Levítico 22 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 33 versitos |
1 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:
2 “Habla a Aarón y a sus hijos para que respeten las cosas santas que me consagran los hijos de Israel, y no profanen mi santo nombre. Yo, Yahvé.
3 Diles: Cualquiera de vuestra estirpe de vuestras generaciones que tenga sobre sí alguna impureza, guárdese de acercarse a las cosas santas que los hijos de Israel ofrecen a Yahvé; si lo hiciere, será borrado de ante mí. Yo, Yahvé."
4 El que de la estirpe de Aarón tuviere lepra o flujo, no comerá de las cosas santas hasta no quedar puro.
5 Lo mismo el que haya tocado a un inmundo manchado por el contacto de un cadáver, o que haya derramado el semen, o que haya tocado un reptil que le contaminó, o que esté contaminado por haber tocado a un impuro que le transmitió su impureza, cualquiera que ésta sea.
6 Quien tocare algo de eso será impuro hasta la tarde, y no comerá cosa santa; se bañará en agua,"
7 y después de la puesta del sol será puro, y podrá comer cosas santas, pues son su comida.
8 No comerá de animal mortecino ni desgarrado, manchándose con ello. Yo, Yahvé.
9 Que guarden todos mis mandamientos, no sea que por algo de esto incurran en pecado y mueran por haber profanado las cosas santas. Yo, Yahvé, que los santifico.
10 Ningún extraño comerá las cosas santas, ni el que habite en la casa del sacerdote ni el mercenario las comerán;"
11 pero el esclavo comprado a precio por el sacerdote y el nacido en su casa podrán comerlas, pues son su alimento.
12 La hija de un sacerdote casada con un extraño no podrá comer de las cosas santas;"
13 pero, si enviudare o fuese repudiada sin tener hijos y vuelve a la casa de su padre, como estaba en ella en su juventud, podrá comer de lo que come su padre; mas ningún extraño lo comerá."
14 Quien por inadvertencia comiere una cosa santa, la restituirá al sacerdote con un quinto de más.
15 No profanen los sacerdotes las cosas santas de los hijos de Israel, lo reservado a Yahvé,
16 y se carguen la fealdad del delito cuando coman las cosas santas. Yo, Yahvé, que los santifico.”
17 Yahvé habló a Moisés diciendo:
18 “Habla a Aarón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel, y diles: Quienquiera de la casa de Israel o de los extranjeros que presente su ofrenda, sea en cumplimiento de un voto, sea como ofrenda voluntaria, si lo que ofrece a Yahvé es holocausto,
19 para que sea aceptable, la víctima ha de ser sin defecto de entre los bueyes, las ovejas o las cabras.
20 No ofreceréis nada defectuoso, pues no sería aceptable.
21 Cuando uno ofrezca a Yahvé ganado mayor o ganado menor en sacrificio pacífico, sea para cumplir un voto, sea como ofrenda voluntaria, la víctima, para ser aceptable, ha de ser perfecta, sin defecto.
22 Un animal ciego, cojo o mutilado, ulcerado, sarnoso o tinoso no se lo ofreceréis a Yahvé, ni quemaréis nada de él en el altar a Yahvé.
23 Podrás inmolar como ofrenda voluntaria un buey o una oveja que tenga un miembro demasiado largo o demasiado corto, pero esa víctima no sería aceptable para el cumplimiento de un voto.
24 No ofreceréis a Yahvé un animal que tenga los testículos aplastados, hundidos, cortados o arrancados; no lo ofreceréis a Yahvé; eso no lo haréis nunca en vuestra tierra."
25 Ni de la mano de un extranjero recibiréis tales víctimas para ofrecerlas como alimento de vuestro Dios, pues están corrompidas y manchadas y no serían aceptables.”
26 Yahvé dijo a Moisés:
27 “Al nacer un becerro, un cordero o un cabrito, quedarán siete días a la ubre de la madre; a partir del día octavo serán en adelante agradables para ser ofrecidos a Yahvé en sacrificio por el fuego;"
28 sea buey o cordero, no inmoléis en el mismo día el animal y su cría.
29 Cuando ofrezcáis a Yahvé un sacrificio de acción de gracias, lo ofreceréis de manera que sea aceptable;"
30 la víctima será comida el día mismo, sin dejar nada para el día siguiente. Yo, Yahvé.”
31 Guardad mis mandamientos y ponedlos por obra; yo, Yahvé."
32 No profanéis mi santo nombre; sea yo santificado en medio de los hijos de Israel. Yo, Yahvé, que os santifico,"
33 y os he sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo, Yahvé.”

