Levítico 5 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 26 versitos |
1 Si uno pecare oyendo a otro imprecar, y siendo testigo de la imprecación, porque lo vio o de otro modo lo conoció, y, sin embargo, no lo denunció, contrayendo así reato,
2 o si tocare sin darse cuenta algo impuro, sea el cadáver impuro de una bestia, sea el cadáver impuro de un reptil, haciéndose impuro él mismo y contrayendo reato,
3 o tocare, sin darse cuenta, cualquiera impureza humana, dándose cuenta de ello después, contrayendo así reato;"
4 o vanamente jurare de ligero hacer algo, de mal o de bien, de lo que uno suele jurar vanamente, sin darse cuenta, y cae después en ella,
5 el que de uno de estos modos incurre en reato, por el reato de uno de estos modos contraído, confesará su pecado,
6 ofrecerá a Yahvé por su pecado una hembra de ganado menor, oveja o cabra, y el sacerdote le expiará de su pecado.
7 Si no pudiese ofrecer una res, ofrecerá a Yahvé dos tórtolas o dos pichones, uno por el pecado y otro en holocausto,
8 y los llevará al sacerdote, que ofrecerá primero el que es por el pecado, quitándole la cabeza sin separarla del todo,
9 y haciendo con la sangre la aspersión de un lado del altar, dejando que el resto fluya al pie del altar; es sacrificio por el pecado."
10 Después el otro lo ofrecerá en holocausto, según suele hacerse, y así hará el sacerdote la expiación del pecado cometido, y le será perdonado,
11 Si tampoco pudiera ofrecer dos tórtolas o dos pichones, llevará en ofrenda por su pecado un décimo de “efah” de flor de harina como ofrenda por su pecado; no pondrá en ella ni aceite ni incienso, porque es ofrenda por el pecado,"
12 lo llevará al sacerdote, quien, tomando un puñado para memorial, lo quemará en el altar sobre las combustiones de Yahvé; así es ofrenda por el pecado."
13 Así le expiará el sacerdote por el pecado cometido en una de aquellas tres cosas, y le será perdonado. El resto será para el sacerdote, como en la oblación.
14 Yahvé habló a Moisés, diciendo:
15 “Si uno por ignorancia prevaricase, pecando contra las cosas santas que son de Yahvé, ofrecerá por el delito un carnero sin defecto, tomado del ganado, estimado en siclos, según el peso del siclo del santuario,
16 y restituirá el daño causado, con el recargo de un quinto, entregándolo al sacerdote, quien hará por él la expiación del reato, y le será perdonado.
17 Si uno pecare por ignorancia, haciendo sin darse cuenta algo de lo prohibido por Yahvé, contrayendo reato y llevando sobre sí la iniquidad,
18 traerá al sacerdote un carnero sin defecto del ganado, según la cuantía del pecado. El sacerdote le expiará por el pecado cometido por ignorancia, y le será perdonado.
19 Este es sacrificio por el delito, pues se hizo reo de delito contra Yahvé.”
20 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:
21 “El que con desprecio a Yahvé pecare, negando a uno de su pueblo un depósito, una prenda puesta en sus manos, que injustamente se apropió, o con violencia le quitase algo,
22 o se apropiase algo perdido que encontró, y más si perjurase en cualquiera de estas cosas en que los hombres suelen perjurar,
23 pecando y contrayendo reato, restituirá íntegramente a su dueño lo robado, defraudado, confiándole en depósito lo encontrado y negado,
24 o aquello sobre que falsamente juró, con el recargo de un quinto del valor, el día de su sacrificio por el delito,
25 y ofrecerá a Yahvé en sacrificio por el delito un carnero sin defecto de la grey, según su estimación, y lo llevará al sacerdote;"
26 el sacerdote hará por él la expiación ante Yahvé, y le será perdonado el delito de que se hizo reo.”

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Introducción a Levítico

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Levítico.
Introducción.

Nombre.
Este libro se llama Levítico (del gr. Ëåíåéôéêüí) porque trata principalmente de los deberes y derechos de los pertenecientes a la tribu de Leví. Como los otros libros del Pentateuco, en la Biblia hebraica éste se denomina por las primeras palabras del TM: Wayyiqra (y llamó). Trata sobre todo del ritual del culto divino en el santuario.

