Deuteronomio  1 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 46 versitos |
1 Estas son las palabras que dirigió Moisés a todo Israel al otro lado del Jordán, en el desierto, en el Araba, que está frente a Suf, entre Farán, Tofel, Labán, Jaserot y Dizahab,
2 a diez jornadas de camino de Horeb a Cadesbarne por el camino de los montes de Seír.
3 El año cuarenta, el undécimo mes, el día primero del mes, habló Moisés a los hijos de Israel de todo aquello que Yahvé le mandara hacer respecto de ellos
4 después de haber sido derrotados Seón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesebón, y Og, rey de Basan, que habitaba en Astarot y Edrai.
5 Al lado de allá del Jordán, en tierra de Moab, púsose Moisés a inculcarles esta ley, y dijo:
6 Yahvé, nuestro Dios, nos habló en Horeb, diciendo: “Ya habéis morado bastante en este monte;"
7 ea, levantad el campamento; id a las montañas de los amorreos y de todos sus otros habitantes: al Araba, a la montaña, a la Sefela, al Negueb, a las costas del mar, a la tierra de los cananeos, al Líbano hasta el gran río, el Eufrates."
8 Yo os entrego esa tierra; id y tomad posesión de la tierra que a vuestros padres Abrahán, Isaac y Jacob juró Yahvé darles, a ellos y a su descendencia después de ellos.”
9 Entonces os hablé así: “Yo no puedo por mí solo soportaros.
10 Yahvé, vuestro Dios, os ha multiplicado hasta el punto de ser hoy tan numerosos como las estrellas del cielo, u Que Yahvé, Dios de vuestros padres, os multiplique mil veces más y os bendiga, como El os ha prometido.
11 -
12 Pero ¿cómo soportar yo por mí solo vuestra carga, vuestro peso y vuestras querellas?
13 Elegid de vuestras tribus hombres sabios, inteligentes, probados, para que yo los constituya sobre vosotros.”
14 Y vosotros me respondisteis: “Está bien lo que nos mandas hacer.”
15 Entonces tomé yo de los principales de vuestras tribus, hombres sabios y probados, y los constituí en vuestros capitanes, jefes de millares, de centurias, de cincuentenas y de decenas, y magistrados en vuestras tribus."""
16 Al mismo tiempo di a vuestros jefes este mandato: “Oíd a vuestros hermanos, juzgad según justicia las diferencias que pueda haber entre ellos o con los extranjeros.
17 No atenderéis en vuestros juicios a la apariencia de las personas; oíd a los pequeños como a los grandes, sin temor a nadie, porque de Dios es el juicio; y si alguna causa halláis demasiado difícil, llevádmela a mí para que yo la conozca.”
18 Entonces os mandé cuanto en esto habíais de hacer.”
19 “Partidos de Horeb, atravesamos todo el vasto y horrible desierto que habéis visto en dirección a las montañas de los amorreos, como nos lo había mandado Yahvé, nuestro Dios, y llegamos a Cadesbarne.
20 Entonces os dije: “Habéis llegado ya a las montañas de los amorreos, que Yahvé, nuestro Dios, va a daros.
21 Mira: Yahvé, tu Dios, te da en posesión esa tierra; sube y apodérate de ella, conforme a la promesa que te ha hecho Yahvé, Dios de tus padres. No temas, no te acobardes.”
22 Pero os presentasteis a mí todos para decirme: “Mandemos por delante hombres que nos exploren la tierra y nos informen acerca del camino por donde debemos subir y de las ciudades adonde hemos de llegar.”
23 Parecióme bien la propuesta, y tomé de entre vosotros doce, uno por cada tribu.
24 Partieron, y después de atravesar la parte montuosa llegaron al valle de Escol y lo exploraron.
25 Tomaron frutos de los de la tierra para traérnoslos, y nos dijeron en su relato: “Es una buena tierra la que nos da Yahvé, nuestro Dios.”
26 Sin embargo, vosotros os negasteis a subir, y fuisteis rebeldes a las órdenes de Yahvé, vuestro Dios.
27 Murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: “Nos odia Yahvé, y por eso nos ha sacado de Egipto para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos.
28 ¿Adonde vamos a subir? Nuestros hermanos nos han acobardado al decirnos: Es una gente más numerosa y de mayor estatura que nosotros; son grandes sus ciudades, y las murallas de éstas se alzan hasta el cielo, y hasta hemos visto allí hijos de Enaq.”
29 Yo os dije: “No os acobardéis, no les tengáis miedo;"
30 Yahvé, vuestro Dios, que marcha delante de vosotros, combatirá El mismo por vosotros, según cuanto por vosotros a vuestros mismos ojos hizo en Egipto
31 y en el desierto, por donde has visto cómo te ha llevado Yahvé, tu Dios, como lleva un hombre a su hijo, por todo el camino que habéis recorrido hasta llegar a este lugar.”
32 Con todo, vosotros ni por esto confiasteis en Yahvé, vuestro Dios,
33 que delante de vosotros marchaba por el camino buscándoos los lugares de acampamento, en fuego durante la noche, para mostraros el camino que habíais de seguir, y en nube durante el día.
34 Yahvé oyó el rumor de vuestras palabras, y, montando en cólera, juró, diciendo:
35 “Ninguno de los hombres de esta perversa generación llegará a la buena tierra que yo juré dar a vuestros padres,
36 excepto Caleb, hijo de Yefoné; éste la verá, y yo le daré a él y a sus hijos la tierra que él ha pisado, porque ha seguido fielmente a Yahvé.”
37 Yahvé se irritó también contra mí por vosotros, y dijo: “Tampoco tú entrarás en ella.
38 Josué, hijo de Nun, tu lugarteniente, entrará; fortalécele, porque él ha de poner a Israel en posesión de esa tierra."
39 Y vuestros niños, de quienes habéis dicho que serían presa del enemigo; vuestros hijos, que no distinguen hoy todavía entre el bien y el mal, serán los que entren; a ellos se la daré y ellos la poseerán."
40 Vosotros volveos y partid por el desierto camino del mar Rojo.”
41 Vosotros respondisteis, diciéndome: “Hemos pecado contra Yahvé; queremos subir y combatir como Yahvé, nuestro Dios, ha mandado”; y, ciñéndoos vuestras armas, os dispusisteis inconsideradamente a subir a la montaña."
42 Yahvé me dijo: “Diles: No subáis y no combatáis, porque yo no iré en medio de vosotros; no os hagáis derrotar por vuestros enemigos.”
43 Yo os lo dije; pero vosotros no me escuchasteis, os resististeis a las órdenes de Yahvé, y fuisteis tan presuntuosos, que os empeñasteis en subir a la montaña."
44 Entonces los amorreos, que habitan en esas montañas, salieron contra vosotros y os persiguieron como persiguen las abejas; os derrotaron en Seír hasta Jormá."
45 Vinisteis y llorasteis ante Yahvé; pero Yahvé no escuchó vuestra voz, no os dio oídos."
46 Así estuvisteis tanto tiempo en Cades, todo el tiempo que allí habéis morado.”

