Tobías 2 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 14 versitos |
1 Al volver a mi casa me fueron devueltos Ana, mi mujer, y Tobías, mi hijo. Era por la fiesta de Pentecostés, la fiesta santa de las siete semanas; y habiéndome sido preparado un banquete, me recosté para comer."
2 Al ver tantos manjares, dije a mi hijo: “Vete y trae al primer necesitado que encuentres de nuestros hermanos, que me recuerde al Señor; yo espero por ti.”
3 Cuando volvió, dijo: “Padre, uno de nuestro linaje yace en la plaza estrangulado.”
4 En seguida, sin probar bocado, me lancé a la calle, le tomé y le metí en una habitación hasta que se puso el sol.
5 Vuelto a casa, me lavé y comí con tristeza,
6 porque me vino a la memoria la profecía de Amos: “Vuestras fiestas se convertirán en duelo, y vuestras alegrías, en lamentaciones.”
7 Lloré, y en poniéndose el sol fui a cavar una hoya en que sepultar el cadáver.
8 Los vecinos se reían de mí, diciendo: “Aún no ha escarmentado; ya tuvo que huir por eso, y ahora vuelve a enterrar a los muertos.”
9 Aquella misma noche, cuando acabé de darle sepultura, aun antes de purificarme, me dormí en el atrio junto al muro, quedando con el rostro descubierto.
10 No sabía yo que había pájaros en el muro, y, teniendo los ojos abiertos, los pájaros dejaron caer en mis ojos su estiércol caliente, que me produjo en ellos unas manchas blancas que los médicos no fueron capaces de curar. Por este tiempo, Ahikar proveía a mi sustento, hasta que partió para Elimaida.
11 Entonces Ana, mi mujer, se ocupaba de su casa en trabajos femeniles
12 y llevaba su labor a los amos. Estos, al pagarle una vez su salario, le regalaron un cabrito.
13 Cuando volvio a casa. yo le dije: “¿De dónde viene ese cabrito? ¿No será robado? Devuélvelo a los amos, que no es lícito comer cosa robada,”
14 Ella me contestó: “Es un regalo que han agregado a mi salario.” Pero yo no la creía, y la instaba a que lo devolviese a los amos, enojado contra ella. Mas me replicó: “¿Dónde están tus limosnas y tus buenas obras? Ya lo ves ahora.”

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Introducción a Tobías

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Ôïbit

Introducción.

Título del libro.
Se lo dan sus dos protagonistas. En los LXX, el padre es llamado Tobit, Tobeit; en la V. Latina, Tobis; al hijo se llama Tobías En los manuscritos de Qumrán, donde se han encontrado fragmentos del libro, al padre se le conoce por Twby, y al hijo por Twbyh (Bíblica, 34 [1953] 417)·

Texto original.
No se admite ya que el libro fuera originariamente escrito en griego. Su autor utilizó una de las dos lenguas, hebraica o aramaica. Los muchos semitismos que esmaltan el libro, tienden a probarlo hasta la saciedad. El texto hebreo no fue conocido por Orígenes l ni por San Jerónimo 2, pero se hallaron tres fragmentos de él en la gruta cuarta de Qumrán, dos en arameo y uno en hebreo 3. Estos hallazgos no resuelven definitivamente la cuestión de si la lengua original del libro fue la aramaica o la hebrea.

Traducciones griegas.
Se presentan bajo tres formas:
1) Representada por los códices  y A. Los dos reproducen el mismo tipo de texto, pero el último es una revisión del primero. Este texto es llamado también vulgar, y se encuentra en todos los manuscritos de la misma familia. Se caracteriza por su sobriedad. Se reproduce, con pocos cambios, en la edición Sixtina, de donde tradujeron Nácar-Colunga.
2) Su mejor representante es el códice Sinaítico. Faltan en él las secciones 4:7-19; 13:8-11. Su nota especial está en presentar un texto más amplio que el anterior, con tendencia parafrástica. En la edición Bover-Üantera se toma como base el texto B, al que se le han acoplado de un modo orgánico las adiciones de S (encerradas entre corchetes) y las de la Vulgata (en letras cursivas).
3) Existe un tercer grupo de códices griegos minúsculos que a veces siguen a  y en otras se apartan de él. Son los principales: Cód.44:107:609. Se trata de una revisión del texto vulgar4. Resumiendo, el texto griego de Tobías ofrece la nota característica de presentarse bajo dos formas fundamentales: una corta y otra larga. Modernamente las simpatías van por esta última.