División y Contenido.
La idea central de este libro es la santidad de Dios, lo que exige un estado ritual y moral de santidad por parte de sus ministros. Podemos distinguir las siguientes secciones: a) leyes sobre los sacrificios (1-7); b) consagración de los sacerdotes (8-10); c) leyes sobre las purificaciones rituales (11-16); d) leyes de santidad (17-26); e) votos y diezmos (27).
Integran, pues, el libro textos casi exclusivamente legislativos. Todas estas secciones van presididas por la idea de la santidad de Yahvé, que debe comunicarse de algún modo al pueblo de Israel, y particularmente a sus sacerdotes. Esto aparece de un modo particular en la sección llamada código de santidad (17-26). La primera parte (1-7) se refiere a los sacrificios y ofrendas de los fieles y al modo de ofrecerlos por los sacerdotes. Los sacrificios se dividen en: i) holocausto (óllah) : se quema toda la víctima en el altar (1:3-17); 2) oblaciones (minjah) (2:1-16): ofrendas de flor de harina, incienso y aceite, como complemento de los sacrificios; 3) sacrificios pacíficos (selem) (3:1-17): se quemaban las partes grasas en el altar; 4) sacrificio por el pecado (jattah) (4:1-5:13), y por el delito (asam). Ambos son sacrificios expiatorios por faltas cometidas (5:14-6:7). La sección segunda, sobre la consagración de Aarón y sus hijos, es de carácter histórico-ritual (8-10). Los c.11-16 tratan de las impurezas legales contrarias a la santidad exigida a los israelitas como pueblo de Dios.
De aquí se deduce que nos hallamos ante una serie de colecciones de leyes que han sido compiladas después de haber tenido vida aparte en la tradición.

