Zacarías 6 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 15 versitos |
1 De nuevo alcé los ojos, y mirando una visión, vi cuatro carros que salían de entre dos montes; los dos montes eran de bronce."
2 El primer carro tenía caballos rojos; el segundo, caballos negros;"
3 el tercer carro, caballos blancos, y el cuarto, caballos bayos, todos muy veloces.
4 Entonces, hablando al ángel que conmigo hablaba, dije: Y éstos, ¿qué son, mi señor?
5 El ángel respondió, diciendo: Esos son los cuatro vientos del cielo, que vienen a presentarse al señor de toda la tierra.
6 El de los caballos negros va al norte; el de los blancos, al occidente *, y el de los bayos, al mediodía."
7 Piafaron, pues, los corceles, queriendo partir para recorrer la tierra, y él dijo: Id, recorred la tierra.
8 Me llamó y me habló, diciendo: Los que van hacia el norte han calmado mi alma en la tierra del aquilón.
9 Llegóme la palabra de Yahvé, diciendo:
10 Toma de los cautivos repatriados, de Jarim, de Tobías y de Jedaya, y vete luego a casa de Josías, hijo de Sefanías.
11 Toma de ellos plata y oro y haz una corona y ponía en la caheza de Josué, hijo de Jeosadac, sumo sacerdote,
12 y dile: Así habla Yahvé de los ejércitos, diciendo: He aquí que el varón cuyo nombre es “Germen,” y del cual se producirá germinación,
13 edificará el templo de Yahvé, se revestirá de majestad, se sentará y dominará en su trono, y el sacerdote se sentará en su solio, y habrá entre ambos consejo de paz.
14 La corona servirá a Jarim, Tobías y Jedaya de memoria en el templo de Yahvé.
15 Hombres de muy lejos vendrán a trabajar en la construcción del templo de Yahvé, y sabréis que Yahvé de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Sucederá esto si escucháis la voz de Yahvé, vuestro Dios.

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Introducción a Zacarías

Times New Roman ;;;;;
Zacarías.
Introducción.

Personalidad del profeta y ambiente histórico de su ministerio.
Zacarías (en hebreo Zekariyah: Yahvé se acuerda o Se acuerda de Yahvé) es contemporáneo de Ageo, y predicó su mensaje en las mismas circunstancias históricas1. En Zac 1:1 es llamado hijo de Baraquías, hijo de Addo, mientras que en Esd 5:1 se omite el nombre de su padre y se le llama hijo de Addo 2. Algunos autores creen que el hijo de Baraquías es adición del glosista, basándose en Is 8:2 3.
En la lista sacerdotal de Neh 12:16 no aparece el nombre de Zacarías, a pesar de que los vaticinios del libro de Zacarías tienen un marcado sello levítico. Podemos considerar, pues, al profeta como perteneciente al grupo de los laicos que fomentaban la vida religiosa, y que tenían por ello relaciones estrechas con los de la clase sacerdotal.
Zacarías es contemporáneo de Ageo, y su predicación se desenvuelve en el mismo ambiente de dificultades que la de aquél. Su preocupación principal es también la de la terminación de las obras del templo, como preámbulo de la restauración mesiánica. Según las indicaciones cronológicas de sus vaticinios, Zacarías profetizó entre el 520 y el 518 a.C., cuando reinaba en Persia Darío I Histaspes (522-586), sucesor de Cambises 3. A pesar de que Zacarías tiene también la obsesión de la reedificación del templo destruido, como en Ageo, se preocupa más que éste de los valores morales, y en esto empalma con la tradición profética preexílica.

Contenido y estructura del libro.
El actual libro canónico, atribuido a Zacarías, se divide claramente en dos partes: una de tipo apocalíptico (c.1-8), visionaria, y otra narrativa, parenético-mesiánica (c.9-14). He aquí el esquema detallado, que nos da una idea clara de su contenido:

Introducción:
Exhortación a la conversión: 1:1-6. A) Restauración y salvación:
1. Ocho visiones nocturnas: 1:7-8:23.
Los caballos en el valle: 1:7-17. (Jerusalén reedificada.)
Los cuatro cuernos y los cuatro artesanos: 1:18-21(2:1-4).
(Los opresores serán destruidos.)
El ángel con la cuerda de medir: 2:1-13(2:5-7).
(Los desterrados volverán a Jerusalén y las naciones.)
El sumo sacerdote Josué: 3:1-10.
(Josué invitado a su nueva labor en el templo.)
El candelabro de oro entre los dos olivos: 4:1-14.
(El templo reedificado por Zorobabel y Josué.)
El rollo volando: 5:1-4.
(La tierra será limpiada de la injusticia.)
La mujer y el efd: 5:5-11
(La iniquidad será alejada de Palestina.)
Los cuatro carros: 6:1-8.
(Los opresores serán castigados.) Coronación del sumo sacerdote: 6:9-15. Disposición recta para la salvación: 7:1-8:23.
Juicios divinos y promesa de salvación: 9:1-14:21.
1. Juicio entre los gentiles y salvación de Israel: 9:1-11:17.
Juicio contra los gentiles vecinos: 9:1-7.
El reino mesiánico: 9,8-11:3.
Los pastores, bueno y malo: 11:4-17.
2. Salvación y glorificación de Israel: 12:1-14:21.
Liberación de Jerusalén: El Salvador, traspasado:
12:1-14.
Fuente de salvación: la purificación del pueblo: 13:1-9.
Ultima tribulación de Jerusalén y salvación mesiánica:
14:1-21.

Autenticidad.
Los críticos modernos urgen las diferencias conceptuales y literarias de la primera y segunda parte. Y, sobre todo, las alusiones de tipo histórico de ambas partes parecen reflejar distintas épocas de composición. Así, distinguen por lo menos dos autores en la actual compilación de vaticinios del libro de Zacarías; y, como en el caso del libro de Isaías, hablan del Proto-Zacarías, Deutero-Zacarías y aun Trito-Zacarías. En efecto, en la segunda parte del libro de Zacarías (c.9-14) hay ausencia total de indicaciones cronológicas, que abundan en la primera parte.
Además, tampoco aparece el nombre del profeta, sino que parece obra de un autor anónimo que cultiva el género antológico, es decir, que para expresar sus ideas se inspira en autores profetices anteriores al destierro babilónico. Se mencionan naciones y pueblos que en la época de Zacarías no tenían relieve histórico, como Asiría4, los jebuseos5, los filisteos6. Asimismo, las expresiones Efraím, la casa de Jacob1, parecen referirse al desaparecido reino del norte en 721 a.C. Se alude al terremoto de los tiempos de Ozías, rey de Judá 8, que tuvo lugar hacia el 750 a.C. Por otra parte, estos autores pretenden ver alusiones a hechos de los siglos VI-IV, como la fecha del comienzo del exilio (586), el retorno bajo Zorobabel (537), la terminación del templo (515), el retorno bajo Esdras (458), la terminación de los muros de Jerusalén (444), la victoria de Alejandro Magno sobre los persas en I so (333), la dominación seléucida sobre Palestina (197-142) y la insurrección de los Macabeos (175-161).
Además, mientras en la primera parte del libro de Zacarías la obsesión del profeta es la reconstrucción del templo jerosolimitano, en la segunda no se alude a esta cuestión, ni tampoco a los pilares del judaísmo en la época de la reconstrucción del templo, como son Zorobabel y Josué, personajes en torno a los cuales giran las enseñanzas de las cisiones de la primera parte. A esta diferencia de enfoque hay que añadir el hecho de que los vaticinios de la primera parte son datados y expresamente atribuidos a Zacarías, mientras que los de la segunda parte aparecen anónimos y sin indicaciones cronológicas.
La perspectiva es diferente, y el género literario de expresión también, pues en la primera parte los vaticinios están en forma de fisiones de tipo apocalíptico - probablemente ficciones literarias y no cisiones reales - , mientras que en la segunda parte desaparece el carácter misionario oracular, que es sustituido por una exposición difuminada, con menos originalidad personal, en la que prevalece el estilo antológico o imitativo de frases y concepciones proféticas anteriores al exilio babilónico. Por todas estas razones, la mayoría de los críticos modernos distinguen diversos autores al estudiar el origen de los vaticinios del actual libro de Zacarías 9.
Frente a esta posición, muchos autores más conservadores pretenden explicar estas anomalías que acabamos de apuntar, en el supuesto de que el profeta Zacarías es el autor de las dos partes del libro de Zacarías 10. Así, creen que la diversidad de enfoque general en ambas partes se debe a la diversa época de la vida de Zacarías en que habrían sido compuestas cada una de las partes. La primera sería del profeta cuando era joven, y el problema acuciante lo constituía la reconstrucción del templo. Más tarde, cuando el templo había sido ya inaugurado y habían muerto los dos corifeos del judaismo del retorno, Zorobabel y Josué, el profeta no tiene por qué aludir a esta situación y a estos personajes.
Así, suponen que la primera parte habría sido escrita hacia el 520 a.C., mientras que la segunda sería del mismo autor, pero escrita ya cuando se cuarteaba el imperio persa - época de las derrotas de ¿alamina (480), de Platea (479) - por efecto de la sublevación de muchas satrapías, como la de Egipto. Las diferencias de estilo habría que atribuirlas, en este supuesto, a la diferencia de edad del mismo autor u. Y las menciones de Asiría, Filisteo, losjebuseos, han de explicarse como arcaísmos artificialmente buscados para empalmar con la gran literatura profética de la época preexílica. Esta explicación sería válida también para las menciones de Efraím y José como sinónimos de Israel.

