I Macabeos 10 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 89 versitos |
1 El año 160, Alejandro, hijo de Antíoco Epifanes, se alzó en armas y se apoderó de Tolemaida, siendo bien acogido y reconocido como rey.
2 Informado de ello el rey Demetrio, juntó muchas tropas y salió a campaña contra él.
3 Al mismo tiempo envió Demetrio a Jonatán cartas amistosas con promesas de engrandecimiento,
4 porque se decía: “Apresurémonos a hacer las paces con él antes de que las haga con Alejandro contra nosotros,
5 acordándose de todos los males que le hemos hecho a él, a sus hermanos y a su pueblo.”
6 Le dio autoridad para juntar ejército, fabricar armas; le prometió que le contaría entre sus aliados y le devolvería los rehenes que tenía en la ciudadela”
7 Vino Jonatán y leyó las cartas en presencia del pueblo y de los que se hallaban en la ciudadela.
8 Un gran temor se apoderó de todos cuantos oyeron que el rey le daba autoridad para juntar el ejército.
9 Los de la ciudadela le devolvieron los rehenes, que él entregó luego a los padres de éstos;"
10 y estableciendo su residencia en Jerusalén, comenzó luego a restaurarla y renovarla.
11 Mandó a los obreros construir los muros y rodear el monte de Sión de un muro de sillares, para mayor fortaleza, como se hizo.
12 Huyeron todos los extranjeros que había en la fortaleza edificada por Báquides,
13 y abandonó cada uno el lugar en que vivía para irse a su tierra.
14 Sólo en Betsur quedaron algunos de los que habían abandonado la Ley y los preceptos, porque les servía de refugio.
15 Pero al saber el rey Alejandro las promesas que Demetrio había hecho a Jonatán, y asimismo las guerras, las hazañas que éste y sus hermanos habían realizado y los trabajos que habían pasado,
16 se dijo: “¿Podremos encontrar otro hombre como éste? Hagámosle nuestro amigo y aliado.”
17 Y le escribió una carta, cuyo tenor era el siguiente:
18 “El rey Alejandro, a nuestro hermano Jonatán, salud.
19 Hemos oído de ti que eres hombre de valor y muy digno de ser amigo nuestro.
20 Hoy te constituímos, pues, sumo sacerdote de tu nación y te concedemos el título de amigo del rey — y le envió un vestido de púrpura y una corona de oro — para que mires por nuestros negocios y guardes nuestra amistad.”
21 Vistióse Jonatán la túnica santa en el mes séptimo del año ciento sesenta, en la fiesta de los Tabernáculos; alistó tropas y fabricó armas en gran cantidad."
22 Oído esto por Demetrio, se entristeció mucho y dijo:
23 “¿Qué es lo que hemos hecho, que Alejandro se nos ha anticipado en hacer amistad con los judíos para ganarse su apoyo?
24 Les escribiré yo con palabras persuasivas, ofreciéndoles ventajas y mercedes para que se hagan auxiliares míos.”
25 Efectivamente, les envió una carta del tenor siguiente: “El rey Demetrio, al pueblo de los judíos, salud.
26 Con gran alegría hemos sabido que os habéis mantenido fieles a nuestra alianza y habéis perseverado en nuestra amistad y no os habéis unido a nuestros enemigos.
27 Perseverad, pues, en vuestra fidelidad a nosotros, y os recompensaremos con grandes mercedes por lo que hiciereis en favor nuestro.
28 Os condonaremos las deudas y os haremos muchas mercedes.
29 Desde luego, declaro a todos los judíos exentos de tributos y del impuesto de la sal y del tributo de las coronas.
30 El tercio de la cosecha y la mitad de la de los árboles frutales, que a mí me toca percibir, renuncio de hoy en adelante a percibirlo en la tierra de Judá y en los tres distritos a ella anejos, tomados de Samaría y de Galilea, desde hoy para siempre.
31 Jerusalén será ciudad santa y exenta, igual que su territorio, de diezmos y tributos.
32 Renuncio también a la autoridad sobre la ciudadela de Jerusalén y hago de ella entrega al sumo sacerdote, que pondrá allí los hombres que él escogiere para su guarnición.
33 Todos los judíos que hayan sido llevados cautivos de tierra de Judá a cualquier parte de mi reino, los doy por libres gratuitamente, y todos quedarán exentos de tributos, aun de los de ganados.
34 Todas las fiestas, los sábados, las neomenias, los días señalados y los tres días que preceden y siguen a las fiestas, serán días de exención y de franquicia para todos los judíos de mi reino.
35 Nadie tendrá autoridad para intentar contra ellos acción judicial ni molestarlos en cualquier negocio.
36 De los judíos serán incorporados al ejército del rey hasta treinta mil hombres, dándoseles el sueldo como a todas las demás tropas del rey,
37 y de ellos serán puestos en las grandes fortalezas del rey, y asimismo nombrados para los negocios del reino que exigen confianza. De ellos serán sus jefes y vivirán según sus leyes, como lo ha dispuesto el rey en la tierra de Judá.
38 y los tres distritos tomados a las regiones de Samaría e incorporados a Judea lo serán de modo que formen una sola circunscripción y no obedezcan a otra autoridad que a la del sumo sacerdote.
39 De Tolemaida y su distrito hago obsequio al santuario de Jerusalén para sufragar los gastos del mismo.
40 Doy cada año veinte mil siclos de plata, pagaderos de los derechos del rey en los lugares que nos pertenecen.
41 Todo el sobrante que los empleados del fisco no hayan entregado, como en los años anteriores, desde ahora lo destino a las obras del templo.
42 Y los cinco mil siclos de plata que cada año percibíamos de los tributos del templo, también los condonamos, y se los damos a los sacerdotes que ejercen las funciones sagradas.
43 Cuantos se acojan al templo de Jerusalén y a todo su recinto, deudores de los impuestos reales o de cualquier otra deuda, quedarán libres, y también cuanto tenga en mi reino.
44 Los gastos para edificar y restaurar el templo serán pagados de la hacienda real.
