Malaquías 2 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 17 versitos |
1 Para vosotros, pues, ¡oh sacerdotes! es este decreto:
2 Si vosotros no escucháis y no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, dice Yahvé de los ejércitos, yo mandaré sobre vosotros la maldición y haré maldición de vuestra bendición, porque no os decidís de corazón.
3 Por eso os quebrantaré él brazo y os echaré al rostro la inmundicia, la basura de vuestras solemnidades, y seréis echados donde se echa ella,
4 Sabréis que yo he dado este decreto para que sea real mi pacto con Leví, dice Yahvé de los ejércitos.
5 Mi pacto con él fue “vida” y “paz,” y se las di; “temor,” y él me temió, y ante mi nombre se llenaba de temor,"
6 Tuvo en su boca doctrina de verdad y no hubo iniquidad en sus labios, anduvo conmigo en integridad y rectitud y apartó del mal a muchos,
7 pues los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría y de su boca ha de salir la doctrina, porque es un enviado de Yahvé de los ejércitos.
8 Pero vosotros os habéis apartado del camino, y habéis hecho tropezar a muchos en la Ley y habéis pervertido el pacto de Leví, dice Yahvé de los ejércitos.
9 Por tanto, también yo os he hecho a vosotros despreciables y viles para todo el pueblo, a la medida en que vosotros no habéis seguido mis caminos ni habéis tenido en cuenta mi Ley.
10 ¿No tenemos todos un Padre? ¿No nos ha criado a todos un Dios? ¿Por qué, pues, obrar pérfidamente unos con otros, quebrantar el pacto de nuestros padres?
11 Pérfido es Judá, y en Israel y en Jerusalén se cometen abominaciones, pues Judá profana lo consagrado a Yahvé, lo que El ama, casándose con hijas de un dios extranjero.
12 ¡Quiera Yahvé, a quien tal hace, privarle de testigo y defensor en las tiendas de Jacob y de que haga (por él) ofrenda de sacrificio a Yahvé de los ejércitos!
13 Y aun hacéis esta segunda cosa: bañáis de lágrimas el altar de Yahvé — de lloros y gemidos — porque no atiende a vuestra ofrenda y no acepta de vuestras manos nada grato,
14 y preguntáis: ¿Por qué? Porque Yahvé toma la defensa de las esposas de tu juventud, a la que has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la esposa de tu alianza matrimonial.
15 ¿No los hizo para ser un solo (ser) que tiene su carne y su hálito? Y este único, ¿qué busca sino una posteridad de Dios? ¡Cuidad, pues, de vuestro hálito, y no seas infiel a la esposa de tu juventud!
16 El que por aversión repudia, dice Yahvé, Dios de Israel, se cubre de injusticia por encima de sus vestiduras, dice Yahvé de los ejércitos! Cuidad, pues, vuestro hálito y no seáis desleales.
17 Sois pesados a Yahvé con vuestras palabras, y decís: ¿En qué le somos pesados? En decir: El que hace el mal es grato a los ojos de Yahvé y en ellos se complace. Sino: ¿Dónde está el Dios justo?

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Introducción a Malaquías

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Malaquías.
Introducción.

Nombre y personalidad del profeta.
Malaquías (en hebreo Mal'aki: Mi mensajero, o transcribiendo con los LXX: Malaquías: Mal'akiyyah: Ángel de Yahvé) l es el nombre que la tradición da al último profeta escritor del A.T. Sin embargo, son muchos los autores que creen que Malaquías es un seudónimo (mi enviado) adoptado por un escritor anónimo en relación con el mi enviado o mi ángel de 3:1. San Jerónimo adopta la opinión de los judíos de su tiempo de que el autor de estos vaticinios fue el propio Esdras 2. De hecho, en la paráfrasis aramea del Pseudo-Jonatán aparece el nombre de Esdras intercalado en el v.1; y los LXX, en vez de transcribir el nombre propio de Malaquias, traducen de su mensajero. En el Talmud babilónico, el libro es atribuido a Mardoqueo 3.