Versión Vetus Latina.
Fundamentalmente se acerca al texto amplio de Sin.; pero existen grandes diferencias entre los códices de esta versión. En general, puede decirse que la Vetus Latina ocupa un lugar intermedio entre la corriente breve y la amplia, lo que deja presumir que el traductor tuvo ante su vista ejemplares griegos representantes de ¡as dos corrientes, decidiéndose por una o por otra según juzgaba conveniente.

Vulgata.
A instancia de Cromacio de Aquileya y de Heliodoro de Altino tradujo San Jerónimo, en una noche, el libro de Tobit, que le dictaba en hebreo un rabino que tenía ante su vista un texto arameo. Parece que San Jerónimo conoció la Vetus Latina. Su versión no es sensum e sensu, sino libre (PL 29:23).

Textos semíticos.
Se perdió el original aramaico traducido por San Jerónimo, conservándose, en cambio, otros más recientes, entre los cuales citamos el ArN, descubierto y publicado por Neubauer5, que se cita en el comentario con las siglas ArN. Es un texto más amplio que el de B; carece de los capítulos 13-14; en los primeros, al igual que la Vulgata, usa la tercera persona en vez de la primera. Afín a éste cabe mencionar el texto de Münster=HM, publicado por Sebastián Münster (Basilea 1542). Tampoco tiene los dos últimos capítulos. Otros textos hebraicos, el de P. Fagius y M. Gaster (traducciones de un ejemplar griego), no tienen gran importancia. Cabe mencionar, en cambio, la versión siríaca publicada por lagarde 6, notable en la primera parte del libro.

Autor.
No existe una tradición judío-cristiana acerca del autor del libro, ni en el texto se encuentran indicios suficientes para individualizarlo. Se hace hincapié en las secciones del libro en que se usa la primera persona en la narración (1:1-6), y en el testimonio de 12:20, para decir que Tobit y su hijo escribieron su historia. Pero a ello cabe responder que se ignora cuál fue la forma literaria original de los primeros capítulos de la obra, y en segundo lugar, que no manda el ángel a padre e hijo que escriban toda la historia, sino que divulguen lo que él ha hecho con ellos. La forma actual del libro se debe a un judío que vivió después de la cautividad.

Fecha de composición.
El autor escribe después de la cautividad. Considera como un o antiguo la destrucción de Nínive (14:6-16); los capítulos 13-14 Suponen la destrucción de Judá, de Jerusalén y de su templo. A estas razones cabe añadir su parecido con la literatura sapiencial: estilo didáctico y parenético, fórmulas de oración y terminólos que aparecen en los libros de la Sabiduría y Eclesiástico. La do * trina sobre la retribución revela un avance sobre la retribución puramente material. Por otra parte, su composición no puede rebajarse hasta el último período de los Macabeos, por no aparecer en sus páginas ninguna de las preocupaciones político-religiosas de entonces, ya internas, ya externas. Pudo escribir el libro un judío de la diáspora, quizá de Egipto, hacia los siglos IV-III o un poco más tarde. Caldos admite que los últimos retoques se hicieron en el siglo II antes de Cristo; según Schumpp, fue compuesto el libro entre los siglos III-II; antes del siglo II, dice Clamer; antes de la rebelión macabaica, añade Lods.

