Hch 12,7-10
“
De pronto se presentó el ángel del Señor y la celda se llenó de luz. El ángel golpeó a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: «Levántate aprisa.» Y cayeron las cadenas de sus manos. Le dijo el ángel: «Cíñete y cálzate las sandalias.» Así lo hizo. Añadió: «Ponte el manto y sígueme.» Salió y se disponía a seguirle. No acababa de darse cuenta de que era real cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión. Habiendo atravesado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. Ésta se les abrió por sí misma. Salieron y recorrieron una calle. Y de pronto el ángel se apartó de él. ”