Deuteronomio  33 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 29 versitos |
1 He aquí las bendiciones con que antes de morir bendijo Moisés a los hijos de Israel.
2 Dijo: “Yahvé, saliendo del Sinaí,
3 Has hecho gracia al pueblo, todos los santos están en tu mano y están postrados a tus pies, levantándose a una orden tuya.
4 Moisés nos ha prescrito la Ley. Su heredad es la casa de Jacob.
5 Hízose El Rey de Yesurún cuando se reunieron los jefes del pueblo juntamente con las tribus de Israel.”
6 “Viva Rubén y no se extinga aunque sean poco numerosos sus varones.”
7 Y sobre Judá dijo: “Oye, ¡oh Yahvé!, la voz de Judá y tráele a su pueblo. Por él luchó tu mano, fuiste ayuda contra sus enemigos.”
8 A Leví le dijo: “Da a Leví tus “tummim,” y tus “urim” a tu favorito, a quien probaste en Massá y con quien contendiste en las aguas de Meribá.
9 El que dijo a su padre: No te conozco, y a sus hermanos no consideró, y desconoció a sus hijos por haber guardado tus palabras, por haber observado tu pacto.
10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, y tu Ley a Israel, y pondrán a tus narices el timiama, y el holocausto en tu altar.
11 Bendice, ¡oh Yahvé!, sus bienes y acepta las obras de sus manos. Hiere el dorso de los que contra él se alcen, y los que le odien que no se levanten.”
12 A Benjamín le dijo: “Amado de Yahvé, reposará siempre en seguridad. Es el Altísimo su protección19 , y descansará sobre sus espaldas.”
13 A José le dijo: “Bendita de Yahvé sea tu tierra, de lo mejor del cielo arriba, y abajo, de las aguas del abismo;"
14 de lo mejor de los frutos que madura el sol, de los frutos selectos de la luna;"
15 de lo mejor de los viejos montes, de lo mejor de los antiguos collados;"
16 de los dones exquisitos de la tierra y de su abundancia, gracioso don del que se apareció en la zarza; desciendan sobre la cabeza de José, sobre la frente del príncipe de sus hermanos."
17 Como un toro primogénito es su gloria, son sus cuernos los cuernos del búfalo, con que postra a las gentes, a los términos todos de la tierra. Tales son las miríadas de Efraím, las miríadas de Manasés.”
18 A Zabulón le dijo: “Gózate, Zabulón, en tus negocios, y tú, Isacar, en tus tiendas.
19 Ellos llaman a los pueblos, y allí ofrecen sacrificios de justicia. Ellos chupan la abundancia de los mares, y los escondidos tesoros en la arena.”
20 Y sobre Gad dijo: “Bendito el que ensanchó a Gad; como leona se halla tumbado, y desgarra el brazo y la cabeza."
21 El se proveyó de las primicias, pues allí fue decretada su parte cuando se reunieron los príncipes del pueblo; ejecutó la justicia de Yahvé, y sus fallos justos con Israel.”
22 Y sobre Dan dijo él: “Dan es un cachorro de león que salta de Basan.”
23 Y sobre Neftalí dijo: “Neftalí, colmado de favores, lleno de la bendición de Yahvé, la mar y sus peces son su posesión.”
24 Y sobre Aser dijo él: “Bendito Aser entre los hijos (de Jacob); sea él preferido entre sus hermanos; en el aceite meterá sus pies."
25 De hierro y bronce son tus cerrojos; mientras vivas goces de reposo.”
26 “No hay para Yesurún otro Dios; el que en auxilio suyo marcha sobre los cielos, y en su majestad sobre las nubes."
27 Su refugio es el Dios eterno; su sostén, los brazos eternos. Expulsa delante de ti al enemigo y dice: ¡Extermina!"
28 Habite Israel en seguridad, more aparte la fuente de Jacob, en la tierra del trigo y del mosto, cuyos cielos difunden el rocío.
29 Venturoso tú, Israel. ¿Quién semejante a ti, pueblo salvado por Yahvé? El es tu escudo de defensa, El es la espada de tu gloria.”

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Introducción a Deuteronomio 

Times New Roman ;;;;; Riched20 5.40.11.2210;
Deuteronomio.

Introducción.

Nombre.
Deuteronomio significa en griego Segunda Ley (Äåõôåñï-íüìéïí), y es una traducción del Misneh hattorah (repetición de la Ley) de 17,18; en realidad, este título adecúa perfectamente al contenido del libro, ya que se trata de una nueva promulgación de la mayor parte de la legislación contenida en los libros anteriores del Pentateuco. En las Biblias hebraicas modernas se le designa por las primeras palabras del TM: 'elleh haddebarim (estas palabras).

