Ezequiel  47 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 23 versitos |
1 Llevóme luego otra vez a la entrada del templo, y vi que debajo del templo, al oriente, brotaban aguas, pues la fachada del templo estaba al oriente, y las aguas descendían debajo del lado derecho del templo, del mediodía del altar.
2 Me llevó por el camino de la puerta septentrional y me hizo dar la vuelta por fuera hasta el exterior de la puerta oriental, y vi que las aguas salían del lado derecho.
3 Al salir hacia oriente llevaba aquel varón en la mano un corderillo, y midió mil codos, y me hizo atravesar las aguas; llegaban hasta los tobillos."
4 Midió otros mil, y me hizo atravesar las aguas; llegaban hasta las rodillas. Midió otros mil, y me hizo atravesar las aguas; llegaban hasta la cintura."
5 Midió otros mil, y era ya un río, que me era imposible atravesar, porque las aguas habían crecido y tenían que pasarse a nado; era un torrente que no podía atravesar."
6 Díjome: ¿Has visto, hijo de hombre? Luego me hizo volver siguiendo la orilla del río.
7 Y entonces vi que en una y otra parte había en la ribera muchos árboles,
8 y me dijo: Hijo de hombre, estas aguas van a la región oriental, bajan al Araba y desembocan en el mar, en aquellas aguas pútridas, y éstas se sanearán.
9 Y todos los vivientes que nadan en las aguas, por dondequiera que entre este río, vivirán, y el pescado será allí abundantísimo, porque, al llegar estas aguas, las del mar se sanearán y los peces tendrán vida hasta donde llegue el río.
10 Junto a sus orillas estarán los pescadores, y desde Engadi hasta En-Eglayim será un tendedero de redes, y por sus variadas especies será el pescado tan numeroso como los del mar Grande.
11 Sus charcas y sus lagunas no se sanearán, serán dejadas para salinas.
12 En las riberas del río, al uno y al otro lado, se alzarán árboles frutales de toda especie, cuyas hojas no caerán y cuyo fruto no faltará. Todos los meses madurarán sus frutos, por salir sus aguas del santuario, y serán comestibles, y sus hojas, medicinales.
13 Así dice el Señor, Yahvé: Estas son las fronteras de la tierra que distribuiréis a las doce tribus de Israel; a José una parte doble."
14 Cada uno de vosotros tendrá su parte igual que la de los otros, de lo que yo, alzando mi mano, juré dar a vuestros padres, y ésta será la tierra de vuestra heredad.
15 Estas, pues, serán las fronteras: del lado del norte, desde el mar Grande, camino de Jetlón, hasta llegar a Sedad,
16 Jamat Berota, Sibraim, entre la frontera de Damasco y la frontera de Jamat; Jaser-Enón, en la frontera de Haurán."
17 Así la frontera correrá desde el mar hasta Jaser-Enón, dejando al norte el territorio de Damasco al lado de la frontera de Jamat. Esta es la frontera septentrional.
18 Del lado de oriente, la frontera entre Haurán, Damasco, Galaad y la tierra de Israel será el Jordán; mediréis desde el confín hasta el mar Oriental hasta Tamar. Esta es la frontera oriental."
19 Del lado del sur, al mediodía, desde Tamar hasta las aguas de Meribat-Qades, en la dirección del torrente hasta el mar Grande. Esta es la frontera meridional, la del mediodía.
20 Del lado de occidente, la frontera será el mar Grande hasta frente a Jamat. Esta es la frontera occidental.
21 Partiréis esta tierra entre vosotros, según las tribus de Israel,
22 y echaréis suertes sobre ella para heredad vuestra y de los extranjeros que entre vosotros peregrinan y entre vosotros han engendrado hijos, pues los tendréis como naturales entre los hijos de Israel, y entrarán en suerte con vosotros para heredarse entre las tribus de Israel.
23 En la tribu en que peregrinare el extranjero, en ella le daréis su heredad, dice el Señor, Yahvé.

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Introducción a Ezequiel 

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Ezequiel.
Introducción.

Vida del profeta.
Ezequiel (en hebreo Yejezque'el: Dios conforta) era de la clase sacerdotal , y fue llevado a Babilonia como cautivo en 598 a.C., juntamente con el rey Jeconías y parte de la aristocracia judaica. Según el mismo nos dice, moraba en una localidad llamada Tell-Abib, junto al río Kebar (o Naru Kabaru, de las inscripciones cuneiformes), al sur de Babilonia. Allí vivía con su esposa, participando de las penas de los exilados. En el año quinto de su cautividad (593), mientras se hallaba a orillas de dicho río, fue llamado misteriosamente al ministerio profético 2, que ejerció durante veintidós años. Su último escrito datado es del 572 a.C. (año 27 de su traslado a Babilonia). No sabemos cómo ni cuándo murió. Según una tradición antigua judaica, fue muerto por un juez1 del pueblo que había sido reprendido por el profeta 3.