Contenido y estructura del libro.
El tema general es el amor de Yahvé hacia Israel, que no es correspondido por los judíos. El profeta les presenta la gran protección de Yahvé para con su pueblo en la historia y la ingratitud de los israelitas para con El. En concreto, los sacerdotes son los que menos corresponden a esta calidad de elegidos de Dios, y procuran ofrecer en el templo lo peor de sus bienes y ganados. Por ello, Yahvé sustituirá estos actos de culto impuros por una oblación inmaculada en todo el orbe. Por otra parte, Yahvé enviará un juicio purificador para consumir a los pecadores. Podemos dividir el libro en dos partes:

1. Castigo de los pecados: 1:1-2:16.
Amor de Yahvé para con Israel: 1:2-5.
Recriminación a los sacerdotes por sus sacrificios mezquinos:
1:6-14.
Pena de los sacerdotes: 2:1-9. Recriminación al pueblo por sus pecados: 2:10-16.
2. Juicio divino: 2:17-3:24(4:6).
Anuncio del juicio: 2:17-3:5. Exhortación a la conversión: 3:6-12. y Venganza de Dios dando a cada uno según sus méritos: 3:13-21(4.3)·
Elias, precursor del juicio: 3:22-24(4:4-6).

La sección 3:22-24 del TM, correspondiente al 4:4-6 de los LXX y Vg 4, es considerada como un apéndice que no encaja en el esquema general del libro. El desarrollo del tema está en forma de diálogo, distribuido en seis discursos. El esquema es el siguiente: Dios o su profeta lanza una afirmación, a la que corresponden objeciones de parte del auditorio (sacerdotes o pueblo); después viene la defensa de la misma, hecha por Dios con reproches y amenazas.

Fecha de composición.
Podemos situar con bastante aproximación la composición del libro dentro del siglo v, porque aquí encontramos una serie de indicaciones sobre el estado de la vida social de la época que coinciden con la situación reflejada en los libros de Esdras y Nehemías. Así, se supone que el templo ya está edificado (fue inaugurado en 515 a.C.) 5; que Judá está sometida a un sátrapa o pejah 6; que los matrimonios mixtos están a la orden del día7, y que existen muchos abusos sociales de toda índole. Por todas estas indicaciones podemos colegir que el libro de Malaquías ha sido redactado a mediados del siglo V, cuando el primitivo fervor religioso de los repatriados se había entibiado y el culto era atendido sin graneles ilusiones religiosas, pues se ofrecían los dones más mezquinos 8.

Autenticidad.
No hay grandes dificultades sobre la unidad literaria del libro. Como antes hemos indicado, algunos autores creen que 3:22-24, por su carácter de apéndice, es una adición del compilador posterior. También ha suscitado dudas la autenticidad de 1:11-14 y 2:2; pero las razones para considerar estas secciones como glosas son muy subjetivas. Algunos autores han rebajado la época de composición del libro hasta los tiempos de los Macabeos 9; pero, en general, los comentaristas ponderados suponen que el libro es sustancialmente de un autor del siglo V a.C.

Texto y estilo.
El texto del libro de Malaquías está, en general, bastante bien conservado, lo que no quiere decir que no existan algunas lecciones oscuras e ininteligibles, y aun divergencias entre el TM y los LXX. El estilo es, como antes hemos indicado, en diálogo y en prosa, aunque ésta incluye secciones con manifiestos paralelismos de miembros y metro poético.

Mensaje doctrinal.
El profeta tiene que enfrentarse con una sociedad desilusionada que en gran parte ha perdido la fe en su Dios. Las condiciones de vida son tan miserables y en tan poca consonancia con las brillantes descripciones de los profetas preexílicos, que el desánimo y la indiferencia religiosa cundía por doquier. Yahvé parecía injusto con su pueblo elegido, ya que seguía sometido al extranjero; por otra parte, la sequía aumentaba la miseria general. El profeta sale al paso de estas cavilaciones, y proclama muy alto que premia la virtud 10 y castiga el pecado n; Yahvé ha tenido una particular providencia de Israel, pues en vez de castigarle por sus pecados hasta el exterminio, como hizo con Hedor 12, le ha perdonado. En realidad, Dios es como un padre 13, y es grande aun más allá de su territorio.14
Una característica de Malaquías es su interés por la vida del culto. Los profetas anteriores al destierro habían urgido sólo el cumplimiento de los deberes ético-sociales y la entrega del corazón a Dios, pero se desentendían, en general, de los problemas del culto, que concernían a los sacerdotes. Malaquías, en cambio, es celosísimo del esplendor del culto, como homenaje a Yahvé. Por eso recalca la obligación que todos tienen de contribuir con sus ofrendas y diezmos al sostenimiento del culto 15.
En tiempo de Darío I (521-486), el Estado persa proveía a las necesidades de culto; pero esta situación parece ya ha cambiado en tiempos de Malaquías, y el culto debe ser sostenido por los contribuyentes judíos. Naturalmente, el profeta no sólo urge la necesidad del cumplimiento del ritual externo del templo, sino que reclama también, como condición para agradar a Dios, la religión pura, basada en evitar toda clase de pecados, particularmente el adulterio, la magia y la opresión de los débiles 16. En esto empalma el profeta con los grandes profetas preexílicos. Como Esdras y Nehemías, se opone a los matrimonios con mujeres paganas 17.
Los sacerdotes deben dar ejemplo de vida pura e incontaminada y mostrar celo por los actos de culto 18. Precisamente porque no cumplen sus obligaciones sacrificiales, Yahvé va a inaugurar un nuevo culto que no va a estar vinculado al templo de Jerusalén, y se le ofrecerá una ofrenda pura desde el orto del sol al ocaso. Puesto que las ofrendas de los sacerdotes de Jerusalén eran tan mezquinas que no serían aceptadas por el gobernador persa 19, Dios se va a procurar otras más puras en toda la redondez de la tierra; Yahvé rechaza los sacrificios judíos: No tengo en vosotros complacencia alguna, dice Yahvé de los ejércitos; no recibiré ninguno de vuestras manos. 20
En su sustitución, Dios acepta las ofrendas puras hechas por el mundo gentil. La tradición cristiana ha visto en este anuncio el sacrificio de la Eucaristía, ofrecido por sacerdotes que no pertenecen al linaje levítico de Aarón, sino que en toda la redondez de la tierra levantan la Hostia pura e inmaculada, de la que los sacrificios del templo de Jerusalén eran su figura, y, por tanto, éstos habrían de perder su razón de ser al aparecer la Víctima por excelencia, Cristo en la cruz 21.

