Numeros  24 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 25 versitos |
1 Había visto Balaam que Yahvé se complacía en bendecir a Israel, y por eso no fue ya, como las otras veces, en busca del presagio, sino que se volvió de cara al desierto,
2 y, alzando los ojos, vio a Israel, acampado, tribu por tribu. Vino sobre él el espíritu de Yahvé,
3 y, tomando su parábola, dijo: “Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del hombre de los ojos cerrados,
4 oráculo de quien oye palabra de Dios, del que ve visiones del Omnipotente, de quien al caer se le abrieron los ojos.
5 ¡Qué bellas son tus tiendas, oh Jacob! ¡Qué bellos tus tabernáculos, oh Israel!
6 Se extiende como un amplio valle, como un jardín a lo largo de un río, como áloe plantado por Yahvé, como cedro que está junto a las aguas.
7 Desbórdanse de sus cubos las aguas, su simiente goza de aguas abundantes. Yérguese sobre Agag, su rey; exaltaráse su reino."
8 El Dios que de Egipto le ha sacado, es para él como la fuerza del unicornio. Devora a las naciones enemigas, tritura sus huesos, las traspasa con sus saetas.
9 Se agacha, se posa como un león, como una leona, ¿quién la concitará? El que te bendiga será bendecido, y el que te maldiga, maldito será.”
10 Encendido en ira Balac contra Balaam y palmeteando, le dijo: “Te he llamado para maldecir a mis enemigos, y tú los has colmado de bendiciones ya por tres veces,
11 Ahora huye pronto a tu tierra; yo pensaba honrarte grandemente, pero Yahvé te ha privado de la gloria.”
12 Respondióle Balaam: “¿No dije yo a tus mensajeros:
13 Aunque me diera Balac su casa llena de plata y oro, no podré contravenir la orden de Dios, haciendo por mí mismo cosa alguna, ni buena ni mala, contra sus órdenes, y solamente lo que Yahvé me diga, eso le diré?
14 Ahora, pues, que voy a irme a mi pueblo, ven que te diga lo que este pueblo ha de hacer al tuyo al fin de los tiempos,”
15 Y, volviendo a tomar la palabra, dijo: “Oráculo de Balaam, hijo de Beor, oráculo del hombre de los ojos cerrados;"
16 oráculo del que oye palabras de Dios, del que conoce los consejos del Altísimo (Elyón), del que ve visiones del Omnipotente (Saday), de quien al caer se le abrieron los ojos.
17 La veo, pero no ahora; la contemplo, pero no de cerca: Alzase de Jacob una estrella, surge de Israel un cetro que aplasta las sienes de Moab y el cráneo de los hijos del tumulto."
18 Edom es su posesión: Seír, presa de sus enemigos; Israel acrecienta su poder,"
19 de Jacob sale el dominador, que devasta de las ciudades las reliquias.”
20 Y, mirando a Amelec, prosiguió: “La primera de las naciones es Amalee, pero su fin será eterna ruina.”
21 Luego, mirando a los quenitas, prosiguió su parábola: “Por fuerte que sea su morada, aunque ponga en las rocas su nido,
22 el quenita será devastado, hasta que Asur le lleve cautivo.”
23 Y volviendo a proferir su oráculo, prosiguió: “¿Quién vivirá cuando Dios lo ponga por obra?
24 Vendrán naves de Quitim, que oprimirán a Asur y oprimirán a Eber; también éste será dado a la ruina.”
25 Partióse después Balaam y se volvió a su tierra, y también Balac se fue por su camino.

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Introducción a Numeros 

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Números.

Introducción.
El cuarto libro del Pentateuco lleva entre los hebreos el título de wayedabber (y dijo), que son las palabras con que empieza el TM1. Sin embargo, en las modernas Biblias hebraicas se le llama Benidbar (en el desierto), que es la quinta palabra hebrea del TM. Los LXX le pusieron un nombre alusivo al censo con que comienza el libro, traducido por la Vg Numeri, y así pasó a las lenguas modernas.