Patrocinio

 
 

Introducción a Levítico

Times New Roman ;;;; Riched20 5.40.11.2210;
Levítico.
Introducción.

Nombre.
Este libro se llama Levítico (del gr. Ëåíåéôéêüí) porque trata principalmente de los deberes y derechos de los pertenecientes a la tribu de Leví. Como los otros libros del Pentateuco, en la Biblia hebraica éste se denomina por las primeras palabras del TM: Wayyiqra (y llamó). Trata sobre todo del ritual del culto divino en el santuario.

División y Contenido.
La idea central de este libro es la santidad de Dios, lo que exige un estado ritual y moral de santidad por parte de sus ministros. Podemos distinguir las siguientes secciones: a) leyes sobre los sacrificios (1-7); b) consagración de los sacerdotes (8-10); c) leyes sobre las purificaciones rituales (11-16); d) leyes de santidad (17-26); e) votos y diezmos (27).
Integran, pues, el libro textos casi exclusivamente legislativos. Todas estas secciones van presididas por la idea de la santidad de Yahvé, que debe comunicarse de algún modo al pueblo de Israel, y particularmente a sus sacerdotes. Esto aparece de un modo particular en la sección llamada código de santidad (17-26). La primera parte (1-7) se refiere a los sacrificios y ofrendas de los fieles y al modo de ofrecerlos por los sacerdotes. Los sacrificios se dividen en: i) holocausto (óllah) : se quema toda la víctima en el altar (1:3-17); 2) oblaciones (minjah) (2:1-16): ofrendas de flor de harina, incienso y aceite, como complemento de los sacrificios; 3) sacrificios pacíficos (selem) (3:1-17): se quemaban las partes grasas en el altar; 4) sacrificio por el pecado (jattah) (4:1-5:13), y por el delito (asam). Ambos son sacrificios expiatorios por faltas cometidas (5:14-6:7). La sección segunda, sobre la consagración de Aarón y sus hijos, es de carácter histórico-ritual (8-10). Los c.11-16 tratan de las impurezas legales contrarias a la santidad exigida a los israelitas como pueblo de Dios.
De aquí se deduce que nos hallamos ante una serie de colecciones de leyes que han sido compiladas después de haber tenido vida aparte en la tradición.