Contenido y División.
Por su forma y contenido, el Deuteronomio es un libro distinto a los cuatro anteriores del Pentateuco, ya que no es una narración histórica ni una mera codificación fría, sino una composición oratoria del género parenético, en el que se recogen los discursos de Moisés en Moab antes de entrar los israelitas en Canaán y al término de la gran peregrinación por el desierto. Es como una recapitulación de los hechos ocurridos desde el Sinaí y una nueva proclamación de las leyes básicas de la teocracia hebrea. El tono es solemne y exhortatorio, como conviene en boca del libertador y legislador de Israel en el momento en que se va a despedir de su pueblo una vez cumplida su ingrata misión. La idea central de sus discursos de despedida es que sólo el cumplimiento fiel de los preceptos divinos atraerá la bendición de Yahvé. No es una mera exposición de hechos o leyes, sino que ambas cosas están envueltas en un espíritu de amor a Dios y al prójimo. Esto es característico del Deuteronomio.
Podemos dividirlo en cinco secciones:

1) Discurso primero (1:6-4:40):
a) Sección histórica: Evocación de los hechos acaecidos desde la marcha del Sinaí hasta las estepas de Moab (1:6-3:29).
b) Sección parenética: Exhortación al cumplimiento de la ley de Yahvé (4:1-40).

2) Discurso segundo (5:1-11:32): Exhortación (5:1).
a) Alianza del Sinaí (Decálogo) (5:1-33).
b) Fidelidad a Yahvé (6:1-25).
c) Mandato de exterminio de los cananeos (7:1-26).
d) Gratitud a la Providencia divina (8:1-20).
e) Recuerdo del pasado (9:1-10:11).
f) Exhortación para el futuro (10:12-11:32).

3) Código del Deuteronomio (parte central del libro):
a) Leyes religiosas (12:2-16; 17; 21; 17:7).
b) Leyes sobre las autoridades (16:18-20; 17:8-18:22).
c) Leyes civiles, penales y varias (19:1-25:19).
d) Prescripciones litúrgicas (26:1-15).
e) Adición sobre las ceremonias conmemorativas (27; 1-26).
Conclusión (28:1-29:1).

4) Discurso tercero (29:2-30:20): Nueva exhortación a guardar la Ley; evocación de los beneficios recibidos desde la salida de Egipto y recuerdo de las promesas y amenazas divinas.

5) Postrimerías de Moisés (31:1-34:12):
a) Instrucciones a Josué (31:1-21).
b) Cántico (31:22-32:43).
c) Bendición de las tribus (33:1-29).
d) Muerte de Moisés (34:1-12).

Estilo Literario.
Conforme a su finalidad parenética, el estilo es oratorio, solemne, enfático, redundante, con muchas repeticiones. Es el predicador que exhorta al cumplimiento de la Ley en estilo directo, recordando los beneficios recibidos de Dios y los castigos a las infidelidades como lección para el futuro. Recuerda el orador las principales leyes que se han de guardar para mantener las buenas relaciones con Yahvé. Es como un código popular1, en el que se instruye grosso modo al pueblo, sin llegar a las minuciosidades del Levítico o de los Números. El estilo familiar aparece en las frases reiteradas de Yahvé, nuestro Dios, nuestro Dios, seguir a Dios, con todo el corazón y con toda el alma, hacer lo que es bueno o malo a los ojos de Yahvé, el lugar donde Yahvé hará morar su nombre.2
Es El Estilo De La Predicación Profética.

Unidad Literaria.
Muchos críticos sostienen que el núcleo primitivo con unidad literaria es la parte legislativa (c. 12-26), pero por semejanza de estilo son también muchos los que creen que el núcleo primitivo lo constituyen los c.5-26. La falta de repeticiones en estos capítulos prueba para éstos la unidad primitiva de autor. Los c.1-4, en cambio, son considerados por la mayor parte de los críticos como adición posterior al conjunto (c.5-26)3. El c.28 es generalmente considerado como conclusión del conjunto legislativo (c.5-26).

