Ezequiel  43 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 27 versitos |
1 Llevóme luego a la puerta que da al oriente,
2 y vi la gloria del Dios de Israel venir del oriente. Se oía un estrépito como el estrépito de caudalosas aguas, y la tierra resplandecía del resplandor de la gloria.
3 El aspecto de lo que veía era como lo que vi cuando vino Yahvé a destruir la ciudad, y en todos los aspectos como los de la visión que vi cerca del río Kebar. Caí rostro a tierra,
4 mientras la gloria de Yahvé penetró en la casa por la puerta de la fachada que da al oriente.
5 El espíritu me levantó y me llevó al atrio exterior, y vi la gloria de Yahvé llenar la casa,
6 y oí que alguno me hablaba desde dentro de la casa, mientras el varón aquel estaba en pie junto a mí
7 y me decía: Hijo de hombre, éste es el lugar de mi trono, el escabel de las plantas de mis pies, donde habitaré para siempre en medio de los hijos de Israel. La casa de Israel no profanará ya más mi santo nombre, ni ella ni sus reyes, con sus fornicaciones ni con los cadáveres de sus reyes, con sus lugares altos;"
8 pusieron su umbral junto a mi umbral, y sus postes junto a mis postes, y pared sólo por medio, contaminaron mi santo nombre con las abominaciones que cometieron. Por eso, en mi furor los consumí.
9 Pero ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones y los cadáveres de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre.
10 Y tú, hijo de hombre, describe a la casa de Israel este templo.
11 Si se avergüenzan de lo que han hecho, muéstrales la traza y el diseño de esta casa, sus salidas y sus entradas y toda su disposición, sus ritos y sus leyes, y ponia por escrito ante sus ojos, para que guarden todos sus ritos y sus reglas y los pongan por obra.
12 Esta es la ley de la casa: sobre la cumbre del monte, todo en derredor, su término será santísimo. Esta es la ley del templo.
13 He aquí las medidas del altar en codos de codo y palmo: el canal, de un codo de alto y un codo de ancho, y el reborde que lleva en torno, un palmo. Tal es el zócalo del altar.
14 Desde el canal sobre el suelo al plano inferior, dos codos, y la anchura de su vuelo, un codo. Del plano inferior al plano superior, cuatro codos, y la anchura, de un codo.
15 El “ariel” tenía cuatro codos, y de él emergían cuatro cuernos.
16 El “ariel” tenía doce codos de ancho y doce codos de largo, formando un cuadrado perfecto.
17 La basa tenía catorce codos de largo y catorce de ancho a los cuatro lados, y en torno de ella había una cornisa de medio codo, y el canal de un codo todo en derredor, y sus gradas estaban al lado oriental.
18 Díjome: Hijo de hombre, así habla el Señor, Yahvé: Estas son las leyes del altar para cuando sea construido para ofrecer en él holocaustos y derramar la sangre de ellos.
19 A los sacerdotes, levitas de la posteridad de Sadoc, que serán los que a mí se han de acercar para servirme, dice el Señor, Yahvé, les darás un novillo para el sacrificio por el pecado.
20 Tomarás de su sangre y untarás con ella los cuatro cuernos, y los cuatro ángulos del cuadro, y el borde todo en torno. Así harás la expiación y la propiciación del altar.
21 Tomarás luego el novillo del sacrificio por el pecado, que quemarás en el lugar de la casa designado fuera del santuario.
22 Al día siguiente ofrecerás por el pecado un macho cabrío sin defecto y expiarás el altar, como lo hiciste con el novillo.
23 Cumplido que hayas el rito expiatorio, ofrecerás un novillo sin defecto y un carnero de la grey sin defecto.
24 Los ofrecerás a Yahvé; los sacerdotes ofrecerán sobre ellos la sal, y los ofrecerán a Yahvé como holocausto."
25 Por siete días sacrificarás por el pecado un macho cabrío por día; ofrecerás además un novillo y un carnero de la grey sin defecto."
26 Por siete días se hará la propiciación del altar, se purificará y se consagrará.
27 Pasados estos días, del día octavo en adelante, los sacerdotes ofrecerán en el altar vuestros holocaustos y vuestros sacrificios pacíficos, y yo os seré propicio, dice el Señor, Yahvé.

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Introducción a Ezequiel 

Times New Roman ;;;;

Ezequiel.
Introducción.

Vida del profeta.
Ezequiel (en hebreo Yejezque'el: Dios conforta) era de la clase sacerdotal , y fue llevado a Babilonia como cautivo en 598 a.C., juntamente con el rey Jeconías y parte de la aristocracia judaica. Según el mismo nos dice, moraba en una localidad llamada Tell-Abib, junto al río Kebar (o Naru Kabaru, de las inscripciones cuneiformes), al sur de Babilonia. Allí vivía con su esposa, participando de las penas de los exilados. En el año quinto de su cautividad (593), mientras se hallaba a orillas de dicho río, fue llamado misteriosamente al ministerio profético 2, que ejerció durante veintidós años. Su último escrito datado es del 572 a.C. (año 27 de su traslado a Babilonia). No sabemos cómo ni cuándo murió. Según una tradición antigua judaica, fue muerto por un juez1 del pueblo que había sido reprendido por el profeta 3.

