Ecl 7,8


La sanción.
Más vale el final de una cosa que su comienzo,
y más vale paciente que arrogante.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

7:8 La Ley había formulado el principio de una retribución colectiva: Israel, fiel, sería feliz; infiel, desgraciado, ver Deu_7:12 s; Deu_11:26-28; Deu_28:1-68; Lv 26. Los Sabios lo habían aplicado al destino personal: Dios da a cada uno según sus obras, Pro_24:12; Sal_62:13 [Sal_62:12]; Job_34:11. De ahí deducían que la suerte presente del hombre guarda proporción con su mérito. A los mentís de la experiencia, replicaban: la felicidad del malo es efímera, la desgracia del justo, temporal. Así el Sal 37 y los amigos de Job. Cohélet refuta esta tesis. A la respuesta clásica, Ecl_7:8, contrapone el escepticismo, Ecl_7:9-12. Hay que aceptar el destino tal como llega, sin querer explicarlo, Ecl_7:13-15. E incluso si la vida y la muerte se hallan mal repartidas, Ecl_7:15, es inútil hacer esfuerzos sobrehumanos, Ecl_7:16-18. En cuanto a la reputación, nada significa, Ecl_7:19-22. Los hechos son inexplicables, la realidad es un misterio insondable, Ecl_7:23 s (con un paréntesis misógino, Ecl_7:25-28). El destino ciego, implacable (ni el rey escapa a él, Ecl_8:1-9), es hasta indignante, Ecl_8:10-14. Conclusión, Ecl_8:15.
Eclesiastés 7, 8

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