Numeros  2 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 34 versitos |
1 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:
2 “Que acampen los hijos de Israel cada uno junto a su enseña, bajo las banderas de sus linajes, frente al tabernáculo de reunión y en torno a él.
3 Delante, al oriente, acampará Judá con su enseña y escuadras. De los hijos de Judá es jefe Naasón, hijo de Ami-nadab;"
4 su cuerpo de ejército, según el censo, es de setenta y cuatro mil seiscientos hombres.
5 A sus lados acampará la tribu de Isacar; el jefe de los hijos de Isacar es Natanael, hijo de Suar,"
6 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres.
7 Después la tribu de Zabulón; el jefe de los de Zabulón es Eliab, hijo de Jelón,"
8 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y siete mil cuatrocientos hombres.
9 El total para el campo de Judá es, según el censo, de ciento ochenta y seis mil cuatrocientos nombres por sus escuadras. Serán los primeros que se pongan en marcha.
10 Al mediodía, la enseña del campamento de Rubén, con sus escuadras. El jefe de los hijos de Rubén es Elisur, hijo de Sedeur,
11 y su cuerpo de ejército, según el censo, es de cuarenta y seis mil quinientos hombres.
12 A sus lados acampará la tribu de Simeón; el jefe de los hijos de Simeón es Salamiel, hijo de Zurisagún,"
13 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y nueve mil trescientos hombres.
14 Después la tribu de Gad; el jefe de los hijos de Gad es Aliasab, hijo de Deuel,"
15 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta hombres.
16 El total del campo de Rubén es, según el censo, de ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta hombres. Se pondrán en marcha los segundos.
17 Después avanzará el tabernáculo de la reunión, yendo el campo de los levitas en medio de los otros. Seguirán en la marcha el orden de su campamento, cada uno según su puesto y su enseña.
18 Al occidente, la enseña de Efraím; el jefe de los hijos de Efraím es Elisama, hijo de Amiud,"
19 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cuarenta mil quinientos hombres.
20 A sus lados acampará la tribu de Manasés; el jefe de la tribu de Manasés es Gamaliel, hijo de Pedasur,"
21 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de treinta y dos mil doscientos hombres.
22 La tribu de Benjamín; el jefe de los hijos de Benjamín es Abidán, hijo de Gedeón,"
23 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de treinta y cinco mil cuatrocientos hombres.
24 El total del campo de Efraím es, según el censo, de ciento ocho mil cien hombres; se pondrán en marcha los terceros."
25 Al norte, la enseña del campo es Dan, con sus tropas. El jefe de los hijos de Dan es Ajiezer, hijo de Amisadai,
26 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de sesenta y dos mil setecientos hombres.
27 A sus lados acampará la tribu de Aser; el jefe de los hijos de Aser es Feguiel, hijo de Ocrán,"
28 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cuarenta y un mil quinientos hombres.
29 La tribu de Neftalí; el jefe de los hijos de Neftalí es Ajira, hijo de Enán,"
30 y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres.
31 El total del campamento de Dan es, según el censo, de ciento cincuenta y siete mil seiscientos hombres. Se pondrán en marcha los últimos, según sus enseñas.
32 Estos fueron los hijos de Israel inscritos en el censo, según sus linajes. El total de todos los hombres inscritos, repartidos en varios campos, según sus cuerpos de ejército, fue de seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres.
33 Los levitas no fueron comprendidos en el censo con los hijos de Israel, según la orden que Yahvé había dado a Moisés.
34 Los hijos de Israel hicieron todo lo que a Moisés había mandado Yahvé. Así acamparon, según sus enseñas, y así se ponían en marcha cada uno según sus familias y su linaje.

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Introducción a Numeros 

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Números.

Introducción.
El cuarto libro del Pentateuco lleva entre los hebreos el título de wayedabber (y dijo), que son las palabras con que empieza el TM1. Sin embargo, en las modernas Biblias hebraicas se le llama Benidbar (en el desierto), que es la quinta palabra hebrea del TM. Los LXX le pusieron un nombre alusivo al censo con que comienza el libro, traducido por la Vg Numeri, y así pasó a las lenguas modernas.

