G& . amp . amp . amp . aacute . l 2,16-20

conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado. Ahora bien, si buscando nuestra justificación en Cristo, resulta que también nosotros somos pecadores, ¿está Cristo al servicio del pecado? ¡De ningún modo! Pues si vuelvo a edificar lo que una vez destruí, a mí mismo me declaro transgresor. En efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado; y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Esta vida en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_143:2; Rom_3:20+
Gálatas 2, 16

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_6:11+; Rom_7:1+
Gálatas 2, 18

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_8:10-11; Flp_1:21; Col_3:3-4

NOTAS

2:19 Fórmula oscura por exceso de concisión, y diversamente explicada. El cristiano, crucificado con Cristo, está muerto con él y en él a la Ley mosaica, ver Rom_7:1, precisamente en virtud de esta Ley, Gál_3:13, para participar en la vida de Cristo resucitado, Rom_6:4-10; Rom_7:4-6 y las notas. Otros entienden que el cristiano ha renunciado a la Ley para obedecer al AT, ver Gál_3:19; Gál_3:24; Rom_10:4, o bien que ha muerto a la Ley mosaica por otra ley, la de la fe o del Espíritu, Rom_8:2.
Gálatas 2, 19

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Co_5:14; Efe_5:2; Efe_5:25; Gál_5:4

NOTAS

2:20 (a) Por la fe, Rom_1:16, Cristo se convierte, en cierto sentido, en sujeto de todas las acciones vitales del cristiano, Rom_8:2, Rom_8:10-11+; Flp_1:21; ver Col_3:3+

2:20 (b) Aunque todavía «en la carne», Rom_7:5+, la vida del cristiano está ya espiritualizada por la fe, ver Efe_3:17; sobre esta condición paradójica, ver Rom_8:18-27.

2:20 (c) Var.: «en la fe de Dios y de Cristo».
Gálatas 2, 20

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