Misión del profeta.
Como Jeremías tenía por misión predicar a los judíos de Palestina los caminos del Señor, anunciándoles los castigos y recriminándoles su pésima conducta de abandono de las vías del Señor, Ezequiel fue el hombre providencial que se ocupó de mantener viva la fe yahvista en el destierro de Babilonia. La situación era sumamente delicada, ya que los exilados, lejos de comprender el sentido de su destino en los planes de Dios - como castigo de sus pecados - , continuaban con su propensión a la idolatría. Acusaban a Yahvé de ser injusto con ellos al hacerles cargar con culpas de sus antepasados 4. Por otra parte, estaban seguros de que su exilio duraría muy poco tiempo, y, sobre todo, que Dios no permitiría la destrucción de Jerusalén y de su templo por los caldeos5. Ezequiel debía hacer frente a estas falsas concepciones, fustigar sus vicios, como la propensión a la idolatría, a los adulterios, perjurios y pecados contra la justicia social.
Sobre todo, como Jeremías en Jerusalén, predicaba contra la falsa confianza fetichista en el templo de Jerusalén como garantía de permanencia de la nación judaica. En la misión de Ezequiel tenemos que distinguir dos momentos o etapas: la anterior a la destrucción de la Ciudad Santa por los babilonios (587 a.C.), durante la cual tuvo que hacer frente a las falsas esperanzas de repatriación de los exilados, anunciándoles reiteradamente el colapso de la Ciudad Santa, y la etapa que siguió a la toma de Jerusalén por los caldeos. Se han cumplido sus profecías exterminadoras, y, ante la depresión colectiva nacional, empezó a predicar la resurrección de la nación, en una nueva teocracia ideal, en la que se cumplirían las íntimas aspiraciones individuales y colectivas de los descendientes de Abraham 6.
Basándose en numerosas alteraciones textuales, algunos autores han propuesto la tesis de que la predicación de Ezequiel, anterior a la destrucción de Jerusalén, tuvo por escenario Palestina, de forma que el profeta se dirigía, como Jeremías, a sus compatriotas que no habían sido llevados en la primera cautividad 7. Esta hipótesis, al principio deslumbradora e insinuante como solución a complejos problemas textuales del libro de Ezequiel, no parece en realidad que tenga muchos visos de objetividad histórica, ya que crea mayores problemas en relación a la vida y actividad literario-profética de Ezequiel, como veremos al tratar de la composición y datación de sus oráculos.

Ambiente histórico.
La situación política internacional de la época de Ezequiel es similar a la que hemos descrito en la introducción al libro de Jeremías. Después del colapso del imperio asirio en 612, en que tiene lugar la conquista de Nínive por Nabopolasar (625-605), caudillo babilonio, auxiliado por los medos, Egipto quiere conquistar la zona de influencia en las antiguas provincias conquistadas por Asiría; por ello, Necao II, en 609, sube, a través de Palestina y Siria, al encuentro de los ejércitos medo-babilónicos. Al pasar por Megiddo, junto al Carmelo, le sale al paso el rey Josías de Judá, que muere en el combate (609 a.C.); le sucedió su hijo Joacaz, pero éste fue depuesto por Necao II, que había establecido su cuartel general en Ribla, sobre el Orontes (Alta Siria). En su lugar colocó en el trono de Jerusalén al hijo de Josías, Eliaquim, al que cambió el nombre en Joaquim (609-598). Poco después el faraón fue vencido en Carquemis (606 a.C.) por las tropas acaudilladas por Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar.
En 605 muere Nabopolasar, y su hijo le sucede en la dirección del nuevo imperio. Después de derrotar a los egipcios, Nabucodonosor hizo una incursión por Palestina (606-5). En el 603, el rey de Judá, Joaquim, confiado en Egipto, se insurreccionó contra el monarca caldeo, y éste se limitó de momento a enviar partidas de soldados que devastasen Judá. En 598 puso sitio formal a Jerusalén, durante cuyo asedio murió el rey Joaquim, y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual se rindió a los tres meses de reinado, siendo deportado con la aristocracia del país a Babilonia, y entre los cautivos estaba el propio Ezequiel. Las tropas caldeas saquearon el templo, llevándose los vasos sagrados.
El vencedor puso de rey en Jerusalén a Matanías, hijo de Josías, cambiándole el nombre en Sedecías (598-586). Al principio éste se mantuvo sumiso a Babilonia, pero por instigación del faraón Hofra se unió a una liga anticaldea organizada por Amón y Tiro. Las tropas de Nabucodonosor volvieron al asedio y tomaron la ciudad en julio-agosto de 586. La ciudad fue totalmente arrasada con su templo, y las fuerzas vivas de la población fueron deportadas, quedando sólo en el país los labriegos y peonaje. Sedecías, capturado por los babilonios, fue llevado a Ribla, donde delante de Nabucodonosor le sacaron los ojos después de asistir al asesinato de sus hijos. Después fue deportado. Con ello la catástrofe nacional del pueblo judío llegó a su colmo, y la crisis de la conciencia nacional fue el problema con que tuvieron que enfrentarse los profetas Jeremías en Palestina y Ezequiel en el exilio.

