Rut 3 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 18 versitos |
1 Dijo Noemí, la suegra de Rut, a ésta: “Hija mía, voy a procurarte una posición para que seas feliz.
2 Booz, con cuyos criados has estado, es pariente nuestro, y esta noche va hacer en su era la limpia de la cebada.
3 Lávate, úngete, vístete y baja a la era. Procura que no te vea hasta que no haya acabado de comer y beber;"
4 y cuando vaya a acostarse, mira bien dónde se acuesta, y entra después y, levantando la cubierta de sus pies, te acuestas a ellos. El mismo te dirá qué es lo que has de hacer.”
5 Ella le respondió: “Haré cuanto tú me mandes.”
6 Bajó, pues, a la era e hizo todo cuanto le había mandado su suegra.
7 Booz comió y bebió y se alegró su corazón. Fue a acostarse al extremo de la hacina, y Rut se acercó calladamente, descubrió sus pies y se acostó.
8 A media noche tuvo el hombre un sobresalto, e incorporándose, vio que a sus pies estaba acostada una mujer,
9 y preguntó: “¿Quién eres tú?” Ella respondió: “Soy Rut, tu sierva; extiende tu manto sobre tu sierva, pues tienes sobre ella el derecho del levirato.”
10 El dijo: “Bendita de Yahvé seas, hija mía; tu proceder ha sido a lo último mejor todavía que al principio, pues no has buscado ningún joven, pobre o rico,"
11 No temas, hija mía; yo haré por ti cuanto me digas, pues sabe muy bien todo el pueblo que habita dentro de las puertas de mi ciudad que eres una mujer virtuosa."
12 Yo tengo, en verdad, el derecho del levirato, pero hay otro que es pariente más próximo que yo.
13 Pasa ahí la noche, y mañana, si él quiere hacer uso de su derecho, que lo haga, y si no quiere hacerlo, yo lo haré, vive Yahvé. Acuéstate hasta la mañana.”
14 Quedóse ella acostada a sus pies hasta la mañana, levantándose antes de que los hombres puedan reconocerse unos a otros. El mandó: “Que no se sepa que esta mujer ha venido a la era.”
15 Y añadió: “Coge el manto que te cubre y sosténlo. “Sostúvolo ella, y le echó él seis medidas de cebada, que le cargó, y ella entró en la ciudad.
16 Cuando llegó Rut a casa de su suegra, le preguntó ésta: “¿Qué has hecho, hija mía?” Ella le contó lo que el hombre había hecho por ella,
17 y añadió: “Me ha dado, además, estas seis medidas de cebada, diciéndome: “No vuelvas a casa de tu suegra con las manos vacías.”
18 Noemí le dijo: “Estáte tranquila, hija mía, hasta ver cómo acaba la cosa, pues ese hombre no descansará hasta terminar hoy mismo este asunto.”

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Introducción a Rut

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;
Rut.

Introduccion.

Canon.
El diminuto libro de Rut, llamado así por razón de su protagonista, figura en el canon judío entre los libros de la colección Ketubim, o hagiógrafos, y ocupa el segundo lugar entre los Megillot, o rollos, después del Cantar de los Cantares. Se leía el libro en la fiesta de Pentecostés, por hacerse mención en él de la siega de la cebada. En el canon alejandrino y en la Vulgata sigue inmediatamente al libro de los Jueces y sirve como de introducción a la historia de David. Las razones que motivaron su desplazamiento a este último lugar son: a) las palabras que encabezan el libro: Al tiempo en que gobernaban los jueces, y b) la genealogía de David (4:22).

Texto.
Fue escrito en hebreo, muy afín al tipo clásico que se encuentra en los relatos del Pentateuco y en el libro de los Reyes Qouon). Contiene algunos neologismos y aramaísmos (1:13; 4:7; 1:20; 2:14). Los espíritus sensibles al argumento lingüístico tienden a admitir que el lenguaje de Rut es posterior al libro de Jeremías y Reyes. El griego de los LXX es una versión literal del hebreo, que contrasta con la traducción bastante libre y elegante de la Vulgata 1.