Canonicidad.
El libro de Malaquías ha sido admitido en el canon judaico y cristiano desde el principio y es reconocido como libro inspirado en los autores del Í. Ô. Jesucristo cita a Mal 3:1 (Mt 11:10). San Pablo cita en Rom 9:13 a Mal 1:2s. Como último de los profetas, selló toda la serie de los vaticinios, anunciando un nuevo orden de cosas cultual, y anunció el juicio que ha de preceder al advenimiento del Mesías, anunciado por el nuevo Elias, el Precursor, el Bautista 22: Haced penitencia, porque se acerca el reino de los cielos. 23

1 En 2 Sam 25:44 aparece un tal Paití, que es abreviación de Paltiel (2 Sam 3:15). - 2 San Jerónimo, Comm. in Mal. pról.: PL 25:15415.1569 (1617); Targum de Jonatán in Mal. 1:1. - 3 Cf. Talmud babilónico, Megillah 153. - 4 Los LXX y la Vulgata dividen el 0.3 del TM en dos partes; la última de las dos comenzaría en 3:19. - 5 Mal 1:10; 3:1.10. - 6 Mal 1:8. - 7 Mal 2:10-16; cf. Neh 5:1-3; 6:17-19; 13:7s. - 8 Mal 1:6-8.12-13; 2:17; 3:7-10.14- - 9 Es la opinión de Winckler, Spoer, Holtzmann. - 10 Mal 2:5; 3:10-1 2; 4:2. - 11 Mal 2:3; 4:1. - 12 Mal 1:3. - 13 Mal 3:17. - 14 Mal 1:5.11.14. - 15 Mal 1:6; 3:8.10. - 16 Mal 3:5 - 17 Mal 2:11 - 18 Mal 2:7; 11:7 - 19 Mal 1:8 - 20 Mal 1.10 - 21 Cf. Didaché 14:3; San Justino, Dial, cum Triph. 41: PG 6:564; San Ireneo, Adv. haer. 4:17:5: PG 7:10235; San Cipriano, Test. adv. lud. 1:16: PL 4:687 (715); San Agustín, De civ. Dei 18:35:3: PL 41:594. - 22 Cf. Mal 3:1-4-19-21 (4:1-3). - 23 Mt 3:2.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Malaquías 2,1-17