Composición del libro.
La crítica independiente niega todo origen mosaico a esta legislación levítica, y supone que es obra de una escuela sacerdotal influenciada por la personalidad de Ezequiel en los tiempos del destierro babilónico. Aquí sus principales ingredientes:
a) Ley de santidad (H: Heiligkeitgesetz), que comprende los capítulos 17-26. Se llama así porque predomina la idea de santidad. Constituye un código independiente, como el código de la alianza en el Éxodo y el Deuteronomio. Los tres comienzan por leyes sobre los lugares de sacrificio, y se terminan por una exhortación y una conclusión: Estos son los estatutos... que Yahvé establece entre El y los hijos de Israel en el monte del Sinaí por medio de Moisés.1 Pero este código de santidad asimismo está compuesto por elementos originariamente diversos, compilados por un redactor que a su vez es anterior al propiamente sacerdotal. Como no se destaca la persona del sumo sacerdote como jefe supremo de la jerarquía sacerdotal, su composición sería poco posterior al Deuteronomio, hacia el siglo VI. Puesto que son muchas las semejanzas con los textos de Ezequiel, no pocos autores suponen que éste es el autor de la ley de santidad2. Pero también se han hecho notar las discrepancias, y por eso muchos creen que no se pueden identificar los autores de ambas legislaciones3, y en general se supone que la ley de santidad es anterior a Ezequiel.
b) Ley de los sacrificios (1-7). Esta colección parece interrumpir la legislación de Ex 25-40 y Lev 8s. Se supone que es obra de los sacerdotes del templo de Jerusalén.
c) Ley de la pureza ritual (11-15). Se considera también fuera de contexto, intercalándose indebidamente entre el c.10 y el c.16, que parecen literariamente complementarios.
d) Ley sobre el día de la Expiación (c.16). Este ritual debía de formar parte de los elementos secundarios, ya que no aparece en tiempos de Ezequiel.
e) Ley sobre los votos y diezmos (c.27). Tiene manifiesto carácter de apéndice y parece adición reciente al código sacerdotal.
f) Consagración de los sacerdotes (8-10). Forma parte del escrito fundamental, siendo la continuación de Ex 40, ya que Lev 8 es el cumplimiento de las órdenes dadas en Ex 39·
Tales son los diversos elementos del Levítico que han sido incorporados texto del Pentateuco. Esta fusión debió de tener lugar en tiempos de Esdras (s.V a.C.). De este modo, el Levítico aparece como el libro religioso del Templo, a la vez ritual y manual de piedad, guía de los fieles y de los sacerdotes en sus relaciones con la Divinidad; elaborado en el curso de los siglos, habría recogido, adaptado y agrupado un conjunto de prescripciones, unas más antiguas, otras más recientes, pero que la piedad judía las hacía remontar sin distinción a Moisés.4
Como se ve, los críticos acatólicos niegan toda paternidad mosaica a la legislación levítica, ya que toda es de la época del exilio, o inmediatamente antes o después. Esta se considera como el término de un proceso evolutivo de las legislaciones elementales del Éxodo (código de la alianza: c.20-23) y del Deuteronomio. De este modo, las grandes instituciones cultuales (santuario, sacerdocio, sacrificios y fiestas) están sometidas a este proceso evolutivo histó-rico-legislativo.
Los autores Ortodoxos mantenienen la autenticidad mosaica de la legislación levítica, conforme a las afirmaciones de la tradición judeo-cristiana. Es la aplicación a un caso concreto de la solución al problema general de la autenticidad mosaica del Pentateuco.
La ley levítica es la condensación de la vida cultual de Israel desde Moisés hasta el fin del exilio de Babilonia; codificada muchas veces y elaborada según las necesidades, esta legislación fue, finalmente, recopilada por la mano de los sacerdotes para servir a su propia justificación.10 Es preciso admitir una tradición sinaítica que sirva de base a los desarrollos posteriores, pero no podemos concebir que la legislación mosaica primitiva haya permanecido como esquema muerto en las nuevas vicisitudes de la vida nacional11. Así, pues, debemos mantener el origen mosaico de las principales instituciones sacerdotales12. Cazelles resume así el problema: El autor ha recogido muchos textos antiguos que se ha contentado con completar, por ejemplo, sobreponiendo a un viejo ritual de purificación una liturgia nueva, inspirada en un concepto muy elaborado del pecado contra la Ley. Esta síntesis es mosaica en su fondo religioso..., pero sería difícil atribuir su redacción a Moisés. Supone un largo contacto con los cananeos y una sedentarización prolongada, que ha hecho de las fiestas agrícolas la base del ciclo litúrgico. La civilización es urbana bajo muchos aspectos. El material cultual que admite no corresponde al que nos dan a conocer los libros históricos y profetices que han precedido a Ezequiel... Se han hecho valer todavía muchas otras razones que impiden fechar esta síntesis antes del destierro, y se han subrayado desde hace tiempo numerosos puntos de contacto que presenta con Ezequiel. Pero ¿son posteriores todos los elementos de esta síntesis al gran profeta del destierro? Es muy improbable... La ley de santidad parece ser una codificación de los últimos tiempos de la monarquía, análoga en muchos puntos al Deuteronomio... Las demás leyes son más difíciles de fechar; con todo, la crítica está unánime en considerarlas como posteriores, y ciertos indicios hacen creer que su redacción es más tardía que la Torah de Ezequiel (40-48). En todo caso, cualquiera que sea su fecha de composición, estas síntesis particulares y la síntesis general del Levítico han sido hechas con un espíritu conservador, por espíritus conservadores, más solícitos de describir la costumbre preexílica que de reformarla. Querían mantener las antiguas usanzas y han dado la prioridad a los datos, en particular a las nociones de la lección divina, de Ley revelada y de pecado contra los mandamientos divinos, de modo que es en verdad del espíritu mosaico.13

