Oseas  1 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 12 versitos |
1 Palabra de Yahvé dirigida a Oseas, hijo de Beeri, en tiempos de Ozías, Joatán, Acaz y Exequias, reyes de Judá, y en tiempos de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel.
2 Comienzo del hablar de Yahvé en Oseas: Dijo Yahvé a Oseas: Ve y toma por mujer a una prostituta y engendra hijos de prostitución, pues que se prostituye la tierra apartándose de Yahvé.
3 Fue, pues, y tomó por mujer a Gomer, hija de Diblayim, que concibió y le parió un hijo,
4 y le dijo Yahvé: Ponle por nombre Jezrael, porque de aquí a poco visitaré yo las matanzas de Jezrael sobre la casa de Jehú y pondré fin al reino de la casa de Israel.
5 Aquel día romperé yo el arco de Israel en el valle de Jezrael.
6 Concibió ella de nuevo y parió una hija, y Yahvé dijo a * Oseas: Dale el nombre de “Lo-Rujamá,” porque ya no me compadeceré de la casa de Israel, no la perdonaré jamás.
7 Pero tendré misericordia de la casa de Judá, y los salvaré por Yahvé, Dios; no los salvaré con arco, ni con espada, ni con guerra, ni con caballos, ni con jinetes."
8 Luego de destetar a “Lo-Rujamá,” volvió a concebir y parió un hijo,
9 y dijo Yahvé: Llámalo “Lo-Ammí,” porque vosotros no sois mi pueblo, y yo no soy vuestro Dios.
10 (1) Y será la muchedumbre de los hijos de Israel como las arenas del mar, que son sin medida y sin número, y en el lugar mismo en que se les dijo: “Vosotros no sois mi pueblo,” se dirá de ellos: “Los hijos del Dios vivo,”
11 (2) Los hijos de Judá y los hijos de Israel se juntarán en uno y se darán un jefe único y se desbordarán de la tierra, pues será grande el día de Jezrael.
12 (3) Decid, pues, a vuestro hermano “Ammí” y a vuestra hermana “Rujamá.”

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Introducción a Oseas 

Times New Roman ;;;;
Oseas.
Introducción.

Nombre y Vida del Profeta.
La Biblia no da ninguna indicación sobre el lugar de nacimiento de Oseas (en hebreo Hosea: Yahvé salva). Únicamente conocemos el nombre de su padre, Beeri! El nombre coincide con el del último rey de Israel 2, y no debía de ser raro en la época. Como la predicación de Oseas se desarrolla en el reino del norte, se supone que es oriundo de esta zona septentrional israelita; pues, por otra parte, en el libro se refleja la situación política del reino de Samaría. No sabemos a qué clase social pertenecía, probablemente a la de agricultor, a juzgar por las numerosas alusiones a la vida agrícola 3. No obstante, algunos autores creen que era de la clase sacerdotal o que formaba parte de las asociaciones proféticas profesionales. Pero nada de esto se insinúa en el libro.
En sus oráculos, el profeta nos habla de su vida familiar. Por orden de Dios contrajo matrimonio con una mujer de mala vida, o con una mujer que le fue infiel en el matrimonio, de la que tuvo tres hijos, con nombres simbólicos relacionados con la conducta pecadora de Israel como pueblo. Los autores disputan sobre el sentido de estas narraciones, y así, mientras unos entienden estos relatos en sentido historicista, es decir, como reflejo de la vida familiar real del profeta, otros más bien creen que estas narraciones son en el fondo parábolas en acción. Desde luego, el carácter esquemático y apresurado de la narración - siempre en función de simbolizar las relaciones de Yahvé con Israel - parece favorecer la tesis parabolista. Es decir, que nos hallaríamos ante un caso similar a. las parábolas expuestas como una realización real por Natán a David y por un profeta anónimo a Acab 4.

