Oseas  8 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 14 versitos |
1 ¡Emboca la trompeta! Como buitre se abate sobre la casa de Israel por haber quebrantado mi alianza y haber prevaricado contra mi ley.
2 Clamarán a mí: “¡Dios mío!” Pero te conocemos, Israel.
3 Israel ha rechazado el bien, y el enemigo le perseguirá.
4 Se dieron reyes, pero no elegidos por mí; constituyeron príncipes sin yo saberlo; de su oro y su plata se hicieron ídolos, mas para su perdición."
5 Yo rechazo tu becerro, Samaría; mi furor se ha encendido contra ellos. ¿Hasta cuándo no lograrán purificarse?"
6 Porque de Israel son, son obra de artífice, no son de Dios, y será llevado cautivo el día de Yahvé l el becerro de Samaría.
7 Pues siembran vientos, recogerán tempestades. La espiga no dará fruto ni formará harina,y si algunas la dieren,las devorará el extranjero.
8 Devorado será Israel; ahora ha sido considerado entre las naciones como vaso del que no se hace aprecio."
9 Por ellos subieron a Asiría. El onagro busca estar solo, Efraím se entregó a los amantes.
10 Aunque sean entregados a las naciones, al presente los guardo reunidos, para que sufran algún tiempo la carga del rey y de los príncipes.
11 Efraím ha multiplicado sus altares para pecar; sólo para pecar le han servido."
12 Escribí para él las palabras de mi Ley, pero las tienen por palabras de extranjeros.
13 ¡Aman los sacrificios, que sacrifiquen! ¡ (Aman) la carne, que la coman! Yahvé no se agrada de ellos. Ahora se acordará de sus iniquidades y castigará sus pecados. Volverán a Egipto.
14 Israel se olvidó de su Hacedor y construyó palacios; Judá multiplicó sus ciudades fuertes, pero yo daré sus ciudades al fuego, que devorará sus palacios."

Patrocinio

 
 

Introducción a Oseas 

Times New Roman ;;;;
Oseas.
Introducción.

Nombre y Vida del Profeta.
La Biblia no da ninguna indicación sobre el lugar de nacimiento de Oseas (en hebreo Hosea: Yahvé salva). Únicamente conocemos el nombre de su padre, Beeri! El nombre coincide con el del último rey de Israel 2, y no debía de ser raro en la época. Como la predicación de Oseas se desarrolla en el reino del norte, se supone que es oriundo de esta zona septentrional israelita; pues, por otra parte, en el libro se refleja la situación política del reino de Samaría. No sabemos a qué clase social pertenecía, probablemente a la de agricultor, a juzgar por las numerosas alusiones a la vida agrícola 3. No obstante, algunos autores creen que era de la clase sacerdotal o que formaba parte de las asociaciones proféticas profesionales. Pero nada de esto se insinúa en el libro.
En sus oráculos, el profeta nos habla de su vida familiar. Por orden de Dios contrajo matrimonio con una mujer de mala vida, o con una mujer que le fue infiel en el matrimonio, de la que tuvo tres hijos, con nombres simbólicos relacionados con la conducta pecadora de Israel como pueblo. Los autores disputan sobre el sentido de estas narraciones, y así, mientras unos entienden estos relatos en sentido historicista, es decir, como reflejo de la vida familiar real del profeta, otros más bien creen que estas narraciones son en el fondo parábolas en acción. Desde luego, el carácter esquemático y apresurado de la narración - siempre en función de simbolizar las relaciones de Yahvé con Israel - parece favorecer la tesis parabolista. Es decir, que nos hallaríamos ante un caso similar a. las parábolas expuestas como una realización real por Natán a David y por un profeta anónimo a Acab 4.

