Heb 7,26-27


Perfección del sumo sacerdote celestial.
Así es el sumo sacerdote que nos convenía: santo, inocente, incontaminado, apartado de los pecadores, encumbrado sobre los cielos, que no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día como aquellos sumos sacerdotes, primero por sus propios pecados, luego por los del pueblo; y esto lo realizó de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Heb_3:1+
Hebreos 7, 26

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Heb_9:25-28; Heb_10:11+

[2] Heb_5:3+

NOTAS

7:27 Esta eficacia absoluta y definitiva del sacrificio de Cristo queda especialmente subrayada por Hb: en este sacrificio único, Heb_10:12, Heb_10:14, realizado «de una vez para siempre», Heb_7:27; Heb_9:12, Heb_9:26, Heb_9:28; Heb_10:10; ver Rom_6:10; 1Pe_3:18, se contrapone a los sacrificios de la antigua alianza, indefinidamente repetidos porque eran incapaces de procurar la salvación. Lo esencial en el sacrificio no es la muerte de la víctima o la consunción de las ofrendas, sino la aceptación por parte de Dios, Gál_4:4; ofreciéndose a sí mismo, Cristo ha sido acogido en el eôn divino, donde cada acto cobra un valor eterno.
Hebreos 7, 27

Patrocinio