puerta había que subir siete gradas, que tienen importancia simbólica, ya que, a medida que uno se acercaba a la morada de Dios, el santo de los santos, debía elevarse. Así, del atrio exterior al interior hay que subir ocho gradas (v.31), y después, de éste al santuario propiamente tal, se subían aún diez gradas. La santidad del recinto va aumentando a medida que, se suben las gradas, y el que ascendía por ellas debía pensar que, cuanto más se acercaba a la morada de Dios, debía santificarse interiormente.
Una vez descrita la puerta oriental, el profeta avanza por el pórtico, que tiene tres cámaras de cada lado, para los servicios de guardia y de conservación, como en los palacios. Las cámaras tenían cada una de ancho y de largo como el espesor del muro, es decir, unos tres metros amplios. Cada cámara estaba separada de la siguiente. Estas cámaras estaban separadas entre sí por unos contrafuertes o pilastras de cinco codos (v.7), e.d., unos dos metros y medio amplios. La última cámara daba hacia el vestíbulo, separada de éste por una caña (3:15 m.), que es el grosor del muro externo. El vestíbulo, que daba acceso al atrio exterior, tenía ocho codos (4,20 m.), y tenía dos pilastras de dos codos de anchura (1,05 m.). De esta descripción se deduce que este pórtico oriental era un rectángulo de 50 codos de largo (26:25 m.) y de 25 de ancho (13,125 m.). El v.11 es muy oscuro y difícil de conciliar con lo anterior, pues depende del sentido de la palabra hebrea Orej, que hemos traducido por longitud 11.
Ante cada cámara había una barrera o enrejado, quizá para protegerlas (v.12), de un codo de alto (poco más de medio metro), que debía de estar entre pilastra y pilastra. El espacio libre, abertura o puerta entre el techo de una cámara (v.13) y el techo de la que estaba enfrente, medía 25 codos (unos 13 m.). Las pilastras que daban acceso al atrio interior, al final del pórtico descrito, medían 6o codos (31:50 m.), las cuales por su altura nos recuerdan las enormes columnas que daban acceso a los templos egipcios. Todo el pórtico o corredor de entrada medía cincuenta codos (26:25 m.), que es el resultado de las medidas parciales antes indicadas 12. Hacia el interior del corredor, sobre las cámaras, se abrían ventanas aspilleradas (v.16), más abiertas hacia el exterior, o abocinadas, como en los castillos medievales y en las construcciones fenicias antiguas. Su forma se ordenaba a la mejor defensa desde el interior. Así, pues, el acceso al atrio exterior estaba organizado como una fortaleza preparada para la defensa. Sobre las pilastras enormes que daban acceso al atrio exterior había capiteles en forma de palmas, adorno tradicional en los templos egipcios 13.

El atrio exterior (17-19).
17 Llevóme luego al atrio exterior, en el cual había cámaras y estaba solado todo en derredor, treinta cámaras había en derredor del atrio. 18 El solado a los lados de las puertas correspondía a la anchura de ellas mismas, el solado inferior. 19 Midió la anchura entre la puerta de la fachada inferior hasta el frontispicio del atrio interior por fuera, cien codos hacia oriente y norte.

El profeta es introducido por su guía en el atrio exterior después de atravesar el corredor o pórtico de ingreso, que acaba de describir. Adosadas a los muros exteriores del atrio ve cámaras, semejantes a las del templo de Salomón 14, y en derredor del atrio había un solado o pavimento empedrado, que es llamado inferior (v.14) por contraposición al pavimento del atrio interior, que estaba en un nivel más alto. El número de las cámaras es de treinta (v.17). No dice cómo estaban distribuidas. Lo mejor es suponer que en cada lado norte, sur y este había ocho, y seis en el lado oeste, donde había que dejar lugar para una construcción particular que enumera en 41:12. Más tarde dirá el uso que tendrán estas cámaras 15. Después el guía midió el espacio que hay entre el pórtico o corredor antes descrito (v.6-12), la fachada inferior, y el pórtico o frontispicio que da acceso al atrio interior, y el resultado fue de cien codos (52:50 m.). Esta misma distancia habrá de los pórticos septentrional y meridional (v.23.27).
La frase hacia oriente y norte (v.18) parece glosa introductoria para pasar a describir el pórtico del norte.