Doctrina Religiosa.
Se ha supuesto por los críticos independientes que esta legislación levítica representa un estadio inferior religioso respecto del mensaje profetice, ya que los elementos éticos de la predicación de los profetas son sustituidos por un formalismo cultualista que degenará en las concepciones farisaicas de los tiempos de Cristo. Es el estadio del nomismo, que se presenta como sucedáneo del profetismo cuando la virtualidad ascendente de la religión de Israel había agotado su contenido. Pero esta suposición no es exacta, ya que la legislación ritual del Levítico supone el contenido dogmático y moral de la religión mosaica, si bien en razón de los destinatarios los sacerdotes, encargados del santuario se centra la atención en torno a sus deberes cultuales, lo que implica una serie de privilegios muy en consonancia con la concepción teocrática de la vida en Israel. Como los profetas no insistían en los deberes cultuales del pueblo, porque existía una clase sacerdotal encargada de urgirlos, así aquí el legislador se preocupa sólo en este libro de la legislación relativa al culto, presuponiendo la exposición de las verdades religiosas y éticas en los libros anteriores, como el Deuteronomio.
Toda la legislación levítica tiene por base la concepción de la santidad de Yahvé, que exige santificación en los que a El se acercan y en el pueblo israelita en general: Sed santos como yo soy santo, yo, Yahvé.14 No puede darse formulación más solemne sobre los altísimos destinos de la nación israelita. Como colectividad estaba consagrada a Yahvé, pues era su primogénito.15 y su reino sacerdotal.16 Esta condición especialísima de Israel exigía que no podía comportarse como las demás naciones17, sino que tenía que santificarse con los preceptos de Yahvé18. Y dentro de la comunidad israelita, los pertenecientes a la clase sacerdotal están particularmente obligados a vivir en una atmósfera de santidad ritual y moral19, ya que aquélla no tiene más finalidad que fomentar ésta. Aunque las prescripciones levíticas se deban muchas veces a un derecho consuetudinario anterior al propio Moisés, como la distinción entre animales puros e impuros, sin embargo, el legislador les da un nuevo sentido religioso conforme a la mentalidad de su época. Todos los formalismos legales, que ahora a nosotros se nos antojan irracionales, eran para el legislador hebraico un medio de fomentar la idea de la santidad de Yahvé y de su pueblo20. El legislador quería crear en Israel una conciencia de nación sacerdotal, de un pueblo que debía vivir aislado de los gentiles para no contaminarse y perder su misión histórica en los planes divinos.
Por otra parte, no debe olvidarse que en la legislación levítica hay prescripciones de índole netamente moral: deberes para con el prójimo y prohibiciones del robo, la mentira, el fraude21. Se recalcan los deberes para con los padres22, los ancianos23, los enfermos24, y se prohibe terminantemente el rencor y odio al prójimo25. Incluso se ordena un trato de amor y benevolencia hacia el extranjero, como si fuera un israelita26. Nos encontramos, pues, aquí con un código moral muy alto, digno de la mejor tradición profética y deuteronómica, lo que prueba que es falsa la acusación de un exclusivo nomismo formalista lanzada contra la legislación levítica27.
Los sacrificios tienen una finalidad exclusivamente religiosa. Para el semita son la mejor muestra de adoración y entrega a Dios28. Los sacrificios hebreos están llenos de sentido religioso: adoración, reconocimiento por los beneficios, sentido de expiación y de súplica29. Por eso, la vida de culto a base de sacrificios debía ser fuente de vida religiosa y moral para el pueblo. Ciertamente que todo esto degeneró, y gran parte de los oferentes limitaban sus acciones a un puro formalismo, sin sentido de entrega del corazón a Dios, manifestada en el cumplimiento de sus preceptos30. Contra este puro formalismo predican los profetas: Yo amo la piedad y no los sacrificios;31 pero es que los actos de culto eran entonces una caricatura de la finalidad de los mismos.
Vemos, pues, que la legislación levítica está penetrada de un gran sentido religioso y ético de la vida que no desmerece de la tradición profética: Del conjunto de estas consideraciones sobre la santidad y los sacrificios levíticos se desprende el valor religioso del tercer libro del Pentateuco, harto frecuentemente desconocido o singularmente disminuido por la crítica moderna. Sus instituciones y sus prescripciones no son sencillamente la expresión de un ceremonialismo y de un formalismo estrechos; no ignoran las exigencias de una conciencia religiosa; por esta razón, lo mismo que las apremiantes exhortaciones del Deuteronomio o los oráculos inflamados de los profetas, tendrán ellas su parte en la formación de la conciencia del pueblo judío y en la salvaguarda de su vida religiosa, muy en particular de su fe monoteística, de la que constituyen de alguna manera la protección exterior contra las influencias paganas. Si este papel bienhechor de la legislación levítica ha sido sobre todo decisivo en los tiempos que siguieron al destierro, no lo fue menos real en los tiempos que precedieron; y si, al declinar de la historia judía, la Ley llegó a ser una carga demasiado pesada, es porque la casuística farisaica la había sobrecargado con todas las adiciones de su exégesis oral y la había hecho desviar de su verdadero sentido. Este papel, sin embargo, no podía menos de ser transitorio. San Pablo lo ha caracterizado bien cuando decía a los gálatas: La Ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo...32 Lo fue por la disciplina severa que impuso al pueblo judío con miras a conservarle la fe en el verdadero Dios y por la absoluta sumisión a la voluntad divina que reclamaba.33

