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Epístola 2 a Timoteo.
Introducción.
Ocasión de la carta.
Hay algunos datos claros que nos sirven de orientación. Primeramente, el hecho de que Pablo se halle preso, y preso en Roma (cf. 1:8, 16-17; 2:9; 4:16); además, se encuentra desamparado de todos y sin esperanzas de liberación (cf. 1:15; 4:10.16-18). Añadamos que, según comunica a Timoteo, a Trófimo lo había dejado enfermo en Mileto (cf. 4:20). Pues bien, la situación que reflejan estos datos no es ciertamente la de la cautividad romana conocida por los Hechos y epístolas de la cautividad, cuando sabemos que se encontraban con Pablo gran número de fieles colaboradores y él mostraba esperanza de próxima liberación (cf. Act 28:30-31; Flp 1:12.25: 2:23-24; Col_4:7-14 ; Flm_1:22 :24). Además, a Trófimo no había podido dejarle enfermo en Mileto, pues nos consta que éste había acompañado a Pablo hasta Jerusalén (cf. Act 21:29), y allí el Apóstol fue hecho ya prisionero, desde donde fue conducido a Cesárea y luego a Roma.
De todo esto se deduce que, después del viaje a Oriente, en que escribió la primera carta a Timoteo y la de Tito, Pablo fue de nuevo hecho prisionero. Estando cautivo en Roma, desamparado de los suyos y sin esperanzas de liberación, escribe esta carta a Timoteo, mandándole que se dé prisa a ir a él junto con Marcos (cf. 4:9-11), y que le lleve algunas cosas que había dejado en Tróade (cf. 4:13). Sucedía esto hacia el año 67, muy poco antes de su muerte. Quería tener junto a sí, a la hora de la partida de este mundo, a su fiel y querido Timoteo.
Estructura o plan general.
Esta carta es como el testamento espiritual de Pablo. El Apóstol aprovecha la ocasión de la carta para hacer a Timoteo sus últimas recomendaciones, exhortándole a permanecer firme en la doctrina recibida y trayéndole a la memoria cuanto de palabra o por escrito le había venido inculcando sobre los deberes de un buen pastor de la grey de Cristo.
Damos el esquema de la carta:
Introducción:
Saludo (1:1-2) y acción de gracias (1:3-5).
Cuerpo de la carta: Instrucciones varias a Timoteo (1:6-4:8).
1) Exhortación a que sea valiente en el ejercicio de su ministerio (i, 6-2:13).
2) Conducta que debe observar con los falsos doctores (2:14-4:8).
Epílogo:
Noticias personales (4:9-18) y saludos (4:19-22).
II Timoteo 3,1-17
Puesta en guardia contra los seudoprofetas, 3:1-17,
1 Has de saber que en los últimos días sobrevendrán tiempos difíciles, 2 porque habrá hombres egoístas, avaros, altivos, orgullosos, maldicientes, rebeldes a los padres, ingratos, impíos, 3 desnaturalizados, desleales, calumniadores, disolutos, inhumanos, enemigos de todo lo bueno, 4 traidores, protervos, hinchados, amadores de los placeres más que de Dios, 5 que con una apariencia de piedad están en realidad lejos de ella Guárdate de ésos, 6 pues hay entre ellos quienes se introducen en las casas y se captan el ánimo de mujerzuelas cargadas de pecados, que se dejan arrastrar de diversas concupiscencias, 7 que siempre están aprendiendo, sin lograr jamás llegar al conocimiento de la verdad. 8 Y a la manera que Jannes y Mambres se opusieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad, como hombres de entendimiento corrompido, reprobados en la fe. 9 Mas no saldrán con sus intentos, porque su insensatez es a todos manifiesta, como lo fue la de aquéllos. 10 Pero tú has seguido de cerca mis enseñanzas, mi conducta, mis planes, mi fe, mi longanimidad, mi caridad, mi paciencia, 11 mis persecuciones y aflicciones, las que hube de soportar en Antioquía, Iconio y Listra, donde tantas persecuciones sufrí, de las cuales, sin embargo, me libró el Señor. 12 Y todos los que aspiran a vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirán persecuciones. 13 Los hombres malos y seductores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados; 14 pero tú permanece en lo que has aprendido y te ha sido confiado, considerando de quiénes lo aprendiste,15 y porque desde la infancia conoces las Escrituras Sagradas, que pueden instruirte en orden a la salud por la fe en Jesucristo. 16 Pues toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté equiparado para toda obra buena.