Contenido y División.
El título Números no da idea del contenido del libro, ya que el empadronamiento de las tribus sólo comprende algunos capítulos. Por eso es más significativo el título de las Biblias hebraicas actuales: En el desierto, ya que relata las incidencias de la azarosa marcha desde el Sinaí a Cades y después desde esta localidad (donde permanecieron los israelitas treinta y ocho años) hasta las estepas de Moab, frente a la tierra prometida. El libro es una miscelánea en la que se intercalan hechos históricos y leyes, no siendo fácil establecer una división lógica y clara. Podemos establecer una división atendiendo a los distintos escenarios geográficos: a) en el Sinaí (1:1-10:10); b) en el desierto de Cadesbarne (10:11-22:1); c) en las estepas de Moab, frente al Jordán (22:2-36:13). La duración de estas diversas etapas es muy desigual: diecinueve días en la primera, treinta y ocho años en la segunda y cinco meses para la tercera.
En la primera parte se acaba la organización del pueblo y del tabernáculo, según el plan comenzado en Éxodo. Al censo de las doce tribus, que nos da la cifra de 603.550 hombres de guerra, sigue el de los levitas destinados al servicio del santuario, 22.000 varones, contados desde un mes para arriba. El segundo empadronamiento, referido en el c.26, nos da la misma cifra. El pueblo es concebido como un ejército ordenado que se mueve con sus enseñas y jefes. La segunda sección comprende la fatigosa marcha hacia Cades, al sur de Bersabé. Los israelitas habían tomado esta dirección con ánimo de penetrar por el sur de Canaán, pero la cobardía les hizo desistir, y Dios los castigó a permanecer toda una generación en las estepas de Cades, donde no faltan algunos oasis. Después de treinta y ocho años de estancia se dirigieron hacia Edom; pero, al negárseles el paso, tuvieron que bajar hasta el golfo de Elán (Akaba) y subir por la frontera oriental de Edom y Moab hasta internarse frente al Jordán en las cercanías de Jericó. En la última parte se narran las victorias sobre los amorreos y los vaticinios de Balaam, la distribución de la Jordania septentrional entre Rubén, Gad y parte de Manasés.
En cada sección hay un grupo legislativo que interrumpe el hilo de la narración histórica. En general son leyes que apenas dicen relación con el contexto histórico, y son como suplementos a otras dadas anteriormente2, aunque hay algunas nuevas3.

Composición del Libro.
Aunque el libro tiene cierta unidad por el marco geográfico en que se encuadran los hechos y las leyes, sin embargo no existe unidad literaria. No hay ligazón entre los hechos y las partes legislativas, y los mismos hechos aparecen sin contornos cronológicos precisos, siendo a veces difícil señalar la prioridad entre ellos. Por todo esto, nos encontramos con el hecho de la complejidad de documentos utilizados por el último redactor. Encontramos relatos duplicados paralelos. También las secciones legislativas aparecen algunas veces duplicadas4. Supuesta esta composición, encontramos en Números tradiciones diversas que arrancan de la época del desierto y otras más recientes que llegarían a los tiempos de Esdras. Como en los otros libros, debemos admitir un núcleo primitivo histórico-legislativo de la época mosaica y un desarrollo posterior en los tiempos de la monarquía y aun después del exilio.

Historicidad de los Relatos.
Prescindiendo de las idealizaciones sobre el número de los israelitas, su organización y sobre otros hechos en conjunto, podemos decir que los hechos revelan la época del desierto y la geografía de la estepa. Las alusiones al hecho de que Moisés registró por escrito los lugares donde acampaban los israelitas nos dan una pista para entender cómo se han podido conservar los recuerdos de la vida del desierto5. Las incidencias del desierto, las impaciencias del pueblo, su nostalgia de los manjares característicos de Egipto6, encajan bien en la época mosaica. La lucha de Moisés contra las ingratitudes e inconstancia del pueblo es perfectamente verosímil en su cargo de jefe responsable de la marcha por el desierto, prometiéndoles una tierra feraz que no acababan de alcanzar. La prolongación de la estancia fue una gran prueba para la fe de Moisés y para su fortaleza excepcional. Moisés lo era todo: un rey, un legislador, un sacerdote y un profeta,7 y este carácter particular del gobierno de Moisés queda patente en relatos de Números8. Con su fuerte personalidad logró dominar a unas tribus recalcitrantes compuestas por gentes de dura cerviz.