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Introducción a Deuteronomio 

Times New Roman ;;;;; Riched20 5.40.11.2210;
Deuteronomio.

Introducción.

Nombre.
Deuteronomio significa en griego Segunda Ley (Äåõôåñï-íüìéïí), y es una traducción del Misneh hattorah (repetición de la Ley) de 17,18; en realidad, este título adecúa perfectamente al contenido del libro, ya que se trata de una nueva promulgación de la mayor parte de la legislación contenida en los libros anteriores del Pentateuco. En las Biblias hebraicas modernas se le designa por las primeras palabras del TM: 'elleh haddebarim (estas palabras).

Contenido y División.
Por su forma y contenido, el Deuteronomio es un libro distinto a los cuatro anteriores del Pentateuco, ya que no es una narración histórica ni una mera codificación fría, sino una composición oratoria del género parenético, en el que se recogen los discursos de Moisés en Moab antes de entrar los israelitas en Canaán y al término de la gran peregrinación por el desierto. Es como una recapitulación de los hechos ocurridos desde el Sinaí y una nueva proclamación de las leyes básicas de la teocracia hebrea. El tono es solemne y exhortatorio, como conviene en boca del libertador y legislador de Israel en el momento en que se va a despedir de su pueblo una vez cumplida su ingrata misión. La idea central de sus discursos de despedida es que sólo el cumplimiento fiel de los preceptos divinos atraerá la bendición de Yahvé. No es una mera exposición de hechos o leyes, sino que ambas cosas están envueltas en un espíritu de amor a Dios y al prójimo. Esto es característico del Deuteronomio.
Podemos dividirlo en cinco secciones:

1) Discurso primero (1:6-4:40):
a) Sección histórica: Evocación de los hechos acaecidos desde la marcha del Sinaí hasta las estepas de Moab (1:6-3:29).
b) Sección parenética: Exhortación al cumplimiento de la ley de Yahvé (4:1-40).

2) Discurso segundo (5:1-11:32): Exhortación (5:1).
a) Alianza del Sinaí (Decálogo) (5:1-33).
b) Fidelidad a Yahvé (6:1-25).
c) Mandato de exterminio de los cananeos (7:1-26).
d) Gratitud a la Providencia divina (8:1-20).
e) Recuerdo del pasado (9:1-10:11).
f) Exhortación para el futuro (10:12-11:32).

