I Macabeos 5 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 68 versitos |
1 Cuando las naciones de alrededor oyeron que el altar había sido reedificado y restaurado como antes el santuario, se enfurecieron sobremanera,
2 y decidieron destruir a los de la raza de Jacob que vivían en medio de ellos, comenzando a ejecutar matanzas y destrucciones en el pueblo.
3 Comenzó Judas por hacer la guerra a los hijos de Esaú, y se apoderó de Acrabatana, en Idumea, desde donde hostigaban constantemente a Israel. Les infligió una gran derrota, humillándolos y llevándose sus despojos.
4 Se acordó de la maldad de los hijos de Bayán, que tendían lazos y emboscadas en los caminos.
5 Les obligó a encerrarse en sus torres, los cercó y, dándolos al anatema, puso fuego a las torres, que ardieron con todos los que en ellas había.
6 Pasó a los hijos de Arnón, y se encontró con un ejército fuerte y un pueblo numeroso, y a Timoteo por jefe.
7 Tuvo con ellos muchos encuentros, hasta que los derrotó y deshizo totalmente.
8 Se apoderó de Jazer y sus aldeas y se volvió luego a Judea.
9 Los gentiles de Galaad se conjuraron contra los israelitas que moraban en su territorio, con el propósito de aniquilarlos, pero ellos huyeron a la fortaleza de Diatema.
10 Escribieron a Judas y a sus hermanos, diciéndoles: “Se han juntado contra nosotros las naciones de nuestro contorno, que se proponen destruirnos;"
11 están dispuestas a venir y apoderarse de la fortaleza en que nos hemos refugiado; tienen a Timoteo por jefe de su ejército."
12 Ven, pues, y líbranos de sus manos, porque muchos de los nuestros han caído ya,
13 y todos nuestros hermanos de la región de Tobi han sido muertos, y robadas sus mujeres, sus hijos y sus bienes, pereciendo allí unos seis mil hombres.”
14 Estaban leyendo estas cartas, cuando llegaron, rasgadas las vestiduras, otros mensajeros de Galilea,
15 los cuales comunicaron que se habían juntado contra ellos gentes de Tolemaida, y de Tiro y de Sidón, y toda la Galilea de los gentiles, para aniquilarlos.
16 Cuando Judas y el pueblo oyeron semejantes noticias, se reunió una gran asamblea, y deliberaron sobre lo que habían de hacer por sus hermanos, que se hallaban en grave aprieto, combatidos por los gentiles.
17 Dijo Judas a Simón, su hermano: “Toma gente contigo y ve a librar a nuestros hermanos de Galilea; yo y mi hermano Jonatán iremos a Galaad.”
18 A José, el de Zacarías, y a Azarías les dejó por jefes del pueblo con el resto del ejército para la defensa de Judea,
19 dándoles esta orden: “Quedaos al frente del pueblo, pero no trabéis lucha con los gentiles hasta nuestra vuelta.”
20 Tomó Simón tres mil hombres para ir a Galilea, y Judas ocho mil para ir a Galaad.
21 Partió Simón para Galilea, y después de muchos encuentros con los gentiles, los derrotó y persiguió hasta las puertas de Tolemaida,
22 quedando en el campo unos tres mil de los gentiles y apoderándose Simón de sus despojos.
23 Tomó luego a los que moraban en Galilea y en Arbata, con sus mujeres, hijos y cuanto tenían, y los trajo con júbilo a Judea.
24 Judas el Macabeo y Jonatán, su hermano, atravesaron el Jordán y caminaron durante tres días por el desierto,
25 encontrándose con los nabateos, que los recibieron amigablemente y les contaron cuanto a sus hermanos había sucedido en la región de Galaad,
26 y cómo muchos de ellos se hallaban prisioneros en Bosora, en Bosor, en Alema, en Casfor, en Maqued y en Carnaím, ciudades todas fuertes y grandes;"
27 que también en las demás ciudades de Galaad había prisioneros, y habían ordenado los enemigos para el día siguiente atacar las plazas fuertes, tomarlas y acabar con todos los judíos en un solo día.
28 Judas, con su ejército, atravesando el desierto, se encaminó a Bosora. Se apoderó de la ciudad, pasó a filo de espada a todos los varones, se adueñó de todos sus despojos y la puso fuego.
29 Levantando el campo por la noche, marchó hacia la fortaleza de Diatema.
30 Al amanecer alzó los ojos y vio una muchedumbre innumerable con escalas y máquinas de guerra, dispuesta a atacar y tomar la fortaleza. Entendió Judas que el ataque comenzaba, y oyó que de la ciudad subía al cielo un gran griterío y sonido de trompetas.
31 (TEXTO OMITIDO)
32 Dijo entonces a los de su ejército: “Luchad hoy por vuestros hermanos.”
33 Y en tres secciones se dirigieron por la espalda, tocando las trompetas y clamando al cielo en oración.
34 Cuando el ejército de Timoteo se dio cuenta de que era el Macabeo, emprendieron la fuga. Les infligió una gran derrota, quedando aquel día en el campo hasta ocho mil hombres.
35 Luego se volvió Judas contra Mas-fa, la atacó, adueñándose de ella, matando a todos sus hombres, tomando sus despojos y entregando la ciudad a las llamas.
36 Partiendo de allí, tomó a Casfor, Maqued, Bosor, con las demás ciudades de Galaad.
37 Después de esto juntó Timoteo otro ejército y vino a acampar enfrente de Rafón, del otro lado del torrente.
38 Envió Judas a explorar el campo, y le trajeron estas noticias: “Se han juntado con Timoteo todos los gentiles de alrededor, y forman un ejército muy grande.
39 Además, han tomado a sueldo a los árabes como auxiliares, y están acampados del otro lado del torrente, prontos a venir contra ti.” Salió Judas al encuentro de ellos.
40 Timoteo había dado estas instrucciones a sus capitanes: “Si al llegar Judas al torrente le permitiéramos pasar hasta nosotros, no podríamos resistirle, porque tiene una fuerza incontrastable;"
41 mas, si por temor acampara al otro lado del torrente, iremos contra él y le venceremos.”
42 Cuando Judas se acercó al torrente, colocó a los escribas del pueblo a lo largo del mismo y les dio esta orden: “No permitáis que se quede nadie en el campo; que vayan todos a luchar.”
43 Y atravesó el primero contra los enemigos, y todo el pueblo en pos de él. Fueron deshechos los gentiles, que tiraron las armas y huyeron al santuario de Carnaím.
44 Pero los de Judas se apoderaron de la ciudad y pusieron fuego al santuario, que ardió con todos los que en él había. Así fue abatida Carnaím, sin que los enemigos pudieran hacer frente a Judas.
45 Juntó Judas a todos los israelitas que moraban en Galaad, desde el pequeño hasta el grande, a sus mujeres e hijos y su hacienda, una muchedumbre muy grande, para traerlos a la tierra de Judá.
46 Al llegar a Efrón, ciudad grande y muy fuerte en la entrada de un desfiladero, no podían desviarse ni a la derecha ni a la izquierda, sino que habían de pasar por en medio de ella.
47 Los de la ciudad se encerraron, y muraron a cal y canto las puertas. Les envió Judas un mensaje de paz,
48 diciéndoles: “Permitidnos atravesar por vuestra tierra camino de la nuestra; nadie os molestará; sencillamente pasaremos a pie.” Pero no quisieron abrirle."
49 Ordenó Judas entonces pregonar en todo el campo que hiciesen todos alto en el sitio en que estaban.
50 Los hombres de guerra tomaron posiciones y atacaron a la ciudad todo aquel día y la noche siguiente, hasta que se rindió.
51 Pasó al filo de la espada a todos los varones, arrasó la ciudad y se apoderó de sus despojos, atravesándola luego por encima de los cadáveres.
52 Pasado el Jordán, llegaron a la gran llanura de Betsán.
53 Judas, que mandaba la retaguardia, iba exhortando al pueblo todo el camino, hasta llegar a la tierra de Judá.
54 Con gran gozo y alegría subieron al monte de Sión y ofrecieron holocaustos por no haber caído ninguno de ellos y haber vuelto todos en paz.
55 En los días en que Judas y Jonatán estaban en Galaad y Simón en Galilea, frente a Tolemaida,
56 llegaron a oídos de José, el de Zacarías, y Azarías, jefes del ejército, las hazañas y las batallas que llevaban a cabo,
57 y se dijeron: “Hagamos también nosotros célebre nuestro nombre peleando contra las naciones de alrededor.”
58 Y dieron orden al ejército que con ellos tenían de emprender la marcha hacia Jamnia.
59 Pero les salió al paso Gorgias con su gente,
60 que derrotaron a José y Azarías, persiguiéndolos hasta los confines de Judea. Dos mil hombres cayeron aquel día del pueblo de Israel. Acaeció este gran descalabro
61 por no haber obedecido a Judas y a sus hermanos, creyéndose capaces de grandes hazañas.
62 Pero no eran ellos de la raza a que fue dado salvar a Israel.
63 Por el contrario, el heroico Judas y sus hermanos alcanzaron gran gloria ante Israel y ante todos los pueblos a cuyos oídos llegó su fama,
64 y en medio de aclamaciones todos los rodeaban.
65 Partieron luego Judas y sus hermanos en campaña contra los hijos de Esaú hacia el mediodía y se apoderaron de Hebrón y de sus aldeas, destruyeron su fortaleza y quemaron las torres de su recinto.
66 En seguida se dirigió contra la tierra de los filisteos, atravesando por Maresa.
67 Cayeron aquel día en la batalla algunos sacerdotes, que inconsideradamente salieron a luchar, queriendo dar pruebas de su valentía.
68 Se dirigió luego a Azoto, en tierra de filisteos, y destruyó sus altares, quemó las estatuas de sus dioses y se volvió a la tierra de Judá.