Ambiente histórico.
La época en que se desarrolló la vida del profeta fue tumultuosa en extremo. Después de un reinado de esplendor, encarnado en Jeroboam II (783-743), el cual, después de haber vencido a los sirios, logró una era de prosperidad comercial para su país, éste entró en un período completo de descomposición política como consecuencia de la invasión de Teglatfalasar III (745-727). Después de la -muerte de Jeroboam II se sucedieron vertiginosamente los reyes. Su hijo Zacarías apenas reinó un año (743), pues fue asesinado por Sellum (743), el cual a su vez lo fue por Menajem (743-738). El hijo de éste, Pecaya, fue asesinado por Pecaj (737-732) 5. Este se alió con Rasín de Damasco contra Asiría 6, pero Teglatfalasar les venció, ocupando Damasco (732) y parte del reino israelita del norte, que fue anexionado como provincia tributaria a Asiría, deportando a sus habitantes7. El reino del norte quedó reducido al territorio de Efraím, y oficialmente en estado de vasallo.
En la capital, Samaría, había una fuerte facción egiptófila, y parece que Pecaj la favorecía. Por ello fue asesinado por el asirófilo Oseas (732-724), que fue el último rey de Samaría, ocupada por los asirios en 722-21 a.C. Al principio Oseas entregaba sumisamente el tributo al rey de Asiría, Teglatfalasar; pero, al morir éste, con su sucesor, Salmanasar V (727-722), las relaciones se endurecieron; a causa de la afición del rey Oseas hacia Egipto, rehusó pagar el tributo acostumbrado. Oseas fue depuesto (725-24), y después de tres años de asedio, Samaría, capital del reino, cayó en manos de los asirios (722-21). En este ambiente de zozobra y de conspiraciones en la corte se desarrolló la vida profética de Oseas.
Con el bienestar conseguido en tiempo de Jeroboam II, las costumbres se relajaron y el culto cismático de Yahvé sufrió profundas infiltraciones idolátricas, con lo que surgió una religión sincretista, contra la que luchó denodadamente el profeta. El culto oficial del Estado se centraba en la adoración del becerro de oro, representación sensible de Yahvé 8; lo que era un primer paso para la idolatría, a la que era tan propenso el pueblo hebreo. Desde los tiempos de Acab (s.IX), los cultos fenicios habían penetrado hondamente en la vida religiosa del reino septentrional 9. El profeta Oseas luchó contra estas infiltraciones paganas, pues prácticamente Yahvé había sido reducido a la categoría de un Dios principal en un panteón. Por otra parte, las manifestaciones culturales externas, como ofrendas de sacrificios, observancia del sábado y de las fiestas anuales 10, no tenían el contenido religioso interno de entrega a Dios y a sus preceptos. De ahí la religión hipócrita y formularia, que era en realidad una caricatura de la tradición religiosa de Israel.

Contenido y estructura del libro..
La predicación de Oseas es esencialmente afectiva, y por eso no es fácil hacer un esquema ideológico de sus oráculos. La idea central de su mensaje es la contraposición del amor de Yahvé y la ingratitud de Israel, que no ha sabido corresponder a su calidad de pueblo elegido. En realidad, Yahvé se ha unido con su pueblo en una alianza matrimonial, pero Israel la ha quebrantado. Por eso Yahvé le castigará, pero amorosamente, para atraerle a buen camino, a la reconciliación. Conforme al orden actual del libro que se atribuye a Oseas, podemos hacer el siguiente esquema de sus oráculos:

A) Relaciones amorosas de Yahvé e Israel (1:1-3:5):
El matrimonio con una mujer de mala vida simboliza la infidelidad de Israel a Yahvé.
Reconciliación con la mujer infiel.
Los nombres de los hijos de Oseas, símbolo de las relaciones entre Yahvé e Israel.
B) Oráculos conminatorios (4:1 -14:10):
Se declara la culpabilidad y el castigo de Israel. Impenitencia de Israel y Judá. Anuncio de la cautividad.
Invitación al arrepentimiento.

La primera parte está en prosa, mientras la segunda en poesía. Pero la identidad ideológica es total, y la ilación lógica es muy normal, en tal forma que la segunda parte parece un desarrollo de la del esquema teológico de la primera. Ambas partes terminan con el anuncio trágico de la destrucción del reino del norte. Los nombres de sus hijos Jezrael, Lo-Rujamá (sin compasión) y Loami (no mi pueblo) son un símbolo del castigo material de Israel y del abandono por parte de Dios hasta que entre por las vías del arrepentimiento. El recuerdo de la llanura de Jezrael, donde en otro tiempo Jehú extirpó la dinastía de Acab, será el símbolo de la nueva carnicería que se cierne sobre la casa real de Samaría. Pero, una vez que se cumpla la justicia de Yahvé e Israel vuelva a su Esposo, ese nombre, de recuerdo siniestro, se convertirá en símbolo de bendición, manifestada en la feracidad edénica de la tierra (Jezrael: Yahvé siembra), y, por otra parte, Israel volverá a ser el pueblo elegido de su Dios, de forma que Yahvé podrá llamarle Pueblo mío y Misericordia, porque sobre él se derramará su piedad salvadora.