Origen Mosaico.
La tradición judeo-cristiana considera todo el libro como obra del propio Moisés4. Sin embargo, en la Edad Mediado faltaron quienes atribuyeron parte del libro a Josué5. En el siglo xix los críticos independientes lanzaron la idea de que el Deuteronomio es el libro de la Ley descubierto en el templo de Jerusalén bajo Josías (621 a.C.) Esta idea, que había sido propuesta ya por San Atanasio y San Jerónimo (si bien éstos admitían el origen mosaico del Deuteronomio), fue generalizada en la teoría de las cuatro fuentes welhau-senianas, con la afirmación subsiguiente de que la composición de ese documento no es anterior al propio rey Josías. El hallazgo del libro habría sido un fraude piadoso inventado por los sacerdotes para autorizar la reforma religiosa con la idea de la centralización del culto en el templo de Jerusalén6. Para confirmar esta hipótesis se arguye que algunas instituciones de las que se habla en el Deuteronomio son de época posterior a Moisés, como la de la monarquía y la judicatura. Por otra parte, las ideas teológicas y el enfoque moral parecen de la época de la predicación profética.
Contra la hipótesis del fraude piadoso se arguye que, ya en el siglo IX antes de Cristo, el rey Amasias (796-768) conocía la prescripción de Dt 16:4, según la cual los hijos no debían ser castigados por los pecados de los padres, y se atribuía esta ordenación a Moisés7. Por otra parte, el rey Ezequías (727-698) había intentado una reforma religiosa, en la que se centralizaba el culto en el templo de Jerusalén8. Por otra parte, es incomprensible en los siglos IX-XIV la orden de exterminar a los cananeos y amalecitas de Dt 20:16-18 y 25:17-19, ya que eran poblaciones extinguidas para aquellos tiempos de la monarquía. Esa ordenación más bien refleja los primeros tiempos de la ocupación de Canaán por los israelitas. Todo esto prueba que el Deuteronomio es anterior al 621, que fue encontrado el libro de la Ley. Se supone que, en tiempos de la persecución de Manasés, este libro fue escondido en los cimientos del templo, y después fue encontrado fortuitamente cuando se hicieron las obras de reparación del tiempo de Josías9. Después de afirmar que la indicación de Dt 31:24 sobre la redacción de un libro con las palabras de la Ley por Moisés no ha de aplicarse a todo el Deuteronomio como hoy le tenemos, sino al conjunto de la Ley, afirma que la expresión Moisés escribió no ha de tomarse al pie de la letra como la otra de Dios dijo a Moisés, teniendo en cuenta que la seudonimia era un recurso literario corriente en la misma literatura bíblica, como aparece en el caso del libro de la Sabiduría, atribuido a Salomón. Por otra parte, la legislación deuteronómica se presenta como la repetición de la Ley (misneh hattorah); es decir, del conjunto legislativo de la época del desierto. Así, pues, si el código de la alianza es mosaico, lo es también sustancialmente la legislación deuteronómica, que está calcada sobre las tradiciones legales del desierto. Por eso, el autor del Deuteronomio ha sido lógico, y ha puesto el nombre de Moisés a lo que él consideraba su obra14. Sustancialmente, el núcleo legislativo del Deuteronomio es mosaico, como lo es el del Pentateuco en general. Esto no quiere decir que ese núcleo no se haya desarrollado orgánicamente y desde dentro (conforme al espíritu y esquema mosaico); posteriormente, conforme a las exigencias nuevas de los tiempos, el legado religioso de Moisés no podía conservarse en el curso de la historia de Israel, sino en la medida en que se formularan nuevas regulaciones, adaptadas a las circunstancias, que necesariamente cambian, mas siempre según el espíritu del gran legislador; debido a esto, por ficción literaria, se ponían en boca del mismo Moisés todas las determinaciones y ordenanzas, que no hacían sino poner por obra la revelación del Sinaí, valedera para todos los tiempos, y de la que Moisés era el depositario. Se puede admitir, no sin verosimilitud, que la amplitud y la precisión de la reforma de Ezequías (716-715) supone una codificación de las leyes antiguas... Que con ocasión de esta reforma la ley de centralización en particular haya sido añadida a una codificación de textos legislativos que habrían visto la luz en el reino del Norte, y que los levitas hubieran traído a Jerusalén después de la caída de Samaría, nada tiene de inverosímil.15 Es la opinión de Cazelles: Cuando la caída del reino del Norte (722) algunos levitas, huyendo de la dominación extranjera, se refugiaron en Jerusalén y llevaron consigo algunas de estas colecciones... La ley de la unidad del santuario se explica muy bien en esta fecha; los antiguos santuarios célebres del Norte han prevaricado y acaban de desaparecer, mientras el de Jerusalén acaba de librarse de Senaquerib en 701, sirve de residencia al arca santa y es considerado por los profetas como el lugar por excelencia de los oráculos divinos16. El santuario se remontaba a David; pero más allá de David, demasiado judío, es hasta Moisés, mediador de la alianza, y hasta la tradición mosaica, fuente de la unidad religiosa en Israel, hasta donde había que remontar. Así, el autor del Deuteronomio incluyó su compilación en una especie de comentario teológico, discursos puestos en boca de Moisés, el mediador de la alianza. Recordando al principio el Decálogo, fundamento de la alianza, el autor enlazaba con él toda la legislación posterior, procedente de Dios no directamente, sino por intermedio de Moisés... Hay demasiada relación entre la reforma de Josías y las exigencias deuteronómicas para no admitir un lazo de unión entre el Deuteronomio y esta reforma... Sobrevino la catástrofe del 589-588, y fue entonces cuando el yahvismo mostró toda su vitalidad. Paralelamente a la misión de Ezequiel, Dios inspiró una segunda edición del Deuteronomio, según el mismo espíritu de la primera, pero con vistas más precisas sobre el destierro, una marcada insistencia sobre las perspectivas de liberación (4:25-31 y final del cántico de c.32); por fin, una atención más sostenida a las ideas de la Sabiduría. Esta edición añadió los c.1-4, que insisten sobre la conquista, imagen de la reconquista que esperan los desterrados; añadió un gran párrafo a las maldiciones del c.28 y completó el c.31 en función del gran cántico del c.32... Este mismo autor ha añadido probablemente algunas notas en los discursos (10:6-9) y en las leyes redactadas o compiladas por su predecesor. Puede que sea también él quien ha operado el trabajo final de fusión entre el Deuteronomio y el documento antiguo17. El P. R. De Vaux supone también que la compilación del Deuteronomio es sustancialmente de la época de Ezequías18. Por nuestra parte, creemos que, en efecto, el Deuteronomio refleja la predicación teológica del siglo VIII antes de Cristo, aunque creemos verosímil que la redacción del mismo se deba a levitas del reino del Norte, pues no es fácilmente concebible que la clase sacerdotal de Judá haya admitido una elaboración hecha por los que eran considerados como cismáticos frente a la tradición de Jerusalén.