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Introducción a I Macabeos

Times New Roman CE;Times New Roman ;;;
Macabeos

Introducción.
En las épocas asmonea y herodiana vieron la luz pública cuatro libros que llevan el título que encabeza estas líneas. El primero y segundo forman parte integrante del canon cristiano, mientras que el tercero y el cuarto, que ya en tiempos de Eusebio y Orígenes llevaban el mismo título que ostentan hoy, han sido relegados entre los apócrifos. En el tercero se narran los designios de Tolomeo IV Filopator contra los judíos de Egipto. Libro escrito probablemente en Alejandría antes del año 70 antes de Jesucristo, se distingue por la pureza de su lengua y estilo y por un vocabulario rico y esmaltado de palabras raras 1. El IV libro de los Macabeos está escrito en forma de discurso, en el que se comenta ampliamente el martirio de Eleazar y de los siete hermanos Macabeos. En un tiempo formó parte de la Biblia cristiana 2.

Macabeos.
La palabra se encuentra en los manuscritos más antiguos. El título Makkabaion se lee en los códices Sinaítico y Alejandrino. En el primero aparece la forma antigua de Makkabaikón. Desde fines del siglo II y en el ni, los autores eclesiásticos griegos designaban los dos primeros libros con el título de t a makkabaika. Entre los escritores latinos suelen citarse: Líber primus, o líber secundus Maæeha-baeorum. Por vez primera este nombre se da a Judas (1 Mac 2:4-16; 2 Mac 8:5-16; 10:1-16), pasando luego, por extensión, a sus hermanos y sucesores.
No es fácil determinar qué significa este término. Descartada la interpretación cabalística y la que propuso S. I. Curtiss 3, recogemos las dos que hoy están más en boga. Unos (Perles, Grand-Claudon, etc.) derivan el vocablo del hebreo maqqebeth Que 4:21; Jer 10:4) o de la palabra aramaica maqqaba, con el significado de martillo, por haber machacado ellos duramente a los enemigos o por tener Judas la cabeza en forma de martillo. Zeitlin, Bevan, Abel y Penna creen que macabeo viene de la raíz naqab, que significa nombrar (Is 62:2) 4. Originariamente el libro I de los Macabeos llevaba el título hebraico Sarbeth-Sarbanaíel, cuya significación todavía no ha sido explicada satisfactoriamente 5. Recientemente A. Yadrijevic 6 cree que el título del libro I es Angustíae filiorum Dei; el del segundo, Angustiae templi.