¿Tobit libro histórico?
En apariencia, sí; a priori debe retenerse como tal; que no lo sea en todo o en parte, debe probarse. Los exegetas pueden y deben determinar el género literario del libro.
Los que la sostienen invocan la tradición; el aspecto externo, con sus indicaciones históricas, geográficas, genealógicas, etc.; la narración en primera persona en los primeros capítulos, fin del libro, etc. A ello se oponen las dificultades de orden histórico, los milagros y hechos insólitos, la dependencia del libro de la leyenda de Ahikar.
Se tiende a considerar el libro como novela didáctica con fondo histórico. En él se atiende más a la doctrina que al hecho histórico. Su finalidad es probar que también en el exilio, fuera de Palestina, se puede servir a Yahvé. Dios somete a prueba a los justos y recompensa profusamente a los que la soportan. Pone de relieve la práctica de las obras de misericordia. El autor se inspira en su composición en los relatos del Génesis, sobre todo en la embajada de Eliezer (Gen c.24). Como el Génesis, es Tobías un libro de bendiciones, de oraciones, de cánticos de acción de gracias. En el desarrollo del libro se anotan incongruencias que un autor deseoso de escribir una historia objetivamente verdadera trata de eliminar. En fin, la disposición del libro sugiere que el autor ha utilizado y embellecido una tradición, escrita u oral, de un episodio sucedido en tiempos de la deportación a Asiria. El exegeta no está hoy en trance de discernir en cada caso lo que pertenece al núcleo histórico.

La
Leyenda de Ahikar.
Se ha relacionado el libro con diversas piezas literarias de la antigüedad: La esposa desgraciada 10, El muerto agradecido 11, El justo que sufre 12; pero, sobre todo, tiene el libro analogías con la Leyenda de Ahikar.
La Leyenda de Ahikar es muy antigua; un fragmento ha sido encontrado entre los papiros árameos de Elefantina, siglo í antes de Cristo. Bajo diversas formas, se ha conservado en siríaco, armenio, árabe (adaptación en Las mil y una noches) y en griego (en la Vida de Esopo). Los autores se dividieron desde el principio en dos bandos: los que negaban a la leyenda todo fundamento histórico y los que lo defendían. La no historicidad de la leyenda no prueba la no historicidad de Tobit, y viceversa. La discusión sigue todavía sobre su origen, pagano o judío; autor, lengua original, lugar de composición, etc. En cuanto a sus relaciones con el libro de Tobit, prevalece hoy la opinión de que Ahikar es anterior, máxime después del hallazgo de fragmentos en Elefantina, que, según algunos, son transcripción de un texto del siglo VI antes de Cristo 13.
Terminamos diciendo que entre ambos libros hay mezcla de elemento narrativo y didáctico, prevaleciendo el primero en Tobit y el segundo en Ahikar. Esto nos lleva a la conclusión, dice Vaccari, de que ambos libros pertenecen al mismo género literario de novela moral con fondo histórico 14, cuyo juicio comparten la casi totalidad de autores católicos actuales. El carisma inspirativo es compatible con el uso de fuentes en cuyo manejo el autor sagrado fue ayudado por el soplo de la divina inspiración, que le hacía inmune de todo error al escoger y elegir sus fuentes de información 15.

