Hch 22,25-28
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Cuando le tenían estirado con las correas, dijo Pablo al centurión que estaba allí: «¿Os está permitido azotar a un ciudadano romano sin haberle juzgado?» Al oír esto el centurión fue donde el tribuno y le dijo: «¿Qué vas a hacer? Este hombre es ciudadano romano.» Acudió el tribuno y le preguntó: «Dime, ¿eres ciudadano romano?» —«Sí», respondió. —«Yo, dijo el tribuno, conseguí esta ciudadanía por una fuerte suma.» —«Pues yo, contestó Pablo, la tengo por nacimiento.» ”