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Amïs.
Éntroducción.
Vida del profeta.
Amos (en hebreo 'Amos: ¿portador?) era oriundo de Tecua, a nueve kilómetros al sudeste de Belén, en los confines del desierto de Judá, y de profesión pastor . Alternaba sus trabajos de pastor con el de preparar y recoger los frutos de sicómoro 2. Los símiles que utiliza en su predicación están tomados de la vida pastoril y campestre 3. Criado en un ambiente de austeridad y pobreza, tenía una especial repugnancia por todo lo que significara derroche y lujo en la vida sedentaria, y así, en su predicación aparece como el gran recriminador de los excesos de las clases pudientes y de sus extorsiones para con los pobres.
El profeta no pertenecía a ninguna de las asociaciones profesionales proféticas, como él mismo declara con énfasis al sacerdote de Betel4, y fue sorprendido por el llamamiento divino cuando se hallaba dedicado a sus faenas habituales de pastor y recolector de frutos de sicómoro 5. El profeta se fue al reino del norte a ejercer su ministerio profético en medio de una sociedad hostil y extranjera. Predicó especialmente en las cercanías del santuario cismático de Betel, donde tuvo que enfrentarse con los intereses creados del sacerdote Amasias, el cual llegó a denunciarle a Jeroboam II, rey de Israel. Pero parece que el rey no le hizo caso, y entonces el sacerdote intimó al profeta a que se fuera a ganar su vida haciendo de profeta, o ganapán visionario, tomando aquí profeta en el sentido despectivo de explotador de la credulidad pública. Amos contestó airado que no había venido a lucrarse ni estaba aleccionado por ninguna escuela profética, sino que obraba a impulsos de la inspiración divina: No so;y profeta ni hijo de profetas. Yahvé me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve a profetizar a mi pueblo Israel 6. Y, en prueba de su calidad de verdadero profeta enviado por Yahvé, le anuncia que su mujer será violada, y sus hijos asesinados por los invasores asirios7. Profetizó también la próxima cautividad de Israel8.
Ambiente histórico.
Según indicación del título de los escritos de Amos, éste ejerció su ministerio profético en tiempo de Jeroboam II de Israel (783-743) y de Ozías o Azarías de Judá (789-738), dos años después del terremoto 9. Bajo el reinado de Jeroboam II, el reino de Israel había llegado a su esplendor económico y a la máxima expansión geográfica. A fines del siglo IX, los sirios hicieron incursiones en el reino de Israel, anexionándose las regiones transjordánicas de Basan y Galaad 10. Pero, al expansionarse Asiría hacia el occidente en tiempos de Adadnirari III (805-782), se debilitó el reino de Siria, y, en consecuencia, el reino de Israel pudo rehacerse y llegar a su apogeo. Podemos, pues, suponer que el profeta empezó su predicación oracular en los últimos años de Jeroboam II, hacia el 760 a.C., poco antes de la iniciación del ministerio profético de Oseas. El ambiente histórico, pues, es semejante en ambos profetas. La indicación cronológica de dos años antes del terremoto resultaba muy precisa para los lectores contemporáneos, pero no para nosotros, pues no sabemos nada de esta conmoción sísmica que habría impresionado tanto a los moradores del reino del norte 11.
Por el contenido de la predicación de Amos vemos que la situación económica era próspera, y las clases altas se movían con excesiva desenvoltura y desenfreno, esperando confiados el día de Yahvé como día de triunfo pleno material12. El profeta saldrá al paso de estas falsas suposiciones anunciando una serie de castigos devastadores, e incluso la ruina total del reino y la cautividad de sus ciudadanos.
División y estructura del libro.
Se puede dividir el libro por su contenido en tres partes:
1.Parte introductoria: Vaticinios contra las naciones paganas, castigadas por sus crímenes contra naturaleza: contra Siria, Filistea, Tiro, Édom, Anión, Moab, y, por fin, contra Judá e Israel (c.i-2).
2.Sermones contra los abusos de las clases sociales por su excesivo lujo y materialismo. Oráculos contra los que participan de los cultos idolátricos (c.3-6).
3.Cinco visiones, en las que se simbolizan plásticamente los castigos que enviará Yahvé contra la sociedad corrompida de Samaría (c.7-9; 10).
