Tobías 8 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 21 versitos |
1 Cuando hubieron terminado de comer, llevaron a la alcoba a Tobías.
2 El, recordando las palabras de Rafael, tomó un brasero y, poniendo encima de las brasas el corazón y el hígado del pez, hizo humo.
3 El demonio, en cuanto olió aquel humo, huyó al Egipto superior, donde el ángel le ató.
4 Una vez que quedaron los dos solos, se levantó Tobías del estrado y dijo: “Levántate, hermana; vamos a orar para que el Señor tenga misericordia de nosotros.”
5 Y comenzó Tobías, diciendo: “Bendito eres, Dios de nuestros padres, y bendito por los siglos tu nombre, santo, glorioso. Bendígante los cielos y todas las criaturas.
6 Tú hiciste a Adán y le diste por ayuda y auxilio a Eva, su mujer; de ellos nació todo el linaje humano. Tú dijiste: No es bueno que el hombre esté solo; hagámosle una ayuda semejante a él."
7 Ahora, pues, Señor, no llevado de la pasión sensual, sino del amor de tu Ley, recibo a esta mi hermana por mujer. Ten misericordia de mí y de ella y concédenos a ambos larga vida.”
8 Ella respondió: “Amén.”
9 Y pasaron ambos dormidos aquella noche. Cuando Ragüel se levantó, se fue a cavar una sepultura,
10 diciendo: “Seguro que ha muerto éste también.”
11 Vuelto Ragüel a casa,
12 dijo a Edna, su mujer: “Manda a una de las sier-vas que vea si está vivo, para enterrarle si no, y que nadie se entere.”
13 Abrió la sierva la puerta y vio que ambos dormían.
14 Salió luego y les comunicó que estaba vivo.
15 Entonces bendijo Ragüel a Dios, diciendo: “Bendito seas tú, Dios, con toda bendición pura y santa, y bendígante tus santos, y todas tus criaturas, y todos tus ángeles, y todos los elegidos; bendígante por los siglos."
16 Bendito tú, que me has alegrado, no sucediendo lo que yo me temía, sino que has obrado con nosotros según tu gran misericordia.
17 Bendito seas tú, Señor, que tuviste misericordia de estos dos hijos únicos; ten de ellos piedad y concédeles acabar en bien su vida con alegría y misericordia.”
18 Y mandó a sus siervos rellenar la sepultura.
19 Hízoles la fiesta de bodas por espacio de catorce días,
20 pues antes ya le había instado a que no partieran hasta terminar los catorce días de la boda.
21 Pasados, le daría la mitad de su hacienda y le dejaría irse en paz a su padre, y el resto lo recibiría cuando muriese él y su mujer.

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Introducción a Tobías

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Ôïbit

Introducción.

Título del libro.
Se lo dan sus dos protagonistas. En los LXX, el padre es llamado Tobit, Tobeit; en la V. Latina, Tobis; al hijo se llama Tobías En los manuscritos de Qumrán, donde se han encontrado fragmentos del libro, al padre se le conoce por Twby, y al hijo por Twbyh (Bíblica, 34 [1953] 417)·

Texto original.
No se admite ya que el libro fuera originariamente escrito en griego. Su autor utilizó una de las dos lenguas, hebraica o aramaica. Los muchos semitismos que esmaltan el libro, tienden a probarlo hasta la saciedad. El texto hebreo no fue conocido por Orígenes l ni por San Jerónimo 2, pero se hallaron tres fragmentos de él en la gruta cuarta de Qumrán, dos en arameo y uno en hebreo 3. Estos hallazgos no resuelven definitivamente la cuestión de si la lengua original del libro fue la aramaica o la hebrea.

Traducciones griegas.
Se presentan bajo tres formas:
1) Representada por los códices  y A. Los dos reproducen el mismo tipo de texto, pero el último es una revisión del primero. Este texto es llamado también vulgar, y se encuentra en todos los manuscritos de la misma familia. Se caracteriza por su sobriedad. Se reproduce, con pocos cambios, en la edición Sixtina, de donde tradujeron Nácar-Colunga.
2) Su mejor representante es el códice Sinaítico. Faltan en él las secciones 4:7-19; 13:8-11. Su nota especial está en presentar un texto más amplio que el anterior, con tendencia parafrástica. En la edición Bover-Üantera se toma como base el texto B, al que se le han acoplado de un modo orgánico las adiciones de S (encerradas entre corchetes) y las de la Vulgata (en letras cursivas).
3) Existe un tercer grupo de códices griegos minúsculos que a veces siguen a  y en otras se apartan de él. Son los principales: Cód.44:107:609. Se trata de una revisión del texto vulgar4. Resumiendo, el texto griego de Tobías ofrece la nota característica de presentarse bajo dos formas fundamentales: una corta y otra larga. Modernamente las simpatías van por esta última.

