Numeros  16 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 50 versitos |
1 Coré, hijo de Isar, hijo de Caat, hijo de Levi; Datan y Abirón, hijos de Eliab, y On, hijo de Felet, de los descendientes de Rubén,"
2 se alzaron y se pusieron frente a Moisés, arrastrando tras de sí a doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, todos de los principales de la asamblea, de los del consejo, hombres distinguidos”
3 Se conjuraron contra Moisés y Aarón, y dijeron a éstos: “Básteos ser uno de tantos, pues santos son todos los de la asamblea y en medio de todos está Yahvé. ¿Con qué derecho os levantáis vosotros sobre la asamblea de Yahvé?”
4 Apenas oyó esto Moisés, se echó rostro a tierra.
5 Después habló a Coré y a toda su facción, diciendo: “Mañana dará Yahvé a conocer quién es el suyo y quién es el santo que desea cerca de sí; y al elegido, El a sí lo acercará."
6 Haced esto: Tomad vuestros incensarios, Coré y toda su facción;"
7 poned mañana fuego en ellos, y sobre el fuego, el incienso ante Yahvé; aquel a quien elija Yahvé, ése será el santo. Esto os bastará, hijos de Leví.”
8 Y volviéndose después a Coré, añadió:
9 “Oídme, hijos de Leví: ¿Os parece todavía poco el haberos Yahvé, Dios de Israel, segregado de la congregación de Israel, acercándoos a sí para que le sirváis en el tabernáculo de Yahvé y estéis delante de la comunidad como ministros suyos?
10 Porque El os ha elegido de ese modo a ti y a todos tus hermanos, hijos de Leví, ¿ambicionáis también ahora el sacerdocio?
11 Tú y tus partidarios habéis conspirado contra Yahvé. ¿Qué es Aarón para que contra él vayan vuestras murmuraciones?”
12 Moisés mandó llamar a Datan y a Abirón, hijos de Eliab; pero ellos respondieron: “No queremos ir;"
13 ¿todavía te parece poco habernos sacado de una tierra que mana leche y miel, para traernos a morir a un desierto, que también quieres seguir tiranizándonos?
14 No es a una tierra que mana leche y miel a donde nos has traído; ni un trozo de tierra nos has dado en posesión, ni una viña; ¿crees que están ciegos todos estos hombres? No, no vamos.”
15 Moisés, muy enojado, dijo a Yahvé: “No atiendas a su oblación. Ni un asno siquiera he tomado yo de ellos; a nadie he perjudicado.”
16 Y luego dijo a Coré: “Tu y tus partidarios presentaos mañana ante Yahvé; tú y ellos y Aarón."
17 Tomad cada uno un incensario y poned en él el incienso, y llegaos a Yahvé cada uno con su incensario, doscientos cincuenta incensarios, tú también y Aarón, con su incensario cada uno.”
18 Tomaron, pues, cada uno su incensario, pusieron en ellos el fuego y echaron sobre él incienso y se presentaron a la entrada del tabernáculo del testimonio con Moisés y Aarón.
19 Coré había llevado tras sí a toda la asamblea a la entrada del tabernáculo de la reunión, y la gloria de Yahvé se mostró a toda la asamblea.
20 Yahvé dijo a Moisés y Aarón:
21 “Apartaos de esa turba, que voy a destruirla en seguida.”
22 Ellos, postrándose rostro a tierra, dijeron: “Oh Dios, Dios del espíritu de toda carne! ¿No es uno el que ha pecado? ¿Por qué airarte contra toda la congregación?
23 Yahvé habló entonces a Moisés, diciendo:
24 Habla a la congregación y di: Apartaos de en derredor del tabernáculo y de las tiendas de Coré, Datan y Abirón.”
25 Levantose Moisés y se fue a donde estaban Datan y Abirón, yendo tras él los ancianos,