Ambiente histórico.
La época en que se desarrolló la vida del profeta fue tumultuosa en extremo. Después de un reinado de esplendor, encarnado en Jeroboam II (783-743), el cual, después de haber vencido a los sirios, logró una era de prosperidad comercial para su país, éste entró en un período completo de descomposición política como consecuencia de la invasión de Teglatfalasar III (745-727). Después de la -muerte de Jeroboam II se sucedieron vertiginosamente los reyes. Su hijo Zacarías apenas reinó un año (743), pues fue asesinado por Sellum (743), el cual a su vez lo fue por Menajem (743-738). El hijo de éste, Pecaya, fue asesinado por Pecaj (737-732) 5. Este se alió con Rasín de Damasco contra Asiría 6, pero Teglatfalasar les venció, ocupando Damasco (732) y parte del reino israelita del norte, que fue anexionado como provincia tributaria a Asiría, deportando a sus habitantes7. El reino del norte quedó reducido al territorio de Efraím, y oficialmente en estado de vasallo.
En la capital, Samaría, había una fuerte facción egiptófila, y parece que Pecaj la favorecía. Por ello fue asesinado por el asirófilo Oseas (732-724), que fue el último rey de Samaría, ocupada por los asirios en 722-21 a.C. Al principio Oseas entregaba sumisamente el tributo al rey de Asiría, Teglatfalasar; pero, al morir éste, con su sucesor, Salmanasar V (727-722), las relaciones se endurecieron; a causa de la afición del rey Oseas hacia Egipto, rehusó pagar el tributo acostumbrado. Oseas fue depuesto (725-24), y después de tres años de asedio, Samaría, capital del reino, cayó en manos de los asirios (722-21). En este ambiente de zozobra y de conspiraciones en la corte se desarrolló la vida profética de Oseas.
Con el bienestar conseguido en tiempo de Jeroboam II, las costumbres se relajaron y el culto cismático de Yahvé sufrió profundas infiltraciones idolátricas, con lo que surgió una religión sincretista, contra la que luchó denodadamente el profeta. El culto oficial del Estado se centraba en la adoración del becerro de oro, representación sensible de Yahvé 8; lo que era un primer paso para la idolatría, a la que era tan propenso el pueblo hebreo. Desde los tiempos de Acab (s.IX), los cultos fenicios habían penetrado hondamente en la vida religiosa del reino septentrional 9. El profeta Oseas luchó contra estas infiltraciones paganas, pues prácticamente Yahvé había sido reducido a la categoría de un Dios principal en un panteón. Por otra parte, las manifestaciones culturales externas, como ofrendas de sacrificios, observancia del sábado y de las fiestas anuales 10, no tenían el contenido religioso interno de entrega a Dios y a sus preceptos. De ahí la religión hipócrita y formularia, que era en realidad una caricatura de la tradición religiosa de Israel.

Contenido y estructura del libro..
La predicación de Oseas es esencialmente afectiva, y por eso no es fácil hacer un esquema ideológico de sus oráculos. La idea central de su mensaje es la contraposición del amor de Yahvé y la ingratitud de Israel, que no ha sabido corresponder a su calidad de pueblo elegido. En realidad, Yahvé se ha unido con su pueblo en una alianza matrimonial, pero Israel la ha quebrantado. Por eso Yahvé le castigará, pero amorosamente, para atraerle a buen camino, a la reconciliación. Conforme al orden actual del libro que se atribuye a Oseas, podemos hacer el siguiente esquema de sus oráculos:

A) Relaciones amorosas de Yahvé e Israel (1:1-3:5):
El matrimonio con una mujer de mala vida simboliza la infidelidad de Israel a Yahvé.
Reconciliación con la mujer infiel.
Los nombres de los hijos de Oseas, símbolo de las relaciones entre Yahvé e Israel.
B) Oráculos conminatorios (4:1 -14:10):
Se declara la culpabilidad y el castigo de Israel. Impenitencia de Israel y Judá. Anuncio de la cautividad.
Invitación al arrepentimiento.

