Tobías 3 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 17 versitos |
1 Yo me entristecí y lloré, y con dolor me puse a orar, diciendo:
2 “Justo eres, Señor, y justas todas tus obras; todos tus caminos son misericordia y verdad; juzgas siempre según verdad y justicia."
3 Muéstrate a mí y para en mí tus ojos. No me castigues por mis pecados, ni por mis ignorancias, ni por las que mis padres cometieron
4 Porque ellos desoyeron tus preceptos, [contra ti. tú nos has entregado en botín al cautiverio y a la muerte, objeto de escarnio para todas las naciones entre las que hemos sido dispersados.
5 Muchos son tus juicios y verdaderos, para que vayas a tomar venganza por mis pecados y los de mis padres; porque ni cumplimos tus preceptos ni caminamos sinceramente delante de ti."
6 Ea, pues, haz conmigo según tu beneplácito. Quítame el aliento de vida, para que muera y me convierta en polvo; porque más prefiero morir que vivir, pues he oído ultrajes mentirosos y una gran tristeza se apodera de mí Haz que sea yo libertado de esta angustia para ir al eterno lugar. No apartes tu rostro de mí.”
7 Aquel mismo día aconteció en Ecbatana de Media que Sara, hija de Ragüel, fue insultada por las esclavas de su padre,
8 porque, habiendo sido dada en matrimonio a siete maridos, el maligno demonio Asmodeo les había dado muerte antes que con ella hubieran tenido vida conyugal, y le decían: “¿No estás loca tú, que ahogas a tus maridos? Siete has tenido ya, y de ninguno de ellos has gozado.”
9 “¿Por qué nos azotas? Ya que ellos murieron, vete tú con ellos y que no veamos jamás hijo o hija tuya.”
10 Oyéndolas, se entristeció sobremanera, tanto que quería ahorcarse. Pero decía: “Soy la hija única de mi padre; si tal hiciera, el oprobio vendría sobre él y de dolor conduciría su ancianidad al sepulcro.”
11 Y oraba puesta a la ventana, y decía: “Bendito eres, Señor Dios mío, y bendito tu nombre, santo y excelso por los siglos. Bendígante todas tus obras para siempre.
12 Y ahora, Señor, en ti pongo mis ojos y mi rostro.
13 Llévame de la tierra y que no oiga ya más ultrajes.
14 Tú sabes, Señor, que yo estoy limpia de todo pecado con hombre
15 y que no he manchado mi nombre ni el nombre de mi padre en esta tierra de mi cautiverio. Hija única soy de mi padre, el cual no tiene hijo que pueda heredarle ni pariente próximo con un hijo para quien yo deba guardarme por mujer; ya se me han muerto siete maridos; ¿de qué me sirve la vida? Y si no te parece bien quitármela, mírame y ten piedad de mí y que no escuche ya más estos ultrajes.”
16 Fue escuchada la oración del uno y de la otra en la presencia de la gloria de Dios.
17 Rafael fue enviado para remediarlos a los dos, para batir las cataratas de Tobit y para casar a Sara, la hija de Ragüel, con Tobías, el hijo de Tobit, y paralizar a Asmodeo, el maligno demonio, por cuanto a Tobías tocaba heredarla. Al mismo tiempo en que se volvía Tobit y entraba en su casa, bajaba Sara, la de Ragüel, del piso alto de la suya.

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Introducción a Tobías

Arial Times New Roman ;;;
Ôïbit

Introducción.

Título del libro.
Se lo dan sus dos protagonistas. En los LXX, el padre es llamado Tobit, Tobeit; en la V. Latina, Tobis; al hijo se llama Tobías En los manuscritos de Qumrán, donde se han encontrado fragmentos del libro, al padre se le conoce por Twby, y al hijo por Twbyh (Bíblica, 34 [1953] 417)·

Texto original.
No se admite ya que el libro fuera originariamente escrito en griego. Su autor utilizó una de las dos lenguas, hebraica o aramaica. Los muchos semitismos que esmaltan el libro, tienden a probarlo hasta la saciedad. El texto hebreo no fue conocido por Orígenes l ni por San Jerónimo 2, pero se hallaron tres fragmentos de él en la gruta cuarta de Qumrán, dos en arameo y uno en hebreo 3. Estos hallazgos no resuelven definitivamente la cuestión de si la lengua original del libro fue la aramaica o la hebrea.