26 y habló a la congregación, diciendo: “Apartaos luego de las tiendas de estos impíos; no toquéis nada suyo, para que no perezcáis por sus pecados.”
27 Apartóse la muchedumbre de en derredor de las tiendas de Coré, Datan y Abirón. Datan y Abirón salieron a la puerta de sus tiendas y se quedaron allí en pie con sus mujeres, sus hijos y sus pequeños.
28 Dijo entonces Moisés: “Ahora vais a saber que es Yahvé quien me ha enviado para hacer cuanto he hecho y que no lo hice de mi propio impulso.
29 Si éstos mueren de muerte natural, como mueren los hombres, no ha sido Yahvé el que me ha enviado;"
30 pero, si haciendo Yahvé algo insólito, abre la tierra su boca y se los traga con todo cuanto es suyo y bajan vivos al “seol,” conoceréis que estos hombres han irritado a Yahvé.”
31 Apenas acabó de decir estas palabras, rompióse el suelo debajo de ellos,
32 abrió la tierra su boca y se los tragó a ellos, sus casas y a todos los partidarios de Coré con todo lo suyo.
33 Vivos se precipitaron en el abismo y los cubrió la tierra, siendo exterminados de en medio de la asamblea.
34 Todo Israel, que allí en torno se hallaba, al oír sus gritos, huyó por miedo de que los tragase también a ellos la tierra.
35 También los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso fueron abrasados por un fuego de Yahvé.
36 -(17:1) Después habló a Moisés, diciendo:
37 -(2) “Manda a Eleazar, hijo de Aarón, sacerdote, que saque del incendio los incensarios, apartando el fuego, porque están santificados.
38 -(3) Los incensarios de esos que contra sus vidas pecaron, hazlos laminar, y reviste con las láminas el altar, pues se ofreció con ellos a Yahvé, quedando santificados, y servirán de recuerdo para los hijos de Israel.”
39 -(4) Tomó Eleazar los incensarios de bronce con que habían ofrecido los abrasados, y los mandó laminar para revestir el altar,
40 -(5) para memoria de los hijos de Israel, para que ningún extraño a la estirpe de Aarón se acerque a ofrecer el timiama ante Yahvé, para no incurrir en la muerte de Coré y de sus secuaces, como lo había mandado Yahvé a Moisés.
41 -(6) Al día siguiente, la muchedumbre de los hijos de Israel murmuraba contra Moisés y Aarón, diciendo: “Vosotros habéis exterminado al pueblo de Yahvé.”
42 -(7) Y mientras la asamblea se reunía contra Moisés y Aarón, éstos se dirigieron al tabernáculo de la reunión; y he aquí que le cubrió la nube y apareció la gloria de Yahvé."
43 -(8) Moisés y Aarón se acercaron al tabernáculo de la reunión,
44 -(9) y Yahvé habló a Moisés, diciendo:
45 -(10) “Quitaos de en medio de esa turba, que voy luego a destruirla.” Ellos se prosternaron rostro a tierra,
46 -(11) y Moisés dijo a Aarón: Toma el incensario; pon en él fuego del altar e incienso y corre a esa muchedumbre y expíala, porque se ha encendido la ira de Yahvé y ha comenzado ya la mortandad.”
47 -(12) Tomó Aarón el incensario, como se lo mandara Moisés, y corrió a la asamblea; ya había comenzado la plaga a hacer estragos en el pueblo; pero él tomó el incienso e hizo expiación por el pueblo,"
48 -(13) y se quedó entre los muertos y los vivos hasta que cesó la mortandad.
49 -(14) Habían perecido en aquella mortandad catorce mil setecientos, sin contar los que murieron por lo de Coré.
50 -(15) Después, cuando hubo cesado la mortandad, se volvió Aarón a la entrada del tabernáculo de la reunión, donde estaba Moisés.

