III Juan  1 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 15 versitos |
1 El presbítero, al amado Gayo, a quien amo en la verdad.
2 Carísimo, deseo que en todo prosperes y goces de buena salud, así como prospera tu alma.
3 Mucho me alegraré con la venida de los hermanos y con el testimonio de tu verdad, es decir, de cómo andas en la verdad.
4 No hay para mí mayor alegría que oír de mis hijos que andan en la verdad.
5 Carísimo, bien haces en todo lo que practicas con los hermanos y aun con los peregrinos;"
6 ellos hicieron el elogio de tu caridad en presencia de la iglesia. Muy bien harás en proveerlos para su viaje de manera digna de Dios,
7 pues por el nombre partieron sin recibir nada de los gentiles.
8 Por tanto, debemos nosotros acogerlos para ser cooperadores de la verdad,
9 He escrito a la iglesia; pero Diotrefes, que ambiciona la primacía entre ellos, no nos recibe."
10 Por esto, si voy allá, le recordaré las malas obras que hace, diciendo desvergonzadamente contra nosotros cosas falsas. No contento con esto, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe y los echa de la iglesia.
11 Carísimo, no imites lo malo, sino lo bueno. El que obra el bien, es de Dios; el que obra el mal, no ha visto a Dios."
12 De Demetrio todos dan testimonio, y lo da la misma verdad, y nosotros mismos damos testimonio, y tú sabes que nuestro testimonio es verdadero*
13 Muchas cosas tendría que escribirte, pero no quiero hacerlo con tinta y cálamo;"
14 espero verte pronto, y hablaremos cara a cara.
15 La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda a los amigos en particular.

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Introducción a III Juan 

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;

Segunda y Tercera Epístolas de San Juan.

Introducción.