I Macabeos.

Autor.
Se ignora su nombre. Por el libro puede colegirse que fue un judío de Palestina conocedor de la topografía del país, versadísimo en la lengua bíblica, admirador ferviente de la familia asmonea, desde el padre hasta el último miembro de la familia que el autor conoció. Por razón de la minuciosidad histórica de que hace gala, se cree que fue testigo ocular de la mayoría de los hechos que refiere y que siguió de cerca y con entusiasmo todos los esfuerzos de los Macabeos para el triunfo de la causa del judaismo ortodoxo. Nada se sabe de su condición; unos suponen que pertenecía a la casta sacerdotal, otros lo niegan. También los críticos andan divididos al querer adivinar su ideología. Para unos fue de ideas y tendencias saduceas (Üesterley, Geiger, Abel); para otros, un filofariseo. Lo cierto es que no oculta sus simpatías por la dinastía asmonea. Según él, nadie puede suplantarles en la dirección de la guerra.

Fecha de composición.
En esta cuestión procedemos también por conjeturas. Del autor hemos dicho que fue un ferviente admirador de la familia de los asmoneos; la meticulosidad de los hechos que narra revela que fue testigo ocular de los mismos. Ahora bien, pudo él recordar perfectamente los hechos que se desarrollaron en Palestina desde la muerte de Antíoco IV Epifanes (año 175 a.C.) hasta el reinado de Juan Hircano (135-104 a.C.). No es posible señalar el término a quo de la composición. Pudo empezarlo en tiempos de Simón, o también antes, y terminarlo en los días del reinado de Juan Hircano (16:23), cuyo texto se aduce para probar que la obra fue acabada después de la muerte de Juan Hircano (año 104 a.C.). A este texto se acogen muchos exegetas y críticos para señalar la fecha de la composición del libro: Oesterley la fija entre el 90-70; Abel Bentzen, Schürer, Kautzch, 100-90; Lods, 100-60; Grimm, 105-64. Pero se puede dudar de la autenticidad literaria de los dos últimos versículos del libro, que pueden ser una adición post scriptum del editor, del traductor o de cualquier otro. Más posibilidades caben para señalar el término ad quera. Los sucesores de Aristóbulo y Alejandro empañaron la gloria de sus antepasados. Si el autor hubiera sido testigo de su conducta, hubiera frenado sus entusiasmos por la dinastía asmonea. Una fecha tope es el año 63 a.C., en que Pompeyo el Grande profanó brutalmente el templo de Jerusalén, granjeándose con ello el odio de los judíos. Este hecho es incompatible con la simpatía que el autor siente por los romanos (8:1-32; 12:1; 14:40). En definitiva, la fecha de la composición del libro va desde el año 140 (Torrey, Oesterley) hasta el 63 antes de Cristo (Loos).

Fuentes.
En contra de las tentativas de J. von Destinon 7 y Lods 8, no puede ponerse en duda la homogeneidad del libro I de los Macabeos 9. A lo más, podríamos considerar como adición posterior los v.23-24 del c.16. En todas las páginas anteriores existe trabazón perfecta y una idea rectora, que procede de un mismo autor. Hasta qué punto cada uno de los hechos que se narran proceden de la información ocular o de un testimonio oral o escrito, es imposible determinarlo. Acaso haya en 9:22 una alusión a un texto que refería la historia de Judas Macabeo, que el autor tuvo entre manos.
A la información personal, oral o escrita, se añade la consulta de los archivos oficiales, de los cuales transcribió el autor algunos documentos que se insertan. Pudo copiarlos textualmente, traducirlos a veces del texto original (hebraico o latino), abreviarlos, simplificarlos, amplificarlos, con el empleo masivo de la retórica, resumirlos libremente o limitarse a extractar uno u otro punto para colocarlo en un contexto no del todo homogéneo. Del hecho de transcribir un documento no se infiere que el autor apruebe su contenido en todos sus pormenores. Los documentos que se intercalan en el texto son: 1) carta de los israelitas de Galaad (5:10-13); 2) carta de los romanos a Judas (8:1-32); 3) carta de Alejandro Balas a Jonatán (10:18-20); 4) carta de Demetrio I a Jonatán (10:25-45); 5) carta de Demetrio II a Jonatán (11:30-37); 6) carta de Antíoco VI a Jonatán (11:57); ?) carta de Jonatán a los de Esparta (12:6-18); 8) carta de Ario a Onías (12:20-23); 9) carta de Demetrio II a Simón (13:36-40); 10) carta de los espartanos a Simón (14:20-23); n) carta de Antíoco VI a Simón (15:2-9); 12) carta del cónsul Lucio a Tolomeo (15:16-21); 13) inscripción en honor de Simón (14:27-45).
Algunos críticos han impugnado su autenticidad, siendo Willrich 10 el que lleva en esto la voz cantante, coreado débilmente por algunos otros 11. Actualmente convienen todos en admitir la autenticidad de conjunto. No existe fundamento alguno para afirmar que el autor ha inventado los documentos o de que los haya falsificado intencionadamente. Ni de la misma carta de Ario a Onías (12:20-23) existen razones contra su autenticidad.
En el libro se encuentran algunas secciones poéticas que sugieren la idea de una colección de cantos populares compuestos con ocasión de la guerra santa (1:25-28; 1:37-40; 2:8-12; 3:3-9; 14:14-15). Otros autores atribuyen estas secciones al autor mismo, que las compuso con el intento de imitar los cánticos del Salterio y de las Lamentaciones.

Carácter histórico.
No se han puesto objeciones graves contra el valor histórico del libro considerado en su conjunto. Puede discutirse este o aquel detalle (1:6; 8:1-32); poner en tela de juicio la autenticidad plena de este o aquel documento (12:5-23), pero todos están acordes en admitir un fondo histórico firme y real. Aún más, por ser el autor contemporáneo de los sucesos que narra, se concede mucha importancia a algunos detalles históricos, a las noticias interesantes y concretas sobre topografía macabaica, al enfoque general de su historia y a las noticias sobre el carácter y temperamento de sus héroes. A ello, como hemos dicho, se añade el uso de documentos de primera mano.