Doctrina Religiosa.
a) Monoteísmo. Yahvé es el Señor que guía a Israel y vence a los enemigos. La victoria sobre los reyes amorreos es una prueba de la protección divina sobre su pueblo. Los oráculos de Balaam son una prueba del poder de Yahvé sobre los mismos gentiles, que terminan por reconocer su gloria. Israel es su hijo, y Yahvé le guía en su marcha hacia la tierra prometida9. Su santidad debe ser respetada; por eso el campamento de los israelitas debe ser convenientemente repartido, de forma que junto al tabernáculo estén sólo los levitas y sacerdotes. Las leyes de pureza deben ser cuidadosamente guardadas por el pueblo para entrar en relaciones con la divinidad.
b) Culto. Se da gran importancia a las regulaciones cultuales, para garantizar la santidad exigida al pueblo antes de acercarse a su Dios. Se destacan los privilegios de la clase sacerdotal (rebelión y castigo de Coré, Datan y Abirón). Se menciona al sumo sacerdote10, se indican los derechos de los sacerdotes y de los levitas11, que son sus auxiliares. Se enumeran los sacrificios diversos, y entre ellos el cotidiano o perpetuo, que no es mencionado en el Levítico12. Es propio de Números la fiesta de la Neomenia o luna nueva.13 Es un eco de la vida nómada del desierto, aunque no aparece en legislaciones anteriores. Es propia de este libro la oblación de harina y aceite en los sacrificios14, como se hacía en Babilonia15. Como hemos indicado, la legislación mosaica no es una creación totalmente original, sino que en muchos casos es una adaptación de ritos ancestrales de las tribus, conforme a la ley de la condescendencia de Dios con su pueblo para llevarle poco a poco a través de ritos externos, algunos comunes con las religiones paganas, a una forma superior de culto16.

1 Cf. San Jerónimo, Praef. in libros Sam. et Mal: PL 28,552. 2 Cf. Núm 5:5-8 y Lev 6:1-7; Núm 9:6-14 y Ex 12; Núm_15:1-15 y Lev c. 1-5. 3 Núm 6:1-21. 4 Las fiestas (Núm c.28-29 y Éxo_23:14-29 ; Lev 13; Dt 16); oblaciones ( Núm_15:1-16 ; c.18-19 y Lev c. 1-7.22; 17-30); funciones de los levitas (Núm c.3-4 y 18); sacrificios ( Núm_15:22-31 y Lev 4:13-35); ciudades de refugio ( Núm_35:9-34 y Dt 19:1-13). 5 Cf 33:1-2. 6 11.S. 7 Filón, De vita Mosis III 23. 8 Núm 12:1-15; 16:12-15. 9 Núm 10:33; 10:35; 21:14. 10 Núm 35:25-28; 32. 11 Núm 3:10; 4:11-16; 18:5-7; 5:5-10; 6:19-20; 15:20-21; 18:8-19. 12 Pero aparece en Ex 29:38-42. 13 Núm 28:11-15. 14 Num 15:1-16; 0:28-29. En Lev 2 Se Habla De Estas Oblaciones, Pero Separadas De Los Sacrificios. 15 Cf. F. Martin, Textes religieux assyiriens et babyloniens (1903) p.XVIII-XIX.243.253. 16 Sobre la condescendencia o synkatabasis de Dios en el A.T., véase H. Pinard De La Boullaye, Les inflltrations paíennes dans l'ancienne Loi, d'aprés les Peres et l'Église: Rech. de Se. Reí. (1919) p.199-200. En los Santos Padres: San Justino, Dialog. n.Í8.23: PG 6, 516.520-521.525; San Ireneo, Cont. haer. IV 14,3: PG 7,1011; Tertuliano, Ad. More, II 18: PL 2,306; Orígenes, In Num. hom. 17 n.1: PG 12,703; San Jerónimo, In Ez. VI 20: PL 25,194; Epist. 73,3: PL 22,678; Tomás de Aquino, 1-2 q.102 3.3.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Numeros  2,1-34