El pórtico septentrional (20-23).
20 Midió el ancho y el largo de la puerta que está al norte, al atrio exterior; 21 sus cámaras, tres a un lado, tres al otro; las pilastras y el vestíbulo eran de las mismas dimensiones que las de la puerta primera, cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho. 22 Sus ventanas, su vestíbulo, sus palmas, tenían las mismas dimensiones que las de la puerta que da al oriente. Se subía a ella por siete gradas, y delante de ella estaba el atrio. 23 Frente por frente de este pórtico septentrional había en el atrio interior una puerta como la oriental. Midió la distancia entre puerta y puerta: cien codos.

La disposición del nuevo pórtico y sus particularidades, como cámaras y pilastras, era totalmente igual a la de la puerta oriental descrita. La forma de todo el conjunto del atrio exterior y sus muros es un cuadrado perfecto, y la distribución, completamente simétrica. Frente al pórtico exterior oriental del atrio inferior se alzaba el pórtico oriental del atrio interior, y frente a la puerta septentrional del atrio exterior se alzaba la puerta septentrional del atrio interior, que estaba enclavado dentro del exterior y en un nivel superior. La distancia entre la puerta septentrional de ambos atrios es de cien codos, como la que había entre los pórticos orientales de ambos atrios. El profeta concibe la morada de Yahvé perfectamente aislada de lo profano por atrios concéntricos, que se van elevando a medida que se acercan al santuario o santo de los santos.

El pórtico meridional (24-27).
24 Llevóme después al lado del mediodía, donde estaba la puerta que da al mediodía, y, medidas las pilastras y el vestíbulo, tuvieron las mismas dimensiones que las otras. 25 Había en torno de ella y del vestíbulo ventanas iguales a las otras, cincuenta codos de largo y veinticinco codos de ancho. 26 Las gradas de subida a la puerta eran siete, y delante de ellas estaba el vestíbulo. Había a cada lado palmas en las pilastras. 27 Había también puerta hacia el mediodía en el atrio interior, y entre puerta y puerta midió cien codos.

La descripción anterior, con las mismas particularidades, se repite para esta puerta meridional. La simetría es perfecta, y el simbolismo el mismo. Ezequiel tiene aquí un espíritu rectilíneo geométrico, que es símbolo de la perfección divina, que debe inundar el recinto del templo ideal. Como antes hemos dicho, la disposición es totalmente convencional en función de ideas teológicas, si bien conservando ciertas grandes líneas del trazado del templo salomónico.

Las puertas del atrio interior (28-37).
28 Llevóme por la puerta del mediodía al atrio interior, y midió la puerta del mediodía, y tenía las mismas dimensiones; 29 sus cámaras, sus pilastras y el vestíbulo, de las mismas dimensiones. La puerta y su vestíbulo tenían ventanas en derredor y cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho. 30 (16). 31 El vestíbulo daba al atrio exterior; en sus pilastras había palmas, y las gradas de subida eran ocho. 32 Llevóme luego al atrio interior por el camino de oriente, y midió la puerta, de las acostumbradas dimensiones. 33 Las cámaras, las pilastras y el vestíbulo, de las mismas dimensiones, con ventanas en ellas, y en el vestíbulo, cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho. 34 Su vestíbulo daba al atrio exterior; en las pilastras, a uno y otro lado, había palmas, y las gradas de subida eran ocho. 35 Llevóme luego a la puerta del septentrión, y midió, hallando las dimensiones de las otras 36 para cámaras, pilastras y vestíbulos, y en torno las ventanas, cincuenta codos de largo y veinticinco de ancho. 37 Sus vestíbulos daban al atrio exterior, y había en ellos pilastras con palmas, a uno y otro lado, y las gradas de subida eran ocho.

El profeta entra con su guía por la puerta del mediodía, que acaba de describir, hacia el atrio interior, que por el norte, el oriente y el mediodía tiene pórticos análogos a los descritos para el atrio exterior, con la diferencia de que se sube a ellos por ocho gradas, en vez de siete, y de que las grandes pilastras de acceso dan hacia el atrio exterior y no al atrio interior.