Versión Vetus Latina.
Fundamentalmente se acerca al texto amplio de Sin.; pero existen grandes diferencias entre los códices de esta versión. En general, puede decirse que la Vetus Latina ocupa un lugar intermedio entre la corriente breve y la amplia, lo que deja presumir que el traductor tuvo ante su vista ejemplares griegos representantes de ¡as dos corrientes, decidiéndose por una o por otra según juzgaba conveniente.

Vulgata.
A instancia de Cromacio de Aquileya y de Heliodoro de Altino tradujo San Jerónimo, en una noche, el libro de Tobit, que le dictaba en hebreo un rabino que tenía ante su vista un texto arameo. Parece que San Jerónimo conoció la Vetus Latina. Su versión no es sensum e sensu, sino libre (PL 29:23).

Textos semíticos.
Se perdió el original aramaico traducido por San Jerónimo, conservándose, en cambio, otros más recientes, entre los cuales citamos el ArN, descubierto y publicado por Neubauer5, que se cita en el comentario con las siglas ArN. Es un texto más amplio que el de B; carece de los capítulos 13-14; en los primeros, al igual que la Vulgata, usa la tercera persona en vez de la primera. Afín a éste cabe mencionar el texto de Münster=HM, publicado por Sebastián Münster (Basilea 1542). Tampoco tiene los dos últimos capítulos. Otros textos hebraicos, el de P. Fagius y M. Gaster (traducciones de un ejemplar griego), no tienen gran importancia. Cabe mencionar, en cambio, la versión siríaca publicada por lagarde 6, notable en la primera parte del libro.

Autor.
No existe una tradición judío-cristiana acerca del autor del libro, ni en el texto se encuentran indicios suficientes para individualizarlo. Se hace hincapié en las secciones del libro en que se usa la primera persona en la narración (1:1-6), y en el testimonio de 12:20, para decir que Tobit y su hijo escribieron su historia. Pero a ello cabe responder que se ignora cuál fue la forma literaria original de los primeros capítulos de la obra, y en segundo lugar, que no manda el ángel a padre e hijo que escriban toda la historia, sino que divulguen lo que él ha hecho con ellos. La forma actual del libro se debe a un judío que vivió después de la cautividad.

Fecha de composición.
El autor escribe después de la cautividad. Considera como un o antiguo la destrucción de Nínive (14:6-16); los capítulos 13-14 Suponen la destrucción de Judá, de Jerusalén y de su templo. A estas razones cabe añadir su parecido con la literatura sapiencial: estilo didáctico y parenético, fórmulas de oración y terminólos que aparecen en los libros de la Sabiduría y Eclesiástico. La do * trina sobre la retribución revela un avance sobre la retribución puramente material. Por otra parte, su composición no puede rebajarse hasta el último período de los Macabeos, por no aparecer en sus páginas ninguna de las preocupaciones político-religiosas de entonces, ya internas, ya externas. Pudo escribir el libro un judío de la diáspora, quizá de Egipto, hacia los siglos IV-III o un poco más tarde. Caldos admite que los últimos retoques se hicieron en el siglo II antes de Cristo; según Schumpp, fue compuesto el libro entre los siglos III-II; antes del siglo II, dice Clamer; antes de la rebelión macabaica, añade Lods.

¿Tobit libro histórico?
En apariencia, sí; a priori debe retenerse como tal; que no lo sea en todo o en parte, debe probarse. Los exegetas pueden y deben determinar el género literario del libro.
Los que la sostienen invocan la tradición; el aspecto externo, con sus indicaciones históricas, geográficas, genealógicas, etc.; la narración en primera persona en los primeros capítulos, fin del libro, etc. A ello se oponen las dificultades de orden histórico, los milagros y hechos insólitos, la dependencia del libro de la leyenda de Ahikar.
Se tiende a considerar el libro como novela didáctica con fondo histórico. En él se atiende más a la doctrina que al hecho histórico. Su finalidad es probar que también en el exilio, fuera de Palestina, se puede servir a Yahvé. Dios somete a prueba a los justos y recompensa profusamente a los que la soportan. Pone de relieve la práctica de las obras de misericordia. El autor se inspira en su composición en los relatos del Génesis, sobre todo en la embajada de Eliezer (Gen c.24). Como el Génesis, es Tobías un libro de bendiciones, de oraciones, de cánticos de acción de gracias. En el desarrollo del libro se anotan incongruencias que un autor deseoso de escribir una historia objetivamente verdadera trata de eliminar. En fin, la disposición del libro sugiere que el autor ha utilizado y embellecido una tradición, escrita u oral, de un episodio sucedido en tiempos de la deportación a Asiria. El exegeta no está hoy en trance de discernir en cada caso lo que pertenece al núcleo histórico.