La primera parte está en prosa, mientras la segunda en poesía. Pero la identidad ideológica es total, y la ilación lógica es muy normal, en tal forma que la segunda parte parece un desarrollo de la del esquema teológico de la primera. Ambas partes terminan con el anuncio trágico de la destrucción del reino del norte. Los nombres de sus hijos Jezrael, Lo-Rujamá (sin compasión) y Loami (no mi pueblo) son un símbolo del castigo material de Israel y del abandono por parte de Dios hasta que entre por las vías del arrepentimiento. El recuerdo de la llanura de Jezrael, donde en otro tiempo Jehú extirpó la dinastía de Acab, será el símbolo de la nueva carnicería que se cierne sobre la casa real de Samaría. Pero, una vez que se cumpla la justicia de Yahvé e Israel vuelva a su Esposo, ese nombre, de recuerdo siniestro, se convertirá en símbolo de bendición, manifestada en la feracidad edénica de la tierra (Jezrael: Yahvé siembra), y, por otra parte, Israel volverá a ser el pueblo elegido de su Dios, de forma que Yahvé podrá llamarle Pueblo mío y Misericordia, porque sobre él se derramará su piedad salvadora.

Autenticidad y transmisión textual.
En general no hay razones serias que objetar a la unidad de autor del libro de Oseas. No obstante, en sus oráculos hay intercalaciones de un compilador posterior, que en Judá dio la última redacción a los escritos atribuidos a Oseas 11.
En cambio, el problema textual es atormentador, ya que el estado actual del TM es sumamente deficiente. Hay pasajes ininteligibles y es preciso recurrir a las versiones para reconstruir una posible lectura original satisfactoria 12. La versión de los LXX está hecha sobre un texto muy corrompido, y por eso es preciso acudir a las exigencias del contexto y de la métrica para rastrear el posible sentido original. En la segunda parte, poética, muchas veces los incisos y esticos están desplazados. Es célebre la frase de San Jerónimo: Oseas commaticus est, et quasi per sententias lo-quens 13. Este estilo entrecortado y sentencioso hay que atribuirlo a su temperamento afectivo y emocional. A través de sus frases misteriosas y entrecortadas se percibe la hondura de su alma, enamorada de su pueblo. De ahí que a veces falta el encadenamiento lógico, porque las explosiones afectivas dominan la frase. No obstante, tiene una gran riqueza de imaginación, con propensión a tomar los símiles de la naturaleza; conoce bien las leyes del paralelismo y los recursos de la paranomasia; alude frecuentemente a las tradiciones antiguas de Israel; sobre todo siente nostalgia de la vida del desierto, cuando las relaciones entre Yahvé e Israel eran más sinceras; conoce muchos incidentes y hechos de la historia sagrada, del Pentateuco y del libro de los Jueces 14.