Por fin, el libro se cierra con un anuncio de restauración mesiánica, con todo lo que implica de abundancia de bendiciones temporales (9:11-15).
La disposición no es cronológica, ni siquiera perfectamente lógica, y se ve que es obra de un compilador posterior al profeta. Sobre todo, algunas de las visiones del final del libro parecen estar desplazadas y debieran figurar entre los primeros oráculos del profeta, según se desprende de su contenido doctrinal. Esta compilación parece que ha sido llevada a cabo en el reino de Judá, pues se da precedencia al rey de Judá, Ozías, sobre el de Israel, Jeroboam, en el título de la compilación. Esto parece confirmarse por el énfasis de la conclusión, en la que se destaca la resurrección del tugurio de David, o dinastía davídica, reducida a una choza, salvada de la catástrofe de la invasión, sin duda alusión a la permanencia del minúsculo reino de Judá.
Autenticidad.
En general no hay razones serias para negar la autenticidad global de los oráculos del libro de Amos. Sus palabras están en consonancia con el ambiente histórico que hemos descrito antes y se adaptan bien a las necesidades religiosas de la época. Sin embargo, muchos críticos dudan de la autenticidad de algunos pasajes 13, sobre todo la conclusión del libro, netamente mesiánica 14. Extraña su carácter prosaico en un conjunto poético, como son todos los oráculos de Amos, y, por otra parte, se refieren más al reino de Judá que al de Israel. Por eso no faltan comentaristas que atribuyen este fragmento a una mano posterior, incluso postexílica, que ha querido desvirtuar la impresión excesivamente pesimista de los últimos anuncios de castigo de Amos: Daré la orden y zarandearé a la casa de Israel entre las gentes, como se zarandea con la criba. A la espada perecerán todos los pecadores de mi pueblo 15; sin embargo, es usual en los profetas alternar amenazas con promesas de restauración en su predicación, para, de un lado, invitar a la penitencia y cambio de vida, y de otro, evitar que caigan en la desesperación total. Los castigos de Yahvé sobre su pueblo son siempre pruebas purificatorias, en espera de una etapa esplendorosa que seguirá después.
Estilo.
San Jerónimo define a Amos como imperitum sermone16. Sin embargo, esta afirmación es injusta, ya que dentro de la sencillez y aun desaliño hay un fondo poético de gran inspiración. Es verdad que su estilo resulta algo cansino y uniforme, como consecuencia de las múltiples repeticiones e incluso de frases hechas. Pero esta repetición da más vigor a sus oráculos. Es clásico su modo de comenzar los oráculos punitivos contra las naciones paganas: Por tres pecados y por cuatro no revocaré 17, para indicar la multiplicidad. Tiene también tendencia a acumular imágenes para expresar la misma idea, pero son sumamente originales y de bellísimo significado 18. Multiplica los ejemplos para probar una afirmación 19. En general, los estilistas modernos consideran a Amos como un artista literario, pues sus repetidas imágenes y períodos argumentativos logran impresionar favorablemente al lector. Este hecho prueba que tenía su formación literaria, a pesar de que se presentaba como un humilde pastor de Tecua.
Texto y versiones.
En general, el texto hebreo de Amos está bien conservado. Sin embargo, parece que algunos esticos están desplazados de su lugar normal. La versión griega de los LXX difiere a veces del TM, pero en los casos dudosos y oscuros no resulta más clara que el texto masorético. En el TM, el libro de Amos sigue al de Oseas y Joel, a pesar de ser Amos el primero cronológicamente. En los LXX y en las versiones que dependen de esta versión aparece inmediatamente después de Oseas, seguido de Miqueas y de Joel 20.
Mensaje doctrinal.
La teología del libro de Amos es muy rica de contenido, ya que encontramos en él afirmaciones netas sobre la omnipotencia divina y su providencia sobre los pueblos, aun paganos; sobre la elección de Israel y sobre los deberes sociales con el prójimo.
a) Monoteísmo estricto. - Yahvé es el Creador de todo cuanto existe en la naturaleza, es el formador de las montañas y creador de los vientos como fuerzas cósmicas. Hizo las constelaciones 21, y puede oscurecer el firmamento con las nubes 22, regula el curso del día y de la noche 23; las olas del mar obedecen puntuales a su mandato 24.