1 Lev 26:46. 2 Semejanzas: Lev 17:10 y Ez 14:8; Lev 17:13 y Ez 24:7; Lev 17:12 y Ez 22:10; 11; Lev 19:13 y Ez 18:7; 12; 16; Lev 19:15 y Ez 22:18; 8; Lev 19:36 y Ez 45:10; Lev 21:1b-3 y Ez 44:25; Lev 21:5 y Ez 44:20; Lev 2:2:8 y Ez 44:31; Lev 22:15 y Ez 22:26; Lev 25:36-37 y Ez 18:8, etc. Véase A. Clamer, Lévitique (La Sainte Bible) (París 1946) 10. 3 Discrepancias: Ez no menciona el sacrificio cotidiano o perpetuo, ni el cordero pascual, ni la fiesta de las trompetas ni la de Pentecostés, ni el rito del día de la Expiación, ni se menciona al sumo sacerdote. En Ez 44:22 se prohibe a los sacerdotes que se casen con viudas, mientras que en Lev 21:13-15 pueden casarse con una viuda honesta. En cambio, el sumo sacerdote tiene que casarse con una virgen. 4 A. Clamer, o.c., 12. 5 M. J. Lagrange, Les sources du Pentateuque: RB (1898) 21. 6 Prat, La Loi de Mo'ise, ses progrés: Études, 77 (1898),48. 7 Durand, L'état présent des études bibliques en France: Études, 90. 8 Hummelauer, Com. in Deuteron. (París 1901) 79. 9 EB n.177- 10 W. Stoderl, Das Gesetz Israels nach Inhalt und'Ursprung (Marienbad 1933) 11 Cf. J. Coppens, L'histoire cirtique de l'A.T. II; id., Les orientations nouvelles: NKIh (1938) 670-674- 12 A. Clamer, o.c., 16. 13 H. Cazelles, Le Lévitique (Bible de Jérusalem) 15-18. 14 Lev 19:2; 20:26; 21:8. 15 Ex 4:22. 16 Ex 19:6. 17 Lev 20:24; 26. 18 Lev 20:8; 21:8; 22:32. 19 Lev 21:23; 22:9; 16. 20 Cf. M. J. Lagrange, Études sur les religions sémitiques 146-147. 21 Lev 19:11; 35; 36. 22 Lev 19:3. 23 Lev 19:14. 24 Lev 19:14. 25 Lev 19:17-18. 26 Lev 19:33-34 27 Se proclama la necesidad de la entrega del corazón a Dios: Lev 19:4; 12; 24. 28 Cf. Lagrange, o.c., 268. 29 Cf, Tomás de Aquino, 1-2 q.8s a. 2. 30 Cf. Am 5:22; Os 8:13; Jer 5:20. 31 Os 6:6. 32 Gál 3:24. 33 H. Cazelles, Le Lévitique (La Bible de Jérusalem) 26.


Leyes Sobre los Sacrificios.
Después de hablar de la erección del tabernáculo, sigue la legislación relativa a la vida litúrgica, y en primer lugar la relativa a los sacrificios, que son el acto central de culto del sacerdocio del Antiguo Testamento. Ya hemos visto algunas regulaciones particulares sobre los sacrificios1, pero ahora llega el momento de hacer una exposición detallada y completa de sus diversas clases y ritual.
Debe notarse el modo con que se dan las leyes, siempre dentro de la concepción estrictamente teocrática, de forma que se prescinde de las causas segundas. Por ello, las fórmulas estereotipadas Dios habló o dijo a Moisés han de entenderse en sentido amplio, de una asistencia divina al legislador para compilar, adaptar y aun establecer nuevas leyes. Rara vez ha de entenderse en el sentido estricto de revelación nueva concreta.
Los sacrificios son divididos en cinco categorías: a) holocaustos (c.1); b) oblaciones (c.2); c) sacrificios pacíficos (c.3); d) sacrificios por el pecado (c.4-5); e) los sacrificios por el delito (5:14-6:7).
La fuente de esta legislación suele ser la sacerdotal. Los críticos acatólicos han pretendido negar la autenticidad total mosaica de este minucioso ritual, suponiendo que es obra de un autor posterior al exilio babilónico de la escuela de Ezequiel. Pero hemos de notar que ya Amos en el siglo VIII habla de las diversas clases de sacrificios según el orden aquí establecido2.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Levítico 5,1-19

