2:4 (a) «sucumbirá quien (`ûllap zû) no tiene el alma recta» conj.; «está inflada (`ûppelah), no es recta su alma en él» hebr. Vulg.: «El que es incrédulo, su alma no será recta en él». Griego: «Si falla, mi alma no se complace en él; mas el justo vivirá de la fe en mí».
2:4 (b) Esta sentencia formulada en términos universales, ver Isa_3:10-11, expresa el contenido de la visión. La «fidelidad» (ver Ose_2:22 [Ose_2:20]; Jer_5:1, Jer_5:3; Jer_7:28; Jer_9:2 [Jer_9:3], etc.) a Dios, es decir, a su palabra y a su voluntad, caracteriza al «justo» y le garantiza aquí abajo la seguridad y la vida (ver Isa_33:6; Sal_37:3; Pro_10:25, etc.). El impío, que carece de esta «rectitud», va hacia la perdición. En este contexto (Hab_1:2-4, Hab_1:12; Hab_2:5-18) se trata aquí respectivamente del caldeo y de Judá: el justo Judá vivirá, el opresor perecerá. En el texto de los LXX, donde «fidelidad» se convierte en «fe», San Pablo leerá la doctrina de la justificación por la fe.