Numeros  23 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 30 versitos |
1 Balaam dijo a Balac: “Álzame aquí siete altares y tenme pronto siete novillos y siete carneros.”
2 Balac hizo lo que Balaam había dicho, e inmolaron un novillo y un carnero en cada uno de los altares.
3 Después dijo Balaam a Balac: “Tú quédate ahí junto a tu holocausto, mientras me alejo yo, a ver si me sale Yahvé al encuentro; y lo que me dé a conocer, eso te diré.” Y se alejó hacia un monte desnudo."
4 Salió Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: “He dispuesto siete altares y he ofrecido en cada uno de ellos un novillo y un carnero.”
5 Y Yahvé puso en boca de Balaam su palabra y añadió después: “Tórnate a Balac y dile esto.”
6 Vuelto a él, lo vio parado ante su holocausto, junto con los príncipes de Moab;"
7 y, comenzando su parábola, dijo: “De Aram me ha traído Balac, el rey de Moab de los montes de oriente: Ven y maldíceme a Jacob, ven y exécrame a Israel.
8 ¿Cómo voy a maldecir yo al que Dios no maldice? ¿Cómo voy a execrar yo al que Yahvé no execra?
9 Desde las cimas de las rocas le veo, desde lo alto de los collados le contemplo. Es un pueblo que tiene aparte su morada
10 ¿Quién es capaz de contar el polvo de Jacob? ¿Quién es capaz de enumerar las miríadas de Israel? Muera yo la muerte de los justos y sea mi fin semejante al suyo.”
11 Balac dijo a Balaam: “¿Qué es lo que conmigo has hecho? Te he llamado para maldecir a mis enemigos, y no has hecho otra cosa que bendecirlos.”
12 El respondió: “¿No he de tener yo el cuidado de proferir lo que en mis labios pone Yahvé?”
13 Balac le dijo: “Ven conmigo a otro sitio, desde donde puedas contemplarle, y maldícemelo desde allí.”
14 Llevóle al campo de Zofim, en la cumbre del monte Fasga; y después de alzar siete altares e inmolar en cada uno un novillo y un carnero,"
15 dijo Balaam a Balac: “Estáte ahí junto a tu holocausto, mientras yo voy allá.”
16 Salió Yahvé al encuentro de Balaam y puso en su boca la palabra y le dijo: “Vuelve a Balac y dile esto.”
17 Volvióse él y vio que estaba Balac junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y Balac le preguntó: “¿Qué es lo que ha dicho Yahvé?”
18 Y tomando Balaam su parábola, dijo: “Levántate, Balac, y oye; dame oídos, hijo de Sefor:"
19 No es Dios un hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para arrepentirse. Lo ha dicho él, y ¿no lo hará? Lo ha prometido, y ¿no lo mantendrá?
20 De bendecir he recibido yo orden, bendición ha dado El; yo no puedo revocarla."
21 No se ve iniquidad en Jacob, no hay en Israel perversidad; Yahvé, su Dios, está con él; Rey aclamado es en medio de él."
22 Él Dios que de Egipto le ha sacado, es para él la fuerza del unicornio.
23 No hay en Jacob hechicería, ni hay adivinación en Israel. A su tiempo se le dirá a Jacob y a Israel lo que Dios va a cumplirle.
24 He ahí un pueblo que se alza como leona y que se yergue como león; No se acostará sin haber devorado su presa, sin haber bebido la sangre de sus víctimas.”
25 Y Balac dijo a Balaam: “No le maldigas, pero al menos no le bendigas.”
26 Balaam, respondiendo, dijo a Balac: “¿No te dije ya que no puedo hacer sino cuanto me diga Yahvé?
27 Entonces dijo Balac a Balaam: “Ven, que te lleve a otro sitio, a ver si quiere Dios de una vez que desde allí le maldigas.”
28 Y llevó a Balaam a la cima del Fogor, que mira al desierto.
29 Balaam dijo a Balac: “Álzame siete altares aquí y disponme los siete novillos y los siete carneros.”
30 Hízolo así Balac, como Balaam lo decía, y ofreció un novillo y un carnero en cada uno de los altares.

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Introducción a Numeros 

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Números.