Mensaje doctrinal.
Las dos ideas teológicas fundamentales del libro de Zacarías son la Providencia divina, que tiene un cuidado especial de su pueblo 12, y sobre todo de Jerusalén, capital de la nueva teocracia 13, en la reconstrucción del templo 14, y sobre las naciones 15. Como los profetas preexílieos, Zacarías urge ante todo una religión espiritualista, no meramente manifestada con ritos externos cultuales. Ante todo, la verdad, la misericordia, el juicio justo, de modo que nadie maquine el mal en su corazón 16. Con esta doctrina ético-espiritualista, Zacarías se acerca mucho ya al ideal del sermón de la Montaña.
Otra idea fundamental en el libro de Zacarías es la de la expectación mesiánica. En la primera parte del libro - centrada en torno a la persona de Zorobabel como símbolo de la reconstrucción nacional - aparece éste como tipo del Mesías, futuro redentor. En la segunda parte desaparece la figura de Zorobabel, y la mente del profeta se proyecta directamente sobre la persona del Libertador que ha de venir y sobre el triunfo de la nueva Jerusalén. El Mesías es anunciado como Rey 17, justo y victorioso, cuyo reino abarca de un mar al otro; pero al mismo tiempo pobre, cabalgando sobre un asno 18, inaugurando un reino mesiánico universal 19 en el día de Yahvé, que será de triunfo y de luz 20. Las ideas escatológicas se mezclan en la última parte del libro, y la perspectiva se alarga y difumina sin contornos.

Estilo literario.
San Jerónimo define así el estilo del libro: Obscurissimus líber Zachariae prophetae et ínter duodecim longissimus 21. El estilo es apocalíptico y visionario en gran parte del libro. Las visiones parecen un artificio literario empleado por el autor para expresar simbólicamente ideas principalmente mesiánicas. El profeta presenta a menudo con él a un ángel intérprete, según es estilo en la literatura apocalíptica22. La forma literaria de los c.9-14 es más semejante a la de los profetas anteriores al exilio. Es el estilo antológico o imitativo de los vaticinios de diversos profetas anteriores, tomando incluso locuciones concretas de éstos para reforzar su punto de vista ante el auditorio, pero sin citar expresamente la fuente de inspiración.

Texto.
Ya hemos indicado que hay diferencias de estilo y de vocabulario entre las dos partes del libro. No obstante, los hebraístas sostienen que el lenguaje de Zacarías es, en general, de calidad, comparable al de los escritos buenos pre-exílieos 23. El TM a veces es oscuro y poco seguro, de forma que no pocas veces resulta más inteligible el texto de los LXX, que frecuentemente refleja un original diferente, que no ha sido comprendido bien por el traductor griego. Como en otros escritos proféticos, algunas veces los versículos están fuera de lugar, y es necesario acudir al contexto general y al paralelismo para reconstruir la posible lección original.

Canonicidad.
El libro de Zacarías figura sin dificultad, desde los primeros tiempos, tanto en el canon judaico como en el cristiano. En el Í.Ô., este libro es citado varias veces por Cristo y los apóstoles 24.