Misión del profeta.
Como Jeremías tenía por misión predicar a los judíos de Palestina los caminos del Señor, anunciándoles los castigos y recriminándoles su pésima conducta de abandono de las vías del Señor, Ezequiel fue el hombre providencial que se ocupó de mantener viva la fe yahvista en el destierro de Babilonia. La situación era sumamente delicada, ya que los exilados, lejos de comprender el sentido de su destino en los planes de Dios - como castigo de sus pecados - , continuaban con su propensión a la idolatría. Acusaban a Yahvé de ser injusto con ellos al hacerles cargar con culpas de sus antepasados 4. Por otra parte, estaban seguros de que su exilio duraría muy poco tiempo, y, sobre todo, que Dios no permitiría la destrucción de Jerusalén y de su templo por los caldeos5. Ezequiel debía hacer frente a estas falsas concepciones, fustigar sus vicios, como la propensión a la idolatría, a los adulterios, perjurios y pecados contra la justicia social.
Sobre todo, como Jeremías en Jerusalén, predicaba contra la falsa confianza fetichista en el templo de Jerusalén como garantía de permanencia de la nación judaica. En la misión de Ezequiel tenemos que distinguir dos momentos o etapas: la anterior a la destrucción de la Ciudad Santa por los babilonios (587 a.C.), durante la cual tuvo que hacer frente a las falsas esperanzas de repatriación de los exilados, anunciándoles reiteradamente el colapso de la Ciudad Santa, y la etapa que siguió a la toma de Jerusalén por los caldeos. Se han cumplido sus profecías exterminadoras, y, ante la depresión colectiva nacional, empezó a predicar la resurrección de la nación, en una nueva teocracia ideal, en la que se cumplirían las íntimas aspiraciones individuales y colectivas de los descendientes de Abraham 6.
Basándose en numerosas alteraciones textuales, algunos autores han propuesto la tesis de que la predicación de Ezequiel, anterior a la destrucción de Jerusalén, tuvo por escenario Palestina, de forma que el profeta se dirigía, como Jeremías, a sus compatriotas que no habían sido llevados en la primera cautividad 7. Esta hipótesis, al principio deslumbradora e insinuante como solución a complejos problemas textuales del libro de Ezequiel, no parece en realidad que tenga muchos visos de objetividad histórica, ya que crea mayores problemas en relación a la vida y actividad literario-profética de Ezequiel, como veremos al tratar de la composición y datación de sus oráculos.

Ambiente histórico.
La situación política internacional de la época de Ezequiel es similar a la que hemos descrito en la introducción al libro de Jeremías. Después del colapso del imperio asirio en 612, en que tiene lugar la conquista de Nínive por Nabopolasar (625-605), caudillo babilonio, auxiliado por los medos, Egipto quiere conquistar la zona de influencia en las antiguas provincias conquistadas por Asiría; por ello, Necao II, en 609, sube, a través de Palestina y Siria, al encuentro de los ejércitos medo-babilónicos. Al pasar por Megiddo, junto al Carmelo, le sale al paso el rey Josías de Judá, que muere en el combate (609 a.C.); le sucedió su hijo Joacaz, pero éste fue depuesto por Necao II, que había establecido su cuartel general en Ribla, sobre el Orontes (Alta Siria). En su lugar colocó en el trono de Jerusalén al hijo de Josías, Eliaquim, al que cambió el nombre en Joaquim (609-598). Poco después el faraón fue vencido en Carquemis (606 a.C.) por las tropas acaudilladas por Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar.
En 605 muere Nabopolasar, y su hijo le sucede en la dirección del nuevo imperio. Después de derrotar a los egipcios, Nabucodonosor hizo una incursión por Palestina (606-5). En el 603, el rey de Judá, Joaquim, confiado en Egipto, se insurreccionó contra el monarca caldeo, y éste se limitó de momento a enviar partidas de soldados que devastasen Judá. En 598 puso sitio formal a Jerusalén, durante cuyo asedio murió el rey Joaquim, y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual se rindió a los tres meses de reinado, siendo deportado con la aristocracia del país a Babilonia, y entre los cautivos estaba el propio Ezequiel. Las tropas caldeas saquearon el templo, llevándose los vasos sagrados.
El vencedor puso de rey en Jerusalén a Matanías, hijo de Josías, cambiándole el nombre en Sedecías (598-586). Al principio éste se mantuvo sumiso a Babilonia, pero por instigación del faraón Hofra se unió a una liga anticaldea organizada por Amón y Tiro. Las tropas de Nabucodonosor volvieron al asedio y tomaron la ciudad en julio-agosto de 586. La ciudad fue totalmente arrasada con su templo, y las fuerzas vivas de la población fueron deportadas, quedando sólo en el país los labriegos y peonaje. Sedecías, capturado por los babilonios, fue llevado a Ribla, donde delante de Nabucodonosor le sacaron los ojos después de asistir al asesinato de sus hijos. Después fue deportado. Con ello la catástrofe nacional del pueblo judío llegó a su colmo, y la crisis de la conciencia nacional fue el problema con que tuvieron que enfrentarse los profetas Jeremías en Palestina y Ezequiel en el exilio.

Contenido y estructura del libro.
Podemos dividirlo en tres partes bien netas. Después de una introducción en la que se relatan las circunstancias de la vocación profética del profeta (1:1-3:21), encontramos: a) una serie de oráculos contra Jerusalén y Judá (3:22-24:27); b) oráculos contra las naciones paganas (c.25-32), y c) promesas de restauración (c.33-48). Esta sistematización clara, lógica y aun cronológica de los escritos de Ezequiel ha llamado siempre la atención de los comentaristas, aunque recientemente los críticos han negado esta armoniosa estructura, ya que sorprenden muchas intercalaciones y desplazamientos que interrumpen el contexto 8. Con todo, la estructura lógica general y aun cronológica se mantiene, como se ve en el esquema siguiente:

Difisión del libro:
I. Oráculos anteriores a la destrucción de Jerusalén (58-6).
A) Introducción: Vocación del profeta (1:1-3:21).
B) Conminaciones contra Juda (3:22-24:27).
1.Anuncio del castigo sobre la Ciudad Santa (acciones simbólicas y oráculos: 3:22-7:27).
2.Visión de la idolatría en el templo. La gloria de Yahvé abandona la ciudad (8:1-11:25).
3.Vaticinios sobre la cautividad del rey y el pueblo. Juicio contra los falsos profetas, cortesanos y pecadores en general (12:1-23:40).
4.Epílogo: principio del cerco de Jerusalén.
C) Conminaciones contra las naciones paganas (25:1-32:32): Contra Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto.