Doctrina Religiosa.
La principal preocupación del deuteronomista es evitar que los israelitas tomen parte en los cultos idolátricos. Es la obsesión de la predicación de los profetas. Las infiltraciones paganas en el pueblo eran cada vez mayores, y era preciso recordar los grandes postulados de la religión mosaica como fue concebida en los tiempos heroicos del desierto. El sincretismo religioso fue siempre un peligro para los israelitas, ya que éstos no tenían inconveniente en asociar al culto de Yahvé prácticas de origen cananeo. Por eso se ordena la extirpación de los cananeos y se prohíbe tener relaciones con ellos19. Por la misma razón deben desaparecer todos los lugares de culto paganos: santuarios, altares, estelas e imágenes20.
a) Yahvé es el Dios del universo. Es el único21, el Creador de cielos y tierra22, el Dios de los dioses23. Como tal es celoso de su gloria y no admite competencias de los ídolos24. Es trascendente y omnipotente25, es santo26 y justo27. Es también un Dios amoroso y benevolente28, que ama a Israel como a un hijo29 y está dispuesto a perdonarle si sinceramente se arrepiente30.
b) Es el Dios de Israel, que le ha elegido para dar cumplimiento a las promesas hechas a los patriarcas31, Esta elección se concretó en una alianza con Abrahán y con el pueblo en Horeb. El Deuteronomio es el documento solemne que contiene las cláusulas de esta alianza. De ahí arrancan las obligaciones de Israel como nación.
c) Culto.Los israelitas deben sentir un temor reverencial ante Yahvé poderoso y justiciero32, y ese temor ha de manifestarse en la observancia de la Ley33. Pero debe ser un temor amoroso34: Amaras a tu Dios con todo tu corazón...35
Pero estas manifestaciones de amor interno deben ir acompañadas de actos externos de reconocimiento. Israel es un pueblo santo consagrado a Yahvé36. Por ello se le prohiben ciertas prácticas del ambiente profano y pagano37 y tiene que evitar impurezas legales38. Y en reconocimiento de la soberanía debe ofrecer sacrificios y oblaciones de sus ganados y frutos39. El banquete sacrificial era una especie de comunión con Yahvé, en su honor, y con los deudos y necesitados40. Tres veces al año (Pascua, Pentecostés y Tabernáculos) debe el israelita presentarse ante el santuario de Yahvé41. El sábado es día sagrado42.
d) Característica del Deuteronomio es el amor hacia el prójimo, principalmente a los desvalidos, como el huérfano, la viuda, el extranjero, el levita y el esclavo43. La moral de este libro es alta y muy conforme a la predicación de los profetas. Los valores éticos son destacados y los actos de culto son impuestos, pero en el supuesto de que vayan informados de sentimientos internos de agradecimiento a Dios y de arrepentimiento de los pecados. Es una moral que se acerca a la evangélica y puede considerarse como la culminación en la teología del Antiguo Testamento.

1 A. Clamer, Deutéronome (1946) 490. 2 Véase una lista más amplia en Driver. Deuteronomy (ICC) p.lxxviii-lxxxiv. 3 Se señalan algunas contradicciones entre los c.1-4 y 5-26; así, 2:14 y 5:3-5; 9:7; 22:29 y 23:14; 4:41-43 y 19:93. 4 El Talmud consideraba los ocho últimos versículos del Dt como obra de Josué (Baba bathra 14b). 5 Así lo insinúa Hugo De San Caro (f en 1263), Postilla super Deut. 1,1: Opera omnia, 1 (Venecia 1754) 151. 6 Cf. Wellhausen, Prolegómeno, zur Ceschichte Israels ed. 6.a. I Cf. 2Re_14:6 . 8 Cf. 2 Re 18.3-7. 9 Naville, fundándose en la costumbre de esconder libros en los cimientos de los templos egipcios, supone que Salomón escondió también el libro de la Ley de Moisés en el de Jerusalén. Pero la Biblia nada insinúa en este sentido, a pesar de que da muchos detalles sobre la construcción del templo hierosolimitano. Véase Naville, La découverte de la Loi sous le roí Josias (1910); cf. RB (1910) 622. Para casos análogos entre hititas y babilonios véase RB (1923) 473-474; (1927) 141- 10 Cf. RB(1801) 609-616. 11 Cf. Moïse el Josué: Dafc, III 754- 12 Nikel, Die Pentateuchfrage: Bib. Zeitfragen, X 1-3 (1921). 13 Junker, Das Buch Deuteronomium (Bonn) p. 15-16; cf. RB (1934) p.432. 14 Cf. RB (1898) 22. 15 Ë. Clamer, La Genése 46-47. 16 Amó_1:2 ; Isa_8:18 . 17 H. Cazelles, Le Deutéronome (Bible de Jérusalem) 13-15· 18 R. De Vaux, Les institutions de l'Ancien Testament I p.222. 19 Dt 7:2-4. 20 Dt 7:5-25. 21 4:35-39. 22 Dt 10:14. 23 10:17. 24 4:24; 5:25; 6:15. 25 7:16; 20; 22. 26 7:6; 14:21; 23:13. 27 9,4-5; 32,4. 28 7:8; 23:6. 29 8:2; 3; 16. 30 30:1-10. 31 1:11; 6:8; 7:12. 32 7:7; 18-19; 4-5. 33 6:2; 5:29. 34 30:19-20. 35 6:5. 36 Dt 14.2. 37 14:1; 22:5-11; 12. 38 24:8-9; 14:3-21. 39 14:23. 40 12:7. 41 Cf.16. 42 5:12-15. 43 16:12; 14:29; 15:10; 34:17; 18; 22.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Deuteronomio  33,1-29

