28:18 La piedra materializa el lugar de la presencia divina. Se convierte en un bêt-'El, una «casa de Dios», lo cual explica el nombre de Betel, y recibe una unción de aceite, que era un acto de culto. Pero tales prácticas, que también se daban en la religión cananea y en todo el medio semítico, fueron más tarde condenadas por la Ley y los Profetas, ver Éxo_23:24. Aquí mismo, a la idea de una morada divina sobre la tierra se yuxtapone una noción más espiritual: Betel es la «puerta del cielo», donde Dios habita, ver 1Re_8:27.