45 Los gastos para la edificación de los muros de Jerusalén y las fortificaciones de su recinto correrán también por cuenta del rey, y asimismo la edificación de las murallas en Judea.”
46 Cuando Jonatán y el pueblo oyeron estas palabras, no las creyeron ni las aceptaron, acordándose de los grandes males que había causado en Israel y cuánto los había atribulado,
47 y se decidieron en favor de Alejandro, que les había hecho proposiciones de paz, y así le prestaron auxilio todo el tiempo.
48 Reunió el rey Alejandro grandes fuerzas y asentó su campo enfrente del de Demetrio.
49 Trabaron la batalla los dos reyes, y huyó el ejército de Demetrio perseguido por Alejandro, que quedó vencedor.
50 La batalla fue encarnizada y duró hasta la puesta del sol, cayendo en aquel día el rey Demetrio.
51 Después de esto, Alejandro envió mensajeros a Tolomeo, rey de Egipto, diciéndole:
52 “Vuelvo a mi reino, he logrado sentarme en el trono de mis padres y recuperar el gobierno después de derrotar a Demetrio y apoderarme de nuestra tierra.
53 Trabada la batalla, fue vencido él y su ejército, y nos hemos sentado en el trono de su reino.
54 Hagamos, pues, alianza; dame tu hija por mujer, y seré tu yerno, y tanto a ti como a ella os daré presentes dignos de ti.”
55 El rey Tolomeo le respondió diciendo: “Dichoso el día en que has vuelto a la tierra de tus padres y te sentaste en el trono real.
56 Con gusto haré lo que me dices. Ven a mi encuentro a Tolemaida, para que nos veamos y te haga yerno mío, según deseas.”
57 Partió de Egipto Tolomeo con su hija Cleopatra, y llegaron a Tolemaida el año ciento sesenta y dos.
58 El rey Alejandro le salió al encuentro, Tolomeo le dio su hija Cleopatra, y celebraron en Tolemaida las bodas con gran magnificencia, como de reyes.
59 El rey Alejandro escribió a Jonatán que viniese a su encuentro.
60 Vino con grande pompa a Tolemaida, se entrevisto con los dos reyes y les hizo obsequios de oro y plata; también a sus cortesanos les hizo muchos regalos, ganándose con ello su favor."
61 Vinieron apóstatas, mandados de Israel, para acusarle; pero el rey no los atendió,"
62 antes mandó quitar a Jonatán sus vestidos y vestirle de púrpura, como se hizo. Le sentó el rey a su lado
63 y dijo a sus grandes: “Salid con él por medio de la ciudad y pregonad que nadie se atreva a acusarle sobre ningún negocio y que nadie por ninguna causa le moleste.”
64 Cuando sus acusadores vieron los honores públicos que se le hacían y le vieron vestido de púrpura, huyeron todos.
65 Le honró mucho el rey y le inscribió en el número de sus primeros amigos, y le nombró general y gobernador de provincia.
66 Después de lo cual volvió Jonatán a Jerusalén en paz y contento.
67 El año ciento sesenta y cinco, Demetrio, hijo de Demetrio, vino de Creta a la tierra de sus padres.
68 En cuanto Alejandro lo supo, se volvió a Antioquía muy contrariado.
69 Demetrio nombró gobernador de la Celesiria a Apolonio, que juntó un poderoso ejército y vino a acampar en Jamnia, desde donde envió recado a Jonatán, diciéndole:
70 ”¿Vas a ser tú el único que te levantas contra nosotros y voy a ser yo objeto de risa y burla por causa tuya? ¿Por qué presumes hacerte fuerte en los montes contra nosotros?
71 Si tanto confías en tus fuerzas, desciende al llano y midamos las armas, que conmigo está la fuerza de las ciudades.
72 Pregunta y sabrás quién soy yo y quiénes los que me prestan auxilio, los cuales dicen que no podrás mantenerte a pie firme entre nosotros, y que por dos veces fueron vencidos tus padres en esta tierra.
73 No podrás sostener el empuje de mi caballería y de mi ejército en campo abierto, donde no hay piedras, ni guijarros, ni lugar a donde huir.”
74 Cuando Jonatán oyó las bravatas de Apolonio, se llenó de indignación y, escogiendo diez mil hombres, salió de Jerusalén, llevando consigo a Simón, su hermano.
75 Acampó frente a Jope, que le cerró las puertas, porque había en ella una guarnición de Apolonio. Pero la atacaron,
76 y, atemorizados los ciudadanos, le abrieron las puertas, quedando Jonatán dueño de Jope.
77 Así que Apolonio tuvo noticia del suceso, sacó al campo tres mil caballos y una poderosa fuerza de infantería
78 y siguió el camino de Azoto, fingiendo pasar de largo frente a Jope; pero se volvió en seguida a la llanura, muy confiado en la numerosa caballería que tenía. Jonatán salió contra él hacia Azoto, y se trabó la lucha."
79 Apolonio había dejado emboscados mil caballos.
80 Supo Jonatán la asechanza que detrás de sí tenía, y, aunque unos y otros cercaron el campo y estuvieron lanzando flechas contra el pueblo desde la mañana hasta la noche,
81 el pueblo se mantuvo firme, según las órdenes de Jonatán, hasta que la caballería se fatigó.
82 Luego movió Simón sus fuerzas y atacó a la falange, y, como la caballería estaba ya agotada, los derrotaron y pusieron en fuga.
83 La caballería se dispersó por la llanura, huyendo hacia Azoto, y se refugiaron en el templo de Dagón, su ídolo, para salvarse.
84 Jonatán prendió fuego a Azoto y a las ciudades cercanas, se apoderó de sus despojos y dio a las llamas el templo de Dagón, abrasando a los que en él se habían refugiado.
85 El número de los que perecieron por la espada y por el incendio subió a ocho mil.
86 De allí levantó el campo Jonatán y se vino hacia Ascalón, cuyos moradores salieron a recibirle con gran honor.
87 Jonatán se volvió a Jerusalén con los suyos, cargados de despojos.
88 Cuando estos sucesos llegaron a oídos del rey Alejandro, concedió nuevos honores a Jonatán,
89 le envió la fíbula de oro, como es costumbre darla a los parientes de los reyes, y le dio Acarón con todos sus términos en posesión.