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Introducción a Numeros 

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Números.

Introducción.
El cuarto libro del Pentateuco lleva entre los hebreos el título de wayedabber (y dijo), que son las palabras con que empieza el TM1. Sin embargo, en las modernas Biblias hebraicas se le llama Benidbar (en el desierto), que es la quinta palabra hebrea del TM. Los LXX le pusieron un nombre alusivo al censo con que comienza el libro, traducido por la Vg Numeri, y así pasó a las lenguas modernas.

Contenido y División.
El título Números no da idea del contenido del libro, ya que el empadronamiento de las tribus sólo comprende algunos capítulos. Por eso es más significativo el título de las Biblias hebraicas actuales: En el desierto, ya que relata las incidencias de la azarosa marcha desde el Sinaí a Cades y después desde esta localidad (donde permanecieron los israelitas treinta y ocho años) hasta las estepas de Moab, frente a la tierra prometida. El libro es una miscelánea en la que se intercalan hechos históricos y leyes, no siendo fácil establecer una división lógica y clara. Podemos establecer una división atendiendo a los distintos escenarios geográficos: a) en el Sinaí (1:1-10:10); b) en el desierto de Cadesbarne (10:11-22:1); c) en las estepas de Moab, frente al Jordán (22:2-36:13). La duración de estas diversas etapas es muy desigual: diecinueve días en la primera, treinta y ocho años en la segunda y cinco meses para la tercera.
En la primera parte se acaba la organización del pueblo y del tabernáculo, según el plan comenzado en Éxodo. Al censo de las doce tribus, que nos da la cifra de 603.550 hombres de guerra, sigue el de los levitas destinados al servicio del santuario, 22.000 varones, contados desde un mes para arriba. El segundo empadronamiento, referido en el c.26, nos da la misma cifra. El pueblo es concebido como un ejército ordenado que se mueve con sus enseñas y jefes. La segunda sección comprende la fatigosa marcha hacia Cades, al sur de Bersabé. Los israelitas habían tomado esta dirección con ánimo de penetrar por el sur de Canaán, pero la cobardía les hizo desistir, y Dios los castigó a permanecer toda una generación en las estepas de Cades, donde no faltan algunos oasis. Después de treinta y ocho años de estancia se dirigieron hacia Edom; pero, al negárseles el paso, tuvieron que bajar hasta el golfo de Elán (Akaba) y subir por la frontera oriental de Edom y Moab hasta internarse frente al Jordán en las cercanías de Jericó. En la última parte se narran las victorias sobre los amorreos y los vaticinios de Balaam, la distribución de la Jordania septentrional entre Rubén, Gad y parte de Manasés.
En cada sección hay un grupo legislativo que interrumpe el hilo de la narración histórica. En general son leyes que apenas dicen relación con el contexto histórico, y son como suplementos a otras dadas anteriormente2, aunque hay algunas nuevas3.

Composición del Libro.
Aunque el libro tiene cierta unidad por el marco geográfico en que se encuadran los hechos y las leyes, sin embargo no existe unidad literaria. No hay ligazón entre los hechos y las partes legislativas, y los mismos hechos aparecen sin contornos cronológicos precisos, siendo a veces difícil señalar la prioridad entre ellos. Por todo esto, nos encontramos con el hecho de la complejidad de documentos utilizados por el último redactor. Encontramos relatos duplicados paralelos. También las secciones legislativas aparecen algunas veces duplicadas4. Supuesta esta composición, encontramos en Números tradiciones diversas que arrancan de la época del desierto y otras más recientes que llegarían a los tiempos de Esdras. Como en los otros libros, debemos admitir un núcleo primitivo histórico-legislativo de la época mosaica y un desarrollo posterior en los tiempos de la monarquía y aun después del exilio.

Historicidad de los Relatos.
Prescindiendo de las idealizaciones sobre el número de los israelitas, su organización y sobre otros hechos en conjunto, podemos decir que los hechos revelan la época del desierto y la geografía de la estepa. Las alusiones al hecho de que Moisés registró por escrito los lugares donde acampaban los israelitas nos dan una pista para entender cómo se han podido conservar los recuerdos de la vida del desierto5. Las incidencias del desierto, las impaciencias del pueblo, su nostalgia de los manjares característicos de Egipto6, encajan bien en la época mosaica. La lucha de Moisés contra las ingratitudes e inconstancia del pueblo es perfectamente verosímil en su cargo de jefe responsable de la marcha por el desierto, prometiéndoles una tierra feraz que no acababan de alcanzar. La prolongación de la estancia fue una gran prueba para la fe de Moisés y para su fortaleza excepcional. Moisés lo era todo: un rey, un legislador, un sacerdote y un profeta,7 y este carácter particular del gobierno de Moisés queda patente en relatos de Números8. Con su fuerte personalidad logró dominar a unas tribus recalcitrantes compuestas por gentes de dura cerviz.