Contenido y estructura del libro.
Podemos dividirlo en tres partes bien netas. Después de una introducción en la que se relatan las circunstancias de la vocación profética del profeta (1:1-3:21), encontramos: a) una serie de oráculos contra Jerusalén y Judá (3:22-24:27); b) oráculos contra las naciones paganas (c.25-32), y c) promesas de restauración (c.33-48). Esta sistematización clara, lógica y aun cronológica de los escritos de Ezequiel ha llamado siempre la atención de los comentaristas, aunque recientemente los críticos han negado esta armoniosa estructura, ya que sorprenden muchas intercalaciones y desplazamientos que interrumpen el contexto 8. Con todo, la estructura lógica general y aun cronológica se mantiene, como se ve en el esquema siguiente:

Difisión del libro:
I. Oráculos anteriores a la destrucción de Jerusalén (58-6).
A) Introducción: Vocación del profeta (1:1-3:21).
B) Conminaciones contra Juda (3:22-24:27).
1.Anuncio del castigo sobre la Ciudad Santa (acciones simbólicas y oráculos: 3:22-7:27).
2.Visión de la idolatría en el templo. La gloria de Yahvé abandona la ciudad (8:1-11:25).
3.Vaticinios sobre la cautividad del rey y el pueblo. Juicio contra los falsos profetas, cortesanos y pecadores en general (12:1-23:40).
4.Epílogo: principio del cerco de Jerusalén.
C) Conminaciones contra las naciones paganas (25:1-32:32): Contra Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto.

II. Oráculos después de la destrucción de Jerusalén (586).
A) Preparación para la restauración (33:1-33). Invitación a la penitencia. La ruina, castigo por los pecados.
B) Vaticinios de restauración teocrática (34:1-39:29). Reunión de los dispersos israelitas. Devastación de Edom, renovación de la tierra de Israel. Repatriación del pueblo exilado. Desaparición de los enemigos de Israel.
C) Descripción del nuevo reino de Israel (40,1-48:35). El nuevo templo y su consagración. El nuevo culto, la nueva tierra de Canaán, su fertilidad y división 9.

Composición del libro y autenticidad.
El contenido literario de Ezequiel difiere bien de los libros de Amos, Oseas, Miqueas, Isaías y Jeremías. En éstos, lo esencial es el oráculo, o manifestación oral del profeta, puesta por escrito con todo su vigor e independencia. En el libro de Ezequiel, en cambio, parece que nos encontramos con un escritor que con estilo difuso y diluido va llenando páginas a base de descripciones de visiones y acciones simbólicas. Se le ha llamado profeta de gabinete, porque en sus escritos no está el oráculo conciso y nervioso de los antiguos profetas10, predominando la prosa deslavazada. Pero Ezequiel, más que escritor, es ante todo un predicador que dialoga con su auditorio y que realiza acciones simbólicas ante ellos 11. Bajo esta forma, es el más vivo, el más concreto de todos los profetas12. Pero debemos descubrir también al escritor que redacta sus oráculos para sus contemporáneos. Habla siempre en primera persona, y de hecho hay unidad sustancial de estilo en todos los escritos que se le atribuyen.
La tradición judaico-cristiana ha sostenido siempre la autenticidad de sus escritos, como obra del profeta del exilio, que trabajó en la formación del alma judía después de la catástrofe napional. Sin embargo, esto no quiere decir que el libro suyo, tal como hoy ha llegado a nosotros, sea obra redaccional definitiva del profeta. A pesar de un orden lógico general, hay, como hemos indicado, trastrueques y desajustes en el texto, y estas anomalías han dado lugar a teorías excéntricas respecto del origen del libro de Ezequiel. Así, hay quien adjudica al profeta del exilio sólo las partes poéticas, mientras que la masa prosaica sería obra de un redactor del siglo í 13. Incluso se ha supuesto que la redacción final del libro es del siglo ni a.C., obra de un anónimo que habría presentado los hechos como ocurridos en el siglo VII a.C. 14
Autores más moderados, como Herntrich y Bertholet, suponen que el libro de Ezequiel es de la época inmediata anterior o posterior a la caída de Jerusalén (597-6). El primero distingue dos autores, uno de los 39 primeros capítulos, que sería un profeta que vivió en Jerusalén en los años críticos que precedieron a la destrucción de la ciudad. Los c.40-48 serían, pues, obra de un redactor posterior a la época del exilio 15. El segundo cree que es Ezequiel el autor de todo el libro, pero que lo concerniente a la predicación anterior a la caída de Jerusalén fue escrito por él cuando habitaba en Palestina, mientras que los oráculos y escritos de restauración que siguieron a la destrucción de la Ciudad Santa fueron escritos por él mismo en Babilonia 16. Supone que Ezequiel es el autor sustancial, en cuanto que dejó resúmenes esquemáticos de sus profecías que fueron amplificados y publicados con su nombre por redactores posteriores que pertenecían a su escuela profética. Esta opinión ha sido aceptada por muchos autores aun católicos 17; pero, pasada la primera impresión de novedad, las cosas van volviendo a la tesis tradicional, ya que, si la nueva teoría parece dar razón del sentido de algunos textos, que parecen intercalaciones redaccionales posteriores, por otra parte, aplicada como tesis general al libro, crea mayores problemas de composición. Por ello creemos que es preferible mantener la posición tradicional, que considera a Ezequiel como autor de todo el libro (con ligeras excepciones) que lleva su nombre, y también es mejor suponer que el profeta desarrolló su ministerio desde el principio entre los exilados de Babilonia, como se desprende de sus oráculos y escritos.