3) Código del Deuteronomio (parte central del libro):
a) Leyes religiosas (12:2-16; 17; 21; 17:7).
b) Leyes sobre las autoridades (16:18-20; 17:8-18:22).
c) Leyes civiles, penales y varias (19:1-25:19).
d) Prescripciones litúrgicas (26:1-15).
e) Adición sobre las ceremonias conmemorativas (27; 1-26).
Conclusión (28:1-29:1).

4) Discurso tercero (29:2-30:20): Nueva exhortación a guardar la Ley; evocación de los beneficios recibidos desde la salida de Egipto y recuerdo de las promesas y amenazas divinas.

5) Postrimerías de Moisés (31:1-34:12):
a) Instrucciones a Josué (31:1-21).
b) Cántico (31:22-32:43).
c) Bendición de las tribus (33:1-29).
d) Muerte de Moisés (34:1-12).

Estilo Literario.
Conforme a su finalidad parenética, el estilo es oratorio, solemne, enfático, redundante, con muchas repeticiones. Es el predicador que exhorta al cumplimiento de la Ley en estilo directo, recordando los beneficios recibidos de Dios y los castigos a las infidelidades como lección para el futuro. Recuerda el orador las principales leyes que se han de guardar para mantener las buenas relaciones con Yahvé. Es como un código popular1, en el que se instruye grosso modo al pueblo, sin llegar a las minuciosidades del Levítico o de los Números. El estilo familiar aparece en las frases reiteradas de Yahvé, nuestro Dios, nuestro Dios, seguir a Dios, con todo el corazón y con toda el alma, hacer lo que es bueno o malo a los ojos de Yahvé, el lugar donde Yahvé hará morar su nombre.2
Es El Estilo De La Predicación Profética.

Unidad Literaria.
Muchos críticos sostienen que el núcleo primitivo con unidad literaria es la parte legislativa (c. 12-26), pero por semejanza de estilo son también muchos los que creen que el núcleo primitivo lo constituyen los c.5-26. La falta de repeticiones en estos capítulos prueba para éstos la unidad primitiva de autor. Los c.1-4, en cambio, son considerados por la mayor parte de los críticos como adición posterior al conjunto (c.5-26)3. El c.28 es generalmente considerado como conclusión del conjunto legislativo (c.5-26).

