Eze 8,3-5

Alargó una especie de mano y me agarró por los cabellos; el espíritu me elevó entre el cielo y la tierra y me llevó a Jerusalén, en visiones divinas, a la puerta septentrional del atrio interior, allí donde se alza el ídolo de los celos, que provoca los celos. Y allí estaba la gloria del Dios de Israel; con el mismo aspecto que yo la había visto en la vega. Él me dijo: «Hijo de hombre, mira hacia el norte.» Miré hacia el norte y vi que al norte del pórtico del altar estaba este ídolo de los celos, a la entrada.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Dan_14:36

[2] Eze_3:12

[3] Deu_32:21

NOTAS

8:3 (a) Ellas van a mostrar al profeta la culpabilidad de Jerusalén, pero no por pecados pasados o en virtud de una solidaridad jurídica con los pecadores: lo que provoca el inminente castigo son sus propios pecados y sus pecados presentes, ver Eze_14:12+.

8:3 (b) Los celos de Yahvé, irritado por toda práctica idolátrica. Este «ídolo de los celos» es quizá la estatua de Astarté que Manasés había introducido en el templo, 2Re_21:7.
Ezequiel  8, 3

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Eze_1:28; Eze_3:22 s; Éxo_24:16+
Ezequiel  8, 4

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