Mensaje doctrinal.
a) Oseas centra su predicación en torno a las relaciones de Yahvé con Israel como pueblo elegido: por eso no hay en sus oráculos anuncios relativos a las naciones paganas ni a Judá, a pesar de que debía de conocer los oráculos de Amos. Abiertamente declara el monoteísmo estricto. Yahvé es el Dios exclusivo de Israel15, pero es también el único Dios, ya que los baales cananeos no son nada, sino obra del hombre 16. El gran pecado de Israel es la idolatría, que en el fondo procede de la ignorancia 17. Pero, ante todo, Yahvé es el Dios de Israel, porque le ha elegido entre todos los pueblos.
Sus relaciones son tan amorosas, que son comparables al amor íntimo de dos esposos. Este símil del matrimonio para expresar las relaciones entre Yahvé e Israel es expresado por primera vez por Oseas, pero queda después acuñado para reaparecer en los oráculos de Isaías 18, Jeremías 19, Ezequiel 20 y en la literatura sapiencial, sobre todo en el Cantar de los Cantares. Y aún el símil penetra en los escritos del Í. Ô. 21 Oseas describe dramáticamente las tentativas amorosas de Yahvé por atraerse a su pueblo, al que ama, pero que le es infiel. A pesar de sus infidelidades, le busca una y otra vez hasta hacerle comprender - por las privaciones y castigos - que su bien está sólo en acercarse a su Esposo, el de su juventud.
Desde el punto de vista del culto religioso, el profeta rechaza todas las manifestaciones culturales, que están inficionadas de cultos idolátricos extraños 22. En general, ante todo urge el cumplimiento de los valores morales. El culto externo sólo es aceptable por Yahvé en la medida en que va acompañado del reconocimiento íntimo de sus derechos y de la entrega del corazón a sus preceptos. El profeta urge sistemáticamente el cumplimiento de los preceptos del decálogo al acusar a sus contemporáneos: perjuran, mienten, matan, roban, adulteran, oprimen, y las sangres se suceden a las sangres23. Se opone a todo culto a las imágenes24 y supone la existencia del descanso sabático 25.
b) La idea mesiánica queda perfectamente expresada al anunciar una nueva alianza matrimonial indefectible: Seré tu esposo para siempre, te desposaré conmigo en justicia, en juicio, en misericordias y en piedades, y yo seré tu esposo en fidelidad, y tú reconocerás a Yahvé.26 El profeta anuncia aquí una nueva era en la que desaparecerá el pecado y las relaciones de Israel con Dios se basarán en la justicia, el juicio y la misericordia, de forma que podrá ser Yahvé de nuevo y definitivamente el Esposo en fidelidad, basándose las nuevas relaciones en el reconocimiento de los derechos divinos 27.
Como consecuencia, Dios bendecirá a su pueblo, que será como las arenas del mar, que son sin medida y sin número, y en el lugar-mismo en que se les dijo: Vosotros no sois mi pueblo, se dirá de ellos: Los hijos del Dios vivo. Los hijos de Judá y los hijos de Israel se juntarán en uno y se darán un jefe único y se desbordarán de la tierra, pues será grande el día de Jezrael.28 El profeta piensa en los tiempos en que, pasada la hora de prueba, el castigo de la cautividad, volverán Judá e Israel a constituir un solo pueblo con un solo jefe: Volverán los hijos de Israel y buscarán a Yahvé, su Dios, y a David, su rey, y se apresurarán a venir temerosos a Yahvé. 29 Es el anuncio de la nueva teocracia, que será como una superación de los tiempos gloriosos de David.
Y el profeta, ante esta perspectiva, suelta su imaginación, presentándonos un cuadro idílico en el que aparecen las fieras amansadas y los campos dotados de feracidad edénica: En aquel día haré en favor de ellos concierto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra, y quebraré en la tierra arco, espada y guerra, y haré que reposen seguros. En aquel día yo seré propicio - dice Yahvé - a los cielos, y los cielos serán propicios a la tierra; la tierra, propicia al trigo, al mosto y al aceite, y éstos, propicios a Jezrael. 30 Esta perspectiva de paz total y de feracidad edénica se convertirá en tópico en la literatura profética posterior 31. Es el ansia de paz y de felicidad inherente a su corazón humano, que será colmada en los tiempos mesiánicos.