Composición del libro.
La crítica independiente niega todo origen mosaico a esta legislación levítica, y supone que es obra de una escuela sacerdotal influenciada por la personalidad de Ezequiel en los tiempos del destierro babilónico. Aquí sus principales ingredientes:
a) Ley de santidad (H: Heiligkeitgesetz), que comprende los capítulos 17-26. Se llama así porque predomina la idea de santidad. Constituye un código independiente, como el código de la alianza en el Éxodo y el Deuteronomio. Los tres comienzan por leyes sobre los lugares de sacrificio, y se terminan por una exhortación y una conclusión: Estos son los estatutos... que Yahvé establece entre El y los hijos de Israel en el monte del Sinaí por medio de Moisés.1 Pero este código de santidad asimismo está compuesto por elementos originariamente diversos, compilados por un redactor que a su vez es anterior al propiamente sacerdotal. Como no se destaca la persona del sumo sacerdote como jefe supremo de la jerarquía sacerdotal, su composición sería poco posterior al Deuteronomio, hacia el siglo VI. Puesto que son muchas las semejanzas con los textos de Ezequiel, no pocos autores suponen que éste es el autor de la ley de santidad2. Pero también se han hecho notar las discrepancias, y por eso muchos creen que no se pueden identificar los autores de ambas legislaciones3, y en general se supone que la ley de santidad es anterior a Ezequiel.
b) Ley de los sacrificios (1-7). Esta colección parece interrumpir la legislación de Ex 25-40 y Lev 8s. Se supone que es obra de los sacerdotes del templo de Jerusalén.
c) Ley de la pureza ritual (11-15). Se considera también fuera de contexto, intercalándose indebidamente entre el c.10 y el c.16, que parecen literariamente complementarios.
d) Ley sobre el día de la Expiación (c.16). Este ritual debía de formar parte de los elementos secundarios, ya que no aparece en tiempos de Ezequiel.
e) Ley sobre los votos y diezmos (c.27). Tiene manifiesto carácter de apéndice y parece adición reciente al código sacerdotal.
f) Consagración de los sacerdotes (8-10). Forma parte del escrito fundamental, siendo la continuación de Ex 40, ya que Lev 8 es el cumplimiento de las órdenes dadas en Ex 39·
Tales son los diversos elementos del Levítico que han sido incorporados texto del Pentateuco. Esta fusión debió de tener lugar en tiempos de Esdras (s.V a.C.). De este modo, el Levítico aparece como el libro religioso del Templo, a la vez ritual y manual de piedad, guía de los fieles y de los sacerdotes en sus relaciones con la Divinidad; elaborado en el curso de los siglos, habría recogido, adaptado y agrupado un conjunto de prescripciones, unas más antiguas, otras más recientes, pero que la piedad judía las hacía remontar sin distinción a Moisés.4
Como se ve, los críticos acatólicos niegan toda paternidad mosaica a la legislación levítica, ya que toda es de la época del exilio, o inmediatamente antes o después. Esta se considera como el término de un proceso evolutivo de las legislaciones elementales del Éxodo (código de la alianza: c.20-23) y del Deuteronomio. De este modo, las grandes instituciones cultuales (santuario, sacerdocio, sacrificios y fiestas) están sometidas a este proceso evolutivo histó-rico-legislativo.
Los autores Ortodoxos mantenienen la autenticidad mosaica de la legislación levítica, conforme a las afirmaciones de la tradición judeo-cristiana. Es la aplicación a un caso concreto de la solución al problema general de la autenticidad mosaica del Pentateuco.
La ley levítica es la condensación de la vida cultual de Israel desde Moisés hasta el fin del exilio de Babilonia; codificada muchas veces y elaborada según las necesidades, esta legislación fue, finalmente, recopilada por la mano de los sacerdotes para servir a su propia justificación.10 Es preciso admitir una tradición sinaítica que sirva de base a los desarrollos posteriores, pero no podemos concebir que la legislación mosaica primitiva haya permanecido como esquema muerto en las nuevas vicisitudes de la vida nacional11. Así, pues, debemos mantener el origen mosaico de las principales instituciones sacerdotales12. Cazelles resume así el problema: El autor ha recogido muchos textos antiguos que se ha contentado con completar, por ejemplo, sobreponiendo a un viejo ritual de purificación una liturgia nueva, inspirada en un concepto muy elaborado del pecado contra la Ley. Esta síntesis es mosaica en su fondo religioso..., pero sería difícil atribuir su redacción a Moisés. Supone un largo contacto con los cananeos y una sedentarización prolongada, que ha hecho de las fiestas agrícolas la base del ciclo litúrgico. La civilización es urbana bajo muchos aspectos. El material cultual que admite no corresponde al que nos dan a conocer los libros históricos y profetices que han precedido a Ezequiel... Se han hecho valer todavía muchas otras razones que impiden fechar esta síntesis antes del destierro, y se han subrayado desde hace tiempo numerosos puntos de contacto que presenta con Ezequiel. Pero ¿son posteriores todos los elementos de esta síntesis al gran profeta del destierro? Es muy improbable... La ley de santidad parece ser una codificación de los últimos tiempos de la monarquía, análoga en muchos puntos al Deuteronomio... Las demás leyes son más difíciles de fechar; con todo, la crítica está unánime en considerarlas como posteriores, y ciertos indicios hacen creer que su redacción es más tardía que la Torah de Ezequiel (40-48). En todo caso, cualquiera que sea su fecha de composición, estas síntesis particulares y la síntesis general del Levítico han sido hechas con un espíritu conservador, por espíritus conservadores, más solícitos de describir la costumbre preexílica que de reformarla. Querían mantener las antiguas usanzas y han dado la prioridad a los datos, en particular a las nociones de la lección divina, de Ley revelada y de pecado contra los mandamientos divinos, de modo que es en verdad del espíritu mosaico.13