Introducción.
El cuarto libro del Pentateuco lleva entre los hebreos el título de wayedabber (y dijo), que son las palabras con que empieza el TM1. Sin embargo, en las modernas Biblias hebraicas se le llama Benidbar (en el desierto), que es la quinta palabra hebrea del TM. Los LXX le pusieron un nombre alusivo al censo con que comienza el libro, traducido por la Vg Numeri, y así pasó a las lenguas modernas.

Contenido y División.
El título Números no da idea del contenido del libro, ya que el empadronamiento de las tribus sólo comprende algunos capítulos. Por eso es más significativo el título de las Biblias hebraicas actuales: En el desierto, ya que relata las incidencias de la azarosa marcha desde el Sinaí a Cades y después desde esta localidad (donde permanecieron los israelitas treinta y ocho años) hasta las estepas de Moab, frente a la tierra prometida. El libro es una miscelánea en la que se intercalan hechos históricos y leyes, no siendo fácil establecer una división lógica y clara. Podemos establecer una división atendiendo a los distintos escenarios geográficos: a) en el Sinaí (1:1-10:10); b) en el desierto de Cadesbarne (10:11-22:1); c) en las estepas de Moab, frente al Jordán (22:2-36:13). La duración de estas diversas etapas es muy desigual: diecinueve días en la primera, treinta y ocho años en la segunda y cinco meses para la tercera.
En la primera parte se acaba la organización del pueblo y del tabernáculo, según el plan comenzado en Éxodo. Al censo de las doce tribus, que nos da la cifra de 603.550 hombres de guerra, sigue el de los levitas destinados al servicio del santuario, 22.000 varones, contados desde un mes para arriba. El segundo empadronamiento, referido en el c.26, nos da la misma cifra. El pueblo es concebido como un ejército ordenado que se mueve con sus enseñas y jefes. La segunda sección comprende la fatigosa marcha hacia Cades, al sur de Bersabé. Los israelitas habían tomado esta dirección con ánimo de penetrar por el sur de Canaán, pero la cobardía les hizo desistir, y Dios los castigó a permanecer toda una generación en las estepas de Cades, donde no faltan algunos oasis. Después de treinta y ocho años de estancia se dirigieron hacia Edom; pero, al negárseles el paso, tuvieron que bajar hasta el golfo de Elán (Akaba) y subir por la frontera oriental de Edom y Moab hasta internarse frente al Jordán en las cercanías de Jericó. En la última parte se narran las victorias sobre los amorreos y los vaticinios de Balaam, la distribución de la Jordania septentrional entre Rubén, Gad y parte de Manasés.
En cada sección hay un grupo legislativo que interrumpe el hilo de la narración histórica. En general son leyes que apenas dicen relación con el contexto histórico, y son como suplementos a otras dadas anteriormente2, aunque hay algunas nuevas3.

Composición del Libro.
Aunque el libro tiene cierta unidad por el marco geográfico en que se encuadran los hechos y las leyes, sin embargo no existe unidad literaria. No hay ligazón entre los hechos y las partes legislativas, y los mismos hechos aparecen sin contornos cronológicos precisos, siendo a veces difícil señalar la prioridad entre ellos. Por todo esto, nos encontramos con el hecho de la complejidad de documentos utilizados por el último redactor. Encontramos relatos duplicados paralelos. También las secciones legislativas aparecen algunas veces duplicadas4. Supuesta esta composición, encontramos en Números tradiciones diversas que arrancan de la época del desierto y otras más recientes que llegarían a los tiempos de Esdras. Como en los otros libros, debemos admitir un núcleo primitivo histórico-legislativo de la época mosaica y un desarrollo posterior en los tiempos de la monarquía y aun después del exilio.

Historicidad de los Relatos.
Prescindiendo de las idealizaciones sobre el número de los israelitas, su organización y sobre otros hechos en conjunto, podemos decir que los hechos revelan la época del desierto y la geografía de la estepa. Las alusiones al hecho de que Moisés registró por escrito los lugares donde acampaban los israelitas nos dan una pista para entender cómo se han podido conservar los recuerdos de la vida del desierto5. Las incidencias del desierto, las impaciencias del pueblo, su nostalgia de los manjares característicos de Egipto6, encajan bien en la época mosaica. La lucha de Moisés contra las ingratitudes e inconstancia del pueblo es perfectamente verosímil en su cargo de jefe responsable de la marcha por el desierto, prometiéndoles una tierra feraz que no acababan de alcanzar. La prolongación de la estancia fue una gran prueba para la fe de Moisés y para su fortaleza excepcional. Moisés lo era todo: un rey, un legislador, un sacerdote y un profeta,7 y este carácter particular del gobierno de Moisés queda patente en relatos de Números8. Con su fuerte personalidad logró dominar a unas tribus recalcitrantes compuestas por gentes de dura cerviz.

