2Co 5,1

Porque sabemos que si esta tienda, que es nuestra morada terrestre, se desmorona, tenemos un edificio que es de Dios: una morada eterna, no hecha por mano humana, que está en los cielos.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sab_9:15; Job_4:19; Isa_38:12; 2Pe_1:13, 2Pe_1:14

[2] 1Co_15:44-49; Flp_3:20; Col_3:3-4; Rom_8:23

NOTAS

5:1 2Co_5:1-10 es continuación de 2Co_4:16-18, que contraponía la decadencia paulatina del hombre exterior y el progreso del hombre interior, v. 2Co_5:16; ver Rom_7:22+. Este hombre interior, idéntico aquí al hombre nuevo, Col_3:10+, constituye las arras del Espíritu, 2Co_5:5; ver Rom_8:23, cuya plenitud se dará en la resurrección, cuando el creyente sea revestido de su habitación celeste, 2Co_5:2, símbolo de una existencia nueva, Flp_3:20-21, mejor que el cuerpo espiritual, ver 1Co_15:44. De ahí el ardiente deseo, 2Co_5:2, de esa plenitud, y el anhelo de no ser privado de ella, ni siquiera temporalmente, por la muerte sobrevenida antes de la Parusía, 2Co_5:4, y, por tanto, de estar aún en vida en el momento de la venida del Señor. Pero ver 2Co_5:8+.
II Corintios 5, 1

Patrocinio