Contenido y División.
El título Números no da idea del contenido del libro, ya que el empadronamiento de las tribus sólo comprende algunos capítulos. Por eso es más significativo el título de las Biblias hebraicas actuales: En el desierto, ya que relata las incidencias de la azarosa marcha desde el Sinaí a Cades y después desde esta localidad (donde permanecieron los israelitas treinta y ocho años) hasta las estepas de Moab, frente a la tierra prometida. El libro es una miscelánea en la que se intercalan hechos históricos y leyes, no siendo fácil establecer una división lógica y clara. Podemos establecer una división atendiendo a los distintos escenarios geográficos: a) en el Sinaí (1:1-10:10); b) en el desierto de Cadesbarne (10:11-22:1); c) en las estepas de Moab, frente al Jordán (22:2-36:13). La duración de estas diversas etapas es muy desigual: diecinueve días en la primera, treinta y ocho años en la segunda y cinco meses para la tercera.
En la primera parte se acaba la organización del pueblo y del tabernáculo, según el plan comenzado en Éxodo. Al censo de las doce tribus, que nos da la cifra de 603.550 hombres de guerra, sigue el de los levitas destinados al servicio del santuario, 22.000 varones, contados desde un mes para arriba. El segundo empadronamiento, referido en el c.26, nos da la misma cifra. El pueblo es concebido como un ejército ordenado que se mueve con sus enseñas y jefes. La segunda sección comprende la fatigosa marcha hacia Cades, al sur de Bersabé. Los israelitas habían tomado esta dirección con ánimo de penetrar por el sur de Canaán, pero la cobardía les hizo desistir, y Dios los castigó a permanecer toda una generación en las estepas de Cades, donde no faltan algunos oasis. Después de treinta y ocho años de estancia se dirigieron hacia Edom; pero, al negárseles el paso, tuvieron que bajar hasta el golfo de Elán (Akaba) y subir por la frontera oriental de Edom y Moab hasta internarse frente al Jordán en las cercanías de Jericó. En la última parte se narran las victorias sobre los amorreos y los vaticinios de Balaam, la distribución de la Jordania septentrional entre Rubén, Gad y parte de Manasés.
En cada sección hay un grupo legislativo que interrumpe el hilo de la narración histórica. En general son leyes que apenas dicen relación con el contexto histórico, y son como suplementos a otras dadas anteriormente2, aunque hay algunas nuevas3.

Composición del Libro.
Aunque el libro tiene cierta unidad por el marco geográfico en que se encuadran los hechos y las leyes, sin embargo no existe unidad literaria. No hay ligazón entre los hechos y las partes legislativas, y los mismos hechos aparecen sin contornos cronológicos precisos, siendo a veces difícil señalar la prioridad entre ellos. Por todo esto, nos encontramos con el hecho de la complejidad de documentos utilizados por el último redactor. Encontramos relatos duplicados paralelos. También las secciones legislativas aparecen algunas veces duplicadas4. Supuesta esta composición, encontramos en Números tradiciones diversas que arrancan de la época del desierto y otras más recientes que llegarían a los tiempos de Esdras. Como en los otros libros, debemos admitir un núcleo primitivo histórico-legislativo de la época mosaica y un desarrollo posterior en los tiempos de la monarquía y aun después del exilio.

Historicidad de los Relatos.
Prescindiendo de las idealizaciones sobre el número de los israelitas, su organización y sobre otros hechos en conjunto, podemos decir que los hechos revelan la época del desierto y la geografía de la estepa. Las alusiones al hecho de que Moisés registró por escrito los lugares donde acampaban los israelitas nos dan una pista para entender cómo se han podido conservar los recuerdos de la vida del desierto5. Las incidencias del desierto, las impaciencias del pueblo, su nostalgia de los manjares característicos de Egipto6, encajan bien en la época mosaica. La lucha de Moisés contra las ingratitudes e inconstancia del pueblo es perfectamente verosímil en su cargo de jefe responsable de la marcha por el desierto, prometiéndoles una tierra feraz que no acababan de alcanzar. La prolongación de la estancia fue una gran prueba para la fe de Moisés y para su fortaleza excepcional. Moisés lo era todo: un rey, un legislador, un sacerdote y un profeta,7 y este carácter particular del gobierno de Moisés queda patente en relatos de Números8. Con su fuerte personalidad logró dominar a unas tribus recalcitrantes compuestas por gentes de dura cerviz.