Autenticidad y canonicidad de la 2 y 3 Jn.
La genuinidad de estas dos breves epístolas fue controvertida en la antigüedad. Y actualmente hay bastantes críticos acatólicos que niegan la autenticidad joánica de estas dos epístolas. Los críticos suelen atribuirlas a un cierto Juan, presbítero, contemporáneo del apóstol, el cual posteriormente habría sido confundido con él e identificado con el discípulo amado. Esta sentencia pugna, como veremos en seguida, con la tradición y con el testimonio de las mismas epístolas.
a) Critica interna. En primer lugar podemos observar que la 2 y 3 Jn tienen tales semejanzas entre sí, que todos los autores coinciden en atribuirlas a un mismo autor. Son, como decía Holtzmann, dos hermanas gemelas 1. La parte inicial y final de ambas epístolas se corresponden claramente 2. La parte central difiere, porque trata de materia diversa. En las dos epístolas, su autor es designado con el título de el Presbítero, es decir, el Anciano. Se le debía de dar este título o apelativo más por su autoridad extraordinaria que por su ancianidad. El Presbítero gozaba de una gran autoridad en todas las iglesias del Asia Menor. Por eso en sus epístolas ordena, corrige, juzga, alaba con autoridad. Y su autoridad es indiscutible entre todos los fieles. El título de Presbítero, que implica al mismo tiempo ancianidad y sobre todo autoridad jerárquica, corresponde perfectamente al apóstol San Juan, que era el único que quedaba del colegio apostólico a finales del siglo I.
Hay, sin embargo, autores modernos que se sirven del título de Presbítero (6 ôôñåóâýôåñïâ) para negar la autenticidad apostólica de las dos epístolas, pues afirman que ese título no convenía a un apóstol. Estas dudas tienen, en parte, su fundamento en un texto de Papías, obispo de Hierápolis, en que se habla de un Juan presbítero distinto de San Juan Apóstol 3. Pero el sentido normal del texto de Papías demuestra que el término ðñåóâýôåñïé, en plural, se refiere a los apóstoles Andrés, Pedro, Felipe, Tomás y Juan. Y la palabra ó ðñåóâýôåñïò, en singular, se refiere en el mismo contexto a Juan discípulo del Señor, para distinguirlo de otro discípulo del Señor llamado Aristión. Por donde se ve que presbítero para Papías es sinónimo de apóstol al menos en el contexto indicado. El apóstol San
Pedro, escribiendo a los presbíteros, se llama también a sí mismo copresbítero (óõìðñåóâýôåñïâ) 4. Õ San Pablo se designa a sí mismo con el calificativo de anciano (ðñåóâýôçò) 5. De donde se sigue que no tiene nada de anormal que a un apóstol se dé el título de el Presbítero. Y esto se comprenderá aún mejor si tenemos presente que San Juan vivió hasta edad muy avanzada. Tenían que llevarle a las reuniones cristianas por no poder valerse por sí mismo. Y se hizo voz corriente entre los discípulos que no moriría antes de la venida del Señor 6, Además, es muy propio de San Juan acudir a un circunloquio para designarse a sí mismo, como hace en el evangelio con la expresión el discípulo a quien Jesús amaba, y en estas dos cartas con el título de el Anciano. En este rasgo de modestia vio ya Dionisio de Alejandría un argumento en favor de la unidad de autor de las dos epístolas y del evangelio 7. Por otra parte, si estas dos cartas tan pequeñas no procedieran de Juan, probablemente no se hubieran conservado.
b) Para identificar el autor también ayudan las numerosas semejanzas de estas dos epístolas con la 1 Jn. Casi todos los versículos de la 2 Jn tienen su paralelo en la 1 Jn 8. Las semejanzas entre la 3 Jn y la 1 Jn son menos numerosas, lo cual es explicable si tenemos en cuenta que tratan de materia diversa. Sin embargo, también se encuentran paralelos, y sobre todo expresiones características del lenguaje joánico 9. También son muy numerosas las analogías y paralelismos que presentan ambas epístolas con el cuarto evangelio 10. Las semejanzas que presentan son tantas, que J. Chaine no teme afirmar que en estas dos epístolas se encuentra la misma teología del cuarto evangelio, expresada en el mismo estilo y en la misma lengua.11
Estos argumentos internos bastante significativos, unidos a la extraordinaria autoridad de que gozaba el Presbítero en las iglesias a las cuales se dirige, inducen muy fuertemente a pensar que el autor es Juan el apóstol, como lo sugiere con bastante evidencia la tradición. Pues, a pesar de la brevedad de estas dos epístolas, los testimonios de la antigüedad son bastante numerosos.
c) Testimonio de la tradición. Los testimonios en favor de la autenticidad j canica de las dos epístolas aparecen ya a partir de la segunda mitad del siglo n. San Policarpo (f 156), discípulo de Juan, parece utilizar la 2Jn_1:7 12. San Ireneo (f 202) cita dos veces la
2Jn_1:7 y 11 como obra de San Juan Apóstol13. Clemente Alejandrino (t C-214) citada 1 Jn 51 diciendo: Juan en su epístola mayor. 14· Luego conocía otra u otras epístolas menores de San Juan. Orígenes (t £-254) conoce las discusiones sobre la autenticidad de la 2 y 3Jn_1:61 él las acepta como canónicas 15. San Dionisio Alejandrino (f 265) también las acepta 16. Tertuliano (f c.222) 17 y Prisciliano (f 0.385) 18 Se refieren a la 2Jn_1:7 . San Atanasio (f 373) 19, San Cirilo de Jerusalén (f 386) 20, San Gregorio Nacianceno (t 389) 21 San Epifanio (f 403) 22, Rufino (f 410) 23, San Agustín (t 43°) 24 consideran explícitamente la 2 y 3 Jn como obra de San Juan Apóstol.
El Fragmento Muratoriano (fines del s.II) habla en plural de las epístolas de San Juan: in epistolis suis (lín.28). Y en la línea 69 parece hablar de dos epístolas de Juan: superscriptio loannis duas in catholica habentur. En el concilio de Cartago de 256 se alega la 2 Jn los como una autoridad canónica25. Los concilios de Hipona de 393 Y otros dos de Cartago de 397 y de 419 colocan la 2 y 3 Jn en el canon de las Sagradas Escrituras26. También el códice Claromontanus y el Catálogo de Mommsen contienen las tres epístolas de San Juan 27.
Sin embargo, la aceptación de la autenticidad joánica de la 2 y 3 Jn no ha estado exenta de dudas y discusiones. Orígenes alude a las dudas sobre la autenticidad de la 2 y 3 Jn, que él no comparte 28. Eusebio coloca las dos epístolas entre los antilegómena, es decir, entre los escritos discutidos. 29 También San Jerónimo se hace eco de las dudas críticas que en su tiempo se aducían contra la 2 y 3 Jn. Sin embargo, él utiliza la 2 y 3 Jn como canónicas y escritas por el apóstol San Juan 30. El Decreto gelasiano (año 495) las atribuye a Juan él Presbítero. San Cipriano (t 258), Teodoro de Mopsuestia (f 428) y San Juan Crisóstomo (f 407) no las utilizan. La Iglesia siríaca las aceptó bastante tardíamente en su canon. En el siglo XVI, los protestantes volvieron a resucitar las dudas sobre su autenticidad y canonicidad. Incluso en el campo católico hubo algunos, como Cayetano y sobre todo Erasmo, que se hicieron eco de esas dudas.
El 8 de abril de 1546, el concilio de Trento 31 definió la canonicidad de las dos epístolas, poniendo fin a todas las dudas de los católicos.