La
Leyenda de Ahikar.
Se ha relacionado el libro con diversas piezas literarias de la antigüedad: La esposa desgraciada 10, El muerto agradecido 11, El justo que sufre 12; pero, sobre todo, tiene el libro analogías con la Leyenda de Ahikar.
La Leyenda de Ahikar es muy antigua; un fragmento ha sido encontrado entre los papiros árameos de Elefantina, siglo í antes de Cristo. Bajo diversas formas, se ha conservado en siríaco, armenio, árabe (adaptación en Las mil y una noches) y en griego (en la Vida de Esopo). Los autores se dividieron desde el principio en dos bandos: los que negaban a la leyenda todo fundamento histórico y los que lo defendían. La no historicidad de la leyenda no prueba la no historicidad de Tobit, y viceversa. La discusión sigue todavía sobre su origen, pagano o judío; autor, lengua original, lugar de composición, etc. En cuanto a sus relaciones con el libro de Tobit, prevalece hoy la opinión de que Ahikar es anterior, máxime después del hallazgo de fragmentos en Elefantina, que, según algunos, son transcripción de un texto del siglo VI antes de Cristo 13.
Terminamos diciendo que entre ambos libros hay mezcla de elemento narrativo y didáctico, prevaleciendo el primero en Tobit y el segundo en Ahikar. Esto nos lleva a la conclusión, dice Vaccari, de que ambos libros pertenecen al mismo género literario de novela moral con fondo histórico 14, cuyo juicio comparten la casi totalidad de autores católicos actuales. El carisma inspirativo es compatible con el uso de fuentes en cuyo manejo el autor sagrado fue ayudado por el soplo de la divina inspiración, que le hacía inmune de todo error al escoger y elegir sus fuentes de información 15.

Doctrina religiosa.
Como hemos dicho, el libro tiene una finalidad preferentemente didáctica. En el libro se contienen doctrinas preciosas acerca de Dios, de los ángeles y demonología. Enseña además cómo debe vivir el justo para agradar a Dios.
El fin religioso primario del libro es poner de manifiesto la providencia de Dios para los que le sirven. Pueden los justos experimentar temporalmente grandes calamidades, psíquicas y materiales; pero Dios les devolverá, tarde o temprano, el bienestar, ya que las desgracias son solamente pruebas que les manda Dios para acrisolar su virtud. La providencia de Dios se manifiesta sobre Tobit, el varón que caminó por las sendas de la verdad y de la justicia todos los días de su vida (1:3), sobre su familia. Dios escucha la oración de Tobit y de Sara y acude prontamente en su auxilio enviándoles un ángel, que llevará el bienestar y la alegría a las dos familias.
Mención especial merece la doctrina del libro sobre la angelo-logia. Para poner término a los males de Tobit y Sara, mandó Dios a Rafael para que los curara (12:14). En el viaje señaló al joven Tobías la virtud de la hiél y del hígado; aquélla era remedio eficaz contra la enfermedad de los ojos que padecía su padre; el hígado y el corazón del pez, puestos sobre las brasas, tendrían la virtud de paralizar a Asmodeo, el maligno demonio. Finalmente, Rafael se presenta a Tobit como ángel mediador, que le asistía cuando enterraba a los muertos. Uno de sus oficios era presentar el mne-mosynon (Act 10:4; Apoc 8:3) de sus oraciones delante de la gloria del Señor. Es la primera vez que se habla en el Antiguo Testamento de la categoría especial de los siete ángeles; en el Apocalipsis (8:2) se mencionan de nuevo. El nombre de tres consta en la Biblia: Miguel (Dan 10:13-21; 12:1; Tes 4:16; Jue 9; Apoc 12:7), Gabriel (Dan 8:16; 9:21; Lc 1:19) y Rafael (Tob 3:17; 12:15); los de los otros provienen del libro IV de Esdras y de Henoc 16.
Hemos hablado de que una de las misiones de Rafael era la de paralizar a Asmodeo (3:17). En la antigüedad 17 se hacían fumigaciones provocando olores nauseabundos para ahuyentar a los demonios. Esto mismo hizo Tobías por indicación del ángel. En su parte esencial vemos que la acción del Asmodeo conviene al papel de Satanás. Como en el Nuevo Testamento, se confirma la realidad de los espíritus demoníacos, enemigos de Dios y de los hombres, cuya acción nefasta, sin embargo, está bajo el control de la Providencia divina 18.