II. Oráculos después de la destrucción de Jerusalén (586).
A) Preparación para la restauración (33:1-33). Invitación a la penitencia. La ruina, castigo por los pecados.
B) Vaticinios de restauración teocrática (34:1-39:29). Reunión de los dispersos israelitas. Devastación de Edom, renovación de la tierra de Israel. Repatriación del pueblo exilado. Desaparición de los enemigos de Israel.
C) Descripción del nuevo reino de Israel (40,1-48:35). El nuevo templo y su consagración. El nuevo culto, la nueva tierra de Canaán, su fertilidad y división 9.

Composición del libro y autenticidad.
El contenido literario de Ezequiel difiere bien de los libros de Amos, Oseas, Miqueas, Isaías y Jeremías. En éstos, lo esencial es el oráculo, o manifestación oral del profeta, puesta por escrito con todo su vigor e independencia. En el libro de Ezequiel, en cambio, parece que nos encontramos con un escritor que con estilo difuso y diluido va llenando páginas a base de descripciones de visiones y acciones simbólicas. Se le ha llamado profeta de gabinete, porque en sus escritos no está el oráculo conciso y nervioso de los antiguos profetas10, predominando la prosa deslavazada. Pero Ezequiel, más que escritor, es ante todo un predicador que dialoga con su auditorio y que realiza acciones simbólicas ante ellos 11. Bajo esta forma, es el más vivo, el más concreto de todos los profetas12. Pero debemos descubrir también al escritor que redacta sus oráculos para sus contemporáneos. Habla siempre en primera persona, y de hecho hay unidad sustancial de estilo en todos los escritos que se le atribuyen.
La tradición judaico-cristiana ha sostenido siempre la autenticidad de sus escritos, como obra del profeta del exilio, que trabajó en la formación del alma judía después de la catástrofe napional. Sin embargo, esto no quiere decir que el libro suyo, tal como hoy ha llegado a nosotros, sea obra redaccional definitiva del profeta. A pesar de un orden lógico general, hay, como hemos indicado, trastrueques y desajustes en el texto, y estas anomalías han dado lugar a teorías excéntricas respecto del origen del libro de Ezequiel. Así, hay quien adjudica al profeta del exilio sólo las partes poéticas, mientras que la masa prosaica sería obra de un redactor del siglo í 13. Incluso se ha supuesto que la redacción final del libro es del siglo ni a.C., obra de un anónimo que habría presentado los hechos como ocurridos en el siglo VII a.C. 14
Autores más moderados, como Herntrich y Bertholet, suponen que el libro de Ezequiel es de la época inmediata anterior o posterior a la caída de Jerusalén (597-6). El primero distingue dos autores, uno de los 39 primeros capítulos, que sería un profeta que vivió en Jerusalén en los años críticos que precedieron a la destrucción de la ciudad. Los c.40-48 serían, pues, obra de un redactor posterior a la época del exilio 15. El segundo cree que es Ezequiel el autor de todo el libro, pero que lo concerniente a la predicación anterior a la caída de Jerusalén fue escrito por él cuando habitaba en Palestina, mientras que los oráculos y escritos de restauración que siguieron a la destrucción de la Ciudad Santa fueron escritos por él mismo en Babilonia 16. Supone que Ezequiel es el autor sustancial, en cuanto que dejó resúmenes esquemáticos de sus profecías que fueron amplificados y publicados con su nombre por redactores posteriores que pertenecían a su escuela profética. Esta opinión ha sido aceptada por muchos autores aun católicos 17; pero, pasada la primera impresión de novedad, las cosas van volviendo a la tesis tradicional, ya que, si la nueva teoría parece dar razón del sentido de algunos textos, que parecen intercalaciones redaccionales posteriores, por otra parte, aplicada como tesis general al libro, crea mayores problemas de composición. Por ello creemos que es preferible mantener la posición tradicional, que considera a Ezequiel como autor de todo el libro (con ligeras excepciones) que lleva su nombre, y también es mejor suponer que el profeta desarrolló su ministerio desde el principio entre los exilados de Babilonia, como se desprende de sus oráculos y escritos.

Texto y versiones.
El texto hebreo masorético es muy deficiente y en muchos casos inservible. La versión griega de los LXX es, en general, literalista y parece estar basada en un texto hebreo anterior al TM. Por ello resulta muy útil para la reconstrucción de ciertas lecturas. En general, parece superior el texto de los LXX; sin embargo, también en la versión de los LXX hay omisiones y traducciones ininteligibles. Los papiros Chester Beatty (Ez 11-17) Y Scheide (Ez 19-39) han contribuido al estudio de la versión griega, pues datan del siglo II, y son, por tanto, anteriores a la Hexaplar de Orígenes. Sobre todo los papiros Scheide han servido para reivindicar muchas lecciones del TM. La versión de la Vg sigue en general al TM, mientras que la siro-hexaplar acepta muchas variantes de los LXX.