Género literario.
No se puede juzgar la historia antigua según los cánones de la crítica histórica moderna. Nuestro autor es hijo de su tiempo, y de conformidad a los gustos de sus lectores escogió los modos de decir y narrar que emplea. Para él Israel es el centro hacia donde convergen todas las miradas del universo. Dos mundos se enfrentan en su libro: el paganismo y el judaismo. Aquél contaba con fuerzas militares formidables (3:38; 4:28; 15:13, etc.), en contraste con el diminuto ejército israelita. Sin embargo, a veces el número de soldados judíos se exagera notoriamente (4:34; 12:41) 12. El fenómeno es propio de la literatura patética, y, en general, de toda la historiografía antigua (Heródoto). Las cifras que llaman nuestra atención no creaban ninguna dificultad a los lectores inmediatos del libro. A menudo el autor no da a una determinada cifra un valor absoluto. En hebreo se emplea la palabra rebaba, muchedumbre, para expresar el número diez mil, que en plural o dual puede significar el doble.
Otra característica de la historiografía antigua son los discursos que se ponen en boca de los héroes y personajes que entran en escena. Es propio de la historia semítica antigua atribuir a los personajes aquellas ideas o reacciones de ánimo que brotan o se experimentan en determinadas circunstancias bajo los efectos de una impresión especial. Sistemáticamente se muestra parcial al ocultar los reveses de los judíos y poner de relieve las derrotas, defectos y designios malos de los enemigos de Israel. Pero, como señala certeramente Abel, su parcialidad no llega al extremo de convertir en victoria lo que fue humillante derrota (2 Mac 13:9-24, que parece contradecir a 1 Mac 6:28-63). En sus páginas hallan eco palabras y frases de la antigua literatura hebraica, que el autor conocía perfectamente y que asimiló. En fin, si los métodos históricos usados no se ajustan a los que utiliza la historiografía moderna, cabe, sin embargo, decir que no por ello desmerece el fondo histórico del libro.

Cronología.
La cronología y geografía, llamadas los ojos de la historia, ocupan un lugar de honor en nuestro libro. Multitud de fechas y datos concretos se encuentran en él. El autor utiliza el calendario seléucida y enumera los meses según la costumbre judía. Sabido es que la era seléucida empieza el año 312 con la conquista de Babilonia por Seleuco. Pero el cómputo difiere según que el año empiece en primavera o en otoño. En Siria y Occidente empezaba el año con el mes de Tishri (septiembre-octubre), es decir, el año 312. En Babilonia comenzaba el mes de Nisán (marzo-abril) del año 311. De ahí que, según los lugares, haya en el cómputo una diferencia de un año.
¿Qué cómputo siguen los libros de los Macabeos? Unos admiten el mismo cómputo en ambos libros (Kugler, Meyer, Lagrange, Grandclaudon) a partir del año 312; otros distinguen un cómputo a partir del año 312 para los asuntos profanos y del 311 para noticias de carácter religioso (Vaggar1). Gibert, Kolbe, Unger, Bickermann y Abel sostienen que, para el autor del libro I de los Macabeos, el primer año de los seléucidas empieza el 311; para el del segundo, el año 312. Ninguno de los dos cómputos puede resolver todas las dificultades cronológicas que surgen de la confrontación de las fechas de nuestros libros con otros documentos paganos. Nos atenemos al cómputo de Abel.

Doctrina religiosa.
En ninguna parte del libro se menciona de manera explícita el santo nombre de Dios, que es sistemáticamente sustituido por otras expresiones, tales como cielo (3:50-60; 4:10-40; 9:46; 12:15; 16:2). Esta ausencia de los nombres que se emplean en la literatura bíblica para designar a Dios se suple en las versiones. Este mismo fenómeno hemos encontrado en el libro de Ester. Pero tanto en éste como en el i de los Macabeos, aunque se excluya el nombre de Dios en sus páginas, su presencia se adivina en cada una de ellas. Era tal el respeto que se tenía por estos nombres venerables, que nadie se atrevía a pronunciarlos, reservándose su uso exclusivamente a los sacerdotes durante el ejercicio del culto. Toda la historia de los Macabeos es eminentemente religiosa, y la idea de Dios domina en todos los renglones del libro. Siente el autor gran simpatía y celo por la Ley y las antiguas instituciones (1:15; 3:21; 14:14), por el templo y la Ciudad Santa (1:21; 2:7; 4:38.59; 7:37.42; 9:54·)·Conoce maravillosamente los libros sagrados, a los cuales tiene gran devoción (3:48; 12:9) y cita diversas veces (2:52-60; 7:17). Las cosas indecisas y difíciles de resolver se reservan al juicio del profeta que ha de venir (4:46; 9:27; 14:41).

Canonicidad.
No sabemos si en algún tiempo formó parte del canon judío palestinense. Se encuentra en la versión de los LXX, que refleja el canon judío alejandrino. En la tradición cristiana influyó el recelo y la animosidad de los judíos contra él. Lo encontramos en los antiguos catálogos mommseniano y claramontano (s.III). El concilio Florentino (1442) lo incluyó en el canon de los libros sagrados. El concilio Tridentino confirmó la doctrina del Florentino y quitó toda distinción entre libros proto y deuterocanónicos.

Texto.
El texto original hebraico se ha perdido. La versión griega se ha conservado en los códices unciales: Sinaítico, Alejandrino y Véneto, y en muchos minúsculos. El texto más antiguo parece ser el de los códices Sinaítico y Véneto. De esta versión existe la edición crítica preparada por A. Rahlfs 13, que se basa en el Sin. y tiene en cuenta las antiguas traducciones latinas (De Bruyne). Otra versión crítica del texto griego se debe a Werner Kappler 14. La versión latina fue publicada por D. de Bruyne y Sodar 15. Según De Bruyne, la antigua traducción latina reproduce un texto anterior y mejor que el retransmitido por los antiguos unciales griegos.