Doctrina religiosa.
Como hemos dicho, el libro tiene una finalidad preferentemente didáctica. En el libro se contienen doctrinas preciosas acerca de Dios, de los ángeles y demonología. Enseña además cómo debe vivir el justo para agradar a Dios.
El fin religioso primario del libro es poner de manifiesto la providencia de Dios para los que le sirven. Pueden los justos experimentar temporalmente grandes calamidades, psíquicas y materiales; pero Dios les devolverá, tarde o temprano, el bienestar, ya que las desgracias son solamente pruebas que les manda Dios para acrisolar su virtud. La providencia de Dios se manifiesta sobre Tobit, el varón que caminó por las sendas de la verdad y de la justicia todos los días de su vida (1:3), sobre su familia. Dios escucha la oración de Tobit y de Sara y acude prontamente en su auxilio enviándoles un ángel, que llevará el bienestar y la alegría a las dos familias.
Mención especial merece la doctrina del libro sobre la angelo-logia. Para poner término a los males de Tobit y Sara, mandó Dios a Rafael para que los curara (12:14). En el viaje señaló al joven Tobías la virtud de la hiél y del hígado; aquélla era remedio eficaz contra la enfermedad de los ojos que padecía su padre; el hígado y el corazón del pez, puestos sobre las brasas, tendrían la virtud de paralizar a Asmodeo, el maligno demonio. Finalmente, Rafael se presenta a Tobit como ángel mediador, que le asistía cuando enterraba a los muertos. Uno de sus oficios era presentar el mne-mosynon (Act 10:4; Apoc 8:3) de sus oraciones delante de la gloria del Señor. Es la primera vez que se habla en el Antiguo Testamento de la categoría especial de los siete ángeles; en el Apocalipsis (8:2) se mencionan de nuevo. El nombre de tres consta en la Biblia: Miguel (Dan 10:13-21; 12:1; Tes 4:16; Jue 9; Apoc 12:7), Gabriel (Dan 8:16; 9:21; Lc 1:19) y Rafael (Tob 3:17; 12:15); los de los otros provienen del libro IV de Esdras y de Henoc 16.
Hemos hablado de que una de las misiones de Rafael era la de paralizar a Asmodeo (3:17). En la antigüedad 17 se hacían fumigaciones provocando olores nauseabundos para ahuyentar a los demonios. Esto mismo hizo Tobías por indicación del ángel. En su parte esencial vemos que la acción del Asmodeo conviene al papel de Satanás. Como en el Nuevo Testamento, se confirma la realidad de los espíritus demoníacos, enemigos de Dios y de los hombres, cuya acción nefasta, sin embargo, está bajo el control de la Providencia divina 18.

Canonicidad.
Falta el libro en el canon judío de Palestina. Las dudas existentes en el judaismo contra la inspiración del mismo determinaron el poco respeto de los traductores por el texto original, de donde se ha originado gran variedad en la tradición textual. San Jerónimo, influido por ambientes rabínicos, lo consideró como un libro edificante (PL 29:23-24). En la literatura patrística se encuentran infinidad de citas y alusiones al libro de Tobit (Priero, Clamer).

1 Epist. ad Afric.: PG u,8o.
2 Praef. in Tobit: PL 29:23.
3 J. M. Milik, Dieci Anni di scoperte nel deserto di Giudá (Turín 1957 23. ·>
4 A. Rahlfs, Verzeichnis der Griechische Handschriften des A. Testamentes (Berlín I9H>
5 ThcBook of Tobit. A Chaldee text (Oxford 1878).
6 Libri Veteris Testamenti apocryphi syriace (Leipzig 1861),
7 Documentos Bíblicos (Madrid 1955) 265-266,
8 Bíblica, 27 (1946) 140.
9 La índole literaria del libro de Tobit: Sefarad, 7 (i947) 381-382.
10 Neubauer, Le Midrasch Tanhwna: Revue des Études Juives, 8 (1886) 224-238.
11 Sieger, Das Buch Tobías und das Marchen vom dankbaren Toten: Katholik, 29 (1904)
12 Revue Biblique, 59 (1952) 239-250.
13 F. ñau, Histoire et sagesse d'Ahikar, l'Assyrien (París 1909).
14 La Sacra Bibbia 233.
15 Humani generis: Documentos Bíblicos, 601.
16 J. Bonsirven, Judaísme Palestinien (París 1935) 234-235.
17 F. Lexa, La magie dans l'Egypte antigüe I (París 1925) 104.
18 R. Pautrel-m. Lefévre, Trois textes de Tobie sur Raphaél: Recherches de Science Religieusc (Mélanges Lebreton) 39 (1951) 115-124; M. Lefévre, Ange oubéte?: (Desclée de Brouwer 1948) 13-27. En uno y otro trabajo se encuentra una discreta bii grafía.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Tobías 2,1-14;;