Ocasión y argumento de la 2 y 3 Jn.
a) Segunda epístola de San Juan. La segunda epístola de San Juan va dirigida a la señora Electa (ÅêëåêôÞ êõñßá) y a sus hijos (v.1). Algunos autores ven en esta señora el nombre propio de una cristiana de alto rango. Sin embargo, la mayoría de los exegetas creen con razón que la señora Electa designa a una iglesia del Asia Menor. Así lo insinúan ciertos indicios: el autor sagrado unas veces le habla en singular (v.4.5.13), otras en plural (v.9.5.10.12); todos los fieles aman a sus hijos (v.1); su hermana otra iglesia local se llama también Electa (v.13).
No se puede determinar cuál es la iglesia a la que se dirige San Juan. Muy probablemente era una iglesia del Asia Menor, pues parece hablar de los mismos herejes 32 que en la 1 Jn. Y el apóstol les dice que pronto irá a verlos 33. Dicha iglesia, en su mayoría fiel, está amenazada por seductores que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne (v.7). El apóstol pone en guardia a los fieles contra este peligro, recomendándoles que mantengan la pureza, la práctica de la caridad fraterna y la ruptura completa de las relaciones con los seductores.
b) Dimisión de la 2 Jn. La 2 Jn viene a ser como un primer esbozo o un resumen de la 1 Jn. Se podría dividir del modo siguiente:
1. Encabezamiento (v.1-3).
2. Exhortación a la caridad fraterna y a la perseverancia en la fe (v.4-11).
3. Conclusión (v.1a-13).
c) Tercera epístola de San Juan. Va dirigida a Gayo, hombre de confianza del apóstol y sostén de la parte fiel del rebaño de Cristo. La 3 Jn tuvo por origen un conflicto entre el apóstol y el jefe de una comunidad, llamado Diotrefes. Este se negaba a recibir a los predicadores itinerantes enviados por San Juan y llegaba hasta expulsar de la comunidad a los cristianos que los recibían. Gayo, en cambio, se ha mantenido fiel al apóstol y se ha mostrado generoso con los predicadores de Juan. Al final de la 3 Jn 34 se habla de un tal Demetrio, seguramente uno de los predicadores que probablemente tenía el encargo de reemplazar a Diotrefes en el gobierno de la comunidad o bien el de instituir a Gayo jefe de esta iglesia. Las Constituciones apostolicae 35 hablan de un Gayo obispo de Pér-gamo y de un Demetrio obispo de Filadelfia.
La insistencia de la carta sobre la verdad, por la cual trabajan Gayo, Demetrio y los misioneros 36, hace pensar en las luchas doctrinales de las que nos hablan las otras dos epístolas de San Juan. La 3 Jn tal vez sea la primera de las tres cronológicamente, pues parece reflejar una situación doctrinal menos peligrosa. En efecto, la separación o alejamiento de los anticristos parece que todavía no se ha producido.
La 3 Jn es una de esas cartas de recomendación que utilizaba la propaganda misionera desde los primeros tiempos 37.
d) Difisión de la 3 Jn. Podemos dividirla en tres partes:
1. Encabezamiento (v.1-a).
2. Felicitaciones a Gayo, y condenación de Diotrefes (v.3-12).
3. Epílogo (v.13-15).