1 Véase H. Willrich, Der historische Kern des III Makkabaerbuches: Hermes, 39 (1904) 244-258.
2 Véase A. Dupont-Sommer, Le quatriéme Uvre des Machabées (París 1939).
3 The Ñame Maccabee historically and philologically examined (Londres 1876).
4 A. A. Bevan, The Ongin of the Ñame Maccabee: The Journal of Theological Studies, 30 (1929) 190-193-
5 A. Schulte, Der hebraiche Titel des ersten Makkabaerbuches: Biblische Zeitschrift, 7 (1909) 254ss; J. Boehmer, Sarbeth Sarbanaiel: Theologische Studien und Kritiken, 73 (1903) 332-338.
6 Tria Aenigmata hebraica librorum Machabaeorum: Antonianum, 33 (1958) 267.
7 Die Quellen des Fl Josephus (Kiel 1882).
8 Histoire de la littérature hebraique et juive (París 1950). 780
9 E. W. Ettelson, The Integrity of I Maccabeos (New Haven 1925).
10 Urkundenfalschungen in der hellenistisch-jüdischen Literatur (Gottingen 1924).
11 Oesterley, Apocrypha (Oxford 1913); Introduction ßá the Qooks of the Apocrypna (Londres 1935); lods, l.c., etc.
12 Otros ejemplos en Knabenbauer, 17; Bévenot, 34-35.
13 Septuaginta (Stutgart 1935).
14 Septuaginta. Vetus Testamentum graecum auctoritate societatis litterarum Gottingensis editum vol.9 fasc.1: Maccabaeorum líber primus (Góttingen 1936).
15 Les anciennes traductions latines des Macchabées (Maredsous 1932).


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

I Macabeos 5,1-68Times New Roman ;;

Golpe de mano contra Idumea (5:1-3).
1 Cuando las naciones de alrededor oyeron que el altar había sido reedificado y restaurado como antes el santuario, se enfurecieron sobremanera, 2 y decidieron destruir a los de la raza de Jacob que vivían en medio de ellos, comenzando a ejecutar matanzas y destrucciones en el pueblo. 3 Comenzó Judas por hacer la guerra a los hijos de Esaú, y se apoderó de Acrabatana, en Idumea, desde donde hostigaban constantemente a Israel. Les infligió una gran derrota, humillándolos y llevándose sus despojos.

Los idumeos fueron aliados del imperio seléucida. Establecidos al sur de Palestina, trataron siempre de ensanchar sus fronteras hacia el norte y por la parte de la costa del Mediterráneo. La recuperación religiosa y militar de Israel amenazaba constantemente sus ambiciones territoriales, por lo cual se aliaron con los sirios y otros enemigos de los judíos con el fin de permanecer en el territorio. Enterados ahora de la derrota de Lisias y de la restauración del templo y de Jerusalén, temieron por su porvenir, descargando sus iras contra los indefensos judíos que habitaban en medio de ellos. Judas corrió en ayuda de sus connacionales y se apoderó de Acrabatana, al sudeste del mar Muerto. En la Vulgata este territorio es llamado ascensus scorpionis, o de Acrabim (Num_34:4; Jos_15:3).

Acción contra Bayán (Jos_5:4-5).
4 Se acordó de la maldad de los hijos de Bayán, que tendían lazos y emboscadas en los caminos. 5 Les obligó a encerrarse en sus torres, los cercó y, dándolos al anatema, puso fuego a las torres, que ardieron con todos los que en ellas había.

No existen datos suficientes para identificar el emplazamiento de Bayán. En Num_32:3, los LXX traducen Beón por Bayán, ciudad que corresponde al actual Jirbet es Sar, cabe al camino de Ammán a Araq el Emir, en TransJordania. Parece que se trata de un clan ru-benita que habitaba al sur de Jericó (Abel) o en el valle del Jordán (Bévenot). Judas los aniquiló aplicándoles la ley del herem (Deu_7:28; Deu_20:14; 1Sa_15:3). Según 2Ma_10:155, murieron quemados en sus torres.

Encuentros con Aman (2Ma_5:6-8).
6 Pasó a los hijos de Arnón, y se encontró con un ejército fuerte y un pueblo numeroso, y a Timoteo por jefe. 7 Tuvo con ellos muchos encuentros, hasta que los derrotó y deshizo totalmente. 8 Se apoderó de Jazer y sus aldeas y se volvió luego a Judea.

Atravesó Judas el río Jordán (diepérasen) para ir al encuentro de los amonitas, que tenían por capital a Rabbath-Amón, la actual Ammán. En este territorio se refugiaron judíos apóstatas (2Ma_4:26), pero habitaban también allí otros que seguían fieles a la Ley. El jefe del territorio se llamaba Timoteo, príncipe indígena con nombre griego. Tomó Judas la ciudad de Jazer, con sus hijas, es decir, sus dependencias (Num_21:25; Jos_15:45) 2.

Noticias alarmantes llegan de Galaad (Jos_5:9-13).
9 Los gentiles de Galaad se conjuraron contra los israelitas que moraban en su territorio, con el propósito de aniquilarlos, pero ellos huyeron a la fortaleza de Diatema. 10 Escribieron a Judas y a sus hermanos, diciéndoles: Se han juntado contra nosotros las naciones de nuestro contorno, que se proponen destruirnos; 11 están dispuestas a venir y apoderarse de la fortaleza en que nos hemos refugiado; tienen a Timoteo por jefe de su ejército. 12 Ven, pues, y líbranos de sus manos, porque muchos de los nuestros han caído ya, 13 y todos nuestros hermanos de la región de Tobi han sido muertos, y robadas sus mujeres, sus hijos y sus bienes, pereciendo allí unos seis mil hombres.