Doctrina Religiosa.
a) Monoteísmo. Yahvé es el Señor que guía a Israel y vence a los enemigos. La victoria sobre los reyes amorreos es una prueba de la protección divina sobre su pueblo. Los oráculos de Balaam son una prueba del poder de Yahvé sobre los mismos gentiles, que terminan por reconocer su gloria. Israel es su hijo, y Yahvé le guía en su marcha hacia la tierra prometida9. Su santidad debe ser respetada; por eso el campamento de los israelitas debe ser convenientemente repartido, de forma que junto al tabernáculo estén sólo los levitas y sacerdotes. Las leyes de pureza deben ser cuidadosamente guardadas por el pueblo para entrar en relaciones con la divinidad.
b) Culto. Se da gran importancia a las regulaciones cultuales, para garantizar la santidad exigida al pueblo antes de acercarse a su Dios. Se destacan los privilegios de la clase sacerdotal (rebelión y castigo de Coré, Datan y Abirón). Se menciona al sumo sacerdote10, se indican los derechos de los sacerdotes y de los levitas11, que son sus auxiliares. Se enumeran los sacrificios diversos, y entre ellos el cotidiano o perpetuo, que no es mencionado en el Levítico12. Es propio de Números la fiesta de la Neomenia o luna nueva.13 Es un eco de la vida nómada del desierto, aunque no aparece en legislaciones anteriores. Es propia de este libro la oblación de harina y aceite en los sacrificios14, como se hacía en Babilonia15. Como hemos indicado, la legislación mosaica no es una creación totalmente original, sino que en muchos casos es una adaptación de ritos ancestrales de las tribus, conforme a la ley de la condescendencia de Dios con su pueblo para llevarle poco a poco a través de ritos externos, algunos comunes con las religiones paganas, a una forma superior de culto16.

1 Cf. San Jerónimo, Praef. in libros Sam. et Mal: PL 28,552. 2 Cf. Núm 5:5-8 y Lev 6:1-7; Núm 9:6-14 y Ex 12; Núm_15:1-15 y Lev c. 1-5. 3 Núm 6:1-21. 4 Las fiestas (Núm c.28-29 y Éxo_23:14-29 ; Lev 13; Dt 16); oblaciones ( Núm_15:1-16 ; c.18-19 y Lev c. 1-7.22; 17-30); funciones de los levitas (Núm c.3-4 y 18); sacrificios ( Núm_15:22-31 y Lev 4:13-35); ciudades de refugio ( Núm_35:9-34 y Dt 19:1-13). 5 Cf 33:1-2. 6 11.S. 7 Filón, De vita Mosis III 23. 8 Núm 12:1-15; 16:12-15. 9 Núm 10:33; 10:35; 21:14. 10 Núm 35:25-28; 32. 11 Núm 3:10; 4:11-16; 18:5-7; 5:5-10; 6:19-20; 15:20-21; 18:8-19. 12 Pero aparece en Ex 29:38-42. 13 Núm 28:11-15. 14 Num 15:1-16; 0:28-29. En Lev 2 Se Habla De Estas Oblaciones, Pero Separadas De Los Sacrificios. 15 Cf. F. Martin, Textes religieux assyiriens et babyloniens (1903) p.XVIII-XIX.243.253. 16 Sobre la condescendencia o synkatabasis de Dios en el A.T., véase H. Pinard De La Boullaye, Les inflltrations paíennes dans l'ancienne Loi, d'aprés les Peres et l'Église: Rech. de Se. Reí. (1919) p.199-200. En los Santos Padres: San Justino, Dialog. n.Í8.23: PG 6, 516.520-521.525; San Ireneo, Cont. haer. IV 14,3: PG 7,1011; Tertuliano, Ad. More, II 18: PL 2,306; Orígenes, In Num. hom. 17 n.1: PG 12,703; San Jerónimo, In Ez. VI 20: PL 25,194; Epist. 73,3: PL 22,678; Tomás de Aquino, 1-2 q.102 3.3.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Numeros  24,1-25

24. Nuevos Vaticinios.

Tercera Bendición de Balaam (1-9).
1Había visto Balaam que Yahvé se complacía en bendecir a Israel, y por eso no fue ya, como las otras veces, en busca del presagio, sino que se volvió de cara al desierto, 2y, alzando los ojos, vio a Israel, acampado, tribu por tribu. Vino sobre él el espíritu de Yahvé, 3y, tomando su parábola, dijo:

Oráculo de Balaam, hijo de Beor,
oráculo del hombre de los ojos cerrados
1,
4oráculo de quien oye palabra de Dios,
del que ve visiones del Omnipotente,
de quien al caer se le abrieron los ojos.
5¡Qué bellas son tus tiendas, oh Jacob!
¡Qué bellos tus tabernáculos, oh Israel!
6Se extiende como un amplio valle,
como un jardín a lo largo de un río,
como áloe plantado por Yahvé,
como cedro que está junto a las aguas.
7Desbórdanse de sus cubos las aguas,
su simiente goza de aguas abundantes.
Yérguese sobre Agag, su rey;
exaltaráse su reino.
8El Dios que de Egipto le ha sacado,
es para él como la fuerza del unicornio.
Devora a las naciones enemigas,
tritura sus huesos,
las traspasa con sus saetas.
9Se agacha, se posa como un león,
como una leona, ¿quién la concitará?
El que te bendiga será bendecido,
y el que te maldiga, maldito será.


Convencido Balaam de que Yahvé le impulsaba a bendecir a Israel, no fue en busca del presagio, como en las otras ocasiones, sino que, vuelto hacia el desierto, profetizó, poseído por el espíritu de Yahvé (v.2)2. Ante sus ojos está el campamento de los israelitas, acampados en la llanura o desierto entre el Jordán y el monte Fogor o Fasga3. La comunicación divina, debida a la posesión de Balaam por el espíritu de Yahvé, parece tener lugar en un transporte extático al estilo de los grandes profetas de Israel. Antes se le había revelado Yahvé en sueños4, bajo la forma de ángel en el camino5, y le había puesto palabras en su boca. Ahora es poseído del espíritu de Yahvé, contemplando por revelación el futuro del pueblo que tiene a su vista. Al comunicar su oráculo (en heb. ne'um, que significa transmisión íntima de un mensaje divino)6, se presenta como el hombre de los ojos cerrados, aludiendo quizá a su anterior ceguera en el camino que no le permitía ver al ángel de Yahvé, o quizá declarando que su comunicación la recibe interiormente sin auxilio de los sentidos externos; así resalta que transmite la palabra de Dios. La introducción es enfática, para preparar a los oyentes para las grandes revelaciones que va a comunicar. Ahora no habla al rey de Moab, sino que solemnemente declara a todos las visiones del Omnipotente o Saday (v.4). Está como fuera de sí, extraño al mundo sensible, atento sólo a las comunicaciones divinas, y al caer en estado de éxtasis se le abrieron los ojos para contemplar los designios divinos sobre Israel (v.4). El espectáculo que se le ofrece a su perspectiva profética es maravilloso: ¡qué bellas son tus tiendas, oh Jacob...; tus tabernáculos! (v.5). Balaam contempla a Israel ya establecido en la tierra prometida, como un jardín a lo largo del río... Israel, como nación, crecerá como aloe plantado por Yahvé, como cedro junto a las aguas (v.6). La feracidad es desbordante por la abundancia de aguas (v.7a).
Aparte de la feracidad de su suelo, Israel descollará entre las naciones por su poder, y las vencerá: yérguese sobre Agag, su rey (v.7b). Aquí Agag rey vencido por Saúl7 es el símbolo de los enemigos de Israel. Era rey de los amalecitas, que fueron los primeros en oponerse a Israel al salir de Egipto8. La liberación milagrosa, realizada por Yahvé, de Egipto es prenda de que Israel devorará a las naciones enemigas (v.8). Israel será como un león que tritura la presa9, y ningún enemigo podrá inquietarle en su paz victoriosa.
El v.6b parece adición inspirada en Gen_27:29 : Sera bendecido el que le bendiga, y maldito el que le maldiga.

Vaticinio Final de Balaam (10-25).
10Encendido en ira Balac contra Balaam y palmeteando, le dijo: Te he llamado para maldecir a mis enemigos, y tú los has colmado de bendiciones ya por tres veces, 11Ahora huye pronto a tu tierra; yo pensaba honrarte grandemente, pero Yahvé te ha privado de la gloria. 12Respondióle Balaam: ¿No dije yo a tus mensajeros: 13Aunque me diera Balac su casa llena de plata y oro, no podré contravenir la orden de Dios, haciendo por mí mismo cosa alguna, ni buena ni mala, contra sus órdenes, y solamente lo que Yahvé me diga, eso le diré? 14Ahora, pues, que voy a irme a mi pueblo, ven que te diga lo que este pueblo ha de hacer al tuyo al fin de los tiempos, 15Y, volviendo a tomar la palabra, dijo:

Oráculo de Balaam, hijo de Beor,
oráculo del hombre de los ojos cerrados;
16oráculo del que oye palabras de Dios,
del que conoce los consejos del Altísimo (Elyón),
del que ve visiones del Omnipotente (Saday),
de quien al caer se le abrieron los ojos.
17La veo, pero no ahora;
la contemplo, pero no de cerca:
Alzase de Jacob una estrella,
surge de Israel un cetro
que aplasta las sienes de Moab
10
y el cráneo de los hijos del tumulto
11.
18Edom es su posesión:
Seír, presa de sus enemigos;
Israel acrecienta su poder,
19de Jacob sale el dominador,
que devasta de las ciudades las reliquias.

20Y, mirando a Amelec, prosiguió:
La primera de las naciones es Amalee,
pero su fin será eterna ruina.

21Luego, mirando a los quenitas, prosiguió su parábola:
Por fuerte que sea su morada,
aunque ponga en las rocas su nido,
22el quenita será devastado, hasta que Asur le lleve cautivo.
23 Y volviendo a proferir su oráculo, prosiguió:
¿Quién vivirá cuando Dios lo ponga por obra?
24Vendrán naves de Quitim,
que oprimirán a Asur y oprimirán a Eber;
también éste será dado a la ruina.

25Partióse después Balaam y se volvió a su tierra,
y también Balac se fue por su camino.

El rey de Moab invita al adivino a volver a su tierra, pues no ha hecho sino lanzar bendiciones sobre Israel. Balaam se reafirma en su posición de fiel intérprete del mensaje de Yahvé, y desprecia los dones que le ofrecía Balac, por no traicionar al oráculo divino. Y solemnemente anuncia la suerte que le está reservada a su pueblo al fin de los tiempos, frase que en el lenguaje profético indica la era mesiánica12. Con toda solemnidad y presentándose como el profeta del Altísimo (Elyón) y del Omnipotente (Saday), epítetos arcaicos del Dios de los hebreos, anuncia la aparición de un astro en Israel que aplastará a Moab y someterá a los edomitas. El adivino lo anuncia como lejano: lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no de cerca (v.17a). Ante sus ojos proféticos atónitos aparece una estrella que sale de Jacob y un cetro que sale de Israel, que aplasta las sienes de Moab... (17c). Aunque el texto no lo diga expresamente, parece que esa estrella y ese cetro están encarnados en una persona13. Es corriente en la antigüedad comparar a los reyes a un astro o lucero, que ilumina con sus iniciativas el imperio14. Aquí Balaam predice la victoria de un futuro Rey que ha de surgir de Israel sobre Moab y Edom-Seír (v.18), que se había opuesto al paso de los israelitas por su territorio. Pero en el futuro de Israel saldrá un dominador que arrasará el territorio edomita: devasta de las ciudades las reliquias15. Es el prenuncio de las devastaciones que vaticinarán los profetas16.
Después sigue el oráculo contra los amalecitas, pueblo considerado como muy antiguo: la primera de las naciones (v.20), mencionado en la historia de Abraham17, pero no aparece en la tabla etnográfica18. Su fin como nación está decidido En Deu_25:17-19 se ordena borrar la memoria de Amalee bajo el cielo. Por haberse opuesto a los israelitas al salir de Egipto19, eran los primeros en ser odiados, y ellos impidieron la penetración en Canaán por el sur20, y después no cejaron en la lucha contra los hebreos cuando éstos entraron en Canaán21. Fueron vencidos por Saúl22 y David23, y los restos del pueblo perecieron en tiempos de Ezequías24. Es el cumplimiento literal de este vaticinio puesto en boca de Balaam.
A continuación sigue el oráculo contra los quenitas (v.21-22), tribu emparentada con los madianitas, de la península sinaítica, y que no se opusieron a la marcha de los isrealitas por el desierto25. Parte de ella fue asimilada a la tribu de Judá26, y parte a la de Neftalí27; pero la mayor parte siguió en la estepa conviviendo junto a los amalecitas; por eso ahora se nombra a continuación de éstos. Y quizá por esto se les asocia en la maldición, a pesar de que muchos quenitas tuvieron buenas relaciones con los israelitas en tiempos de la monarquía28. Balaam anuncia aquí que serán llevados cautivos por Asur, la gran potencia militar que en el siglo VIII antes de Cristo invadió el Oriente Próximo. En la gran redada de Te-glatfalasar III fueron llevadas poblaciones de quenitas que se habían instalado en Canaán septentrional29. El profeta presenta a los quenitas teniendo su nido en las rocas. Es un juego de palabras entre qeni (quenita o cineo) y qen (nido). Quizá aluda a su morada en la zona rocosa-montañosa que bordea a Edom.
Oráculo contra Asur y Eber: el texto es oscuro. Se anuncia la llegada de un pueblo invasor-vengador, en naves de Quitim o Chipre (nombrado así por su ciudad Kition), colonia fenicia. El nombre designa también en sentido amplio a los países costeros del Mediterráneo30. Aquí el profeta anuncia la destrucción de Asiria y Eber (designación genérica de Mesopotamia?)31 por un pueblo invasor mediterráneo. Quizá aquí Asur y Eber designen un imperio meso-potámico oriental, que puede ser el persa32, y el invasor sería entonces Alejandro Magno33. Este oráculo, como los dos anteriores, sobre los amalecitas y quenitas, es considerado como adición tardía al texto primitivo de los vaticinios atribuidos a Balaam. El oráculo contra Amalee sería de la época del exterminio de los amalecitas por Ezequías (s.VIII a.C.), y el oráculo contra los quenitas reflejaría también esta época de supremacía asiria, mientras que el oráculo contra Asiria sería posterior.