Origen Mosaico.
La tradición judeo-cristiana considera todo el libro como obra del propio Moisés4. Sin embargo, en la Edad Mediado faltaron quienes atribuyeron parte del libro a Josué5. En el siglo xix los críticos independientes lanzaron la idea de que el Deuteronomio es el libro de la Ley descubierto en el templo de Jerusalén bajo Josías (621 a.C.) Esta idea, que había sido propuesta ya por San Atanasio y San Jerónimo (si bien éstos admitían el origen mosaico del Deuteronomio), fue generalizada en la teoría de las cuatro fuentes welhau-senianas, con la afirmación subsiguiente de que la composición de ese documento no es anterior al propio rey Josías. El hallazgo del libro habría sido un fraude piadoso inventado por los sacerdotes para autorizar la reforma religiosa con la idea de la centralización del culto en el templo de Jerusalén6. Para confirmar esta hipótesis se arguye que algunas instituciones de las que se habla en el Deuteronomio son de época posterior a Moisés, como la de la monarquía y la judicatura. Por otra parte, las ideas teológicas y el enfoque moral parecen de la época de la predicación profética.
Contra la hipótesis del fraude piadoso se arguye que, ya en el siglo IX antes de Cristo, el rey Amasias (796-768) conocía la prescripción de Dt 16:4, según la cual los hijos no debían ser castigados por los pecados de los padres, y se atribuía esta ordenación a Moisés7. Por otra parte, el rey Ezequías (727-698) había intentado una reforma religiosa, en la que se centralizaba el culto en el templo de Jerusalén8. Por otra parte, es incomprensible en los siglos IX-XIV la orden de exterminar a los cananeos y amalecitas de Dt 20:16-18 y 25:17-19, ya que eran poblaciones extinguidas para aquellos tiempos de la monarquía. Esa ordenación más bien refleja los primeros tiempos de la ocupación de Canaán por los israelitas. Todo esto prueba que el Deuteronomio es anterior al 621, que fue encontrado el libro de la Ley. Se supone que, en tiempos de la persecución de Manasés, este libro fue escondido en los cimientos del templo, y después fue encontrado fortuitamente cuando se hicieron las obras de reparación del tiempo de Josías9. Después de afirmar que la indicación de Dt 31:24 sobre la redacción de un libro con las palabras de la Ley por Moisés no ha de aplicarse a todo el Deuteronomio como hoy le tenemos, sino al conjunto de la Ley, afirma que la expresión Moisés escribió no ha de tomarse al pie de la letra como la otra de Dios dijo a Moisés, teniendo en cuenta que la seudonimia era un recurso literario corriente en la misma literatura bíblica, como aparece en el caso del libro de la Sabiduría, atribuido a Salomón. Por otra parte, la legislación deuteronómica se presenta como la repetición de la Ley (misneh hattorah); es decir, del conjunto legislativo de la época del desierto. Así, pues, si el código de la alianza es mosaico, lo es también sustancialmente la legislación deuteronómica, que está calcada sobre las tradiciones legales del desierto. Por eso, el autor del Deuteronomio ha sido lógico, y ha puesto el nombre de Moisés a lo que él consideraba su obra14. Sustancialmente, el núcleo legislativo del Deuteronomio es mosaico, como lo es el del Pentateuco en general. Esto no quiere decir que ese núcleo no se haya desarrollado orgánicamente y desde dentro (conforme al espíritu y esquema mosaico); posteriormente, conforme a las exigencias nuevas de los tiempos, el legado religioso de Moisés no podía conservarse en el curso de la historia de Israel, sino en la medida en que se formularan nuevas regulaciones, adaptadas a las circunstancias, que necesariamente cambian, mas siempre según el espíritu del gran legislador; debido a esto, por ficción literaria, se ponían en boca del mismo Moisés todas las determinaciones y ordenanzas, que no hacían sino poner por obra la revelación del Sinaí, valedera para todos los tiempos, y de la que Moisés era el depositario. Se puede admitir, no sin verosimilitud, que la amplitud y la precisión de la reforma de Ezequías (716-715) supone una codificación de las leyes antiguas... Que con ocasión de esta reforma la ley de centralización en particular haya sido añadida a una codificación de textos legislativos que habrían visto la luz en el reino del Norte, y que los levitas hubieran traído a Jerusalén después de la caída de Samaría, nada tiene de inverosímil.15 Es la opinión de Cazelles: Cuando la caída del reino del Norte (722) algunos levitas, huyendo de la dominación extranjera, se refugiaron en Jerusalén y llevaron consigo algunas de estas colecciones... La ley de la unidad del santuario se explica muy bien en esta fecha; los antiguos santuarios célebres del Norte han prevaricado y acaban de desaparecer, mientras el de Jerusalén acaba de librarse de Senaquerib en 701, sirve de residencia al arca santa y es considerado por los profetas como el lugar por excelencia de los oráculos divinos16. El santuario se remontaba a David; pero más allá de David, demasiado judío, es hasta Moisés, mediador de la alianza, y hasta la tradición mosaica, fuente de la unidad religiosa en Israel, hasta donde había que remontar. Así, el autor del Deuteronomio incluyó su compilación en una especie de comentario teológico, discursos puestos en boca de Moisés, el mediador de la alianza. Recordando al principio el Decálogo, fundamento de la alianza, el autor enlazaba con él toda la legislación posterior, procedente de Dios no directamente, sino por intermedio de Moisés... Hay demasiada relación entre la reforma de Josías y las exigencias deuteronómicas para no admitir un lazo de unión entre el Deuteronomio y esta reforma... Sobrevino la catástrofe del 589-588, y fue entonces cuando el yahvismo mostró toda su vitalidad. Paralelamente a la misión de Ezequiel, Dios inspiró una segunda edición del Deuteronomio, según el mismo espíritu de la primera, pero con vistas más precisas sobre el destierro, una marcada insistencia sobre las perspectivas de liberación (4:25-31 y final del cántico de c.32); por fin, una atención más sostenida a las ideas de la Sabiduría. Esta edición añadió los c.1-4, que insisten sobre la conquista, imagen de la reconquista que esperan los desterrados; añadió un gran párrafo a las maldiciones del c.28 y completó el c.31 en función del gran cántico del c.32... Este mismo autor ha añadido probablemente algunas notas en los discursos (10:6-9) y en las leyes redactadas o compiladas por su predecesor. Puede que sea también él quien ha operado el trabajo final de fusión entre el Deuteronomio y el documento antiguo17. El P. R. De Vaux supone también que la compilación del Deuteronomio es sustancialmente de la época de Ezequías18. Por nuestra parte, creemos que, en efecto, el Deuteronomio refleja la predicación teológica del siglo VIII antes de Cristo, aunque creemos verosímil que la redacción del mismo se deba a levitas del reino del Norte, pues no es fácilmente concebible que la clase sacerdotal de Judá haya admitido una elaboración hecha por los que eran considerados como cismáticos frente a la tradición de Jerusalén.