Índole literaria del libro de Ezequiel.
Característica del libro de Ezequiel es la abundancia de visiones: la cuadriga celeste de los querubes 18, los huesos secos 19, el nuevo templo 20, la fuente de aguas 21. Esto hace que su libro sea extremadamente misterioso y difícil de interpretar. Los autores no están concordes al calificar la objetividad de dichas visiones, pues mientras para unos esas fisiones son meras ficciones literarias en función de enseñanzas religiosas, para otros son fisiones reales representadas a su imaginación o a sus sentidos externos.
Otra característica del ministerio profético de Ezequiel es la de acciones simbólicas para representar plásticamente sus enseñanzas teológicas y sus oráculos conminatorios o de restauración. Así, por orden de Dios se encierra en su casa para significar el asedio de Jerusalén22, delinea el plano de la Ciudad Santa, acercando contra él planchas de hierro para simbolizar el próximo cerco por los babilonios 23; se corta los cabellos y los aventa para significar el destino de los exilados 24. También son frecuentes en los escritos de Ezequiel las parábolas o alegorías, como la de las dos hermanas meretrices25, la de la vid arrancada por el águila26, los dos cachorros 27, Oola y Ooliba 2S.
El estilo literario, en general, es prosaico e inferior al de Isaías y Jeremías. San Jerónimo lo define así: Sermo eius nec satis di-sertus nec admodum rusticus, sed ex utroque medie tempera-tus 29. Su propensión a lo visionario y alegórico hace que sea particularmente difícil su interpretación. Respecto de los c.40-49, en los que se habla de la estructura de la nueva teocracia, dice el mismo San Jerónimo: Scripturarum oceanum et mysteriorum Dei laby-rinthum 30. Llevado de la imaginación, el profeta traza idealmente los límites y organización del nuevo reino bajo la protección especial de Dios. Nos hallamos ya en el campo de la apocalíptica, donde lo nebuloso imaginario priva sobre lo racional concreto.
Esta propensión a lo visionario, simbólico y apocalíptico ha servido para que no pocos autores le hayan tachado de anormal y excéntrico, de forma que sus éxtasis y acciones extrañas provendrían de una naturaleza mórbida. Así, se le ha acusado de histérico, epiléptico, cataléptico y neurótico. En realidad, sus acciones simbólicas no son más extrañas que otras de los profetas anteriores, como Oseas, Jeremías y aun de Isaías 31. No debemos perder de vista que nos hallamos entre orientales, donde lo escénico tiene una importancia especial como medio de convencer. En concreto, Ezequiel nos dice de sí mismo que es un signo para la casa de Israel; de ahí que sus acciones simbólicas sean tan frecuentes, y desde luego tiene una mentalidad netamente simbolista. Por ello, a sus problemas familiares personales les da un sentido simbólico con proyección a la comunidad de exilados. Así, su mutismo32, la muerte de su esposa 33 y sus mismas enfermedades 34 tienen un mensaje para Israel. En este sentido podría comparársele a Oseas, cuya vida es una parábola en acción para sus compatriotas 35.

Doctrina teológica.
a) Atributos divinos. - La teología de Ezequiel sigue las líneas generales de sus predecesores, los profetas escritores, Amos, Isaías y Miqueas, pues destaca la universalidad, omnipotencia y justicia de Yahvé sobre todo. Su radio de acción no se limita a la tierra santa, sino que sigue a los deportados de Babilonia 36. Es el Señor único que está sobre todo poder. Los vivientes simbólicos que aparecen llevando el trono de su gloria son el símbolo del poder en los distintos reinos de la naturaleza: el león, el toro, el águila, en el reino animal, son los animales superiores, que en la mitología religiosa mesopotámica simbolizaban a determinadas divinidades. Ezequiel los pone a todos como escabel del Yahvé de los israelitas, que sigue amorosamente la suerte de sus exilados.
Es misericordioso y justo. Israel es su hijo predilecto 37, pero esta elección es totalmente gratuita, sin méritos por parte de aquél 38. Esto impone particulares deberes de gratitud y obediencia. Israel ha sido encontrada por Yahvé en el desierto como una expósita y ha sido elevada a la categoría de reina, esposa de Yahvé. En consecuencia, debía haber reconocido a su único Dios, pero ha pecado, separándose de Yahvé y yéndose tras los ídolos 39. Por eso, Yahvé, por su propia dignidad y santidad, debe castigarle, y el exilio es la pena merecida por las generaciones rebeldes que se han sucedido en Israel desde los tiempos de su instalación en Canaán 40.
b) Responsabilidad individual. - Una de las ideas nuevas en la teología de Ezequiel es la de la valoración del individuo como tal en sus relaciones para con Dios. Hasta entonces en la teología profética prevalecía la idea de la solidaridad, de forma que los componentes del pueblo israelita eran considerados más como ciudadanos de una colectividad que como individuos con derechos y deberes propios. Ante todo, los profetas consideran el destino de la nación como tal, porque la alianza del Sinaí ha sido hecha entre Dios y la nación41. En ese supuesto, las generaciones son solidarias en sus pecados y en sus méritos. Ciertamente que en el Deuteronomio se condena el castigo de los hijos por los pecados de sus padres, y viceversa42, y Jeremías se hizo eco de esta doctrina43, pero es Ezequiel el campeón y teorizante del individualismo44 en la tradición israelita. La catástrofe del 587 había tenido por efecto la pérdida de las ilusiones nacionales, y entonces la conciencia israelita se orientó más a los destinos e intereses del individuo como tal. Ezequiel se hace eco de este estado psicológico y formula el principio de la retribución individual estricta; los exilados se quejaban de que ellos estaban pagando por los pecados de sus antepasados. Esto parecía injusto, y es el profeta el que anuncia un nuevo estado de cosas: ¿Qué andáis repitiendo este proverbio. y decís: Los padres comieron las agraces y los hijos sufren la dentera? Por mi vida, dice Yahvé, que nunca más diréis este refrán. El alma que pecare, ésta morirá, y el hijo no llevará sobre sí la iniquidad del padre, ni el padre la del hijo; la justicia del justo será sobre él, y sobre él será la iniquidad del malvado45. Es sustancialmente la doctrina de Jeremías: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron agraces, y los hijos sufrimos la dentera. Sino que cada uno morirá por su propia iniquidad: quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera46.
Ezequiel insiste después en la justificación del pecador que se arrepiente de sus pecados y cambia de conducta: Todos los pecados que cometió no le serán recordados, y en la justicia que obró vivirá. ¿Quiero yo acaso la muerte del impío, dice Yahvé, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?47 Esta doctrina está muy por encima de la antigua, basada en la solidaridad. En el nuevo orden de cosas habrá ante todo justicia retributiva para cada individuo. Esta perspectiva, formulada así con toda valentía por Ezequiel, hará que se planteen en crudo la validez de las tesis tradicionales sobre la ecuación entre la virtud y el premio en esta vida.
Este examen del problema en la literatura sapiencial, sobre todo en Job, dará como fruto la formulación clara del principio de la retribución en ultratumba en el libro de la Sabiduría. Ezequiel no ha llegado a estas claridades, pero ha puesto las bases de la retribución individual en las relaciones de Dios con el hombre.
c) El mesianismo. - Sus ideas mesianicas adolecen de nacionalistas, ya que prevé la gloria de la nueva teocracia, vinculada a la restauración de Israel como nación. En sus idealizaciones sistemáticas y artificiales de la nueva era, piensa en Palestina como centro de la teocracia. Y en su falta de perspectiva histórica junta la próxima restauración después del destierro y la mesiánica definitiva. Al lado de estos anuncios mesiánicos colectivos, Ezequiel presenta vislumbres de un Mesías personal. En 17:22-24 habla de un retoño de un cedro (dinastía davídica) plantado en Sión, que se convertirá en un gran árbol bajo cuyas ramas se cobijarán los israelitas. En 34:23-31 se habla de un nuevo pastor, al que se identifica con David, el cual apacentará a su grey, que ha sido reunida por el propio Yahvé. Ese nuevo Pastor - como el rey David - será el lugarteniente de Yahvé: Yo seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas (las ovejas). El profeta, pues, en estos vaticinios se sitúa en la línea de las profecías isaianas sobre el Emmanuel, en las que se anuncia un príncipe que inaugurará un reinado de paz y tranquilidad para los descendientes de Jacob. No hay alusiones universalistas, pero tampoco se refleja la idea de un rey despótico intransigente.
d) Ezequiel y el judaismo. - Se ha acusado a Ezequiel de haber sido el creador del alma judaica en sentido peyorativo, como expresión del hermetismo y exclusivismo que encontramos en la secta de los fariseos. En realidad, el profeta no ha hecho sino resaltar la conciencia de elección entre los exilados, para animarlos al cumplimiento de la Ley, cuya transgresión había traído la catástrofe nacional. Sin duda que, para hacer frente a las influencias religiosas babilónicas, Ezequiel - mentalidad esencialmente sacerdotal - urgió el cumplimiento de ciertas leyes rituales que fueran como un vallado defensivo. Los críticos independientes han querido deducir de esta preocupación levítica de Ezequiel que es el verdadero autor de toda la complicada legislación del Levítico. Pero un examen serio del problema hace ver que el profeta no sólo no es el autor de la legislación levítica, sino que muchas veces, al proclamar los principios que han de regir la nueva teocracia, contradice a determinadas leyes levíticas 48.