Traducciones griegas.
Se presentan bajo tres formas:
1) Representada por los códices  y A. Los dos reproducen el mismo tipo de texto, pero el último es una revisión del primero. Este texto es llamado también vulgar, y se encuentra en todos los manuscritos de la misma familia. Se caracteriza por su sobriedad. Se reproduce, con pocos cambios, en la edición Sixtina, de donde tradujeron Nácar-Colunga.
2) Su mejor representante es el códice Sinaítico. Faltan en él las secciones 4:7-19; 13:8-11. Su nota especial está en presentar un texto más amplio que el anterior, con tendencia parafrástica. En la edición Bover-Üantera se toma como base el texto B, al que se le han acoplado de un modo orgánico las adiciones de S (encerradas entre corchetes) y las de la Vulgata (en letras cursivas).
3) Existe un tercer grupo de códices griegos minúsculos que a veces siguen a  y en otras se apartan de él. Son los principales: Cód.44:107:609. Se trata de una revisión del texto vulgar4. Resumiendo, el texto griego de Tobías ofrece la nota característica de presentarse bajo dos formas fundamentales: una corta y otra larga. Modernamente las simpatías van por esta última.

Versión Vetus Latina.
Fundamentalmente se acerca al texto amplio de Sin.; pero existen grandes diferencias entre los códices de esta versión. En general, puede decirse que la Vetus Latina ocupa un lugar intermedio entre la corriente breve y la amplia, lo que deja presumir que el traductor tuvo ante su vista ejemplares griegos representantes de ¡as dos corrientes, decidiéndose por una o por otra según juzgaba conveniente.

Vulgata.
A instancia de Cromacio de Aquileya y de Heliodoro de Altino tradujo San Jerónimo, en una noche, el libro de Tobit, que le dictaba en hebreo un rabino que tenía ante su vista un texto arameo. Parece que San Jerónimo conoció la Vetus Latina. Su versión no es sensum e sensu, sino libre (PL 29:23).

Textos semíticos.
Se perdió el original aramaico traducido por San Jerónimo, conservándose, en cambio, otros más recientes, entre los cuales citamos el ArN, descubierto y publicado por Neubauer5, que se cita en el comentario con las siglas ArN. Es un texto más amplio que el de B; carece de los capítulos 13-14; en los primeros, al igual que la Vulgata, usa la tercera persona en vez de la primera. Afín a éste cabe mencionar el texto de Münster=HM, publicado por Sebastián Münster (Basilea 1542). Tampoco tiene los dos últimos capítulos. Otros textos hebraicos, el de P. Fagius y M. Gaster (traducciones de un ejemplar griego), no tienen gran importancia. Cabe mencionar, en cambio, la versión siríaca publicada por lagarde 6, notable en la primera parte del libro.

Autor.
No existe una tradición judío-cristiana acerca del autor del libro, ni en el texto se encuentran indicios suficientes para individualizarlo. Se hace hincapié en las secciones del libro en que se usa la primera persona en la narración (1:1-6), y en el testimonio de 12:20, para decir que Tobit y su hijo escribieron su historia. Pero a ello cabe responder que se ignora cuál fue la forma literaria original de los primeros capítulos de la obra, y en segundo lugar, que no manda el ángel a padre e hijo que escriban toda la historia, sino que divulguen lo que él ha hecho con ellos. La forma actual del libro se debe a un judío que vivió después de la cautividad.