Canonicidad.
Falta el libro en el canon judío de Palestina. Las dudas existentes en el judaismo contra la inspiración del mismo determinaron el poco respeto de los traductores por el texto original, de donde se ha originado gran variedad en la tradición textual. San Jerónimo, influido por ambientes rabínicos, lo consideró como un libro edificante (PL 29:23-24). En la literatura patrística se encuentran infinidad de citas y alusiones al libro de Tobit (Priero, Clamer).

1 Epist. ad Afric.: PG u,8o.
2 Praef. in Tobit: PL 29:23.
3 J. M. Milik, Dieci Anni di scoperte nel deserto di Giudá (Turín 1957 23. ·>
4 A. Rahlfs, Verzeichnis der Griechische Handschriften des A. Testamentes (Berlín I9H>
5 ThcBook of Tobit. A Chaldee text (Oxford 1878).
6 Libri Veteris Testamenti apocryphi syriace (Leipzig 1861),
7 Documentos Bíblicos (Madrid 1955) 265-266,
8 Bíblica, 27 (1946) 140.
9 La índole literaria del libro de Tobit: Sefarad, 7 (i947) 381-382.
10 Neubauer, Le Midrasch Tanhwna: Revue des Études Juives, 8 (1886) 224-238.
11 Sieger, Das Buch Tobías und das Marchen vom dankbaren Toten: Katholik, 29 (1904)
12 Revue Biblique, 59 (1952) 239-250.
13 F. ñau, Histoire et sagesse d'Ahikar, l'Assyrien (París 1909).
14 La Sacra Bibbia 233.
15 Humani generis: Documentos Bíblicos, 601.
16 J. Bonsirven, Judaísme Palestinien (París 1935) 234-235.
17 F. Lexa, La magie dans l'Egypte antigüe I (París 1925) 104.
18 R. Pautrel-m. Lefévre, Trois textes de Tobie sur Raphaél: Recherches de Science Religieusc (Mélanges Lebreton) 39 (1951) 115-124; M. Lefévre, Ange oubéte?: (Desclée de Brouwer 1948) 13-27. En uno y otro trabajo se encuentra una discreta bii grafía.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Tobías 8,1-21;;

En la cámara nupcial (8:1-9)
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1 Cuando hubieron terminado de comer, llevaron a la alcoba a Tobías. 2 El, recordando las palabras de Rafael, tomó un brasero y, poniendo encima de las brasas el corazón y el hígado del pez, hizo humo. 3 El demonio, en cuanto olió aquel humo, huyó al Egipto superior, donde el ángel le ató. 4 Una vez que quedaron los dos solos, se levantó Tobías del estrado y dijo: Levántate, hermana; vamos a orar para que el Señor tenga misericordia de nosotros. 5 Y comenzó Tobías, diciendo: Bendito eres, Dios de nuestros padres, y bendito por los siglos tu nombre, santo, glorioso. Bendígante los cielos y todas las criaturas. 6 Tú hiciste a Adán y le diste por ayuda y auxilio a Eva, su mujer; de ellos nació todo el linaje humano. Tú dijiste: No es bueno que el hombre esté solo; hagámosle una ayuda semejante a él. 7 Ahora, pues, Señor, no llevado de la pasión sensual, sino del amor de tu Ley, recibo a esta mi hermana por mujer. Ten misericordia de mí y de ella y concédenos a ambos larga vida. 8 Ella respondió: Amén. 9a Y pasaron ambos dormidos aquella noche.