Doctrina Religiosa.
a) Monoteísmo. Yahvé es el Señor que guía a Israel y vence a los enemigos. La victoria sobre los reyes amorreos es una prueba de la protección divina sobre su pueblo. Los oráculos de Balaam son una prueba del poder de Yahvé sobre los mismos gentiles, que terminan por reconocer su gloria. Israel es su hijo, y Yahvé le guía en su marcha hacia la tierra prometida9. Su santidad debe ser respetada; por eso el campamento de los israelitas debe ser convenientemente repartido, de forma que junto al tabernáculo estén sólo los levitas y sacerdotes. Las leyes de pureza deben ser cuidadosamente guardadas por el pueblo para entrar en relaciones con la divinidad.
b) Culto. Se da gran importancia a las regulaciones cultuales, para garantizar la santidad exigida al pueblo antes de acercarse a su Dios. Se destacan los privilegios de la clase sacerdotal (rebelión y castigo de Coré, Datan y Abirón). Se menciona al sumo sacerdote10, se indican los derechos de los sacerdotes y de los levitas11, que son sus auxiliares. Se enumeran los sacrificios diversos, y entre ellos el cotidiano o perpetuo, que no es mencionado en el Levítico12. Es propio de Números la fiesta de la Neomenia o luna nueva.13 Es un eco de la vida nómada del desierto, aunque no aparece en legislaciones anteriores. Es propia de este libro la oblación de harina y aceite en los sacrificios14, como se hacía en Babilonia15. Como hemos indicado, la legislación mosaica no es una creación totalmente original, sino que en muchos casos es una adaptación de ritos ancestrales de las tribus, conforme a la ley de la condescendencia de Dios con su pueblo para llevarle poco a poco a través de ritos externos, algunos comunes con las religiones paganas, a una forma superior de culto16.

1 Cf. San Jerónimo, Praef. in libros Sam. et Mal: PL 28,552. 2 Cf. Núm 5:5-8 y Lev 6:1-7; Núm 9:6-14 y Ex 12; Núm_15:1-15 y Lev c. 1-5. 3 Núm 6:1-21. 4 Las fiestas (Núm c.28-29 y Éxo_23:14-29 ; Lev 13; Dt 16); oblaciones ( Núm_15:1-16 ; c.18-19 y Lev c. 1-7.22; 17-30); funciones de los levitas (Núm c.3-4 y 18); sacrificios ( Núm_15:22-31 y Lev 4:13-35); ciudades de refugio ( Núm_35:9-34 y Dt 19:1-13). 5 Cf 33:1-2. 6 11.S. 7 Filón, De vita Mosis III 23. 8 Núm 12:1-15; 16:12-15. 9 Núm 10:33; 10:35; 21:14. 10 Núm 35:25-28; 32. 11 Núm 3:10; 4:11-16; 18:5-7; 5:5-10; 6:19-20; 15:20-21; 18:8-19. 12 Pero aparece en Ex 29:38-42. 13 Núm 28:11-15. 14 Num 15:1-16; 0:28-29. En Lev 2 Se Habla De Estas Oblaciones, Pero Separadas De Los Sacrificios. 15 Cf. F. Martin, Textes religieux assyiriens et babyloniens (1903) p.XVIII-XIX.243.253. 16 Sobre la condescendencia o synkatabasis de Dios en el A.T., véase H. Pinard De La Boullaye, Les inflltrations paíennes dans l'ancienne Loi, d'aprés les Peres et l'Église: Rech. de Se. Reí. (1919) p.199-200. En los Santos Padres: San Justino, Dialog. n.Í8.23: PG 6, 516.520-521.525; San Ireneo, Cont. haer. IV 14,3: PG 7,1011; Tertuliano, Ad. More, II 18: PL 2,306; Orígenes, In Num. hom. 17 n.1: PG 12,703; San Jerónimo, In Ez. VI 20: PL 25,194; Epist. 73,3: PL 22,678; Tomás de Aquino, 1-2 q.102 3.3.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Numeros  23,1-30