Autenticidad y transmisión textual.
En general no hay razones serias que objetar a la unidad de autor del libro de Oseas. No obstante, en sus oráculos hay intercalaciones de un compilador posterior, que en Judá dio la última redacción a los escritos atribuidos a Oseas 11.
En cambio, el problema textual es atormentador, ya que el estado actual del TM es sumamente deficiente. Hay pasajes ininteligibles y es preciso recurrir a las versiones para reconstruir una posible lectura original satisfactoria 12. La versión de los LXX está hecha sobre un texto muy corrompido, y por eso es preciso acudir a las exigencias del contexto y de la métrica para rastrear el posible sentido original. En la segunda parte, poética, muchas veces los incisos y esticos están desplazados. Es célebre la frase de San Jerónimo: Oseas commaticus est, et quasi per sententias lo-quens 13. Este estilo entrecortado y sentencioso hay que atribuirlo a su temperamento afectivo y emocional. A través de sus frases misteriosas y entrecortadas se percibe la hondura de su alma, enamorada de su pueblo. De ahí que a veces falta el encadenamiento lógico, porque las explosiones afectivas dominan la frase. No obstante, tiene una gran riqueza de imaginación, con propensión a tomar los símiles de la naturaleza; conoce bien las leyes del paralelismo y los recursos de la paranomasia; alude frecuentemente a las tradiciones antiguas de Israel; sobre todo siente nostalgia de la vida del desierto, cuando las relaciones entre Yahvé e Israel eran más sinceras; conoce muchos incidentes y hechos de la historia sagrada, del Pentateuco y del libro de los Jueces 14.

Mensaje doctrinal.
a) Oseas centra su predicación en torno a las relaciones de Yahvé con Israel como pueblo elegido: por eso no hay en sus oráculos anuncios relativos a las naciones paganas ni a Judá, a pesar de que debía de conocer los oráculos de Amos. Abiertamente declara el monoteísmo estricto. Yahvé es el Dios exclusivo de Israel15, pero es también el único Dios, ya que los baales cananeos no son nada, sino obra del hombre 16. El gran pecado de Israel es la idolatría, que en el fondo procede de la ignorancia 17. Pero, ante todo, Yahvé es el Dios de Israel, porque le ha elegido entre todos los pueblos.
Sus relaciones son tan amorosas, que son comparables al amor íntimo de dos esposos. Este símil del matrimonio para expresar las relaciones entre Yahvé e Israel es expresado por primera vez por Oseas, pero queda después acuñado para reaparecer en los oráculos de Isaías 18, Jeremías 19, Ezequiel 20 y en la literatura sapiencial, sobre todo en el Cantar de los Cantares. Y aún el símil penetra en los escritos del Í. Ô. 21 Oseas describe dramáticamente las tentativas amorosas de Yahvé por atraerse a su pueblo, al que ama, pero que le es infiel. A pesar de sus infidelidades, le busca una y otra vez hasta hacerle comprender - por las privaciones y castigos - que su bien está sólo en acercarse a su Esposo, el de su juventud.
Desde el punto de vista del culto religioso, el profeta rechaza todas las manifestaciones culturales, que están inficionadas de cultos idolátricos extraños 22. En general, ante todo urge el cumplimiento de los valores morales. El culto externo sólo es aceptable por Yahvé en la medida en que va acompañado del reconocimiento íntimo de sus derechos y de la entrega del corazón a sus preceptos. El profeta urge sistemáticamente el cumplimiento de los preceptos del decálogo al acusar a sus contemporáneos: perjuran, mienten, matan, roban, adulteran, oprimen, y las sangres se suceden a las sangres23. Se opone a todo culto a las imágenes24 y supone la existencia del descanso sabático 25.
b) La idea mesiánica queda perfectamente expresada al anunciar una nueva alianza matrimonial indefectible: Seré tu esposo para siempre, te desposaré conmigo en justicia, en juicio, en misericordias y en piedades, y yo seré tu esposo en fidelidad, y tú reconocerás a Yahvé.26 El profeta anuncia aquí una nueva era en la que desaparecerá el pecado y las relaciones de Israel con Dios se basarán en la justicia, el juicio y la misericordia, de forma que podrá ser Yahvé de nuevo y definitivamente el Esposo en fidelidad, basándose las nuevas relaciones en el reconocimiento de los derechos divinos 27.
Como consecuencia, Dios bendecirá a su pueblo, que será como las arenas del mar, que son sin medida y sin número, y en el lugar-mismo en que se les dijo: Vosotros no sois mi pueblo, se dirá de ellos: Los hijos del Dios vivo. Los hijos de Judá y los hijos de Israel se juntarán en uno y se darán un jefe único y se desbordarán de la tierra, pues será grande el día de Jezrael.28 El profeta piensa en los tiempos en que, pasada la hora de prueba, el castigo de la cautividad, volverán Judá e Israel a constituir un solo pueblo con un solo jefe: Volverán los hijos de Israel y buscarán a Yahvé, su Dios, y a David, su rey, y se apresurarán a venir temerosos a Yahvé. 29 Es el anuncio de la nueva teocracia, que será como una superación de los tiempos gloriosos de David.
Y el profeta, ante esta perspectiva, suelta su imaginación, presentándonos un cuadro idílico en el que aparecen las fieras amansadas y los campos dotados de feracidad edénica: En aquel día haré en favor de ellos concierto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra, y quebraré en la tierra arco, espada y guerra, y haré que reposen seguros. En aquel día yo seré propicio - dice Yahvé - a los cielos, y los cielos serán propicios a la tierra; la tierra, propicia al trigo, al mosto y al aceite, y éstos, propicios a Jezrael. 30 Esta perspectiva de paz total y de feracidad edénica se convertirá en tópico en la literatura profética posterior 31. Es el ansia de paz y de felicidad inherente a su corazón humano, que será colmada en los tiempos mesiánicos.

