Sab18,6-9

Aquella noche se les anunció de antemano a nuestros padres
para que tuvieran ánimo,
al conocer con certeza la promesa de que se fiaban. Tu pueblo esperaba ya la salvación de los justos
y la perdición de los enemigos, pues con una misma acción castigabas a los adversarios
y nos honrabas llamándonos a ti. Los piadosos, hijos de los buenos,
ofrecían sacrificios a escondidas
y, de común acuerdo, se imponían esta ley sagrada:
que todos los santos serían solidarios en los peligros y en los bienes,
y empezaron a entonar las alabanzas de los padres.

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