Fecha y lugar de composición.
Por lo que se refiere a la fecha en que fueron escritas, nada sabemos de cierto. Sólo disponemos de ciertos indicios que tal vez sirvan para determinar algo más en concreto el tiempo de composición de estas epístolas. La 2 Jn es considerada por la mayoría de los autores como un resumen de la 1 Jn. Por eso mismo se supone que fue escrita un poco después de la 1 Jn. De la 3 Jn ya hemos dicho que cronológicamente es probable que sea la primera, por describir una situación menos peligrosa en la comunidad cristiana a la que se dirige. Los seudodoctores todavía no se han alejado de la comunidad. Por lo tanto, habría que colocarlas al final del siglo I, entre los años 95 y 100.
San Juan debió de escribir estas dos cartas en Efeso, en donde vivió los últimos años de su vida, según nos refiere la tradición. Desde aquella ciudad, San Juan dirigía y gobernaba todas las iglesias de aquella región.

Forma literaria de la 2 y 3 Jn.
La 2 y 3 Jn tienen de común el ser simples billetes de circunstancias. Difieren de la 1 Jn por su brevedad y también por su forma literaria. Mientras la 1 Jn se parece un poco a una encíclica y va dirigida a varias comunidades, la 2 y 3 Jn van destinadas a una sola iglesia y tienen una forma epistolar muy marcada. En el encabezamiento se indica el nombre del que envía la carta y el de los destinatarios, con los saludos correspondientes, y se terminan por una despedida. Además, se diferencian de la 1 Jn en que no son anónimas: ambas están firmadas por el Presbítero, que, como dejamos dicho, designa al apóstol San Juan.

1 Cf. J. Marty, Conírtbuízon a l'étude des problémes johanniques. Les petites építres 2 et 3 Jean: RevHistRel (1925) P-202. 2Jn_1:1 y 4 = 3 Jn i y 3; 2Jn_1:12 s = 3Jn_1:13 53. 3 Véase Eusebio, Hist. Eccl. 3:39:3: funk, Paires Aposíoíia I 352. 4 1 Pe 5:1. 5 Flmg. 6 Jn 21:23. 7 Cf. Eusebio, Hist. Eccl 7:25:7-11. Acerca del presbítero Juan y sus relaciones con el apóstol San Juan se puede consultar P. de ambroggi: Scuol Cat 69 (1930) I 301-314-389-399· 8 Gf. 2 Jn i = 1Jn_3:18 ; 2Jn_1:4 = 1Jn_2:14 ; 2 Jns = 1 Jn2:7; 2Jn_1:7 = 1Jn_4:12 ; 2Jn_1:9 ~ 1 Jn 2:23; 2 Jn ii = 1 Jn 3:10. Se puede ver un elenco más completo en J. Chaine, o.c. p. 232-235- 9 Cf. 3Jn_1:3 = 1Jn_1:6 s; 2:11; 3Jn_1:1 :7 11 = 1 Jn 3:6.10.18. 10 Cf. 2Jn_1:2 =<= Jn 5:38; 6:56; 8:31; 15:4-10; 2Jn_1:4 = Jn 8:12; 12:35; 10:18; 2Jn_1:5 = Jn 13:34; 2Jn_1:6 = Jn 15:12; 2Jn_1:12 = Jn 16:24; 3Jn_1:4 = Jn 15:13; 3Jn_1:11 = Jn 14.95 3Jn_1:12 = Jn 8:14. 11 J. Chaine, o.c. p.235. 12 Cf.Ad Philip. 7:1. 13 Adv. haer. 1:16.3; 1Jn_3:16 :8:.P,G 7:633.927. 14 Stromata 2:16:76: PG 8:1003. 15 In loannem 5:3, apud Eusebio, Hist. Eccl. 6:25:7-10: PG 20:584. 16 Cf. Eusebio, Hist. Eccl. 7:25:11: PG 20:700. 17 De carne Christi 24; De pudicitia 19: PL 2:1020. 18 Líber Apologeticus 1:37. 19 Epist. 39: De Paschate festo: PG 26:1437. 20 Catech. 4:36: PG 33:500. 21 Carm. 1:12:37: PG 37:474 22 Haer. 76:5: PG 42:562. 23 Comm. in symb. apost. 37: PL 21:374. 24 De doctr. christ. 2:8: PL 34:41. 25 PL 3:110. 26 EB 16-20. 27 Cf. M. J. Lagrange, Histoire ancienne du Canon du N. T. (París 1933) p.87-92. 28 In loan. 5:3, en Eusebio, Hist. Eccl. 6:25:7-10. 29 Hist. Eccl. 3:25:3: PG 20:269. 30 De vir. ülustr. 9:18: PL 23:62388.637; Ad Paul Epist. 53:8: PL 22:548. 31 Ses.4: Decretum de canonicis Scripturis: EB 593. 32 2Jn_1:7 . 33 2Jn_1:12 . 34 3Jn_1:12 . 35 Const. Aposí. 7:46: PG : 36 3Jn_1:3-4 8.12.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

III Juan  1,1-14

Capitulo único.