Habla aquí San Pablo de hombres perversos (v.2-4), que surgirán en los últimos días (v.1) y que tendrán apariencia de piedad, aunque en realidad estarán muy lejos de ella (v.5). ¿A quiénes se refiere aquí San Pablo? Pues, de una parte, parece anunciar la aparición de esos hombres como algo futuro (cf. v.1); de otra, parece presentarlos como algo ya presente (cf. v.6).
Creemos que es exactamente el mismo caso que en 2Te_2:3-7, hablando del hombre del pecado (anticristo) en futuro y del misterio de iniquidad actuando ya en presente. Esos últimos días, conforme al significado corriente de la expresión (cf. Isa_2:2; Hec_2:17; 1Ti_4:1), es la era mesiánica en que vivimos, último período de la historia humana. Pablo no sabe si ese período será largo o corto (cf. 1Te_5:1-11); lo que sí sabe, pues ya lo había anunciado Jesucristo (cf. Mat_24:11-12.24; Luc_18:8), es que antes de la parusía o final de ese período surgirán hombres perversos, seudoprofetas con apariencia de piedad, con peligro de seducir incluso a los elegidos, si ello fuese posible. Conviene, pues, vivir vigilantes. Es lo que encarga a Timoteo 357. El catálogo de vicios de los v.2-4 recuerda otras enumeraciones parecidas, como ya hicimos notar al comentar 1Ti_1:9-10.
A partir del v.10, Pablo propone una vez más a Timoteo su propio ejemplo. Muchas persecuciones, pero de todas le libró el Señor (v.11; cf. Hec_13:50-51; Hec_14:5.19). No sabemos por qué Pablo, entre tantas penalidades y persecuciones como sufrió, mencione precisamente esas de Antioquía, Iconio y Listra. Quizá porque eran las primeras de su recién estrenado apostolado, y todo lo del principio suele quedar más grabado; o quizá también porque tocaban más de cerca a Timoteo, habiendo tenido lugar en su país natal. Entre las cosas que Timoteo ha podido apreciar en Pablo (v.10), se alude expresamente a la fe, caridad y paciencia (??????? ), virtud esta última que constituye como una forma privilegiada de la esperanza (cf. 2:10; 2Co_6:4), formando así la trilogía de las virtudes teologales, mención que es frecuente en Pablo, como ya hicimos notar al comentar 1Te_1:2-3.
Lo que el Apóstol añade en los v.14-15 es de suma importancia doctrinal. Ahí tenemos indicado el cauce como llega a nosotros la verdad revelada o mensaje evangélico: tradición, Sagrada Escritura. Entre los maestros de la fe de Timoteo hay que contar, sin duda, a su abuela y a su madre (cf. 1:5), pero sobre todo a Pablo (cf. 2:2; 3, 10). De la Escritura dice el Apóstol (v.16) que es divinamente inspirada (3?????????? ), afirmación básica, en virtud de cuya realidad los Libros Sagrados están por encima de cualquier otro libro, por profundo y bien compuesto que lo supongamos. De esa realidad que la hace estar exenta de todo error, fluye como consecuencia necesaria su utilidad para enseñar la verdadera doctrina, para combatir los errores, para corregir los vicios y para hacer progresar en la vida moral. Bien pertrechado con su conocimiento, el hombre de Dios o ministro del Evangelio (v.17) estará en condiciones de desempeñar debidamente su ministerio. Directamente Pablo está refiriéndose al Antiguo Testamento, que era el que Timoteo había aprendido desde su infancia (v.14-15); pero su afirmación del v.16 vale igualmente para el Nuevo, una vez que el catálogo de libros veterotestamentarios haya sido ampliado con los neotestamentarios.