Interpretación Mesiánica del Vaticinio de Balaam.
Muchos autores niegan todo carácter mesiánico al oráculo de Balaam sobre Israel y creen que el contexto sólo alude a las victorias de David sobre los moabitas34. Se trataría, pues, de una prophetia post eventum puesta en boca de un legendario adivino gentil de los tiempos mosaicos. Otros admiten un sentido mesiánico, en cuanto que el triunfo de David sobre los moabitas es tipo de un triunfo más espectacular del Mesías sobre los enemigos tradicionales de Israel35. La tradición judía da un sentido netamente mesiánico al vaticinio. Así lo supone el Targum de Onkelos36, el de Jonatán37; y así lo entendió Bar Kokeba (hijo de la estrella) al apropiarse este nombre en su lucha contra Adriano (132 d. C.). La tradición cristiana es unánime en mantener el sentido mesiánico del vaticinio38. Los exegetas Ortodoxos admiten el mesianismo del fragmento, que deducen de la frase profético-mesiánica al fin de los días (v.14). En este supuesto, Moab y Edom son en el vaticinio sólo tipo de los enemigos de Israel en los tiempos mesiánicos, que han de ser vencidos por el Mesías, en sentido espiritual, por su doctrina39. Otros opinan que el vaticinio se refiere primariamente a David, que someterá a los moabitas40; pero esta sujeción es tipo de la sujeción espiritual impuesta por el Mesías a los pueblos paganos41. Ceuppens distingue en el vaticinio distintas perspectivas: a) v.17a-b se refiere directamente al Mesías; b) I7C-19 alude a Moab, que ha de ser castigado por Israel. En la literatura profética, los moabitas y edomitas son símbolo de los enemigos del reino de Dios, del reino de Israel42. Bien puede, pues, aquí el profeta ver en el castigo histórico sobre los moabitas del tiempo davídico una proyección simbólica hacia los tiempos mesiánicos, en que el Mesías de Israel someterá a todos los enemigos del pueblo de Dios43.
Respecto de la persona histórica de Balaam, la tradición judeo-cristiana ha sido dura con él44. En Num_31:16 se dice de él que pervirtió al pueblo israelita en la apostasía de Baalfegor. Y muere trágicamente cuando estaba entre los madianitas45. Su figura, sin embargo, queda como el tipo del vate gentil que reconoce por inspiración divina el futuro glorioso de Israel. La tradición profética aparece así vinculada a un personaje legendario que, a pesar de su mentalidad gentílica, reconoce el poder insobornable del verdadero Dios de Israel. Sus palabras, calcadas en gran parte en el vaticinio de Jacob46, son el eco de una creencia israelita en el futuro mesiánico del pueblo elegido. Algunos autores han supuesto que el vaticinio de Balaam es obra de un profeta postexílico, pero en realidad la noción monoteísta del Dios de Israel que se refleja en él es ciertamente anterior al destierro, y aparece claramente expuesta en los profetas escritores del siglo VIII antes de Cristo. Es difícil saber cuál es el núcleo primitivo del vaticinio y la parte redaccional profética de los tiempos de la monarquía israelita.