1 Os 1:1. - 2 Cf. 2 Re 17:1. Oseas es el nombre original de Josué (Núm 13:17). - 3 Cf. Os4:16; 6:3; 8,7; 9:2.10; 10:1; 13:3; 14:6-8. - 4 Cf. 2 Sam 12:1-7; 1 Re 20:35-43. - 5 Cf. 2 Re 15:10; 2 Re 15:17.23-25. - 6 Cf. 2 Re 16:5; Is 7. - 7 Cf. 2 Re 15:29. - 8 Lo que estaba prohibido en Ex 20:4. - 9 Cf. 1 Re 16:30. - 10 Cf. Os 2:11; 4:15; 8:4; 13:2. - 11 Se consideran obra de un glosista los fragmentos 2,isb-25; 14:2-10. - 12 Por ejemplo, Os 4:19; 6:11; 7:1. - 13 san jerónimo, Praef. ín XII Proph.: PL 28:1015. - 14 Cf. Os 9:4 y Ex 3:14; Os 11:8 y Gen 19:243; Dt 29:22; Os 9:10 y Núm 25; Os 13:1 y Núm 16; Dt u,6; Os 2:17 y Jos 7:24-26; Os 9:9 y 10,95 y Jue 195; Os 13:10 y 1 Sam 8. - 15 Os 3:5; 4:6-12. - 16 Os 8:4-6; 13:2. - 17 Os 4:6. - 18 Isa_50:1; 54:5·Àï; 62:4-5. - 19 Jer 2:1-7; 3:15; 31:22. - 20 Ez c.ió y 23. - 21 Cf. Os n,i y Mt 2:15; Os 6:6 y Mt 9:13; Ose_10:8 y Le 23:30; Os 2:25 y Rom 9:25; Os 13:14 y i Cor 15:55; Is 1:6.9; 2:3 y i Pe 2:10. - 22 Cf. Os 7:14; 8:4-6.11; 10,is. - 23 Os 4:2. - 24 Os 8:4; 10:2-5; 13:2. - 25 OS 2:11. - 26 Os 2:19(21)3. - 27 Jer 31:33-34· - 28 Os 1:11. - 29 3:5. - 30 2:22. - 31 Cf. Is 51:3; 31:1s; 41:18; 43:10; Ez 47.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Patrocinio

Notas

Oseas  8,1-14

8. La invasión asiria, castigo por los pecados de Israel.
En este capítulo encontramos una serie de acusaciones que justifican la ruina de Israel: violación de la alianza, dinastías ilegítimas, adoración del becerro, petición de ayuda exterior e idolatría.