23. Oráculos de Balaam.
E l autor ha preparado ya toda la escenificación para la glorificación de Israel por un extranjero. El adivino pagano será un portavoz de los designios divinos, y la intención de Yahvé es pregonar ante los enemigos tradicionales Moab, Edom las bendiciones de que se propone colmarle. De análoga manera vemos en el libro de Daniel que Nabucodonosor1 y Darío el Medo2 proclaman al Dios de Israel como el único verdadero Dios. En el de Ester, Artajerjes declara la perfección de las leyes por las que se gobierna el pueblo judío 3, y en el de Judit, el amonita Ajior confiesa que nadie puede con Israel cuando se muestra fiel a su Dios4. Esta glorificación de Israel por los paganos forma parte de un género literario propio bíblico surgido de la conciencia de superioridad de los israelitas sobre los otros pueblos como nación elegida por Yahvé para designios históricos trascendentales. Y los extraños se ven obligados a pregonar la gloria de Dios y de su pueblo. Los oráculos de Balaam, pues, pertenecen a esta literatura de exaltación nacional proclamada por los gentiles.

Primera bendición de Balaam (1-12).
1Balaam dijo a Balac: álzame aquí siete altares y tenme pronto siete novillos y siete carneros. 2Balac hizo lo que Balaam había dicho, e inmolaron un novillo y un carnero en cada uno de los altares. 3Después dijo Balaam a Balac: Tú quédate ahí junto a tu holocausto, mientras me alejo yo, a ver si me sale Yahvé al encuentro; y lo que me dé a conocer, eso te diré. Y se alejó hacia un monte desnudo. 4Salió Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: He dispuesto siete altares y he ofrecido en cada uno de ellos un novillo y un carnero. 5 Y Yahvé puso en boca de Balaam su palabra y añadió después: Tórnate a Balac y dile esto. 6Vuelto a él, lo vio parado ante su holocausto, junto con los príncipes de Moab; 7y, comenzando su parábola, dijo:

De Aram me ha traído Balac,
el rey de Moab de los montes de oriente:
Ven y maldíceme a Jacob,
ven y exécrame a Israel.
8 ¿Cómo voy a maldecir yo al que Dios no maldice?
¿Cómo voy a execrar yo al que Yahvé no execra?
9Desde las cimas de las rocas le veo,
desde lo alto de los collados le contemplo.
Es un pueblo que tiene aparte su morada
y que no se cuenta entre las gentes.
10¿Quién es capaz de contar el polvo de Jacob?
¿Quién es capaz de enumerar las miríadas de Israel?
Muera yo la muerte de los justos
y sea mi fin semejante al suyo.


11Balac dijo a Balaam: ¿Qué es lo que conmigo has hecho? Te he llamado para maldecir a mis enemigos, y no has hecho otra cosa que bendecirlos. 12El respondió: ¿No he de tener yo el cuidado de proferir lo que en mis labios pone Yahvé?