Doctrina Religiosa.
Se ha supuesto por los críticos independientes que esta legislación levítica representa un estadio inferior religioso respecto del mensaje profetice, ya que los elementos éticos de la predicación de los profetas son sustituidos por un formalismo cultualista que degenará en las concepciones farisaicas de los tiempos de Cristo. Es el estadio del nomismo, que se presenta como sucedáneo del profetismo cuando la virtualidad ascendente de la religión de Israel había agotado su contenido. Pero esta suposición no es exacta, ya que la legislación ritual del Levítico supone el contenido dogmático y moral de la religión mosaica, si bien en razón de los destinatarios los sacerdotes, encargados del santuario se centra la atención en torno a sus deberes cultuales, lo que implica una serie de privilegios muy en consonancia con la concepción teocrática de la vida en Israel. Como los profetas no insistían en los deberes cultuales del pueblo, porque existía una clase sacerdotal encargada de urgirlos, así aquí el legislador se preocupa sólo en este libro de la legislación relativa al culto, presuponiendo la exposición de las verdades religiosas y éticas en los libros anteriores, como el Deuteronomio.
Toda la legislación levítica tiene por base la concepción de la santidad de Yahvé, que exige santificación en los que a El se acercan y en el pueblo israelita en general: Sed santos como yo soy santo, yo, Yahvé.14 No puede darse formulación más solemne sobre los altísimos destinos de la nación israelita. Como colectividad estaba consagrada a Yahvé, pues era su primogénito.15 y su reino sacerdotal.16 Esta condición especialísima de Israel exigía que no podía comportarse como las demás naciones17, sino que tenía que santificarse con los preceptos de Yahvé18. Y dentro de la comunidad israelita, los pertenecientes a la clase sacerdotal están particularmente obligados a vivir en una atmósfera de santidad ritual y moral19, ya que aquélla no tiene más finalidad que fomentar ésta. Aunque las prescripciones levíticas se deban muchas veces a un derecho consuetudinario anterior al propio Moisés, como la distinción entre animales puros e impuros, sin embargo, el legislador les da un nuevo sentido religioso conforme a la mentalidad de su época. Todos los formalismos legales, que ahora a nosotros se nos antojan irracionales, eran para el legislador hebraico un medio de fomentar la idea de la santidad de Yahvé y de su pueblo20. El legislador quería crear en Israel una conciencia de nación sacerdotal, de un pueblo que debía vivir aislado de los gentiles para no contaminarse y perder su misión histórica en los planes divinos.
Por otra parte, no debe olvidarse que en la legislación levítica hay prescripciones de índole netamente moral: deberes para con el prójimo y prohibiciones del robo, la mentira, el fraude21. Se recalcan los deberes para con los padres22, los ancianos23, los enfermos24, y se prohibe terminantemente el rencor y odio al prójimo25. Incluso se ordena un trato de amor y benevolencia hacia el extranjero, como si fuera un israelita26. Nos encontramos, pues, aquí con un código moral muy alto, digno de la mejor tradición profética y deuteronómica, lo que prueba que es falsa la acusación de un exclusivo nomismo formalista lanzada contra la legislación levítica27.
Los sacrificios tienen una finalidad exclusivamente religiosa. Para el semita son la mejor muestra de adoración y entrega a Dios28. Los sacrificios hebreos están llenos de sentido religioso: adoración, reconocimiento por los beneficios, sentido de expiación y de súplica29. Por eso, la vida de culto a base de sacrificios debía ser fuente de vida religiosa y moral para el pueblo. Ciertamente que todo esto degeneró, y gran parte de los oferentes limitaban sus acciones a un puro formalismo, sin sentido de entrega del corazón a Dios, manifestada en el cumplimiento de sus preceptos30. Contra este puro formalismo predican los profetas: Yo amo la piedad y no los sacrificios;31 pero es que los actos de culto eran entonces una caricatura de la finalidad de los mismos.
Vemos, pues, que la legislación levítica está penetrada de un gran sentido religioso y ético de la vida que no desmerece de la tradición profética: Del conjunto de estas consideraciones sobre la santidad y los sacrificios levíticos se desprende el valor religioso del tercer libro del Pentateuco, harto frecuentemente desconocido o singularmente disminuido por la crítica moderna. Sus instituciones y sus prescripciones no son sencillamente la expresión de un ceremonialismo y de un formalismo estrechos; no ignoran las exigencias de una conciencia religiosa; por esta razón, lo mismo que las apremiantes exhortaciones del Deuteronomio o los oráculos inflamados de los profetas, tendrán ellas su parte en la formación de la conciencia del pueblo judío y en la salvaguarda de su vida religiosa, muy en particular de su fe monoteística, de la que constituyen de alguna manera la protección exterior contra las influencias paganas. Si este papel bienhechor de la legislación levítica ha sido sobre todo decisivo en los tiempos que siguieron al destierro, no lo fue menos real en los tiempos que precedieron; y si, al declinar de la historia judía, la Ley llegó a ser una carga demasiado pesada, es porque la casuística farisaica la había sobrecargado con todas las adiciones de su exégesis oral y la había hecho desviar de su verdadero sentido. Este papel, sin embargo, no podía menos de ser transitorio. San Pablo lo ha caracterizado bien cuando decía a los gálatas: La Ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo...32 Lo fue por la disciplina severa que impuso al pueblo judío con miras a conservarle la fe en el verdadero Dios y por la absoluta sumisión a la voluntad divina que reclamaba.33