5. Nuevos Sacrificios Expiatorios.

Tres Nuevos Casos Que Exigen Sacrificio por el Pecado (1-6).
1Si uno pecare oyendo a otro imprecar, y siendo testigo de la imprecación, porque lo vio o de otro modo lo conoció, y, sin embargo, no lo denunció, contrayendo así reato, 2o si tocare sin darse cuenta algo impuro, sea el cadáver impuro de una bestia, sea el cadáver impuro de un reptil, haciéndose impuro él mismo y contrayendo reato, 3o tocare, sin darse cuenta, cualquiera impureza humana, dándose cuenta de ello después, contrayendo así reato; 4o vanamente jurare de ligero hacer algo, de mal o de bien, de lo que uno suele jurar vanamente, sin darse cuenta, y cae después en ella, 5el que de uno de estos modos incurre en reato, por el reato de uno de estos modos contraído, confesará su pecado, 6ofrecerá a Yahvé por su pecado una hembra de ganado menor, oveja o cabra, y el sacerdote le expiará de su pecado.

En el capítulo anterior se hablaba de pecados cometidos por inadvertencia o ignorancia, aunque mejor traduciríamos, según el contexto general, por fragilidad humana. En estos tres nuevos casos a veces no se presupone esa ignorancia1. Como en el v.4 aparece la palabra hebrea easam, que traduciremos por delito, algunos autores interpretan ya estos tres casos dentro de la categoría de delitos, en contraposición a los pecados, que acabamos de estudiar, tal como se hará a partir del í.14
El primer caso se refiere a quien encubre al autor de un delito habiendo sido testigo de él. En Pro v 29,24 se dice: El encubridor de un ladrón a sí mismo se odia, oye el conjuro y no le denuncia. Algunos autores creen que se trata del caso de quien es conjurado oficialmente por el juez y no quiere declarar sobre lo que es testigo. Otros creen que aquí la maldición o imprecación no es del juez que adjura, sino del oprimido por el ladrón. En todo caso, el pecado consiste en callar y no denunciar un hecho delictivo presenciado por él.
El segundo caso se refiere al que ha tenido contacto con algo que legalmente es impuro, como el cadáver2. Además del rito de purificación, debe ofrecer este sacrificio por su negligencia en evitar el contacto con lo impuro. El tercer caso es semejante a éste. El cuarto se refiere a los juramentos inconsiderados sin necesidad, por pura ligereza (v.4). Jesús echó en cara a sus compatriotas la ligereza y facilidad con que proferían juramentos, prohibiendo de raíz esta mala costumbre3.
El que se considera reo de estas faltas, primero debe hacer confesión de ellas (v.5); ofrecerá el sacrificio expiatorio correspondiente. Aunque no se dice nada de la confesión en los otros sacrificios expiatorios, es de suponer (está prescrita el día de la Expiación)4. Entre los babilonios, el penitente debía hacer una confesión, además de los ritos expiatorios5. La víctima debía ser una res de ganado menor, hembra. No se distinguen diversas clases de culpables, como en los sacrificios precedentes.

Sacrificios de los Pobres (7-13).
7Si no pudiese ofrecer una res, ofrecerá a Yahvé dos tórtolas o dos pichones, uno por el pecado y otro en holocausto, 8y los llevará al sacerdote, que ofrecerá primero el que es por el pecado, quitándole la cabeza sin separarla del todo, 9y haciendo con la sangre la aspersión de un lado del altar, dejando que el resto fluya al pie del altar; es sacrificio por el pecado. 10Después el otro lo ofrecerá en holocausto, según suele hacerse, y así hará el sacerdote la expiación del pecado cometido, y le será perdonado, 11Si tampoco pudiera ofrecer dos tórtolas o dos pichones, llevará en ofrenda por su pecado un décimo de efah de flor de harina como ofrenda por su pecado; no pondrá en ella ni aceite ni incienso, porque es ofrenda por el pecado, 12lo llevará al sacerdote, quien, tomando un puñado para memorial, lo quemará en el altar sobre las combustiones de Yahvé; así es ofrenda por el pecado. 13Así le expiará el sacerdote por el pecado cometido en una de aquellas tres cosas, y le será perdonado. El resto será para el sacerdote, como en la oblación.