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Introducción a I Macabeos

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Macabeos

Introducción.
En las épocas asmonea y herodiana vieron la luz pública cuatro libros que llevan el título que encabeza estas líneas. El primero y segundo forman parte integrante del canon cristiano, mientras que el tercero y el cuarto, que ya en tiempos de Eusebio y Orígenes llevaban el mismo título que ostentan hoy, han sido relegados entre los apócrifos. En el tercero se narran los designios de Tolomeo IV Filopator contra los judíos de Egipto. Libro escrito probablemente en Alejandría antes del año 70 antes de Jesucristo, se distingue por la pureza de su lengua y estilo y por un vocabulario rico y esmaltado de palabras raras 1. El IV libro de los Macabeos está escrito en forma de discurso, en el que se comenta ampliamente el martirio de Eleazar y de los siete hermanos Macabeos. En un tiempo formó parte de la Biblia cristiana 2.

Macabeos.
La palabra se encuentra en los manuscritos más antiguos. El título Makkabaion se lee en los códices Sinaítico y Alejandrino. En el primero aparece la forma antigua de Makkabaikón. Desde fines del siglo II y en el ni, los autores eclesiásticos griegos designaban los dos primeros libros con el título de t a makkabaika. Entre los escritores latinos suelen citarse: Líber primus, o líber secundus Maæeha-baeorum. Por vez primera este nombre se da a Judas (1 Mac 2:4-16; 2 Mac 8:5-16; 10:1-16), pasando luego, por extensión, a sus hermanos y sucesores.
No es fácil determinar qué significa este término. Descartada la interpretación cabalística y la que propuso S. I. Curtiss 3, recogemos las dos que hoy están más en boga. Unos (Perles, Grand-Claudon, etc.) derivan el vocablo del hebreo maqqebeth Que 4:21; Jer 10:4) o de la palabra aramaica maqqaba, con el significado de martillo, por haber machacado ellos duramente a los enemigos o por tener Judas la cabeza en forma de martillo. Zeitlin, Bevan, Abel y Penna creen que macabeo viene de la raíz naqab, que significa nombrar (Is 62:2) 4. Originariamente el libro I de los Macabeos llevaba el título hebraico Sarbeth-Sarbanaíel, cuya significación todavía no ha sido explicada satisfactoriamente 5. Recientemente A. Yadrijevic 6 cree que el título del libro I es Angustíae filiorum Dei; el del segundo, Angustiae templi.

I Macabeos.

Autor.
Se ignora su nombre. Por el libro puede colegirse que fue un judío de Palestina conocedor de la topografía del país, versadísimo en la lengua bíblica, admirador ferviente de la familia asmonea, desde el padre hasta el último miembro de la familia que el autor conoció. Por razón de la minuciosidad histórica de que hace gala, se cree que fue testigo ocular de la mayoría de los hechos que refiere y que siguió de cerca y con entusiasmo todos los esfuerzos de los Macabeos para el triunfo de la causa del judaismo ortodoxo. Nada se sabe de su condición; unos suponen que pertenecía a la casta sacerdotal, otros lo niegan. También los críticos andan divididos al querer adivinar su ideología. Para unos fue de ideas y tendencias saduceas (Üesterley, Geiger, Abel); para otros, un filofariseo. Lo cierto es que no oculta sus simpatías por la dinastía asmonea. Según él, nadie puede suplantarles en la dirección de la guerra.

Fecha de composición.
En esta cuestión procedemos también por conjeturas. Del autor hemos dicho que fue un ferviente admirador de la familia de los asmoneos; la meticulosidad de los hechos que narra revela que fue testigo ocular de los mismos. Ahora bien, pudo él recordar perfectamente los hechos que se desarrollaron en Palestina desde la muerte de Antíoco IV Epifanes (año 175 a.C.) hasta el reinado de Juan Hircano (135-104 a.C.). No es posible señalar el término a quo de la composición. Pudo empezarlo en tiempos de Simón, o también antes, y terminarlo en los días del reinado de Juan Hircano (16:23), cuyo texto se aduce para probar que la obra fue acabada después de la muerte de Juan Hircano (año 104 a.C.). A este texto se acogen muchos exegetas y críticos para señalar la fecha de la composición del libro: Oesterley la fija entre el 90-70; Abel Bentzen, Schürer, Kautzch, 100-90; Lods, 100-60; Grimm, 105-64. Pero se puede dudar de la autenticidad literaria de los dos últimos versículos del libro, que pueden ser una adición post scriptum del editor, del traductor o de cualquier otro. Más posibilidades caben para señalar el término ad quera. Los sucesores de Aristóbulo y Alejandro empañaron la gloria de sus antepasados. Si el autor hubiera sido testigo de su conducta, hubiera frenado sus entusiasmos por la dinastía asmonea. Una fecha tope es el año 63 a.C., en que Pompeyo el Grande profanó brutalmente el templo de Jerusalén, granjeándose con ello el odio de los judíos. Este hecho es incompatible con la simpatía que el autor siente por los romanos (8:1-32; 12:1; 14:40). En definitiva, la fecha de la composición del libro va desde el año 140 (Torrey, Oesterley) hasta el 63 antes de Cristo (Loos).

Fuentes.
En contra de las tentativas de J. von Destinon 7 y Lods 8, no puede ponerse en duda la homogeneidad del libro I de los Macabeos 9. A lo más, podríamos considerar como adición posterior los v.23-24 del c.16. En todas las páginas anteriores existe trabazón perfecta y una idea rectora, que procede de un mismo autor. Hasta qué punto cada uno de los hechos que se narran proceden de la información ocular o de un testimonio oral o escrito, es imposible determinarlo. Acaso haya en 9:22 una alusión a un texto que refería la historia de Judas Macabeo, que el autor tuvo entre manos.
A la información personal, oral o escrita, se añade la consulta de los archivos oficiales, de los cuales transcribió el autor algunos documentos que se insertan. Pudo copiarlos textualmente, traducirlos a veces del texto original (hebraico o latino), abreviarlos, simplificarlos, amplificarlos, con el empleo masivo de la retórica, resumirlos libremente o limitarse a extractar uno u otro punto para colocarlo en un contexto no del todo homogéneo. Del hecho de transcribir un documento no se infiere que el autor apruebe su contenido en todos sus pormenores. Los documentos que se intercalan en el texto son: 1) carta de los israelitas de Galaad (5:10-13); 2) carta de los romanos a Judas (8:1-32); 3) carta de Alejandro Balas a Jonatán (10:18-20); 4) carta de Demetrio I a Jonatán (10:25-45); 5) carta de Demetrio II a Jonatán (11:30-37); 6) carta de Antíoco VI a Jonatán (11:57); ?) carta de Jonatán a los de Esparta (12:6-18); 8) carta de Ario a Onías (12:20-23); 9) carta de Demetrio II a Simón (13:36-40); 10) carta de los espartanos a Simón (14:20-23); n) carta de Antíoco VI a Simón (15:2-9); 12) carta del cónsul Lucio a Tolomeo (15:16-21); 13) inscripción en honor de Simón (14:27-45).
Algunos críticos han impugnado su autenticidad, siendo Willrich 10 el que lleva en esto la voz cantante, coreado débilmente por algunos otros 11. Actualmente convienen todos en admitir la autenticidad de conjunto. No existe fundamento alguno para afirmar que el autor ha inventado los documentos o de que los haya falsificado intencionadamente. Ni de la misma carta de Ario a Onías (12:20-23) existen razones contra su autenticidad.
En el libro se encuentran algunas secciones poéticas que sugieren la idea de una colección de cantos populares compuestos con ocasión de la guerra santa (1:25-28; 1:37-40; 2:8-12; 3:3-9; 14:14-15). Otros autores atribuyen estas secciones al autor mismo, que las compuso con el intento de imitar los cánticos del Salterio y de las Lamentaciones.

