G& . amp . amp . amp . eacute . n 6,1-5


Los hijos de Dios y las hijas de los hombres.
Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la faz de la tierra y les nacieron hijas, vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas. Entonces dijo Yahvé: «No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean ciento veinte años.» Los nefilim existían en la tierra por aquel entonces (y también después), cuando los hijos de Dios se unían a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos: éstos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos.

2. EL DILUVIO
Corrupción de la humanidad.
Viendo Yahvé que la maldad del hombre cundía en la tierra y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo,

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

6 No todo está claro para nosotros en este breve episodio de tradición yahvista, pero el autor utiliza sin duda elementos de una tradición popular de carácter mitológico. La dificultad procede en primer lugar de la identidad de los «hijos de Dios» (ver Deu_32:8+), y luego de la relación que puede existir entre su unión con las hijas de los hombres y los nefilîm de Gén_6:4. Podría pensarse que estos últimos (se recuerda aquí Eze_32:17-32, donde se habla precisamente de los que han «caído», que es lo que significa nefilîm , y que han sido puestos o yacen, a pesar de su poderío, entre las víctimas de la espada, lo mismo que en el mito clásico de los Titanes) son el resultado de la unión de los «hijos de Dios» con las hijas de los hombres, pero el texto dice solamente que los nefilîm habitaban en (o Titanes) semíticos, pero en otros lugares se les llama «hijos de Anac» o anaquitas (ver Núm_13:28, Núm_13:33; Deu_1:28+).
Genesis 6, 1

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Gén_2:7; Jua_3:5-6; Sir_17:2

[2] Sir_16:7

NOTAS

6:3 (a) «...no sea indefinidamente responsable de» (texto). La significación del verbo es desconocida: sólo según el contexto (ver griego y Vulg.) se le da el sentido de «permanecer».

6:3 (b) Duración máxima a la que, según el autor sagrado, Dios redujo entonces la vida humana. En ello hay que ver un castigo por su falta. La unión de las hijas de los hombres con los «hijos de Dios» habría sido para los hombres el medio de procurarse la inmortalidad.
Genesis 6, 3

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Deu_1:28+
Genesis 6, 4

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sir_16:7; Bar_3:26 s; Sab_14:6-7; Mat_24:37 sp; 1Pe_3:20 s

[2] Sal_14:2-3

[3] 1Sa_15:11; 1Sa_15:35; Jer_18:10; Jer_26:3

NOTAS

6:5 Esta sección combina dos relatos paralelos. Uno es de tradición yahvista, lleno de colorido y de vida, Gén_6:5-8; Gén_7:1-5, Gén_7:7 (retocado), Gén_7:12, Gén_7:16-17, Gén_7:22-23; Gén_8:2-3 a, Gén_8:6, Gén_8:13, Gén_8:20; el otro, de tradición sacerdotal, es más preciso y más pensado, pero más seco: Gén_6:9-22; Gén_7:6-11, Gén_7:13, Gén_7:18, Gén_7:24; Gén_8:1-2 a, Gén_8:3, Gén_8:13-14; Gén_9:1-17. El redactor final ha respetado estos dos testimonios recibidos de la tradición, sin intentar suprimir o limitar sus divergencias de detalle. Existen varias narraciones babilónicas sobre el diluvio, que ofrecen notables semejanzas con el relato bíblico. Éste no depende de aquéllas; todas se nutren de una misma herencia cultural: el recuerdo de una o de varias inundaciones catastróficas en el valle del Tigris y del Éufrates, que la tradición había exagerado hasta darle dimensiones de cataclismo universal. Sólo que el autor sagrado (y esto es lo esencial) ha dotado a este recuerdo de una enseñanza eterna sobre la justicia y la misericordia de Dios, sobre la malicia del hombre y la salvación concedida al justo (ver Heb_11:7). Se trata de un juicio de Dios que prefigura el de los últimos tiempos, Luc_17:26 s; Mat_24:37 s, como la salvación concedida a Noé es figura de la salvación por las aguas del bautismo, 1Pe_3:20-21.
Genesis 6, 5

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