“
Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu. ”
3:18 (a) O también «contemplamos». Dios no es contemplado directamente, sino reflejado en Cristo.
3:18 (b) La «gloria del Señor» es la de Jesucristo, porque la «gloria de Dios está en la faz de Cristo», 2Co_4:6.
3:18 (c) Ver Rom_8:29+. Última contraposición con Moisés cuyo resplandor se debilitaba y desaparecía a medida que lo irradiaba, vv. 2Co_3:7, 2Co_3:13. Ocurre lo contrario con el cristiano transformado por el Espíritu en una imagen cada vez más perfecta de Dios en Cristo.