Fecha de composición.
El autor escribe después de la cautividad. Considera como un o antiguo la destrucción de Nínive (14:6-16); los capítulos 13-14 Suponen la destrucción de Judá, de Jerusalén y de su templo. A estas razones cabe añadir su parecido con la literatura sapiencial: estilo didáctico y parenético, fórmulas de oración y terminólos que aparecen en los libros de la Sabiduría y Eclesiástico. La do * trina sobre la retribución revela un avance sobre la retribución puramente material. Por otra parte, su composición no puede rebajarse hasta el último período de los Macabeos, por no aparecer en sus páginas ninguna de las preocupaciones político-religiosas de entonces, ya internas, ya externas. Pudo escribir el libro un judío de la diáspora, quizá de Egipto, hacia los siglos IV-III o un poco más tarde. Caldos admite que los últimos retoques se hicieron en el siglo II antes de Cristo; según Schumpp, fue compuesto el libro entre los siglos III-II; antes del siglo II, dice Clamer; antes de la rebelión macabaica, añade Lods.

¿Tobit libro histórico?
En apariencia, sí; a priori debe retenerse como tal; que no lo sea en todo o en parte, debe probarse. Los exegetas pueden y deben determinar el género literario del libro.
Los que la sostienen invocan la tradición; el aspecto externo, con sus indicaciones históricas, geográficas, genealógicas, etc.; la narración en primera persona en los primeros capítulos, fin del libro, etc. A ello se oponen las dificultades de orden histórico, los milagros y hechos insólitos, la dependencia del libro de la leyenda de Ahikar.
Se tiende a considerar el libro como novela didáctica con fondo histórico. En él se atiende más a la doctrina que al hecho histórico. Su finalidad es probar que también en el exilio, fuera de Palestina, se puede servir a Yahvé. Dios somete a prueba a los justos y recompensa profusamente a los que la soportan. Pone de relieve la práctica de las obras de misericordia. El autor se inspira en su composición en los relatos del Génesis, sobre todo en la embajada de Eliezer (Gen c.24). Como el Génesis, es Tobías un libro de bendiciones, de oraciones, de cánticos de acción de gracias. En el desarrollo del libro se anotan incongruencias que un autor deseoso de escribir una historia objetivamente verdadera trata de eliminar. En fin, la disposición del libro sugiere que el autor ha utilizado y embellecido una tradición, escrita u oral, de un episodio sucedido en tiempos de la deportación a Asiria. El exegeta no está hoy en trance de discernir en cada caso lo que pertenece al núcleo histórico.

La
Leyenda de Ahikar.
Se ha relacionado el libro con diversas piezas literarias de la antigüedad: La esposa desgraciada 10, El muerto agradecido 11, El justo que sufre 12; pero, sobre todo, tiene el libro analogías con la Leyenda de Ahikar.
La Leyenda de Ahikar es muy antigua; un fragmento ha sido encontrado entre los papiros árameos de Elefantina, siglo í antes de Cristo. Bajo diversas formas, se ha conservado en siríaco, armenio, árabe (adaptación en Las mil y una noches) y en griego (en la Vida de Esopo). Los autores se dividieron desde el principio en dos bandos: los que negaban a la leyenda todo fundamento histórico y los que lo defendían. La no historicidad de la leyenda no prueba la no historicidad de Tobit, y viceversa. La discusión sigue todavía sobre su origen, pagano o judío; autor, lengua original, lugar de composición, etc. En cuanto a sus relaciones con el libro de Tobit, prevalece hoy la opinión de que Ahikar es anterior, máxime después del hallazgo de fragmentos en Elefantina, que, según algunos, son transcripción de un texto del siglo VI antes de Cristo 13.
Terminamos diciendo que entre ambos libros hay mezcla de elemento narrativo y didáctico, prevaleciendo el primero en Tobit y el segundo en Ahikar. Esto nos lleva a la conclusión, dice Vaccari, de que ambos libros pertenecen al mismo género literario de novela moral con fondo histórico 14, cuyo juicio comparten la casi totalidad de autores católicos actuales. El carisma inspirativo es compatible con el uso de fuentes en cuyo manejo el autor sagrado fue ayudado por el soplo de la divina inspiración, que le hacía inmune de todo error al escoger y elegir sus fuentes de información 15.

