Hch 16,19-40

Al ver sus amos que se les había ido su esperanza de ganancia, prendieron a Pablo y a Silas y los arrastraron hasta el ágora, ante los magistrados; los presentaron a los pretores y dijeron: «Estos hombres alborotan nuestra ciudad; son judíos y predican unas costumbres que nosotros, por ser romanos, no podemos aceptar ni practicar.» La gente se amotinó contra ellos; los pretores les hicieron arrancar los vestidos y mandaron azotarlos con varas. Después de haberles dado muchos azotes, los echaron a la cárcel y mandaron al carcelero que los guardase con todo cuidado. Éste, al recibir tal orden, los metió en el calabozo interior y sujetó sus pies en el cepo.
Milagrosa liberación de los misioneros.
Hacia la media noche Pablo y Silas estaban en oración cantando himnos a Dios; los presos los escuchaban. De repente se produjo un terremoto tan fuerte que los mismos cimientos de la cárcel se conmovieron. Al momento quedaron abiertas todas las puertas y se soltaron las cadenas de todos. Despertó el carcelero y, al ver las puertas de la cárcel abiertas, sacó la espada e iba a matarse, creyendo que los presos habían huido. Pero Pablo le gritó: «No te hagas ningún mal, que estamos todos aquí.» El carcelero pidió luz, entró de un salto y tembloroso se arrojó a los pies de Pablo y Silas, los sacó fuera y les dijo: «Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?» Le respondieron: «Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa.» Y le anunciaron la palabra del Señor a él y a todos los de su casa. En aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó las heridas; inmediatamente recibió el bautismo él y todos los suyos. Les hizo entonces subir a su casa, les preparó la mesa y se alegró con toda su familia por haber creído en Dios. Llegado el día, los pretores enviaron a los lictores a decir al carcelero: «Pon en libertad a esos hombres.» El carcelero transmitió estas palabras a Pablo: «Los pretores han enviado a decir que os suelte. Ahora, pues, salid y marchad.» Pero Pablo les contestó: «Después de habernos azotado públicamente sin habernos juzgado, a pesar de ser nosotros ciudadanos romanos, nos echaron a la cárcel; ¿y ahora quieren mandarnos de aquí a escondidas? Eso no; que vengan ellos a sacarnos.» Los lictores transmitieron estas palabras a los pretores. Les entró miedo al oír que eran romanos. Vinieron y les rogaron que saliesen de la ciudad. Al salir de la cárcel se fueron a casa de Lidia, volvieron a ver a los hermanos, los animaron y se marcharon.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_19:24-27
Hechos 16, 19

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_24:5+
Hechos 16, 20

NOTAS

16:21 Las «costumbres» en cuestión son las costumbres judías, ver Hch_6:14; Hch_15:1; Hch_21:21; Hch_26:3; Hch_28:17; Jua_19:40. Los acusadores no distinguen entre cristianos y judíos. La queja concreta es la de proselitismo. Si bien se permitía a los judíos practicar su religión, no les estaba permitido atraer hacia ella a los romanos. Era, pues, ilegal la propaganda cristiana.
Hechos 16, 21

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ts_2:2; Flp_1:30+
Hechos 16, 22

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Co_11:25
Hechos 16, 23

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Col_3:16
Hechos 16, 25

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_4:31

[2] Hch_12:6-11
Hechos 16, 26

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_12:18-19; Hch_27:42
Hechos 16, 27

NOTAS

16:29 Asustado esta vez porque se da cuenta de que ha tratado como malhechores a unos enviados del cielo.
Hechos 16, 29

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_2:21+; Hch_16:15+
Hechos 16, 31

NOTAS

16:32 Var.: «la palabra de Dios».
Hechos 16, 32

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_8:36, Hch_8:38; Hch_1:5+
Hechos 16, 33

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_2:46+
Hechos 16, 34

NOTAS

16:35 Var.: «Llegado el día, se reunieron los pretores en el ágora; recordaban con espanto el temblor de tierra que se había producido y enviaron a los lictores a decir: “Pon en libertad a los hombres que ayer recibiste”».
Hechos 16, 35

NOTAS

16:36 Adic.: «en paz».
Hechos 16, 36

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_22:25

NOTAS

16:37 La lex Porcia prohibía bajo penas severas someter a un ciudadano romano a la flagelación.
Hechos 16, 37

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_22:29
Hechos 16, 38

NOTAS

16:39 Texto alej. (y antioqueno): «Vinieron éstos a ofrecerles sus excusas, y cuando los sacaron fuera, les pidieron que abandonaran la ciudad». Texto occ.: «Y habiendo ellos llegado a la prisión con numerosos amigos, les rogaron que salieran diciendo: “Desconocíamos lo que os sucedía y que sois hombres justos”. Y luego que les hubieron llevado fuera, les rogaron diciendo: “Salid de esta ciudad, no sea que los que se amotinaron contra vosotros, vuelvan a reunirse contra vosotros”. »
Hechos 16, 39

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