1 La palabra hebrea traducida por cerrados es oscura y sólo aparece aquí. Los LXX traducen: que ve con verdad. Siguiendo esta traducción, la Bib. de Jér.: cuyo ojo es perfecto. 2 El texto no alude a los posibles medios utilizados por Balaam para obtener sus presagios. 3 Num_21:20. 4 Num_22:9; Num_22:20. 5 Num_22:32. 6 Cf. 2Sa_23:1; Sal_36:1. 7 Cf. 1Sa_15:8-9. Muchas antiguas versiones leyeron Gog en vez de Agag, viendo en el enemigo de Israel al rey de Magog, tipo de los enemigos del pueblo elegido en Ez c.38-39. 8 Cf. Exo_17:8-13. 9 Gen_49:9. 10 Los LXX: los príncipes de Moab. La Btb. de Jér.: las sienes de Moab. Así Condamin, Dennefeld. Ceuppens: habitantes de Moab., 11 El TM: hijos de Set. Así los LXX. Clamer: hijos del tumulto (leyendo se on ei vez de Set, por paralelismo con un texto de Jer_48:45 : una llama devora las sienes de Moa el cráneo de los hijos del tumuíto; denominación despectiva aplicada a los moabitas por carácter belicoso y tumultuoso 12 Cf. Ose_3:5; Isa_2:2; Miq_4:1; Jer_48:47. 13 Los LXX traducen Üíèñùðïò; la Peshitta: risa (cabeza, o jefe); Onkelos, mesisa (Mesías), en vez de cetro. 14 Isa_14:12 llama al rey de Babilonia lucero de la mañana. Suetomo habla de la estrella de Julio César (M. Caes. 88: Horacio, Od. I 12.47)· El cabecilla de la insurrección judía contra Adriano se puso el nombre de Bar Kokeba (hijo de la estrella), creyendo cumplirse en su persona el vaticinio de Balaam. 15 No pocos autores corrigen el texto. Así la Bib. de Jér.: Jacob domina sobre sus enemigos y hace perecer a los escapados de Ar. Clamer: De Jacob sale un dominador y aniquila lo que queda de Seír. 16 Cf. Isa_60:12; Miq_5:8; Zac_12:6. 17 Gen_14:17. 18Gén 10 19 Ex 17. 20 Núm_14:43-45 21 Jue 3:13; 6:9:33; 7:12. 22 1Sa_15:7-9 23 1Sa_27:8. 24 1Cr_4:42-43 25 Num_10:29-32. 26 Jue_1:16. 27 Jue_4:11. 28 1Sa_15:6; 1Sa_30:29. 29 Jue_4:11. 30 1Ma_1:1; Dan_11:30. 31 Gen_10:25. 32 Cf. Esd_6:22. 33 Cf. 1Ma_1:1. 34 Cf. 2Sa_8:2. Asi opinan König, Messian. Weissag. III; Dennefeld: DTC 10 (1929) 1420 35 Así Ewald, Schulz, Kurtz. 36 Se levanta de Jacob el rey, y de Israel será grande el ungido (Mesías); mata a los grandes del Moab y domina sobre todos los hijos de los hombres. 37 Cuando se levante el rey fuerte de la casa de Jacob y sea ungido el Mesías y cetro fuerte de Israel. 38 Cf. Teodoreto, Quaest. in Num. c.44: PG 80,394; San Jerónimo, Ep. 77 ad Oceanum: PL 22,695. Véase DB I 12903. 39 A. ? ea, De Pentateucho 215. 40 Así Hummelauer, In Num. 300-302. 41 Así Ewald, Schulz. 42 Cf. Isa_25:9-11; Isa_34:5-15; Isa_63:1; Ez 35; Abd_1:18; Jer_48:45. 43 Véase F. Ceuppens, De prophetiis messianicis in A, T. (Roma 1938) 99. 44 Cf. 2Pe_2:135; Jds III; Apo_2:14. Agustín de Hipona le llama hombre pésimo (In Hept. q-47: PL 34,740). Tomás de Aquino: profeta del diablo (Summa Th. II-II q.172 a.6 ad i); San Jerónimo es más benévolo (In Gen. 22,20: PL 23,971). 45 Num_31:8. 46 Gen_49:83.