Doctrina religiosa.
Como hemos dicho, el libro tiene una finalidad preferentemente didáctica. En el libro se contienen doctrinas preciosas acerca de Dios, de los ángeles y demonología. Enseña además cómo debe vivir el justo para agradar a Dios.
El fin religioso primario del libro es poner de manifiesto la providencia de Dios para los que le sirven. Pueden los justos experimentar temporalmente grandes calamidades, psíquicas y materiales; pero Dios les devolverá, tarde o temprano, el bienestar, ya que las desgracias son solamente pruebas que les manda Dios para acrisolar su virtud. La providencia de Dios se manifiesta sobre Tobit, el varón que caminó por las sendas de la verdad y de la justicia todos los días de su vida (1:3), sobre su familia. Dios escucha la oración de Tobit y de Sara y acude prontamente en su auxilio enviándoles un ángel, que llevará el bienestar y la alegría a las dos familias.
Mención especial merece la doctrina del libro sobre la angelo-logia. Para poner término a los males de Tobit y Sara, mandó Dios a Rafael para que los curara (12:14). En el viaje señaló al joven Tobías la virtud de la hiél y del hígado; aquélla era remedio eficaz contra la enfermedad de los ojos que padecía su padre; el hígado y el corazón del pez, puestos sobre las brasas, tendrían la virtud de paralizar a Asmodeo, el maligno demonio. Finalmente, Rafael se presenta a Tobit como ángel mediador, que le asistía cuando enterraba a los muertos. Uno de sus oficios era presentar el mne-mosynon (Act 10:4; Apoc 8:3) de sus oraciones delante de la gloria del Señor. Es la primera vez que se habla en el Antiguo Testamento de la categoría especial de los siete ángeles; en el Apocalipsis (8:2) se mencionan de nuevo. El nombre de tres consta en la Biblia: Miguel (Dan 10:13-21; 12:1; Tes 4:16; Jue 9; Apoc 12:7), Gabriel (Dan 8:16; 9:21; Lc 1:19) y Rafael (Tob 3:17; 12:15); los de los otros provienen del libro IV de Esdras y de Henoc 16.
Hemos hablado de que una de las misiones de Rafael era la de paralizar a Asmodeo (3:17). En la antigüedad 17 se hacían fumigaciones provocando olores nauseabundos para ahuyentar a los demonios. Esto mismo hizo Tobías por indicación del ángel. En su parte esencial vemos que la acción del Asmodeo conviene al papel de Satanás. Como en el Nuevo Testamento, se confirma la realidad de los espíritus demoníacos, enemigos de Dios y de los hombres, cuya acción nefasta, sin embargo, está bajo el control de la Providencia divina 18.

Canonicidad.
Falta el libro en el canon judío de Palestina. Las dudas existentes en el judaismo contra la inspiración del mismo determinaron el poco respeto de los traductores por el texto original, de donde se ha originado gran variedad en la tradición textual. San Jerónimo, influido por ambientes rabínicos, lo consideró como un libro edificante (PL 29:23-24). En la literatura patrística se encuentran infinidad de citas y alusiones al libro de Tobit (Priero, Clamer).