También los judíos de Galaad sufrieron represalias por parte de los habitantes del país, viéndose obligados a concentrarse en Diatema, localidad que no aparece en otros textos bíblicos ni profanos. Algunos (Vagcari, Bévenot) se inclinan por identificarla con Jaraca (2Ma_12:17); otros, con el Hosn 3 u otra localidad de Basan. Por Galaad debe entenderse propiamente el territorio de Transjordania, al norte del Yarmuc. Timoteo parece ser el jefe de los amonitas (2Ma_12:2). Aunque vejados por los habitantes del país, pudieron los judíos comunicarse con el exterior y escribir a Judas Ma-cabeo exponiendo la situación apurada en que se hallaban. En peores condiciones vivían, al parecer, los judíos de Tobi. Se excluye que esta región deba identificarse con la de los Tobiadas en el Araq el Emir 4. Algunos creen que es la región contigua al lago de Ge-nesaret. Según Abel5, esta región se hallaba en Tob (Jue_11:3-5; 2Ma_10:6-8), entre Bosra y Dera.

Noticias poco halagüeñas de Galilea (2Ma_5:14-16).
14 Estaban leyendo estas cartas, cuando llegaron, rasgadas las vestiduras, otros mensajeros de Galilea, 15los cuales comunicaron que se habían juntado contra ellos gentes de Tolemaida, y de Tiro y de Sidón, y toda la Galilea de los gentiles, para aniquilarlos. 16Cuando Judas y el pueblo oyeron semejantes noticias, se reunió una gran asamblea, y deliberaron sobre lo que habían de hacer por sus hermanos, que se hallaban en grave aprieto, combatidos por los gentiles.

Las tres ciudades marítimas, Tolemaida, nombre que recibió Acco en el año 261 por Tolomeo II; Tiro y Sidón, hicieron causa común con los de Galilea para perder a los judíos. Tolemaida adquirió gran importancia después de la destrucción de Tiro. En 219 pasó bajo el poder de los seléucidas, acuñando moneda propia en tiempo de Antíoco Epifanes. Tiro perdió su independencia en tiempos de Alejandro Magno (332 a.C.), pasando a depender de los seléucidas y consiguiendo más tarde (año n1) la independencia (2Ma_11:59; 2Ma_4:18-20), que confirmaron los romanos6. La expresión Galilea de los gentiles es ya conocida por otros textos viejotestamentarios (Isa_8:23) y del Nuevo (Mat_4:15). Por ser un territorio fronterizo con naciones paganas, muchos gentiles fijaron allí su residencia.

División de fuerzas (Mat_5:17-20).
17 Dijo Judas a Simón, su hermano: Toma gente contigo y ve a librar a nuestros hermanos de Galilea; yo y mi hermano Jonatán iremos a Galaad. 18 A José, el de Zacarías, y a Azarías les dejó por jefes del pueblo con el resto del ejército para la defensa de Judea, 19 dándoles esta orden: Quedaos al frente del pueblo, pero no trabéis lucha con los gentiles hasta nuestra vuelta. 20 Tomó Simón tres mil hombres para ir a Galilea, y Judas ocho mil para ir a Galaad.

Los Macabeos tienen que multiplicarse para acudir a las demandas de auxilio. Como representantes suyos en Jerusalén dejan a José, hijo de Zacarías, y a Azarías, con la prohibición de entablar combate con los gentiles hasta su regreso, lo que no cumplieron (v.55-64). Parece que Azarías ejercía la suprema autoridad civil, mientras que en el terreno militar compartía el mando con José.

Simón en Galilea (Mat_5:21-23).
21 Partió Simón para Galilea, y después de muchos encuentros con los gentiles, los derrotó y persiguió hasta las puertas de Tolemaida, 22 quedando en el campo unos tres mil de los gentiles y apoderándose Simón de sus despojos. 23 Tomó luego a los que moraban en Galilea y en Arbata, con sus mujeres, hijos y cuanto tenían, y los trajo con júbilo a Judea.

No conocemos el lugar donde se desarrollaron los combates, en terreno montañoso o en las llanuras de Esdrelón y de el-Battof. En la lucha cayeron tres mil gentiles, huyendo los restantes a Tolemaida, perseguidos de cerca por Simón. Es curioso observar que el número de caídos corresponde al contingente de tropas mandadas por Simón. Siendo muy numeroso el número de los gentiles con relación a los yahvistas fieles a sus leyes, Simón tomó la decisión de llevarse consigo a los judíos de Galilea y de Arbata, y los trajo con gran júbilo a Judea. Durante la guerra judía en el año 70, Arbata servía de refugio a los judíos que eran molestados en Cesárea.

Judas se entrevista con los nabateos (Mat_5:24-37).
24 Judas el Macabeo y Jonatán, su hermano, atravesaron el Jordán y caminaron durante tres días por el desierto, 25 encontrándose con los nabateos, que los recibieron amigablemente y les contaron cuanto a sus hermanos había sucedido en la región de Galaad, 26 y cómo muchos de ellos se hallaban prisioneros en Bosora, en Bosor, en Alema, en Casfor, en Maqued y en Carnaím, ciudades todas fuertes y grandes; 27 que también en las demás ciudades de Galaad había prisioneros, y habían ordenado los enemigos para el día siguiente atacar las plazas fuertes, tomarlas y acabar con todos los judíos en un solo día.

Salió Judas al frente de sus tropas camino de Galaad. Al cabo de tres días de camino encontró a unos comerciantes nabateos procedentes de Siria y en viaje de regreso hacia su capital, Petra. El encuentro, según 2Ma_12:10-12, caso de que se aluda al mismo hecho, no fue nada amistoso. Hechas las paces, Judas informóse de los lugares que habían recorrido. Cuentan que en las poblaciones de Bosora, Bosor, Alema, Casfor, Maqued y Carnaím había muchos prisioneros judíos, a los que tenían decidido matar en un mismo día. Todas estas ciudades fuertes y grandes se encuentran al pie y en las proximidades del macizo volcánico Gebel-ed-Druz. Nada le dicen acerca de la situación de los judíos en Diatema, que fueron los primeros y únicos en dar la voz de alarma. Es posible que los judíos huyeran de Galaad, atrincherándose en Diatema. Terminada la entrevista, Judas y los suyos se dirigieron a Bosora (actual Busra, a é ßï kilómetros al sur de Damasco y a 40 al este de Dera).