Doctrina Religiosa.
a) Monoteísmo. Yahvé es el Señor que guía a Israel y vence a los enemigos. La victoria sobre los reyes amorreos es una prueba de la protección divina sobre su pueblo. Los oráculos de Balaam son una prueba del poder de Yahvé sobre los mismos gentiles, que terminan por reconocer su gloria. Israel es su hijo, y Yahvé le guía en su marcha hacia la tierra prometida9. Su santidad debe ser respetada; por eso el campamento de los israelitas debe ser convenientemente repartido, de forma que junto al tabernáculo estén sólo los levitas y sacerdotes. Las leyes de pureza deben ser cuidadosamente guardadas por el pueblo para entrar en relaciones con la divinidad.
b) Culto. Se da gran importancia a las regulaciones cultuales, para garantizar la santidad exigida al pueblo antes de acercarse a su Dios. Se destacan los privilegios de la clase sacerdotal (rebelión y castigo de Coré, Datan y Abirón). Se menciona al sumo sacerdote10, se indican los derechos de los sacerdotes y de los levitas11, que son sus auxiliares. Se enumeran los sacrificios diversos, y entre ellos el cotidiano o perpetuo, que no es mencionado en el Levítico12. Es propio de Números la fiesta de la Neomenia o luna nueva.13 Es un eco de la vida nómada del desierto, aunque no aparece en legislaciones anteriores. Es propia de este libro la oblación de harina y aceite en los sacrificios14, como se hacía en Babilonia15. Como hemos indicado, la legislación mosaica no es una creación totalmente original, sino que en muchos casos es una adaptación de ritos ancestrales de las tribus, conforme a la ley de la condescendencia de Dios con su pueblo para llevarle poco a poco a través de ritos externos, algunos comunes con las religiones paganas, a una forma superior de culto16.

1 Cf. San Jerónimo, Praef. in libros Sam. et Mal: PL 28,552. 2 Cf. Núm 5:5-8 y Lev 6:1-7; Núm 9:6-14 y Ex 12; Núm_15:1-15 y Lev c. 1-5. 3 Núm 6:1-21. 4 Las fiestas (Núm c.28-29 y Éxo_23:14-29 ; Lev 13; Dt 16); oblaciones ( Núm_15:1-16 ; c.18-19 y Lev c. 1-7.22; 17-30); funciones de los levitas (Núm c.3-4 y 18); sacrificios ( Núm_15:22-31 y Lev 4:13-35); ciudades de refugio ( Núm_35:9-34 y Dt 19:1-13). 5 Cf 33:1-2. 6 11.S. 7 Filón, De vita Mosis III 23. 8 Núm 12:1-15; 16:12-15. 9 Núm 10:33; 10:35; 21:14. 10 Núm 35:25-28; 32. 11 Núm 3:10; 4:11-16; 18:5-7; 5:5-10; 6:19-20; 15:20-21; 18:8-19. 12 Pero aparece en Ex 29:38-42. 13 Núm 28:11-15. 14 Num 15:1-16; 0:28-29. En Lev 2 Se Habla De Estas Oblaciones, Pero Separadas De Los Sacrificios. 15 Cf. F. Martin, Textes religieux assyiriens et babyloniens (1903) p.XVIII-XIX.243.253. 16 Sobre la condescendencia o synkatabasis de Dios en el A.T., véase H. Pinard De La Boullaye, Les inflltrations paíennes dans l'ancienne Loi, d'aprés les Peres et l'Église: Rech. de Se. Reí. (1919) p.199-200. En los Santos Padres: San Justino, Dialog. n.Í8.23: PG 6, 516.520-521.525; San Ireneo, Cont. haer. IV 14,3: PG 7,1011; Tertuliano, Ad. More, II 18: PL 2,306; Orígenes, In Num. hom. 17 n.1: PG 12,703; San Jerónimo, In Ez. VI 20: PL 25,194; Epist. 73,3: PL 22,678; Tomás de Aquino, 1-2 q.102 3.3.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Numeros  16,1-50