1 Os 1:1. - 2 Cf. 2 Re 17:1. Oseas es el nombre original de Josué (Núm 13:17). - 3 Cf. Os4:16; 6:3; 8,7; 9:2.10; 10:1; 13:3; 14:6-8. - 4 Cf. 2 Sam 12:1-7; 1 Re 20:35-43. - 5 Cf. 2 Re 15:10; 2 Re 15:17.23-25. - 6 Cf. 2 Re 16:5; Is 7. - 7 Cf. 2 Re 15:29. - 8 Lo que estaba prohibido en Ex 20:4. - 9 Cf. 1 Re 16:30. - 10 Cf. Os 2:11; 4:15; 8:4; 13:2. - 11 Se consideran obra de un glosista los fragmentos 2,isb-25; 14:2-10. - 12 Por ejemplo, Os 4:19; 6:11; 7:1. - 13 san jerónimo, Praef. ín XII Proph.: PL 28:1015. - 14 Cf. Os 9:4 y Ex 3:14; Os 11:8 y Gen 19:243; Dt 29:22; Os 9:10 y Núm 25; Os 13:1 y Núm 16; Dt u,6; Os 2:17 y Jos 7:24-26; Os 9:9 y 10,95 y Jue 195; Os 13:10 y 1 Sam 8. - 15 Os 3:5; 4:6-12. - 16 Os 8:4-6; 13:2. - 17 Os 4:6. - 18 Isa_50:1; 54:5·Àï; 62:4-5. - 19 Jer 2:1-7; 3:15; 31:22. - 20 Ez c.ió y 23. - 21 Cf. Os n,i y Mt 2:15; Os 6:6 y Mt 9:13; Ose_10:8 y Le 23:30; Os 2:25 y Rom 9:25; Os 13:14 y i Cor 15:55; Is 1:6.9; 2:3 y i Pe 2:10. - 22 Cf. Os 7:14; 8:4-6.11; 10,is. - 23 Os 4:2. - 24 Os 8:4; 10:2-5; 13:2. - 25 OS 2:11. - 26 Os 2:19(21)3. - 27 Jer 31:33-34· - 28 Os 1:11. - 29 3:5. - 30 2:22. - 31 Cf. Is 51:3; 31:1s; 41:18; 43:10; Ez 47.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Oseas  1,1-11

1. El Matrimonio de Oseas.
Los tres primeros capítulos del libro de Oseas se refieren a la experiencia personal del propio Oseas en su vida familiar y son como una introducción simbólica al mensaje de amor profundo que Yahvé tiene para con su pueblo Israel.

Introducción histórica.
1 Palabra de Yahvé dirigida a Oseas, hijo de Beeri, en tiempos de Ozías, Joatán, Acaz y Exequias, reyes de Judá, y en tiempos de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel.

Este título del libro, sin duda añadido por el compilador de las diversas profecías de Oseas, nos presenta el marco histórico máximo en el que el profeta desarrolló su ministerio. Como en otros profetas, se dan sincronizados los reyes de Judá y de Israel. La actividad profética de Oseas se desarrolla, según los datos que aquí nos da, desde el 750 a.C., más o menos, hasta poco antes de la caída de Samaría en 722-721. Algunos autores creen que deben considerarse como glosas los nombres de Acaz y Ezequías. En las profecías se presenta como futuro el hecho de la caída de Samaría (722-21), y como no hay alusiones a la invasión de Judá por Pecaj de Samaría y Rasín de Damasco en 734 a.C., bajo el reinado de Judá, se circunscribe generalmente la actividad profética de Oseas entre el 750 al 735 a.C. 1

Orden de casarse con una prostituta.
2 Comienzo del hablar de Yahvé en Oseas: Dijo Yahvé a Oseas: Ve y toma por mujer a una prostituta y engendra hijos de prostitución, pues que se prostituye la tierra apartándose de Yahvé.

Dios le da al profeta una orden extraña: la de casarse con una prostituta para que engendre hijos de prostitución. Como veremos después, esta orden tiene una significación simbólica: la de figurar los amores de Yahvé para con Israel, esposa infiel. La palabra prostituta puede tener el sentido de mujer pública, deshonrada ya antes de que la tomara por esposa Oseas, o de adúltera por la conducta infiel en el matrimonio. En este último caso, Oseas se habría casado con una mujer honrada normal, pero que le fue infiel después durante el matrimonio; por eso sus hijos son adulterinos. Esta segunda interpretación se prestaría mejor para el simbolismo que quiere expresar el profeta, a saber, que la tierra de Israel se prostituye, apartándose de Yahvé, yendo tras otros amantes, los ídolos cananeos.