Carácter histórico.
No se han puesto objeciones graves contra el valor histórico del libro considerado en su conjunto. Puede discutirse este o aquel detalle (1:6; 8:1-32); poner en tela de juicio la autenticidad plena de este o aquel documento (12:5-23), pero todos están acordes en admitir un fondo histórico firme y real. Aún más, por ser el autor contemporáneo de los sucesos que narra, se concede mucha importancia a algunos detalles históricos, a las noticias interesantes y concretas sobre topografía macabaica, al enfoque general de su historia y a las noticias sobre el carácter y temperamento de sus héroes. A ello, como hemos dicho, se añade el uso de documentos de primera mano.

Género literario.
No se puede juzgar la historia antigua según los cánones de la crítica histórica moderna. Nuestro autor es hijo de su tiempo, y de conformidad a los gustos de sus lectores escogió los modos de decir y narrar que emplea. Para él Israel es el centro hacia donde convergen todas las miradas del universo. Dos mundos se enfrentan en su libro: el paganismo y el judaismo. Aquél contaba con fuerzas militares formidables (3:38; 4:28; 15:13, etc.), en contraste con el diminuto ejército israelita. Sin embargo, a veces el número de soldados judíos se exagera notoriamente (4:34; 12:41) 12. El fenómeno es propio de la literatura patética, y, en general, de toda la historiografía antigua (Heródoto). Las cifras que llaman nuestra atención no creaban ninguna dificultad a los lectores inmediatos del libro. A menudo el autor no da a una determinada cifra un valor absoluto. En hebreo se emplea la palabra rebaba, muchedumbre, para expresar el número diez mil, que en plural o dual puede significar el doble.
Otra característica de la historiografía antigua son los discursos que se ponen en boca de los héroes y personajes que entran en escena. Es propio de la historia semítica antigua atribuir a los personajes aquellas ideas o reacciones de ánimo que brotan o se experimentan en determinadas circunstancias bajo los efectos de una impresión especial. Sistemáticamente se muestra parcial al ocultar los reveses de los judíos y poner de relieve las derrotas, defectos y designios malos de los enemigos de Israel. Pero, como señala certeramente Abel, su parcialidad no llega al extremo de convertir en victoria lo que fue humillante derrota (2 Mac 13:9-24, que parece contradecir a 1 Mac 6:28-63). En sus páginas hallan eco palabras y frases de la antigua literatura hebraica, que el autor conocía perfectamente y que asimiló. En fin, si los métodos históricos usados no se ajustan a los que utiliza la historiografía moderna, cabe, sin embargo, decir que no por ello desmerece el fondo histórico del libro.

Cronología.
La cronología y geografía, llamadas los ojos de la historia, ocupan un lugar de honor en nuestro libro. Multitud de fechas y datos concretos se encuentran en él. El autor utiliza el calendario seléucida y enumera los meses según la costumbre judía. Sabido es que la era seléucida empieza el año 312 con la conquista de Babilonia por Seleuco. Pero el cómputo difiere según que el año empiece en primavera o en otoño. En Siria y Occidente empezaba el año con el mes de Tishri (septiembre-octubre), es decir, el año 312. En Babilonia comenzaba el mes de Nisán (marzo-abril) del año 311. De ahí que, según los lugares, haya en el cómputo una diferencia de un año.
¿Qué cómputo siguen los libros de los Macabeos? Unos admiten el mismo cómputo en ambos libros (Kugler, Meyer, Lagrange, Grandclaudon) a partir del año 312; otros distinguen un cómputo a partir del año 312 para los asuntos profanos y del 311 para noticias de carácter religioso (Vaggar1). Gibert, Kolbe, Unger, Bickermann y Abel sostienen que, para el autor del libro I de los Macabeos, el primer año de los seléucidas empieza el 311; para el del segundo, el año 312. Ninguno de los dos cómputos puede resolver todas las dificultades cronológicas que surgen de la confrontación de las fechas de nuestros libros con otros documentos paganos. Nos atenemos al cómputo de Abel.

Doctrina religiosa.
En ninguna parte del libro se menciona de manera explícita el santo nombre de Dios, que es sistemáticamente sustituido por otras expresiones, tales como cielo (3:50-60; 4:10-40; 9:46; 12:15; 16:2). Esta ausencia de los nombres que se emplean en la literatura bíblica para designar a Dios se suple en las versiones. Este mismo fenómeno hemos encontrado en el libro de Ester. Pero tanto en éste como en el i de los Macabeos, aunque se excluya el nombre de Dios en sus páginas, su presencia se adivina en cada una de ellas. Era tal el respeto que se tenía por estos nombres venerables, que nadie se atrevía a pronunciarlos, reservándose su uso exclusivamente a los sacerdotes durante el ejercicio del culto. Toda la historia de los Macabeos es eminentemente religiosa, y la idea de Dios domina en todos los renglones del libro. Siente el autor gran simpatía y celo por la Ley y las antiguas instituciones (1:15; 3:21; 14:14), por el templo y la Ciudad Santa (1:21; 2:7; 4:38.59; 7:37.42; 9:54·)·Conoce maravillosamente los libros sagrados, a los cuales tiene gran devoción (3:48; 12:9) y cita diversas veces (2:52-60; 7:17). Las cosas indecisas y difíciles de resolver se reservan al juicio del profeta que ha de venir (4:46; 9:27; 14:41).

Canonicidad.
No sabemos si en algún tiempo formó parte del canon judío palestinense. Se encuentra en la versión de los LXX, que refleja el canon judío alejandrino. En la tradición cristiana influyó el recelo y la animosidad de los judíos contra él. Lo encontramos en los antiguos catálogos mommseniano y claramontano (s.III). El concilio Florentino (1442) lo incluyó en el canon de los libros sagrados. El concilio Tridentino confirmó la doctrina del Florentino y quitó toda distinción entre libros proto y deuterocanónicos.

Texto.
El texto original hebraico se ha perdido. La versión griega se ha conservado en los códices unciales: Sinaítico, Alejandrino y Véneto, y en muchos minúsculos. El texto más antiguo parece ser el de los códices Sinaítico y Véneto. De esta versión existe la edición crítica preparada por A. Rahlfs 13, que se basa en el Sin. y tiene en cuenta las antiguas traducciones latinas (De Bruyne). Otra versión crítica del texto griego se debe a Werner Kappler 14. La versión latina fue publicada por D. de Bruyne y Sodar 15. Según De Bruyne, la antigua traducción latina reproduce un texto anterior y mejor que el retransmitido por los antiguos unciales griegos.