Texto y versiones.
El texto hebreo masorético es muy deficiente y en muchos casos inservible. La versión griega de los LXX es, en general, literalista y parece estar basada en un texto hebreo anterior al TM. Por ello resulta muy útil para la reconstrucción de ciertas lecturas. En general, parece superior el texto de los LXX; sin embargo, también en la versión de los LXX hay omisiones y traducciones ininteligibles. Los papiros Chester Beatty (Ez 11-17) Y Scheide (Ez 19-39) han contribuido al estudio de la versión griega, pues datan del siglo II, y son, por tanto, anteriores a la Hexaplar de Orígenes. Sobre todo los papiros Scheide han servido para reivindicar muchas lecciones del TM. La versión de la Vg sigue en general al TM, mientras que la siro-hexaplar acepta muchas variantes de los LXX.

Índole literaria del libro de Ezequiel.
Característica del libro de Ezequiel es la abundancia de visiones: la cuadriga celeste de los querubes 18, los huesos secos 19, el nuevo templo 20, la fuente de aguas 21. Esto hace que su libro sea extremadamente misterioso y difícil de interpretar. Los autores no están concordes al calificar la objetividad de dichas visiones, pues mientras para unos esas fisiones son meras ficciones literarias en función de enseñanzas religiosas, para otros son fisiones reales representadas a su imaginación o a sus sentidos externos.
Otra característica del ministerio profético de Ezequiel es la de acciones simbólicas para representar plásticamente sus enseñanzas teológicas y sus oráculos conminatorios o de restauración. Así, por orden de Dios se encierra en su casa para significar el asedio de Jerusalén22, delinea el plano de la Ciudad Santa, acercando contra él planchas de hierro para simbolizar el próximo cerco por los babilonios 23; se corta los cabellos y los aventa para significar el destino de los exilados 24. También son frecuentes en los escritos de Ezequiel las parábolas o alegorías, como la de las dos hermanas meretrices25, la de la vid arrancada por el águila26, los dos cachorros 27, Oola y Ooliba 2S.
El estilo literario, en general, es prosaico e inferior al de Isaías y Jeremías. San Jerónimo lo define así: Sermo eius nec satis di-sertus nec admodum rusticus, sed ex utroque medie tempera-tus 29. Su propensión a lo visionario y alegórico hace que sea particularmente difícil su interpretación. Respecto de los c.40-49, en los que se habla de la estructura de la nueva teocracia, dice el mismo San Jerónimo: Scripturarum oceanum et mysteriorum Dei laby-rinthum 30. Llevado de la imaginación, el profeta traza idealmente los límites y organización del nuevo reino bajo la protección especial de Dios. Nos hallamos ya en el campo de la apocalíptica, donde lo nebuloso imaginario priva sobre lo racional concreto.
Esta propensión a lo visionario, simbólico y apocalíptico ha servido para que no pocos autores le hayan tachado de anormal y excéntrico, de forma que sus éxtasis y acciones extrañas provendrían de una naturaleza mórbida. Así, se le ha acusado de histérico, epiléptico, cataléptico y neurótico. En realidad, sus acciones simbólicas no son más extrañas que otras de los profetas anteriores, como Oseas, Jeremías y aun de Isaías 31. No debemos perder de vista que nos hallamos entre orientales, donde lo escénico tiene una importancia especial como medio de convencer. En concreto, Ezequiel nos dice de sí mismo que es un signo para la casa de Israel; de ahí que sus acciones simbólicas sean tan frecuentes, y desde luego tiene una mentalidad netamente simbolista. Por ello, a sus problemas familiares personales les da un sentido simbólico con proyección a la comunidad de exilados. Así, su mutismo32, la muerte de su esposa 33 y sus mismas enfermedades 34 tienen un mensaje para Israel. En este sentido podría comparársele a Oseas, cuya vida es una parábola en acción para sus compatriotas 35.