Encabezamiento, 1-2.
1 El presbítero, al amado Gayo, a quien amo en la verdad. 2 Carísimo, deseo que en todo prosperes y goces de buena salud, así como prospera tu alma.

A diferencia de la 1 y 2 Jn, la tercera carta de San Juan muestra un carácter totalmente personal. La dirección es la más breve de todas las epístolas del Nuevo Testamento y la que más se asemeja a la de las cartas privadas de época greco-romana llegadas hasta nosotros. Contiene únicamente el nombre del que escribe y el del destinatario. Como en la 2 Jn, la epístola comienza con el título de el presbítero, autodesignación del apóstol Juan, y va dirigida al amado Gayo. No sabemos quién era ese Gayo, porque el nombre era muy común en el ambiente greco-romano de aquella época 1. En el Nuevo Testamento aparecen tres o cuatro personajes con ese nombre 2. Sin embargo, el Gayo de la 3 Jn parece que no se puede identificar con ninguno de ellos. Probablemente era un laico rico perteneciente a una iglesia del Asia Menor a la que San Juan ya había dirigido otra carta (v.9). Esta carta tal vez haya que identificarla con la 2 Jn. Gayo había permanecido fiel al apóstol (í.8), sin dejarse impresionar por la actitud del ambicioso obispo local, Diotrefes (v.9-10). Había dado generosa hospitalidad a los misioneros itinerantes enviados por San Juan (v.s-y) Su fidelidad y generosa conducta le merecieron que el apóstol le escogiese para transmitir a sus amigos fieles sus órdenes, aunque no debía ocupar ningún cargo eclesiástico. San Juan lo llama cuatro veces en una carta tan corta amado (Üãáôôçôüò). El amor del apóstol se funda en motivos de orden sobrenatural. Amaba a Gayo en la verdad (v.1), es decir, en Cristo. Este amor le lleva a interesarse vivamente por su salud y prosperidad (v.2). Le desea que su situación material y física sea tan próspera como su situación espiritual. Esto no quiere decir que Gayo estuviese enfermo. Se trata únicamente de una fórmula epistolar frecuente en los papiros de aquella época, que expresa el deseo de que le vaya bien a uno en sentido general.



Elogio de Gayo y condenación de Diotrefes, 3-12.
3 Mucho me alegraré con la venida de los hermanos y con el testimonio de tu verdad, es decir, de cómo andas en la verdad. 4 No hay para mí mayor alegría que oír de mis hijos que andan en la verdad. 5 Carísimo, bien haces en todo lo que practicas con los hermanos y aun con los peregrinos; 6 ellos hicieron el elogio de tu caridad en presencia de la iglesia. Muy bien harás en proveerlos para su viaje de manera digna de Dios, 7 pues por el nombre partieron sin recibir nada de los gentiles. 8 Por tanto, debemos nosotros acogerlos para ser cooperadores de la verdad, 9 He escrito a la iglesia; pero Diotrefes, que ambiciona la primacía entre ellos, no nos recibe. 10 Por esto, si voy allá, le recordaré las malas obras que hace, diciendo desvergonzadamente contra nosotros cosas falsas. No contento con esto, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe y los echa de la iglesia. 11 Carísimo, no imites lo malo, sino lo bueno. El que obra el bien, es de Dios; el que obra el mal, no ha visto a Dios. 12 De Demetrio todos dan testimonio, y lo da la misma verdad, y nosotros mismos damos testimonio, y tú sabes que nuestro testimonio es verdadero*