Primer hijo de Oseas (3-5).
3 Fue, pues, y tomó por mujer a Gomer, hija de Diblayim, que concibió y le parió un hijo, 4 y le dijo Yahvé: Ponle por nombre Jezrael, porque de aquí a poco visitaré yo las matanzas de Jezrael sobre la casa de Jehú y pondré fin al reino de la casa de Israel. 5 Aquel día romperé yo el arco de Israel en el valle de Jezrael.

El profeta cumplió al punto la orden de Dios, casándose con una mujer llamada Gomer, hija de Diblayim (v.3). El nombre no tiene nada de misterioso en la onomástica hebrea, y, por tanto, no debemos buscar ocultos sentidos alegóricos en el significado de los mismos. Los que interpretan esta historia familiar de la vida de Oseas en sentido histórico suelen hacer hincapié en los nombres propios aquí consignados. Ya veremos después el valor de este argumento cuando estudiemos la historicidad de estos relatos. De todos modos, aquí el profeta no presta importancia al sentido simbólico posible de su mujer, sino al de su hijo Jezrael (v.4), que habría de recordar las matanzas de Jehú, fundador de la dinastía a la que pertenecía Jeroboam II, en el valle de Jezrael 2. Jehú había sido instrumento de la justicia divina para castigar las idolatrías de Joram, Acab y Jezabel; pero ahora llegaba la hora de pedir cuentas a la dinastía de Jehú (841-814/3), que era tan culpable ante Yahvé como la extinguida por éste.
Con Jeroboam II, el reino del norte, Israel, había llegado a un alto nivel económico y militar. Esto hizo que surgiera el vicio por doquier. Sobre todo, las clases sociales elevadas hacían caso omiso de las prescripciones de la Ley mosaica; contra sus abusos predicó por este tiempo el profeta Amos.
El hijo, pues, de Oseas simbolizará con su nombre de Jezrael la justicia de Dios sobre la dinastía inaugurada en las matanzas de la llanura de Jezrael, entre el Carmelo y Beisán. El primer hijo de Oseas simbolizará el ocaso del reino de la casa de Israel (v.4). Dios pedirá cuenta por las matanzas de Jezrael, llevadas a cabo por el fundador de la dinastía, Jehú, y romperá el arco (la fuerza) de Israel en el valle de Jezrael (v.5), lugar tradicional de batallas. El nombre, pues, del primer hijo de Oseas tendrá un significado siniestro para los destinos del reino de Israel, cuya capital era Samaría.

Nombres simbólicos de los otros hijos de Oseas (6-9).
6 Concibió ella de nuevo y parió una hija, y Yahvé dijo a * Oseas: Dale el nombre de Lo-Rujamá, porque ya no me compadeceré de la casa de Israel, no la perdonaré jamás. 7 Pero tendré misericordia de la casa de Judá, y los salvaré por Yahvé, Dios; no los salvaré con arco, ni con espada, ni con guerra, ni con caballos, ni con jinetes.8 Luego de destetar a Lo-Rujamá, volvió a concebir y parió un hijo, 9 y dijo Yahvé: Llámalo Lo-Ammí, porque vosotros no sois mi pueblo, y yo no soy vuestro Dios.

Como al primer hijo de Oseas se le impuso un nombre simbólico (Jezrael), para significar la próxima ruina del reino de Israel, así los otros hijos tendrán un significado siniestro para la suerte del reino del norte. La hija se llamará Lo-Rujamá (sin misericordia), porque Yahvé ya no volverá a sentir piedad por el reino de Israel. Ha colmado la maldad, y llega la hora de la justicia divina, que descargará sin misericordia, pues Israel ya no es el pueblo de
Yahvé. Al tercer hijo se le pone el nombre simbólico de Lo-Ammí (no pueblo mío) (v.9). Se ha roto la alianza que le vinculaba a Israel, y Yahvé le tratará como si no fuera su pueblo.
El v.8 parece una glosa intercalada por el compilador para contraponer la triste suerte del reino del norte, Israel, al de Judá, que gozará de una especial protección de Yahvé. De hecho, el reino de Judá sobrevivió al de Israel unos ciento cuarenta años. Yahvé tendrá misericordia de Judá y lo salvará en los momentos críticos sin fuerza militar (arco, espada.), con sólo su omnipotencia.