2. Orden del Campamento.
U n ejército en orden es siempre un bello espectáculo. Los soldados distribuidos con sus enseñas y jefes en un campamento dan impresión de disciplina y de poder. Es lo que aquí el autor sagrado nos quiere demostrar al presentar a los israelitas disciplinados y distribuidos militarmente con sus mandos y enseñas, como convenía al ejército del Dios de los ejércitos. El centro del campamento israelita lo ocupa el tabernáculo de Yahvé, que es la tienda del General en Jefe y en torno a él acampan los 8.580 levitas, de los treinta a los cincuenta años, encargados del servicio y transporte del tabernáculo, constituyendo como la guardia pretoriana de Yahvé. Luego vienen las otras fuerzas ordenadas: al oriente, Judá, Isacar y Zabulón (186.400 hombres); al mediodía, Rubén, Simeón y Gad (151.450 hombres), bajo sus propias enseñas; al occidente, Efraím, Manasés y Benjamín (108.100 hombres); finalmente, al norte acamparán Dan, Aser y Neftalí (157.600).
Esta distribución artificial obedece a la idea religiosa de presentar a Yahvé como centro de su pueblo. Los levitas son la zona aislante para evitar todo contacto profano. Se ha querido ver en este esquema la proyección en el pasado de un ideal religioso de época postexílica. Sin embargo, tenemos el esquema de la distribución del campamento de Ramsés II (el faraón del éxodo: s.XIII a.C.) en su guerra contra los hititas, y es similar: en el centro del rectángulo está la tienda del generalísimo, y quizá el santuario religioso del ejército1. Así, la descripción del campamento israelita está calcada en la distribución militar de los campamentos egipcios. Los campamentos asirios eran redondos o elípticos2.

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2Que acampen los hijos de Israel cada uno junto a su enseña, bajo las banderas de sus linajes, frente al tabernáculo de reunión y en torno a él. 3Delante, al oriente, acampará Judá con su enseña y escuadras. De los hijos de Judá es jefe Naasón, hijo de Ami-nadab; 4su cuerpo de ejército, según el censo, es de setenta y cuatro mil seiscientos hombres. 5A sus lados acampará la tribu de Isacar; el jefe de los hijos de Isacar es Natanael, hijo de Suar, 6y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres. 7Después la tribu de Zabulón; el jefe de los de Zabulón es Eliab, hijo de Jelón, 8y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y siete mil cuatrocientos hombres. 9El total para el campo de Judá es, según el censo, de ciento ochenta y seis mil cuatrocientos nombres por sus escuadras. Serán los primeros que se pongan en marcha. 10Al mediodía, la enseña del campamento de Rubén, con sus escuadras. El jefe de los hijos de Rubén es Elisur, hijo de Sedeur, 11y su cuerpo de ejército, según el censo, es de cuarenta y seis mil quinientos hombres. 12A sus lados acampará la tribu de Simeón; el jefe de los hijos de Simeón es Salamiel, hijo de Zurisagún, 13y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y nueve mil trescientos hombres.14Después la tribu de Gad; el jefe de los hijos de Gad es Aliasab, hijo de Deuel, 15y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta hombres. 16El total del campo de Rubén es, según el censo, de ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta hombres. Se pondrán en marcha los segundos. 17Después avanzará el tabernáculo de la reunión, yendo el campo de los levitas en medio de los otros. Seguirán en la marcha el orden de su campamento, cada uno según su puesto y su enseña. 18Al occidente, la enseña de Efraím; el jefe de los hijos de Efraím es Elisama, hijo de Amiud, 19y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cuarenta mil quinientos hombres. 20A sus lados acampará la tribu de Manasés; el jefe de la tribu de Manasés es Gamaliel, hijo de Pedasur, 21y su cuerpo de ejército es, según el censo, de treinta y dos mil doscientos hombres. 22La tribu de Benjamín; el jefe de los hijos de Benjamín es Abidán, hijo de Gedeón, 23y su cuerpo de ejército es, según el censo, de treinta y cinco mil cuatrocientos hombres. 24El total del campo de Efraím es, según el censo, de ciento ocho mil cien hombres; se pondrán en marcha los terceros. 25Al norte, la enseña del campo es Dan, con sus tropas. El jefe de los hijos de Dan es Ajiezer, hijo de Amisadai, 26y su cuerpo de ejército es, según el censo, de sesenta y dos mil setecientos hombres. 27A sus lados acampará la tribu de Aser; el jefe de los hijos de Aser es Feguiel, hijo de Ocrán, 28y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cuarenta y un mil quinientos hombres. 29La tribu de Neftalí; el jefe de los hijos de Neftalí es Ajira, hijo de Enán, 30y su cuerpo de ejército es, según el censo, de cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres. 31El total del campamento de Dan es, según el censo, de ciento cincuenta y siete mil seiscientos hombres. Se pondrán en marcha los últimos, según sus enseñas. 32Estos fueron los hijos de Israel inscritos en el censo, según sus linajes. El total de todos los hombres inscritos, repartidos en varios campos, según sus cuerpos de ejército, fue de seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres. 33Los levitas no fueron comprendidos en el censo con los hijos de Israel, según la orden que Yahvé había dado a Moisés. 34Los hijos de Israel hicieron todo lo que a Moisés había mandado Yahvé. Así acamparon, según sus enseñas, y así se ponían en marcha cada uno según sus familias y su linaje.