1 Véase H. Willrich, Der historische Kern des III Makkabaerbuches: Hermes, 39 (1904) 244-258.
2 Véase A. Dupont-Sommer, Le quatriéme Uvre des Machabées (París 1939).
3 The Ñame Maccabee historically and philologically examined (Londres 1876).
4 A. A. Bevan, The Ongin of the Ñame Maccabee: The Journal of Theological Studies, 30 (1929) 190-193-
5 A. Schulte, Der hebraiche Titel des ersten Makkabaerbuches: Biblische Zeitschrift, 7 (1909) 254ss; J. Boehmer, Sarbeth Sarbanaiel: Theologische Studien und Kritiken, 73 (1903) 332-338.
6 Tria Aenigmata hebraica librorum Machabaeorum: Antonianum, 33 (1958) 267.
7 Die Quellen des Fl Josephus (Kiel 1882).
8 Histoire de la littérature hebraique et juive (París 1950). 780
9 E. W. Ettelson, The Integrity of I Maccabeos (New Haven 1925).
10 Urkundenfalschungen in der hellenistisch-jüdischen Literatur (Gottingen 1924).
11 Oesterley, Apocrypha (Oxford 1913); Introduction ßá the Qooks of the Apocrypna (Londres 1935); lods, l.c., etc.
12 Otros ejemplos en Knabenbauer, 17; Bévenot, 34-35.
13 Septuaginta (Stutgart 1935).
14 Septuaginta. Vetus Testamentum graecum auctoritate societatis litterarum Gottingensis editum vol.9 fasc.1: Maccabaeorum líber primus (Góttingen 1936).
15 Les anciennes traductions latines des Macchabées (Maredsous 1932).


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

I Macabeos 10,1-89;;



Jonatán halagado por Demetrio (10:1-6).
1 El año 160, Alejandro, hijo de Antíoco Epifanes, se alzó en armas y se apoderó de Tolemaida, siendo bien acogido y reconocido como rey. 2Informado de ello el rey Demetrio, juntó muchas tropas y salió a campaña contra él. 3 Al mismo tiempo envió Demetrio a Jonatán cartas amistosas con promesas de engrandecimiento, 4 porque se decía: Apresurémonos a hacer las paces con él antes de que las haga con Alejandro contra nosotros, 5 acordándose de todos los males que le hemos hecho a él, a sus hermanos y a su pueblo. 6 Le dio autoridad para juntar ejército, fabricar armas; le prometió que le contaría entre sus aliados y le devolvería los rehenes que tenía en la ciudadela

La política interna de los seléucidas contribuiría en adelante a afianzar en el poder a Jonatán. No estaba el pueblo contento con el carácter misántropo y despótico del rey; tampoco los romanos veían con agrado los éxitos militares de Demetrio. En su victorioso trono debía experimentar la sacudida de la rebelión desencadenada por Alejandro Bala.
Este, que por su parecido físico hacíase pasar por hijo de Antíoco - el autor sagrado no quiere dirimir la cuestión de su origen -, fue el instrumento de que se sirvieron los romanos y los soberanos enemigos Tolomeo VI, Attalo II de Pérgamo y Mitrídates V de Capadocia, para derrocar a Demetrio. Alejandro era natural de Esmirna, desconocido y de estirpe incierta !; hombre de ascendencia humilde 2. Por su temperamento aventurero, el rey Attalo II le revistió de las insignias reales y lo envió a Cilicia, para que fuera allí una amenaza constante para Demetrio. En este tiempo, Heráclides, antiguo ministro de Hacienda de Epifanes, queriendo vengar la muerte de su hermano Timarco por parte de Demetrio, logró, durante el invierno del 153-152 antes de Cristo, que el senado romano reconociera las pretensiones de Alejandro Bala sobre el trono de Siria. El aventurero Bala llegó a las costas de Siria protegido por la flota egipcia, desembarcando en Tolemaida y adueñándose de ella por sorpresa. Corría el año 160 de la era seléucida, 152 antes de Cristo.
Tolemaida era una plaza importante que dominaba toda Palestina, y era la base principal del sistema defensivo de la Fenicia. Podía, además, recibir la ciudad ayuda militar de Egipto, cuyo rey, Tolomeo VI, veía con buenos ojos el amotinamiento de Alejandro. Demetrio reaccionó como guerrero y como diplomático. En una carta a Jonatán trata de atraérselo a su causa con promesas zalameras, convencido de la necesidad que tenía ahora de un aliado al sur del imperio.

Jonatán en Jerusalén (10:7-14).
7 Vino Jonatán y leyó las cartas en presencia del pueblo y de los que se hallaban en la ciudadela. 8 Un gran temor se apoderó de todos cuantos oyeron que el rey le daba autoridad para juntar el ejército. 9 Los de la ciudadela le devolvieron los rehenes, que él entregó luego a los padres de éstos; 10 y estableciendo su residencia en Jerusalén, comenzó luego a restaurarla y renovarla. 11 Mandó a los obreros construir los muros y rodear el monte de Sión de un muro de sillares, para mayor fortaleza, como se hizo. 12 Huyeron todos los extranjeros que había en la fortaleza edificada por Báquides, 13 y abandonó cada uno el lugar en que vivía para irse a su tierra. 14 Sólo en Betsur quedaron algunos de los que habían abandonado la Ley y los preceptos, porque les servía de refugio.

Jonatán sacó provecho de las cartas reales, que leyó en Jerusalén en presencia de amigos y de enemigos. Tan pronto como recibió las epístolas de Demetrio, abandonó Maj mas y se apoderó de Jerusalén, que convirtió en baluarte de la resistencia judía. Los sirios de la ciudadela escucharon aterrados el contenido del mensaje real. A los enemigos de Jonatán sólo les quedaba una salida: huir. Y así lo hicieron. Quedaron en Betsur algunos de ellos, confiados en los recios muros de la fortaleza y en un cambio de rumbo de la situación política. Las obras de fortificación se emprendieron rápidamente en Jerusalén. Convenía trabajar a destajo, por cuanto Jonatán había ido más allá de las atribuciones que le concedía Demetrio.

