Ecl 12,8-10

¡Vanidad de vanidades! —dice Cohélet—: ¡todo vanidad!

Epílogo.
Cohélet, a más de ser un sabio, enseñó doctrina al pueblo. Ponderó e investigó, compuso muchos proverbios. Cohélet trabajó sin descanso inventando frases felices, y escribiendo con acierto sentencias verídicas.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Ecl_1:2

NOTAS

12:8 El libro concluye como había comenzado, pero se mide el camino recorrido. Ha enseñado al hombre su miseria, pero también su grandeza, mostrándole que este mundo no es digno de él. Le incita a una religión desinteresada, a una oración que sea la adoración de la criatura consciente de su nada en presencia del misterio de Dios. Ver el Sal 39.
Eclesiastés 12, 8

NOTAS

12:9 Este apéndice no es de la misma mano que el resto del libro. Puede ser obra de un discípulo de Cohélet, que hace su elogio, siguiendo en el mismo tono (ver Ecl_12:12-14).
Eclesiastés 12, 9

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