1 Epist. ad Afric.: PG u,8o.
2 Praef. in Tobit: PL 29:23.
3 J. M. Milik, Dieci Anni di scoperte nel deserto di Giudá (Turín 1957 23. ·>
4 A. Rahlfs, Verzeichnis der Griechische Handschriften des A. Testamentes (Berlín I9H>
5 ThcBook of Tobit. A Chaldee text (Oxford 1878).
6 Libri Veteris Testamenti apocryphi syriace (Leipzig 1861),
7 Documentos Bíblicos (Madrid 1955) 265-266,
8 Bíblica, 27 (1946) 140.
9 La índole literaria del libro de Tobit: Sefarad, 7 (i947) 381-382.
10 Neubauer, Le Midrasch Tanhwna: Revue des Études Juives, 8 (1886) 224-238.
11 Sieger, Das Buch Tobías und das Marchen vom dankbaren Toten: Katholik, 29 (1904)
12 Revue Biblique, 59 (1952) 239-250.
13 F. ñau, Histoire et sagesse d'Ahikar, l'Assyrien (París 1909).
14 La Sacra Bibbia 233.
15 Humani generis: Documentos Bíblicos, 601.
16 J. Bonsirven, Judaísme Palestinien (París 1935) 234-235.
17 F. Lexa, La magie dans l'Egypte antigüe I (París 1925) 104.
18 R. Pautrel-m. Lefévre, Trois textes de Tobie sur Raphaél: Recherches de Science Religieusc (Mélanges Lebreton) 39 (1951) 115-124; M. Lefévre, Ange oubéte?: (Desclée de Brouwer 1948) 13-27. En uno y otro trabajo se encuentra una discreta bii grafía.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Tobías 3,1-17Times New Roman ;;

Plegaría de Tobit (3:1-6).
1 Yo me entristecí y lloré, y con dolor me puse a orar, diciendo: 2 Justo eres, Señor, y justas todas tus obras; todos tus caminos son misericordia y verdad; juzgas siempre según verdad y justicia. 3 Muéstrate a mí y para en mí tus ojos. No me castigues por mis pecados, ni por mis ignorancias, ni por las que mis padres cometieron 4 Porque ellos desoyeron tus preceptos, [contra ti. tú nos has entregado en botín al cautiverio y a la muerte, objeto de escarnio para todas las naciones entre las que hemos sido dispersados. 5 Muchos son tus juicios y verdaderos, para que vayas a tomar venganza por mis pecados y los de mis padres; porque ni cumplimos tus preceptos ni caminamos sinceramente delante de ti. 6 Ea, pues, haz conmigo según tu beneplácito. Quítame el aliento de vida, para que muera y me convierta en polvo; porque más prefiero morir que vivir, pues he oído ultrajes mentirosos y una gran tristeza se apodera de mí Haz que sea yo libertado de esta angustia para ir al eterno lugar. No apartes tu rostro de mí.

Las palabras de Ana contristaron a Tobit hasta hacerle derramar lágrimas. A las persecuciones de parte de los gentiles, a las risas burlonas de sus con nacionales, se juntaban ahora las palabras injuriosas de su mujer, que le habló como una mujer necia (Job_2:10). En tales circunstancias, su pensamiento se vuelve al Señor. En la plegaria habla Tobit de la justicia y misericordia divinas; ruega al Señor que no le trate según su justicia (3-5), sino según su misericordia, pidiéndole que ponga fin a su vida, llena de penalidades. Con la muerte iría al eterno lugar. En el texto no se presenta el lugar eterno como una morada oscura, sombría y espantosa, sino como lugar de reposo y de tregua de las penalidades de la vida. Esta concepción de la vida de ultratumba es superior a la de otros pasajes bíblicos más antiguos, y algunos autores católicos ven en el texto aquella confianza, seguridad y paz que se respira en el libro de la Sabiduría (Miller).

La prueba de Sara (Job_3:7-8).

7 Aquel mismo día aconteció en Ecbatana de Media que Sara, hija de Ragüel, fue insultada por las esclavas de su padre, 8 porque, habiendo sido dada en matrimonio a siete maridos, el maligno demonio Asmodeo les había dado muerte antes que con ella hubieran tenido vida conyugal, y le decían: ¿No estás loca tú, que ahogas a tus maridos? Siete has tenido ya, y de ninguno de ellos has gozado.

