& . amp . amp . Eacute . xo 20,3-6

Pero vino Dios a Abimélec en un sueño nocturno y le dijo: «Date muerto por esa mujer que has tomado, pues está casada.» Abimélec, que no se había acercado a ella, dijo: «Señor, ¿es que asesinas a la gente aunque sea honrada? ¿No me dijo él a mí: “Es mi hermana”, y ella misma dijo: “Es mi hermano”? Con corazón íntegro y con manos limpias he procedido.» Le dijo Dios en el sueño: «También yo sé que has procedido con corazón íntegro, como que yo mismo te he estorbado de faltar contra mí. Por eso no te he dejado tocarla.

Patrocinio