33. Bendiciones de Moisés.
E l libro del Génesis se cierra con la conmovedora narración del testamento y muerte del patriarca Jacob, que predice el destino concreto de cada una de las tribus que habían de proceder de sus doce hijos. El Deuteronomio, al narrar la muerte del caudillo libertador de Israel , nos ofrece las bendiciones de él sobre las diversas tribus, que por espacio de cuarenta años habían estado vinculadas a su persona. Se considera como el padre espiritual de las mismas, y así el deuteronomista pone en boca de Moisés el vaticinio de la suerte futura de cada una de las tribus de Israel. Generalmente, los comentaristas suponen que la composición se debe a un autor de la época de los jueces o de los primeros años de la monarquía, el cual, por seudonimia y para dar más autoridad a sus palabras, pone estas bendiciones en boca del libertador de Israel, como el autor de los vaticinios sobre las diversas tribus de Gén 49 los atribuye al propio patriarca Jacob.

Introducción (1-5).
1He aquí las bendiciones con que antes de morir bendijo Moisés a los hijos de Israel. 2Dijo:

Yahvé, saliendo del Sinaí,
vino de Seír en favor nuestro.
Resplandeció en la montaña de Farán
vino con las miríadas de santos
1,
de su diestra salen saetas de fuego
2.
3Has hecho gracia al pueblo,
todos los santos están en tu mano
y están postrados a tus pies,
levantándose a una orden tuya
3.
4Moisés nos ha prescrito la Ley.
Su heredad es la casa de Jacob.
5Hízose El Rey de Yesurún
cuando se reunieron los jefes del pueblo
juntamente con las tribus de Israel.


El hagiógrafo nos presenta a Yahvé a la cabeza de su pueblo, la nación santa, avanzando por el desierto, como en el canto de Débora4, de Habacuc5 y del salmista6. Viene acompañado de sus ángeles (miríadas de santos, v.2) en medio de los rayos del Sinaí (de su diestra salen saetas de fuego), mientras el pueblo está aterrado ante la fulgurante teofanía del Sinaí. El pueblo está a sus órdenes para emprender la marcha. Por haberle aceptado como pueblo suyo, los israelitas son santos7, dispuestos a luchar a las órdenes de Yahvé. La perspectiva del cántico parece que se alarga hacia los incidentes de la marcha victoriosa hacia Canaán. Israel es la heredad de Yahvé porque le ha otorgado la Ley, síntesis de las relaciones amistosas de Dios con su pueblo. En virtud de ella, Israel se halla en una situación privilegiada frente a los otros pueblos. Por eso Yahvé ha sido escogido como Rey en la asamblea de las tribus de Israel (v.5). ? Israel se le designa con el título honorífico de Yesurún (el recto)8.

Bendición de Rubén y Jada (6-7).
6Viva Rubén y no se extinga aunque sean poco numerosos sus varones.9 7Y sobre Judá dijo:
Oye, ¡oh Yahvé!, la voz de Judá
y tráele a su pueblo.
Por él luchó tu mano,
fuiste ayuda contra sus enemigos.


Después del preámbulo ampuloso y solemne empiezan las bendiciones por Rubén, el primogénito de Jacob, o mejor, por la tribu que lleva su nombre. Parece que el profeta encuentra la tribu de Rubén muy empobrecida, pues pide que no se extinga. En tiempo de los jueces, la tribu de Rubén debía de estar en una situación muy precaria10. Su situación en TransJordania no favoreció su desarrollo, pues al encontrarse aislada de las otras tribus, los moabitas se apoderaron de la mayor parte de sus ciudades11. Por ello no ha tenido esta tribu significación en la historia de Israel.
En el vaticinio de Jacob se asigna a Judá un porvenir glorioso y una clara preeminencia sobre las otras tribus12. Las palabras proferidas aquí por Moisés según el deuteronomista no son tan halagüeñas, pero substancialmente se reconoce su importancia entre las otras tribus. Supone el poeta que Judá está como separado de las demás tribus (tráele a su pueblo, v.7), quizá porque estaba demasiado absorta en la vasta heredad que le había tocado en suerte13. Durante la época de los jueces, Judá no había logrado adueñarse del territorio asignado; por eso en el cántico de Débora no se hace mención de esta tribu14. Aquí el deuteronomista supone que Judá está aislada en lucha con los cananeos15. Para conseguir su objetivo necesitó la ayuda de Simeón. El poeta supone aquí que Yahvé la ayudó en su lucha con los cananeos.