El autor sagrado no dice nada de los problemas planteados por este despliegue ideal del pueblo israelita como gran ejército. Al levantar el campamento deben guardar el orden descrito, ocupando el centro de la larga columna los levitas con el tabernáculo bajo la dirección de los sacerdotes. De la impedimenta de este ejército, de los elementos de su aprovisionamiento, nada dice el hagiógrafo, como tampoco de la restante masa del pueblo con sus haciendas. Pero ¿cuánto espacio necesitarían para acampar en este orden? Y puestos en marcha en columna de diez en fondo, ¿cuántos kilómetros tendría la columna que formasen y cuánto tiempo necesitarían para ponerse todos en marcha? Un pequeño cálculo nos da las dificultades para entender las cifras bíblicas como suenan. Contando los levitas, forman las fuerzas de varones de Israel 612.000. De diez en fondo forman 61.200 filas de diez hombres; a la distancia de un metro entre ellos nos da 61 kilómetros, sin contar los mayores espacios vacíos que requería el tabernáculo. Todo esto calculado muy por lo bajo, y suponiendo que caminan todos unidos, sin intervalo alguno entre las diversas unidades y sin tomar en cuenta el resto del pueblo, que es el cuádruple por lo menos de los varones. Podemos darnos una idea de la proporción teniendo en cuenta que el censo de los levitas de un mes para arriba alcanza la suma de 22.000, de los cuales sólo son llamados 8.580 (de los treinta a los cincuenta años). Quedan descartados 11.620, a los cuales hay que añadir los recién nacidos, las mujeres y los inútiles. Comenzando, pues, a marchar las primeras filas de la vanguardia, los últimos no podrían ponerse en movimiento hasta que los primeros hubieran recorrido 61 kilómetros (en el supuesto de que vayan de diez en fondo), para lo que se requerían dos días. Por todas estas dificultades, debemos concluir que nos hallamos ante un género literario especial, en el que el hagiógrafo, más que comunicarnos datos históricos, se propone realzar la gloria de Yahvé, el Dios de los ejércitos.3
La situación de la tribu de Judá, al oriente, es privilegiada, ya que está delante de la fachada del tabernáculo, paralela a los sacerdotes que guardan la entrada. Junto a Judá, Isacar y Zabulón, hijos de Lía. En el occidente está Efraím con Manasés y Benjamín, descendientes de Raquel. Efraím está nombrado antes de su hermano mayor Manasés en razón de la bendición de Jacob4. El norte estaba reservado a Dan, Aser y Neftalí, descendientes de las esclavas. Dan es el primogénito y preside a los otros. Esta distribución es esquemática y artificial. Ezequiel se inspirará en ella para reconstruir idealmente la futura distribución de la Tierra Santa; los distintos grupos están distantes del santuario según su categoría: sacerdotes, levitas y tribus4.

1 Véase H. Gressmann, Altor. Texte und Bilder zum A. Test. II (1909) n.50. 2 Véase DBV II 96-101; A. Clamer, Nombres (Sainte Bible, 1946) 244. 3 Este género hiperbólico es muy común en las antiguas historias bíblicas. Ya lo hemos visto al estudiar la longevidad de los patriarcas antediluvianos (véase com. a Gén 5), en la salida de los israelitas de Egipto, y es muy común en el libro de los Paralipómenos. En 1Re_8:62 se dice que Salomón inmoló el día de la dedicación del templo 22.000 bueyes y 120.000 ovejas 4 Gen_48:13-20.