1 Lev 26:46. 2 Semejanzas: Lev 17:10 y Ez 14:8; Lev 17:13 y Ez 24:7; Lev 17:12 y Ez 22:10; 11; Lev 19:13 y Ez 18:7; 12; 16; Lev 19:15 y Ez 22:18; 8; Lev 19:36 y Ez 45:10; Lev 21:1b-3 y Ez 44:25; Lev 21:5 y Ez 44:20; Lev 2:2:8 y Ez 44:31; Lev 22:15 y Ez 22:26; Lev 25:36-37 y Ez 18:8, etc. Véase A. Clamer, Lévitique (La Sainte Bible) (París 1946) 10. 3 Discrepancias: Ez no menciona el sacrificio cotidiano o perpetuo, ni el cordero pascual, ni la fiesta de las trompetas ni la de Pentecostés, ni el rito del día de la Expiación, ni se menciona al sumo sacerdote. En Ez 44:22 se prohibe a los sacerdotes que se casen con viudas, mientras que en Lev 21:13-15 pueden casarse con una viuda honesta. En cambio, el sumo sacerdote tiene que casarse con una virgen. 4 A. Clamer, o.c., 12. 5 M. J. Lagrange, Les sources du Pentateuque: RB (1898) 21. 6 Prat, La Loi de Mo'ise, ses progrés: Études, 77 (1898),48. 7 Durand, L'état présent des études bibliques en France: Études, 90. 8 Hummelauer, Com. in Deuteron. (París 1901) 79. 9 EB n.177- 10 W. Stoderl, Das Gesetz Israels nach Inhalt und'Ursprung (Marienbad 1933) 11 Cf. J. Coppens, L'histoire cirtique de l'A.T. II; id., Les orientations nouvelles: NKIh (1938) 670-674- 12 A. Clamer, o.c., 16. 13 H. Cazelles, Le Lévitique (Bible de Jérusalem) 15-18. 14 Lev 19:2; 20:26; 21:8. 15 Ex 4:22. 16 Ex 19:6. 17 Lev 20:24; 26. 18 Lev 20:8; 21:8; 22:32. 19 Lev 21:23; 22:9; 16. 20 Cf. M. J. Lagrange, Études sur les religions sémitiques 146-147. 21 Lev 19:11; 35; 36. 22 Lev 19:3. 23 Lev 19:14. 24 Lev 19:14. 25 Lev 19:17-18. 26 Lev 19:33-34 27 Se proclama la necesidad de la entrega del corazón a Dios: Lev 19:4; 12; 24. 28 Cf. Lagrange, o.c., 268. 29 Cf, Tomás de Aquino, 1-2 q.8s a. 2. 30 Cf. Am 5:22; Os 8:13; Jer 5:20. 31 Os 6:6. 32 Gál 3:24. 33 H. Cazelles, Le Lévitique (La Bible de Jérusalem) 26.