Autor y fecha de composición.
El libro no lleva nombre expreso de autor. En cuanto a la fecha de su composición, se dividen las opiniones. Algunos creen que fue escrito en la época de los primeros reyes2; en tiempo de David3; antes del exilio; durante el exilio4, y después del mismo5.
Existen indicios de carácter interno que confirman las sospechas de que el libro fue escrito después del exilio, probablemente hacia la primera mitad del siglo í a. de C. En efecto, la mentalidad del autor acerca de la retribución es muy parecida a la del libro de Job. La legislación sobre el levirato contenida en Rut es más antigua que la del Deuteronomio, Código Sacerdotal (Núm 27:1-11; c.26) y Código de Santidad (Lev 18:16; 20:21). Existen concepciones muy antiguas en torno a la divinidad (1:15; 2:12). Los nombres propios presentan la mayoría de ellos un colorido arcaico.
La práctica de quitarse el zapato y dárselo a otro para convalidar el contrato es muy antigua, tanto que el autor se cree en la obligación de explicarla (4:7).
Aunque se rebaje la época de la composición del libro a los tiempos después del exilio, debemos, sin embargo, admitir que hechos que allí se refieren llevan el sello de una remota antigüedad con todas las garantías de responder a una realidad objetiva histórica. La historia de Rut se venía retransmitiendo de boca en boca desde muchos años como episodio edificante para inculcar la práctica de los deberes y obligaciones familiares. Es muy posible que tuviera lugar en tiempos de David. En 1 Sam 22:3 se dice que David encomendó al rey de Moab la tutela de sus padres, y bajó a su padre y a su madre al rey de Moab, y allí con él habitaron mientras estuvo David en la fortaleza.

Enseñanza religiosa.
Dios, en sus inescrutables designios, permite grandes males para purificar en el crisol de la prueba a las almas. Dolorosa fue la tragedia de la familia de Elimelec, numerosas las desgracias familiares, pero Dios recompensó copiosamente la piedad y devoción de Noemí. El Dios de Israel no limita su protección a los israelitas que viven dentro de los límites de la tierra prometida, sino que acompaña a sus fieles servidores adondequiera que vayan, y toma bajo su protección a los extranjeros que se confían a El y se refugian bajo sus alas (2:12). En Dios no hay acepción de personas.
Aunque el libro de Rut sea uno de los más cortos del canon del Antiguo Testamento, se recomienda su lectura a todos por las lecciones religiosas y morales que encierra.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Rut 3,1-18

Noemí Aconseja a Rut (3:1-5).
1 Dijo Noemí, la suegra de Rut, a ésta: Hija mía, voy a procurarte una posición para que seas feliz. 2 Booz, con cuyos criados has estado, es pariente nuestro, y esta noche va hacer en su era la limpia de la cebada. 3Lávate, úngete, vístete y baja a la era. Procura que no te vea hasta que no haya acabado de comer y beber; 4y cuando vaya a acostarse, mira bien dónde se acuesta, y entra después y, levantando la cubierta de sus pies, te acuestas a ellos. El mismo te dirá qué es lo que has de hacer. 5Ella le respondió: Haré cuanto tú me mandes.

La situación en que se encontraba Rut preocupaba a Noemí, la cual quería darle aquella paz que le deseaba de parte de Yahvé (v.8.19) "en la casa de su marido, y a este efecto le expone el plan que ella ha meditado y que le ha sugerido su parentesco con Booz. Sabe que Booz esta noche va a hacer en su era la limpia de la cebada. Para esta operación se aprovechaba la brisa del mar, que sopla hacia media tarde en los montes de Judá.
El término noche debe entenderse, como en otros pasajes (Jos 2.2), Por tarde, hacia el crepúsculo. Terminada la operación de la limpieza, entrada ya la noche, Booz cenaría en el campo y se entregaría al descanso junto a uno de los montones de grano, gozando del fresco de una noche de junio. Booz pernoctaba en el campo, o bien por razón de comodidad o para proteger la cosecha de los posibles ladrones. Rut irá a juntarse a él en la era y recordarle su derecho de levirato. Por respeto a tan gran señor (2:13) debe lavarse, ungir su cuerpo con aceite aromatizado (Jdt_10:3), signo de buena reputación (Can_1:3; Eccl. 7:1), y cubrir su cuerpo con un gran manto (simlah), posiblemente lujoso (mitppahat, ? .16), para ocultar ante las gentes su personalidad. Se acercó Rut calladamente y, levantando la porción del manto que cubría los pies de Booz, se acostó junto a ellos. Nada de indecoroso hay en esta acción, que a los ojos de Noemí es el único medio para obligar a Booz a que cumpla con el deber que le impone la ley del levirato. La acción de Rut equivalía a pedir a Booz que la tomara por esposa.