16. La Sedición de Coré y su Castigo.
E ste capítulo está diversamente dividido en el TM y los LXX y Vg, pues el texto hebreo tiene sólo 35 versos, mientras que el griego y el latino tienen 50. Como en otros casos, seguiremos la numeración de la Vg, poniendo entre paréntesis la numeración del TM a partir del v.35.
Desde el punto de vista literario, este capítulo y el siguiente son muy confusos, y los críticos distinguen al menos dos narraciones. Parece que al menos hay tres sediciones: a) la de los rubenitas, Datan y Abirón, contra los privilegios de Moisés 1; b) la de los levitas, dirigidos por Coré, contra los privilegios de Aarón y su familia2; c) la del pueblo en general contra Moisés y Aarón por haber sido causa del exterminio de parte del pueblo3. Los rubenitas, como descendientes del primogénito de Jacob, no soportan el liderazgo de Moisés, que es de la tribu de Levi, y los levitas no admiten los privilegios de la familia sacerdotal de Aarón, hermano de Moisés. Así, las dos sediciones son perfectamente verosímiles en la vida azarosa del desierto, cuando faltaba todo y Moisés se mostraba impotente para introducirlos en la tierra prometida. Ambos movimientos sediciosos debieron combinarse para derribar a Moisés en los momentos más críticos, cuando el pueblo estaba decepcionado por la derrota de Jormá.

La Sedición de Coré, Datan y Abirón (1-14).
1Coré, hijo de Isar, hijo de Caat, hijo de Levi; Datan y Abirón, hijos de Eliab, y On, hijo de Felet, de los descendientes de Rubén, 2se alzaron y se pusieron frente a Moisés, arrastrando tras de sí a doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, todos de los principales de la asamblea, de los del consejo, hombres distinguidos 3Se conjuraron contra Moisés y Aarón, y dijeron a éstos: Básteos ser uno de tantos, pues santos son todos los de la asamblea y en medio de todos está Yahvé. ¿Con qué derecho os levantáis vosotros sobre la asamblea de Yahvé? 4Apenas oyó esto Moisés, se echó rostro a tierra. 5Después habló a Coré y a toda su facción, diciendo: Mañana dará Yahvé a conocer quién es el suyo y quién es el santo que desea cerca de sí; y al elegido, El a sí lo acercará. 6Haced esto: Tomad vuestros incensarios, Coré y toda su facción; 7poned mañana fuego en ellos, y sobre el fuego, el incienso ante Yahvé; aquel a quien elija Yahvé, ése será el santo. Esto os bastará, hijos de Leví. 8Y volviéndose después a Coré, añadió: 9Oídme, hijos de Leví: ¿Os parece todavía poco el haberos Yahvé, Dios de Israel, segregado de la congregación de Israel, acercándoos a sí para que le sirváis en el tabernáculo de Yahvé y estéis delante de la comunidad como ministros suyos? 10Porque El os ha elegido de ese modo a ti y a todos tus hermanos, hijos de Leví, ¿ambicionáis también ahora el sacerdocio? 11Tú y tus partidarios habéis conspirado contra Yahvé. ¿Qué es Aarón para que contra él vayan vuestras murmuraciones? 12Moisés mandó llamar a Datan y a Abirón, hijos de Eliab; pero ellos respondieron: No queremos ir; 13¿todavía te parece poco habernos sacado de una tierra que mana leche y miel, para traernos a morir a un desierto, que también quieres seguir tiranizándonos? 14No es a una tierra que mana leche y miel a donde nos has traído; ni un trozo de tierra nos has dado en posesión, ni una viña; ¿crees que están ciegos todos estos hombres? No, no vamos.

