1Ma 1,11-15

En aquellos días surgieron de Israel unos hijos rebeldes que sedujeron a muchos diciendo: «Vamos, concertemos alianza con los pueblos que nos rodean, porque desde que nos separamos de ellos, nos han sobrevenido muchos males.» Estas palabras les parecieron bien, y algunos del pueblo se apresuraron a acudir donde el rey y obtuvieron de él autorización para seguir las costumbres de los paganos. En consecuencia, levantaron en Jerusalén un gimnasio al uso de los paganos, rehicieron sus prepucios, renegaron de la alianza santa para atarse al yugo de los paganos, y se vendieron para obrar el mal.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Ma_4:9-17

NOTAS

1:11 Lit. «transgresores de la Ley», expresión que en los LXX generalmente traduce a «hijos de Belial», Deu_13:14 [Deu_13:13].
I Macabeos 1, 11

NOTAS

1:13 Lit. «de las naciones»; equivale a la palabra hebrea goyîm, que con frecuencia designa a las naciones paganos, en contraposición al «pueblo (de Israel)» `am (aunque con excepciones, 1Ma_3:59; 1Ma_8:23 s; 1Ma_9:29, ver Gén_12:2; Éxo_32:10, etc.).
I Macabeos 1, 13

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Co_7:18
I Macabeos 1, 14

NOTAS

1:15 La religión, la Ley, las costumbres, hacían de los judíos un grupo aparte, un cuerpo extraño en el mundo oriental, unificado y helenizado desde la conquista de Alejandro. La asimilación, que proporcionaba las ventajas humanas de la nueva civilización, no podría realizarse más que rompiendo los cuadros que aseguraban la fidelidad a la fe. Todavía no se identificaban las innovaciones con las prácticas idolátricas que el rey impondrá siete años después, pero sí multiplicaban las ocasiones de participar en ellas. Es el drama que late en los dos libros de los Macabeos. Este movimiento de los judíos helenófilos no podía menos de encontrar apoyo en Antíoco Epífanes, entusiasta de la cultura griega, ver 1Ma_1:41-51.
I Macabeos 1, 15

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