Utensilios para degollar las víctimas (38-43).
38 Había también allí una cámara que se abría hacia las pilastras de las puertas; era donde habían de lavarse los holocaustos. 39 En el vestíbulo de la puerta había a cada lado dos mesas, en las que se había de degollar el holocausto para el sacrificio por el pecado y por el delito. 40 En el lado exterior, al norte de quien subía por la entrada de la puerta, había otras dos mesas, y otras dos al otro lado, cerca del vestíbulo de la puerta. 41 Había, pues, a cada lado de la puerta cuatro mesas de una parte y cuatro de otra, ocho mesas, en las que se hacía la inmolación. 42 Había, además, otras cuatro mesas para los holocaustos, de piedra tallada, codo y medio de largas, codo y medio de anchas y un codo de altas, sobre las cuales se ponían los instrumentos con que se inmolaban los holocaustos y los otros sacrificios. 43 Tenían las mesas en derredor un reborde alto de un palmo, y sobre ellas se ponía la carne de las víctimas.

En el atrio interior, frente al santuario o santo de los santos, estaba el altar de los holocaustos, donde se quemaban las víctimas y se derramaba su sangre. Los actos de descuartizar y preparar la víctima eran realizados junto al vestíbulo del pórtico oriental. En una cámara aneja se lavaban las víctimas (v.36), y a cada lado de la puerta del vestíbulo estaban las mesas para degollar a las víctimas de los holocaustos y de los sacrificios por el pecado y por el delito (v.39). En la entrada exterior de la puerta, a un lado y otro de la escalinata, de ocho gradas, al lado norte de la puerta oriental, había dos mesas para la inmolación (v.41). Había, pues, ocho mesas, cuatro en el interior del vestíbulo (dos de cada lado) y cuatro en el exterior (dos de cada lado). Junto a cada una de las cuatro parejas de mesas había otras cuatro mesas de piedra, cuadradas (de 78,7 cm. de largo, por otro tanto de ancho y 52:5 cm. de altas), en las que se depositaban los utensilios para degollar las víctimas. El v-43 ha sido muy diversamente traducido 17. Según la versión que hemos dado, las mesas eran un poco levantadas por los lados exteriores, para contener las carnes de las víctimas.

Cámaras de los sacerdotes y santuario (44-49).
44 Fuera de la puerta interior, en el atrio interior, había dos cámaras 18, una al lado de la puerta del norte, y que se abría hacia el mediodía; otra al lado de la puerta del mediodía, que se abría hacia el norte. 45 Y me dijo: Esta cámara que se abre hacia el mediodía es para los sacerdotes que hacen la guardia del templo, 46 y la que mira al norte es la de los sacerdotes que hacen la guardia del altar. Son los hijos de Sadoc, que entre los hijos de Leví se acercan a Yahvé para servirle. 47 Midió el atrio, cien codos de ancho y cien codos de largo, cuadrado, y en él, delante de la casa, estaba el altar. 48 Llevóme al vestíbulo de la casa, midió cada una de las pilastras, cinco codos el de una parte, cinco codos el de la otra. La puerta tenía catorce codos de ancha, y los lados de la puerta eran tres codos de un lado y tres de otro 19. 49 Tenía el vestíbulo veinte codos de largo y doce codos de ancho, y se subía a él por diez gradas. Había junto a las pilastras columnas, una a un lado y otra al otro.