Tobit reanuda sus obras de misericordia (2:1-9).
1 Al volver a mi casa me fueron devueltos Ana, mi mujer, y Tobías, mi hijo. Era por la fiesta de Pentecostés, la fiesta santa de las siete semanas; y habiéndome sido preparado un banquete, me recosté para comer. 2 Al ver tantos manjares, dije a mi hijo: Vete y trae al primer necesitado que encuentres de nuestros hermanos, que me recuerde al Señor; yo espero por ti. 3 Cuando volvió, dijo: Padre, uno de nuestro linaje yace en la plaza estrangulado. 4 En seguida, sin probar bocado, me lancé a la calle, le tomé y le metí en una habitación hasta que se puso el sol. 5 Vuelto a casa, me lavé y comí con tristeza, 6 porque me vino a la memoria la profecía de Amos: Vuestras fiestas se convertirán en duelo, y vuestras alegrías, en lamentaciones. 7 Lloré, y en poniéndose el sol fui a cavar una hoya en que sepultar el cadáver. 8 Los vecinos se reían de mí, diciendo: Aún no ha escarmentado; ya tuvo que huir por eso, y ahora vuelve a enterrar a los muertos. 9 Aquella misma noche, cuando acabé de darle sepultura, aun antes de purificarme, me dormí en el atrio junto al muro, quedando con el rostro descubierto.

Sobre el fondo general del cuadro histórico trazado en el capítulo I, en el cual se sigue un orden pragmático más que cronológico, desenvuelve el autor sagrado el drama que la divina Providencia dispuso en torno a la persona de Tobit. Trátase de algunos episodios particulares, que ponen en evidencia la virtud de Tobit y la Providencia divina, que no le abandona en medio de sus tribulaciones. Como prueba de que el autor no sigue un orden estrictamente cronológico, tenemos el hecho de que en la narración Deu_2:4-5 se describe una situación histórica que corresponde al reinado de Senaquerib. Para celebrar Tobit su regreso a casa y el encuentro con su mujer e hijo, dispuso un gran banquete. Al mismo tiempo que celebraba su rehabilitación, quiso Tobit solemnizar la fiesta de Pentecostés (nuestra fiesta, dice el cód. Sin.), llamada también de las Semanas (Deu_16:10; 2Cr_8:13). La fastuosidad del banquete da a entender que tuvo lugar en los días en que gozaba Tobit de una situación económica desahogada, antes de la confiscación de sus bienes (2Cr_1:20). Por otra parte, el episodio del judío muerto violentamente y abandonado en la plaza, o lugar público, recuerda los días de persecución de Senaquerib. No dice 1 texto que Tobit escondiera el cadáver en su casa, con lo cual se hubiera contaminado (Lev_11:32-35; Num_19:14), sino en una casucha (oikema, B; oikídion, Sin.), o local vecino al lugar donde yacía el muerto. Esperó a sepultarlo una vez puesto el sol, para no quebrantar el reposo del día de Pentecostés. Vuelto a su casa, se lavó sus manos y comió con tristeza de los manjares preparados en un ambiente de alegría, por recordar las palabras de Amos (Num_8:10) cuyo mensaje se reproduce libremente.

La grande prueba (Num_2:10).
10 No sabía yo que había pájaros en el muro, y, teniendo los ojos abiertos, los pájaros dejaron caer en mis ojos su estiércol caliente, que me produjo en ellos unas manchas blancas que los médicos no fueron capaces de curar. Por este tiempo, Ahikar proveía a mi sustento, hasta que partió para Elimaida.