Llegar y vencer (2Ma_5:28-36).
28 Judas, con su ejército, atravesando el desierto, se encaminó a Bosora. Se apoderó de la ciudad, pasó a filo de espada a todos los varones, se adueñó de todos sus despojos y la puso fuego. 29 Levantando el campo por la noche, marchó hacia la fortaleza de Diatema. 30Al amanecer alzó los ojos y vio una muchedumbre innumerable con escalas y máquinas de guerra, dispuesta a atacar y tomar la fortaleza. Entendió Judas que el ataque comenzaba, y oyó que de la ciudad subía al cielo un gran griterío y sonido de trompetas. 32 Dijo entonces a los de su ejército: Luchad hoy por vuestros hermanos. 33 Y en tres secciones se dirigieron por la espalda, tocando las trompetas y clamando al cielo en oración. 34 Cuando el ejército de Timoteo se dio cuenta de que era el Macabeo, emprendieron la fuga. Les infligió una gran derrota, quedando aquel día en el campo hasta ocho mil hombres. 35 Luego se volvió Judas contra Mas-fa, la atacó, adueñándose de ella, matando a todos sus hombres, tomando sus despojos y entregando la ciudad a las llamas. 36 Partiendo de allí, tomó a Casfor, Maqued, Bosor, con las demás ciudades de Galaad.

Llegó Judas de improviso a Bosora, que, conforme a las leyes del herem (Num_31:7-12), destruyó totalmente. De noche marchó a la fortaleza de Diatema, al noroeste de Bosora, donde los judíos de la región se habían refugiado. La cuestión del emplazamiento de Bosora y Diatema es importante para poder conocer la distancia existente entre ambas localidades, que los soldados de Judas salvaron en una noche. Si Bosora estaba emplazada en el lugar conocido hoy por Bosra eski-Scham y Diatema en la localidad de Jaraca, existía entre las dos ciudades la distancia de unos veinte kilómetros, que Judas y su ejército pudieron salvar en una noche. Llegó Tudas a Diatema en un momento decisivo. Mientras los gentiles se preparaban para el asalto, del interior de la fortaleza subía al cielo un gran griterío de los judíos, que oraban en voz alta, y sonido de trompetas (Jer_4:5; Jer_6:1). De los asaltantes cayeron ocho mil, tantos como el número de soldados de Judas.

Nueva victoria sobre Timoteo (Jer_5:37-44).
37 Después de esto juntó Timoteo otro ejército y vino a acampar enfrente de Rafón, del otro lado del torrente. 38 Envió Judas a explorar el campo, y le trajeron estas noticias: Se han juntado con Timoteo todos los gentiles de alrededor, y forman un ejército muy grande. 39 Además, han tomado a sueldo a los árabes como auxiliares, y están acampados del otro lado del torrente, prontos a venir contra ti. Salió Judas al encuentro de ellos. 40 Timoteo había dado estas instrucciones a sus capitanes: Si al llegar Judas al torrente le permitiéramos pasar hasta nosotros, no podríamos resistirle, porque tiene una fuerza incontrastable; 41 mas, si por temor acampara al otro lado del torrente, iremos contra él y le venceremos. 42 Cuando Judas se acercó al torrente, colocó a los escribas del pueblo a lo largo del mismo y les dio esta orden: No permitáis que se quede nadie en el campo; que vayan todos a luchar. 43 Y atravesó el primero contra los enemigos, y todo el pueblo en pos de él. Fueron deshechos los gentiles, que tiraron las armas y huyeron al santuario de Carnaím. 44 Pero los de Judas se apoderaron de la ciudad y pusieron fuego al santuario, que ardió con todos los que en él había. Así fue abatida Carnaím, sin que los enemigos pudieran hacer frente a Judas.

Después de los combates mencionados, concedió Judas un relativo descanso a sus soldados, que se dedicaron a vivaquear por la región, ayudando quizá a los judíos de allí a reunirse en un lugar céntrico para emigrar a Jerusalén. Timoteo, entre tanto, aprovechó aquel descanso para reforzar su ejército con nuevos elementos. Acampó frente a Rafón, junto a Nahr el-Ehreir, afluente septentrional del Yarmuc. No pensaba Timoteo que los judíos se atrevieran a vadear el profundo lecho del torrente, calculando que aquel obstáculo natural frenaría el ímpetu que solía poner Judas en sus ataques bélicos. Quizá tuvo éste noticia de la concepción estratégica de su adversario, por lo que dio órdenes severas a los escribas (grammateis) de que nadie quedara en el campo. Entre los oficiales del ejército había escribas encargados de pasar revista a las tropas, cuidar de los registros, transmitir órdenes y amonestar a los soldados, a la manera de los capellanes militares de hoy día. Así lo ordenaban antiguas leyes (Deu_20:5-8; Jos_1:10; Jos_3:2).
El ejército de Timoteo huyó a la desbandada, buscando asilo en el santuario de Garnaím, a unos quince kilómetros al sudeste de er-Rafeh. El santuario recibía este nombre del culto que se tributaba allí a la diosa Atergates, Astarté, que se representaba con cuernos (qarnaim) de vaca. Ningún respeto sentían los judíos por este lugar idolátrico, por lo cual lo condenaron a sufrir la suerte del herem. Sobre este episodio habla largamente el autor de 2Ma_12:20-26.

De Galaad a Jerusalén (2Ma_5:45-54).
45 Juntó Judas a todos los israelitas que moraban en Galaad, desde el pequeño hasta el grande, a sus mujeres e hijos y su hacienda, una muchedumbre muy grande, para traerlos a la tierra de Judá. 4Ó Al llegar a Efrón, ciudad grande y muy fuerte en la entrada de un desfiladero, no podían desviarse ni a la derecha ni a la izquierda, sino que habían de pasar por en medio de ella. 47 Los de la ciudad se encerraron, y muraron a cal y canto las puertas. Les envió Judas un mensaje de paz, 48 diciéndoles: Permitidnos atravesar por vuestra tierra camino de la nuestra; nadie os molestará; sencillamente pasaremos a pie. Pero no quisieron abrirle. 49 Ordenó Judas entonces pregonar en todo el campo que hiciesen todos alto en el sitio en que estaban. 50 Los hombres de guerra tomaron posiciones y atacaron a la ciudad todo aquel día y la noche siguiente, hasta que se rindió. 51 Pasó al filo de la espada a todos los varones, arrasó la ciudad y se apoderó de sus despojos, atravesándola luego por encima de los cadáveres. 52 Pasado el Jordán, llegaron a la gran llanura de Betsán. 53 Judas, que mandaba la retaguardia, iba exhortando al pueblo todo el camino, hasta llegar a la tierra de Judá. 54 Con gran gozo y alegría subieron al monte de Sión y ofrecieron holocaustos por no haber caído ninguno de ellos y haber vuelto todos en paz.