El adivino pide que se levanten siete altares y preparen siete novillos y siete carneros. El número siete es sagrado e implica plenitud y perfección. Cree Balaam que a este número y a estos sacrificios va inherente una virtud mágica que obligará a Yahvé a comunicarle su oráculo. Seguramente utilizaron como altares los dólmenes megalíticos que abundan en aquella región5. Para rodearse de más misterio, el adivino se aisla de Balac, al que exige esté junto a los holocaustos como representante de las ofrendas ante Dios (v.3). Y se va hacia un monte desnudo para observar mejor los fenómenos naturales y entrar en relaciones con la divinidad en lugar solitario6. Dios correspondió a los sacrificios y salió al encuentro de Balaam (v.4). El adivino le declara que ha sido munificente con El al ofrecerle tantos sacrificios, y, por tanto, espera corresponda a sus deseos (v.4). Yahvé puso en boca de Balaam su palabra, fórmula que indica la transmisión del espíritu proj'ético7. El hagiógrafo, pues, considera a Balaam como profeta que transmite un oráculo relacionado con el pueblo elegido. No obstante, a la comunicación oracular de Balaam se llama parábola (masal), vocablo jamás aplicado al oráculo profético (que suele llamarse ne'um). Masal indica comparación, proverbio, sátira, discurso alegórico-sapiencial, pero sobre todo frase sentenciosa rítmica. En efecto, el discurso de Balaam es un poema rítmico con paralelismo regular sinónimo. Los seis primeros versos resumen la historia del capítulo anterior, y nos confirman la idea de que Balaam era arameo (v.7). Ha sido traído para maldecir a Jacob-Israel8, pero no puede plegarse a los deseos del rey de Moab, ya que no puede maldecir ni execrar si Dios-Yahvé no maldice y execra. Sus encantamientos mágicos son inútiles para hacer frente a los impulsos divinos (v.8). No sólo no maldice a Israel, sino que se ve obligado a bendecirle, movido por el espíritu de Dios. Desde lo alto de las rocas y collados contempla las tiendas de Israel, que le parece un pueblo singular que tiene aparte su morada (v.9), aislado entre las naciones gentiles, con una misión única histórica como pueblo santo y sacerdotal9. Por sus leyes debe vivir aislado de los demás pueblos, con su Dios único y su culto singular; debe vivir separado, como porción elegida de Dios. Toda contaminación con los otros pueblos es profanar su carácter de pueblo elegido y ser infiel a su misión histórica. Es la primera gran idea mesiánica que el hagiógrafo pone en labios del adivino extranjero. Los autores romanos hacen burla de este particularismo y singularidad del pueblo judío. En la época postexílica se destaca esta concepción de Israel como pueblo aparte entre todas las naciones; es precisamente este sentimiento de insolidaridad con los otros pueblos lo que ha salvado la conciencia histórica del pueblo judaico. En realidad, este particularismo del pueblo elegido remonta a las promesas hechas a Abraham 10 y a la alianza del Sinaí11. Una segunda idea mesiánica en la bendición de Balaam es el anuncio de la numerosa posteridad de Israel, a pesar de estar como aislado de todos los pueblos: el polvo de Jacob..., las miríadas de Israel. Dios había anunciado a Abraham una posteridad innumerable como el polvo de la tierra12. El adivino pagano siente envidia de los miembros de este pueblo singular y desea morir con la muerte de los justos... (v.106), es decir, lleno de días bajo la protección de Yahvé13, Pero Balaam morirá trágicamente a manos de los mismos hebreos por él bendecidos14.
El rey de Balac se indigna con estas predicciones venturosas, y protesta, ya que lo había traído precisamente para facilitarle la victoria sobre los israelitas. Estos ahora, con su inesperada bendición, serán más difíciles de vencer (v. 11-12). Pero Balaam contesta que no puede traicionar a lo que Yahvé ponga en sus labios. Se siente portavoz mecánico del oráculo divino y no puede negarse a proferirlo.

Segunda Bendición de Balaam (13-24).
13Balac le dijo: Ven conmigo a otro sitio, desde donde puedas contemplarle, y maldícemelo desde allí. 14 Llevóle al campo de Zofim, en la cumbre del monte Fasga; y después de alzar siete altares e inmolar en cada uno un novillo y un carnero, 15 dijo Balaam a Balac: Estáte ahí junto a tu holocausto, mientras yo voy allá. 16Salió Yahvé al encuentro de Balaam y puso en su boca la palabra y le dijo: Vuelve a Balac y dile esto. 17Volvióse él y vio que estaba Balac junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y Balac le preguntó: ¿Qué es lo que ha dicho Yahvé? 18Y tomando Balaam su parábola, dijo:

Levántate, Balac, y oye;
dame oídos, hijo de Sefor:
19No es Dios un hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre, para arrepentirse.
Lo ha dicho él, y ¿no lo hará?
Lo ha prometido, y ¿no lo mantendrá?
20De bendecir he recibido yo orden,
bendición ha dado El; yo no puedo revocarla.
21No se ve iniquidad en Jacob,
no hay en Israel perversidad;
Yahvé, su Dios, está con él;
Rey aclamado es en medio de él.
22él Dios que de Egipto le ha sacado,
es para él la fuerza del unicornio.
23No hay en Jacob hechicería,
ni hay adivinación en Israel.
A su tiempo se le dirá a Jacob
y a Israel lo que Dios va a cumplirle.
24He ahí un pueblo que se alza como leona
y que se yergue como león;
No se acostará sin haber devorado su presa,
sin haber bebido la sangre de sus víctimas.