Ganonicidad del libro.
Según testimonio de San Jerónimo, los judíos no permitían la lectura del libro de Ezequiel antes de haber cumplido los treinta años49. Precisamente por cierta oposición entre la legislación de Ezequiel y la del Levítico, algunos rabinos se permitieron dudar de la canonicidad del libro de Ezequiel50. Pero de hecho fue recibido en el canon judaico sin dificultad. En el Eclo 49:8 se alaba a Ezequiel después de citar a Jeremías, y antes de los doce profetas menores. En el Í. Ô., el libro de Ezequiel no es citado expresamente, pero parece que hay alusiones51. En la Iglesia cristiana primitiva no ha habido dificultades especiales en la admisión de Ezequiel en el canon.

1 Ez 1:3. - 2 Ez 1:1-3:21. - 3 Así lo afirman el Pseudo-Epifanio, De vitis prophetarum g: PG 43:401, y San Isidoro De Sevilla, De ortu et obitu Patrum 39: PL 83:143; San Atanasio, Ór. de incarnatione Verbi 37: PG 25:160. - 4 Ez 18:2. 5 ez 24:21. - 6 Cf. Ez 37:1-28; 0.40-48. - 7 Esta tesis, propuesta primeramente por Herntrich y Bertholet, ha sido recientemente resucitada por P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19· - 8 He aquí algunos ejemplos de desplazamiento del texto: 3.16b-21 parece intercalado en el relato de la visión inaugural. Los versos del c.4 no siguen el orden debido. En los c.5.7 y 26 hay repeticiones y ampliaciones al texto original. Los v.8-17 del c.io son casi una repetición de 1:15-21, etc. Véase L. Dennefeld, o.c., p.462. - 9 Véase H. Hopfl-Miller-Meztinger, Introd. spec. in V. T. (Roma IQ4&) P·463 -465· - 10 P. Auvray, Ezechiel: La Sainte Bible de Jérusalem (París 1949) Ñ·9· - 11 Cf. Ez 12:9; 24:19; 33:10.17-20. - 12 id., ibid. - 13 Así G. Holscher, Der Dichter und das Buch: Bzatw 39 (1924)· - 14 C. Torrey, Pseudo-Ezekiel and the original prophecy (New Haven 1930). - 15 V. Herntrich, Ezekielprobleme: Bzatw 61 (1033). - 16 A. Bertholet, Hesekielprobleme: Mélanges F. Gumont (Bruselas 1936) p.517-523. - 17 Entre ellos el P. Dumeste: RB 46 (193?) 299, Y P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19. - 18 Ez 1:4-28; 10:1-22. - 19 Ez 37:1-28. - 20 Eze_40:1-43 :27. - 21 Ez 47:1-12. - 22 Ez 3:24-27. - 23 Ez4,is. - 24 Ez 5:4. - 25 Ez 16:1-63. - 26 Ez 17:1-24. - 27 Ez 19:1-9. - 28 Ez 23:1-49- - 29 San Jerónimo, Praef. in Ez.: PL 28:938 (995). - 30 id., Comm. in Ez., Prol. in librum 14: PL 25:448 (468). - 31 Cf. 1 Re 11:29-33; Is 20; Jer 13; 18; Os 0.1-3. - 32 Ez 3:26; 24:27; 33:22. - 33 Ez 24:15-24- - 34 Ez 4:4-17. - 35 Cf. Ose.i-3. - 36 Ez c.1-3. - 37 Ex 19:5; Ez 16:1-14. - 38 Ez 20,ss; Jer 2; 11:1-8. - 39 Ez 5:5-17; 16:15-34; 20. - 40 Ez 14:12-21; 17:1-21; cf. Jer 8:4-12; 16:10-17. - 41 Cf. Éxo_20:2. - 42 Cf. Dt 24:16; 2 Re 14:6. - 43 Jer 12:1; 31:29-30. - 44 P. Auvray, o.c., p.16. - 45 EZ 18:28. - 46 Jer 31:29-30. - 47 Ez 18:22-23.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Ezequiel  43,1-27