2. Las Prevaricaciones de Judá.

Conminación a los sacerdotes (1-9).
1 Para vosotros, pues, ¡oh sacerdotes! es este decreto: 2 Si vosotros no escucháis y no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, dice Yahvé de los ejércitos, yo mandaré sobre vosotros la maldición y haré maldición de vuestra bendición, porque no os decidís de corazón. 3Por eso os quebrantaré él brazo y os echaré al rostro la inmundicia, la basura de vuestras solemnidades, y seréis echados donde se echa ella, 4Sabréis que yo he dado este decreto para que sea real mi pacto con Leví, dice Yahvé de los ejércitos. 5 Mi pacto con él fue vida y paz, y se las di; temor, y él me temió, y ante mi nombre se llenaba de temor,6 Tuvo en su boca doctrina de verdad y no hubo iniquidad en sus labios, anduvo conmigo en integridad y rectitud y apartó del mal a muchos, 7 pues los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría y de su boca ha de salir la doctrina, porque es un enviado de Yahvé de los ejércitos. 8 Pero vosotros os habéis apartado del camino, y habéis hecho tropezar a muchos en la Ley y habéis pervertido el pacto de Leví, dice Yahvé de los ejércitos. 9 Por tanto, también yo os he hecho a vosotros despreciables y viles para todo el pueblo, a la medida en que vosotros no habéis seguido mis caminos ni habéis tenido en cuenta mi Ley.

La infidelidad de la clase sacerdotal obligará a Dios a cambiarles su bendición, o situación privilegiada, en maldición (v.2). Puesto que las víctimas que le presentan son inaceptables, Yahvé les arrojará a su rostro la basura de sus solemnidades (v.5), e.d., los restos de las víctimas que se echaban al depósito de basura después de las solemnidades. Les anuncia el castigo decidido por un decreto que ha de poner de relieve el pacto con Leví (v.4). En otro tiempo Yahvé había hecho un pacto con la tribu de Leví con fines benevolentes: de vida y paz, e.d., para asegurar la protección sobre sus descendientes; y, por otra parte, el pacto que anunciaba promesas de vida y de paz incluía también amenazas de temor (v.5) en caso de que fueran infieles al pacto.
Y, de hecho, gran parte de los descendientes de Leví fueron fieles al pacto, imitando el celo del propio Leví por la gloria de Yahvé 1. Malaquías traza en los v.6-7 el ideal del sacerdocio como institución. El sacerdote debe ser un doctor de la Ley, teniendo en su boca doctrina de verdad y viviendo en rectitud e integridad, pues es un enviado de Dios. El profeta considera las funciones rituales como algo relacionado a estas exigencias fundamentales 2. Contra este programa ideal, los sacerdotes del tiempo del profeta han seguido otra conducta, basada en el egoísmo, y con su pésimo proceder han sido ocasión de que otros se desviaran de la Ley (v.8). En consecuencia, Yahvé se siente desligado del pacto que con los descendientes de Leví había sellado 3, y se desentiende de ellos, haciéndolos despreciables al pueblo (v.9).

Abominaciones del pueblo (10-17).
10 ¿No tenemos todos un Padre? ¿No nos ha criado a todos un Dios? ¿Por qué, pues, obrar pérfidamente unos con otros, quebrantar el pacto de nuestros padres? 11 Pérfido es Judá, y en Israel y en Jerusalén se cometen abominaciones, pues Judá profana lo consagrado a Yahvé, lo que El ama, casándose con hijas de un dios extranjero. 12 ¡Quiera Yahvé, a quien tal hace, privarle de testigo y defensor en las tiendas de Jacob 4 y de que haga (por él) ofrenda de sacrificio a Yahvé de los ejércitos! 13 Y aun hacéis esta segunda cosa: bañáis de lágrimas el altar de Yahvé de lloros y gemidos porque no atiende a vuestra ofrenda y no acepta de vuestras manos nada grato, 14 y preguntáis: ¿Por qué? Porque Yahvé toma la defensa de las esposas de tu juventud, a la que has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la esposa de tu alianza matrimonial. 15 ¿No los hizo para ser un solo (ser) que tiene su carne y su hálito? Y este único, ¿qué busca sino una posteridad de Dios? 5 ¡Cuidad, pues, de vuestro hálito, y no seas infiel a la esposa de tu juventud! 16 El que por aversión repudia, dice Yahvé, Dios de Israel 6, se cubre de injusticia por encima de sus vestiduras, dice Yahvé de los ejércitos! Cuidad, pues, vuestro hálito y no seáis desleales. 17 Sois pesados a Yahvé con vuestras palabras, y decís: ¿En qué le somos pesados? En decir: El que hace el mal es grato a los ojos de Yahvé y en ellos se complace. Sino: ¿Dónde está el Dios justo?