En el Deuteronomio se habla de los sacerdotes levíticos, sin distinguir las dos órdenes de sacerdotes y levitas, el cual atribuye a Aarón y a sus hijos el sacerdocio, el oficio de los que se acercan a Yahvé. Que estas prerrogativas no se impusiesen sin oposición, se comprende fácilmente. Es el caso de la insurrección de Coré y de muchos levitas con él. Coré era primo hermano de Moisés y de Aarón4, y protesta contra los privilegios de éstos, pues todos los de la asamblea son santos (porque Yahvé habita con ellos), y, en consecuencia, pueden acercarse a Dios a ofrecer sacrificios en el altar como los hijos de Aarón (v.5). Moisés propone una prueba, y ya que reclama funciones específicamente sacerdotales, les propone una de las más sagradas, la de quemar incienso delante del altar. Yahvé decidirá si es del agrado su ministerio. Moisés retrasa un día la prueba, sin duda para dar lugar al arrepentimiento, y con palabras reflexivas invita a Coré y a los levitas insurrectos a pensar en su privilegio de ser guardianes del santuario, aunque no sean de la dignidad sacerdotal (v.8).
La rebelión de Datan y Abirón tiene carácter político-social, pues se quejan de que Moisés los haya llevado a un desierto misérrimo, sin poder cumplir la promesa de introducirlos en la tierra que mana leche y miel (v.12). Moisés quiere calmarlos y los llama a sí; pero ellos rehusan cumplir la orden, porque le consideran como un impostor que ha engañado al pueblo.

Castigo de los Insurrectos (15-35).
15Moisés, muy enojado, dijo a Yahvé: No atiendas a su oblación. Ni un asno siquiera he tomado yo de ellos; a nadie he perjudicado. 16Y luego dijo a Coré: Tu y tus partidarios presentaos mañana ante Yahvé; tú y ellos y Aarón. 17Tomad cada uno un incensario y poned en él el incienso, y llegaos a Yahvé cada uno con su incensario, doscientos cincuenta incensarios, tú también y Aarón, con su incensario cada uno. 18Tomaron, pues, cada uno su incensario, pusieron en ellos el fuego y echaron sobre él incienso y se presentaron a la entrada del tabernáculo del testimonio con Moisés y Aarón. 19Coré había llevado tras sí a toda la asamblea a la entrada del tabernáculo de la reunión, y la gloria de Yahvé se mostró a toda la asamblea. 20Yahvé dijo a Moisés y Aarón: 21Apartaos de esa turba, que voy a destruirla en seguida. 22Ellos, postrándose rostro a tierra, dijeron: Oh Dios, Dios del espíritu de toda carne! ¿No es uno el que ha pecado? ¿Por qué airarte contra toda la congregación? 23Yahvé habló entonces a Moisés, diciendo: 24Habla a la congregación y di: Apartaos de en derredor del tabernáculo y de las tiendas de Coré, Datan y Abirón. 25Levantose Moisés y se fue a donde estaban Datan y Abirón, yendo tras él los ancianos, 26y habló a la congregación, diciendo: Apartaos luego de las tiendas de estos impíos; no toquéis nada suyo, para que no perezcáis por sus pecados. 27Apartóse la muchedumbre de en derredor de las tiendas de Coré, Datan y Abirón. Datan y Abirón salieron a la puerta de sus tiendas y se quedaron allí en pie con sus mujeres, sus hijos y sus pequeños. 28Dijo entonces Moisés: Ahora vais a saber que es Yahvé quien me ha enviado para hacer cuanto he hecho y que no lo hice de mi propio impulso. 29Si éstos mueren de muerte natural, como mueren los hombres, no ha sido Yahvé el que me ha enviado; 30pero, si haciendo Yahvé algo insólito, abre la tierra su boca y se los traga con todo cuanto es suyo y bajan vivos al seol, conoceréis que estos hombres han irritado a Yahvé. 31Apenas acabó de decir estas palabras, rompióse el suelo debajo de ellos, 32abrió la tierra su boca y se los tragó a ellos, sus casas y a todos los partidarios de Coré con todo lo suyo. 33Vivos se precipitaron en el abismo y los cubrió la tierra, siendo exterminados de en medio de la asamblea. 34Todo Israel, que allí en torno se hallaba, al oír sus gritos, huyó por miedo de que los tragase también a ellos la tierra. 35 También los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso fueron abrasados por un fuego de Yahvé.