Doctrina teológica.
a) Atributos divinos. - La teología de Ezequiel sigue las líneas generales de sus predecesores, los profetas escritores, Amos, Isaías y Miqueas, pues destaca la universalidad, omnipotencia y justicia de Yahvé sobre todo. Su radio de acción no se limita a la tierra santa, sino que sigue a los deportados de Babilonia 36. Es el Señor único que está sobre todo poder. Los vivientes simbólicos que aparecen llevando el trono de su gloria son el símbolo del poder en los distintos reinos de la naturaleza: el león, el toro, el águila, en el reino animal, son los animales superiores, que en la mitología religiosa mesopotámica simbolizaban a determinadas divinidades. Ezequiel los pone a todos como escabel del Yahvé de los israelitas, que sigue amorosamente la suerte de sus exilados.
Es misericordioso y justo. Israel es su hijo predilecto 37, pero esta elección es totalmente gratuita, sin méritos por parte de aquél 38. Esto impone particulares deberes de gratitud y obediencia. Israel ha sido encontrada por Yahvé en el desierto como una expósita y ha sido elevada a la categoría de reina, esposa de Yahvé. En consecuencia, debía haber reconocido a su único Dios, pero ha pecado, separándose de Yahvé y yéndose tras los ídolos 39. Por eso, Yahvé, por su propia dignidad y santidad, debe castigarle, y el exilio es la pena merecida por las generaciones rebeldes que se han sucedido en Israel desde los tiempos de su instalación en Canaán 40.
b) Responsabilidad individual. - Una de las ideas nuevas en la teología de Ezequiel es la de la valoración del individuo como tal en sus relaciones para con Dios. Hasta entonces en la teología profética prevalecía la idea de la solidaridad, de forma que los componentes del pueblo israelita eran considerados más como ciudadanos de una colectividad que como individuos con derechos y deberes propios. Ante todo, los profetas consideran el destino de la nación como tal, porque la alianza del Sinaí ha sido hecha entre Dios y la nación41. En ese supuesto, las generaciones son solidarias en sus pecados y en sus méritos. Ciertamente que en el Deuteronomio se condena el castigo de los hijos por los pecados de sus padres, y viceversa42, y Jeremías se hizo eco de esta doctrina43, pero es Ezequiel el campeón y teorizante del individualismo44 en la tradición israelita. La catástrofe del 587 había tenido por efecto la pérdida de las ilusiones nacionales, y entonces la conciencia israelita se orientó más a los destinos e intereses del individuo como tal. Ezequiel se hace eco de este estado psicológico y formula el principio de la retribución individual estricta; los exilados se quejaban de que ellos estaban pagando por los pecados de sus antepasados. Esto parecía injusto, y es el profeta el que anuncia un nuevo estado de cosas: ¿Qué andáis repitiendo este proverbio. y decís: Los padres comieron las agraces y los hijos sufren la dentera? Por mi vida, dice Yahvé, que nunca más diréis este refrán. El alma que pecare, ésta morirá, y el hijo no llevará sobre sí la iniquidad del padre, ni el padre la del hijo; la justicia del justo será sobre él, y sobre él será la iniquidad del malvado45. Es sustancialmente la doctrina de Jeremías: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron agraces, y los hijos sufrimos la dentera. Sino que cada uno morirá por su propia iniquidad: quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera46.
Ezequiel insiste después en la justificación del pecador que se arrepiente de sus pecados y cambia de conducta: Todos los pecados que cometió no le serán recordados, y en la justicia que obró vivirá. ¿Quiero yo acaso la muerte del impío, dice Yahvé, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?47 Esta doctrina está muy por encima de la antigua, basada en la solidaridad. En el nuevo orden de cosas habrá ante todo justicia retributiva para cada individuo. Esta perspectiva, formulada así con toda valentía por Ezequiel, hará que se planteen en crudo la validez de las tesis tradicionales sobre la ecuación entre la virtud y el premio en esta vida.
Este examen del problema en la literatura sapiencial, sobre todo en Job, dará como fruto la formulación clara del principio de la retribución en ultratumba en el libro de la Sabiduría. Ezequiel no ha llegado a estas claridades, pero ha puesto las bases de la retribución individual en las relaciones de Dios con el hombre.
c) El mesianismo. - Sus ideas mesianicas adolecen de nacionalistas, ya que prevé la gloria de la nueva teocracia, vinculada a la restauración de Israel como nación. En sus idealizaciones sistemáticas y artificiales de la nueva era, piensa en Palestina como centro de la teocracia. Y en su falta de perspectiva histórica junta la próxima restauración después del destierro y la mesiánica definitiva. Al lado de estos anuncios mesiánicos colectivos, Ezequiel presenta vislumbres de un Mesías personal. En 17:22-24 habla de un retoño de un cedro (dinastía davídica) plantado en Sión, que se convertirá en un gran árbol bajo cuyas ramas se cobijarán los israelitas. En 34:23-31 se habla de un nuevo pastor, al que se identifica con David, el cual apacentará a su grey, que ha sido reunida por el propio Yahvé. Ese nuevo Pastor - como el rey David - será el lugarteniente de Yahvé: Yo seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas (las ovejas). El profeta, pues, en estos vaticinios se sitúa en la línea de las profecías isaianas sobre el Emmanuel, en las que se anuncia un príncipe que inaugurará un reinado de paz y tranquilidad para los descendientes de Jacob. No hay alusiones universalistas, pero tampoco se refleja la idea de un rey despótico intransigente.
d) Ezequiel y el judaismo. - Se ha acusado a Ezequiel de haber sido el creador del alma judaica en sentido peyorativo, como expresión del hermetismo y exclusivismo que encontramos en la secta de los fariseos. En realidad, el profeta no ha hecho sino resaltar la conciencia de elección entre los exilados, para animarlos al cumplimiento de la Ley, cuya transgresión había traído la catástrofe nacional. Sin duda que, para hacer frente a las influencias religiosas babilónicas, Ezequiel - mentalidad esencialmente sacerdotal - urgió el cumplimiento de ciertas leyes rituales que fueran como un vallado defensivo. Los críticos independientes han querido deducir de esta preocupación levítica de Ezequiel que es el verdadero autor de toda la complicada legislación del Levítico. Pero un examen serio del problema hace ver que el profeta no sólo no es el autor de la legislación levítica, sino que muchas veces, al proclamar los principios que han de regir la nueva teocracia, contradice a determinadas leyes levíticas 48.

Ganonicidad del libro.
Según testimonio de San Jerónimo, los judíos no permitían la lectura del libro de Ezequiel antes de haber cumplido los treinta años49. Precisamente por cierta oposición entre la legislación de Ezequiel y la del Levítico, algunos rabinos se permitieron dudar de la canonicidad del libro de Ezequiel50. Pero de hecho fue recibido en el canon judaico sin dificultad. En el Eclo 49:8 se alaba a Ezequiel después de citar a Jeremías, y antes de los doce profetas menores. En el Í. Ô., el libro de Ezequiel no es citado expresamente, pero parece que hay alusiones51. En la Iglesia cristiana primitiva no ha habido dificultades especiales en la admisión de Ezequiel en el canon.