El autor sagrado ha diseñado en esta perícopa (Job_3:7-17) un cuadro concebido en estrecha relación con 2:1-3:6. Los acontecimientos que se narran en ambos cuadros son contemporáneos, y entre ellos se dibuja una manifiesta analogía y paralelismo. Simultáneamente, en el mismo día, dicen  y Vulgata, una dura prueba alcanzó a los dos protagonistas: a Tobit en Ninive (2:29) y a Sara en Ecbatana (3:7); en el mismo tiempo (Sin.) ambos, en su dolor encuden a Dios la oración del uno y de la otra fue escuchada al mismo tiempo (Sin.3:16), y en la misma hora en que se volvía Tobit y entraba en su casa, bajaba Sara del piso alto de la suya (3:17). A Tobit le persiguió un monarca asirio; a Sara, el demonio Asmodeo; de aquél se mofaban sus compatriotas y su mujer; de Sara, las sirvientas o esclavas de su padre. Las desgracias que acaecieron a ambos no eran consecuencia de sus pecados, porque los dos eran justos, sino resultado de una prueba a la cual Dios les sujetó para acrisolar su virtud. Dios premia su resignación en el sufrimiento devolviendo a uno las riquezas y la vista, y a la otra premiándola con un matrimonio feliz. Los males que aquejaron a Tobit acontecieron por su piedad y amor hacia sus compatriotas; los de Sara contrastan con su buena conducta. Tobías y Sara son hijos únicos, y la presente narración pone de relieve la Providencia divina, que destinaba el uno para el otro. Junto a estas analogías, existen algunas divergencias, pues es distinto el estado de ánimo de Tobit y Sara y la ocasión de los sufrimientos de ambos. Estas analogías entre la situación de Tobit y la de Sara revelan que el autor ha dispuesto la narración artificiosamente.

Vanos intentos de matrimonio (3:9).
9 ¿Por qué nos azotas? Ya que ellos murieron, vete tú con ellos y que no veamos jamás hijo o hija tuya.

Sara era hija única. Para perpetuar la descendencia de su padre fue dada en matrimonio a siete jóvenes, que murieron antes que llevaran con ella vida conyugal. Lo extraordinario del caso dio pie a que se esparciera entre el vulgo el rumor de que todos ellos fueron muertos por el demonio Asmodeo. Probablemente, los pretendtendientes eran judíos, que iniciaron su vida de matrimonio con la bendición de Dios, al que invocaron con la oración (6:17), Pero la razón principal que deja traslucir el libro, es que ellos no reunían las condiciones que exigía la Ley para desposar a una hija única (6:12-18; 8:17), sobre la cual sólo Tobías tenía derecho (3:15; 6:12-18; 7:1 o). Según la Vulgata, los pretendientes murieron en la primera noche de la boda: mox ut ingressi fuissent ad eam; sin embargo, los textos  y Sin señalan que ellos murieron de improviso (3:15; 6:14; 7:11; 8:10), antes que tuvieran con ella relaciones sexuales, sin ulterior determinación de tiempo. La muerte extraña de los esposos fue muy comentada e interpretada diversamente. Las criadas (una criada según la Vulg.) acusaban a Sara de que ahogaba a sus maridos.

1 O. Eissfeld, Erstlingen und Zehnten im Alten Testament (Leipzig 1917); A. Vincent, Les rites de balancement (tenouphah) et de prélévement (teroumah) dans le sacrifice de Commu-çßïç de à A· T.r Melantes Syriens offerts a M. D, Dussaud, I (París 1939) 267-272.
2 L. Spmkowski, De marte Sennacherib: Miscellanea Bíblica, 3 (1934) 148-160.
1 Dhofme, Elam: DBS 920-962.