En la legislación levítica varias veces se proponen facilidades para los sacrificios de los pobres6. Aquí se prescriben, si no pueden ofrecer una oveja o una cabra, dos pichones o tórtolas, una en holocausto, quemada totalmente sobre el altar, y otra por el pecado. A ésta se le quitaba la cabeza, y con su sangre se aspersionaba parte del altar; el resto queda para el sacerdote7.
Si la ofrenda de dos pichones o tórtolas es demasiado, entonces ofrecerá un décimo de efah de harina, unos tres kilos aproximadamente. Pero, como no es oblación o minjah, no se debe ofrecer incienso y aceite con la harina, pues es ofrenda de expiación y penitencial, y, por tanto, no se permite el incienso, que es en las oblaciones alegres de acción de gracias. De esta ofrenda de harina, el sacerdote quemará un puñado sobre el altar como memorial (v.11)8; el resto quedará para el sacerdote.
En estos sacrificios expiatorios parece que late la idea fundamental de aplacar a la divinidad sustituyéndose el oferente por la víctima. Al menos en los ritos babilonios esto es claro9; pero, como siempre, en los rituales hebreos, estas ideas primitivas son libres de toda noción mágica para amoldarse a un sentido profundo moral y religioso10.

Los Sacrificios por el Delito (14-26).
14Yahvé habló a Moisés, diciendo: 15Si uno por ignorancia prevaricase, pecando contra las cosas santas que son de Yahvé, ofrecerá por el delito un carnero sin defecto, tomado del ganado, estimado en siclos, según el peso del siclo del santuario, l6y restituirá el daño causado, con el recargo de un quinto, entregándolo al sacerdote, quien hará por él la expiación del reato, y le será perdonado. 17Si uno pecare por ignorancia, haciendo sin darse cuenta algo de lo prohibido por Yahvé, contrayendo reato y llevando sobre sí la iniquidad, 18traerá al sacerdote un carnero sin defecto del ganado, según la cuantía del pecado. El sacerdote le expiará por el pecado cometido por ignorancia, y le será perdonado. 19Este es sacrificio por el delito, pues se hizo reo de delito contra Yahvé. 20Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 21El que con desprecio a Yahvé pecare, negando a uno de su pueblo un depósito, una prenda puesta en sus manos, que injustamente se apropió, o con violencia le quitase algo, 22o se apropiase algo perdido que encontró, y más si perjurase en cualquiera de estas cosas en que los hombres suelen perjurar, 23pecando y contrayendo reato, restituirá íntegramente a su dueño lo robado, defraudado, confiándole en depósito lo encontrado y negado, 24o aquello sobre que falsamente juró, con el recargo de un quinto del valor, el día de su sacrificio por el delito, 25y ofrecerá a Yahvé en sacrificio por el delito un carnero sin defecto de la grey, según su estimación, y lo llevará al sacerdote; 26el sacerdote hará por él la expiación ante Yahvé, y le será perdonado el delito de que se hizo reo.