Doctrina Religiosa.
La principal preocupación del deuteronomista es evitar que los israelitas tomen parte en los cultos idolátricos. Es la obsesión de la predicación de los profetas. Las infiltraciones paganas en el pueblo eran cada vez mayores, y era preciso recordar los grandes postulados de la religión mosaica como fue concebida en los tiempos heroicos del desierto. El sincretismo religioso fue siempre un peligro para los israelitas, ya que éstos no tenían inconveniente en asociar al culto de Yahvé prácticas de origen cananeo. Por eso se ordena la extirpación de los cananeos y se prohíbe tener relaciones con ellos19. Por la misma razón deben desaparecer todos los lugares de culto paganos: santuarios, altares, estelas e imágenes20.
a) Yahvé es el Dios del universo. Es el único21, el Creador de cielos y tierra22, el Dios de los dioses23. Como tal es celoso de su gloria y no admite competencias de los ídolos24. Es trascendente y omnipotente25, es santo26 y justo27. Es también un Dios amoroso y benevolente28, que ama a Israel como a un hijo29 y está dispuesto a perdonarle si sinceramente se arrepiente30.
b) Es el Dios de Israel, que le ha elegido para dar cumplimiento a las promesas hechas a los patriarcas31, Esta elección se concretó en una alianza con Abrahán y con el pueblo en Horeb. El Deuteronomio es el documento solemne que contiene las cláusulas de esta alianza. De ahí arrancan las obligaciones de Israel como nación.
c) Culto.Los israelitas deben sentir un temor reverencial ante Yahvé poderoso y justiciero32, y ese temor ha de manifestarse en la observancia de la Ley33. Pero debe ser un temor amoroso34: Amaras a tu Dios con todo tu corazón...35
Pero estas manifestaciones de amor interno deben ir acompañadas de actos externos de reconocimiento. Israel es un pueblo santo consagrado a Yahvé36. Por ello se le prohiben ciertas prácticas del ambiente profano y pagano37 y tiene que evitar impurezas legales38. Y en reconocimiento de la soberanía debe ofrecer sacrificios y oblaciones de sus ganados y frutos39. El banquete sacrificial era una especie de comunión con Yahvé, en su honor, y con los deudos y necesitados40. Tres veces al año (Pascua, Pentecostés y Tabernáculos) debe el israelita presentarse ante el santuario de Yahvé41. El sábado es día sagrado42.
d) Característica del Deuteronomio es el amor hacia el prójimo, principalmente a los desvalidos, como el huérfano, la viuda, el extranjero, el levita y el esclavo43. La moral de este libro es alta y muy conforme a la predicación de los profetas. Los valores éticos son destacados y los actos de culto son impuestos, pero en el supuesto de que vayan informados de sentimientos internos de agradecimiento a Dios y de arrepentimiento de los pecados. Es una moral que se acerca a la evangélica y puede considerarse como la culminación en la teología del Antiguo Testamento.

1 A. Clamer, Deutéronome (1946) 490. 2 Véase una lista más amplia en Driver. Deuteronomy (ICC) p.lxxviii-lxxxiv. 3 Se señalan algunas contradicciones entre los c.1-4 y 5-26; así, 2:14 y 5:3-5; 9:7; 22:29 y 23:14; 4:41-43 y 19:93. 4 El Talmud consideraba los ocho últimos versículos del Dt como obra de Josué (Baba bathra 14b). 5 Así lo insinúa Hugo De San Caro (f en 1263), Postilla super Deut. 1,1: Opera omnia, 1 (Venecia 1754) 151. 6 Cf. Wellhausen, Prolegómeno, zur Ceschichte Israels ed. 6.a. I Cf. 2Re_14:6 . 8 Cf. 2 Re 18.3-7. 9 Naville, fundándose en la costumbre de esconder libros en los cimientos de los templos egipcios, supone que Salomón escondió también el libro de la Ley de Moisés en el de Jerusalén. Pero la Biblia nada insinúa en este sentido, a pesar de que da muchos detalles sobre la construcción del templo hierosolimitano. Véase Naville, La découverte de la Loi sous le roí Josias (1910); cf. RB (1910) 622. Para casos análogos entre hititas y babilonios véase RB (1923) 473-474; (1927) 141- 10 Cf. RB(1801) 609-616. 11 Cf. Moïse el Josué: Dafc, III 754- 12 Nikel, Die Pentateuchfrage: Bib. Zeitfragen, X 1-3 (1921). 13 Junker, Das Buch Deuteronomium (Bonn) p. 15-16; cf. RB (1934) p.432. 14 Cf. RB (1898) 22. 15 Ë. Clamer, La Genése 46-47. 16 Amó_1:2 ; Isa_8:18 . 17 H. Cazelles, Le Deutéronome (Bible de Jérusalem) 13-15· 18 R. De Vaux, Les institutions de l'Ancien Testament I p.222. 19 Dt 7:2-4. 20 Dt 7:5-25. 21 4:35-39. 22 Dt 10:14. 23 10:17. 24 4:24; 5:25; 6:15. 25 7:16; 20; 22. 26 7:6; 14:21; 23:13. 27 9,4-5; 32,4. 28 7:8; 23:6. 29 8:2; 3; 16. 30 30:1-10. 31 1:11; 6:8; 7:12. 32 7:7; 18-19; 4-5. 33 6:2; 5:29. 34 30:19-20. 35 6:5. 36 Dt 14.2. 37 14:1; 22:5-11; 12. 38 24:8-9; 14:3-21. 39 14:23. 40 12:7. 41 Cf.16. 42 5:12-15. 43 16:12; 14:29; 15:10; 34:17; 18; 22.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Deuteronomio  1,1-46