La fe de Gayo era viva, operosa, acompañada de la práctica de la virtud de la caridad. Su generosidad había sido proclamada ante el apóstol por los misioneros itinerantes, que habían pasado predicando por la comunidad a la que pertenecía Gayo (v.3). Habían narrado al apóstol que Gayo andaba en la verdad. Expresión que significa que Gayo posee la verdadera doctrina y la realiza en su vida. El cristiano camina en la verdad cuando profesa la doctrina ortodoxa y practica la caridad. El apóstol ha experimentado una gran alegría al oír tales noticias, pues no hay para un padre mayor alegría que oír de sus hijos que caminan en la verdad (v-4). San Juan emplea la expresión hijos para designar a todos los cristianos de las iglesias a las cuales se dirige 3. También San Pablo llamaba a Onésimo su hijo, porque lo había engendrado en la fe y tal vez lo había bautizado 4.
San Juan elogia la conducta de Gayo para con los hermanos itinerantes y forasteros (v.5). Porque, a pesar de ser desconocidos para él y de no pertenecer a su iglesia, sin embargo, los ha tratado con suma caridad y generosidad. Su proceder contrasta con el egoísmo y la poca generosidad de Diotrefes. Su comportamiento es un bello testimonio de la hospitalidad cristiana primitiva 4b.
Los misioneros han dado públicamente testimonio de la caridad de Gayo en presencia de la iglesia (v.6), o sea, durante una reunión de la comunidad, en la cual habían dado cuenta de su peregrinación apostólica, como hacían Bernabé y Pablo 5. Los misioneros itinerantes han visto que la generosidad de Gayo para con ellos procedía del amor divino que ardía en su alma. Gayo caminaba por la vía de la verdad porque su conducta manifestaba una verdadera caridad6. El amor se manifiesta con las obras. Y Gayo había atendido con premura y desvelo a los misioneros, dándoles alimentos, albergue y todo lo necesario para el viaje.
Después de elogiarlo, San Juan pide a Gayo que continúe ejerciendo su generosa caridad. De nuevo los hermanos van a pasar por el lugar donde habita Gayo, y el apóstol le pide que atienda a las necesidades de los viajeros y les provea de víveres para el viaje7. Los obreros evangélicos tienen derecho a su salario, como lo proclama el mismo Cristo 8, lo recuerda San Pablo 9 y la Iglesia primitiva lo exigía de sus fieles 10.
En el v.7 San Juan explica por qué ha de proveer generosamente a los misioneros. Los hermanos partieron por el nombre sin recibir nada de los gentiles. La expresión, un tanto misteriosa: partieron, salieron por el nombre, hay que entenderla a la luz de la costumbre judaica de no pronunciar el nombre sagrado de Dios. Llevados de la suma reverencia que profesaban al nombre de Yahvé, lo sustituían con otra expresión como el nombre, el cielo, la gloria, etc. Para los cristianos, el nombre no designa únicamente a Dios, sino también, y de una manera especial, a Dios hecho hombre, a Jesucristo, Hijo de Dios n. En el Nuevo Testamento, el nombre de Jesús está por encima de todo nombre 12, y los apóstoles llegan hasta sufrir azotes por amor de este nombre 13. En la segunda generación cristiana, los misioneros salían también, a imitación de los apóstoles, a predicar la palabra de Dios. Y debían ser recibidos como el Señor, pues eran enviados de los apóstoles y de las iglesias. Esos misioneros viajaban sin aceptar nada de los paganos, cumpliendo a la letra la recomendación del Señor: Gratis lo recibisteis, dadlo gratis14. También San Pablo y los demás apóstoles cumplían el mandato del Señor, no exigiendo nada por su predicación 15. Así podían anunciar más libremente y sin sospecha de lucro la palabra de Dios.
Por eso, San Juan, hablando en nombre de toda la Iglesia, se coloca él mismo entre los que tienen la obligación de acoger a los predicadores de la verdad: Debemos nosotros acogerlos para ser cooperadores de la verdad (v.8). El deber de predicar el Evangelio obliga a todos los cristianos. Por consiguiente, los que no puedan cumplir ese deber personalmente han de ayudar al misionero en sus necesidades especialmente materiales. En todas las épocas, los verdaderos cristianos han sentido la necesidad de la cooperación misionera, como se puede ver en nuestros días por las publicaciones anuales de Propaganda Fide y de los institutos misioneros 16. Jesucristo había prometido recompensas especiales a los que acojan y ayuden a sus enviados 17.