Bendición de Leví (8-11).
8A Leví le dijo:
Da a Leví tus tummim,
y tus
urim a tu favorito,
a quien probaste en Massá
y con quien contendiste en las aguas de Meribá.
9El que dijo a su padre: No te conozco,
y a sus hermanos no consideró,
y desconoció a sus hijos
por haber guardado tus palabras,
por haber observado tu pacto.
10Ellos enseñarán tus juicios a Jacob,
y tu Ley a Israel,
y pondrán a tus narices el timiama,
y el holocausto en tu altar.
11Bendice, ¡oh Yahvé!, sus bienes
y acepta las obras de sus manos.
Hiere el dorso de los que contra él se alcen,
y los que le odien que no se levanten.


A Leví desea el profeta las suertes, es decir, el urim y el tummim, con las que se consultaba a Yahvé. Era un oficio exclusivo de los sacerdotes16. Favorito (lit. hombre de tu complacencia) parece aludir a Moisés, de la tribu de Leví, o a su hermano Aarón, sumo sacerdote. Fueron probados en Massá y en Meribá por Dios cuando permitió que los israelitas se rebelaran contra ellos17.
La tribu de Leví, por ser fiel a su Dios, desconoce los lazos más sagrados de familia (v.9). Quizá aluda aquí el profeta al incidente del becerro de oro, cuando los levitas mataron sin compasión a los transgresores, algunos de ellos allegados suyos18. Son los guardianes oficiales de la palabra y pacto de Yahvé (v.9b).
A continuación, el profeta enumera las dos funciones esenciales y características de la tribu de Leví: enseñanza de la Ley y determinación de los juicios de Yahvé, es decir, la aplicación de la Ley en las causas judiciales y el servicio en el altar ofreciendo el incienso o timiama y el holocausto (v.10b). En vista de la importancia de sus funciones específicas, el profeta pide la bendición para los miembros de esta tribu privilegiada, el castigo contra los que se oponen a sus privilegios sagrados. En Num_16:1 se narra la insurrección de Datan y Abirón contra los privilegios de los levitas alegando que todo el pueblo era santo, puesto que Dios vivía en medio de ellos. Sin duda que estas protestas se repitieron muchas veces en la historia de Israel, y aquí el profeta sale por los fueros de la clase sacerdotal.

Bendición de Benjamín.
12A Benjamín le dijo: Amado de Yahvé, reposará siempre en seguridad. Es el Altísimo su protección19, y descansará sobre sus espaldas.

El profeta anuncia a Benjamín el amor especial de Yahvé, pudiendo morar así seguro, como niño mimado, en las espaldas de su Dios. La palabra hebrea ketefayim, que traducimos por espaldas, puede tener un sentido metafórico de montes elevados20, y en ese caso, la frase descansará en sus montes aludiría al territorio montuoso en el que habría de morar la tribu de Benjamín. Como dentro de esos montes de Efraím estaba la colina del templo de Jerusalén, muchos autores creen que el profeta aludiría aquí a la morada de Yahvé dentro de los confines de Benjamín.

Bendición de José (13-17).
13A José le dijo:
Bendita de Yahvé sea tu tierra,
de lo mejor del cielo arriba,
y abajo, de las aguas del abismo;
14de lo mejor de los frutos que madura el sol,
de los frutos selectos de la luna;
15de lo mejor de los viejos montes,
de lo mejor de los antiguos collados;
16de los dones exquisitos de la tierra y de su abundancia,
gracioso don del que se apareció en la zarza;
desciendan sobre la cabeza de José,
sobre la frente del príncipe de sus hermanos.
17Como un toro primogénito es su gloria,
son sus cuernos los cuernos del búfalo,
con que postra a las gentes, a los términos todos de la tierra.
Tales son las miríadas de Efraím,
las miríadas de Manasés.