El demonio asmodeo.
En el v.8 se atribuye la muerte de los varios maridos de Sara a la acción del demonio Asmodeo. Únicamente en este lugar y en 3:17 se especifica el nombre de este ser diabólico que concurrió, involuntariamente, a la realización de los designios de Dios. En las diversas redaciones este demonio es llamado el perveso; el rey de los demonios; (HM), demonio de la impureza (akázarton). Muchos autores creen que Asmodeo, tanto por el como por su naturaleza y actividad, corresponde al Aeschma daeva de los antiguos persas. El Asmodeo bíblico no parece que deba considerarse como procedente de la mitología iraniana. En el supuesto que así fuera, no podría, sin embargo, concluirse que la demonología judía fuera de origen iránico. La única conclusión que pudiera deducirse es que tenemos aquí un rasgo, que podríamos llamar de color local, en el sentido de que los acontecimientos del libro de Tobías se desarrollaron en Persia 1. El nombre de Asmodeo puede ser de origen semítico y derivar del verbo hebraico shamad (Hifil), destruir, arruinar, de donde los nombres derivados: Ashmodai, Ashmedon, que se encuentran en la literatura rabínica y talmúdica 2. En este supuesto, el Asmodeo del libro de Tobías correspondería al ángel destructor de que se habla en otros textos bíblicos o al Satán intrigante y enemigo de la felicidad (2 Sam 24:16; Sab_18:25; Rev_9:11; 1Cr_21:1; 1Re_22:20), y estaría en oposición con Rafael, el ángel cuya misión es curar los males de Sara y llevar la felicidad a las familias 3.
Las sirvientas no culpan al demonio de la muerte de los maridos, sino a Sara (1Re_3:8). Esta y sus padres comprueban el hecho de la muerte de los maridos, pero no lo achacan al demonio (1Re_3:15; 1Re_7:11; 1Re_8:10); tampoco se hace mención del demonio en la plegaria de Sara (1Re_3:11-15) ni en la de su padre (1Re_8:15-17) y de Tobías (). Únicamente el pueblo atribuye al demonio aquellas muertes. Tobías recoge el rumor popular de que el demonio ama a Sara y que, por lo mismo, mata a todos los que trataban de acercarse a ella (1Re_6:14-15).
En todos los pueblos del antiguo Oriente existía la creencia en la existencia de espíritus malos. Los antiguos árabes creían que el desierto estaba poblado por djinns; que estos espíritus malignos desencadenaban enfermedades y que constituían un peligro para los nuevos esposos. Según los árabes, los djinns se encuentran en todas partes: cada lugar tiene sus habitantes sobrenaturales. A estas potencias invisibles se atribuían las anormalidades de la vida sexual4. El demonio Asmodeo presenta ciertos rasgos que demuestran su parentesco con los demonios del paganismo, mencionados en el Antiguo Testamento con los nombres de Shedim, Seirim (Isa_13:21; Isa_34:14; Deu_32:17; Sal_106:37). En la versión aramea del libro de Tobías, Asmodeo es llamado rey de los Schedim (Sal_3:8; Sal_6:14), o simplemente shedu (Sal_6:16), término con el cual se designan los espíritus de potencia limitada que, aun entre los paganos, no tienen ni rango de las divinidades.

Tentación de suicidio y plegaria de Sara (Sal_3:10-15).
10 Oyéndolas, se entristeció sobremanera, tanto que quería ahorcarse. Pero decía: Soy la hija única de mi padre; si tal hiciera, el oprobio vendría sobre él y de dolor conduciría su ancianidad al sepulcro.

Fue tan sensible Sara a los ultrajes de las sirvientas, que quería ahorcarse. Únicamente la reflexión sobre su condición de hija única, y por respeto a su anciano padre, no llevó a efecto su alocada idea.

11 Y oraba puesta a la ventana, y decía: Bendito eres, Señor Dios mío, y bendito tu nombre, santo y excelso por los siglos. Bendígante todas tus obras para siempre. 12 Y ahora, Señor, en ti pongo mis ojos y mi rostro. 13 Llévame de la tierra y que no oiga ya más ultrajes. 14 Tú sabes, Señor, que yo estoy limpia de todo pecado con hombre 15 y que no he manchado mi nombre ni el nombre de mi padre en esta tierra de mi cautiverio. Hija única soy de mi padre, el cual no tiene hijo que pueda heredarle ni pariente próximo con un hijo para quien yo deba guardarme por mujer; ya se me han muerto siete maridos; ¿de qué me sirve la vida? Y si no te parece bien quitármela, mírame y ten piedad de mí y que no escuche ya más estos ultrajes.