El profeta recuerda a sus conciudadanos la vinculación que todos tienen con Dios, su Padre, y, por tanto, de unos con otros entre sí, corno hermanos (v.10). Esta afirmación general es como una introducción a lo que sigue, pues, supuesta ella, los crímenes que se fustigan adquieren mayor maldad a los ojos de Dios. Una de las abominaciones que el profeta denuncia es la práctica de muchos judíos de casarse con extranjeras. Sabemos por los libros de Esdras y Nehemías que éste fue un grave problema que obstaculizó mucho la formación de la nueva sociedad judía con plena conciencia religiosa7.
Esta conducta es una profanación de lo consagrado a Yahvé, que no es otra cosa que el pueblo israelita como pueblo elegido. Por su vocación era algo aparte entre todos los pueblos, y por eso, al mezclarse con otros pueblos paganos, se profanaba y perdía su carácter de santo, o consagrado a Yahvé. El profeta lanza un duro anatema contra los que profanan el carácter santo de su pueblo: Quiera Yahvé, a quien tal hace, privarle de defensor y testigo en las tiendas de Jacob (v.12), e.d., sea excluido de todos los derechos civiles de la sociedad israelita. Es una verdadera excomunión, pues se le priva de la defensa jurídica. Pero, además, le desea que se le prive de sus derechos religiosos, de su derecho a ofrecer sacrificios: Quiera privarle Yahvé. de que haga ofrenda de sacrificio a Yahvé de los ejércitos.
El profeta lanza un segundo reproche contra sus contemporáneos. Estos creen que Dios es injusto al no aceptar las ofrendas que le presentan con lágrimas en el altar. La razón de ello es su perversa conducta, ya que con demasiada facilidad repudian a la esposa de su juventud (v.14). Con estas palabras parece aludir al hecho de que los judíos procuraban buscarse segundas esposas entre los extranjeros, dejando a la de su raza, que era su legítima esposa anterior.
El v.15 es extremadamente oscuro y muy diversamente interpretado según la traducción que se adopte. Supuesta la versión que hemos seguido, parece que el profeta encarece la indisolubilidad del matrimonio; al menos reacciona contra la facilidad del divorcio de su tiempo. Por ello recuerda que Yahvé hizo a los que se casan para un solo ser que tiene su carne y su hálito (o vida) (v.15a), es decir, constituyen como una unidad carnal en orden a la procreación, como a continuación se indica: y este único (ser), ¿qué busca sino una posteridad de Dios? o consagrada a Dios 8.
Lo que es claro de toda esta argumentación es la preocupación del profeta por evitar la facilidad del repudio. Así, dice que el que injustamente repudia a su mujer se cubre de injusticia por encima de sus vestiduras (v.16), e.d., hace aparecer públicamente su injusticia ante la sociedad, como si la llevara recubriendo sus propios vestidos 9. En consecuencia, el profeta invita a sus contemporáneos a ser remisos en esto: Cuidad, pues, vuestro hálito (o vida) y no seáis desleales.
El v.17 parece debe considerarse como introducción a lo que se dice en el c.3 de consolación. El profeta se hace eco de las quejas de sus compatriotas respecto de la conducta de Dios, que permite que los impíos prosperen en esta vida, como si tuviera complacencia en ellos: Sois pesados en vuestras palabras., en decir: El que hace el mal es grato a Dios (v.17). Creen que Yahvé no es justo bendiciendo a los pecadores. Los tiempos parecen demasiado penosos para los fieles a la Ley de Dios, pues los prevaricadores que tienen relaciones con los extranjeros son los que triunfan en la vida, mientras que los buenos perecen de miseria. En efecto, después de la repatriación, la situación de los judíos fieles a su Dios fue en extremo penosa. El profeta en el c.3 les presentará a éstos un horizonte de triunfo y de gloria.

1 Cf. Exo_32:268. 2 Cf. Ose_4:55; Lev_10:11; Deu_31:10-13. 3 Cf. Núm 25,c12s. 4 Así según Hoonacker. Cantera: Extermine Yahvé de las tiendas de Jacob a los hombres que tal hacen, ai maestro y al discípulo. 5 Así siguiendo a la Bib. de Jér. y a Hoonacker. 6 Bi6. de Jér.: Yo odio el repudio, dice Yahvé, y que se extienda la injusticia sobre su vestido. 7 Cf. Neh_6:17-19. 8 Esta es la interpretación de Hoonacker y otros comentaristas. Hitzig cree que aquí se alude a la conducta de Abraham. Sería una objeción de los oyentes a Malaquías. Contra las prédicas de éste creían autorizarse acudiendo a la historia de Abraham, que tomó una segunda mujer: ¿Qué hizo el único (Abraham) que buscaba la posteridad de Dios? 9 Algunos autores, basándose en el árabe, han creído ver en la palabra testidura una alusión a la esposa misma; pero este sentido no aparece en el hebreo.