1 El nombre de Zacarías es muy común en el A.T. La grafía de la Vulgata está calcada sobre la de los LXX, pues en hebreo es Zekaryah. - 2 En Is 8:1 se habla de Zacarías, hijo de Yerebequías, del que puede ser una variante Ba-raquías. - 3 Cf. Zac 1:1.7; 7:1. - 4 Zac 10:10. - 5 Zac_9:7. - 6 Zac 9:6. - 7 Zac 9:10.13; Zac_10:7. - 8 Zac 14:5. - 9 Hiteig y Ewald opinan que los c.g-14 son anteriores al exilio (sus alusiones a Asiría, los filisteos, los jebuseos, Efraím) y fueron incorporados al libro de Zacarías en el siglo v. Driver y Stade, Nowack, suponen más bien que estos capítulos son de la época de Alejandro Magno (s.iv); de ahí la mención de Grecia (Zac 9:13). En cambio, Kennet, Peake, Wellhau-sen y Martí sostienen que son obra de un autor del siglo u, de la época de los Macabeos. - 10 Es la opinión tradicional sostenida por Kaulen-Hoberg, Knabenbauer, Goetsberger, Cornely-Merck, Junker, Wright. Cf. van hoonacker, Les douze Petits Prophétes p.579-81. 650-62; S. bullough, Verbum Del II p.?8o; hopfl-miller-metzinger, o.c., 531. - 1l Los que sostienen la unidad de autor urgen el hecho de que frases como el ojo de Dios están en ambas partes del libro (cf. 1:6.12; 2:11; 9:15; 10:3; 12:5). - 12 Zac_8:7-8. - 13 Zac 1:14; 8:2. - 14 Zac 4:10 - 15 Zac9:5s; 12:2-6; 14:12-15. - 16 Zac 1:4; 5:3-4; 7:5-10; 8:16-19. - 17 Zac 9 9 - 18 ibid. - 19 Zac É4:3·4·9. - 20 Zac 14:1.4.6.7.13.20. - 21 San Jerónimo, Comm. in Zach., pról.: PL 25:1417 (1486). - 22 Cf. Dan7:16; 8:16; 9:21; Ap 17:15; 21:9. - 23 Cf. Van Hoonacker, o.c., p.657-6o. - 24 Mt 21:45 y Jn 12:15 citan a Zac 9:9 al hacer la entrada solemne de Jesús en el templo el domingo de Ramos; Mt 26:31 cita a Zac 13:7: percutiam pastorem et dispergentur oves gregis; Jua_19:37 cita a Zac 12:10: videbunt in quem transfuxerunt.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Zacarías 6,1-15

6. El Castigo de los enemigos de Israel.

Visión de los cuatro carros (1-8).
1 De nuevo alcé los ojos, y mirando una visión, vi cuatro carros que salían de entre dos montes; los dos montes eran de bronce. 2 El primer carro tenía caballos rojos; el segundo, caballos negros; 3 el tercer carro, caballos blancos, y el cuarto, caballos bayos, todos muy veloces. 4 Entonces, hablando al ángel que conmigo hablaba, dije: Y éstos, ¿qué son, mi señor? 5 El ángel respondió, diciendo: Esos son los cuatro vientos del cielo, que vienen a presentarse al señor de toda la tierra. 6 El de los caballos negros va al norte; el de los blancos, al occidente *, y el de los bayos, al mediodía. 7 Piafaron, pues, los corceles, queriendo partir para recorrer la tierra, y él dijo: Id, recorred la tierra. 8 Me llamó y me habló, diciendo: Los que van hacia el norte han calmado mi alma en la tierra del aquilón.

La visión es similar a la del c.1. El profeta ve cuatro carros con sus caballos respectivos que salían entre dos montes (v.1), que bien pueden ser el de Sión y el de los Olivos, entre los que se asentaba el santuario de Yahvé. Esos dos montes son de bronce, con lo que se indica su estabilidad inconmovible. Los cuatro carros con sus caballos simbolizan los cuatro vientos, que están al servicio del Señor de toda la tierra (v.6) como dóciles ministros. Son una personificación de los medios que tiene Dios para gobernar y controlar todos los confines del mundo. Como en el c.1 los caballos recorrían toda la tierra para informarse del estado de ella, aquí estos cuatro carros son mensajeros de Dios a los cuatro vientos para cumplir sus órdenes.
En el v.6 se especifica la misión de cada uno según las cuatro direcciones, aunque falta el grupo primero de los caballos rojos. Probablemente se perdió en el texto original, pues la construcción de la frase del texto actual en el v.6 es extraña desde el punto de vista sintáctico2. Por otra parte, los colores de los caballos no tienen valor alegórico, sino que son para distinguir los distintos grupos, aunque el color negro, que se dirige al norte para llevar la mortandad y la ruina, haya podido ser escogido intencionalmente por la relación del color negro y la muerte. La tierra del aquilón es Mesopotamia, Babilonia, pues las invasiones asirías y babilónicas llegaron a Palestina por el norte.
Los emisarios, pues, de Yahvé se fueron a esta región, calmando así su alma o ansia de castigo. Babilonia aquí es el símbolo de las potencias enemigas del pueblo de Dios, que se oponen a su rehabilitación y, sobre todo, a su esplendor de los tiempos mesiánicos. El fragmento es apocalíptico y en él se halla en el fondo el juicio sobre las naciones que ha de preceder a la manifestación mesiánica.