La bendición sobre José afecta a las dos tribus salidas de él, Manasés y Efraím. El profeta alaba la fertilidad de las tierras en que se asentaron estas tribus, enriquecidas con las lluvias del cielo (de lo mejor del cielo arriba, v.13) y con las fuentes y arroyos que brotan de la tierra (de las aguas del abismo). En general, esta bendición está calcada sobre la de Jacob a la misma tribu21. La fertilidad de sus campos se refleja en los mejores frutos, madurados con buen sol y preparados durante meses en los ciclos de la luna, que regula el curso de las estaciones. Los viejos montes y los antiguos collados (objeto de una especial creación según la mentalidad popular hebrea por ser las columnas de la tierra)22 aluden a la región montañosa de Efraím. Toda la feracidad de la tierra es un gracioso don del que se apareció en la zarza (v.16), designación poética de Dios, que se apareció a Moisés en la zarza ardiendo23. A José se le llama príncipe de sus hermanos por la situación privilegiada de José en la corte del faraón como protector de sus hermanos, pero quizá hay aquí una posible alusión a la situación política privilegiada de Efraím como tribu principal del reino septentrional después del cisma de Jeroboán I24. La tribu de Efraím a veces es designada con el nombre de José25. Históricamente se distinguió por su fuerza y orgullo entre las otras tribus26, y por eso se la compara aquí a un toro primogénito, que ha heredado todo el primer vigor de la madre. El símil es idéntico al que se le aplica en la bendición de Jacob27, aunque aquí el poeta lo refuerza comparándolo al toro salvaje o búfalo. El orgullo de Efraím despertó en él la envidia de Judá y atrajo la división del reino a la muerte de Salomón28. Efraím, por estar en la zona central de Canaán, logró polarizar en torno suyo a las otras tribus ya en tiempo de los jueces, y mucho más después del cisma de Joroboán (s.X a.C.)29. De ahí lo apropiado de la bendición: Son sus cuernos los del búfalo, con que postra a las gentes (v.17a).

Bendición de Zabulón e Isacar (18-19).
18A Zabulón le dijo:
Gózate, Zabulón, en tus negocios,
y tú, Isacar, en tus tiendas.
19Ellos llaman a los pueblos,
y allí ofrecen sacrificios de justicia.
Ellos chupan la abundancia de los mares,
y los escondidos tesoros en la arena.


Zabulón e Isacar, que se habían asentado cerca del mar, en el NO. de Canaán, son celebradas por las riquezas que del mar sacaban. En la bendición de Jacob30 se citan juntas estas dos tribus y se alude a sus empresas comerciales marítimas. Zabulón, por estar junto a los comerciantes fenicios, se dedicó también al tráfico comercial con las naciones (gózate, Zabulón, en tus negocios); en cambio, Isacar está tranquila en sus tiendas, porque le tocó la llanura fértil de Esdrelón. El v.19 es obscuro. Según la lectura del TM, parece que se alude a una invitación a los pueblos a ofrecer sacrificios en un santuario de la región, quizá el monte Tabor31. Los sacrificios son de justicia, en cuanto que son expresión del reconocimiento debido a Dios. En el texto de los LXX encontramos una lectura totalmente diferente: exterminarán a los pueblos y seréis invocados. Lo que parece implicar un texto hebreo diferente32.
De nuevo se alude a la vida opulenta comercial de Zabulón: chupan la abundancia de los mares, y los escondidos tesoros en la arena (v.16b). Traficaban con los comerciantes fenicios, que traían sus mercancías de allende los mares y se dedicaban especialmente al comercio de la púrpura, cuyo tinte sacaban de un pequeño molusco (tesoros de la arena), que dio el nombre a Fenicia (öïúõéî).

Bendición de Gad (20-21).
20Y sobre Gad dijo:
Bendito el que ensanchó a Gad;
como leona se halla tumbado,
y desgarra el brazo y la cabeza.
21El se proveyó de las primicias,
pues allí fue decretada su parte
cuando se reunieron los príncipes del pueblo;
ejecutó la justicia de Yahvé,
y sus fallos justos con Israel.


Gad recibió su porción al oriente del Jordán en las primeras conquistas de Israel, cuando los israelitas hicieron justicia en los amorreos, que, lejos de darles paso libre hacia Canaán, salieron a su encuentro en son de guerra. Moisés, con el asentimiento de los príncipes del pueblo, concedió a Gad una rica heredad (las primicias de la tierra conquistada) en TransJordania a condición de que los gaditas pasaran el Jordán con los demás israelitas para conquistar la tierra de Canaán33, en cuya empresa mostraron su ardor y arrojo al frente de otras tribus34; por eso se dice de Gad que ejecutó la justicia de Yahvé (v.21b), y más tarde tuvo su parte en la ejecución de los fallos o decretos divinos de acuerdo con Israel, posible alusión a la explicación dada por las tribus transjordanas a las de Canaán para justificar la erección de un altar a Yahvé35.

Bendición de Dan y de Neftalí (22-23).
22Y sobre Dan dijo él:
Dan es un cachorro de león
que salta de Basan.

23Y sobre Neftalí dijo:
Neftalí, colmado de favores,
lleno de la bendición de Yahvé,
la mar y sus peces son su posesión.


La hazaña en que mostró Dan su valor no es otra que la conquista de Lais, a la que luego llamaron Dan, junto a la fuente más baja del Jordán36. Esto es lo que, a juicio del deuteronomista, le merece el honor de compararlo con un león de Basan, región montañosa de gran frondosidad forestal, cuyos ganados y fieras eran famosas por su vigor y fuerza de ataque37. En el vaticinio de Jacob se compara a Dan a una serpiente que traidoramente muerde al caballo y al caballero38. La proximidad del nuevo territorio de Dan, al NE. de Canaán, con la región transjordana de Basan parece justificar también el símil de león de Basan.
Neftalí habita en lo mejor de Galilea, al occidente del mar de Genesaret, abundante en pescado; de ahí la alusión a la mar y peces como posesión peculiar suya. Flavio Josefo describe esta región, colmada de favores y llena de la bendición de Yahvé (v.23), como un verdadero paraíso39.