1. Exhortación de Moisés.
L a parte legislativa del Deuteronomio (c. 12-26) está precedida de un largo prólogo (0.1-12), a base de dos discursos de Moisés, en los que se recuerdan las peripecias del desierto, castigos y bendiciones de Yahvé, como exhortación al cumplimiento de sus mandatos, que después se exponen. El estilo es parenético y artificial y los hechos narrados son sustancialmente los mismos del libro de los Números.

Proemio (1-5).
Estos primeros versículos del Deuteronomio de encuadramiento histórico del discurso exhortatorio de Moisés presentan no pocas dificultades, debidas, sin duda, a la intercalación de glosas extrañas a la primera redacción. Los v.16-3 parecen inserción erudita posterior, y sólo los v.12:4-5 deben constituir la introducción histórica primitiva: Estas son las palabras que dirigió Moisés a todo Israel al lado allá del Jordán después de haber sido derrotados Seón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesebón, y Og, rey de Basan, que habitaba en Astarot y Edrai. Al lado de allá del Jordán, en tierra de Moab, púsose Moisés a inculcarles esta ley, y dijo... La expresión al lado de allá del Jordán prueba que el redactor de esta exhortación vive ya en Canaan1.

1Estas son las palabras que dirigió Moisés a todo Israel al otro lado del Jordán, en el desierto, en el Araba, que está frente a Suf, entre Farán, Tofel, Labán, Jaserot y Dizahab, 2a diez jornadas de camino de Horeb a Cadesbarne por el camino de los montes de Seír. 3El año cuarenta, el undécimo mes, el día primero del mes, habló Moisés a los hijos de Israel de todo aquello que Yahvé le mandara hacer respecto de ellos 4después de haber sido derrotados Seón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesebón, y Og, rey de Basan, que habitaba en Astarot y Edrai. 5Al lado de allá del Jordán, en tierra de Moab, púsose Moisés a inculcarles esta ley, y dijo:

Los nombres intercalados por el glosista nos son en parte ya conocidos. El marco histórico del discurso de Moisés según éste no concuerda con lo que se dice en el v.5 (tierra de Moab), ya que lo supone proferido en el Araba, o depresión esteparia que va desde el mar Muerto al mar Rojo (Suf), cerca de los montes de Seír (o de Edom) y a diez jornadas de camino de Cadesbarne2. Por otra parte, esta situación geográfica no concuerda con lo que se dice en el v.4, donde se alude a las derrotas del rey de los amorreos en Transjordania3.

La Elección de los Jueces (6-18).
6Yahvé, nuestro Dios, nos habló en Horeb, diciendo: Ya habéis morado bastante en este monte; 7ea, levantad el campamento; id a las montañas de los amorreos y de todos sus otros habitantes: al Araba, a la montaña, a la Sefela, al Negueb, a las costas del mar, a la tierra de los cananeos, al Líbano hasta el gran río, el Eufrates. 8Yo os entrego esa tierra; id y tomad posesión de la tierra que a vuestros padres Abrahán, Isaac y Jacob juró Yahvé darles, a ellos y a su descendencia después de ellos. 9Entonces os hablé así: Yo no puedo por mí solo soportaros. 10 Yahvé, vuestro Dios, os ha multiplicado hasta el punto de ser hoy tan numerosos como las estrellas del cielo, u Que Yahvé, Dios de vuestros padres, os multiplique mil veces más y os bendiga, como El os ha prometido. 12Pero ¿cómo soportar yo por mí solo vuestra carga, vuestro peso y vuestras querellas? 13Elegid de vuestras tribus hombres sabios, inteligentes, probados, para que yo los constituya sobre vosotros. 14Y vosotros me respondisteis: Está bien lo que nos mandas hacer. 15Entonces tomé yo de los principales de vuestras tribus, hombres sabios y probados, y los constituí en vuestros capitanes, jefes de millares, de centurias, de cincuentenas y de decenas, y magistrados en vuestras tribus.·" 16Al mismo tiempo di a vuestros jefes este mandato: Oíd a vuestros hermanos, juzgad según justicia las diferencias que pueda haber entre ellos o con los extranjeros. 17No atenderéis en vuestros juicios a la apariencia de las personas; oíd a los pequeños como a los grandes, sin temor a nadie, porque de Dios es el juicio; y si alguna causa halláis demasiado difícil, llevádmela a mí para que yo la conozca. 18Entonces os mandé cuanto en esto habíais de hacer.