Esta prueba de Tobit constituye el punto álgido de la composición literaria de esta primera parte del libro (Miller). A las penalidades que tuvo que sufrir de parte de los gobernantes y de los que se mofaban de sus obras de caridad, se añade la pérdida de la vista, con la consiguiente imposibilidad de atender a la manutención de su familia y de consagrarse, como hasta entonces, al servicio de los menesterosos.Era el día de Pentecostés por la noche. Habiendo dado sepultura a un muerto, Tobit quedóse a dormir en el patio para no contaminar su casa (Num_19:22). Otro motivo de haberse quedado en el patio fue a causa del calor sofocante, como sugiere el otro detalle de que, en contra de la costumbre general entre los orientales, durmiera con el rostro descubierto. Ignoraba Tobit que en lo alto del muro junto al cual habíase acurrucado, bajo el alero del tejado, había pájaros (strouzia, golondrinas según la Vulgata). Sucedió que, teniendo los ojos abiertos (detalle exclusivo de B), los pájaros dejaron caer sobre mis ojos su estiércol caliente, que me produjo en ellos unas manchas blancas (leukomata). El contacto de los excrementos cargados de sales amoniacales, dice Vaccari, determinaron la formación de escamas o manchas blancas en la córnea del ojo, opacándola (Num_11:12) y causando de este modo la ceguera.
Tobit considera esta circunstancia como la primera causa que contribuyó a la pérdida total de la vista. Pero, según el texto, la ceguera no se produjo instantáneamente. Los excrementos mancharon sus ojos, y, como consecuencia, notó Tobit fuerte irritación en los mismos, que fue en aumento a pesar de las curas de los médicos. Según otra versión, fueron los médicos los que, con sus intervenciones, agravaron el estado del ojo. Con el tiempo sobrevino la grave enfermedad que terminó con la ceguera total. Aquélla se manifestó por unas manchas blancas (albugo, leukoma, macula cornea) terminando por la ceguera, que Tobit sufrió por espacio de cuatro años.
El texto Sin. hace notar que la desgracia de Tobit entristecio a todos sus compatriotas. Movido a compasión Ahikar, proveyó a su mantenimiento por espacio de dos años, hasta que partió para Elitnaida (Num_1:6). Se halla esta región, con Susa por capital, entre el Tigris, las orillas del mar Pérsico y el límite sudeste de la meseta del Irán 1.

Penuria extrema y burlas de su mujer (Num_2:11-14).
11 Entonces Ana, mi mujer, se ocupaba de su casa en trabajos femeniles 12 y llevaba su labor a los amos. Estos, al pagarle una vez su salario, le regalaron un cabrito. 13 Cuando volvio a casa. yo le dije: ¿De dónde viene ese cabrito? ¿No será robado? Devuélvelo a los amos, que no es lícito comer cosa robada, 14 Ella me contestó: Es un regalo que han agregado a mi salario. Pero yo no la creía, y la instaba a que lo devolviese a los amos, enojado contra ella. Mas me replicó: ¿Dónde están tus limosnas y tus buenas obras? Ya lo ves ahora.

La situación económica de Tobit llegó a tal extremo, que su mujer Ana vióse obligada a trabajar en un lanificio para recibir un sueldo. Ana entregaba sus labores, por las cuales recibía el precio de su trabajo. Cierto día le regalaron también un cabrito. Nuestro texto no indica si Ana trabajaba en casa o fuera de ella; únicamente hace notar que, una vez terminada el trabajo, la mandaba a sus clientes. Tampoco se deduce claro si el cabrito le fue entregado como sueldo normal de su trabajo o como regalo.
Al oír Tobit los balidos del cabrito, sospechó que el animal había llegado a su casa o por extravío o por robo. Descartaba la suposición de que su mujer hubiera podido comprarlo. En ambas hipótesis, el animal debía restituirse a su dueño (Exo_23:4; Deu_22:1-3). No obstante las explicaciones de Ana justificando la procedencia del cabrito, Tobit no le daba crédito, acaso por constarle la conciencia poco escrupulosa de su mujer (Deu_5:18; Deu_10:4), en contraste con su modo recto de proceder. En la discusión, Ana se refiere a la concepción corriente entonces de que las desgracias son castigo del pecado. Con ello hiere en lo más íntimo a su marido, porque detrás de sus palabras se esconde la sospecha de que es él un pecador y de que sus buenas obras son pura hipocresía. Es manifiesto el parecido de la mujer de Tobit con la de Job; ambas, con sus impertinencias, contribuyeron a agrandar los sufrimientos de sus respectivos maridos, tan duramente probados por Dios.