Por otra parte, es Señor y arbitro de todos los pueblos y naciones. Trajo a los filisteos de Caftor y a los árameos de Quir 25; y, en consecuencia, es el director verdadero de los hilos de la historia humana. Por eso es el Juez de todas las naciones, a las que castiga por sus crímenes contra naturam 26. Estos postulados éticos elementales son algo sagrado, por los que Yahvé mira como cosa intangible. No se puede conculcar impunemente las leyes del corazón humano impresas por Dios. A las naciones paganas no las castigará Yahvé por transgresiones de leyes positivas que no conocen, sino por infracciones contra el derecho natural.
b) Elección de Israel. - A pesar de que Yahvé es el Señor y Juez de todos los pueblos, lo es de modo particular de Israel, porque gratuitamente lo ha elegido para vivir en comunicación íntima con El. Por eso hizo una alianza solemne con Israel después de haberle liberado de Egipto 27. Para que pudieran intimar con El, les dio un código de leyes y les envió profetas 28. Pero esto no debe cegar a los israelitas, como si Yahvé se viera obligado necesariamente a protegerles, pues en realidad la elección ha sido sin méritos por parte de ellos 29.
Si bien gobierna todos los pueblos y los somete a las leyes generales de su justicia, los israelitas, por ser un pueblo de elección, están obligados especialmente al cumplimiento de determinadas leyes positivas, estipuladas en la alianza como base de buenas relaciones entre ambas partes contratantes 30. Por tanto, los crímenes de Judá y de Israel revisten una particular malicia de ingratitud y de rebelión 31; por eso Yahvé llama a las naciones paganas como testigos del castigo que va a infligir a Samaría 32,
c) Cultos idolátricos. - En el reino del norte existía un culto sincretista escandaloso, sobre todo en los santuarios locales de Betel, Guilgal y Dan. Yahvé aparecía prácticamente tan desfigurado en el culto, que Amos consideraba aquellos actos de culto como totalmente idolátricos. Las infiltraciones paganas eran ya más que la herencia yahvista, anterior a la separación de las tribus. Lo que había empezado por un simple culto cismático, había terminado por una idolatría, sin faltar el becerro de oro, símbolo del Yahvé adorado por los del reino del norte 33. La justicia divina procede de Yahvé, que mora en Sión 34.
d) Ritualismo externo religioso. - Amos, como todos los profetas del siglo viii que le siguen, se levanta contra la doblez de corazón, contra los actos de culto externos, vacíos de contenido espiritual interno. Las manifestaciones religiosas en este plan le son odiosas 35, porque faltan las correspondientes disposiciones morales, que son la base de una religiosidad digna y elevada.
e) Justicia social. - Es característica de la predicación de Amos urgir el cumplimiento de los deberes éticos para con el prójimo. Sus diatribas contra las clases ricas destacan sus opresiones y exacciones sobre los pobres y desheredados. El profeta les echa en cara a los ricos el que vivan en casas labradas en piedra, con incrustaciones de marfil, y que se entreguen a la vida de desenfreno, despreciando a los pobres.
La sequía y las devastaciones habían arruinado totalmente a los pequeños propietarios 36, y por eso la miseria, en la mayor parte de la población, era un mal que laceraba el corazón recto del profeta. Consecuencia de esa situación es que los pobres tenían que pedir prestado dinero a los pudientes, los cuales se aprovechaban de la miseria para incautarse de los bienes de aquéllos; e incluso el arruinado tenía que venderse por esclavo, a pesar de las leyes levíticas 37. El profeta se alza, enérgico, contra estos abusos 38. La mala administración de la justicia es una provocación constante a la ira divina. En lugar de sembrar paz, siembran malestar social 39, pues el lujo desorbitado es un insulto a la miseria40; la corrupción moral rebasa todas las medidas41.