La evocación de los recuerdos empieza con la estancia de los israelitas en Horeb-Sinaí. La expresión Yahvé, nuestro Dios, es característica del documento deuteronómico, cuya concepción teoló-gico-teocrática de Israel está basada en la alianza del Sinaí4. Es el propio Dios Guía de Israel el que da la orden de marcha hacia la tierra de promisión, cuyos límites se definen idealmente conforme a los deseos de los mesianistas de los tiempos de David, cuando las victorias había creado un clima de grandeza, no siempre en conformidad con las realidades históricas. Así, se ordena a los hebreos caminar hacia el Araba (depresión esteparia al sur del mar Muerto), la montaña, o zona montañosa donde habitan los amorreos, en contraposición a los cananeos, que se supone habitar en la costa y junto al Jordán5. Sefela (lit. país bajo o llano), o zona semillana de las últimas estribaciones montañosas de Judá hacia la costa6. Negueb, al sur de Canaán, desde Hebrón hasta Cades. País de los cananeos: la parte costera superior de Canaán hasta Fenicia7. Líbano (de la-ban, ser blanco, por sus nieves o por sus rocas blanquecinas) es la cordillera de montañas de unos 150 kilómetros que se extiende de abajo arriba, desde Palestina a Siria. Aquí parece que designa toda esta región hasta llegar al Eufrates8. Esta inmensa zona geográfica ha sido prometida a los patriarcas (v.8) según las interpretaciones idealistas de los mejores tiempos de la monarquía, cuando las victorias guerreras de David daban pie a la imaginación de los poetas áulicos para esperar un reino que llegara al Eufrates9. Los profetas utilizarán estos datos para trazar los límites del futuro reino me-siánico.
Según éxo_18:13-26, Moisés, por sugerencia de Jetró, su suegro, estableció jefes de tribus como jueces del pueblo en las causas menores. Aquí el deuteronomista presenta esta institución como original del propio Moisés, que se siente incapaz de despachar personalmente todos los asuntos10. Moisés escogió gentes honestas y sabias para ejercer este delicado oficio, encareciendo el sentido de justicia, sin acepción de personas (oíd a los pequeños como a los grandes, v.17), porque en realidad de Dios es el juicio. Son representantes de Dios, y como tales deben actuar. Este criterio de equidad está muy conforme con el· espíritu del deuteronomista11 y con la predicación ética de los profetas12.