Leyes Sobre los Sacrificios.
Después de hablar de la erección del tabernáculo, sigue la legislación relativa a la vida litúrgica, y en primer lugar la relativa a los sacrificios, que son el acto central de culto del sacerdocio del Antiguo Testamento. Ya hemos visto algunas regulaciones particulares sobre los sacrificios1, pero ahora llega el momento de hacer una exposición detallada y completa de sus diversas clases y ritual.
Debe notarse el modo con que se dan las leyes, siempre dentro de la concepción estrictamente teocrática, de forma que se prescinde de las causas segundas. Por ello, las fórmulas estereotipadas Dios habló o dijo a Moisés han de entenderse en sentido amplio, de una asistencia divina al legislador para compilar, adaptar y aun establecer nuevas leyes. Rara vez ha de entenderse en el sentido estricto de revelación nueva concreta.
Los sacrificios son divididos en cinco categorías: a) holocaustos (c.1); b) oblaciones (c.2); c) sacrificios pacíficos (c.3); d) sacrificios por el pecado (c.4-5); e) los sacrificios por el delito (5:14-6:7).
La fuente de esta legislación suele ser la sacerdotal. Los críticos acatólicos han pretendido negar la autenticidad total mosaica de este minucioso ritual, suponiendo que es obra de un autor posterior al exilio babilónico de la escuela de Ezequiel. Pero hemos de notar que ya Amos en el siglo VIII habla de las diversas clases de sacrificios según el orden aquí establecido2.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Patrocinio

Notas

Levítico 22,1-33

22. Los Sacerdotes.

Los que Pueden Comer las Cosas Santas (1-15).
1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2Habla a Aarón y a sus hijos para que respeten las cosas santas que me consagran los hijos de Israel, y no profanen mi santo nombre. Yo, Yahvé. 3Diles: Cualquiera de vuestra estirpe de vuestras generaciones que tenga sobre sí alguna impureza, guárdese de acercarse a las cosas santas que los hijos de Israel ofrecen a Yahvé; si lo hiciere, será borrado de ante mí. Yo, Yahvé. 4El que de la estirpe de Aarón tuviere lepra o flujo, no comerá de las cosas santas hasta no quedar puro. 5Lo mismo el que haya tocado a un inmundo manchado por el contacto de un cadáver, o que haya derramado el semen, o que haya tocado un reptil que le contaminó, o que esté contaminado por haber tocado a un impuro que le transmitió su impureza, cualquiera que ésta sea. 6Quien tocare algo de eso será impuro hasta la tarde, y no comerá cosa santa; se bañará en agua, 7y después de la puesta del sol será puro, y podrá comer cosas santas, pues son su comida. 8No comerá de animal mortecino ni desgarrado, manchándose con ello. Yo, Yahvé. 9Que guarden todos mis mandamientos, no sea que por algo de esto incurran en pecado y mueran por haber profanado las cosas santas. Yo, Yahvé, que los santifico. 10Ningún extraño comerá las cosas santas, ni el que habite en la casa del sacerdote ni el mercenario las comerán; 11pero el esclavo comprado a precio por el sacerdote y el nacido en su casa podrán comerlas, pues son su alimento. 12La hija de un sacerdote casada con un extraño no podrá comer de las cosas santas; 13pero, si enviudare o fuese repudiada sin tener hijos y vuelve a la casa de su padre, como estaba en ella en su juventud, podrá comer de lo que come su padre; mas ningún extraño lo comerá. 14Quien por inadvertencia comiere una cosa santa, la restituirá al sacerdote con un quinto de más. 15No profanen los sacerdotes las cosas santas de los hijos de Israel, lo reservado a Yahvé, 16 y se carguen la fealdad del delito cuando coman las cosas santas. Yo, Yahvé, que los santifico.