Proposiciones de Alejandro (10:15-21).
15 Pero al saber el rey Alejandro las promesas que Demetrio había hecho a Jonatán, y asimismo las guerras, las hazañas que éste y sus hermanos habían realizado y los trabajos que habían pasado, 16 se dijo: ¿Podremos encontrar otro hombre como éste? Hagámosle nuestro amigo y aliado. 17 Y le escribió una carta, cuyo tenor era el siguiente: 18 El rey Alejandro, a nuestro hermano Jonatán, salud. 19 Hemos oído de ti que eres hombre de valor y muy digno de ser amigo nuestro. 20 Hoy te constituímos, pues, sumo sacerdote de tu nación y te concedemos el título de amigo del rey - y le envió un vestido de púrpura y una corona de oro - para que mires por nuestros negocios y guardes nuestra amistad. 21 Vistióse Jonatán la túnica santa en el mes séptimo del año ciento sesenta, en la fiesta de los Tabernáculos; alistó tropas y fabricó armas en gran cantidad.

Alejandro no quiso quedarse corto; a las promesas acompañó las obras. En una carta le hace saber que le concede la dignidad de sumo sacerdote, reconociéndolo con ello jefe supremo religioso del judaísmo. Desde la muerte de Alcimo, este cargo estaba vacante. ¿Podía un monarca sirio conceder tal dignidad? Algunos sumos sacerdotes lo fueron por nombramiento de los seléucidas (Jasón, Menelao, Alcimo), precedente que Alejandro quiso ahora explotar.
Además, Alejandro le nombró rey aliado suyo. Quizá la mención de las insignias reales (v.20) sea una glosa. El 15 del mes séptimo se celebraba la fiesta de los Tabernáculos (Lev_23:33-43) Deu_16:13), en la cual inauguró Jonatán su dignidad de sumo sacerdote. De esta manera llegó un miembro de la familia macabea a la más alta dignidad de la nación. Faltábale que la misma fuera hereditaria en la familia y que los sirios reconocieran al sumo sacerdote como jefe, lo que se consiguió bajo Simón (Deu_14:41).

Contraofertas de Demetrio (Deu_10:22-45).
22 Oído esto por Demetrio, se entristeció mucho y dijo: 23 ¿Qué es lo que hemos hecho, que Alejandro se nos ha anticipado en hacer amistad con los judíos para ganarse su apoyo? 24Les escribiré yo con palabras persuasivas, ofreciéndoles ventajas y mercedes para que se hagan auxiliares míos. 25 Efectivamente, les envió una carta del tenor siguiente: El rey Demetrio, al pueblo de los judíos, salud. 26 Con gran alegría hemos sabido que os habéis mantenido fieles a nuestra alianza y habéis perseverado en nuestra amistad y no os habéis unido a nuestros enemigos. 27 Perseverad, pues, en vuestra fidelidad a nosotros, y os recompensaremos con grandes mercedes por lo que hiciereis en favor nuestro. 28 Os condonaremos las deudas y os haremos muchas mercedes. 29 Desde luego, declaro a todos los judíos exentos de tributos y del impuesto de la sal y del tributo de las coronas. 30 El tercio de la cosecha y la mitad de la de los árboles frutales, que a mí me toca percibir, renuncio de hoy en adelante a percibirlo en la tierra de Judá y en los tres distritos a ella anejos, tomados de Samaría y de Galilea, desde hoy para siempre. 31 Jerusalén será ciudad santa y exenta, igual que su territorio, de diezmos y tributos. 32 Renuncio también a la autoridad sobre la ciudadela de Jerusalén y hago de ella entrega al sumo sacerdote, que pondrá allí los hombres que él escogiere para su guarnición. 33 Todos los judíos que hayan sido llevados cautivos de tierra de Judá a cualquier parte de mi reino, los doy por libres gratuitamente, y todos quedarán exentos de tributos, aun de los de ganados. 34 Todas las fiestas, los sábados, las neomenias, los días señalados y los tres días que preceden y siguen a las fiestas, serán días de exención y de franquicia para todos los judíos de mi reino. 35 Nadie tendrá autoridad para intentar contra ellos acción judicial ni molestarlos en cualquier negocio. 36 De los judíos serán incorporados al ejército del rey hasta treinta mil hombres, dándoseles el sueldo como a todas las demás tropas del rey, 37 y de ellos serán puestos en las grandes fortalezas del rey, y asimismo nombrados para los negocios del reino que exigen confianza. De ellos serán sus jefes y vivirán según sus leyes, como lo ha dispuesto el rey en la tierra de Judá. 38 y los tres distritos tomados a las regiones de Samaría e incorporados a Judea lo serán de modo que formen una sola circunscripción y no obedezcan a otra autoridad que a la del sumo sacerdote. 39 De Tolemaida y su distrito hago obsequio al santuario de Jerusalén para sufragar los gastos del mismo. 40 Doy cada año veinte mil siclos de plata, pagaderos de los derechos del rey en los lugares que nos pertenecen. 41 Todo el sobrante que los empleados del fisco no hayan entregado, como en los años anteriores, desde ahora lo destino a las obras del templo. 42 Y los cinco mil siclos de plata que cada año percibíamos de los tributos del templo, también los condonamos, y se los damos a los sacerdotes que ejercen las funciones sagradas. 43 Cuantos se acojan al templo de Jerusalén y a todo su recinto, deudores de los impuestos reales o de cualquier otra deuda, quedarán libres, y también cuanto tenga en mi reino. 44 Los gastos para edificar y restaurar el templo serán pagados de la hacienda real. 45Los gastos para la edificación de los muros de Jerusalén y las fortificaciones de su recinto correrán también por cuenta del rey, y asimismo la edificación de las murallas en Judea.

A oídos de Demetrio llegaron las propuestas que Alejandro Bala hizo a Jonatán, y, en un alarde de generosidad, quiso superarlas. Por aquello de que nunca segundas partes fueron buenas, comprendió Jonatán que no eran sinceros los sentimientos de Demetrio, sino dictados por las necesidades del momento.
La sal que se sacaba del mar Muerto era propiedad del Estado sirio. El tributo de las coronas de oro tiene su origen en la costumbre entre los griegos y romanos de enviar cada provincia una corona de oro al general que ganara una batalla. Más tarde, cada año se enviaba lo equivalente en dinero (aurum coronarium) 3. Debían los judíos pagar al rey el tercio de las cosechas y la mitad de la de los árboles frutales. A todo ello renuncia ahora Demetrio con tal de que los judíos pacten con él. La exención se extiende a Judea, Samaría. Los tres distritos de que habla el v.30 eran Aferema, Lida y Ramata (Deu_11:34).
Demetrio promete la inmunidad de franquicia en las fiestas judías, tales como Pascua, Pentecostés, fiesta de los Tabernáculos, días en que cada israelita adulto tenía la obligación de ir al templo (Exo_23:14-17). Serán también conceptuados como festivos los tres días que se calculaban como necesarios para el viaje de ida y vuelta.
Para subvencionar los gastos del templo les entregará Demetrio la ciudad de Tolemaida y distrito, con sus derechos aduaneros, además de una suma de quince mil siclos de plata, o sea unas trescientas mil pesetas. Reconoce el rey el derecho de asilo en el templo, en sentido más amplio del que entendía la Ley (Exo_21:13-14; Num_35:9-28). En un exceso de liberalidad sospechosa, llega incluso a conceder al pueblo judío el derecho de reedificar los muros de Jerusalén, las fortificaciones de su recinto y las murallas deterioradas de las ciudades fuertes de Judea con el dinero del rey.