Con el ritual anterior, Balaam profiere una nueva bendición sobre Israel. El lugar donde ahora profetiza se llama zofim (centinelas), sobre el Fasga, dedicado a Baalfegor. El anterior estaba dedicado a Baal15. Balac, sin duda, esperaba que, a fuerza de sacrificios a los distintos númenes, había de obtener un oráculo favorable a él. Pero Balaam de nuevo dice que no puede traicionar a Dios, que no es un hombre, para que mienta..., para arrepentirse (v.19). Es el modo de hablar de los profetas de Israel. No puede, por tanto, cambiar Dios la bendición anterior en maldición, como un caprichoso mortal, hijo de hombre. Y comienza la alabanza de Israel: No ve iniquidad en Jacob ni perversidad en Israel (v.21). El pueblo elegido está a una altura moral superior a todos los pueblos16, y, por tanto, merece la protección divina. El v.22 coincide con 24,8a, y parece desplazado de este último lugar. Yahvé ha sacado a Israel, manifestando su omnipotencia, que es comparada a la fuerza del unicornio o búfalo, símbolo del poder en la literatura sapiencial17. Por tanto, no necesita Israel recurrir a la hechicería y a la adivinación (v.23) para atraerse la benevolencia y poder divinos ni para conocer los designios secretos de Dios18, el cual los da a conocer por comunicaciones a los profetas19: A su tiempo se lo dirá a Jacob... lo que Dios va a cumplirle (v.23b). Sobre Israel hay un designio histórico superior, que le da la victoria sobre los otros pueblos: es como una leona que se yergue para comer la presa (v.24)20. En su voracidad es insaciable: no se acostara sin haber devorado su presa, sin haber bebido la sangre de las victimas. Con estas palabras, Balaam anuncia al rey de Moab que no tiene nada que hacer frente a Israel, pues le espera la derrota segura.

Nueva Tentativa de Maldecir a Israel (25-30).
25Y Balac dijo a Balaam: No le maldigas, pero al menos no le bendigas. 26Balaam, respondiendo, dijo a Balac: ¿No te dije ya que no puedo hacer sino cuanto me diga Yahvé? 27Entonces dijo Balac a Balaam: Ven, que te lleve a otro sitio, a ver si quiere Dios de una vez que desde allí le maldigas. 28Y llevó a Balaam a la cima del Fogor, que mira al desierto. 29Balaam dijo a Balac: álzame siete altares aquí y disponme los siete novillos y los siete carneros. 30Hízolo así Balac, como Balaam lo decía, y ofreció un novillo y un carnero en cada uno de los altares.

Balac pide al adivino que, si no puede maldecir a Israel, al menos no lo bendiga, pues para eso no lo trajo de su tierra. Sin embargo hace una nueva tentativa para que el adivino maldiga a Israel, llevándole a otra cima. En realidad parece que hay una gradación ascendente en los oráculos de Balaarn: anuncio de una posteridad numerosa a Israel, que heredará un país fértil y tendrá un rey poderoso que aniquilará el reino moabita. Es la maldición definitiva contra Balac, pronunciada por el adivino que había llamado para maldecir a Israel21. Así, podemos considerar el c.24 como la culminación del pensamiento iniciado en los c.22-23: la glorificación de Israel por boca de un adivino gentil.

1 Dan_3:91s. 2 Dan_6:25s. 3 Est 16:1s. 4 Jud_1:5 :5. 5 Cf. H. Vincent, o.c., 424. 6 Los LXX tienen otra lectura: Y Balac estuvo junto al sacrificio, y Balaam partió para interrogar a Dios, y se fue pronto. La Vg pone sólo esta última frase. 7 Cf. Num_24:2; Deu_18:18; Jer_1:9. 8 La designación de Israel y Jacob es corriente en la literatura profética, por exigencias del oráculo rítmico, y aparece en Exo_19:3; Deu_33:4-5.10. 9 Exo_19:5. 10 Gen_12:2-3. 11 Exo_19:5. 12 Cf. Gen_13:16; Gen_18:14. 13 Gen_15:15. 11 Cf. Num_31:8. 15 Abel, Géog. I 384. 16 Cf. Isa_26:2; Sal_44:18-19. 17 Sal_95:4. 18 Cf. Deu_18:10-11; Exo_22:17; 1Sa_28:3.9; Lev_19:26; Lev_19:31; Lev_20:6; Lev_20:27. 19 Cf. Deu_18:9-18. 20 La misma comparación en Gen_49:9; Miq_5:7. 21 P. Heinrisch, Das Buch Numeri 99.