En Cadesbarne: la Exploración de Canaán (19-46).
19Partidos de Horeb, atravesamos todo el vasto y horrible desierto que habéis visto en dirección a las montañas de los amorreos, como nos lo había mandado Yahvé, nuestro Dios, y llegamos a Cadesbarne. 20Entonces os dije: Habéis llegado ya a las montañas de los amorreos, que Yahvé, nuestro Dios, va a daros. 21Mira: Yahvé, tu Dios, te da en posesión esa tierra; sube y apodérate de ella, conforme a la promesa que te ha hecho Yahvé, Dios de tus padres. No temas, no te acobardes. 22 Pero os presentasteis a mí todos para decirme: Mandemos por delante hombres que nos exploren la tierra y nos informen acerca del camino por donde debemos subir y de las ciudades adonde hemos de llegar. 23Parecióme bien la propuesta, y tomé de entre vosotros doce, uno por cada tribu. 24Partieron, y después de atravesar la parte montuosa llegaron al valle de Escol y lo exploraron. 25Tomaron frutos de los de la tierra para traérnoslos, y nos dijeron en su relato: Es una buena tierra la que nos da Yahvé, nuestro Dios. 26Sin embargo, vosotros os negasteis a subir, y fuisteis rebeldes a las órdenes de Yahvé, vuestro Dios. 27Murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Nos odia Yahvé, y por eso nos ha sacado de Egipto para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos. 28¿Adonde vamos a subir? Nuestros hermanos nos han acobardado al decirnos: Es una gente más numerosa y de mayor estatura que nosotros; son grandes sus ciudades, y las murallas de éstas se alzan hasta el cielo, y hasta hemos visto allí hijos de Enaq. 29Yo os dije: No os acobardéis, no les tengáis miedo; 30Yahvé, vuestro Dios, que marcha delante de vosotros, combatirá El mismo por vosotros, según cuanto por vosotros a vuestros mismos ojos hizo en Egipto 31y en el desierto, por donde has visto cómo te ha llevado Yahvé, tu Dios, como lleva un hombre a su hijo, por todo el camino que habéis recorrido hasta llegar a este lugar. 32Con todo, vosotros ni por esto confiasteis en Yahvé, vuestro Dios, 33que delante de vosotros marchaba por el camino buscándoos los lugares de acampamento, en fuego durante la noche, para mostraros el camino que habíais de seguir, y en nube durante el día. 34Yahvé oyó el rumor de vuestras palabras, y, montando en cólera, juró, diciendo: 35Ninguno de los hombres de esta perversa generación llegará a la buena tierra que yo juré dar a vuestros padres, 36excepto Caleb, hijo de Yefoné; éste la verá, y yo le daré a él y a sus hijos la tierra que él ha pisado, porque ha seguido fielmente a Yahvé. 37Yahvé se irritó también contra mí por vosotros, y dijo: Tampoco tú entrarás en ella. 38Josué, hijo de Nun, tu lugarteniente, entrará; fortalécele, porque él ha de poner a Israel en posesión de esa tierra. 39Y vuestros niños, de quienes habéis dicho que serían presa del enemigo; vuestros hijos, que no distinguen hoy todavía entre el bien y el mal, serán los que entren; a ellos se la daré y ellos la poseerán. 40Vosotros volveos y partid por el desierto camino del mar Rojo. 41Vosotros respondisteis, diciéndome: Hemos pecado contra Yahvé; queremos subir y combatir como Yahvé, nuestro Dios, ha mandado; y, ciñéndoos vuestras armas, os dispusisteis inconsideradamente a subir a la montaña. 42Yahvé me dijo: Diles: No subáis y no combatáis, porque yo no iré en medio de vosotros; no os hagáis derrotar por vuestros enemigos. 43Yo os lo dije; pero vosotros no me escuchasteis, os resististeis a las órdenes de Yahvé, y fuisteis tan presuntuosos, que os empeñasteis en subir a la montaña. 44Entonces los amorreos, que habitan en esas montañas, salieron contra vosotros y os persiguieron como persiguen las abejas; os derrotaron en Seír hasta Jormá. 45Vinisteis y llorasteis ante Yahvé; pero Yahvé no escuchó vuestra voz, no os dio oídos. 46Así estuvisteis tanto tiempo en Cades, todo el tiempo que allí habéis morado.

El deuteronomista coloca en labios de Moisés la narración de los principales acontecimientos ocurridos en Cadesbarne con ocasión de la exploración de Canaán. Sustancialmente, lo narrado aquí es lo que leemos en Núm c.13-14. En el comentario a estos textos hemos hecho notar que hay dos fuentes. La primera hace llegar los exploradores hasta la entrada de Jamat, en el alto Canaán, mientras que la segunda concreta la exploración a la región inmediata a Hebrón.

1 Algunos autores, como Hummelauer y Junker, creen que los v.1-2 son una transición entre el libro de los Núm y Dt; así, la expresión Estas son las palabras que dirigió Moisés... aludiría a los discursos anteriores, narrados en el libro de los Números. Nosotros creemos que más bien son introducción a lo que sigue en Dt. 2 Para la identificación de estas localidades véase comentario a Num_10:12; 11:35; Núm 33 20; cf. Abel, Geog. I 427. 3 Cf. Núm 21:21-22:1. 4 Deu_5:2. 5 Num_13:29. 6 Abel, Geog. 1.416. 7 En las cartas de Tell Amarna se llama Kinahna a la zona superior de Canaán lindante con Tiro y Sidón. 8 Cf. Gen_15:18. Quizá Eufrates sea glosa, y el texto aluda al río Leontes, en Siria; cf. Abel, I 464. 9 Sal_72:8-11; Sal_89:26; Zac_1:10. 10 Según éxo_18:12-27 esta institución de jueces tuvo lugar antes de llegar al Sinaí, mientras que aquí se supone que es después. Algunos autores suponen que Exo_17:12-17 debe colocarse después de Ex 24, y entonces la institución fue después de la alianza sinaítica, lo que concuerda con el deuteronomista. Véase P. Heinisch, Das Buch Exodus 143. 11 Deu_16:18-20. 12 Cf. Isa_1:16s; Jer_7:33; Jer_22:33; 1 Sam 12:1s.