En la iglesia a la que pertenecía Gayo hay una gran sombra, que parece oscurecer un tanto los actos virtuosos de Gayo y de los demás fieles. Diotrefes, el obispo de aquella iglesia, no cumple con los deberes de caridad y hospitalidad para con los misioneros itinerantes. Debía de ser un hombre ambicioso, muy pagado de su autoridad y que no hacía caso de las advertencias del apóstol, pues éste le había escrito ya una carta, que no había hecho efecto alguno sobre el jefe de la comunidad. Hay bastantes autores que piensan que la carta aludida era la 2 Jn 18. Otros, por el contrario, creen que la carta a la cual se refiere el apóstol contendría reproches contra el jefe de la comunidad cristiana. Sería parecida a las que se leen en el Apocalipsis (2-3), si es que no era una de ellas 19. De Diotrefes sólo sabemos lo que nos dice San Juan. Era un hombre que ambicionaba el primer puesto entre los miembros de la iglesia. El apóstol le debió de escribir para recomendarle los misioneros, pero no había hecho caso alguno de la carta. Diotrefes se debía de oponer a mantener los misioneros ambulantes enviados por San Juan (v.9). Además, llegaba hasta prohibir que se les diese hospitalidad; siendo la hospitalidad una cualidad requerida para llegar a ser obispo 20. Y llevó su oposición hasta arrojar de la iglesia a los que, como Gayo, los recibían en su casa. Se trata, por consiguiente, de un pastor ambicioso y egoísta, que se oponía al anciano apóstol, el cual le amenaza con una pública amonestación si le obliga a trasladarse allá. El apóstol no cede ante la rebelión de un subordinado. Si es necesario, irá en persona para denunciar ante la comunidad las malas obras y palabras de Diotrefes e imponer las sanciones convenientes (v.10). Parece que dicho personaje intrigaba, escarnecía (öëõáñåÀí) al apóstol San Juan, hablando en contra de él a causa de su manera de proceder en los problemas misionales. No contento con esto, se negó a recibir y ayudar a los misioneros, a lo que estaba obligado por su puesto de obispo. Se oponía de este modo al mandato del Señor de amarse los unos a los otros21. E incluso impidió la práctica de la hospitalidad a otros cristianos que deseaban recibir a los misioneros en sus casas. Y a los que, a pesar de todo, los recibieron, los expulsó de la iglesia. Este acto de echarlos de la iglesia no parece implicar una excomunión en sentido moderno, sino que posiblemente les impedía la asistencia a las reuniones y asambleas de la comunidad.
Un tal ejemplo podía producir mucho daño viniendo del jefe de una comunidad. Por eso, San Juan exhorta a Gayo y a todos los buenos cristianos a seguir lo bueno y a no imitar lo malo, aunque sea practicado por alguien que tenga autoridad. Porque el que obra el bien es de Dios, es decir, posee en sí un germen divino, la gracia, y después la vida eterna. En cambio, el que obra el mal no ha visto a Dios (v.11), no lo ha conocido22, no vive en comunión vital con El 23. Los árboles se conocen por sus frutos; y del mismo modo los hijos de Dios y los del demonio se reconocen por sus obras buenas o malas 24. Estas mismas ideas teológico-morales se encuentran en la 1 Jn 25.
En contraste con la imagen sombría de Diotrefes aparece la simpática figura de Demetrio, que debía de ser uno de los misioneros itinerantes, tal vez el jefe de todo un grupo, o bien el portador de la carta. De todas formas era un hombre de confianza del apóstol, como se ve por las alabanzas que le dedica. San Juan dice a Gayo que de Demetrio todos dan buen testimonio, y lo da la misma verdad (v.12), es decir, Dios, que se ha manifestado en Jesucristo, y el Espíritu Santo, mediante sus carismas. Otros autores, como J. Chaine 26, creen que verdad aquí es la conformidad de la vida con los mandamientos y la doctrina de Cristo. La verdad atestigua en favor de Demetrio en el sentido de que basta contemplar su conducta intachable para ver que marcha por el buen camino. Como confirmación de los testimonios anteriores, San Juan añade el suyo propio. El apóstol predilecto gusta de apelar a la veracidad de su testimonio en los momentos más importantes de sus escritos 27. El testimonio del viejo apóstol debía de ser de gran peso en toda la Iglesia.