En el atrio interior había dos cámaras, una junto al pórtico septentrional y la otra junto al meridional. Ambas, pues, se hallaban frente a frente (v.44). La del lado norte estaba reservada a los sacerdotes que se encargaban de los servicios auxiliares (v.45), como guardar el templo y otros servicios más humildes, en contraposición a los que tienen el servicio del altar (v.46), es decir, los que quemaban las víctimas sobre el altar y hacían las abluciones rituales, los cuales pertenecían a la familia de Sadoc 20. Los otros, pues, llamados sacerdotes encargados de servicios auxiliares, eran simplemente levitas, o sacristanes en la nomenclatura de hoy 21. El atrio interior es un cuadrado perfecto (Deu_52:5 m. de largo por otro tanto de ancho: cien codos, v.47); en él estaba el altar de los holocaustos, probablemente frente a la fachada del santuario o santo de los santos. No obstante, Ezequiel no concreta su posición exacta y dimensiones. Ahora, después de atravesar y describir el atrio interior, el profeta avanza dirigido por su supuesto guía y entra en el vestíbulo del santuario, o edificio más sagrado del recinto. Allí comenzaba el templo propiamente tal, llamado la casa de Yahvé (v.48).
El umbral o puerta tenía una anchura Deu_7:25 metros (14 codos) y dos pilastras o muros que la delimitaban por ambos lados, Deu_2:62 metros (cinco codos). Cada muro en el interior del vestíbulo es Deu_1:57 metros de largo (tres codos). De este modo, la largura total del vestíbulo era de 20 codos (14 del umbral y 3+ 3 de los muros laterales o pilastras). Y su anchura era Deu_6:3 metros (12 codos). Al vestíbulo se subía por diez gradas.
Tenemos, pues, que el conjunto de edificaciones del recinto sagrado estaba constituido por tres terrazas superpuestas, que progresivamente se elevaban sobre el suelo: del terreno profano se subía al atrio exterior por siete gradas; del atrio exterior se subía al interior por ocho gradas, y del atrio interior al santuario se subía por diez gradas. Algunos autores han querido ver en esta disposición ideal de Ezequiel un calco de las construcciones de los zigurat, o pirámides escalonadas de Mesopotamia, que constituían la morada de la divinidad. No obstante, en la distribución del templo más bien se inspiró Ezequiel en el recuerdo del antiguo salomónico. Así, a la entrada del santuario, o casa de Yahvé, pone junto a las pilastras dos columnas, que parecen un eco de las famosas salomónicas de bronce, llamadas Booz y Yakin.

1 Muchos autores creen que Ezequiel aquí, en la frase principio de año, se refiere a marzo-abril (Nisán). Así Knab., Heinisch. Sobre estos cómputos véase F. X. kortleitner, Arch. (1906) 304; F. X. kügler, Von Moses bis Paulus (Münster 1922) 134-150. 2 Cf. Lev_23:2755; i6,is. 3 Cf. Eze_1:3; Eze_3:14; Eze_8:1. 4 Cf. st. Thom., ST II-II i73:3c; 175:10c. 5 Cf. Isa_2:2; Miq_4:1, · Eze_17:22; Zac_14:10. 6 Cf. Eze_1:7. Quizá este personaje sea el mismo hombre vestido de lino Deu_9:2. En 44:1-2 se identifica con Yahvé. 7 Cf. Eze_47:3; Eze_40:5 8 Cf. Tomás, ST II-II 172:40. 9 Cf. Jer_52:21. 10 Los babilonios distinguían dos tipos de codos: a) real o grande, de 550 mm., y otro, b) ordinario, de 495 mm. Los egipcios: a) común, de 450 mm.; b) real, de 525 mm. Cualquiera de éstos podía estar en vigor en Palestina, aunque Ezequiel se acomodaría al uso babilónico. Cf. A. Barrois, La métrologie dans la Bible: RB 40 (1931) 185-213; 41 (1932) 50-76. 11 Algunos autores han querido dar a la palabra Orej un sentido de altura, pero no es probable. 12 Es decir, seis codos el muro externo, 6 X 3 las cámaras, más seis los muros que las separaban, ocho el vestíbulo y dos la pilastra. 13 Sobre el adorno de las pilastras cf. 1Re_6:29; 2Cr_3:5. 14 Cf. 1Cr_28:12; Esd_10:6; Jer_35:4; Jer_36:10. 15 Eze_45:5 16 El v.30 en el TM dice: y los vestíbulos todo alrededor, de veinticinco codos de largo por cinco de ancho, que es ditografía. Falta en C. 17 Los LXX: y un reborde de un palmo alrededor, y sobre las mesas un tejadillo para proteger de la lluvia y del calor. 18 El TM dice: fuera de la puerta interior había salas de cantores. Nuestra traducción se basa en los LXX, comúnmente seguida aquí por los comentaristas. 19 Las 'palabras catorce codos y los lados de la puerta faltan en TM, y las hemos tomado de los LXX. 20 Sadoc descendía de Aarón por la rama de Eleazar (Num_3:1-4) y era célebre en la historia de Israel por su fidelidad a David (2Sa_15:245; 2Sa_17:15; 1Re_1:8.38). Por esto Salomón le dio el cargo de sumo sacerdote, que hasta entonces ostentaba Abiatar (1Re_2:35). Algunos autores creen que esta frase relativa a los hijos de Sadoc es glosa posterior. 21 Cf. Eze_44:10.