Bendición de Aser (24-25).
24Y sobre Aser dijo él:
Bendito Aser entre los hijos (de Jacob);
sea él preferido entre sus hermanos;
en el aceite meterá sus pies.
25De hierro y bronce son tus cerrojos;
mientras vivas goces de reposo.


La tribu de Aser, a la que había tocado la zona costera, rica en olivos (en el aceite meterá sus pies), pero rodeada al norte por fenicios, al sur y oriente por cananeos, tenía que guardar bien sus poblados con cerrojos de hierro y bronce (v.25), como único medio de gozar de reposo y seguridad40.

Conclusión (26-29).
26No hay para Yesurún otro Dios;
el que en auxilio suyo marcha sobre los cielos,
y en su majestad sobre las nubes.
27Su refugio es el Dios eterno;
su sostén, los brazos eternos.
Expulsa delante de ti al enemigo
y dice: ¡Extermina!
28Habite Israel en seguridad,
more aparte la fuente de Jacob,
en la tierra del trigo y del mosto,
cuyos cielos difunden el rocío.
29Venturoso tú, Israel.
¿Quién semejante a ti,
pueblo salvado por Yahvé?
El es tu escudo de defensa,
El es la espada de tu gloria.


Estos versículos de conclusión, en estilo salmódico, corresponden a la introducción poética y solemne del documento de las bendiciones, constituyendo como su marco teológico. Enfáticamente se proclama al Dios de Israel (Yesurún) como habitando en los cielos, dominando con su majestad a los enemigos de su pueblo, que expulsa implacablemente de su territorio. Es el refugio y el sostén de Jacob (v.27). Por ello Israel mora en seguridad, en lugar aparte, en la tierra rica en trigo y mosto por el roció que baja de los cielos. La expresión fuente de Jacob resulta extraña y enigmática, pero parece un giro poético que alude a la ascendencia ubérrima del patriarca Jacob, del que habían de provenir, como de abundante fuente, las miríadas de Israel. El poeta deuteronómico termina cantando la dicha de Israel, defendido por el escudo y la espada de su Dios.

1 El texto de esta introducción poética está muy confuso en el original hebreo, y por eso las versiones antiguas no coinciden, y mucho menos las modernas. Clamer: Ha salido de Meribat-Cades, que encuentra su paralelo en Farán y Seír (Edom). Bib. de Jér.: Ha venido después de las reuniones de Cades. 2 Así según Clamer, que sigue la reconstrucción de Dillmann. La Bib. de Jér.: Desde el mediodía hasta las subidas. 3 Clamer: Todos sus santos están en sus manos, avanzan en pos de él y los levanta con sus alas (reconstrucción de Budde). Bib. de Jér.: Tú que amas a los antepasados, todos los santos están en tu mano. Estaban postrados a tus pies y han caminado bajo tu conducta. 4 Jue_5:35. 5 Hab_3:3s. 6 Sal_68:8. 7 Cf. Exo_19:6; Deu_7:6; Deu_14:2. 8 Cf. Deu_32:15; Exo_19:3-8; Exo_14:7. 9 Los LXX traducen: que sus hombres sean muchos en número. 10 Cf. Jue_5:15-16. 11 Cf. Is c. 15-16; Jer 48, y la estela de Mesa, rey de Moab. 12 Véase comentario a Gen_49:8-10. 13 Cf. Jos c.15. 14 Cf. Jue 5. 15 Cf. Jue_1:19. 16 Cf. Jue_18:6; 1Sa_23:65; Eco_45:13. Véase comentario a Exo_28:15. 17 Cf. Exo_28:155; Num_20:1-13; Deu_6:16, 18 Cf Exo_28:15s; Num_20:1-13; Deu_6:16 19 Altisimo es correcion El Atisimo le protege rodos los dias. 20 Cf. Jos_15:8; Jos_18:16. 21 Cf. Gen_49:25b-26. 22 Cf. Sal_90:2; Sal_104:8; Amo_4:13. 23 Exo_3:2-6. 24 Cf. 1Re_11:26. 25 Cf. Jue_1:22. 26 Cf. Jue_8:15 27 Gen_49:22. 28 Véase Abel, Géog. II 56. 29 Véase Abel, o.c., II 61. 30 Gen_49:13-15. 31 Cf. Ose_5:1. 32 Se ha propuesto un texto hebreo que dijera: Han aniquilado pueblos y han hecho un nombre (glorioso). Es la hipótesis de Riessler. 33 Cf. Num_32:34-36; Jos_13:24-28. 34 Cf. Jos_4:12. 35 Cf. Jos_22:9-33. 36 Cf. Jue 18:1s. 37 Cf. Can_4:8. 38 Gén 49:17- 39 Debell. Iud. III 10:1 40 Cf. Abel, Géog. II 77,