Bendición de los tiempos mesiánicos (10-2:1).
10 (1) Y será la muchedumbre de los hijos de Israel como las arenas del mar, que son sin medida y sin número, y en el lugar mismo en que se les dijo: Vosotros no sois mi pueblo, se dirá de ellos: Los hijos del Dios vivo, 11 (2) Los hijos de Judá y los hijos de Israel se juntarán en uno y se darán un jefe único y se desbordarán de la tierra, pues será grande el día de Jezrael. 21 (3) Decid, pues, a vuestro hermano Ammí y a vuestra hermana Rujamá.

Los v.10 y 11 corresponden en el TM a los tres primeros del c.2. Algunos autores, como Hoonacker, los consideran continuación del v.7 del c.1 y creen están traspuestos. Su lugar debido sería a continuación del v.25 del c.2, donde parecen una explanación lógica de las promesas de rehabilitación de Judá e Israel que allí se expresan. Pueden ser también debidos a un glosista posterior, que en medio de las amenazas de abandono hechas por Oseas contra Israel ha creído conveniente recordar las promesas mesiánicas que Dios reiteradamente ha hecho a su pueblo. En todo caso, se quiere hacer constar que el castigo de Dios sobre Israel será pasajero, pues llegarán días en que volverá a multiplicarse como las arenas del mar. Es la fórmula de la promesa hecha a Abraham (Gen_22:17) y reiterada en otros profetas (Isa_10:22; Jer_33:22). Aunque Dios les ha dicho que no son su pueblo, volverán a llamarse los hijos del Dios vivo (v.10), como pueblo que está bajo la protección inmediata de un Dios vivo, que, como tal, les dispensará su ayuda en todo, en contraposición a los ídolos impotentes, que no tienen vida.
La perspectiva venturosa se completará al juntarse de nuevo los reinos de Israel y de Judá bajo un único jefe, como en los tiempos pasados (v.11). Indudablemente que el fragmento se refiere a los tiempos mesiánicos, en que un nuevo caudillo, el Mesías, reunirá bajo su mando a los dos pueblos, separados después de la muerte de Salomón. Serán tan numerosos, que se desbordarán de la tierra (v.11), incapaz de contenerlos. Entonces los nombres en otros tiempos siniestros de Jezrael, Lo-Rujama y Lo-Ammí cambiarán de sentido, y significarán más bien las bendiciones de Yahvé a su pueblo. Así, Jezrael simbolizará la feracidad de la llanura de Jezrael, que será propicia al trigo, al mosto y al aceite (v.24). Y los nombres de los otros hermanos se cambiarán en Rujamá (misericordia) y Ammí (mi pueblo) (v.2,1).
Es corriente en la literatura profética intercalar vaticinios conminatorios y de misericordia para, de un lado, sembrar el temor al castigo merecido, y de otro, no caer en la desesperación. Es el caso que aquí comentamos. Quizá el compilador juzgó prudente trasponer esta promesa de misericordia para contrarrestar el anuncio de castigo sobre Israel para que el lector no quedara demasiado impresionado por estos vaticinios amenazadores contra el reino del norte.

1 He aquí la cronología de los reyes de Judá y de Israel mencionados en el texto: En Judá: Oirías, llamado también Azarías en la Biblia (768-740/39), Joatán (740/39-736/35), Acaz(736/35-727), Ezequías (727-698/7). En Israel: Jeroboam II (782/1-753). El autor no menciona otros reyes de Israel. Después de Jeroboam le sucedieron vertiginosamente: Zacarías (753/2), Sellum (752-752/1), Menajem (752-742/1), Pecaya (742/1-740/39), Pecaj (740/39-730/29). - 2 Cf. 2Re_9:21-26.30-37.