Moisés declara que él no se ha aprovechado de su cargo para enriquecerse, y pide a Dios que no acepte el sacrificio de los insurrectos (v.16). Después invita a Coré a que se presente ante el santuario con sus secuaces a ofrecer incienso, para que Dios declare si acepta su servicio sacerdotal (v.18). Con él iba todo el pueblo, ganado en gran parte por él (v.18). Instantáneamente se manifestó la gloria de Dios, quizá en la columna luminosa sobre el santuario5. Dios quiere exterminar a todo el pueblo, porque la insurrección ha sido masiva (v.21); pero Moisés y Aarón interceden, y piden que sean castigados sólo los principales culpables (v.22). El hagiógrafo procura destacar siempre el poder intercesor de Moisés y su espíritu magnánimo al perdón. Yahvé es el Dios del espíritu de toda carne, es decir, el Señor de la vida, que se manifiesta por el espíritu o hálito vital. Moisés insiste en que Yahvé es el Señor de la vida, para que no se complazca en enviar la muerte sin distinción de gentes. Yahvé accede y manda al pueblo que se aparte del lugar donde están los culpables, Coré, Datan y Abirón (v.24)6. Los v.25-27 parecen continuación de los v.12-15. Al rehusar Datan y Abirón ir junto a Moisés, éste tomó la iniciativa y se fue hacia ellos acompañado de los ancianos o consejeros oficiales (v.25). Ordenó al pueblo que se apartara de las tiendas de aquellos impíos, pues se acerca el castigo divino (v.26). El v.27a parece adición redaccional para fusionar el castigo de Coré y el de Datan y Abirón. El texto es más claro prescindiendo de esa parte del v.27. Moisés proclama que, si Dios envía un castigo sobre los insurrectos, ello será la señal de que es enviado de Yahvé; en caso contrario, un impostor (v.29). Al punto se abrió la tierra y fueron tragados Datan, Abirón y los suyos. En el v.32b se dice que entre ellos estaba Coré. Esto parece glosa redaccional, pues en el v.35 se dice que los que estaban con Coré fueron devorados por un fuego, como pasó a Nadab y Abiú7. El redactor posterior ha querido juntar el castigo de los rubenitas y el de los levitas, y de ahí la complejidad redaccional del texto, que resulta algunas veces oscuro.

Los Incensarios de los Insurrectos, Incrustados Al Altar (36-40).
36(17:1)Después habló a Moisés, diciendo: 37(2)Manda a Eleazar, hijo de Aarón, sacerdote, que saque del incendio los incensarios, apartando el fuego, porque están santificados. 38(3)Los incensarios de esos que contra sus vidas pecaron, hazlos laminar, y reviste con las láminas el altar, pues se ofreció con ellos a Yahvé, quedando santificados, y servirán de recuerdo para los hijos de Israel. 39(4)Tomó Eleazar los incensarios de bronce con que habían ofrecido los abrasados, y los mandó laminar para revestir el altar, 40(5)para memoria de los hijos de Israel, para que ningún extraño a la estirpe de Aarón se acerque a ofrecer el timiama ante Yahvé, para no incurrir en la muerte de Coré y de sus secuaces, como lo había mandado Yahvé a Moisés.

Como los incensarios habían sido utilizados para ofrecer el incienso a Yahvé eran cosa santa, y, por tanto, su material no debía quedar para usos profanos, ya que la santidad de los objetos santifica lo que toca8, por eso se ordena al sacerdote Eleazar recogerlos y laminarlos, destinando su material para recubrir el altar. No lo hace el sumo sacerdote Aarón para no contaminarse con lo impuro9. Los incensarios, si eran al estilo de los egipcios, eran fáciles de convertir en láminas, pues debían de tener la forma de una paleta con tres rebordes levantados y un mango corto10. El altar recubierto de bronce no sería el de los perfumes, que estaba recubierto de oro, sino el de los holocaustos, recubierto de bronce11. Ahora el nuevo recubrimiento tenía la finalidad de recordar a los israelitas el castigo de los que se habían atrevido a arrogarse funciones sacerdotales sin ser de la clase sacerdotal.