1 Ez 1:3. - 2 Ez 1:1-3:21. - 3 Así lo afirman el Pseudo-Epifanio, De vitis prophetarum g: PG 43:401, y San Isidoro De Sevilla, De ortu et obitu Patrum 39: PL 83:143; San Atanasio, Ór. de incarnatione Verbi 37: PG 25:160. - 4 Ez 18:2. 5 ez 24:21. - 6 Cf. Ez 37:1-28; 0.40-48. - 7 Esta tesis, propuesta primeramente por Herntrich y Bertholet, ha sido recientemente resucitada por P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19· - 8 He aquí algunos ejemplos de desplazamiento del texto: 3.16b-21 parece intercalado en el relato de la visión inaugural. Los versos del c.4 no siguen el orden debido. En los c.5.7 y 26 hay repeticiones y ampliaciones al texto original. Los v.8-17 del c.io son casi una repetición de 1:15-21, etc. Véase L. Dennefeld, o.c., p.462. - 9 Véase H. Hopfl-Miller-Meztinger, Introd. spec. in V. T. (Roma IQ4&) P·463 -465· - 10 P. Auvray, Ezechiel: La Sainte Bible de Jérusalem (París 1949) Ñ·9· - 11 Cf. Ez 12:9; 24:19; 33:10.17-20. - 12 id., ibid. - 13 Así G. Holscher, Der Dichter und das Buch: Bzatw 39 (1924)· - 14 C. Torrey, Pseudo-Ezekiel and the original prophecy (New Haven 1930). - 15 V. Herntrich, Ezekielprobleme: Bzatw 61 (1033). - 16 A. Bertholet, Hesekielprobleme: Mélanges F. Gumont (Bruselas 1936) p.517-523. - 17 Entre ellos el P. Dumeste: RB 46 (193?) 299, Y P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19. - 18 Ez 1:4-28; 10:1-22. - 19 Ez 37:1-28. - 20 Eze_40:1-43 :27. - 21 Ez 47:1-12. - 22 Ez 3:24-27. - 23 Ez4,is. - 24 Ez 5:4. - 25 Ez 16:1-63. - 26 Ez 17:1-24. - 27 Ez 19:1-9. - 28 Ez 23:1-49- - 29 San Jerónimo, Praef. in Ez.: PL 28:938 (995). - 30 id., Comm. in Ez., Prol. in librum 14: PL 25:448 (468). - 31 Cf. 1 Re 11:29-33; Is 20; Jer 13; 18; Os 0.1-3. - 32 Ez 3:26; 24:27; 33:22. - 33 Ez 24:15-24- - 34 Ez 4:4-17. - 35 Cf. Ose.i-3. - 36 Ez c.1-3. - 37 Ex 19:5; Ez 16:1-14. - 38 Ez 20,ss; Jer 2; 11:1-8. - 39 Ez 5:5-17; 16:15-34; 20. - 40 Ez 14:12-21; 17:1-21; cf. Jer 8:4-12; 16:10-17. - 41 Cf. Éxo_20:2. - 42 Cf. Dt 24:16; 2 Re 14:6. - 43 Jer 12:1; 31:29-30. - 44 P. Auvray, o.c., p.16. - 45 EZ 18:28. - 46 Jer 31:29-30. - 47 Ez 18:22-23.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Ezequiel  47,1-23

47. La Fuente del Templo. Las fronteras del Nuevo Israel.
Podemos dividir este capítulo en tres secciones bien claras: a) la descripción del torrente que sale del templo y se dirige por el desierto hasta el mar Muerto, vivificando la región y las aguas de éste (1-12); b) fronteras de la nueva tierra de promisión (13-21); c) ordenaciones sobre la buena acogida de los extranjeros que habiten en la Tierra Santa (22-23).

El torrente que sale del nuevo templo (1-12).
1 Llevóme luego otra vez a la entrada del templo, y vi que debajo del templo, al oriente, brotaban aguas, pues la fachada del templo estaba al oriente, y las aguas descendían debajo del lado derecho del templo, del mediodía del altar. 2 Me llevó por el camino de la puerta septentrional y me hizo dar la vuelta por fuera hasta el exterior de la puerta oriental, y vi que las aguas salían del lado derecho. 3 Al salir hacia oriente llevaba aquel varón en la mano un corderillo, y midió mil codos, y me hizo atravesar las aguas; llegaban hasta los tobillos. 4 Midió otros mil, y me hizo atravesar las aguas; llegaban hasta las rodillas. Midió otros mil, y me hizo atravesar las aguas; llegaban hasta la cintura. 5 Midió otros mil, y era ya un río, que me era imposible atravesar, porque las aguas habían crecido y tenían que pasarse a nado; era un torrente que no podía atravesar. 6 Díjome: ¿Has visto, hijo de hombre? Luego me hizo volver siguiendo la orilla del río. 7 Y entonces vi que en una y otra parte había en la ribera muchos árboles, 8 y me dijo: Hijo de hombre, estas aguas van a la región oriental, bajan al Araba y desembocan en el mar, en aquellas aguas pútridas, y éstas se sanearán. 9 Y todos los vivientes que nadan en las aguas, por dondequiera que entre este río, vivirán, y el pescado será allí abundantísimo, porque, al llegar estas aguas, las del mar se sanearán y los peces tendrán vida hasta donde llegue el río. 10 Junto a sus orillas estarán los pescadores, y desde Engadi hasta En-Eglayim será un tendedero de redes, y por sus variadas especies será el pescado tan numeroso como los del mar Grande. n Sus charcas y sus lagunas no se sanearán, serán dejadas para salinas. 12 En las riberas del río, al uno y al otro lado, se alzarán árboles frutales de toda especie, cuyas hojas no caerán y cuyo fruto no faltará. Todos los meses madurarán sus frutos, por salir sus aguas del santuario, y serán comestibles, y sus hojas, medicinales.