En la era de Booz (3:6-15).
6Bajó, pues, a la era e hizo todo cuanto le había mandado su suegra. 7Booz comió y bebió y se alegró su corazón. Fue a acostarse al extremo de la hacina, y Rut se acercó calladamente, descubrió sus pies y se acostó. 8 A media noche tuvo el hombre un sobresalto, e incorporándose, vio que a sus pies estaba acostada una mujer, 9y preguntó: ¿Quién eres tú? Ella respondió: Soy Rut, tu sierva; extiende tu manto sobre tu sierva, pues tienes sobre ella el derecho del levirato. 10El dijo: Bendita de Yahvé seas, hija mía; tu proceder ha sido a lo último mejor todavía que al principio, pues no has buscado ningún joven, pobre o rico, u No temas, hija mía; yo haré por ti cuanto me digas, pues sabe muy bien todo el pueblo que habita dentro de las puertas de mi ciudad que eres una mujer virtuosa. 12 Yo tengo, en verdad, el derecho del levirato, pero hay otro que es pariente más próximo que yo. 13Pasa ahí la noche, y mañana, si él quiere hacer uso de su derecho, que lo haga, y si no quiere hacerlo, yo lo haré, vive Yahvé. Acuéstate hasta la mañana. 14Quedóse ella acostada a sus pies hasta la mañana, levantándose antes de que los hombres puedan reconocerse unos a otros. El mandó: Que no se sepa que esta mujer ha venido a la era. 15 Y añadió: Coge el manto que te cubre y sosténlo. Sostúvolo ella, y le echó él seis medidas de cebada, que le cargó, y ella entró en la ciudad.

El plan de Noemí cumplióse en todos sus pormenores. A media noche, a consecuencia del frío o por una providencia divina, tuvo Booz un sobresalto, e incorporándose, vio que a sus pies estaba acostada una mujer, que no podía identificar por la oscuridad. A la pregunta: ¿Quién eres tú? Rut dióse a conocer y le pidió que, conforme a la ley del levirato, la tomara por esposa. Booz no reprocha a Rut su comportamiento; al contrario, la bendice por su conducta hacia su suegra (2:11) y por el deseo legítimo y justo de querer asegurar una descendencia legal a Elimelec, prefiriendo casarse con un viejo que buscar a un joven, pobre o rico. Booz, no tiene inconveniente alguno en casarse con Rut, pero existe un goel más próximo que él y, por consiguiente, con más derecho sobre ella. Booz prometa activar cuanto antes la cuestión del levirato, obligando al pariente más próximo a que ejerza su derecho, o, en caso de negarse, hacer él uso del mismo. Booz dictó a Rut las precauciones que debía tomar para asegurar su buena reputación, enviándola a su casa después de haber depositado en la extremidad del manto de Rut seis medidas (homer, un poco más de tres litros) de cebada.

Rut regresa a su casa (3:16-18).
16Cuando llegó Rut a casa de su suegra, le preguntó ésta: ¿Qué has hecho, hija mía? Ella le contó lo que el hombre había hecho por ella, 17y añadió: Me ha dado, además, estas seis medidas de cebada, diciéndome: No vuelvas a casa de tu suegra con las manos vacías. 18Noemí le dijo: Estáte tranquila, hija mía, hasta ver cómo acaba la cosa, pues ese hombre no descansará hasta terminar hoy mismo este asunto.

Noemí muestra impaciencia por conocer el desenlace de las gestiones de Rut. Al llegar le pregunta: ¿Qué has hecho, hija mía? (Sobre el sentido del interrogatorio hebraico en este lugar, véase Jouon, Lc., 78.) Acaso la pregunta de Noemí tenga el sentido de: ¿Cuál es tu condición actual? ¿Eres ya esposa de Booz o sigues siendo, como antes, mi nuera viuda? (Tamisier). No cabe duda que, si no hubiera existido un goel más próximo, Booz la hubiera desposado aquella misma noche, por concederle aquel derecho la legislación hebraica. Los deseos de Noemí no se realizaron tal como ella había soñado por ignorar la existencia del pariente más próximo.