Epílogo, 13-15.
13 Muchas cosas tendría que escribirte, pero no quiero hacerlo con tinta y cálamo; 14 espero verte pronto, y hablaremos cara a cara.15 La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda a los amigos en particular.

La conclusión de esta epístola es muy parecida a la de la 2 Jn, lo que indica que ambas salieron de la misma mano. El apóstol afirma que muchas cosas tendrá todavía que decirle, pero como espera ver a Gayo muy pronto, entonces podrán tratar los asuntos ampliamente (v.13-14). El viaje al que alude el apóstol no sabemos si fue un viaje especial para reducir al rebelde Diotrefes o bien un viaje misionero por diversas iglesias del Asia Menor.
A la manera oriental, San Juan le desea la paz, pero una paz que implica un don que el mundo no puede dar y que proviene de la amistad y comunión con Dios 28. La expresión la paz sea contigo era el saludo propio de los judíos. Aquí, sin embargo, está ya lleno de un profundo significado cristiano. Jesucristo resucitado también saludaba a sus discípulos con la paz 29. Y en la última cena, al despedirse de sus discípulos en el cenáculo, les decía: La paz os dejo, mi paz os doy. 30
Como la carta no va dirigida a una comunidad, los saludos son personales. Gayo es encargado de transmitir los saludos del apóstol a los que reconocen su autoridad. Diotrefes no le hubiera permitido dirigirse a toda la comunidad en nombre de Juan, ni siquiera leer su carta en presencia de la iglesia reunida. Por eso, le ruega que salude a todos los amigos nominalmente, en particular.

1 Cf. Rom_16:23. Cf. Hec_19:29; Hec_20:4; 2 1Co_1:14; Rom_16:23. 3 Cf. 1Jn_2:1.12.28; 1Jn_3:7-18; 1Jn_4:4; 1Jn_1:21; 2Jn_1:1 :4. 4 Flm_1:10; cf. 1Co_4:15. 4b Para los cristianos era necesario hospedarse entre sus hermanos, como ha demostrado T. kleberg, Hotels, restaurants et cabarets dans VAntiquité romaine (Upsala 1957)· Cf. C. W. firebaugh, The Inns ofGreece and Rome (Chicago 1928). 5 Hec_14:27; Hec_15:4; Hec_15:21, Hec_15:18s. El término åêêëçóßá empleado aquí por San Juan conserva su sentido etimológico de asamblea, reunión (1Co_14:19; Heb_2:12). San Juan la emplea solamente en su tercera epístola (v.6.9.10) y en el Apocalipsis. También San Pablo emplea con frecuencia el término åêêëçóßá para designar a una comunidad local. Cf. A. wikenhauser, Die Kirche ais der Mystische Leib Christi nach dem Apostel Paulus (Münster 1937)· 6 Cf. 2 Jni; 3Jn_1:1-3 7 Cf. Hec_15:3; 1Co_16:6.11; 2Co_1:16; Tit_3:13. 8 Luc_10:7-8. 9 1Co_9:5-18; 1Ti_5:18. 10 Didajé 11:6; 13:1-14 11 Cf. 1Jn_2:12; Stg_2:7. 12 Flp_2:9. 13 Hec_5:41. 14 Mat_10:8. 15 1Te_2:9; 2Te_3:8; 1Co_9:15-18; 2Co_11:9; 2Co_12:14. Cf. Didajé 11:6. 16 Cf. J. Schmidlin, Storia deile missioni cattoliche, trad. italiana (Milán 1943). 17 Mat_10:40.42; Hec_20:35. 18 Cf. B. Bresky, Das Verhaltnis des zweiten Johannesbriefes zum dritten (Münster 1906); H. Wendt, Zum zweiten und dritten Johannesbriefes: ZNTW 23 (1924) 18-27; de Ambroggi, o.c. p.aSy. También hay otros autores, como Meinertz, Cornely-Merk, Hopfl-Gut, que piensan lo mismo. 19 Cf. A. Charue, o.c. p.s63s; J. Chaine, o.c. ñ.255§. 20 Cf. 1Ti_3:2; Tit_1:8. 21Jn_13:34-35; cf. 1Jn_2:9; 3:11:1Jn_4:11; 2Jn_1:5. 22 Cf. 1Jn_3:6. 23 l Jua_3:10; Jua_4:4; Jua_5:19 24 Mat_7:17-18; Luc_3:9; Luc_6:44. 25 1Jn_2:3.29; 1Jn_3:1-10; 1Jn_4:6-10; 1Jn_5:19. 26 O.c. q.259. 27 Cf. Jua_19:35; Jua_21:24. 28 Jua_14:27; Jua_20:19.21.26; 2Jn_1:3. 29 Jua_20:19-26. 30 Jua_14:27.