El horizonte grandioso de la visión de Ezequiel se va completando con este cuadro idílico, en el que la mísera tierra palestiniana aparecerá transformada. El centro geográfico de la nueva Tierra Santa es el templo, donde habita Yahvé. De él irradiará toda bendición en el orden espiritual y material. Su poder bienhechor será tan grande, que podrá transformar las estepas calcinadas del desierto de Judá y las fétidas aguas del mar Muerto. El profeta asiste imaginariamente a la vivificación de aquellas tierras. Su guía le lleva de nuevo a la entrada del templo para que asista a un espectáculo grandioso: del lado oriental del recinto sagrado brotaba un caudaloso torrente, que sale del lado derecho del templo (v.1), es decir, de la pared lateral del templo que da hacia el sur. Allí está la famosa fuente de Gihón, llamada hoy de la Virgen. En efecto, sus aguas parecen venir de la misma montaña donde está la gran explanada del templo. Ezequiel, pues, trabaja con la imaginación, idealizando las situaciones, pero basado en ciertos datos topográficos reales.
En la descripción del profeta surgen las aguas del altar de los holocaustos, que está en el centro del atrio interno. El profeta salió del atrio por la puerta septentrional, pues la oriental, mejor situada para contemplar el curso de las aguas, estaba cerrada, y, dando un rodeo, se colocó fuera del atrio exterior frente a la puerta oriental. Desde allí podía contemplar el espectáculo maravilloso: las aguas salían del lado derecho o meridional de dicha puerta. El guía que lleva la cuerda de medir le hace andar mil codos (525 m.), y allí le invita a entrar en el torrente para que constate la cantidad de agua que lleva. Por ahora es modesta, pues llega sólo hasta el tobillo (v.3). Mil codos más allá ya llegaba a las rodillas, y mil más allá llegaba hasta la cintura (v.4). Mil codos más allá en dirección del mar IVluerto, el profeta no puede pasar por la cantidad de agua que lleva el torrente (v.5).
Volviendo sobre sus pasos, Ezequiel se da cuenta de la fertilidad que ha surgido con las aguas, pues a ambos lados hay abundancia de árboles (v.7). El guía le explica, sin seguir más, que el río sur gido en el templo se dirige hacia la región esteparia del Araba (v.8), la depresión que, descendiendo por el Jordán y mar Muerto, llega hasta el golfo de Elán. Al llegar al mar Muerto, llamado así por la carencia de vivientes en él a causa de las emanaciones bituminosas y sulfurosas de su fondo, las aguas se sanearán, poblándose de toda clase de peces, como el mar Grande o Mediterráneo (v.10). La abundancia de peces será tal, que desde En-gadi 11, a la mitad de la orilla occidental del mar Muerto, hasta En-Eglayim (v.10), en la desembocadura del Jordán 12, se extenderá un tendedero de redes de los muchos pescadores que allí trabajarán. Y, aparte de esta riqueza piscícola, estarán las salinas que abundarán en las numerosas charcas y recodos del río.
La idealización llega a su colmo al decir que los árboles que crezcan a las orillas del torrente darán doce frutos al año, según los doce meses, y hasta sus hojas servirán para preparados medicinales. Es el nuevo Edén de la nueva teocracia hebrea. Ezequiel no podía presentar nada más atrayente a los ojos de los pobres exilados.

Las fronteras de la nueva Tierra Santa (13-20).
13 Así dice el Señor, Yahvé: Estas son las fronteras de la tierra que distribuiréis a las doce tribus de Israel; a José una parte doble. 14 Cada uno de vosotros tendrá su parte igual que la de los otros, de lo que yo, alzando mi mano, juré dar a vuestros padres, y ésta será la tierra de vuestra heredad. 15 Estas, pues, serán las fronteras: del lado del norte, desde el mar Grande, camino de Jetlón, hasta llegar a Sedad, 16 Jamat Berota, Sibraim, entre la frontera de Damasco y la frontera de Jamat; Jaser-Enón, en la frontera de Haurán. 17 Así la frontera correrá desde el mar hasta Jaser-Enón, dejando al norte el territorio de Damasco al lado de la frontera de Jamat. Esta es la frontera septentrional. 18 Del lado de oriente, la frontera entre Haurán, Damasco, Galaad y la tierra de Israel será el Jordán; mediréis desde el confín hasta el mar Oriental hasta Tamar 13. Esta es la frontera oriental. 19 Del lado del sur, al mediodía, desde Tamar hasta las aguas de Meribat-Qades, en la dirección del torrente hasta el mar Grande. Esta es la frontera meridional, la del mediodía. 20 Del lado de occidente, la frontera será el mar Grande hasta frente a Jamat. Esta es la frontera occidental.