Contrapuestas a las faltas anteriores, llamadas pecado (jaita) se catalogan ahora otras llamadas delito Casam), por las que se prescriben determinados sacrificios. Los autores no convienen al determinar la diferencia entre los primeros y éstos. He aquí los casos de delito expresamente catalogados que exigían un especial sacrificio: a) daño causado a Dios (15-16); b) falta dudosa (17-19); c) daño causado al prójimo (20-26).
a) Daño causado a Dios (15-16). -Parece que se trata de la retención por inadvertencia de cosas santas debidas a Dios, como primicias, diezmos u ofrendas, que han sido omitidas o irregularmente con defecto otorgadas.
Como expiación ofrecerá un carnero estimado en siclos, conforme al siclo-patrón del santuario (v.15), que de ordinario era de más valor que el corriente11, y además devolverá lo que debe al santuario, aumentado en un quinto de su valor como multa (v.16).
b) Falta dudosa (17-19). -Se trata de alguna violación de los derechos de Dios, o de un pecado por el que no se sabe si ha de exigirse un sacrificio pro peccato (jaita) o por delito ('asam), y en ese caso se decide por éste, porque era más ventajoso para el santuario. El sacrificio será de un carnero sin defecto.
c) Daño causado al prójimo (20-26)12. -Es el caso del que se ha apropiado un depósito que se le ha confiado, un objeto encontrado robado o retenido injustamente, sobre todo jurando en falso. Debe devolver lo retenido indebidamente y pagar, además, como multa, un quinto de su valor (v.24). La pena es mucho más benigna que la que se impone al ladrón13, considerándose como atenuante el reconocimiento voluntario de su robo. La víctima a ofrecer es la misma que en los casos anteriores: un carnero sin defecto.

Los Sacrificios Expiatorios.
De los sacrificios expiatorios no encontramos hecha mención en la primitiva historia de Israel, pero sí en los documentos fenicios, los cuales nos aseguran la práctica de estos sacrificios en Canaán y en las colonias cananeas. Lo mismo hemos de decir de Caldea. Era general creencia que las enfermedades son efecto del pecado. De aquí se originaba que quien se sentía atacado por una enfermedad grave acudiese a su dios en demanda de perdón, y se valiera del sacerdote para que, mediante los sacrificios y los ritos mágicos, le purificasen de aquel pecado y así quitase la raíz del mal. De donde venía que la medicina fuese en parte una profesión sacerdotal.
Que en Israel reinara la misma creencia, no podemos ponerlo en duda. Fuera del texto la primera mención que hallamos de estos sacrificios la tenemos en 2Re_12:17. El rey Joás mandó que se recogiese el dinero ofrecido por los fieles para la reparación del templo. Pero el texto añade: El dinero por el delito y el dinero por el pecado no entraban en la casa de Yahvé, porque era de los sacerdotes. Es significativo este texto. Los fieles que no eran suficientes para ofrecer un sacrificio expiatorio, entregaban su ofrenda en dinero. De las ofrendas así recogidas se ofrecían sacrificios expiatorios por aquellos que habían hecho las ofrendas.
Nada más natural que el hombre se sienta reo ante Dios y que busque volverle propicio mediante el sacrificio. Que con el tiempo y el progreso de la liturgia se instituyeran sacrificios y ceremonias especialmente ordenadas a este fin, también está dentro de lo normal. En Gen_9:4 se prohíbe rigurosamente beber la sangre. El Levítico nos da la verdadera razón de este mandato: porque la vida de la carne es la sangre, y yo os la he mandado poner sobre el altar para expiación de vuestras almas, pues su sangre hará la expiación por el alma.14
El texto da grande importancia a estos sacrificios expiatorios. En los sacrificios privados en que la Ley impone la expiación, la elección de la víctima quedaba a la voluntad o a las facultades del oferente. El día diez del séptimo mes se celebraba la gran fiesta de la Expiación general del pueblo. El ceremonial descrito en Lev 16 es el que mejor nos da a conocer el sentido de los sacrificios expiatorios. Es éste el ceremonial que tomó el autor de la Epístola a los Hebreos para declarar la obra expiatoria de Jesucristo15.

1 Por el carácter casuístico de este fragmento (v.1-13), muchos autores creen que es adición posterior redaccional 2 Cf. Lev c.1 1-15. 3 Cf. Mat_5:33s. 4 Cf. Num_5:7. 5 Cf. Dhorme, La religion assyro-babylonienne p.226-230. 6 Cf. Lev_14:21; Lev_27:8. 7 Cf. Lev_6:19. 8 Cf. com. a 2:2. 9 Cf. Dhorme, o.c., p.274. 10 Cf. A. Clamer, o.c., p.57. 11 Sobre la costumbre de colocar las monedas-patrón en el templo, véase A. Barrois, La métrologie dans la Bible: RB (1932) p.53-54. 12 En la Vg empieza aquí el c.6; así, los v.1-7 del c.6 coinciden con los V.20-26 del TM. 13 Cf. Exo_22:1-14. 14 Lev_17:11. 15 Heb_6:6s.