Es un principio de sentido natural que quien sirve al altar, del altar ha de vivirl. En los tiempos del Antiguo Testamento, el sacerdote no vivía solo; tenía su familia, que dependía de él. Por otra parte, las cosas que el sacerdote recibe del altar son santas, pues participan de la santidad del altar2, y es preciso respetar su santidad. De aquí las normas establecidas en este capítulo. Primeramente no se acercará a la mesa en que se sirven las cosas santas ninguno que haya contraído impureza por las muchas vías por donde ésta se puede contraer (v.3-9), si antes no se purifica. Estas cosas santas, a las que tenían acceso sólo los sacerdotes en determinadas circunstancias de pureza legal, son, además de los dones dados directamente a los sacerdotes, las partes de las víctimas en los sacrificios pacíficos y expiatorios, que no se consumían sobre el altar. Estas eran llamadas santísimas. Entre las cosas que impiden al sacerdote participar de ellas están la lepra3, la gonorrea4, el contacto con una persona que ha tocado un cadáver5, contacto directo con el cadáver, el flujo seminal6, el contacto con animales reptantes7. En los primeros casos debe purificarse con especiales ritos8, y en los restantes basta con que se reserve hasta la tarde y se bañe. También se le prohíbe al sacerdote comer mortecino o desgarrado (v.8), es decir, de un animal que ha muerto en el campo por las fieras9. Los extraños a la familia del sacerdote no pueden participar de estas cosas santas, aunque sea un huésped o un jornalero (v.10); a éstos no se les admitía tampoco al banquete pascual10. Sin embargo, al esclavo comprado o nacido en casa se le permite comer las cosas santas. Está vinculado a la familia de un modo más definitivo, y, según la legislación, era circuncidado y admitido al rito pascual11. La hija del sacerdote casada no podrá comer de las cosas santas mientras forme hogar aparte. Sólo cuando, viuda o repudiada, vuelva a vivir con su padre tiene derecho a participar de las cosas santas (v.18). Se mantiene, pues, siempre el principio de que el que sea extraño a la familia no puede comer las cosas santas, privativas de la familia sacerdotal. Caso de que, por error, alguno comiera cosas santas sin tener derecho a ellas, debe restituir lo equivalente y un quinto más. En 5:15-16 se dice que además debe ofrecer un sacrificio de reparación; lo que prueba que nos hallamos ante diferentes codificaciones legislativas paralelas que han quedado en el Levítico. Por fin, el legislador encarece a los sacerdotes que vigilen por el cumplimiento de estas leyes (v.15). Sancta sanctis, las cosas santas son para los santos o puros, según el antiguo principio de santidad. Los sacerdotes deben vigilar para que no se profanen las cosas santas, comiendo de ellas quienes no están autorizados para ello. En ese caso se hacen reos de la fealdad del delito de los infractores (v.16). Otra interpretación es suponer que los sacerdotes con su negligencia son culpables de que el pueblo ignorante se cargue con pecados involuntariamente ante Dios. En el nuevo orden de la ley evangélica, quienes indignamente reciban los sacramentos llamados de vivos confirmación, comunión, orden y matrimonio cometen sacrilegio, y estos sacramentos, lejos de dar la vida, causan la muerte.

Cualidades de las Víctimas de los Sacrificios (17-25).
17Yahvé habló a Moisés diciendo: 18Habla a Aarón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel, y diles: Quienquiera de la casa de Israel o de los extranjeros que presente su ofrenda, sea en cumplimiento de un voto, sea como ofrenda voluntaria, si lo que ofrece a Yahvé es holocausto, 19para que sea aceptable, la víctima ha de ser sin defecto de entre los bueyes, las ovejas o las cabras. 20No ofreceréis nada defectuoso, pues no sería aceptable. 21Cuando uno ofrezca a Yahvé ganado mayor o ganado menor en sacrificio pacífico, sea para cumplir un voto, sea como ofrenda voluntaria, la víctima, para ser aceptable, ha de ser perfecta, sin defecto. 22Un animal ciego, cojo o mutilado, ulcerado, sarnoso o tinoso no se lo ofreceréis a Yahvé, ni quemaréis nada de él en el altar a Yahvé. 23Podrás inmolar como ofrenda voluntaria un buey o una oveja que tenga un miembro demasiado largo o demasiado corto, pero esa víctima no sería aceptable para el cumplimiento de un voto. 24No ofreceréis a Yahvé un animal que tenga los testículos aplastados, hundidos, cortados o arrancados; no lo ofreceréis a Yahvé; eso no lo haréis nunca en vuestra tierra. 25Ni de la mano de un extranjero recibiréis tales víctimas para ofrecerlas como alimento de vuestro Dios, pues están corrompidas y manchadas y no serían aceptables.