La primera providencia de Tobías fue tomar un brasero y poner el corazón y el hígado sobre las brasas para que produjeran humo. Tan pronto como lo aspiró el demonio, huyó al Egipto superior, donde le ató el ángel. Todos los textos repiten esta ceremonia. Parece que esta combustión tuvo lugar en presencia de los padres, pues dice el texto actual que, una vez quedaron los dos solos, se levantó Tobías. No es de suponer que el brasero se encontrara en la habitación para caldearla, porque la circunstancia de haberse bañado Tobías en el río demuestra que no estaban en la estación invernal. Había en la alcoba perfumador o pebetero, al que se le echaba incienso o algunas hierbas para aromatizar la habitación, lo que está de acuerdo con el texto griego al decir que puso el corazón y el hígado sobre la ceniza de los perfumes o sobre las brasas del perfumador. Al oler el demonio aquel humo, huyó al desierto, lugar considerado como morada de los malos espíritus (Isa_13:21).
Existen graves discrepancias entre los autores sobre la interpretación de la naturaleza del hecho de ahuyentar el diablo por el humo desprendido de la combustión del corazón y del hígado del pez. Si todos los textos no estuvieran acordes en atestiguar su autenticidad, nos inclinaríamos por considerar el pasaje como un adorno popular introducido tardíamente en el texto primitivo (Schlógl). De hecho, puede borrarse perfectamente del texto sin perjudicar en lo más mínimo el curso de la narración. Debe rechazarse la hipótesis según la cual se oculta tras de este hecho una práctica mágica y supersticiosa, lo que repugna totalmente al espíritu del libro. Entre las muchas hipótesis que se han ideado, plácenos citar la que sigue: la combustión del corazón y del hígado fue una acción verdadera, pero simbólica, la cual, presupuesta la rectitud de intención de Tobías y su confianza en las palabras del ángel, recibía su eficacia de la oración. Aquella acción externa, unida a la oración, obraba como causa instrumental para significar también la operación interna que debía realizarse. El hecho se explica, con las debidas reservas, como el pasaje evangélico en que se habla del uso del barro (Jua_9:6) y de la saliva (Mar_47:33) que empleó Jesús en la curación del ciego y sordomudo. Concretamente, en nuestro pasaje, más que al humo producido por la combustión del corazón y del hígado, la fuga y la reducción del demonio a la impotencia se atribuyen a la intervención del ángel y a la oración de los esposos. Los dos, según la costumbre judaica, oran de pie, pidiendo al Señor que tenga compasión de ellos. Ninguna alusión hay en los textos griegos a la circunstancia, atestiguada por la Vulgata, de vivir en continencia las tres primeras noches que siguieran al matrimonio, pues consideran la primera como la primera noche de vida conyugal.

Inquietad y oración de Ragüel (Mar_8:9-18).

9b Cuando Ragüel se levantó, se fue a cavar una sepultura,10 diciendo: Seguro que ha muerto éste también. 11 Vuelto Ragüel a casa, 12 dijo a Edna, su mujer: Manda a una de las sier-vas que vea si está vivo, para enterrarle si no, y que nadie se entere. 13 Abrió la sierva la puerta y vio que ambos dormían. 14 Salió luego y les comunicó que estaba vivo. 15 Entonces bendijo Ragüel a Dios, diciendo: Bendito seas tú, Dios, con toda bendición pura y santa, y bendígante tus santos, y todas tus criaturas, y todos tus ángeles, y todos los elegidos; bendígante por los siglos. 16 Bendito tú, que me has alegrado, no sucediendo lo que yo me temía, sino que has obrado con nosotros según tu gran misericordia. 17 Bendito seas tú, Señor, que tuviste misericordia de estos dos hijos únicos; ten de ellos piedad y concédeles acabar en bien su vida con alegría y misericordia. 18 Y mandó a sus siervos rellenar la sepultura.

La fe de Ragüel en el feliz éxito del nuevo matrimonio prácticamente no existía, a pesar de que él y su mujer, como da a entender el texto, presenciaron la ceremonia de la fumigación, encaminada, según el ángel, a alejar el mal espíritu. Por lo cual, levantándose Ragüel muy de mañana, hacia la hora en que suele cantar el gallo (circa pullorum cantum, Vulgata), mandó cavar una fosa, diciéndose a sí mismo: Seguro que también éste habrá muerto. Cerciorado por la sirvienta de que vivía, dio la orden inmediatamente de rellenar la sepultura antes de despuntar el día (texto de Sin.).

Grandiosa banquete (Mar_8:19-21).

19 Hízoles la fiesta de bodas por espacio de catorce días, 20 pues antes ya le había instado a que no partieran hasta terminar los catorce días de la boda. 21 Pasados, le daría la mitad de su hacienda y le dejaría irse en paz a su padre, y el resto lo recibiría cuando muriese él y su mujer.

Para celebrar el acontecimiento, dispuso Ragüel que los días del banquete de bodas, que solían durar siete días (Gen_29:27; Jue_14:12-18), se duplicaran, obligando a Tobías con juramento a que no se ausentara antes del plazo de los catorce días.