43. La Gloria de Yahvé vuelve al Templo. Medidas del Altar.
Una vez descrito el sagrado recinto del templo, geométricamente concebido, el profeta anuncia la vuelta de la gloria de Yahvé a su morada sagrada, abandonada cuando Jerusalén fue tomada por Nabucodonosor. El capítulo puede dividirse en las siguientes partes: a) retorno glorioso de Yahvé (1-9); b) declaración del lugar sagrado y medidas del altar (10-17); c) dedicación del altar (18-27).

Retorno glorioso de Yahvé a su templo (1-9).
1 Llevóme luego a la puerta que da al oriente, 2 y vi la gloria del Dios de Israel venir del oriente. Se oía un estrépito como el estrépito de caudalosas aguas, y la tierra resplandecía del resplandor de la gloria. 3 El aspecto de lo que veía era como lo que vi cuando vino Yahvé a destruir la ciudad, y en todos los aspectos como los de la visión que vi cerca del río Kebar. Caí rostro a tierra, 4 mientras la gloria de Yahvé penetró en la casa por la puerta de la fachada que da al oriente. 5 El espíritu me levantó y me llevó al atrio exterior, y vi la gloria de Yahvé llenar la casa, 6 y oí que alguno me hablaba desde dentro de la casa, mientras el varón aquel estaba en pie junto a mí 7 y me decía: Hijo de hombre, éste es el lugar de mi trono, el escabel de las plantas de mis pies, donde habitaré para siempre en medio de los hijos de Israel. La casa de Israel no profanará ya más mi santo nombre, ni ella ni sus reyes, con sus fornicaciones ni con los cadáveres de sus reyes, con sus lugares altos; 8 pusieron su umbral junto a mi umbral, y sus postes junto a mis postes, y pared sólo por medio, contaminaron mi santo nombre con las abominaciones que cometieron. Por eso, en mi furor los consumí. 9 Pero ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones y los cadáveres de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre.

En la visión inaugural del ministerio profético, Ezequiel contempló al Señor en su gloria, exilándose con los exilados. Yahvé abandonaba el templo de Jerusalén, su morada permanente en la tierra, para habitar con los desterrados. Ahora el profeta contempla el retorno radiante de la gloria de Yahvé a su antigua morada. Han pasado los días de purificación y de prueba. Con la primera visión, Ezequiel quería hacer ver a los desterrados la futura destrucción de Jerusalén y la profanación del templo santo. Ahora quiere dar a entender a sus compatriotas que después de la catástrofe hay una nueva era de esperanza. Yahvé da por cancelada la deuda contraída por el Israel pecador, para inaugurar una nueva teocracia, presidida también por la presencia de Yahvé en su templo reconstruido. Han pasado los tiempos de las idolatrías y abominaciones, para entrar en la nueva alianza, basada en la entrega de los corazones a Yahvé.
El Señor entra solemnemente por la fachada oriental del templo, por donde en otro tiempo había salido 1; aparece en toda su majestad, escoltado de los querubines, que con sus alas hacen un estrépito como el estrépito de caudalosas aguas (v.2) 2. Yahvé se le había aparecido en la misma forma majestuosa cuando se disponía a destruir la ciudad (v.3) y en la visión junto al río Kebar 3. Desde el atrio exterior, Ezequiel contempla la gloria de Yahvé, es decir, a Yahvé glorioso, entrando en el templo y llenándolo con su majestad. Cuando tomó posesión del tabernáculo del desierto y del antiguo templo de Salomón, se dice que una nube de humo, símbolo de la presencia divina, llenó el sagrado recinto 4. Ahora va a tomar definitivamente posesión de su trono, el escabel de sus pies (v.7). En otro tiempo lo abandonó por los pecados de su pueblo, pero ahora, en la nueva etapa, las cosas serán de otro modo, porque el pueblo se apartará definitivamente de sus inveterados pecados idolátricos o fornicaciones espirituales en los lugares altos (v.7) 5. Otro abuso que cesará en la nueva era será el de enterrar a los reyes cerca del templo, como era costumbre en los tiempos antiguos 6.
Yahvé se queja también de que los reyes hubieran establecido su palacio tan cerca del recinto sagrado, de modo que sólo había pared por medio, poniendo su umbral junto a mi umbral y sus postes o columnas junto a los de Yahvé (v.8). En adelante, toda la colina de Sión debe ser considerada como territorio sagrado dedicado exclusivamente a Yahvé. Aunque el palacio real fue concebido primitivamente como custodia del templo y éste como capilla real para guardar el arca de la alianza, sin embargo, la proximidad del palacio al lugar santo trajo muchos compromisos a los intereses de Dios, pues la vida de la monarquía israelita fue muy poco edificante, y así no faltaron abominaciones idolátricas y crímenes sangrientos en aquellos muros regios. En la estructura futura, la casa del príncipe estará alejada del templo 7, y la zona que antes ocupara el palacio real será añadida a la gran explanada del templo como zona sagrada. Ezequiel, al hablar del futuro teocrático de su pueblo, considera a Yahvé como jefe único e inmediato de su pueblo, y por eso al jefe político futuro le da el nombre de príncipe y no de rey, reservado a Yahvé 8.
La institución de la monarquía fue, en realidad, funesta para los intereses religiosos de Israel, como había previsto y anunciado el fundador de ella, Samuel. Los reyes israelitas organizaron una corte y un harén al estilo oriental, en detrimento de los intereses económicos del pueblo y, sobre todo, con menoscabo de los derechos de Yahvé. En la nueva era, las cosas serán de otro modo: desaparecerá totalmente la idolatría, y los cadáveres de los reyes serán arrojados fuera de su lugar, para convertir a éste en cosa sagrada aneja al templo (v.9). En todos estos anuncios profetices tenemos que tener en cuenta que se trata de idealizaciones para hacer resaltar la idea del carácter sagrado de la colina de Sión y excitar la imaginación y las esperanzas de los exilados. No es necesario, pues, tomar las palabras de Ezequiel a la letra.