Anuncio de la invasión y de la cautividad (1-6).
1 ¡Emboca la trompeta! Como buitre se abate sobre la casa de Israel por haber quebrantado mi alianza y haber prevaricado contra mi ley. 2 Clamarán a mí: ¡Dios mío! Pero te conocemos, Israel. 3 Israel ha rechazado el bien, y el enemigo le perseguirá. 4 Se dieron reyes, pero no elegidos por mí; constituyeron príncipes sin yo saberlo; de su oro y su plata se hicieron ídolos, mas para su perdición. 5 Yo rechazo tu becerro, Samaría; mi furor se ha encendido contra ellos. ¿Hasta cuándo no lograrán purificarse? 6 Porque de Israel son, son obra de artífice, no son de Dios, y será llevado cautivo el día de Yahvé l el becerro de Samaría.

La invasión es inminente; por eso se invita a un imaginario centinela a dar el grito de alarma (emboca la trompeta), pues en su perspectiva profética, Oseas ve ya planear al ejército asirio, que como un buitre se abate sobre la casa de Israel (v.1). El anuncio se expresa en sentido entrecortado para dar mayor impresión de nerviosismo. El símil del buitre sirve para expresar la rapacidad del ejército invasor *. La causa del castigo es la infidelidad a la alianza y a la Ley. Siempre los profetas hacen hincapié en las razones teológicas que dirigen las vicisitudes históricas del pueblo elegido. Las circunstancias políticas históricas no cuentan para ellos, sino las exigencias de la alianza del Sinaí entre Yahvé y su pueblo. Conforme a este pacto, la historia de Israel se desenvuelve en una alternativa de castigos o bendiciones, según su fidelidad o deslealtad al mismo por parte del pueblo elegido.
Por eso ahora Yahvé no hace caso del grito angustiado de Israel: ¡Dios mío! pues su conversión no brota de la sinceridad del corazón. Yahvé conoce sus veleidades (Te conocemos, Israel, v.2) y, por tanto, espera las pruebas de su arrepentimiento 2. Israel se ha trazado un plan de vida totalmente al margen de la ley de Dios, en lo que ésta implica de bendiciones (Ha rechazado el bien, v.3), y por eso Yahvé lo entregará al enemigo, que le perseguirá. La vida nacional no ha sido controlada conforme a las exigencias de la teocracia: se dieron reyes, pero no elegidos por mi. (v.4). El reino del norte era ilegítimo por su origen cismático después de la muerte de Salomón.
Jeroboam I, su primer rey, además de ser ilegítimo usurpador, instauró la taurolatría, o culto de Yahvé bajo la forma de toro 3, lo que estaba prohibido por la Ley. En el nuevo reino floreció la idolatría en sus diversas formas, como fruto normal del sincretismo religioso adoptado (de su oro y plata se hicieron ídolos), lo que contribuyó a la perdición del reino. Yahvé no puede aprobar este culto taurolátrico (yo rechazo tu becerro, Samaría, ?.6). El culto cismático, con grandes infiltraciones idolátricas, practicado en Betel y Dan, no podía ser aprobado por Yahvé, que había señalado como único lugar de culto a Jerusalén, y por eso Yahvé condenará al pueblo de Samaría a la cautividad. Han confiado en sus ídolos de oro, y de nada les servirá en el día de Yahvé, o de la manifestación de su ira. El becerro de Samaría, o ídolo del reino del norte, será llevado cautivo como sus adoradores, que se avergonzarán de él.

Anuncio del exilio (7-14).
7 Pues siembran vientos, recogerán tempestades. La espiga no dará fruto ni formará harina,y si algunas la dieren,las devorará el extranjero. 8 Devorado será Israel; ahora ha sido considerado entre las naciones como vaso del que no se hace aprecio. 9 Por ellos subieron a Asiría. El onagro busca estar solo, Efraím se entregó a los amantes 4. 10 Aunque sean entregados a las naciones, al presente los guardo reunidos, para que sufran algún tiempo la carga del rey y de los príncipes 5. n Efraím ha multiplicado sus altares para pecar; sólo para pecar le han servido. 12 Escribí para él las palabras de mi Ley 6, pero las tienen por palabras de extranjeros. 13 ¡Aman los sacrificios, que sacrifiquen! ¡(Aman) la carne, que la coman! Yahvé no se agrada de ellos. Ahora se acordará de sus iniquidades y castigará sus pecados. Volverán a Egipto 7. 14 Israel se olvidó de su Hacedor y construyó palacios; Judá multiplicó sus ciudades fuertes, pero yo daré sus ciudades al fuego, que devorará sus palacios.