Suspicacia de Jonatán (Num_10:46-47).
46 Cuando Jonatán y el pueblo oyeron estas palabras, no las creyeron ni las aceptaron, acordándose de los grandes males que había causado en Israel y cuánto los había atribulado, 47 y se decidieron en favor de Alejandro, que les había hecho proposiciones de paz, y así le prestaron auxilio todo el tiempo.

Se había excedido Demetrio en su liberalidad para que los judíos le prestaran fe. Jonatán no cayó en la trampa, adhiriéndose por el momento a la causa de Alejandro, a quien nada tenían que objetar los judíos. Además, la estrella de Demetrio empezaba a palidecer al perder la amistad de los romanos y la estima del pueblo.

Derrota de Demetrio (Num_10:48-50).
48 Reunió el rey Alejandro grandes fuerzas y asentó su campo enfrente del de Demetrio. 49 Trabaron la batalla los dos reyes, y huyó el ejército de Demetrio perseguido por Alejandro, que quedó vencedor. 50 La batalla fue encarnizada y duró hasta la puesta del sol, cayendo en aquel día el rey Demetrio.

Lacónico es el relato del encuentro de los dos ejércitos. Parece que el de Alejandro contaba con el apoyo de Jonatán. No se especifica el lugar del encuentro. En el primer encuentro tuvo que huir el ejército de Alejandro perseguido de cerca por Demetrio. En un segundo combate, que duró un día entero, Alejandro prevaleció sobre su enemigo, que quedó en el campo de batalla. ¿Cuánto tiempo transcurrió entre el primero y el segundo encuentro? Bévenot calcula un año.

Preparativos de boda (Num_10:51-56).
51 Después de esto, Alejandro envió mensajeros a Tolomeo, rey de Egipto, diciéndole: 52 Vuelvo a mi reino, he logrado sentarme en el trono de mis padres y recuperar el gobierno después de derrotar a Demetrio y apoderarme de nuestra tierra. 53 Trabada la batalla, fue vencido él y su ejército, y nos hemos sentado en el trono de su reino. 54 Hagamos, pues, alianza; dame tu hija por mujer, y seré tu yerno, y tanto a ti como a ella os daré presentes dignos de ti. 55 El rey Tolomeo le respondió diciendo: Dichoso el día en que has vuelto a la tierra de tus padres y te sentaste en el trono real. 56 Con gusto haré lo que me dices. Ven a mi encuentro a Tolemaida, para que nos veamos y te haga yerno mío, según deseas.

Tolomeo VI Filometor ocupaba el trono de Egipto. A él acude Alejandro en calidad de rey aliado para pedirle la mano de su hija Cleopatra. Con este matrimonio pretendía Alejandro borrar la mancha de su oscuro origen, emparentándose con familias reales. Por su parte, Tolomeo veía con buenos ojos esta decisión de Alejandro, por creer que de esta manera le serían reconocidos sus derechos sobre la provincia de Celesiria y regiones adyacentes. Tolomeo señaló a Tolemaida como lugar de entrevista para ultimar los preparativos de boda.

Bodas en Tolemaida (Num_10:57-60).
57 Partió de Egipto Tolomeo con su hija Cleopatra, y llegaron a Tolemaida el año ciento sesenta y dos. 58 El rey Alejandro le salió al encuentro, Tolomeo le dio su hija Cleopatra, y celebraron en Tolemaida las bodas con gran magnificencia, como de reyes. 59 El rey Alejandro escribió a Jonatán que viniese a su encuentro. 60 Vino con grande pompa a Tolemaida, se entrevisto con los dos reyes y les hizo obsequios de oro y plata; también a sus cortesanos les hizo muchos regalos, ganándose con ello su favor.

A Tolemaida habían llegado las naves de Tolomeo en apoyo de las pretensiones del aventurero Bala. Al llegar el rey a esta ciudad le pareció encontrarse en su propia casa, calculando que muy pronto volvería ella a formar parte integrante de Egipto. La boda celebróse con gran boato, como de reyes, con una semana de duración. No podía faltar en la misma el rey amigo Jonatán, que le ayudó en la lucha contra Demetrio.

Los aguafiestas y reacción de Alejandro (Num_10:61-66).
61 Vinieron apóstatas, mandados de Israel, para acusarle; pero el rey no los atendió, 62 antes mandó quitar a Jonatán sus vestidos y vestirle de púrpura, como se hizo. Le sentó el rey a su lado 63 y dijo a sus grandes: Salid con él por medio de la ciudad y pregonad que nadie se atreva a acusarle sobre ningún negocio y que nadie por ninguna causa le moleste. 64 Cuando sus acusadores vieron los honores públicos que se le hacían y le vieron vestido de púrpura, huyeron todos. 65 Le honró mucho el rey y le inscribió en el número de sus primeros amigos, y le nombró general y gobernador de provincia. 66 Después de lo cual volvió Jonatán a Jerusalén en paz y contento.

Creían los apóstatas judíos encontrar en Alejandro el mismo favor que sus partidarios hallaron en la corte de Demetrio. Pero las cosas habían cambiado mucho. ¿Cómo podía Alejandro volver la espalda a un amigo y compañero de armas? Que en Palestina no gozara Jonatán del favor de todos, no interesaba grandemente al monarca sirio; a él le bastaba saber que Jonatán rechazó las ofertas de Demetrio y se adhirió a su causa. Antes de partir Jonatán para Jerusalén recibió de Alejandro los títulos de estratega y meridarca. Por el primero le constituía generalísimo de las tropas de Judea; por el segundo le nombraba gobernador supremo de Judea, dependiendo, por descontado, del rey de Siria. En la persona de Jonatán se unían el poder religioso, militar y civil.