Nueva Insurrección y Exterminio de Israelitas (41-50).
41(6)Al día siguiente, la muchedumbre de los hijos de Israel murmuraba contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis exterminado al pueblo de Yahvé. 42(7)Y mientras la asamblea se reunía contra Moisés y Aarón, éstos se dirigieron al tabernáculo de la reunión; y he aquí que le cubrió la nube y apareció la gloria de Yahvé. 43(8)Moisés y Aarón se acercaron al tabernáculo de la reunión, 44(9)y Yahvé habló a Moisés, diciendo: 45(10)Quitaos de en medio de esa turba, que voy luego a destruirla. Ellos se prosternaron rostro a tierra, 46(11)y Moisés dijo a Aarón: Toma el incensario; pon en él fuego del altar e incienso y corre a esa muchedumbre y expíala, porque se ha encendido la ira de Yahvé y ha comenzado ya la mortandad. 47(12)Tomó Aarón el incensario, como se lo mandara Moisés, y corrió a la asamblea; ya había comenzado la plaga a hacer estragos en el pueblo; pero él tomó el incienso e hizo expiación por el pueblo, 48(13)y se quedó entre los muertos y los vivos hasta que cesó la mortandad. 49(14)Habían perecido en aquella mortandad catorce mil setecientos, sin contar los que murieron por lo de Coré. 50(15)Después, cuando hubo cesado la mortandad, se volvió Aarón a la entrada del tabernáculo de la reunión, donde estaba Moisés.

Gran parte del pueblo, en lugar de sentir respeto por los enviados de Yahvé, Moisés y Aarón, cuya misión había sido confirmada con la desaparición de los rebeldes, culpó a éstos de la muerte de sus hermanos, el pueblo de Yahvé (v.41-6), el pueblo elegido de Yahvé. Moisés y Aarón se refugiaron en el tabernáculo de la reunión (v.42), donde se apareció la gloria de Yahvé, o su manifestación gloriosa en la nube radiante y amenazadora. Dios quiere aniquilar a los murmuradores. En su acostumbrada actitud de intercesor, Moisés manda a Aarón que, como sumo sacerdote, vaya al lugar de la mortandad para aplacar a Dios (v.46). No se indica la naturaleza del castigo12. La expiación por el pueblo debe ser por medio del ofrecimiento del incienso por Aarón. La causa de la calamidad había sido el ofrecimiento ilegal de incienso por Coré, y por eso el remedio debe estar en un acto análogo contrario. En efecto, el sumo sacerdote aplacó la cólera divina, y así mostró que era de su agrado, quedando confirmadas sus prerrogativas excepcionales sacerdotales frente a las pretensiones de Coré y los levitas insurrectos y a la faz del pueblo. El sacerdocio legítimo pone remedio a una situación desencadenada por actos de un sacerdocio ilegítimo. Las víctimas fueron 14.700, pero hemos de considerar la cifra como exagerada e inverosímil, según los principios indicados al comentar el censo de los hebreos13.


1 16:1b; 2a; 12-1s; 25-26; 27b-34. 2 16: 1a; 2b; 3; 4-11; 19; 16-24; 273; 35. 3 16:41-50. 4 Exo_6:18.20. 5 Núm_14:10. 6 Extraña la mención de la tienda de Coré, pues éste está ante el tabernáculo. Se cree que los nombres Coré, Datan y Abirón son adición posterior, siendo el texto primitivo morada de Yahvé. 7 Lev_10:1-2. 8 Cf. Exo_29:37; Exo_30:20; Lev_6:11; Lev_6:20. 9 Cf. Lev_21:11; Núm_19:3. 10 Véase DB II 1775-1779. 11 Exo_27:2; Exo_38:22 (Heb_38:2). 12 Véase la explicación midrasica de Sab_18:20-25. 13 Cf. Núm 1 y comentario.