Israel, con su conducta desafiante, se está haciendo acreedora a un castigo. Está buscando relaciones políticas con Asiría y terminará absorbida por esta nación imperialista. Todos estos malos pasos no son sino los primeros indicios de la catástrofe: siembra vientos y recogerán tempestades (v.7). El proverbio expresa bien el final que tendrá la mala política internacional de Israel. La cosecha que les espera no será precisamente de trigo ni de harina. Verán espigas, pero no darán fruto. El profeta parece aludir aquí al ejército invasor, que arrasará las cosechas, y las pocas espigas que haya, las devorara el extranjero.
Israel, en efecto, ha sido despreciado y tratado como un vaso del que no se hace aprecio (v.8). A pesar de esto, la conducta de Israel es inexplicable, ya que ha ido a buscar a sus invasores (subieron a Asiría, v.8), y en esto se muestran menos inteligentes que el onagro, que ama la soledad y la independencia8. En cambio, Efraím (reino del norte) ha ido con dádivas tras los amantes o invasores, probable alusión a las ofrendas que presentaban como tributo al coloso asirio 9. Con ello no hará sino acelerar la ruina de la nación y la cautividad. El profeta les anuncia que ésta ciertamente vendrá, aunque todavía subsistan como nación durante algún tiempo, para que experimenten la anarquía y el desorden interno político: Aunque sean entregados a las naciones, al presente los guardo reunidos para que sufran algún tiempo la carga del rey y de los príncipes (v.10). El pueblo debe experimentar lo que supone la funesta política de las clases dirigentes 10. Antes de que llegue la tempestad del cautiverio, deben probar los vientos que la prepararon, es decir, la política suicida que los llevará a la catástrofe.
Después de aludir a la situación política, el profeta se vuelve de nuevo a la tragedia religiosa de aquel pueblo que ha abandonado a Yahvé para entregarse a la más crasa idolatría: Efraím ha multiplicado sus altares para pecar (v.11). Los lugares de culto idolátrico no le han servido sino para facilitar toda clase de transgresiones contra la Ley recibida de Yahvé. Como consecuencia de esta defección en lo cultual, sobrevino la defección en la práctica de la Ley, pues los israelitas consideran las palabras de la Ley divina como algo extraño a ellos, como palabras de extranjeros. De nada les servirán sus sacrificios y sus banquetes con motivo de los actos de culto, porque Yahvé no se agrada de ellos (v.15). Dios quiere ante todo la entrega sincera de los corazones. Por su hipocresía y deslealtad los castigará, y reconocerán sus iniquidades. Volverán a repetirse los tristes días de la servidumbre de Egipto (volverán a Egipto), si bien esta vez en el exilio de Mesopotamia.
El v.14 es muy semejante, por el estilo, a los oráculos de Amos 11, y puede ser una inserción hecha por un glosista, inspirada en los escritos del profeta de Tecoa. Israel y Judá se han creído fuertes, levantando palacios y ciudades fuertes, olvidándose de buscar la ayuda en su Hacedor; por eso serán castigados, y sus ciudades y palacios entregados al fuego. El texto alude a la destrucción de las ciudades de ambos reinos como efecto de la invasión asiría, que culminará en la ocupación de Samaría en 721 a.C. por Sargón II.

1 Así según un reajuste muy plausible del texto, propuesto por Hoonacker. El TM dice lit.: rotos Yahvé el becerro de Samaría, lo que es ininteligible. Los LXX: porque se descarriaba tu becerro, Samaría. 2 Cf. Eze_10:1. Los invasores son frecuentemente comparados a aves de presa en la Biblia (Deu_28:49; Jer_48:40; Hab_1:8). 3 Cf. 1 Re 12. 4 El texto está oscuro, y las traducciones no coinciden. Bible de Jérusalem: Han subido a Asiría onagro que vive aislado . Efraím se ha comprado amantes. 5 La Bible de Jérusalem: que se compren entre las naciones, yo voy a dispersarlos, y cesarán pronto de ungir reyes y príncipes. 6 El TM es oscuro. Un ligero cambio de letras da la versión, propuesta por Hoonacker. 7 Los LXX añaden: y comerán inmundicias en Asiría. 8 Cf. Job_39:5-8. Probablemente el profeta ha escogido la comparación del onagro por la paranomasia que hay en hebreo entre Fere (onagro) y Efraím. 9 Cf. 5:13; 7:11; 12:2. 10 La versión de los LXX supone otro original: y cesarán un poco de ungir reyes y gobernantes. La Bible de Jérusalem: yo voy a dispersarlos, y cesarán pronto de ungir reyes y jefes. 11 Cf. Am c.1-2.