Ecl 3,18-21

Sobre la conducta de los humanos reflexioné así: Dios los prueba y les demuestra que son como bestias. Porque el hombre y la bestia tienen la misma suerte: muere el uno como la otra; y ambos tienen el mismo aliento de vida. En nada aventaja el hombre a la bestia, pues todo es vanidad.
Todos caminan hacia una misma meta;
todos han salido del polvo
y todos vuelven al polvo.
¿Quién sabe si el aliento de vida de los humanos asciende hacia arriba y si el aliento de vida de la bestia desciende hacia abajo, a la tierra?

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_49:13 [Sal_49:12]; Sal_49:21 [Sal_49:20]

NOTAS

3:18 «y les demuestra» griego, sir.; «y vean» hebr. -Al final del v., hebr. añade dos palabras, lit. «ellos, para ellos», que quizá pudieran entenderse «los unos para los otros». Pero el contexto escasamente abona esta traducción: como lo indica la continuación, la comparación con las bestias no trata de sugerir la maldad, sino la imposibilidad de escapar a la muerte.
Eclesiastés 3, 18

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Mat_12:12
Eclesiastés 3, 19

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Gén_2:7; Gén_3:19; Sal_104:29; Job_34:15; Sir_16:29-30; Ecl_12:7; Pro_15:24
Eclesiastés 3, 20

NOTAS

3:21 Esta duda, lanzada de paso, basta para hacer espantosa la muerte. La última sentencia del libro es de un pesimismo memos radical: la vida del hombre vuelve a Dios, que se la dio, Ecl_12:7.
Eclesiastés 3, 21

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