Descripción del altar de los holocaustos (10-17).
10 Y tú, hijo de hombre, describe a la casa de Israel este templo. n Si se avergüenzan de lo que han hecho, muéstrales la traza y el diseño de esta casa, sus salidas y sus entradas y toda su disposición, sus ritos y sus leyes, y ponia por escrito ante sus ojos, para que guarden todos sus ritos y sus reglas y los pongan por obra. 12 Esta es la ley de la casa: sobre la cumbre del monte, todo en derredor, su término será santísimo. Esta es la ley del templo. 13 He aquí las medidas del altar en codos de codo y palmo: el canal 9, de un codo de alto y un codo de ancho, y el reborde que lleva en torno, un palmo. Tal es el zócalo del altar. 14 Desde el canal sobre el suelo al plano inferior, dos codos, y la anchura de su vuelo, un codo. Del plano inferior al plano superior, cuatro codos, y la anchura, de un codo. 15 El ariel tenía cuatro codos, y de él emergían cuatro cuernos.16 El ariel tenía doce codos de ancho y doce codos de largo, formando un cuadrado perfecto. 17 La basa tenía catorce codos de largo y catorce de ancho a los cuatro lados, y en torno de ella había una cornisa de medio codo, y el canal de un codo todo en derredor, y sus gradas estaban al lado oriental.

El Señor invita al profeta a que exponga a sus compañeros de exilio los detalles del recinto sagrado, para que lo admiren y se ilusionen con él. No deben dejarse fascinar con los templos de Bel y Marduk, pues el que se va a reconstruir sobre la colina de Sión los superará a todos. La característica del recinto sagrado es que será santísimo (v.12). Pero deben avergonzarse de su pasado pecaminoso y rebelde y entrar por el cumplimiento de las leyes del Señor (v.11). Sólo así podrán participar del nuevo culto en el nuevo templo. Y el profeta describe a continuación el altar de los holocaustos.
El altar que describe está constituido de tres plataformas superpuestas en forma de zigurat o torre escalonada. La base inferior sobresale un codo (52:5 cm.), y es también de un codo de alta. Era como el zócalo del altar, que está enterrado bajo el nivel del pavimento, y tenía un reborde de un palmo de alto (7:5 cm.), que sobresalía sobre el pavimento. El altar propiamente tal se alzaba sobre esta base y estaba formado por tres cuadrados superpuestos. El inferior, más ancho, tenía dos codos de alto (1,05 m.), y sobresalía un codo (52:5 cm.) respecto de la plataforma superior, que tenía cuatro codos (2:10 m.) y sobresalía sobre su inmediata superior un codo (52:5 cm.). La plataforma superior es llamada ariel (hogar u horno), porque en ella se quemaban las víctimas.
En sus cuatro ángulos había cuatro cuernos similares a los del altar del templo de Salomón, que era una copia del altar del tabernáculo del desierto 10. Los cuernos eran símbolo del poder de la divinidad en la mitología mesopotámica. El ariel era un cuadrado de 12 codos en cada lado (6:30 m.). El cuadrado intermedio (inferior al ariel) era de 14 codos (7:35 m.), y la última plataforma inferior es de 16 codos (8:40 m.), y la base, en la parte saliente del reborde, es de 19 codos (9:28 m.). La altura total de las tres plataformas o cuadrados es de n codos (5:75 m.). Se subía a la parte superior de esta pirámide escalonada por unas gradas que daban al oriente. Los cuernos del altar simbolizaban la omnipotencia divina, y sobre ellos se esparcía la sangre de los sacrificios 11, y el que se tomaba a ellos adquiría derecho de asilo 12.

Ritos de consagración del altar (18-27).
18 Díjome: Hijo de hombre, así habla el Señor, Yahvé: Estas son las leyes del altar para cuando sea construido para ofrecer en él holocaustos y derramar la sangre de ellos. 19 A los sacerdotes, levitas de la posteridad de Sadoc, que serán los que a mí se han de acercar para servirme, dice el Señor, Yahvé, les darás un novillo para el sacrificio por el pecado. 20 Tomarás de su sangre y untarás con ella los cuatro cuernos, y los cuatro ángulos del cuadro, y el borde todo en torno. Así harás la expiación y la propiciación del altar. 21 Tomarás luego el novillo del sacrificio por el pecado, que quemarás en el lugar de la casa designado fuera del santuario. 22 Al día siguiente ofrecerás por el pecado un macho cabrío sin defecto y expiarás el altar, como lo hiciste con el novillo. 23 Cumplido que hayas el rito expiatorio, ofrecerás un novillo sin defecto y un carnero de la grey sin defecto. 24 Los ofrecerás a Yahvé; los sacerdotes ofrecerán sobre ellos la sal, y los ofrecerán a Yahvé como holocausto. 25 Por siete días sacrificarás por el pecado un macho cabrío por día; ofrecerás además un novillo y un carnero de la grey sin de fecto. 26 Por siete días se hará la propiciación del altar, se purificará y se consagrará. 27 Pasados estos días, del día octavo en adelante, los sacerdotes ofrecerán en el altar vuestros holocaustos y vuestros sacrificios pacíficos, y yo os seré propicio, dice el Señor, Yahvé.