Bravatas de Apolonio (Num_10:67-73).
67 El año ciento sesenta y cinco, Demetrio, hijo de Demetrio, vino de Creta a la tierra de sus padres. 68 En cuanto Alejandro lo supo, se volvió a Antioquía muy contrariado. 69 Demetrio nombró gobernador de la Celesiria a Apolonio, que juntó un poderoso ejército y vino a acampar en Jamnia, desde donde envió recado a Jonatán, diciéndole: 70 ¿Vas a ser tú el único que te levantas contra nosotros y voy a ser yo objeto de risa y burla por causa tuya? ¿Por qué presumes hacerte fuerte en los montes contra nosotros? 71 Si tanto confías en tus fuerzas, desciende al llano y midamos las armas, que conmigo está la fuerza de las ciudades. 72 Pregunta y sabrás quién soy yo y quiénes los que me prestan auxilio, los cuales dicen que no podrás mantenerte a pie firme entre nosotros, y que por dos veces fueron vencidos tus padres en esta tierra. 73 No podrás sostener el empuje de mi caballería y de mi ejército en campo abierto, donde no hay piedras, ni guijarros, ni lugar a donde huir.

Alejandro llevó una vida licenciosa y orgiástica 4, despreocupado de las cosas del reino, atrayéndose sobre sí la aversión de todos. La política de su favorito Ammonio de perseguir y matar a todos los amigos de Demetrio, principalmente sus familiares, indujo al hijo mayor de Demetrio a derrocar al intruso y restablecer en el trono a los seléucidas. Amparado por veteranos generales, Demetrio II Nicator partió de Cnido, capital de Caria, y marchóse a Creta con ánimo de reclutar tropas mercenarias para oponerse al usurpador Alejandro. Logrado su intento, puso al frente de las mismas al fiel Lestene, desembarcando en las costas de Cilicia, probablemente en Seleucia, enarbolando la bandera de la rebelión. A Tolemaida, donde residía de ordinario Alejandro, llegó la noticia del levantamiento de Demetrio II y de su desembarco en Cilicia. Sin perder tiempo, Alejandro corrió a Antioquía, confiada al gobierno de Jera-ce y Diodoro, para defender la capital de las tropas del invasor. Mientras el nuevo pretendiente combatía a Alejandro en la parte septentrional del imperio, Apolonio marchó contra su aliado del sur, Jonatán. Con esta maniobra, al mismo tiempo que imponía silencio al general judío, cortaba el paso a Tolomeo, rey de Egipto, en caso de que intentara acudir en ayuda de su yerno.

Jonatán y Simón en lucha con Apolonio (Num_10:74-85).
74 Cuando Jonatán oyó las bravatas de Apolonio, se llenó de indignación y, escogiendo diez mil hombres, salió de Jerusalén, llevando consigo a Simón, su hermano. 75 Acampó frente a Jope, que le cerró las puertas, porque había en ella una guarnición de Apolonio. Pero la atacaron, 76 y, atemorizados los ciudadanos, le abrieron las puertas, quedando Jonatán dueño de Jope. 77 Así que Apolonio tuvo noticia del suceso, sacó al campo tres mil caballos y una poderosa fuerza de infantería 78 y siguió el camino de Azoto, fingiendo pasar de largo frente a Jope; pero se volvió en seguida a la llanura, muy confiado en la numerosa caballería que tenía. Jonatán salió contra él hacia Azoto, y se trabó la lucha. 79 Apolonio había dejado emboscados mil caballos. 80 Supo Jonatán la asechanza que detrás de sí tenía, y, aunque unos y otros cercaron el campo y estuvieron lanzando flechas contra el pueblo desde la mañana hasta la noche, 81 el pueblo se mantuvo firme, según las órdenes de Jonatán, hasta que la caballería se fatigó. 82 Luego movió Simón sus fuerzas y atacó a la falange, y, como la caballería estaba ya agotada, los derrotaron y pusieron en fuga. 83 La caballería se dispersó por la llanura, huyendo hacia Azoto, y se refugiaron en el templo de Dagón, su ídolo, para salvarse. 84 Jonatán prendió fuego a Azoto y a las ciudades cercanas, se apoderó de sus despojos y dio a las llamas el templo de Dagón, abrasando a los que en él se habían refugiado. 85 El número de los que perecieron por la espada y por el incendio subió a ocho mil.

Jonatán acepta el desafío y quiere probar que también en la llanura su ejército es superior. Indignado por las bravatas de Apolonio, salió de Jerusalén al frente de su ejército y marchó contra Jope. La ciudad filistea resistióse al principio, pero tuvo que rendirse a Jonatán y a su hermano Simón. En Jamnia, situada a veinte kilómetros al sur, se encontraba Apolonio. Al tener éste noticia de la toma de Jope por parte de Jonatán, en vez de atacarle fingió huir hacia el sur, en dirección a Azoto, a quince kilómetros de Jamnia, con el intento de atraer al Macabeo hacia la llanura, donde la caballería podía maniobrar a su gusto. Pero el astuto Apolonio había dejado emboscados mil caballos para que se abalanzaran contra el ejército judío, de camino para Azoto, en busca del enemigo. El lugar donde se agazapó la caballería de Apolonio fue acaso el valle Qatra o el Nahr Skreir, al norte de Azoto. No cayó Jonatán en la trampa, que descubrió a tiempo. Se entabló la lucha, logrando Jonatán dar largas a la batalla con el fin de cansar a la caballería. Por su parte, Simón pudo contra la infantería de Apolonio, que se refugió en Azoto, en el recinto del templo dedicado a Dagón, confiado en que Jonatán respetaría este lugar sagrado. Era Dagón el dios de los filisteos, al que representaban con el cuerpo de pez y cabeza de hombre. ¿Cómo podía detenerse Jonatán ante un lugar sacrilego, donde en otros tiempos fue profanada el arca de la alianza? (1Sa_5:2). Sin vacilar un momento, arrimó leña a los muros y dio el templo a las llamas, abrasando a los que en él se habían refugiado. La mortandad fue espantosa.

Jonatán regresa victorioso (1Sa_10:86-89).
86 De allí levantó el campo Jonatán y se vino hacia Ascalón, cuyos moradores salieron a recibirle con gran honor. 87 Jonatán se volvió a Jerusalén con los suyos, cargados de despojos. 88 Cuando estos sucesos llegaron a oídos del rey Alejandro, concedió nuevos honores a Jonatán, 89 le envió la fíbula de oro, como es costumbre darla a los parientes de los reyes, y le dio Acarón con todos sus términos en posesión.

Ascalón recibió entusiásticamente al vencedor de Jope y Azoto. Alejandro premió el valor y fidelidad de su aliado regalándole una hebilla de oro para su manto de púrpura. Le nombró pariente del rey y añadió a su jurisdicción la ciudad filistea de Acarón, entre Jamnia y Gezer. De esta manera calculaba Alejandro que su frontera meridional estaba en buenas manos, en el caso de que su suegro Tolomeo intentara un ataque, que no se hizo esperar.