La distribución de Tierra Santa será en partes iguales. Gomo la tribu de Leví no tenía porción, se compensaba dando el doble a José (v.13) para sus dos hijos Efraím y Manases. Los límites septentrionales son iguales a los señalados en Núm 37,yss: desde el mar Mediterráneo hasta Jaser-Enón (v.16), que se ha querido identificar con el actual el-Hedar, al pie del Hermón, cerca de las fuentes del Jordán. Los autores no convienen en la identificación de los nombres que nos da el texto, y hay dos corrientes de opinión, pues unos toman la línea de demarcación septentrional en una zona alta que parte del centro del Líbano hacia Trípoli, pasando por Damasco 14; en cambio, otros creen que la frontera señalada por Ezequiel hay que buscarla no más arriba del norte de Galilea 15. La demarcación oriental de Tierra Santa parte de la zona de Damasco y desciende por el Jordán, el mar Muerto, el Araba hasta Tamar 16. La delimitación meridional parte de esta última localidad, atraviesa el Negueb por Qades y llega al Mediterráneo o mar Grande (v.iq) 17. La frontera occidental se limita por el Mediterráneo desde la región indicada hasta Jamat, en la alta Siria.

Protección de los extranjeros (21-23).
21 Partiréis esta tierra entre vosotros, según las tribus de Israel, 22 y echaréis suertes sobre ella para heredad vuestra y de los extranjeros que entre vosotros peregrinan y entre vosotros han engendrado hijos, pues los tendréis como naturales entre los hijos de Israel, y entrarán en suerte con vosotros para heredarse entre las tribus de Israel. 23 En la tribu en que peregrinare el extranjero, en ella le daréis su heredad, dice el Señor, Yahvé.

Este fragmento relativo a los extranjeros interrumpe la ilación natural entre el v.21 de este capítulo y el primero del siguiente. Muchos críticos lo consideran adición posterior en tiempos en que el universalismo religioso tenía más cabida en la mentalidad israelita, como se refleja en el libro de Joñas y en el de Job. Sin embargo, ya en la tradición mosaica había una ley que protegía a los extranjeros. Así se dice en el Levítico: Si viene un extranjero para habitar en vuestra tierra, no le oprimáis; tratad al extranjero que habita en medio de vosotros como al indígena de entre vosotros: amale como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto 18. La recomendación no puede ser más bella y generosa. Esta tenue tradición universalista existió en toda la historia de Israel y fue creciendo en los años de la literatura sapiencial después del exilio.

1 Se llama así al pueblo en general, en contraposición a los de la tribu de Leví, porque tenían todos una porción de tierra asignada en propiedad; en tiempos de Cristo tenía un sentido despectivo; equivalía a ignorantes de la Ley. 2 Según Num_28:9, en el sábado sólo dos corderos, además de los dos del sacrificio cotidiano. 3 Cf. Lev_7:16; Lev_22:18.21; Amo_4:5. 4 Cf. Exo_29:38-42. 5 Cf. Lev_2:1; 1Re_5:2. 6 Cf. Num_28:3.5. 7 Cf. Isa_61:1; Jer_34:8.15ss. 8 Cf. Eze_44:19. 9 Cf. 44:11. 10 Cf. Lev_7:15-18; Lev_22:28-30; Dt 27:7- 11 Es el actual Ain-gido, fuente del cabrito. 12 Cf. Abel, Géog. II 3163. La localización es dada por San Jerónimo. Parece ser la actual Aín ? agía. 13 Hasta Tamar es generalmente intercalada, siguiendo algunas versiones, como la siríaca. Un simple cambio de letras en el TM nos da Tamar, que encaja bien en el contexto como término sur, según se ve en el verso siguiente. 14 Los que sostienen una demarcación alta, es decir, desde Trípoli a Homs, hacen las siguientes identificaciones: Jetlón, el actual Heitela, al este de Trípoli. Jamat, la actual Jama, a 50 kms. al norte de Homs. Sedad, la actual Sadad, al sudeste de Homs. Berota, la actual Bereitan, al sudeste de Baalbek. Sibraim, el actual Someriye, al este del lago de Homs. Jauran, la actual Hawarin, al este de Sadad, en el camino de Damasco a Palmira. Cf. abel, o.c., I 301-304. 15 Según esta opinión, las identificaciones geográficas serían: Jetlón, el actual Adían, al sur de Sarepta, entre Tiro y Sidón: Aiterun, en la Galilea superior. Las otras identificaciones son más difíciles en esta segunda opinión. 16 Tamar se suele identificar con Jasón-Tamar, entre Cades y Sodoma, al sur del mar Muerto. Cf. abel, o.c., I 304-306. 17 Qades es el actual Ain Qedeis (Num_20:1-13). Cf. Abel, ibid., I 301. El torrente es el famoso torrente de Egipto, el actual Wady el-Aris, la primera ciudad egipcia. Llamado en Amo_6:14 torrente de la estepa, y en los documentos cuneiformes najal Musur (río de Egipto), equivalente al najal Misrayim de la Biblia. Cf. Abel, o.c., I 301. 18 Cf. Lev_19:33-34·