2Cr 7,13-16

Si yo cierro el cielo y no llueve, si yo mando a la langosta devorar la tierra, o envío la peste entre mi pueblo, y mi pueblo, sobre el cual es invocado mi Nombre, se humilla, orando y buscando mi rostro, y se vuelven de sus malos caminos, yo les oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra. Mis ojos estarán abiertos, y mis oídos atentos a la oración que se haga en este lugar; pues ahora he escogido y santificado este templo para que en él permanezca mi Nombre por siempre. Allí estarán mis ojos y mi corazón todos los días.

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