Desde Galaad, la caravana de judíos se dirigió hacia el Jordán, con el intento de cruzarlo a las alturas de Betsán. Pero antes de vadear el río toparon con la resistencia de Efrón (et-Taibe), que se negó a autorizarles el paso. No pudiendo vencer por las buenas la resistencia de los efronitas, Judas recurrió a las armas. Según 2Ma_12:28, en la lucha murieron veinticinco mil de los que estaban dentro.
Atravesado el Jordán, llegaron a la ciudad de Betsán. Las sospechas que podía abrigar Judas sobre el comportamiento de los escitopolitanos para con los judíos fueron neutralizadas por la intervención de los judíos del país (2Ma_12:30). De esta famosa ciudad hasta llegar a Jerusalén debían recorrer todavía unos cien kilómetros. No se dice que los galileos hostigaran a la numerosa caravana de repatriados, ni tenemos noticia de ningún incidente ocurrido a su paso a través de la Samaría. Judas protegía la retaguardia, mujeres, niños y ancianos, contra los posibles ataques de las tribus y clanes hostiles que bordeaban el camino. La llegada a Jerusalén, que coincidió con la fiesta de Pentecostés (2 Mac 12:31), fue apoteósica y emocionante.

Revés de José y de Azarías (5:55-64).
55 En los días en que Judas y Jonatán estaban en Galaad y Simón en Galilea, frente a Tolemaida, 56 llegaron a oídos de José, el de Zacarías, y Azarías, jefes del ejército, las hazañas y las batallas que llevaban a cabo, 57 y se dijeron: Hagamos también nosotros célebre nuestro nombre peleando contra las naciones de alrededor. 58 Y dieron orden al ejército que con ellos tenían de emprender la marcha hacia Jamnia. 59 Pero les salió al paso Gorgias con su gente, 60 que derrotaron a José y Azarías, persiguiéndolos hasta los confines de Judea. Dos mil hombres cayeron aquel día del pueblo de Israel. Acaeció este gran descalabro 61 por no haber obedecido a Judas y a sus hermanos, creyéndose capaces de grandes hazañas. 62 Pero no eran ellos de la raza a que fue dado salvar a Israel. 63 Por el contrario, el heroico Judas y sus hermanos alcanzaron gran gloria ante Israel y ante todos los pueblos a cuyos oídos llegó su fama, 64 y en medio de aclamaciones todos los rodeaban.

Día tras día llegaban noticias a Jerusalén de las resonantes victorias de los tres hermanos en Galilea y Galaad. José y Azarías querían también hacerse célebres, y para ello decidieron mandar su tropa contra el general Gorgias, creyendo que les sería fácil vencerlo después del castigo que le infligió Judas (4:1). Pero era Gorgias un general muy experto en el arte de guerrear (2Ma_8:9). Salió al encuentro de los soldados de José y de Azarías y los derroto con facilidad. Este revés aconteció no tanto por la calidad y número de los combatientes como por haberse arrogado ellos un privilegio que solamente estaba reservado a la familia de los Macabeos.

Razzias contra I d ume a y la Filistea (2Ma_5:65-68).
65 Partieron luego Judas y sus hermanos en campaña contra los hijos de Esaú hacia el mediodía y se apoderaron de Hebrón y de sus aldeas, destruyeron su fortaleza y quemaron las torres de su recinto. 66 En seguida se dirigió contra la tierra de los filisteos, atravesando por Maresa. 67 Cayeron aquel día en la batalla algunos sacerdotes, que inconsideradamente salieron a luchar, queriendo dar pruebas de su valentía. 68 Se dirigió luego a Azoto, en tierra de filisteos, y destruyó sus altares, quemó las estatuas de sus dioses y se volvió a la tierra de Judá.

Los idumeos dominaban en Hebrón, desde donde hostigaban a la guarnición que Judas había establecido en Betsur con el fin de proteger la ciudad de Jerusalén. Ante las repetidas incursiones, marchó Judas contra Hebrón, que tomó, destruyendo sus fortificaciones.
De Hebrón marchó a Maresa (Jos_15:44); 1a ciudad pertenecía al territorio de los idumeos (2Ma_12:32-36). Para Judas era Maresa lugar de paso para atacar a los filisteos de Azoto. Unos sacerdotes, imitando el ejemplo de José y Azarías, quisieron dar pruebas de su valentía, atacando a los habitantes del lugar, que repelieron la agresión, dejando en el campo de batalla el cadáver de algunos de ellos. Este hecho prueba una vez más que cualquiera que se arrogara el privilegio de salvar a Israel por medio de las armas, no perteneciendo a la familia de los Macabeos, sería vencido fatalmente.

1 Ant. lud. 12:5-5-
2 Ant. lud, 12:7.1,
3 Hist, 5:8,
4 Véase Bíckermann, Instituthns des Sdéucidcs 40-42; G, Corradi, Studi hellenistici (Turín 1929) 318-343.
5 Confess. 8:29.
6 Flavio Josefo, Ant. /ud. 12:7:4.
1 Cf. Bévenot, 30-31.
2 Prevalece la opinión de emplazar dicha ciudad en el actual Jirbet Gazzir, a cuatro kilómetros al sur de es-Salt (Abel, Céographie II 356-357; R. De Vaux, Exploration de laregion de es-Salt: Revue Biblique, 47 [1938] 405)·
3 Abel, Topographie des campagnes machabeénnes: RB, 32 (1923) 516.
4 Vincent, La Palestine dans les papyrus ptolémaiques de Gerza: RB 29 (1920) 188.
5 Géographie II 10.
6 E. N. Wright, Neus about Oíd Tyre: BA 2 (1929) 20-22.