Tito 2 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 15 versitos |
1 Cuanto a ti, habla de modo conveniente y ajustado a la sana doctrina.
2 Que los ancianos sean sobrios, graves, discretos, sanos en la fe, en la caridad, en la paciencia.
3 De igual modo, que las ancianas observen un porte santo, no sean calumniadoras, ni esclavas del vino, sino buenas maestras,
4 para que enseñen a las jóvenes a amar a sus maridos y a cuidar de sus hijos,
5 a ser prudentes y honestas, hacendosas, bondadosas, dóciles a sus maridos, a fin de que no sea infamada la palabra de Dios.
6 Asimismo a los jóvenes exhórtales a ser ponderados en todo,
7 mostrándote tú ejemplo de buenas obras, de integridad en la doctrina, de gravedad,
8 de palabra sana e irreprensible, para que los adversarios se confundan, no teniendo nada malo que decir de nosotros.
9 Que los siervos estén sujetos a sus amos, complaciéndoles en todo, y no contradiciéndo-les
10 ni defraudándoles en nada, sino mostrándose fieles en todo, para hacer honor a la doctrina de Dios nuestro Salvador.
11 Porque se ha manifestado la gracia salutífera de Dios a todos los hombres,
12 enseñándonos a negar la impiedad y los deseos del mundo, para que vivamos sobria, justa y piadosamente en este siglo,
13 aguardando la bienaventurada esperanza y la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Cristo Jesús,
14 que se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y adquirirse un pueblo propio, celador de obras buenas.
15 He aquí lo que has de decir, exhortando y reprimiendo con todo imperio. Que nadie te desprecie.

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Introducción a Tito

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Epístola a Tito.

Introducción.

Breve Biografía de Tito.
Aunque el libro de los Hechos no menciona nunca a Tito, su nombre aparece doce veces en las epístolas paulinas: 2 Cor 2:13; 7:6.13.14; 8:6.16.23; 12:18; Gal 2:1.3; 2 Tim 4:18; Tit 1:4. Gracias a estos datos podemos reconstruir, aunque imperfectamente, su biografía.
Aparece por primera vez en la historia durante la asamblea o concilio de Jerusalén, en compañía de Pablo (cf. Gal 2:1-3). Expresamente se dice ahí (Gal 2:3) que era de origen gentil. Probablemente pertenecía a la comunidad de Antioquía, formando parte del grupo de fieles que, por encargo de aquella iglesia, acompañaron a Pablo y Bernabé en su viaje a Jerusalén (cf. Act 15:2). Nada volvemos a saber ya de él hasta el tercer viaje apostólico de Pablo, cuando éste, primero desde Efeso (cf. 2 Cor 2:13; 7:6-14) y luego desde Macedonia (cf. 2 Cor 8:16), le envía a Corinto con misiones delicadas. No consta que estuviera con Pablo en Roma durante su cautividad. Pero vemos que, al final ya de la vida del Apóstol, éste le deja encargado de la iglesia de Creta (cf. Tit 1:5), y que poco después le manda ir a verse con él en Nicópolis (cf. Tit 3:12), desde donde probablemente lo envió con alguna misión a Dalmacia (cf. 2 Tim 4:10). La tradición eclesiástica, ya desde Eusebio 358, le ha considerado como el primer obispo de Creta. El Martirologio romano celebra su fiesta, de obispo confesor, el 26 de enero.

Ocasión de la carta.
La ocasión de esta carta de Pablo es la misma, salvo las diferencias de lugares y personas, que motivó la carta primera a Timoteo: dar instrucciones a Tito en orden al buen gobierno de los fieles.
La fecha de composición es también prácticamente la misma, sin que podamos precisar cuál de las dos cartas ha sido escrita primero y cuál después. Como a Timoteo le dejó al frente de la iglesia de Efeso (cf. 1 Tim 1:3), así a Tito le dejó al frente de la de Creta: para que acabases de ordenar lo que faltaba y constituyeses por las ciudades presbíteros (Tit 1:5). Se trata, evidentemente, de tiempos posteriores a la primera cautividad romana, pues anteriormente no parece que esa isla hubiera sido evangelizada por Pablo. De hecho, Lucas nada dice en los Hechos, silencio que sería difícil de explicar, dada la minuciosidad con que nos cuenta los viajes del Apóstol. Además, cuando el Apóstol iba preso camino de Roma y la nave se detiene brevemente en Creta (cf. Act 27:7-13), no hay indicio alguno de que hubiese cristianos por esos lugares, sino que nos son presentados como totalmente nuevos.
La carta estaría escrita por Pablo desde Grecia, o quizá desde Macedonia, ordenando a Tito que vaya a encontrarse con él en Nicópolis, donde piensa pasar el invierno (cf. Tit 3:12).

Estructura o plan general.
La carta es breve y con un argumento totalmente afín al de la primera a Timoteo: resistir a la propaganda de doctrinas malsanas, organizar las iglesias, custodiar intacto el depósito de la fe.
Damos a continuación el esquema:
Introducción:
Saludo epistolar (1:1-4).
Cuerpo de la carta: Instrucciones varias a Tito (1:5-3:11).
1) Selección de presbíteros dignos y lucha contra los falsos doctores (1:5-16).
2) Deberes propios de cada estado (2:1-15).
3) Deberes generales del cristiano (3:1-11).
Epílogo:
Noticias varias (3:12-14) y saludos (3:15).