El altar, que estará enclavado en el centro del atrio interior, será destinado sobre todo a los holocaustos los sacrificios en los que se quemará toda la víctima 13 y para derramar la sangre de las víctimas en los sacrificios no holocaustos 14. El profeta describe a continuación el rito de la consagración, que durará siete días. En el primer día se sacrificará un novillo, y parte de su sangre será derramada sobre los cuernos del altar, y parte sobre los ángulos del cuadrado, o basa, y sobre su borde. La expresión sacerdotes-levitas indica la pertenencia a la tribu de Leví, dentro de la cual figuraba la familia de Sadoc 15. Es una denominación genérica para indicar gentes consagradas a Dios en sus funciones sacerdotales. En otros textos, levita tiene el sentido específico de clase inferior a la sacerdotal 16. Ezequiel tiene preferencias por la familia de Sadoc 17. El sacrificio expiatorio de que aquí habla debe realizarse en el lugar designado (v.21), sin especificar más su localización. Se han hecho diversas conjeturas: alrededor del santuario, detrás del santuario, etc. No faltan quienes suponen que ese lugar está fuera del recinto sagrado, incluido en el muro exterior.
En el segundo día de expiación se utilizará un macho cabrío (v.22), un novillo y un carnero (v.23), acompañados de sal18. Una vez terminados los ritos de los siete días, los sacerdotes ofrecerán los sacrificios ordinarios, pues el altar ya ha sido purificado y consagrado definitivamente para el culto. Los sacrificios ordinarios eran los holocaustos, en los que se quemaba toda la víctima, y los pacíficos o saludables o eucarísticos, según se traduzca la palabra misteriosa hebrea shelamim, aplicada a los sacrificios 19. Eran sacrificios cruentos ofrecidos por personas ya reconciliadas con Dios en acción de gracias (de ahí eucarístico) o para pedir un favor divino. El ritual de consagración del altar que aquí presenta Ezequiel difiere en muchas particularidades del prescrito en el Pantateuco 20. Lo que indica que el profeta trabaja con su imaginación, como lo hizo para la reconstrucción del templo, con toda libertad, si bien inspirándose sustancialmente en la tradición. Debemos pensar que los detalles en Ezequiel no tienen sino valor simbólico, tanto en sus descripciones sobre el templo como en las particularidades del culto. De hecho sabemos que en la reconstrucción del templo, después del decreto de Ciro (538), los repatriados no pretendieron ajustarse a los moldes propuestos por el gran profeta del exilio ni sus puntos de vista en la organización del culto. Importa señalar las diferencias de Ezequiel con la legislación levítica para probar que ésta no es obra del profeta, como pretende la escuela de Well-hausen.

1 Cf. Ez 10:19; II.22S. 2 Cf. 1-24; 3:12s. 3 Cf. c.8-10 ye. 1. 4 Cf. Exo_40:32-36; 1Re_8:10s; 1Cr_5:13s; 7:1s. 5 Cf. C.8.16; 23. 6 El texto griego dice: los homicidios obrados por los jefes en medio de ellos. Sabemos que el rey Manases derramó mucha sangre inocente (2Re_21:45). Pero creemos que se debe mantener la lección del TM por exigencias de lo que se dice en el v.9- Algunos autores dan a la palabra que hemos traducido por cadáveres el sentido de estela idolátrica (cf. Lev_26:36). En ese caso se aludiría al culto pagano de los reyes de Israel. 7 Cf. Eze_48:8-21. 8 Cf. Eze_45:8-9. 9 Lit. en hebreo seno, equivalente al cimiento o cavidad que enmarcaba el altar. 10 Cf. Exo_27:2; Exo_27:30, Exo_27:2. Muchos autores prefieren leer Harel, y así relacionan este nombre con el arallu babilónico, que era el mundo subterráneo y Ja montaña donde nacieron los dioses. Así, el Harel sería la montaña de Dios. Generalmente se sigue la lectura que hemos expuesto con el sentido de hogar de Dios. 11 Cf. Eze_29:14; Lev_4:25; Lev_30:34· 12 Cf. 1Re_1:50s; 1Re_2:28. 13 Cf. Eze_40:38. 14 Cf. Lev_1:5; Lev_3:2; Lev_4:53. 15 Cf. £240:46; 44:15- 16 Cf. Deu_17:9-18; Deu_18:1; Deu_24:8; Jos_3:3; Jos_8:33; Isa_66:21; Jer_33:18; Eze_43:19. 17 Cf. Deu_18:1; Isa_66:21; Jer_33:18. 18 Cf. Lev_2:13. 19 Los LXX traducen pacíficos. Su ritual aparece en Lev 3. 20 Las diferencias son las siguientes: a) Ezequiel nada dice de la unción del altar prescrita en Exo_29:36 y Lev_8:11. b) En Ezequiel, el novillo sólo debe ofrecerse el primer día, y en los otros días un macho cabrío, mientras que en Exo_29:36 se dice que había de ofrecerse durante siete días, como expiación, un novillo, c) Según Ezequiel, la sangre ha de derramarse también sobre los cuatro ángulos, mientras que en Exo_29:12 y Lev_8:15 se ordena que la sangre se derrame sobre los cuernos del altar, y el resto se eche a los pies del altar, d) Según Lev 9,iss, el octavo día era solemnísimo, mientras que en Ezequiel es un día cualquiera con los ritos ordinarios.