1 Am 1:1. - 2 Am 7:14. - 3 Así habla del rugido del león (3:4), de la caza de las aves con trampa (3:5), del pastor que rescata de las fauces del león los restos de la oveja (3:12), de la serpiente escondida en la grieta de la casa (5:19), del torrente siempre fluyendo (5:24). - 4 Am 7:14. - 5 Am 7:15. - 6 Am 7:14. - 7 Am 7.17. - 8 Am 7:17· - 9 Am 1:1. - 10 Cf. 2 Re 10:325; 2 Re 13:7.25. - 11 Zac 14:5 habla de este temblor de tierra en tiempo de Ozías de Judá y del espanto que produjo a los israelitas. Pero parece depender de la alusión de Amos 1:1. - 12 Cf. Am4:1; 6:1s. - 13 Así extraña la narración en tercera persona de 7:10-17, y parecen manipulación posterior ciertos fragmentos del himno al Creador: 4:13; 5:8-9; 9:5-6. - 14 Am 9:11-15. 17 Am 1:6s. - 15 Am 9:10. 18 Am 9:1-4; 4:6-11 - 16 San Jerónimo, Pról a Amos: PL 25:990 (1038). 19 Am 2,V8.' - 20 Amos aparece citado en Tob 2:6 y Zac 14:5, Y en el Í. Ô. en Act 7:42-43 (Am 5:25- 27) y Act 15:16-17 (Am 9:11-12). Citados según la versión griega, que aquí difiere mucho del TM. - 21 Am5:8. - 22 Am4:13. - 23Ams,8. - 24 Am 5:8; 97 - 25 Amó_9:7. - 26 Amc.1-2. - 27 Am 2:11; 3:7· - 28 Am 3:7. - 29 A™ 9:7 - 30 Am3:1-2. - 31 Am 3:2. - 32 Am 3:9.12s. - 33 Am 7:9; 9:1-4; 4:4. - 34 Am 1:5. - 35 Am 4:21. - 36 Am c.1-3. - 37 Cf. Lev 25:255. - 38 Am 2:6-8; 3:9-10; 5:11; 8:4-6. - 39 Am 5:7.10.12; 6:12. - 40 Am 3:15; 5: Amó_11:6 :4-6. - 41 Am4:1; 6:1-6.
Amos 4,1-13
4. La Corrupción de la alta sociedad de Samaria.
Lujo y desenfreno de las Mujeres (1-5).
1 Oíd esto, vacas de Basan, que moráis en la montaña de Samaría, las que oprimís a los débiles, maltratáis a los pobres y decís a vuestros señores: ¡Traed que bebamos! 2 Yahvé, el Señor, ha jurado por su santidad que vendrán días sobre vosotros en que os levantarán con bicheros, y a vuestros descendientes con arpones, 3 y saldréis por las brechas cada una frente a sí, y seréis arrojadas hacia el Hermón, oráculo de Yahvé. 4 Id a Betel a prevaricar, a Guilgal a multiplicar vuestras prevaricaciones. Ofreced vuestros sacrificios matinales y cada tres días vuestros diezmos. 5Pregonad el sacrificio de alabanza i. Proclamad las ofrendas voluntarias, pregonadlas, pues que así lo queréis, hijos de Israel, oráculo de Yahvé.
El profeta se encara con las mujeres disolutas y lascivas de Samaría, a las que despectivamente llama vacas de Basan (v.1), la región fértil de TransJordania, famosa por sus pastos y ganados bien alimentados 2. Estas mujeres opulentas de Samaría oprimen a los débiles y se entregan ininterrumpidamente a la bebida con sus señores o amantes: ¡Traed que bebamos! Este estado de cosas no puede continuar indefinidamente, pues se colma la copa de la ira divina y se acercan días en que serán enterradas entre las ruinas de sus palacios, de donde tendrán que sacarlas con bicheros. y arpones (v.2). Tendrán que salir por las brechas de los muros de la ciudad o de su casa cada una delante de sí (v.3), es decir, sin poder volverse ni a derecha ni a izquierda. Y después no les quedará otro camino que el cautiverio en Asiría (seréis arrojadas hacia el Hermón). El monte Hermón se hallaba en la ruta caravanera que por Damasco se dirigía hacia Mesopotamia.
Irónicamente, el profeta les invita a asistir a los tradicionales lugares de culto cismáticos del reino del norte: Id a Betel., a Guilgal. (v.4). Esas mujeres son tan cumplidoras de sus deberes religiosos en esos lugares de culto, que ofrecen sacrificios matinales, es decir, todos los días, cuando sólo estaban obligadas a hacerlo algunas veces al año, y lo mismo presentan sus diezmos cada tres días (v.4), cuando sólo les obligaba hacerlo cada tres años 3. Irónicamente les dice que proclamen los sacrificios de alabanza y ofrendas voluntarias que prescribía la Ley, puesto que son muy propensos a guardar los actos de culto: pues que así lo queréis (v.5).