La coronación del sumo sacerdote Josué (9-15).
9 Llegóme la palabra de Yahvé, diciendo: 10Toma de los cautivos repatriados, de Jarim, de Tobías y de Jedaya, y vete luego a casa de Josías, hijo de Sefanías. 11 Toma de ellos plata y oro y haz una corona 3y ponía en la caheza de Josué, hijo de Jeosadac, sumo sacerdote, 12y dile: Así habla Yahvé de los ejércitos, diciendo: He aquí que el varón cuyo nombre es Germen, y del cual se producirá germinación, 13edificará el templo de Yahvé, se revestirá de majestad, se sentará y dominará en su trono, y el sacerdote se sentará en su solio4, y habrá entre ambos consejo de paz. 14 La corona servirá a Jarim, Tobías y Jedaya de memoria en el templo de Yahvé. 15 Hombres de muy lejos vendrán a trabajar en la construcción del templo de Yahvé, y sabréis que Yahvé de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Sucederá esto si escucháis la voz de Yahvé, vuestro Dios.

El primer problema que se plantea al comentar esta perícopa es saber si lo que se refiere es una nueva visión o un hecho simbólico real al estilo de los de Jeremías y Ezequiel. Los autores difieren sobre el particular5. Por nuestra parte, creemos que se trata, como en casos anteriores, de dramatizaciones ideales creadas por el profeta para expresar plásticamente sus ideas. Supuesto esto, el conjunto de la escena no es difícil de explicar: Zacarías, por orden de Dios, pide a tres de los repatriados representación de la comunidad fiel venida del exilio oro y plata para hacer una corona que ha de ser colocada sobre la cabeza del sumo sacerdote Josué (v.11).
Después Zacarías, en nombre de Yahvé, presenta a un personaje descollante, al que llama enfáticamente Germen, porque de él ha de surgir una germinación. Es Zorobabel, que tendrá por misión edificar el templo, participando de una dignidad real (se sentara y dominara en su trono, v.13). Junto a él se sentará el sumo sacerdote, manteniéndose entre ambas autoridades (civil y religiosa) un consejo de paz (v.13); será la plena armonización de las dos potestades. El sumo sacerdote, por su parte, depositará la corona que le ofrecieron en el templo como exvoto y recuerdo de sus tres donantes (v.14).
Tenemos, pues, en esta descripción detallada la exaltación del sumo sacerdote Josué, autoridad religiosa, y de Zorobabel, autoridad civil. El hecho de que se haya puesto la corona sobre la cabeza de aquél no quiere decir que se le atribuyera el carácter regio, ya que tiene que depositarla inmediatamente en el templo de Yahvé, como exvoto de los repatriados. Por otra parte, las prerrogativas que a continuación se atribuyen a Zorobabel indican que la autoridad civil quedaba en manos de éste. Con la coronación, pues, sólo se quiere insistir sobre la dignidad del sumo sacerdote dirigente de la vida religiosa de los repatriados y reorganizador del culto en el templo. Y, por otra parte, el profeta destaca a Zorobabel como el Germen del que saldrá un día el Mesías, esperanza de todos. En medio de las penurias de aquellos tiempos, estas visiones simbólicas de Zacarías tenían la virtud de resucitar esperanzas, conforme a los antiguos vaticinios profetices en lo tocante al resurgir definitivo de la nación.

1 Reconstrucción de D. Buzy. El TM dice: después (o detrás) de ellos, lo que no hace sentido paralelo en el contexto. 2 Cf. D. Buzy, o.c., p.391. 3 El TM dice coronas, pero en el v.14 se habla sólo de una corona, 4 El texto de los LXX dice a su derecha. 5 Sostienen la interpretación realista, entre otros, D. buzy, o.c., p-394- Y.la visionaria, van hoonacker, o.c., p.ózgs.