Recobrada la serenidad, después de la tentación de suicidio, se asomó Sara a la ventana y, con las manos extendidas y la vista dirigida hacia Jerusalén, como solían orar los israelitas en el destierro (Dan_6:10), se entregó a una fervorosa oración. Pide al Señor que le envíe la muerte para no oír más las afrentas de que ha sido objeto. No evoca el recuerdo de sus propios pecados y los de su pueblo para obtener esta misericordia del Señor, como hizo Tobit; al contrario, recuerda su pureza de vida, su conducta ejemplar en sus pensamientos, intenciones y obras. Recuerda su condición de hija única, y que, por lo mismo, le correspondía heredar todos los bienes de su padre y conservarlos por el matrimonio en la familia o tribu (Num_36:1-13), lo que no le es posible por la muerte de sus siete maridos que intentaron desposarla. De ahí que su vida no tiene ya finalidad alguna. Sara no tiene ningún pariente próximo. Tanto ella como sus padres, que conocían la existencia de Tobit (Num_7:2), ignoraban la de Tobías (Num_3:15).

Dios escucha las oraciones de Tobit y Sara (Num_3:16-17).
16 Fue escuchada la oración del uno y de la otra en la presencia de la gloria de Dios.17 Rafael fue enviado para remediarlos a los dos, para batir las cataratas de Tobit y para casar a Sara, la hija de Ragüel, con Tobías, el hijo de Tobit, y paralizar a Asmodeo, el maligno demonio, por cuanto a Tobías tocaba heredarla. Al mismo tiempo en que se volvía Tobit y entraba en su casa, bajaba Sara, la de Ragüel, del piso alto de la suya.

Ha descrito el autor la situación trágica de los dos fieles servidores de Dios, Tobit y Sara. ¿Cuál será la solución que dará Dios para acabar con las tribulaciones que afligen a ambos? En el v.16 aparece el salvador, el instrumento de la Providencia divina, el que recompensa a los fieles por sus virtudes, el ángel que cura, Rafael (que significa: Dios cura).
Ambos rogaban a un mismo tiempo, y, sin que uno supiera nada del otro, pedían al Señor que les quitara la vida. Sus oraciones fueron escuchadas en presencia de la gloria de Dios (Num_12:12.15) o delante de Dios todopoderoso, cuya presencia se revelaba por la manifestación de su gloria, como en los días del Sinaí (Exo_24:16; Exo_33:18). Las oraciones de Tobit y Sara llegaron al trono del Altísimo por mediación de Rafael, quien, además, era el guía de Tobit en todas las obras de misericordia que practicaba (Exo_12:12). En la literatura apócrifa se habla a menudo de Rafael (Henoc 10:4; 23:3; 49:9). En nuestro texto, su misión es doble: curar la enfermedad física que aquejaba a Tobit (12:14) y sanar los males morales de Sara con un matrimonio feliz. Con la mención de Asmodeo se quiere contraponer la obra salvífica de Rafael a la acción destructora del demonio.

1 Clamer; Lagrange, Lejudalsme avant Jésus-Christ 403; Asmodée: DBS 1103-1104.
2 Talmud, Git. 68a. Véase Strack-Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament IV 510-513-
3 En el Testamento de Salomón reaparece Asmodeo con las siguientes palabras de presentación: Mi misión es conspirar contra los nuevos esposos para impedir que se conozcan. Yo destruyo la belleza de las esposas y cambio sus corazones. Provoco en los nombres accesos de locura y hago que, aunque tengan sus mujeres, las abandonen para ir a las de otros, de manera que pequen y caigan en actos de homicidio (cit. Pautrel).
4 Lods, 274-277.