Ceguera del pueblo israelita (6-13).
6 Pero yo os he hecho estar a diente limpio en vuestras ciudades, y a falta de pan en todos vuestros lugares, y no os habéis vuelto a mí, oráculo de Yahvé. 7 También os negué la lluvia desde tres meses antes de la siega; hice llover en una ciudad y no hice llover en otra, llovió en una parte y en otra no llovió y se secó. 8 Venían dos o tres ciudades a otra para beber el agua, sin poder saciarse, y, con todo, no os convertisteis a mí, oráculo de Yahvé. 9 Os herí con añublo y con tizón, devasté vuestras huertas y vuestras viñas, la langosta devoró vuestras higueras y vuestros olivos, pero no os convertisteis a mí, oráculo de Yahvé. 10 Os castigué con plagas a modo de las de Egipto, maté a vuestros mancebos a la espada, di al cautiverio a vuestros caballeas, y en mi furor abrasé con el fuego vuestros campos, pero no os convertisteis a mí, oráculo de Yahvé. 11 Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y Gomora; fuisteis como tizón sacado del fuego, pero no os convertisteis a mí, oráculo de Yahvé. 12 Por tanto, mira lo que voy a hacerte, Israel; mira lo que te haré. Apréstate a comparecer ante tu Dios, Israel, 13 el que formó los montes y creó los vientos y pone al desnudo ante el hombre los pensamientos de éste; el que del alba hace tinieblas y marcha por las alturas de la tierra; Yahvé, Dios de los ejércitos, es su nombre.
Yahvé ha probado con diversas adversidades a su pueblo para hacerle volver al buen camino, pero ha sido todo en vano. Les ha enviado la sequía y el hambre (v.6-8); y los moradores de una ciudad han tenido que ir a otra en busca del agua, que se les acabó en las propias cisternas. Además, les envió toda clase de plagas: el añublo, el tizón, las langostas (v.9), y por fin los sometió a la terrible prueba de la guerra (v.10). Y aún les envió terremotos (1:1), trastornando el país, como en otro tiempo lo hizo con Sodoma y Gomorra (v.10) 4.
Israel se ha escapado de la ruina total a duras penas, como un tizón sacado del fuego (v.11). Todo ha sido en vano, y por eso Yahvé va a someter a Israel a un castigo definitivo y supremo: apréstate a comparecer ante tu Dios, Israel (v.12). El Dios de los ejércitos, cuyo poder es sin límites, es el mismo que formó los montes y los vientos y que dirige el curso de la naturaleza (hace del alba tinieblas., v.13) y en su majestad se pasea sobre las alturas de la tierra. El profeta describe enfáticamente a Yahvé como Señor del universo para infundir mayor terror a Israel, que debe presentarse ante el juicio divino 5. Yahvé es Dios de los ejércitos, es decir, Señor de las constelaciones celestiales, que avanzan como un ejército en orden, y el Señor de las batallas, cuya victoria está garantizada por mil gestas de la historia del pueblo hebreo. La expresión les recordaba a los israelitas la protección que en otro tiempo les había dispensado Yahvé frente a los enemigos tradicionales del pueblo elegido. Amos acumula los epítetos y los títulos de la grandeza divina para impresionar al auditorio, que sigue impenitente. La ira divina será terrible, pues proviene del Señor de todo lo creado; por tanto, es una locura desafiarla insolentemente con una conducta depravada.
1 Así según una reconstrucción de Hoonacker. El TM dice: sacrificad del fermento, la alabanza. Según Lev_7:12, el sacrificio de alabanza era a base de pan sin levadura. Supuesta la lectura del TM, el profeta les echaría en cara que ofrecieran esos sacrificios con panes fermentados, lo que era ilegal. 2 Cf. Deu_32:14; Eze_39:18; Isa_2:13, etc. 3 Cf. Deu_14:28-29; Deu_26:12-13. 4 La misma comparación aparece en Deu_29:22; Isa_13:19; Jer 49:18:Jer_50:4. 5 Cf. Miq_1:3; Isa_19:1; Sal_104:3; Amo_5:8-9; Amo_9:5-6.