El profeta Malaquías echaba en cara a los sacerdotes el poco aprecio que hacían de la mesa del Señor, pues le ofrecían víctimas defectuosas. Y les decía irónicamente: Id al gobernador con esas víctimas y ved si las acepta.12 Sin duda que las tomaría como una ofensa. Por ello, la ley levítica determina que las víctimas que se han de ofrecer a Yahvé han de ser sin defecto (v. 17-23). Se trata sólo de víctimas para el sacrificio de holocausto o pacifico, pero no de las ofrecidas por el pecado o delito. Para el holocausto, la víctima debía ser macho sin defecto, escogida entre el ganado vacuno, ovino y caprino13. Lo mismo para las ofrendas voluntarias o de un voto. Para los sacrificios pacíficos, la víctima podía ser hembra14. La víctima no debía ser ciega, coja, mutilada, ulcerada, tinosa y sarnosa (v.22). En las ofrendas voluntarias se permite que sean algo deformes, con unos miembros más largos que otros (v.23). Tampoco es admitida una víctima castrada del modo que sea (v.24). La frase eso no lo haréis nunca en vuestra tierra (v.24b) ha sido entendida en la tradición judía como prohibición de toda castración de los animales15. Y así, al prohibir que se reciban víctimas de los extranjeros, parece insinuarse que es porque estaban mutiladas (v.25), aunque la prohibición puede tener por razón exclusiva la de la proveniencia de un extranjero, lo que la hacía impura e indigna del Dios de Israel.

Otras Prescripciones Relativas a las Víctimas (26-30).
26Yahvé dijo a Moisés: 27Al nacer un becerro, un cordero o un cabrito, quedarán siete días a la ubre de la madre; a partir del día octavo serán en adelante agradables para ser ofrecidos a Yahvé en sacrificio por el fuego; 28sea buey o cordero, no inmoléis en el mismo día el animal y su cría. 29Cuando ofrezcáis a Yahvé un sacrificio de acción de gracias, lo ofreceréis de manera que sea aceptable; 30la víctima será comida el día mismo, sin dejar nada para el día siguiente. Yo, Yahvé.

Los recentales sólo se admiten como víctimas después de siete días a partir de su nacimiento. Como antes no son aptos para alimento del hombre, así son impropios para alimento de Dios. 16 Entre los romanos, el puerco sólo era aceptable para el sacrificio a los cinco días de su nacimiento; el cordero, al octavo, y el ternero, al trigésimo17.
Se prohíbe inmolar el mismo día la madre y su cría (v.28). La tradición judía lo ha explicado siempre como una concesión al sentimentalismo, pues es demasiado duro matar el mismo día a la madre y a la cría. Hoy día muchos autores creen que en la prohibición hay una medida contra ciertas supersticiones18.

Conclusión (31-33).
31Guardad mis mandamientos y ponedlos por obra; yo, Yahvé. 32No profanéis mi santo nombre; sea yo santificado en medio de los hijos de Israel. Yo, Yahvé, que os santifico, 33y os he sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo, Yahvé.

Es la conclusión de los c.21-22. La amonestación está dirigida a todos los hijos de Israel para que guarden sus mandamientos, y no sólo a los sacerdotes. La razón de ello es su santificación. Yahvé los ha escogido entre las naciones y quiere que correspondan a su vocación; por eso no quiere que profanen su nombre o buena fama entre los gentiles, traspasando sus mandatos. Es así como es santificado Yahvé en medio de su pueblo. Y, por fin, hace una llamada a la liberación milagrosa de Egipto, para que sean agradecidos a su providencia especialísima.

1 Cf. 1Co_9:13. 2 Cf. Mat_23:19. 3 Cf. Lev 13. 4 Lev_15:2. 5 Num_19:11-19. 6 Lev_15:16; Lev_15:18. 7 Lev_11:29-31 8 Lev 14 y 15. 9 Cf. Exo_22:31; Lev_17:15-16; Deu_14:21. 10 Exo_12:45. 11 Cf. Gen_17:23; Exo_12:44 12 Mal 1:8. 13 Cf. Lev_1:3; Lev_1:10. 14 Cf. Lev_3:1. 15 Fl. Josefo, Ant. Jud. IV 8,40. 16 Cf. Exo_22:30. 17 Plinio, Hist. Nat. VIII 51. 18 Véase comen, a Exo_23:19, donde se cita un paralelo en los textos de Ras Samra sobre la prohibición de cocer al cabrito en la leche de su madre