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Tito 2,1-15

Deberes propios de cada estado, 2:1-10.
1 Cuanto a ti, habla de modo conveniente y ajustado a la sana doctrina. 2 Que los ancianos sean sobrios, graves, discretos, sanos en la fe, en la caridad, en la paciencia. 3 De igual modo, que las ancianas observen un porte santo, no sean calumniadoras, ni esclavas del vino, sino buenas maestras, 4 para que enseñen a las jóvenes a amar a sus maridos y a cuidar de sus hijos, 5 a ser prudentes y honestas, hacendosas, bondadosas, dóciles a sus maridos, a fin de que no sea infamada la palabra de Dios. 6 Asimismo a los jóvenes exhórtales a ser ponderados en todo, 7 mostrándote tú ejemplo de buenas obras, de integridad en la doctrina, de gravedad, 8 de palabra sana e irreprensible, para que los adversarios se confundan, no teniendo nada malo que decir de nosotros. 9 Que los siervos estén sujetos a sus amos, complaciéndoles en todo, y no contradiciéndo-les 10 ni defraudándoles en nada, sino mostrándose fieles en todo, para hacer honor a la doctrina de Dios nuestro Salvador.

En contraste con las enseñanzas de los falsos doctores, que revuelven las casas y destrozan la vida de familia (cf. 1:11), Tito debe ajustar su predicación a la sana doctrina (v.1).
Y, a fin de concretar más, San Pablo va especificando cómo debe instruir a las diversas clases de fieles, atendida su edad, sexo y condición: primeramente,, respecto de los ancianos (v.2); luego, respecto de las ancianas y las jóvenes (v.3-5); a continuación, respecto de los jóvenes (v.6-8), y finalmente, atendida no ya la edad o sexo, sino la condición social, respecto de los siervos (v.9-10). En este elenco de deberes de cada una de las clases de fieles, San Pablo usa vocablos corrientes en el helenismo y en la moral natural, pero informándolo todo de un espíritu nuevo, procedente de Dios y de su gracia salvadora (cf. v.2.5.10).
Es curioso observar que, hablando de la instrucción a las jóvenes (v.4-5), no así al hablar de las otras categorías de personas, San Pablo supone expresamente la colaboración de personas de su sexo ya mayores. Notemos también cómo, respecto de la instrucción a los jóvenes (v.6), aparte el ejemplo que debe darles el mismo Tito (v.7-8), San Pablo resume todo en un consejo: ser ponderados en todo (????????? ???? ????? ). Se trata de la ????????? , virtud muy alabada entre los griegos, y también en estas cartas pastorales (cf. 2:2.5. 12; 1Ti_2:9.15; 1Ti_3:2), consistente en saber observar mesura y ponderación en todas las ocasiones, con dominio de sí mismo, sin condescender con los impulsos juveniles. En cuanto a los consejos a los siervos (v.9-10), son prácticamente los mismos que en 1Ti_6:1-2.

Fundamento dogmático de estas exigencias,1Ti_2:11-15.
11 Porque se ha manifestado la gracia salutífera de Dios a todos los hombres, 12 enseñándonos a negar la impiedad y los deseos del mundo, para que vivamos sobria, justa y piadosamente en este siglo, 13 aguardando la bienaventurada esperanza y la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Cristo Jesús, 14 que se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y adquirirse un pueblo propio, celador de obras buenas. 15 He aquí lo que has de decir, exhortando y reprimiendo con todo imperio. Que nadie te desprecie.

Todas esas virtudes que Pablo exige a las diversas categorías de fieles (cf. v.2-10) tienen su fundamento en Cristo, quien, con su venida al mundo, nos ha hecho visible la voluntad que Dios tiene de salvar a todos los hombres y nos ha enseñado cómo debemos vivir (v.11-12), al mismo tiempo que alienta nuestro trabajo con la esperanza de la gloria del cielo y de su gloriosa manifestación en la parusía. El, que ofreció su vida por nosotros para adquirirse un pueblo santo (v.13-14; cf. Rom_3:24-25; Hec_15:14). Esto, que constituye la verdadera doctrina, es lo que Tito debe exponer con toda energía, haciendo valer la autoridad que le da su cargo (v.15).
Evidentemente, es éste uno de los pasajes de las cartas de San Pablo más cargado de doctrina, resumen de su teología. Como es corriente en él, no se contenta con señalar preceptos y reglas de vida práctica, sino que se eleva a los principios, indicando las razones profundas que justifican esas exigencias. En este caso lo hace mediante una especie de himno a la gracia de Dios (v. 11-14). Parece que el lenguaje está inspirado en escenas, entonces frecuentes, de monarcas que hacían su solemne manifestación (??????????? ) al pueblo y repartían numerosos beneficios, llamados colectivamente gracia, recibiendo a cambio de sus subditos el apelativo de salvadores. Pablo se vale de esta terminología áulica, sin duda muy expresiva para sus lectores, aplicándola a Jesucristo y a su obra de salud. Sentimos aflorar aquí toda la doctrina paulina de la justificación, obra gratuita de Dios (cf. Rom_3:21-24; Rom_13:14; Gal_6:14). La aparición (????????? ) de Jesucristo en el mundo, haciendo visible la gracia o amor benéfico de Dios, fue un continuo reparto de beneficios (v.1 1-12.14), que tendrá su consumación cuando llegue la segunda aparición en la parusía (v.13); El es nuestro gran Dios y Salvador (.??? ??????? ???? ??? ??????? ???? ????? ??????? ). Con razón se ha hecho notar que hay aquí una neta afirmación de la divinidad de Jesucristo, pues ambos nombres Dios y Salvador se aplican a la misma persona, dado que llevan el mismo artículo, el que precede al adjetivo grande; ni Pablo habla nunca de la venida gloriosa del Padre en la parusía, sino sólo de la de Cristo (cf. Col_3:4; 2Te_2:8; 1Ti_6:14; 2Ti_4:8). Por lo demás, ya encontramos una expresión parecida en Rom_9:5.